martes, 24 de febrero de 2015

JUAN EL BAUTISTA EN MATEO

JUAN EL BAUTISTA EN EL EVANGELIO DE MATEO
Es buena suerte el tener el análisis de Wolfang Trilling titulado “Die Täufertradition bei Matthäus”(1) un estudio del tratamiento que Mateo da a Juan. Partiendo de la estructura de este análisis trataremos de complementarla.

EL DESTINO DE UN PROFETA(Mat. 14:3-12)
Mateo abrevia el, en cierto sentido, incoherente relato de la muerte de Juan en un solo esbozo fragmentado. Pero añade dos nuevos temas: la hostilidad de Herodes, y el informe a Jesús de la muerte de Juan. Por qué nos dice Mateo que los discípulos de Juan “fueron a informar a Jesús”(Mat. 14:12b)? J. Schmid sugiere que Mateo está estableciendo una relación causal donde no había ninguna en Marcos entre la muerte de Juan y la posterior retirada de Jesús en soledad: “Jesús huye de Herodes el asesino de Juan Bautista”(2). Mateo establece pues un paralelo entre el destino de Juan y el ahora previsto destino de Jesús; los discípulos de Juan anuncian la muerte de su maestro en orden a proclamarle a Jesús su propio destino, el destino de un profeta(3). Tres motivos surgen de este pasaje:

1.    El destino de los profetas. La versión de Mateo de la muerte de Juan es comparable a los ayes sobre los Fariseos por construir los sepulcros de los profetas(23:29-36) y la parábola de los viñadores(21:33-43). El sufrimiento de los profetas descrito en esos pasajes está en realidad demostrado por la muerte de Juan. Su ejecución demuestra el axioma que el profeta ha de sufrir(4). Mateo sitúa esta narrativa inmediatamente después de la afirmación que “un profeta sólo carece de prestigio en su patria y entre los suyos”(Mat. 13:57). Juan es el “típico” profeta del desobediente Israel, y como de costumbre el desobediente Israel le asesina(5). Por esta razón Mateo no ofrece el informe completo de la decapitación de Juan(como lo hace Lucas en 9:9; 3:19f.), aunque el relato tiene el aspecto de comentario-del-bazar.
2.    El Frente anti-Dios”(Die gottfeindliche Front). Ahí está sin duda la correspondencia entre la muerte de Juan y la Pasión de Jesús: Mat. 14:3-12 es, de hecho, la Pasión de Juan. Herodes, no Herodias, asesinó a Juan; duda, no porque tema al profeta, sino porque teme al pueblo, igual que en 26:4 el sumo sacerdote busca eliminar a Jesús pero teme a la multitud(cf. También 21:26,46). Herodes Antipas es puesto en línea con su padre que buscó la vida de Jesús en su nacimiento(2:13), y con su hermano Arquelao, cuyo liderazgo en Judea forzó a José a establecerse en Galilea(2:22). Todo forma un solo rango de oposición. Por esta razón Mateo piensa que es imposible que Antipas viese a Juan como “un hombre santo”(Marcos 6:20), al igual que pensaba era imposible que el escriba “contestara con sensatez” (Marcos 12:34). A los ojos de Mateo solamente hay dos posiciones, y Herodes está, por lo tanto, con los asesinos de los profetas(6).
3.    Este frente unido de oposición pone a Juan y Jesús juntos. Los discípulos de Juan son los aliados de Jesús, el destino de Jesús está ligado al de Juan, sus enemigos son los mismos. Este paralelismo de destinos ya indica un propósito paralelo servido por ambos en el propósito redentor de Dios.

LA VOCACIÓN DEL BAUTISTA EN LA HISTORIA DE LA REDENCIÓN
Cada pronunciamiento acerca de Juan el Bautista en el Evangelio de Mateo está relacionado con su función en la historia de la salvación. Mateo desarrolla el papel de Juan en términos de su relación con el Reino de los Cielos y su identidad como Elías.

(I) JUAN EL BAUTISTA Y EL REINO DE LOS CIELOS
Mat. 11:12-13 centra la atención en este tema. Parece cierto que 11:12-13f. no tiene su origen en la colección Q donde aparece(7). Lucas la sitúa en un marco completamente diferente. Mateo tiene razones definidas para ponerlo ahí. En ambas versiones del dicho el centro no es Juan y la Ley sino más bien las dos grandes épocas de profecía y cumplimiento: la Ley y los profetas por un lado, el Reino de los Cielos por el otro(8). La presentación de Lucas es cronológica, y se afirma como primaria, cuando su lenguaje muestra señales de ser secundaria(9). La versión de Mateo, por otro lado, es un terrible revoltijo; “los profetas y la Ley” aparecen en orden inverso, y el sentido de βιάζεταί y βιασταί no están para nada claros. Trilling señala que el δέ en 11:20 une obviamente el v. 12 con el 11 (Q). Pero el v. 11 contiene un dicho acerca del Bautista, por lo tanto Mateo está aparentemente tratando de ofrecer una comprensión más correcta de 11:11b mediante el v. 12: Juan es (sin duda) menor que “el último en el Reino de los Cielos”, aunque desde su aparición el Reino de los Cielos ya está aquí, porque todos los profetas profetizaron hasta Juan. Él está obviamente incluido en el periodo de la realización del reino(10).

Cómo habría que evaluar άπό δέ τών ήμερών...... έως άρτι y έως ίωάννοου? La mayoría de las veces que Mateo usa άπό le da un sentido temporal e inclusivo, especialmente cuando lo usa junto a έως(11). La frase “los días de Juan” significa el periodo de su trabajo, ministerio, actividad, es una frase rabínica familiar. Mateo la usa a menudo: 24:37(Q) –los días de Noé; 2:1 –los días (en el tiempo de) del Rey Herodes; 23:30 –los días (en el tiempo de) nuestros padres. Por lo tanto “άπό ....Iωαννου” significa el periodo del ministerio de Juan como un todo. Queda claro en 3:2 que Mateo intenta incluir a Juan en el periodo del Reino inaugurado, donde pone en boca de Juan el mensaje de Jesús: “Arrepentíos porque el Reino de los Cielos está cerca”. El έως en 11:13 explica cómo Mateo permite a Juan predicar el Reino, pues según él el periodo de la promesa se extiende solamente hasta el momento en que aparece Juan; con Juan comienza el cumplimiento(12).

Mateo ha también de aclarar la relación de la Ley y los profetas con el nuevo periodo de manera tal que no implique su abrogación. Por esta razón añade έπροφήτευσαν –no en orden a resaltar el papel profético del Bautista(13), sino al contrario, para enfatizar la distinción entre profecía y cumplimiento, con Juan como inaugurador de la época del cumplimiento(14).

