lunes, 27 de octubre de 2008

EL DIOS DE LOS PADRES

EL DIOS DE LOS PADRES

El brillante ensayo de A. Alt, “Del Gott der Vater” publicado en 1929 da lugar al comienzo de la moderna discusión sobre la religión de los Patriarcas.

Incluso las tradiciones épicas más tempranas en Israel no reflejan directamente el medio ambiente en los tiempos de su origen. Más bien, mediante la tradición oral a lo largo de los tiempos, más o menos no controlada por las fuentes escritas, fueron formadas incluso antes de ser puestas en forma literaria por los eventos que crearon la unión de las tribus y el culto Yavhista que fue el primer fundamento de su unidad.

Aunque las primeras herramientas para el análisis de la historia pre-literaria de las antiguas tradiciones las creó H. Gunkel con su obra programática sobre las leyendas del Génesis, especialmente liberando los antiguos nombres cultuales y los epítetos divinos del complejo –yahvístico- secundario.

Un grupo de epítetos en la leyenda Patriarcal está caracterizado por elementos “´El”. Siguiendo a Gunkel y en especial a Gressmann, Alt atribuye el apelativo ´El a “núminas” locales, deidades locales relacionadas con santuarios o localidades Palestinas, que los Israelitas encontraron cuando entraron en la tierra de Canaan. Aunque Alt dedicó poco tiempo a un examen detallado de la religión de ´El como él la llamaba. Su monografía es completamente insatisfactoria.

Alt estaba más interesado en aislar otro grupo de epítetos y analizar su tipología: epítetos en los que el dios es identificado con el nombre de un patriarca. El llama a estos “los dioses de los Padres”, que eran originalmente distintas deidades presumiblemente, aunque todas pertenecientes a un tipo religioso especial, los cuales a lo largo del desarrollo de las tradiciones Israelitas fueron fundidos en un único dios familiar por los lazos genealógicos artificiales de los Padres y al mismo tiempo asimilados a Yahvé. Estos fueron el “Benefactor de Abraham”, el “Temor de Isaac”, y el “Toro de Jacob”, posteriormente el “Dios de Abraham, Isaac, y Jacob”. Se aprecia que los tres epítetos contienen en su elemento inicial un petrificado arcaísmo, términos que no sobrevivieron en el Hebreo posterior en su significado temprano.

La tradición Elohista en Exodo 3:13-15 es crucial para el análisis de Alt:

13 Moisés dijo a Dios: "Si me presento ante los israelitas y les digo que el Dios de sus padres me envió a ellos, me preguntarán cuál es su nombre. Y entonces, ¿qué les responderé?".

14 Dios dijo a Moisés: "Yo soy el que soy". Luego añadió: "Tú hablarás así a los israelitas: ‘Yo soy’ me envió a ustedes".

15 Y continuó diciendo a Moisés: "Tu hablarás así a los israelitas: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para siempre, y así seré invocado en todos los tiempos futuros.

En este texto hay una clara afirmación para la continuidad entre la religión de los Padres y la fe Yahvista del posterior Israel. Al mismo tiempo el texto, precisamente en su insistencia que Yahvé ha de ser identificado con el dios de los Padres, descubre para el historiador que la antigua religión y la religión de Moisés eran históricamente distintas, o al menos, pertenecían a dos etapas en un desarrollo histórico.

La tradición Sacerdotal en Éxodo 6:2-3 señala en parte en dirección similar: “Dios dijo a Moisés……” En este estrato de tradición también se aprecia una grieta entre el tiempo antiguo y la era Yahvista, aunque, de nuevo, tenemos la afirmación teológica de la última identidad del dios de los Patriarcas y Yahvé. El uso de un apelativo --“´El”—es perturbador para el esquema de Alt. Éste admite la autenticidad del título, pero alega que esta corriente de tradición (o sea, P) ha elegido meramente el nombre de un “numen” de un santuario local y sustituido el nombre del “dios de los Padres”.
Más completamente asimilada a las instituciones Yahvistas posteriores es la tradición del Yahvista, quien simplemente asume el uso del nombre Yahvé en los tiempos pre-mosaicos y re-forma así su tradición.

