miércoles, 3 de junio de 2009

PIEDRAS PILARES, BAMOT, HAMMANIM, Y ASHEROT

Ocho lugares de culto Isrealita presentan piedras sagradas, massebots, como punto central de atención: Arad, el Sitio del Toro, Laquis, los diferentes rincones de culto en Dan, el lugar de culto en Tirza, y el templo de Hazor. Estas piedras raramente descubiertas en excavaciones de sitios Israelitas, sí están bien atestiguadas en otras culturas contiguas y contemporáneas a Israel.

Hay cientos de lugares que contienen piedras sagradas (pilares) en el Negev y el Sinaí que pueden ser fechadas desde el quinto al tercer milenio a.C. aunque hay algunos sitios que contienen una sola piedra, la mayoría contienen grupos de piedras, arregladas en líneas curvas o rectas, con su altura graduada en un cierto orden simétrico. En el Negev y el Sinaí, estos grupos están atestiguados en dúos, tríos, quizás docena, y muchas (Avner, 1996). Las piedras tienen una altura de unos 80 a 150 cm., pero también hay piedras de hasta 2 metros. A menudo tenían forma de semi-elipse, como la representación estandar de las tablas de Moisés en el arte Occidental. Pero las formas varían según el periodo y la cultura. Entre las formas descubiertas las hay arqueadas, en forma cónica, semi-esférica, y obelisco. Este último puede reflejar influencia Egipcia (Stockton 1970; Graesser, 1972). Estas piedras se colocaban mirando al este en un lado de un área rectangular o semi-circular marcada en el suelo por una sola fila de piedras. Próxima a estas piedras modeladas se encuentran a menudo: una piedra plana, quizás una mesa de ofrendas; un lugar para quemar, sea un área pavimentada, un pequeño hueco o un pozo profundo; y una piedra con una depresión cóncava en su superficie, una especie de cuenco (Avner, 1984; Stockton, 1970).

Relacionado con ese tipo de arreglos está el santuario al aire libre, esencialmente un área relativamente grande deslindada por una doble línea de piedras a un nivel más alto. En uno de los finales del área hay una habitación grande, también marcada con piedras dentro de la cual se encuentran arreglos de pilares. Estos santuarios pueden ser fechados desde el Calcolítico hasta la Edad de Hierro I, unos trece o doce siglos a.C., hasta los periodos romano y bizantino e incluso hasta el periodo Musulmán (Avner, 1984). Las piedras pilares se encuentran frecuentemente en grupos de dos, tres o siete lo que corresponde a los grupos más frecuentes de deidades conocidas en el antiguo Oriente Cercano. Además, piedras delgadas y más alargadas se encuentran frecuentemente cercanas a piedras de tamaño más bajo, un arreglo que duplica muchas estatuas antiguas y arcaicas en el cual un fino y alto varón está cerca de una más bajita aunque más ancha hembra. De acuerdo con esto, las formas de las piedras pueden ser simplemente iconos abstractos representando un macho y una hembra. Una tercera piedra más pequeña representaría a un niño (Avner, 1993).




Susa: modelo en bronce de un sitio de culto donde un ritual
llamado “sît samsi” es realizado. Siglo XII. a.C.
(Museo del Louvre)

Esos pequeños arreglos de piedras comprenden el tipo de santuario más elemental conocido. Aunque se conocen santuarios más elaborados y piedras con forma y decoración más complicada, pero todas estos lugares retienen los rasgos esenciales siguientes: un perímetro definiendo un área sagrada y una manera de centrar la atención en las piedras.

Identificar estas piedras con el término Hebreo “massebah” es virtualmente cierto, dado que en periodos posteriores muchas de ellas están inscritas en Fenicio, “msbt”, Púnico, “msbt”, “mnsbt”, Arameo, “nsb”, y Nabateo, “msb”, “nsb”, “nsbt”. Todas derivan de un verbo “n-s-b”, “estar erecto”. Este término no ofrece información acerca de las fabulaciones míticas provistas por diferentes culturas respecto a estas piedras, o acerca de su papel en el culto. Esta información está disponible, no obstante, en los autores clásicos, inscripciones sobre los “massebot”, sitios cultuales excavados, y otros relevantes artefactos como monedas y sellos.