Q dice en 11:9 que Juan es más que un profeta, y (si la cita de Mal. 3:1 estaba originalmente en Q) dando a entender que este “más” significaba que era el mensajero profetizado por Malaquías (Mat. 11:10 = Luc. 7:27). Mateo hace esta insinuación explícita en v. 14. Si Juan ya no pertenece a los profetas que profetizan(11:13), si es en realidad más que un profeta, entonces ya no puede ser entendido de acuerdo a las categorías proféticas, sino sólo en términos de las categorías de cumplimiento. Mateo dice claramente lo que para él significa περισσότερον προφήτου: Juan es Elías.

(II) JUAN Y ELÍAS (Mat. 17:10-13; 11:14-15)
La certeza con la que la identidad entre Juan y Elías es expresada aquí es única en el Nuevo Testamento. Esta identificación es más claramente expresada en la versión de Mateo del descenso del Monte de la Transfiguración. Varios motivos refuerzan el relato paralelo de Marcos(Marc. 9:11-13): el tema apologético que si el Mesías ha llegado igual ha de haber ocurrido con Elías; la creencia Cristiana que Juan es el precursor profetizado en Mal. 3:1(Marc. 1:2; Mat. 11:10; Luc. 7:27) y es por lo tanto Elías; y el sufrimiento del Bautista y por lo tanto el prefigurado destino de Jesús. Sólo el último, el tema del sufrimiento, encontró un lugar seguro en la versión de Marcos(15). Los otros temas cuelgan como cabos sueltos.

Mateo, sin embargo, ha ordenado todo el relato alrededor de un único y claro tema en una progresión de tres etapas:

Pegunta: Es verdad que Elías ha de venir?
Respuesta: Es verdad.
Solución: Elías ha venido; es Juan!

El secreto Elíanico es transformado de un misterio en un dogma. El sufrimiento de Juan ya no es una mera insinuación anunciando que Jesús también sufrirá (Cómo es que está escrito del Hijo del Hombre, que ha de sufrir……?) sino más bien una declaración abierta de su inevitabilidad y necesidad (Por lo tanto el hijo del hombre también sufrirá).

Es significativo que los discípulos, no Jesús, identifican a Juan con Elías en 17:13. Hay que señalar también que los “discípulos”, no los tres que estuvieron con Jesús en el Monte de la Transfiguración, son los que preguntan por de Elías(16). Estos dos hechos sugieren que la creencia en Elías es una tradición de la iglesia puesta en boca de Jesús para obtener autoridad. En cualquier caso, Mateo la trata así(17).

En la versión de Marcos del descenso el término crucial es άποκαθιστάνει –Elías “restaura” todas las cosas; en Mateos el énfasis es sobre έρχεται –Elías “viene”. El hecho de la venida de Elías y por lo tanto la identificación con Juan es lo importante(18). Mateo entiende esta restauración en términos de Mal. 4:5 como el ministerio del arrepentimiento, y evalúa la función de Juan-Elías en consecuencia: “Juan predicó el arrepentimiento como condición para entrar en el reino” (Mat. 3:2; 21:32; 3:11,8).

En 11:14 Mateo hace explícito el papel de Juan como Elías. Pero lo hace de tal manera que no puede ser fácilmente reconocido, es una verdad sólo para aquellos que tienen “oídos para oír”(11:15). Es una afirmación que no puede ser demostrada, sólo puede ser captada por la fe(19). Por lo tanto el v.14 comienza con la frase καί θέλετε δέξασθαι –“Y si queréis aceptarlo, él es Elías……” Pero por qué es esto difícil de aceptar? Porque presupone el mesianismo de Jesús que los Judíos (en los días de Mateo) ya habían rechazado(20). La identificación de Juan con Elías es sólo una consecuencia de la identificación de Jesús como Mesías. Es una expresión dogmática de la relación de Juan con Jesús. Juan no es Elías como tal, sino más bien el Elías del Mesías. Aquí, como en otras partes del Evangelio, el significado de Juan es definido siempre solamente en términos de su relación con Jesús en el plan de salvación de Dios(21).

Mientras Marcos explica el rechazo del Mesías mediante el “secreto mesiánico”, Mateo lo atribuye a la esclavitud del pecado(Mat. 11:25-27). El rechazo de Juan es explicado de la misma manera. Los niños rechazan a ambos basados en el rencor (11: 16-19). Herodes desea asesinar a Juan(14:5). El Sumo Sacerdote y los ancianos se oponen al plan de Dios al rechazar a Juan, ni siquiera se arrepintieron después y creyeron en él(21:32). El misterio de la identidad de Juan está ligado al misterio de Jesús; aunque éste es un misterio abierto en lo que aquellos que fallaron en conocerlo son los que se “negaron” a conocerlo(11:15). La verdad acerca del Bautista puede ser conocida solamente por aquél a quien el Hijo elija para revelárselo(11:25-27).

Así, “el que tenga oídos para oír” es más que un instrumento del sermón para hacer reflexionar al oyente(22), es una amenaza: “Lo mejor que podéis hacer es creer esto porque la salvación depende de ello”(23). Mateo intensifica la amenaza y urgencia de la llamada de Juan al arrepentimiento elevando su estatura histórica. Al mismo tiempo hace de la creencia en el papel Eliánico de Juan un artículo de fe. Juan ya no meramente cava la tierra donde brotará la semilla del Reino, dado que en Mateo Juan mismo es el primero en predicar el Reino(3:2). No es un mero profeta del desierto, pues Juan habla ahora con la autoridad del Elías vivificado, cuya presencia es una señal que la profecía se ha cumplido.

JUAN Y JESÚS
La visión de Mateo de la relación de Juan con Jesús es consecuencia de su punto de vista acerca de la Historia de la Salvación y el destino de un profeta. Juan está unido a Jesús aunque de manera tal que la superioridad de Jesús se mantenga. Trilling analiza esta relación bajo los aspectos de asimilación y distinción.

LA ASIMILACIÓN
Jesús y Juan se mantienen unidos contra “el frente anti-Dios” y “a favor” del Reino de los Cielos. El nivel al que Mateo lleva a cabo esta asimilación se puede ver en la manera como intercambia libremente, una con la otra, las tradiciones del Bautista y Jesús. Las palabras de Jesús son puestas en la boca de Juan y viceversa. De la predicación de Juan, por ejemplo, Mateo toma la advertencia que “todo árbol que no de buen fruto será cortado y echado al fuego”(3:10) y los coloca en la parábola del árbol y sus frutos(7:19). En 3:10b estaba dirigido a los Fariseos y Saduceos, en 7:19 se refiere a los Cristianos seudoprofetas. En 15:13 Mateo hace que Jesús aplique una expresión similar a los Fariseos. De nuevo, en 12:34 y 23:33 Mateo pone en boca de Jesús la invectiva de Juan contra la “raza de víboras”(3:7)(24). En cambio, la proclamación de Jesús del Reino en 4:17 es puesta en labios de Juan en 3:2. La palestra del conflicto para Juan y Jesús es la misma: ambos están contra la misma oposición.