Según Alt, el dios de los Padres no estaba ligado a un santuario, sino que es designado con el nombre del patriarca con el que tiene una relación especial. No es una deidad local, sino el patrón del clan, aquel que guía al grupo social en sus peregrinaciones, sus guerras, a través de las vicisitudes históricas hacia su destino. Los rasgos especiales del culto de los dioses Patriarcales anticipa un número de puntos característicos de la religión de Yahvé, el señor de la alianza y de la comunidad. Esto proveía una continuidad entre las antiguas formas religiosas y las nuevas, un fundamento histórico para el Yahvismo emergente y una explicación del desarrollo de una unidad religiosa de diferentes clanes que se unen y forman la liga Yahvista.

Alt también busca apoyo para su construcción histórica comparando al “dios de los Padres” Israelita con tipos divinos análogos, sacados de las fuentes Nabateas. Hay abundante evidencia de epítetos con la forma “dios PN”. Como en el caso de los epítetos bíblicos, Alt propone un mero esquema evolutivo para los epítetos de las inscripciones. A medida que los clanes nómadas entraban en un país civilizado, según Alt, llevaban consigo dioses anónimos del tipo, “dios PN”, y después del comienzo de la aculturación identificaban a su dios patriarcal con Du-Sara, el dios nacional, o Be´l Shamen, el “dios del país”, o Zeus Aniketos.

Hay que argüir que la evidencia Nabatea y la de Palmira que aporta la principal analogía con la religión de los Patriarcas a Alt, es ambigua a la luz de posteriores análisis y nuevos datos.

Es bastante cierto que un pueblo invasor solía identificar los antiguos dioses con los nuevos. Las deidades Cananeas y Babilonias eran sistemáticamente identificadas como lo eran los panteones Egipcio y Cananeo, y así sucesivamente. Además, no hay ninguna duda de que muchos de los antiguos dioses semíticos, como Attar o El eran comunes a los antiguos panteones Árabes y Cananeos.

También hay que cuestionar la legitimidad de la analogía entre los Árabes Nabateos y el antiguo Israel. El periodo de tiempo es formidable. Mucho más seria es la asunción tácita que Israel, al igual que los Nabateos, se infiltraron en Palestina desde el desierto como simples nómadas aún no tocados por la civilización de ningún país establecido. Uno puede cuestionar la validez de esta concepción de los Árabes del Norte en la época helenística. Ciertamente este es un punto de vista insostenible acerca de Israel. La era de loa Patriarcas debe ser situada en la Edad de Bronce Media y Tardía, la época de los movimientos de los Amorreos (Amoritas) desde el norte de Mesopotamia, no al final de la Edad de Bronce tardía (ca. 1200 a.C.) en tiempos de la conquista Cananea por clanes Yahvistas. Los Patriarcas pertenecían a una época de asnos y nomadismo y se movían a través de asentamientos nunca lejos del agua. Era una época en la que un continuum cultural se extendía desde Ugarit en el norte a lo largo de Canaan, un periodo de mucha dependencia Egipcia, hasta el Delta en el Oeste, especialmente, el área del Wadi Tumeilat (Goshen).

El punto más vulnerable en la construcción de Alt acerca del tipo religioso, el dios del Padre, se encuentra en la noción de que esos dioses no tenían nombres personales ni lugares de culto.