Las piedras pilares eran objetos de veneración y culto, representaciones an-icónicas convencionalizadas de una deidad –an-icónica sólo en el sentido que no trataban de representar una semejanza física (Stcokton, 1974; Patrick, 1990). No eran signos, convenciones representando algo no presente o meramente sugiriendo la existencia de algún ser trascendente, como la palabra “Baal” en una página impresa. Fenomenológicamente eran símbolos evocando una presencia, u objetos con el poder de la presencia, y de esta manera, endiosados en cierto sentido para todo propósito práctico.

Los “massebot” Nabateos sugieren que la forma y tipo de piedra identificado con una determinada deidad era una cuestión de convención local más bien que una arcaica tradición nacional. Entre los Nabateos, la “masseba” del dios Dusares en Petra era cuadrada pero una oval había en Adraa. Dusares de Adraa, sin embargo, era representada en las inscripciones de los peregrinos en Petra por una piedra oval (Patrich, 1990).

Los relieves de las monedas indican que estas piedras podían estar en el medio de templos cerrados (Biblos), para ser puestas en pares bajo un árbol viviente (Tiro, figura abajo), eran el objeto central dentro de un edificio (Paphos), y eran llevadas en una especie de vagón especialmente construido para ello (Sidón). También podían ser usadas como votivas, sea como regalos hechos al dios o como recuerdo del que las donaba.


MONEDAS TIRIAS

PIEDRAS PILARES, BAMOT, HAMMANIM, Y ASHEROT

Esta última conclusión está basada en sitios Fenicios donde una piedra pilar más grande tenía otras más pequeñas arregladas delante o alrededor a veces inscritas como donadas a tal o cual dios. Estos piadosos actos sugieren que el “masseba” principal era concebido como encarnando una presencia real, que no como un signo convencional para un dios ausente (Stockton, 1970; 1974).

La inscripción Aramea de Sefiro se refiere a las piedras sobre las que están inscritas como “bty ´lhy´” (betilo, en Griego) (KAI 222 C:2,7), “casa de los dioses”, a pesar que cada piedra es descrita físicamente como una “nsb´”, “piedra pilar, estela” (KAI 222 C:17). El término Arameo está conectado con el Griego “baitylos” el cual, de acuerdo con Filon de Biblos cuando cita al sacerdote antiguo Fenicio Sankuniaton, es un término que nombra tanto a un dios como a una piedra animada, o sea, piedras que tenían la habilidad de moverse independientemente (Fitzmyer, 1967; Baumgarten, 1981). Aunque Filon no conecta los “baityls” que se adoraban con las piedras animadas, la noción que ciertas piedras tenían poderes inherentes estaba aparentemente extendida en la antigüedad tardía (Baumgarten, 1981; Patrich, 1990; van der Toorn, 1997).

Este bosquejo, el único tipo que justifica los datos disponibles, es amorfo cronológicamente y no es específico. Sin embargo, considerado heurísticamente a la luz de su debilidad, hace posible una comprensión apreciativa de esta pequeña habitación de la Edad de Bronce Tardía en Azor con su colección de diez deidades: una representada como una semejanza, el dios sentado; una como una estela decorada con símbolos, y las otras “anónimas” (Yadin, 1958; Stockon, 1970).

El más temprano alineamiento de diez grandes “massebot” perteneciente a la temprana Edad de Bronce Media IIC ante los cuales se encuentra una gran pila labrada en Gezer estaba más bien situado en un “temenos” al aire libre más grande –a juzgar por el contemporáneo templo del obelisco en Biblos.

El posterior templo al aire libre Madianita en Timna de los periodos de la tardía Edad de Bronce/Hierro, siglo XII a.C., contenía una línea de seis “massebot”, y una pila en el lado occidental de un bien definido “temenos”. Estos, no obstante, no eran el punto central del templo que contenía una habitación interior cuadrada opuesta a la entrada (Rothenberg, 1988). Las piedras pilares pueden haber sido votivas, o anicónicas representaciones de deidades secundarias en el panteón local.