Por otro lado, el ataque frontal de Jesús contra los Fariseos es llevado al mensaje de Juan. En contraste con Marcos y Lucas, Mateo enfrenta a Juan con los Fariseos desde el mismo comienzo(3:7), con el resultado que el “vosotros” de 21:32 acusa a los Fariseos por su incredulidad(25). Estudios recientes han establecido que Mateo concebía el Judaísmo no en términos de su diversidad, sino de acuerdo a su forma contemporánea, o sea, el Judaísmo Fariseo tal y como se desarrolló en el periodo siguiente a la destrucción del Templo en el 70 d.C.(26). Proyectando hacia atrás desde la situación polémica de la iglesia en su lucha contra el Judaísmo Fariseo, Mateo se centra en los Fariseos como los verdaderos oponentes de Jesús, convirtiéndolos en cada oportunidad en los villanos de la pieza.

El frente hostil del enemigo está ya constituido antes de la aparición de Jesús. Ya el Bautista prevalece contra los enemigos de Dios con ácidas palabras y la amenaza del juicio y la ira por venir(27).

Resumiendo, Jesús y Juan están juntos no solo en oposición común y rechazo a cargo de los oponentes a la voluntad de Dios, sino que también aparecen juntos como campeones del Reino de los Cielos. Aunque sus métodos son opuestos ambos son instrumento de Dios(11:18-19). Por consiguiente en 4:17 Jesús ya no dice “el tiempo se ha cumplido”(Marc. 1:15), porque para Mateo la época de la salvación ya ha llegado con el mensaje de Juan. Mateo redefine el tema central del mensaje de Juan: no el bautismo, sino el Reino de los Cielos(3:2)(28).

Juan es llevado a la época del Reino de Dios inaugurado. No está en el otro lado sino en este lado de la división escatológica que separa el tiempo antiguo del nuevo. Con su aparición comienza el Reino(29). Ningún otro evangelista asimila tanto Juan a Jesús.

LA DISTINCIÓN
El punto de vista de Mateo sobre Juan tiene dos lados. La distinción entre Jesús y Juan que encuentra en sus fuentes él la hace aún más aguda. Precisamente debido a la amplia asimilación es necesario mantener los límites adecuados. Solo Jesús es Mesías! El Bautista no ha de poner en peligro el lugar único de Jesús(30).

Por lo tanto el poder para mediar en el perdón de los pecados es negado al bautismo de Juan. Sólo la sangre de Cristo trae el perdón(26:28). Juan es sólo un βαπτίζω...... είς μετάνοιαν(3:11a); la referencia en Marcos al perdón de los pecados es eliminada. En 3:11b Mateo re-ordena el versículo de manera tal que el énfasis cae en ίςχυρότερός μου έστίν en lugar de έρχόμενος, de manera que se hace que Juan admita francamente que Jesús es superior(31). Dado que Juan está subordinado a Jesús es por lo tanto indigno para bautizarle(3:14). No se observa polémica en la inferioridad del rito bautismal de Juan(como opuesto al Cristiano) sino una reflexión sobre su persona: “Soy yo el que necesita ser bautizado por ti”. Jesús es superior a Juan, aunque Mateo no niega a Juan: “conviene que así cumplamos toda justicia”(3:15). La modestia de Juan es denegada; está bien que sea modesto, pero también está bien que bautice al Mesías, pues haciendo esto se cumple la voluntad de Dios(Justicia -3:15b; 21:32). La palabra δικαιοσύνη no aparece por accidente; es la peculiar manera de Mateo para designar la fe y vida de los Cristianos y del Cristianismo en general(cf. 5:6, 10; 6:1ff.)(32). Al ser bautizado por Juan, Jesús declara el bautismo obligatorio para los creyentes otorgándole al mismo tiempo un valor más elevado al rito de Juan. El bautismo es de hecho el elemento constitutivo de la justicia Cristiana(28:19)(33). El sentido de ηληρώσαι puede también estar involucrado aquí: en el bautismo de Jesús “el bautismo de Juan es cumplido”, i.e. Cristianizado, y se convierte mediante esta acción en el rito de la Iglesia. No hay intención de comparación entre el bautismo inferior del Bautista y el bautismo superior Cristiano(34), pues el rito de Juan lleva el sello de Dios y ya está señalado como camino de justicia(21:32). El significado de ηληρώσαι es aclarado en  5:17; Jesús viene no a destruir sino a “cumplir” el rito de Juan de manera tal que su consumación es al mismo tiempo su transformación(35). Así, Mateo también cambia la voz en el bautismo pasando del discurso privado al público en orden a hacer de esto la autorización divina del rito bautismal Cristiano establecido por el Mesías(36).

El punto de Mateo es: Juan está subordinado a Jesús. Pero Mateo le subordina de manera tal que la distinción está ella misma subordinada a la unión entre ellos. Cada uno tiene una parte en la manifestación del rito Cristiano del bautismo al mundo.

Incluso el hecho que ambos prediquen el Reino disimula la distinción entre ellos. Cuando Juan dice “Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos está cerca”, Mateo le une Isa. 40:3; la razón para el arrepentimiento es que el camino está siendo preparado para el Señor(Mat. 3:2). Pero cuando Jesús usa la misma frase en 4:17, Mateo la introduce usando Isa. 9:1-2, cambiando todos los tiempos futuros de los LXX por el pretérito perfecto(37). En ambos casos se cumple la profecía, la Escritura es citada como hecho cumplido, aunque se da a entender que Juan es el precursor, Jesús es “la luz” que “ha amanecido”(4:16), i.e. el Mesías. La asimilación de sus mensajes no elimina la distinción de sus papeles en el propósito redentor de Dios.

El escriba Mateo (13:52) tiene una clara concepción del discipulado diseñado según el patrón rabínico: el discípulo sigue a su maestro(38). Es de lo más remarcable que Mateo retrate a Jesús como “discípulo de Juan”. No hay otra manera de interpretar su retención de όπίσω μου en 3:11. Igualmente en 4:12 y 17 Mateo muestra que Jesús es el sucesor de Juan. En 14:13 Jesús se retira no porque Juan esté muerto sino porque Herodes le ve a él como el nuevo líder del movimiento de Juan(14:2). Pero Mateo quiere presentar a Jesús como discípulo de Juan porque al mismo tiempo él ofrece protección. Así en 3:11 όπίσω μου es yuxtapuesto a ίσχυρότερός μου έστίν y 4:17 es precedido por 4:16. Jesús es el discípulo que eclipsa a su maestro(39).

El mismo equilibrio entre subordinación y exaltación existe en 11:12-15. Mateo conserva las palabras de Q acerca de Juan como el último en el Reino de los Cielos(11:11b/Luc. 7:28b), pero no las elabora. Se centra más bien en la frase “más que un profeta”(11:9)(40). 11:12-15 está interesado estrictamente en la Historia Sagrada y eleva a Juan por encima de cualquier estimación previa de él en las fuentes de Mateo. La misma actitud aparece en el uso que hace Mateo de 11:2-6(Q). Si Juan se vio “ofendido” por Jesús no lo dice Mateo, ni tampoco Juzga a Juan. Más bien Mateo construye partiendo de la colección de Q una exigencia de arrepentimiento(11:2-30), y enfatiza el papel positivo de Juan. Es como si la frase “bendito el que no se escandaliza de mí” en 11:6 estuviera dirigida a todos los hombres y no ya a Juan(41).

