PSEUDOCLEMENTINAS-RECOGNITIONES-HOMILIAS
EL CRISTO ÁNGEL
El concepto de Cristo - Ángel se dio también en Padres Apostólicos como Justino y Hermes. Justino sigue a Filón en la identificación del Logos con el ángel Israel. Hermes y el Pseudo-Cipriano, ven al Logos como el ángel Miguel. Otros textos identifican claramente al Logos con el ángel Gabriel: "La Epístola de los Apóstoles y Los Oráculos Sibilinos", interpretación que también seguía el gnóstico Marcos el Mago según Ireneo, que condena como herética su doctrina cuando en realidad estaba enraizada, en lo que se refiere a la cristología, en el pensamiento de los primeros Padres Apostólicos. La aplicación al Logos del carácter angélico implica la consideración de Cristo como criatura celestial, lo cual se contradice con el Credo que triunfaría entre los católicos (engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre). Por ello, los autores católicos atribuyeron esta doctrina a herejes, destacando los ebionitas.
El Cardenal Daniélou, siguiendo a Michaelis (W. Michaelis: Zur engelchristologie in Urchristentum, Bâle, 1942), intenta salvar esta doctrina para evitar la condena de autores como Hermes o Justino. Argumenta que la aplicación del término ángel a Cristo es la forma primitiva de decir "persona" trinitaria, es decir, sustancia espiritual. No deja de ser este un insuficiente argumento a posteriori, que pretende conciliar categorías del primer cristianismo con conceptos creados a partir de los debates teológicos que se producirían en el Bajo Imperio Romano. El mismo Daniélou reconoce en cierto modo que los argumentos de Michaelis son insuficientes cuando dice que es inconstestable que, en muchos casos, una tendencia subordinacionista está implícita en esta terminología. Y el subordinacionismo fue condenado en Nicea.
JESÚS EL CRISTO ETERNO
El Cristo eterno, que aparece en Recognitiones I, 43-71:
Pablo dijo que Cristo era "fuerza De Dios y Sabiduría De Dios" (1 Cor. 1, 24), con lo que está dando un paso más respecto a los judeocristianos, un paso trascendental, puesto que si para estos Jesús (el Mesías) estaba subordinado a la Sabiduría, que era su "madre" en sentido evidentemente espiritual, no carnal, Pablo está realizando una identificación entre Mesías y Sabiduría. Si bien para Pablo esta idea es compatible con la filiación carnal de Jesús respecto a José y María, puesto que entendía a Cristo como la "fuerza De Dios" que entró en Jesús, para otros que malinterpretarían posteriormente sus palabras Jesús sería, como la Sabiduría, eterno.
En la misma línea se sitúa el Evangelio de Juan. Nunca menciona a la Sabiduría pero Jesús se autoidentifica con la Sabiduría, sin mencionarla, al aludir a Proverbiosk y Sirácida (Jn 6, 35b cita de Prov 9, 5-6; Mat. 11, 28, cita de Si 24, 19 y 51, 23). Juan sigue al filósofo Judío Filón de Alejandría, que identificó la Sabiduría con el Logos. No se trata de un concepto totalmente extraño a la tradición Judía, como ha demostrado Muñoz-León (MUÑOZ-LEÓN: Dios-Palabra, 1980). Se trata, simplemente, de atribuir a Sabiduría el término hebreo "Memra", "Palabra", que tiene género femenino como "Ruah y Hokma". Si para "Proverbios" la Sabiduría estab a en el Principio de la Creación junto a Dios, para Juan: "en el Principio estaba el Logos, y el Logos estaba con Dios, y el Logos era Dios! (Jn. 1, 1). Todo lo que se decía de la Sabiduría, que fue creada al principio de la Creación como "Ruah" o Espíritu de Dios, fue aplicado por Juan al Logos. El problema no es el carácter judío ortodoxo de esta asimilación (también la realizaron los Rabinos)(Targum Neofiti, Gén. 1, 3-5; 26-29; Éx. 11, 4; 12, 13-29; 15, 26; 19, 3), sino su interpetación por parte de los lectores gentiles, ya que el Logos tenía un sentido importantísimo en la cosmología estoica y se unirá al concepto platónico de Uno-Bien en el platonismo medio, por lo que sería también especialmente atractivo para los gnósticos (cristianos platónicos). Hay otros dos escritos neotestamentarios que usan el término Logos como potencia creadora: las epístolas de Pedro y Santiago,(Santiago 1, 18-25: "nos engendró por su propia voluntad, con Palabra de verdad" (sinónimo de Torá perfecta de libertad); 1 Pedro 1, 23: "habéis sido reengendrados de un germen no corruptible, sino incorruptible, por medio de la Palabra De Dios vivo y permanente" (pero luego dice: "y esta es la Palabra: la Buena Nueva anunciada por vosotros).pero en Pedro como sinónimo de Evangelio y en Santiago como sinónimo de Torá. Este fue el origen del concepto, que sólo Juan asemejó al Espíritu de Dios.