Bastante distinto de todo esto es el empleo de una “masseba” como estela memorial, por ejemplo, un memorial, celebrando algún evento como la que puso Sisaq en Megido y Sargon en Ashdod, o en contexto funerarios, para conmemorar a los muertos (H. Tadmor, 1967; KAI 34-5). Su función funeraria puede continuar una tradición prehistórica. Las piedras erigidas son comunes en las tumbas túmulo del Sinaí oriental y de los altos del Negev. Están normalmente situadas en la pared oriental de los túmulos, de cara al este. Así, su situación corresponde al de las piedras agrupadas no asociadas con entierros (Avner, 1984).

Los datos bíblicos son congruentes con este bosquejo de datos arqueológicos. Los “massebot” estaban hechos de piedra (Gen. 22:18; 31:13; Exódo 31:45), y eran construidos, “b-n-h” (Exódo 24:4; 1 Reyes 14:23), situados, “s-y-m” (Gen. 28:18), erigidos, “r-w-m” (Gen. 31:45; Lev. 26:1), etc. Si no eran encontrados con la forma apropiada, podían ser levantados artificialmente, “hytybw msbwt” (Os. 10:2), “haz un buen massebot”, una expresión que clarifica lo que implica el uso de “b-n-h” dado que uno no puede construir un objeto de piedra. En la mayoría de las situaciones, solo se erige un único “masseba”, pero en dos casos se mencionan múltiples “massebot”: 12 en el Sinaí (Exod. 24:4) y muchas en Bet Semes en Egipto (Jer. 43:13). No hay otras referencia bíblicas claras acerca de múltiples “massebot”.

Los texto bíblicos informan de “massebot” en muy pocos sitios en Israel:

1. Betel (Gen. 28:10-22; 32:23) donde una piedra local es ungida como “masseba”. Este ejemplo provee el mejor caso de un tipo de “masseba” “animada” no solo por el nombre Betel, sino también porque el mismo Jacob dice que hay poder inherente en la piedra –dos sello Minoicos representan figuras desnudas junto o detrás de piedra naturales redondas, abrazándolas, mientras que un anillo describe a una mujer de rodillas o reclinándose sobre una piedra con forma similar--. La conexión es fortalecida por la asociación de la historia de con el sueño en la historia de la experiencia de Samuel en el santuario de Silo, y con la de Kirta en la tradición mítica de Ugarit.
2. Gilead (Gen. 31:43-54) donde se describe a una “masseba” erigida por Jacob y un montón de piedras puesto por los hijos de Jacob. La “masseba” parece funcionar inicialmente como una marca memorial para el convenio entre Laban y Jacob, y como marca fronteriza.
3. El sepulcro de Raquel (Gen. 35:16-20)
4. Samaria (2 Reyes 3:2; 10:27) donde una sola “masseba” de Baal permaneció en el tempo de Baal. Dada la reverencia inicial con la que era tratada –fue desplazada, no destruida- esta “masseba” puede haber sido considerada una presentación anicónica de la deidad y considerada animada. Según “2 Reyes 10:25”, se puede deducir que la “masseba” fue desplazada de un lugar público y puesta en algún lugar en el templo. Posteriormente fue quitada de ahí, quemada, quizás como forma de desacralización ritual o quizás como una manera de debilitarla físicamente (o ambas), y finalmente destruida.
5. Jerusalem, sobre una colina del Monte de los Olivos (2 Reyes 23:13-14; 2 Cro. 34:4) donde se informa que Salomón construyó “bamot” para la “`astoret” de Sidón”, Kemosh de Moab, y Milkom de Amón. Cuando Josías destruyó estos tres “bamot”, también destruyó sus pertenencias cultuales entre las cuales se menciona un “massebot”. La referencia no indica si había una o más de estas asociadas con cada dios.
6. Emeq hammelekh, el valle del rey (2 Samuel 18:18), donde Absalón construyó un memoria funerario par él mismo.
7. Cerca de la fontera con Egipto (Isa. 19:19) donde se establecerá un “masseba” para Yahvé en el futuro.
8. En un templo de Yahvé en algún lugar de Siquem donde una tradición mantiene que Josué tomo una gran piedra y la erigió bao una encina en el templo (Jos. 24:26).