La verdadera preocupación de Mateo es hacer de Juan un aliado en el Reino de los Cielos. De la tensión entre los discípulos de Jesús y los de Juan, de las oposiciones entre los dos bandos, de la polémica contra los seguidores de Juan tal como está reflejado en Juan 1:19ff., no hay ni rastro(42). Tres pasajes en Mateo mencionan a los discípulos de Juan. En 9:14 la cuestión del ayuno es mencionada por los discípulos de Juan. En la versión de Marcos “vinieron a preguntarle” y en Lucas “los Fariseos preguntan”(Marc. 2:18; Lucas 5:33). En el relato de Mateo sobre este tema no hay evidencia de polémica contra ninguna práctica del Bautista, dado que los Cristianos también ayunan(Mat. 6:16-18). No se muestra hostilidad alguna contra los discípulos de Juan, aunque el dicho acerca del remiendo nuevo y del vino nuevo que sigue en la tradición triple tiende a situarlos en el mismo campo que los Fariseos(9:16f). Mat. 11:2-6 y 14:12 también muestra a los discípulos de Juan yendo hacia Jesús, de nuevo sin hostilidad. Dado que 14:12 es el más claro de los tres pasajes, puede ser interpretado como la expresión de la actitud de Mateo hacia los Bautistas, y aquí van a Jesús como aliado. Mateo relega a los discípulos de Juan al limbo, no son ni Cristianos ni oponentes. Aparentemente Mateo no se ve obligado a definir la relación con la iglesia porque no eran problema para la iglesia para la que él escribía(43). El Bautista y sus discípulos entran en el cuadro sólo como elementos del pasado (Juan vino… (11:18; 21:32).

CONCLUSIÓN
Mateo ha fabricado partiendo de diversos materiales a su disposición una concepción compacta y consistente del papel de Juan. No muestra interés biográfico en Juan y Juan permanece lejano como persona. El punto de partida de Mateo para adaptar y modificar sus fuentes es el concepto-Elías. Dejando claro el papel de Juan, Mateo introduce un elemento de certeza que no admite ambigüedad: Juan es el profetizado Elías. Mediante esto la elevación y asimilación de Juan no pone en peligro el significado único de Jesús para la salvación. Además, otras salvaguardas teológicas fueron añadidas para dejar clara la subordinación de Juan-el-Elías a Jesús-el-Mesías.

Pero aparte de esos retoques la tendencia del esfuerzo de Mateo es hacia la Cristianización de Juan. Juan está al otro lado de “los profetas y la Ley”, él inaugura el reino Mesiánico y pertenece al tiempo de su realización y llegada(44). El bautismo de Juan y su mensaje de arrepentimiento no son ya considerados como elementos restringidos a la preparación del camino, sino que se han convertido en signos esenciales del reino mismo e indispensables para la entrada en él. Como Jesús, Juan proclamó el reino y amenazó a los oponentes con la ira del juicio, como a Jesús nadie le creyó y fue asesinado. El destino de Juan preparó el destino de Jesús. Fue un mártir Cristiano antes de la muerte de Cristo. Ahí está la nota polémica en el uso que hace Mateo de Juan, una polémica dirigida no contra el movimiento Bautista sino contra la parte de Israel que rechazó a Jesús, el frente anti-Dios. Tras el Evangelio de Mateo está la afirmación que la iglesia solo es el “verdadero” Israel(45). Juan es testigo contra esta generación que rechazó la voluntad de Dios y perdió las llaves del Reino(21:43). Se reclama a Juan como el “verdadero” profeta de Dios. Es este abismo que divide a los dos “Israel” lo que más cuenta para el hecho que Mateo haya instalado a Juan dentro del campo Cristiano.

