viernes, 17 de julio de 2009

ESCARABAJOS Y SELLOS

ESCARABAJOS Y SELLOS

Otros artefactos también proveen información acerca de la religión Israelita: escarabajos, sellos, y bulas.

Los escarabajos encontrados en contextos de la Edad de Hierro Israelita no funcionaban exclusivamente como signos identificativos como era el caso de Egipto muchos fueron manufacturados localmente copiando motivos Egipcios y hieroglíficos y muchos fueron usados como hechizos, baratijas, y ornamentos además de funcionar como signos identificativos personales. Un análisis de los dioses descritos en estos amuletos y de las leyendas inscritas puede ofrecer una comprensión de lo que era popular en diferentes partes del país durante diferentes periodos. Igual que el “ankh”, símbolo de la vida y prosperidad estuvo combinado con crucifijos en Europa a finales de los años 60 y comienzo de los 70 como símbolo religioso o casi religioso, así los escarabajos y sus inscripciones pueden haber sido símbolos de la religión popular durante la EH.

No hay indicaciones que tuviesen ningún estatus cultual en Israel. No aparecen como votivos o en combinación con otros artefactos cultuales. Sin embargo, su presencia indica que los Israelitas encontraron algo encantador, quizás hasta con significado, y ciertamente benignos en ellos.

Los amuletos Egipcios encontrados en sitios de la EH Israelita revelan un repertorio remarcablemente restringido de dioses e iconos: Isis y el niño Horus (Herrmann, 1993); Sekmet o Bastet (Herrmann 1993); Bes (Herrmann, 1993); Ptah (Herrmann, 1003); y el ojo divino, Udjet (Herrmann, 1993). Aunque Egipcios en el diseño, la popularidad de estas figuras particulares puede ser indicativa acerca de los Israelitas que los compraban.

Los amuletos de Isis y Horus representaban a la esposa fiel y la madre, la protectora de los niños; Sekhmet/Bastet, el amigo del que es fiel a los dioses y el enemigo de sus enemigos; Bes, un protector; Ptah, el creador del mundo mediante la mente expresada en palabras; y Udjet, la presencia que todo lo ve, la fertilidad, y la protección. Esas figuras en la comprensión e interpretación Israelita comprendían un tipo de seguro contra varias enfermedades que podían afectar a la gente.

Los sellos y bulas con inscripciones y/o motivos icónicos grabados ofrecen una comprensión más directa de la religión Israelita. Estos, aparentemente, servían para identificar a sus dueños sea mediante el nombre inscrito, o mediante una combinación de motivos o ambos. No es fácil determinar si los sellos son Israelitas, Moabitas, Amonitas, o Fenicios. Algunas veces, el elemento teofórico en un nombre personal puede proveer cierta información, o el elemento teofórico en combinación con información acerca de donde procede el sello (Lemaire, 1993; Sass, 1993; Avigad y Sass, 1997).

M. Shuval ha catalogado los sellos de la EH de Israel y señalado la discontinuidad con los sellos de la EB tardía en dos niveles. La manufactura de los sellos de la EH es bastante cruda cundo se compara con los de la EB Tardía. Los detalles no están representados sino que son indicados esquemáticamente. Además, en la EH, los sellos cambiaron de forma y diseño. Hubo una reducción en el rango de motivos, símbolos, formas, y figuras. Por ejemplo, las diosas en su trono, héroes desnudos, fuentes fluyendo, escenas de fiestas, y escenas involucrando reyes y dioses, todas estas desaparecieron. Fueron introducidas nuevas escenas y motivos fueron introducidos junto con nueva combinaciones de símbolos. Escenas de carros con su conductor, las riendas alrededor de su cintura conduciendo un carro tirado por un solo caballo mientras lleva en su mano un arco o un palo están atestiguadas desde el siglo XI a.C. hasta comienzos del siglo IX; los arqueros mirando hacia la derecha aparecen durante los siglos X y IX. Ambos desaparecen a partir de la EH II. Figuras tomadas como deidades debido a la representación de atributos Egipcios y otros atributos divinos como alas, sombreros cónicos, cuernos, serpientes, cabeza de falcón (Seth), y barba bien arreglada están atestiguadas en los siglos XI hasta el X a.C.; deidades sobre diferentes cuadrúpedos están atestiguadas desde el siglo XI hasta el VII a.C.; animales siendo amamantados se encuentra a partir del siglo VII a.C. en adelante. En adición, árboles sagrados en varias representaciones y músicos tocando la lira grabados en diferentes estilos aparecen también en unos cuantos sellos (Shuval, 1990).

La distribución geográfica de los 82 sellos publicados es heterogénea. Algunos fueron encontrados en las montañas centrales y ninguno en Galilea, los principales centros de ocupación Israelita. La mayoría provienen de interior y centro de la llanura costera. Los principales sitios representados son Tel-el Far`ah (Sur), Tel Jemme, Tel Qasile, Acre, Gezer, Tel en-Nasbeh, Beth Shemesh, y Beth Shean. No es posible extrapolar esta dispersión con el significado de estos iconos respecto a las montañas centrales de Israel.