En adición hay “massebot” en Tiro (Ezeq. 26:11), Bet Semes-Heliopolis en Egipto (Jer. 43:13) y en el Mt. Sinaí (Ex. 24:4).

Finalmente, está la afirmación global acerca del “massebot” “en cada colina y bajo cada árbol verde/florecido”, una expresión que es tomada como un significante retórico que quiere decir “en todas partes”. Las anotaciones del historiador Deuteronómico mencionan que los Judaítas continuaron poniendo “massebot” en cada alto y bajo todo árbol frondoso (1 Reyes 14:23), después de esto permanecieron en uso (2 Rey. 16:4). Los Israelitas del norte actuaron de similar manera (2 Rey. 17:10).

El papel del “massebot” en el contexto cultual no está hecho explícito por ningún texto bíblico, y poca información hay acerca de los rituales en los que estaban involucradas. La narrativa de Jacob, la cual en su formulación presente puede reflejar sensibilidades Israelitas pasadas a través de un filtro Judaíta-Jerusalemita, proveen alguna información. En Gen. 28:18, Jacob unge un “masseba” después de erigirla, pero la unción no es ni dedicatoria ni iniciática, más bien es un reconocimiento respetuoso del poder manifiesto dentro de la piedra, a esto se refiere Gen. 31:13. En ningún sitio iguala la narrativa la piedra con la deidad, pero permite que el dios esté en cierto sentido presente en esta, pero a parte de la piedra (un Obelisco en el Templo de Biblos de la Edad de Bronce Media tenía nichos esculpidos en los cuales estaban colocadas unas estatuillas. Es una expresión material del poder divino que habitaba en la “casa del dios”, ilustrando claramente como la expresión era comprendida en aquellos tiempos en Biblos bajo al influencia Egipcia).

Sobre el fundamento literario y los datos de la arqueología comparativa, se pueden extraer algunas conclusiones acerca de los “massebot”.

Primero, eran representaciones an-icónicas de la deidad cuya función era garantizar su presencia cuando uno se dirigía a ella. Dado que los “massebot” eran parte del panorama religioso-cultural mucho antes del establecimiento de Israel, parece ser que la prohibición contra las imágenes en Exodo 20:4-5; Deut. 5:8-9, excluían los “massebot”. Parece como un argumento desde el silencio basado en el hecho que no se refiere a estas específicamente ni las señala indirectamente. Además, las cuatro exhortaciones contra los “massebot” en lenguaje Deuteronómico están dirigidas contra los “massebot” no Israelitas erigidos por los habitantes pre-Israelitas del país (Exod. 23:24; 34:13; Deut. 7:5; 12:5). Se llamaba a su destrucción porque garantizaban la presencia de los dioses que las habitaban incluso después que aquellos que las habían erigido ya no habitaban el país.

Aparentemente, los Israelitas establecieron sus propios “massebot”, Isaías 19:19 habla positivamente acerca de un “masseba” para YHWH. De todas maneras, se puede inferir de dos prohibiciones específicas contra esto en textos tardíos pre-exílicos: Deut. 16:22, “ni te levantarás estatua,(F) lo cual aborrece Jehová tu Dios”, y Lev. 26:1, “No haréis para vosotros ídolos ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios”. Estas posteriores prohibiciones reflejan un cambio en las sensibilidades religiosas entre ciertos grupos después del siglo VII a.C. Por lo tanto, parece que el “massebot” de Arad, el Sitio del Toro, varios lugares en Dan, y Laqis eran Yahvistas, canales an-icónicos para la presencia de YHWH.