Mateo hace explícito todo lo que en la imagen de Marcos de Juan permanece oculto: la oposición de Herodes, el destino del profeta, su identidad como Elías. Pero al hacer así altera completamente la representación. En Marcos, el destino de Juan como Elías-incógnito expresa la ambigüedad y sufrimiento de la existencia Cristiana en el intervalo antes que Cristo venga de nuevo. Pero ahora en Mateo, el destino de Juan ilustra la hostilidad del “seudo-Israel” a cada apertura de Dios. La identidad de Juan como Elías sirve tanto como para hacer su asesinato tanto más inexcusable, y para validar el mesianismo de Jesús de acuerdo con las exigencias de las pruebas basadas en el esquematismo profético. Si bien el tratamiento de Mateo es mucho más comprensivo que el de Marcos, también es –desde el punto de vista de este escritor- menos profundo.                             
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1.     BZ, III, 2 (1959), 271-89.
2.     Matthäus und Lukas, p. 177, citado por Trilling, art. Cit. P. 273.
3.     Trilling, art. Cit. Pp. 272-4.
4.     Ibid. P. 274. Cf. También H.J. Schoeps, “Aus frühchristlicher Zeit”(1950), pp. 126ff. (Die Jüdischen Prophetenmorde). La muerte del profeta es fatídica, no redentora o vicaria(Cullmann, “The Christology of the New Testament”, p. 56). No cumple nada excepto la condena de los asesinos del profeta.
5.     Trilling, art. Cit. P. 274.
6.     Ibid. Pp. 274f.
7.     T.W. Manson, “The Sayings of Jesus”, p. 68.
8.     Hay implicada un tercera época, cuando será eliminada la antipatía entre el mundo y el Reino de los Cielos(Kraeling, “John the Baptist”, p. 156.
9.     Por ejemplo, su uso de εύαγγελίξεται para otorgarle al dicho un significado positivo; el hecho que el Reino es solamente predicado, no llega; y el uso generalizado de πάς.
10.   Trilling, art. cit. P. 277.
11.   Trilling cita como ejemplos Mat. 23:35; 1:17(tres veces); 2:16; 27:45. Dos usos de άπό aparecen en las citas -13:35 y 24:21. Cf. También Mat. 9:22; 5:28; 17:18; 25:34. Mat. 19:4 es igual a Marcos 10:6, y Mat. 22:46 no es seguro. Trilling también menciona ejemplos de άπό usado en sentido inclusivo en los LXX y literatura Griega(ibid. Pp. 277f. n.38).
12.   Trilling, art. cit. P. 278.
13.   Como piensa Klostermann, “Das Matthäusevangelium”(Handbuch zum NT, 4), p. 98.
14.   Trilling, art. cit. P. 279.
15.   Trilling, art. cit. P. 280.
16.   Ibid, p. 281.
17.   En 14:1-2 Mateo borra el paralelo en Marcos 6:15 donde algunos toman a Jesús por Elías.
18.   Trilling, art. cit. P. 281.
19.   Trilling, art. cit. P. 281, citando a J. Weiss(Schriften des NT, I2, 316).
20.   Schweitzer, “The Quest of the Historical Jesus”, p. 383: “Desde el punto de vista de la expectativa escatológica nadie podía reconocer a Elías en el Bautista hasta que no conociera el mesianismo de Jesús”.
21.   T. W. Manson, “The Sayings of Jesus”, p. 185: “El hecho es que la identificación de Juan con Elías aparece peculiarmente en Mateo. Se podría conjeturar que la identificación fue realizada por Judíos Cristianos que habían de enfrentarse a la objeción de los Judíos que el verdadero Mesías sería ungido y proclamado por el retornado Elías, y esto no había ocurrido en el caso de Jesús, y por lo tanto Jesús no era el Mesías”.
22.   Como piensa A.H. McNeile, “The Gospel According to St. Matthew”(1961), p. 157.
23.   Trilling, art. cit. P. 281. Aunque se permita un factor litúrgico para esto en 11:15, su yuxtaposición con “y si queréis aceptarlo” en 11:14 realza el sentido de urgencia y amenaza.
24.   Trilling, art. cit. P. 282.
25.   La referencia de Mateo a “los Fariseos y Saduceos” en 3:7 parece redaccional. Cf. Mat. 16:1-2, donde cuatro veces Mateo introduce la frase “los Fariseos y Saduceos” donde su fuente tenía “Fariseos” y “Fariseos y…. Herodes”(Marc. 8:11-21). El grado hasta el cual la frase está estereotipada en Mateo está indicado por la ausencia del artículo delante de ςαδδουκαίοι(Trilling art. cit. P. 283). Reinhart Hummel comenta que Mateo no tiene interés independiente en los Saduceos, sino sólo en conexión con los Fariseos; Saduceos es una designación colectiva para todos los Judíos no Fariseos. Emparejar Fariseos con Saduceos es un golpe a los Fariseos, dado que en el Judaísmo Rabínico los Saduceos eran considerados herejes –tanto como para decir, “Ustedes tampoco sois mejores”(Die Auseinandersetzugn zwischen Kirche und Judentum im Matthäusevangelium”, 1963, pp. 13-22.
26.   Cf., entre otros, G.D. Kilpatrick, “The Origins of the Gospel According to St. Matthew”(1950); Reinhart Hummel, op. Cit.; W.D. Davies, “The Setting of the Sermon on the Mount”(1964); y W. Trilling, “Das wahre Israel. Studien zur Theologie des Matthäus-Evangeliums”(1964).
27.   Trilling, art. cit. P. 284.
28.   Trilling señala que el mensaje de Juan ha sido ordenado por Mateo en la misma línea que el de Jesús. Ambos proclaman la salvación antes de amenazar con el juicio. Juan proclama “El Reino” antes de amenazar con el hacha, igual que Jesús en el Sermón de la Montaña ofrece las Bienaventuranzas antes de las palabras de amenaza.
29.   Ibid. P. 286.
30.   Trilling, art. cit. P. 286.
31.   Dibelius, “Johannes der Täufer”, p. 55.
32.   A. Fridrichsen, “Accomplir toute justice”, Congrès d´histoire du Christianisme: Jubilé Alfred Loisy”, ed. P.-L. Couchoud(1928), I, 167-77. Cf. También Georg Strecker, “Der Weg der Gerechtigkeit. Untersuchung zur Theologie des Matthäus”(1962).
33.   Fridrichsen, art. cit. P. 176.
34.   Mateo no anticipa un Pentecostés; la profecía de Juan de un Bautismo espiritual es aparentemente cumplida cuando Jesús es bautizado. Así 3:11 está relacionado con 3:16 como profecía del cumplimiento. (Cf.  G. Bornkamm, “End-Expectation and Church in Matthew”, en “Tradition and Interpretation in Matthew”, tr. Por P. Scott, 1963, p. 36.
35.   Fridrichsen, “Congrès d´histoire du Christianisme”, pp. 175f. Cf. También Bultmann, “The History of the Synoptic Tradition”, p. 252: “….en la Iglesia temprana el relato del Bautismo de Jesús pronto fue concebido en este sentido como leyenda cultual. Jesús fue el primero en recibir el Bautismo de agua y Espíritu, y mediante esto lo inauguró como rito eficaz para los creyentes”.
36.   Fridrichsen, “Congrès d´histoire du Christianisme”, p. 176.
37.   Bornkamm, “Jesus of Nazareth”, pp. 51.
38.   Mat. 4:19; 8:19, 22f.; 9:9; 10:24, 38; 11:28; 16:24; 19:21. Cf. Bornkamm, “End-Expectation and Church in Matthew”, op. Cit. Pp. 15f.
39.   Mat. 11:11b puede también indicar que Jesús es un discípulo de Juan que sin embargo le supera.
40.   Trilling, “Die Täufertradition bei Matthäus”, BZ, III, 2(1959), p. 287.
41.   Cf. Paul Schubert, “The Structure and Significance of Luke 24”, “Neutestamentliche Studien für Rudolf Bultmann”, p. 180, señala que Mat. 11:2-6 sirve a un propósito estructural para Mateo. En su primera larga sesión Mateo ha tenido en cuenta ofrecer al menos una ilustración específica y detallada de cada punto en la lista de las profecías de Isaías(11:4b; cf. También 10:7-8; 9:27-31; 8:5-18; 9:1-8; 8:1-4, etc. Semejante resumen desvía claramente de Juan.
42.   Trilling, art. cit. P. 286. El hecho que Mateo introduzca poco material referente al Bautista es otra indicación de que la iglesia para la que escribió no estaba involucrada en polémicas contra los discípulos de Juan.
43.   Sibelius “From Tradition to Gospel, p. 259” trata Mat. 11 como un complejo de materiales usados para protegerse de los oponentes Bautistas. Aunque Mat. 11, al contrario, tiene como motivo el rechazo de los Judíos tanto de Jesús como de Juan. Los únicos indicios de polémica contra Juan ya están en Q y son neutralizados por la evaluación positiva de Mateo de éste.
44.   Trilling, art.cit. p. 289. 11:11b no excluye a Juan del reino a los ojos de Mateo, lo subordina meramente dentro de este.
45.   Cf. Trilling, art.cit. p. 289, y, por el mismo autor, “Das wahre Israel”(1964).                 


martes, 3 de febrero de 2015

JUAN BAUTISTA EN Q

JUAN BAUTISTA EN Q
Hasta qué punto la llamada tradición “Q” sobre la que se basan Mateo y Lucas refleja ya una interpretación desarrollada del papel de Juan en la historia redentora? Aparentemente Q contenía una colección de dichos concernientes a la relación entre Jesús y el Bautista (Mat. 11:2-11, 16-19; Lucas 7:18-19, 22-8, 31-5), así como un bloque sobre las enseñanzas de Juan(Mat. 3:7-10, 11-12; Lucas 3:7-9, 16-17). Si se consideran otros materiales de la doble tradición como Mat. 11:12-13/Lucas  16:16 y Mat. 21:32/Lucas 7:29f., surge una perspectiva teológica consistente. Muchas de estas tradiciones son de alto valor en tanto que “ipsissima verba” de Jesús. Aunque su efecto acumulativo es poner de relieve el significado de Juan para la crisis escatológica creada por la presencia de Jesús.