J. Lewy atacó la posición de Alt sobre el fundamento de los paralelos de los textos Capadocios (Asirios antiguos) de principios del segundo milenio. En una serie de fórmulas Lewy pudo mostrar que las expresiones “Il abika”, “el dios de tu padre”, “Ilabrat il abini” “Ilabrat, el dios de nuestro padre”, y, simplemente, Ilabrat, eran elementos intercambiables. Concluye que los Amoritas relacionados con las colonias de mercaderes Asirios, aunque habían adoptado al dios Asirio Asur, también invocaban a su dios ancestral, “el dios de tu padre”, o “el dios de nuestros padres”, o sin más especificación, Ilabrat, el nombre propio de su dios. Esta, parecía a Lewis, una clara evidencia de que las deidades Patriarcales no eran anónimas, al menos en sus textos arcaicos, y sugirió que el dios de los Padres del Antiguo Testamento era un dios de la familia como lo definía la tradición, y que su nombre propio era ´El Sadday como afirmaba la tradición sacerdotal. Por ejemplo, en el antiguo poema en Génesis 49:25 hay un bicolón:
“Por el dios de tu padre, y él te ayude, el dios Sadday, y el te bendiga.”

Gracias a la publicación de textos adicionales Capadocios (Asirios antiguos), la evidencia que Lewy presentó se ha expandido. En adición a Ilabrat, el dios Amurru es llamado “i-li a-bi-a”, “el dios de mi padre”, y en otra instancia, Istar la estrella (Kakkubum) es llamada “i-li a-ba-emi”, “el dios de nuestros padres”.

En inscripciones en Zincirli hay referencias a “los dioses de la casa de mi padre” y acerca de Rahib-El como patrón de la familia (b´l byt) en inscripciones de panamá y Kilamuwa. En el texto de Kilamuwa una serie de dioses familiares están inscritos: “b´l smd s lgbr”, “Baal Simd perteneciente a Gabbar”. En los textos de sus sucesores los epítetos usados aquí están reemplazados por los nombres personales de los dioses en cuestión excepto en el caso de Rakib ´il Hadadpara Ba´l Simd, “señor del bate”, El para Ba´l Hamon. No hay seguridad acerca de la indentificación de Rakib ´il. Para estar seguros, se puede objetar que estemos tratando con los “dioses de los padres” y sí con dioses nacionales, patrones de la casa real, comparables al dios Nabateo Rab ´il.

Nada se puede objetar ante la evidencia que nos llega del onomasticon tribal Amorita. Los nombres Amoritas tienen su identidad en el culto al dios personal o de la alianza que entra en una relación especial con el Patriarca y su descendencia. Pero un análisis de los nombres muestra que los dioses Amoritas del Padre no son ni anónimos ni genios menores. Lo más común en esos nombres son los dioses ´Il, Hadad, y Dagon.

Otro grupo de nombres Amoritas son aquellos formadaso con “sumu”, el nombre “sumuhu”, “su nombre”, “sumuna”, “nuestro nombre”, más un nombre o epíteto divino. El elemento “sum”, se refiere a la hipostatización del nombre del dios de la familia o clan (o sea, el dios personal o Patriarcal) a quien se invoca o por quien se jura. Frecuentemente encontramos este elemento unido con ´Il (´El): su-mu-la-An/sumu(hu)-la-´il/”´El es su dios personal”, etc. También aparece con otros dioses importantes: Dagon, Ba´l(Haddu), etc. La misma formación de nombres se encuentra en el Hebreo temprano, -suw´l- y en el antiguo Árabe del Sur –smh´ly/sumh-´ali/. Semejante hipóstasis del nombre se encuentra en el fondo de la teología de los nombres Deuteronómicos. Un patrón onomástico frecuente es también “sum”, más un epíteto familiar de la deidad: su-mu-a-mi/sumu ´ammi/, “El familiar (divino) es un dios personal”: su-mu-na-a-bi/sumuna ´abi/ “El padre (divino) es nuestro dios personal”.