En Arad, más de un “masseba” sugiere que más de una deidad era invocada ahí. El diminutivo tamaño de la segunda “masseba” según Avner, representaba una hembra. La “masseba” en el Yacimiento del Toro y descubrimientos relacionados indican que una sola deidad era ahí adorada, igual que en el templo de Azor. Los rincones de culto tempranos en Dan indican una pentada de deidades, mientras que los más tardíos una triada. Empleando el criterio de Avner, la triada puede haber sido una familia: varón, hembra, niño. El yacimiento de Laqis es más problemático. El circulo de cenizas frenta a la cara sur de la “masseba” parece ser los restos carbonizados de un palo.

En una variedad de textos bíblicos representando diferentes estilos literarios, tradiciones redaccionales, y periodos históricos se asocian varios objetos de culto con los “massebot”:

´aserah, ´aserot, 11 veces: Exod. 34:13; Deut. 7:5; 12:3; 16:21-22: 1 Rey. 14:23; 2 Rey. 17:10,16; 18:4; 23:14; Mic. 5:12-14; 2 Cro. 14:2; 31:1.

mizbeah, altar(es), 11 veces: Exod. 24:4; 34:13; Deut. 7:5; 12:3; 16:21; 1 Rey. 14:23; 2 Rey. 23:12; Isa. 19:19; 2 Cro. 14:2; 31:1; 34:4.

Bamah, bamah/ot, “lugar alto”, 7 veces: 1 Rey. 14:23; 2 Rey. 17:9; 18:4; 23:8; 2 Cro.14:3; 31:1; 34:3.

Lo que realmente era una “bamah” es incierto tanto filológicamente como arqueológicamente. Se tiende a pensar que un “bamah” era un lugar público accesible con “massebot”. La manera casual en que los diferentes arqueólogos usan esta palabra para etiquetar varios tipos de descubrimientos esta basada en la filología en que “una palabra significa exactamente lo que quiero que signifique”.

En textos que se refieren al culto, se hace mención de un tipo de artefacto que es distinto de un altar. Esto queda claro dado que son mencionados en tándem. P. H. Vaughan en su estudio sobre el término concluye que cuando es aplicado a situaciones cultuales se puede referir a una plataforma, y por extensión semántica a un altar y algunos tipos de santuarios (1974). Podían ser derribados piedra tras piedra, n-t-s, (2 Rey. 23:8,15) y/o quitados (2 Rey. 18:4,22). Ezek. 16:15-23 indica que podía ser cubiertos con ropa usada por la gente y podía funcionar aparentemente como pedestales para las imágenes. M. Greenberg (1983) llama la atención sobre Prov. 7:16 donde una seductora adúltera se hace eco de la imaginería descrita en Ezequiel al describir como extiende una colcha sobre su cama. Esto podría ser una indicación indirecta de que algunos “bamot” tenían el tamo de una pequeña cama de manera que uno subía/ascendía hacia ellos (Jer. 48:35). Algunos versículos en el Deuteronomio, Deut. 12:3; 16:21-22, ofrecen un corto esbozo acerca de qué tipo de objetos estaban asociados con varios “bamot” e indican mínimamente que tenían lugar rituales ante o involucrando imágenes y que las ofrendas eran hechas ahí a varias deidades.

J. M. Grintz (1977) sugiere sobre la base de topónimos formados con el término que “bamot” era un tipo de instalación originada en Moab e introducida en Cisjordania durante el periodo de la Edad de Hierro I. Esta conclusión está basada en una solida comprensión filológica. Las referencias a los “bamot” Moabitas sugieren que podían ser ubanos (Isa. 15:2; 16:12).

De todos los objetos asociados con “massebot” el primero, la “´aserah”, es la fuente más probable de las cenizas frente a la piedra en Laquis. Como la “masseba” una ´aserah podía también ser fundada bajo un árbol frondoso (1 Rey. 14:23; 2 Rey. 17:10; Jer. 17:2).