En primer lugar, la colección Q presenta dichos que ayudan a “crear” esta crisis colocando sobre los hombres el requerimiento absoluto de Dios en la hora última. Y es en la predicación de Juan en Q que este requerimiento se escucha por vez primera: “huir de la ira inminente….. Dad fruto…….. no presumáis……. La paja la quemará con fuego que no se apaga”(Mat. 3:7-12)(1). La urgencia de esta crisis es tan extrema que incluso Juan es juzgado por esta (Mat. 11:2-6) y es encontrado insuficiente (11:11). Sin embargo, la proclamación de Juan participa de la actividad de Dios; desde la perspectiva de Q, Juan está haciendo precisamente lo que Dios desea, hasta tal punto que el rechazo de la misión de Juan equivale al rechazo de Jesús y al mismo propósito de Dios mismo (Mat. 21:32/Luc. 7:29f.)!

En segundo lugar, Q conserva dichos que ilustran el papel de Juan en esta crisis. Es más que un profeta: es el mensajero de Dios que anuncia la inminente llegada del que había de venir (Mat. 3:11-12; 11:9-10)(2). Aunque la forma como Juan servía a Dios era de muchas maneras opuesta a la de Jesús, Juan está completamente dentro de la voluntad de Dios; cada uno cumpliendo su propio papel en el propósito redentor de Dios(Mat. 11:16-19). Así se puede ver en la doble tradición un esquematismo escatológico en el cual Juan “inicia” la crisis mesiánica como predicador del juicio y del arrepentimiento(Mat. 11:12). No hay “periodo preparatorio”, ni “entre tiempos”. La predicación de arrepentimiento de Juan es ya parte del Reino de Dios y revela su nueva calidad de amplitud universal, en lo que es dirigida a los “recolectores de impuestos y prostitutas” (Mat. 21:32)(3). Es con Juan, según Q, que el radicalismo decisivo de la predicación del reino comienza, dado que lanza el reino completamente abierto a los desheredados espiritualmente(4).

La alarma causada por el ministerio de Juan a los “fuera de la ley” y “los pobres” está reflejada en Mat. 11:12f./Luc. 16:16. La forma del dicho de Mateo se enmarca en el contexto de un grupo de dichos acerca de Juan el Bautista, el de Lucas en una discusión acerca de la Ley. Ninguno de los dos contextos parecen ser originales. La forma del dicho de Mateo es la más difícil y es probablemente más antigua. La historia del dicho muestra que se está tratando con un tradición verdaderamente primitiva, ya ininteligible en la época de los Evangelista. El paralelismo de βιάξεται y άρπάξουσιν en Mat. 11:12 seguramente denota una acto de violencia en sentido negativo. Kümmel, sugiere la traducción: “desde la aparición del Bautista hasta el momento presente el Reino de Dios está siendo violentamente asaltado y los hombres violentos desean robarlo”(5). Esta parece ser la lectura propia. Pero qué significa?

F.W. Danker(6) entiende el pasaje como un “logion oposición”, o sea, una queja de los Fariseos contra los eventos iniciados por Juan, los cuales Jesús invierte como testimonio del éxito de Juan. Los Fariseos murmuran indignados: “el reino de la Ley y el orden han llegado a su fin”. Esto sucede desde que apareció Juan. El reino de Dios ha sido públicamente proclamado y popularizado, con el resultado que no sólo los justos, sino “todo el mundo” incluyendo publicanos y pecadores, lo toman por la fuerza. Esta es la objeción básica de los Fariseos. Jesús acepta esto: “Y es verdad (según la objeción pronunciada) que desde Juan Bautista el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos (publicanos y pecadores) lo toman por la fuerza”.

Sea cual sea la interpretación, sin embargo, lo que es remarcable acerca de este dicho es lo que nos dice de Juan Bautista. El escenario es de conflicto entre Jesús y los Fariseos, aunque la fuente del conflicto no es Jesús sino Juan. Es la antigua cuestión de la autoridad de Juan(cf. Marcos 11:28-33). La versión de Lucas revela su comprensión de “la Ley y los profetas” como pertenecientes a una fase distinta en la historia de la redención(7). Mateo mantiene su énfasis característico en las Escrituras como proféticas: “Todos los profetas y la Ley profetizaron hasta Juan”. Detrás de ambas versiones yace la noción que Juan ha, de alguna manera, sido el instrumento de Dios en la inauguración del reino de Dios, esto en virtud de su indiscriminada oferta del bautismo a todos los que se arrepientan, incluso a los recolectores de impuestos y prostitutas. Es poco probable que la iglesia, involucrada como estaba en afirmar la superioridad de Jesús sobre Juan, hubiese creado un pasaje que acredita a Juan con el acto decisivo en el cambio de era, o que hubiera retratado a Jesús como mero sucesor de Juan. Aparentemente se puede trazar esta concepción escatológica del papel de Juan en la predicación del reino a cargo de Jesús e, indirectamente, mediante su murmullo y queja, a los mismos fariseos.

La interpretación de Mateo 11:12f./Lucas 16:16 encuentra confirmación en el material de Q en Mat. 11:16-19/Lucas 7:31-5.

Porque vino Juan, que no comía ni bebía , y dicen: “Está endemoniado”. Viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores”.

Esta generación” es descrita como niños malintencionados que ven a Juan Bautista como un asceta fanático y a Jesús como un derrochador. Jesús no corrige este juicio, se limita a mencionarlo. Aunque implica un juicio contra ellos por haber visto aunque no percibido. Qué es lo que no percibieron? Que el mensaje de arrepentimiento de Juan es la última advertencia de Dios antes del juicio, y que la “licencia” y el “no estar dentro de la Ley” de Jesús es la señal de que el reino mesiánico ha comenzado(8). El sentido de la parábola y su aplicación está en la afirmación que con Juan y Jesús, cada uno a su manera, el reino de Dios se ha hecho una realidad entre los hombres. Los pobres y los pecadores reconocían esto demostrando así ser “hijos de la sabiduría”(Luc. 7:35); los Fariseos y los Escribas negaron a Juan y rechazaron a Jesús mostrando así estar ciegos ante las señales escatológicas ante sus ojos(9). El hecho que Jesús conciba su trabajo en unidad con Juan a pesar de sus diferencias indica que tenía en mente un papel muy definido para Juan. Es “más que un profeta”: es el heraldo del reino de Dios(Mat. 11:9)(10). Hasta el negativismo de Juan participa en la buena nueva, pues con Juan las puertas del reino se abran de par en par a todos los que se sometan al juicio de Dios y entren.