Dos nombres bíblicos del dios de los Padres se resisten particularmente a la inclusión en el esquema de Alt. ´El Sadday”, que está formado de acuerdo con los epítetos de ´El y está ligado, al menos en tradición sacerdotal, a Bet-´El (Gen. 48:3). El-Sadday, además, es nombrado explícitamente “el dios de tu padre”, no meramente en la tradición sacerdotal, sino en la arcaica Bendición de Jacob. También hay un epíteto ´El ´Elohe Yisra´el, “El, dios del (Patriarca) Israel” (Gen. 33:22) ligado a una etiología del altar en Siquem.

Alt ha realizado un trabajo significativo al distinguir un tipo especial de deidad o culto divino con la etiqueta “el dios del Padre”. No creo que los dioses Patriarcales no tuviesen nombres. Si uno echa un vistazo a la fórmula “dios de PN” especificando el culto de un clan o liga tribal, viniendo así a ser un epíteto cultual especial usado en lugar del nombre propio del dios. Dado que esas deidades Patriarcales pertenecen a un pueblo pastoral o emigrante, no hay dudas que fueron importados, dioses ancestrales en origen más bien que dioses de un santuario popular en las tierras de estancia de los Patriarcas. No hay razón aparente para dudar a la vista de la evidencia que esos dioses “sociales” o del clan eran dioses altos y fueron identificados por rasgos comunes o por nombres unidos con los dioses del panteón local. Por ejemplo, un Amorita que se desplazara del norte de Mesopotamia a Canaan no tendría dificultad en identificar al Amorita ´Il y al Cananeo ´El, al Amorita Dagan y al Cananeo Dagun, al Amorita Hadad y al Cananeo Haddu. En cualquier caso, el movimiento de los Patriarcas de Israel era de una cultura antigua hacia una nueva pero relacionada, de un panteón antiguo hacia un nuevo, no desde dioses anónimos a dioses con nombres, no desde una cultura en blanco hacia los primeros contactos con la civilización.

En los textos míticos, en los textos épicos, en los históricos del panteón, y en los archivos del templo, ´Il es normalmente un nombre propio. Que ´El era el nombre de una deidad particular debe haber estado claro desde el comienzo de la “teología fenicia” de Sakkunyaton conservada en fragmentos en Philo Byblius que a su vez fue epitomizada por Eusebius en su Preparatio Evangélica.

Moviéndonos hacia el este semítico encontramos que Il era el nombre propio de una deidad. Il aparece a menudo en fuentes tempranas Acadias sin que termine el caso (predicado), o sea, es sin lugar a dudas el nombre divino y no un apelativo. Las formas Ilu e Ilum son ambiguas puesto que son formas escritas logográficamente con DINGIR, pero muchos de estas formas, también, son sin duda el nombre divino. I.J. Gelb llegan tan lejos como para afirmar que “podemos notar que el muy común uso del elemento Il en los nombres teofóricos Acadios, que, parecen indicar que el dios Il (posterior ´El semítico) era la divinidad jefe de los semitas Mesopotamios en el periodo pre-Sargónico.

En el onomasticón Amorita del siglo dieciocho A.C. el dios ´Il juega un papel principal. Ocasionalmente el nombre divino se estría Ila el cual muchos estudiosos han normalizado/Ilah/. Quizás sea mejor tomar la a de Ila como un morfema denotando un estado predicado tanto en Amorita como en antiguo Acadio.

Entre los nombres Amoritas más interesantes están los compuestos con “sumu”= “el nombre”, “sumuhu”=”su nombre”, más el elemento ´Il o ´Ila. El nombre propio ´Il se encuentra frecuentemente en el Antiguo Arábigo del Sur. Algunos de los patrones del ´Il Amorita también se encuentran en Árabigo del Sur. En vista que ´Il aparece como nombre propio en los estratos más tempranos de los lenguajes Semítico del Este, Semítico del Noroeste, y Semítico del Sur, se puede concluir que esta denotación de ´Il pertenece al Proto-Semítico, así como su uso como apelativo genérico.

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