Un compuesto del objeto al que se le da culto al que los escritores bíblicos se refieren con el término “´aserah” es fácilmente ensamblado. Podía ser hecho, “´s-h”, un término muy general (1 Rey. 14:15: 16:33; 2 Rey. 17:16, etc.), construido, “b-n-h” (1 Rey. 14:23), o erigido, “n-s-b”, “`-m-d” (2 Rey. 17:20; 2 Cron. 33:19). Todos estos términos implican que era un objeto manufacturado o un objeto natural cuya nueva posición la hacía una “´aserah”, lo mismo que una piedra del campo podía ser hecha una “masseba”. No obstante, una “´aserah” también podía ser plantada, “n-t-`” (Deut. 16:21), indicando que también podía ser un objeto viviente, específicamente, cualquier árbol. Una “´aserah” podía ser cortada, “g-d-“ (Deut. 7:5; 2 Cron. 14:2; 31:1).

La versión de los LXX traduce todas las veces excepto dos la palabra “´aserah”, como “alsos” “bosquecillo”. Dos veces traduce la palabra como “dendra”, “árboles” (Isa. 17:8; 27:9) (Day, 1986; Olyan 1988; T. Binger, 1997). T. Binger sumariza la discusión de cómo los LXX emplean “alsos” en otras partes sugiriendo que los traductores tradujeron la palabra a la luz de su familiaridad con el uso de bosques sagrados en sus época y que sin advertirlo eliminaron una diosa del texto Hebreo. Concluye que la traducción de los LXX no es de fiar cuando se trata de interpretar el significado del Hebreo “´srh”.

La Mishna y la Tosefta contienen información valiosa acerca de “´aserah” ignorada por los biblicistas. En Abodah Zarah, capitulo 3, tiene lugar una discusión referente al uso que los Judíos hacen de objetos tales como las imágenes, montañas, moradas, árboles, o pilas de piedras usados en el culto idólatra. Dice:

1. un árbol plantado desde el comienzo pensado para la idolatría –esto está prohibido (a los Judíos, sea cual sea el uso).
2. (Un árbol no pensado para este uso desde el comienzo, pero que un idólatra) le da forma y recorta para el propósito de la idolatría (está prohibido); si el árbol da brotes de nuevas ramas, un Judío puede usar los brotes.
3. (Si el árbol no fue plantado para el propósito de la idolatría, pero el adorador) pone un ídolo detrás y después lo desacraliza quitando el ídolo y declarándolo no-sagrado) esto está permitido.

“Qué es una “´aserah”? cualquier árbol bajo el cual se realiza la adoración de un ídolo. R. Simon dice, “cualquier árbol que adoren”.

Había una vez en Sidon un árbol que usaban para adorar, y bajo este (Judíos que aparentemente poseían el árbol) fundaron un montículo de piedras. R. Simon le dice: “Examinad el montículo”. Lo examinan y encuentran un imagen. Les dice, “Dado que en (realidad) adoraron la imagen, dejémosle (a los Judíos) el uso del árbol (m. Abodah Zarah, 3:7).

Tosefta Abodah Zarah 5:3-6:8 trata con estos temas en la Mishna. Ofrece información adicional:

“Y qué es una Aserah?
Cualquier árbol que los gentiles adoran y
Cuidan, pero no comen de su producto”.

R. Simon b. Elazar dice, “Hay árboles “´aserot” en la tierra de Israel: un algarrobo en Kefar Qasem y en Kefar Pigshah, un sicomoro en Rano y en el Carmelo (Abodah Zarah 6:8).

De acuerdo con esas citaciones, una “´aserah” podía ser un árbol (1) en su estado natural diseñado sagrado sea mediante el culto o (2) mediante ser recortado, tallado para tener cierta apariencia no natural, según la convención local, y después marcado como sagrado. (3) si es un árbol frutal, podía devenir una “´aserah” aunque sus frutos no eran consumidos. Esto indicaba que sus frutos no eran cogidos para uso “secular”. (4) Un árbol también podía ser una “´aserah” si era diseñado para albergar algún tipo de culto idólatra.