LIMITACIONES A LA ESTIMA DE JUAN
Al lado de estas elevadas valoraciones de Juan hay dos pasajes en Q que ponen limitación a la estima a otorgar a Juan. La autenticidad de ambos pasajes ha sido puesta en duda. El primero es Mat. 11:2-6/Lucas 7:18-23, el relato de la delegación de Juan el Bautista a Jesús. Kraeling argumenta(11) que la pregunta hecha por Juan es una imposibilidad, pues el Por Venir trascendente (el Mesías) que él esperaba que destruiría al malvado en el fuego que no se apaga difícilmente sería evocado por la figura de Jesús. Kraeling busca un escenario en la vida de la iglesia que explique el desarrollo de la narrativa. Lo encuentra en un periodo temprano de fraternización entre Cristianos y discípulos de Juan, cuando las líneas de comunicación aún estaban abiertas y los dos grupos se veían comprometidos en una causa común. Esos Cristianos, la mayoría anteriormente discípulos de Juan, buscaban justificar su fe en Jesús como Mesías, tanto para ellos mismos como para los que aún seguían las enseñanzas de Juan, apelando al poder de Jesús como cumplimiento de las promesas de las Escrituras concernientes al que está “Por Venir”(Isa. 35:5; 61:1)(12). La ausencia de una posterior respuesta de Juan indica lo que los partidos de ambos lados sabían era un hecho, que Juan “no” aceptó a Jesús como “el que Había de Venir”. Pero la adaptabilidad de la narrativa sugiere la convicción de la iglesia, posteriormente hecha explícita en el Cuarto Evangelio, que hace que si Juan hubiera vivido el tiempo suficiente como para ver y oír lo que los Cristianos habían visto y oído, habría sin duda reconocido en el poder de las obras de Jesús las señales indicadoras del Día mesiánico(13). Si el relato de la delegación de Juan a Jesús fuese esencialmente histórico(14), su modificación para uso apologético con la comunidad del Bautista habría procedido en la misma línea de la arriba sugerida(15).

En cualquier caso la tradición de Q revela una situación en la cual la iglesia está trabajando para definir la relación de Juan con el Reino de los Cielos. Aparentemente la adulación de Juan a cargo de Jesús en los versículos que siguen (Mat. 11:7-9[Q]) vino a ser molesta para la iglesia. Mat. 11:2-6 aplica el antídoto. El juicio implícito en v.6 es que Juan se sintió “ofendido” por Jesús. Juan es por lo tanto excluido del Reino de los Cielos, a pesar de la alta estima de Jesús hacia él, dado que nunca alcanzó la fe en Jesús como Mesías.

La necesidad de clarificar la relación de Juan con el reino de los cielos también llevó a la modificación de Mat. 11:11(=Lucas 7:28). Aparentemente el logion original sobrevive solamente en 11:11a –“En verdad os digo que entre los nacidos de mujer, no ha aparecido uno mayor que Juan el Bautista”; a lo que la iglesia ha añadido la calificación en 11:11b –sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Si 11:11a hubiera quedado sin calificar, la afirmación de la Iglesia que Jesús era el Cristo quedaría invalidada. Por lo tanto la iglesia ajustó la perspectiva escatológica de Jesús y excluyó a Juan del tiempo de la realización del Reino. Juan puede ser más grande que nadie en “esta generación” o cualquier otra, dado que mediante su trabajo se enfrentó la crisis escatológica del juicio y salvación. Sin embargo, incluso el último de los discípulos de Jesús es mayor que Juan, porque ya participa del tiempo mesiánico que él solamente pudo esperar(16).

Aquí de nuevo el hecho histórico que Juan fuese asesinado antes de tener la oportunidad de entrar de lleno en los eventos del ministerio de Jesús es puesto como juicio teológico sobre él. Negándose a suprimir la alta estima de Jesús hacia Juan, una estima que Jesús había ya definido en su ministerio escatológicamente, la iglesia simplemente compensó el entusiasmo de Jesús con calificaciones que dejaron claro su percepción de la distinción fundamental entre aún esperando “al que ha de venir” y aceptando a Jesús como Mesías. Las implicaciones apologéticas/polémicas del pasaje son obvias.

En fin, se puede ver a la iglesia comprometida en maniobras evangélicas con el remanente de los discípulos de Juan aún no absorbidos por la iglesia. El hecho sorprendente no es que la iglesia ha creado o modificado materiales para su uso, sino que permitiese que los dichos de Jesús acerca de Juan sobrevivieran, molestos como eran para la iglesia en su situación apologética.