Si a esto unimos la idea encarnacionista de Juan, que es realmente su gran innovación teológica, hallamos el origen de la nueva religión. En Pablo y los sinópticos teníamos un Jesús de carne, hijo de José, adoptado por Dios como Hijo suyo mediante la penetración en él del Espíritu y mediante la resurrección, pero ahora se dice que el Logos "no nació de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. Y el Logos se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn 1,13-14). Tenemos ya no a un "Hijo De Dios" en el sentido tradicional judío, que supone una simple "adopción" de un ser humano, hijo de hombre y mujer, por parte de Dios, sino a un ser humano compuesto de carne y Logos. Frente a la visión eclesiástica de la Hisstoria del Dogma, la Historia crítica de las ideas demuestra que primero fue el adopcionismo (condenado posteriormente por los Padres De la Iglesia gentil) y después la doctrina trinitaria. Es posible que Juan no estuviese pensando más que en la filiación de Ruah-Hokma-Memra, como demuestra su enfoque profundamente humano de Jesús, pero en cualquier caso, sus palabras serían interpretadas simplemente como que Dios se hizo hombre y, por tanto, que Jesús era Dios.
Finalmente, al decir que "nació De Dios", Juan insinúa una nueva idea más, la del Logos como engendrado, no como creado. Sin embargo, hasta aquí podía entenderse al Logos como un ángel, idea que se dio de forma bastante extendida no sólo entre elkasaítas y ebionitas, sino también entre los Padre Apostólicos. La superación de la cristología angélica vendría como consecuencia de las especulaciones, probablemente de influencia gnóstica, realizadas por Aristón de Pella sobre el Principio y el Primogénito, que supondrían el rechazo del carácter de criatura que tenían los ángeles y la Sabiduría del Antiguo Testamento (en el principio fui creada) y proporcionando al Logos un carácter superior (engendrado, no creado). Está mezcla la realizó Aristón de Pella a partir de especulaciones sobre el término "Principio", aunque también se aprecia en la Epístola a los Colosenses. La Biblia griega de los Setenta comienza con las palabras "En arjé", y la Vulgata traduce directamente al latín "In principium", al igual que HS I, 27. Sin embargo, el propio autor de la Vulgata, San Jerónimo, dice que la versión hebrea original está sujeta a diferentes interpretaciones, porque algunos, como Aristón de Pella en su "Diálogo de Jasón y Papisco" traducen el primer versículo como "In filio fecit Deus coelum et terram". Por Orígenes sabemos que Aristón es un cristiano de origen hebreo. Hilario explica claramente el origen de esta traducción: "Bershit verbum hebraicum est"... La palabra hebrea "reshit" puede traducirse por principio o por primogénito. Esta idea se apreciaba ya en Colosenses 1, 15-18:
"Él es Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tromos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por Él y para Él, Él existe con anterioridad a todo, y todo tiene en él su consistencia. Él es también la Cabeza del Cuerpo, De la Iglesia: Él es el Principio, el Primogénito de entre los muertos, para que sea Él el primero en todo, pues Dios tuvo a bien hacer residir en Él toda la Plenitud".
Fuera quien fuera el autor de esta carta, conocía el hebreo y realizó en este pasaje una interpretación de Génesis 1, 1 similar a la de Aristón de Pella, basada en el triple significado de la palabra hebrea "Bereshit": primogénito, principio, e incluso cabeza De la Iglesia. Deniélou interpreta esta versión del Génesis como Cristología judeocristiana. Diferimos de Daniélou tan tanto en su concepto de Judeocristianismo como en la selección de Fuentes que realiza. En este caso concreto, la doctrina del "Hijo como Arjé" no es verdaderamente judeocristiana. Está interpretación del "Arjé o Principio" como "Hijo de Dios" fue adoptada por muchos teólogos antiguos, ya que permitía conmciliar el Antiguo (Génesis) y el Nuevo Testamento (Juan), justificando la presencia de la segunda persona de la Trinidad antes de la creación. Clemente Alejandrino, que se basa en la fuente gnóstica "Kerigma de Pedro", dice:
"Único es realmente Dios, que ha hecho un Principio de todas las cosas, como escribe Pedro, designando al hijo Primogénito y refiriéndose, evidentemente, a: En el Principio Dios hizo el cielo y la tierra".
El origen gnóstico de esta idea está atestiguado por Ireneo (Adv. Haer. I, 18, 1) que menciona entre las doctrinas de Marcos el Mago la siguiente:
"Moisés, dicen, al abordar la cuestión de la creación, muestra enseguida en el Principio a la Madre del Universo: En el Principio, creó Dios el Cielo y la Tierra".
Está madre es la Sabiduría o "Ruah". La doctrina de Marcos el Mago está aún más ligada a las especulaciones teológicas judías que la del autor de Colosenses o la de Aristón, que han añadido a la interpretación de Sabiduría como Principio realizada ya por "Proverbios", el carácter de Primogénito, mezclándolo con el concepto griego de Logos introducido por Juan. De este modo, el Mesías judío, un simple rey, devino el Logos eterno de los filósofos. Pero además, el Logos-Cristo se convirtió en superior a la Sabiduría-Espíritu Santo y a los ángeles, porque el Logos fue engendrado, mientras que la Sabiduría y los ángeles fueron creados. El Logos era, pues preexistente a la Creación: un Cristo eterno.
Todo esto no tiene nada que ver con la "Historia de la Salvación", donde Jesús es un simple Profta como Moisés , de carácter por tanto humano, y la Sabiduría o Ángel denominado Verdadero Profeta son los que intervienen iluminándolo, como a sus antecesores y a sus discípulos, pero sí con Recognitiones I, 43-71 y muy especialmente con el discurso atribuido a Santiago sobre el Unigénito que procede de Dios inefablemente (Rec. I, 69, 6-7).