Estas afirmaciones tannaíticas coinciden con la tradición de los LXX y la Vulgata que conocía a la “´aserah” como un árbol viviente, con las monedas Tirias que describen los árboles con ramas podadas y forma para albergar el “massebot” bajo sus frondosas ramas, y con algunas alusiones en textos mánticos bíblicos, Isa. 44:12-17. Los datos bíblicos sugieren que los “´aserot” eran artefactos más altos que largos o anchos, que es por lo que eran “erigidos”, que estaban hechos de madera, y que estaban establecidos en lugares de culto.

Asumiendo que las tradiciones tanto de los primeros bíblicos como los tardíos tannaiticos, los LXX, y la Vulgata reflejen con exactitud el tiempo en que fueron escritas, se puede concluir que el uso de una “´aserah” manufacturada declinó en Palestina después del periodo Persa, mientras que el uso de la “´aserah” natural aumentó. Además, el posterior uso apoya claramente la comprensión de la “´aserah” que ofrece Deut. 16:21, un texto del siglo VII a.C., que se refiere a un árbol natural, “kol ´es”, “cualquier (especie) árbol”, y la narrativa acerca de Abraham plantando un tamarisco en Beer Sheba (Beerseba) e invocando el nombre de YHWH en Gen. 21:33, en una historia del siglo VIII al IX, como reflexión de la piedad prohibida en el Deuteronomio del siglo VII. (La yuxtaposición de la referencia de plantar un Tamarisco y la prueba de Abraham en Gén. 22, la historia del sacrificio de Isaac, pertenece a la tradición del redactor de la narrativa de JE quien deseaba enseñarnos que YHWH veía el tratado de Abraham con Abimelec de Gerar así como su aventura en la horticultura como señal de una deslealtad potencial, y por ello deseó probarlo). Los datos extra bíblicos apoyan esta evaluación.

Un relieve de Tiro encontrado en Kouyunjik muestra un árbol sagrado o palo surgiendo del templo de Melqart en Tiro en tiempos de Sanaquerib, mientras que Plutarco menciona que este palo representa a Osiris. Un relieve diferente en Tiro, de los tiempos de Tiglat-Pileser III, muestra tres árboles naturales en la parte superior de ciertos edificios (Barnett, 1969).

Las ventajas de una “´aserah” manufacturada sobre un árbol viviente son obvias. Se podían mover, cambiar de lugar, y no exigían ningún mantenimiento particular.

Si el circulo de cenizas en Laquis representa o no los restos carbonizados de un palo o de un árbol joven plantado delante del “masseba” no puede ser determinado. Pero los datos examinados arriba hacen posible identificarlo como una “´aserah”.

CONCLUSIÓN
Consideradas como grupo, los lugares de culto descritos y discutidos arriba comprenden una colección extremadamente heterogénea. Indican que la religión era practicada de manera diferente en la casa, el pueblo, el santuario, el templo urbano, y el santuario extra-urbano, dando mucha credibilidad a la taxonomía del Deuteronomio de los círculos sociales dentro de los cuales las prácticas religiosas y creencias eran practicadas: región (Deut. 13:2-6), familia (Deut. 13:7-11); y ciudad (Deut. 13:13-16). También indican que dentro de estos delimitados cículos social-geográficos, donde eran usados lugares de culto, había diferencias en la arquitectura, diseño, y accesorios. Creo que también había diferencias de ritual, personal sacerdotal, tradiciones sagradas, y mitología. Además, como arriba hemos visto, algunos sitios atestiguan un culto politeísta.

Estos sitios, y los otros donde no se ha encontrado esta evidencia, no ofrecen evidencia directa de las deidades adoradas. La inscripción de Ajrud y El-Qôm indican que YHWH y Ashera eran adorados como par conectado o díada. Además, dado que ni los artefactos ni la arquitectura de estos dos sitios se repite en ningún otro lugar, no es fácil sacar conclusiones de los sitios alfabetizados para los no-alfabetizados. Pero es posible inferir que cierto culto politeísta era conocido por aquellos que ejecutaron las grabaciones en la cueva de Beit Lei sobre la base de los dibujos lo mismo que se puede observar sin ambigüedad en algunas inscripciones en Ajrud.

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