Resumiendo, hay en Q y los dichos relacionados una doble visión de Juan. Por un lado se puede ver la concepción de Jesús que Juan era la señal escatológica de que el Reino de los Cielos estaba cerca; por el otro se puede ver a la iglesia, bastante molesta, buscando circunscribir el papel de Juan y la estima a él debida. Los intentos de la iglesia en subordinar a Juan sólo sirven para elevar la impresión que Juan era el agente mediante el cual Jesús percibió la cercanía del Reino de los Cielos. Incluso al comienzo de la tradición, Juan es evaluado completamente en términos de su relación con el Evangelio y el reino de Dios.                                                     
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1.     (1)Bultmann (“The History of the Synoptic Tradition”, p. 117)cree que Mat. 3:7-10/Luc. 3:7-9 y Luc. 3:10-14 son palabras de Jesús puestas en boca de Juan con el deseo de tener algún registro de la predicación de arrepentimiento de Juan. La iglesia no parece haber sugerido que el mero arrepentimiento sería suficiente para la salvación aparte de creer en Jesús como el Cristo (Percy, “Die Botschaft Jesus”, 1953, p. 9. 
2.     T.W. Manson, siguiendo a J. Weiss y A. Merx, cree que Lucas 7:27 es una interpolación en el texto de Lucas debido a la influencia del Evangelio de Mateo (The Sayings of Jesus”, 1949, p. 69). La evidencia para este punto de vista es demasiado escasa. Conzelmann, “The Theology of St. Luke”(1960), pp. 158 n. 5 y 167 n.1, piensa que Lucas 7:27 es una variante de Q, igualmente aparentemente lo hace Bultmann, “The History of the Synoptic Tradition”, p. 165. Si esto es así, entonces Q podría estar dando testimonio de la creencia que Jesús tenía a Juan como “el cumplimiento de la predicción de Malaquías de un profeta-Mesías, y que él (Jesús) estaba ahora buscando momentáneamente el reino de Dios y al Hijo del Hombre, de cuya venida Juan había sido el heraldo y precursor escogido por Dios”(John Knox, “The Prophet in the New Testament Christology”, “Lux in Lumine: Essays to Honor W. Norman Pittenger”, ed. Por R.A. Norris, Jr., 1966, p. 26).
3.     F. Mussner, “Der nicht erkannte Kairos”(Mat. 11:16-19 = Luc. 7:31-5), Biblica, Xi(1959), 609 n. I.
4.     Lohmeyer, “Johannes der Täufer”, pp. 53-6, fue el primero en reconocer el radicalismo implícito en el ministerio de Juan a “los pobres”. Entre sus conversos había recolectores de impuestos (Lucas 3:12; 7:29; Mat. 21:32), prostitutas (Mat. 21:32) y soldados (Lucas 3:14). Estos pasajes revelan la misma tendencia reflejada en la hipérbole frecuentemente recurrente que “todo” el pueblo iba a oírle(Marcos 1:5; 11:32; Mat. 3:5; Lucas 3:3; 7:29; Hechos 13:24). Hasta Josefo refleja esta tradición: “todos iban a Juan”(Antig. XVIII, 5, 2). Aparentemente mediante el rito del bautismo Juan había encontrado un medio mediante el cual la gente común y otros “pecadores”, quienes debido a su laxitud respecto a las exigencias de la Ley eran vistos como ritual y moralmente “impuros”, podían ser regenerados aparte de una meticulosa observación de la Ley. Juan ha de ser acreditado con el inicio del ministerio a “los pobres”, una acción que los evangelistas ven como señal escatológica en relación a Jesús(Lucas 4:18 = Isa. 61:1; Lucas 14:13,20; Lucas 7:22/Mat. 11:5). La petición de Juan a las multitudes para que compartieran con los pobres que no tienen nada(Lucas 3:11) también refleja esta preocupación por los pobres. Llega incluso a describir al que ha de venir como un campesino, un hombre de la tierra (cortando árboles, recogiendo cosechas) en lugar de cómo un rey. Así, ya en su ministerio Juan había ya efectuado esta ruptura entre el pueblo y sus líderes que caracterizaría posteriormente el ministerio de Jesús(ibid).
5.     Promise and Fulfilment”, trad. Por D.M. Barton(1957), p. 123; cf. E. Käsemann, “Essays on New Testament Themes”, Trad. Por W.J. Montague(1964), pp. 42f.; G. Schrenck, “βιάξομαι”, TWNT,I,611.
6.     Lucas 16, 16 –“Un logion de oposición”, JBL, LXXVII(1958), pp. 231-43.
7.     Hans Conzelmann, “The Theology of St Luke”(1960), pp. 157ff.
8.     F. Mussner, “Der nicht erkannte Kairos”, Biblica, XL (1959), 599-602. La unidad de Mat. 11:16-19 ha sido puesta en duda por Bultmann, “The History of the Synoptic Tradition”, pp. 172, 199, que ve los vv. 16-17 como una parábola auténtica de Jesús a la que se han añadido los vv. 18-19 como interpretación de la iglesia Helena. Bultmann mantiene que la aplicación original de la parábola es irrecuperable, aunque no incluía referencia alguna a Juan. Es probablemente verdad que la iglesia modificó la forma del pasaje con el paso del tiempo (ήλθεν y ό υίος τού άνθρώπου parecen términos técnicos); por otro lado, hay que señalar el presente verbal de λέγουσιν y έχει. Cualquiera que sea la historia de la transmisión es difícil concebir a la iglesia llamando a Jesús “glotón y borracho” armando así a sus oponentes, o creando un paralelismo de igualdad entre Juan y Jesús cuando todos los demás trataban de subordinar a Juan.
9.     Cullmann, “Peter”, pp. 21f., recuerda mediante una comparación con Mat. 16:17 con Juan 1:42 y 21:15f., que “Jonás” puede servir como  forma de abreviación de Johanan (Juan) es posible que “la señal de Jonás” (Lucas 11:29-30/Mat. 12:38-41) es una alusión deliberadamente velada al mensaje de arrepentimiento de Juan(cf. Kraeling, “John the Baptist”, pp. 136f., considera que la forma de Lucas es una dicho auténtico de Jesús). Mediante este juego de palabras, Juan es certificado como profeta en la tradición de Jonás, cuya misión era predicar el arrepentimiento prior a una acción de Dios anticipada como juicio aunque recibida como gracia. Este pasaje sería así un testimonio más de la gran solidaridad entre Juan y Jesús, que fundamenta el significado de todo su ministerio en esta simple señal escatológica: “El mensaje de arrepentimiento de Juan”.
10.   Adolf Schlatter, “Das Evangelium nach Matthäus”, p. 175: “Juan no sólo profetizó; él mismo fue profetizado. Le dio a la gente no solo esperanza para el futuro, con él comenzó el cumplimiento de esta esperanza”.
11.   John the Baptist, pp. 128-31. Cf. También Bultmann, “The History of the Synoptic Tradition”, pp. 23f.; M. Goguel, “Jean-Baptiste”, pp. 63-5; y E Lohmeyer, “Johannes der Täufer”, p. 18.
12.   Kraeling, “John the Baptist”, pp. 172 ff. y 130.
13.   Bultmann, “The History of the Synoptic Tradition”, p. 24, suscita la vaga posibilidad que los discípulos de Juan hubieran reivindicado para su maestro el cumplimiento de Isa. 35:5f.: “Que había en circulación relatos de los milagros de Juan es bastante creíble, pues la afirmación que no realizó ninguno (Juan 10:41) es obviamente polémica. No implica Marcos 6:14 que los informes de los milagros de Juan Bautista eran corrientes?” Fridrichsen, “Le Problème du Miracle” (1925), pp. 66-9, está probablemente más cerca de la verdad cuando dice que la tensión reflejada aquí entre la iglesia y el Bautista surge, no porque Juan sea declarado Mesías o hacedor de milagros por sus discípulos, sino porque los discípulos de Juan creían que el mesías sería alguien completamente diferenta a Jesús.
14.   Como argumenta Dibelius, “Johannes der Täufer”, p. 18; también W.G. Kümmel, “Promise and Fulfilment”, pp. 109 ff. (“……. El Bautista de ninguna manera aparece aquí dando testimonio de Cristo, sino como alguien que pregunta partiendo de la incertidumbre, lo que contradice la tendencia de la temprana Iglesia a hacer de él un testigo……”).
15.   Ejemplos de esta modificación son el uso que hace Mateo de “Cristo” en 11:2, o el emparejamiento que realiza Lucas de los discípulos de Juan y la adición de 7:21.

16.   Cullmann, “ό όπίσω μου έρχόμενος”, In “The Early Church”(1956), p. 180, tiene en cuenta la sugerencia de Franz Dibelius que “el último” en Mat. 11:11b se refería originalmente a Jesús y no a los Cristianos en general, “ό μικρότερος” que deriva del Arameo y significa y significa “joven” así como “menor”. El superlativo Griego surge aquí de una mala comprensión; el comparativo está en paralelo con “μείβων” en 11:11ª. El punto es que el “más joven” (término rabínico para discípulo) y por lo tanto “menor” de los dos se ha convertido en más grande que su maestro: “el menor (i.e. Jesús como discípulo de Juan) es más grande que él (i.e. Juan) en el reino de los cielos” (Cf. También Cullmann “The Christology of the New Testament”, pp. 24, 32). Mat. 11:11 sería pues equivalente a Mat. 3:11. Cualquiera que sea el sentido original del pasaje, no obstante, su significado en Q es obvio.