B. Sass ha estudiado cerca de 700 sellos de la EH. Aproximadamente 500 de estos son sin-iconos; unos 370 de los 500 están inscritos epigráficamente mientras 130 están mezclados. Algo menos de 200 sellos de los 700 estudiados son sin-inconos (Sass, 1993). Los iconos de la EH II estaban mejor hechos que los de la EH I, y entre los representados en el inventario de Sass hay plantas, reptiles, pájaros, leones, ibex, ciervos, un caballo; cuerpos celestiales y varios humanos. En esos sellos, la influencia Semítica del Este reemplazó a la Egipcia, prominente en la EH I.

A medida que se avance en estudios monográficos el estudio de la religión vendrá a ser más claro.

CONCLUSIONES
Tres principales tipos de figuras han sido encontradas: diosas, gente, principalmente mujeres, y animales. Los de las diosas indican la existencia de un culto solar, o alguna otra forma de adoración celestial, y sugieren que un número de deidades femeninas eran parte de la religión Israelita. Los referidos a gentes indican que las figuras eran usadas en rituales concernidos con el nacimiento, embarazo, lactancia, y la muerte. Las figuras de animales, como las representadas en la cerámica encontrada en la cueva de Jerusalem (A. Holland, 1977), señalan hacia una reforma del culto solar o celestial; como votivas, algunas pueden representar tipos de animales que fueron sacrificados en ocasiones particulares.

Eran usados en las oraciones, bendiciones, maldiciones, rituales apotropaicos y profilácticos, en la magia simpática, como imágenes de los dioses, iconos para los dioses, votos de los devotos. Si estaban o no ritualmente investidos con poder por los sacerdotes, santos, o individuos no especialistas con el debido conocimiento, esos artefactos atestiguan acerca de una esfera activa del culto restringida a un tiempo no específico, lugar, o persona. Por las figuras involucradas en los sellos que representan un culto que involucraba a las mujeres primariamente, aunque no exclusivamente. Su existencia claramente implica un cuerpo de conocimiento tradicional acerca de cómo y por qué estaban hechos, investidos de poder, y eran usados, e indican su importancia en la vida religiosa de la comunidad dentro de la cual eran estimados.

Los datos acerca de los altares Israelitas, tanto de fuentes arqueológicas como literarias, revelan que un gran número de estos eran usados: los elevados un poco, hechos de tierra y piedras para las ofrendas “`olah” y “zebah” dedicadas a YHWH; altares bajos no dedicados a YHWH para sacrificios similares (la habitación del altar en Dan); altares con y sin base (altares pequeños en la habitación del altar en Dan), con y sin cuernos; con forma redonda y cuadrada (no rectangulares o triangulares); altares grandes y pequeños en yuxtaposición (Arad y Megido).

Considerados como grupo, señalan hacia una variedad de rituales, a rituales con diferentes objetivos, y como si algunos tipos de altares específicos estuviesen dedicados a deidades específicas dentro de una región dada, ej., parte superior redonda vs. cuadrada, más pequeños vs. grandes, para el culto a deidades diferentes. Aunque algunas de las diferencias pueden ser explicadas en términos de diversidad regional y cambios estilísticos diacrónicos, la naturaleza conservadora del culto anima al conservadurismo a la hora de blandir estas explicaciones. La variedad señala hacia la existencia de una tradición, desconocida para nosotros, que explicaba el significado de las diferencias, que clarificaba la preferencia de uno en lugar del otro en términos que caen bajo la rúbrica contemporánea de la historia, mito, y teología.

Por ejemplo, la función cultual de los cuernos es un pre-conocimiento comprendido en la literatura bíblica, ninguna etiología ha sido proporcionada en ningún sitio. Consecuentemente, su origen y el pre-conocimiento acerca de estos puede haber surgido en cultos anteriores a la EH en el antiguo Cercano Oriente. Aquí, también, los estudios no han aportado ningún esclarecimiento. S. Diamant y J. Rutter (1969) quisieron explicar el origen conectándolos con los llamados “cuernos de consagración” Minoicos los cuales, dicen, se originaron como soportes de las hoyas sobre el fuego del hogar. La ventaja de esa explicación es que presenta los cuernos del altar con una genealogía práctica, pero, incluso si esto es correcto, falla en clarificar la evolución de su función cultual en sacrificios de sangre.

En el santuario, los cuernos pueden haber sido decorativos, no cultualmente necesarios. Además, los dos cuernos ofrecen un base muy pobre para sostener una hoya. Mínimamente, un tripoide cumple mejor la función. Consecuentemente, incluso una porpuesta práctica acerca del origen de los cuernos en los altares Israelitas carece del apoyo de la evidencia.

El descubrimiento de bases de cerámica a lo largo de los altares o independientemente de estos en lugares de culto, también indica la existencia de rituales con sus correspondiente reglas, interpretaciones, y mitologías desconocidas en los textos existentes. Dado que estos artefactos están cerca del altar, su función – significado ha de haber sido diferente de el del altar (Laqis, Megido). Sin embargo, dado que también aparecen independientemente de los altares (Aí, Azor), no pueden ser considerados meros implementos de arcilla o utensilios que acompañaban al altar.

Obviamente señalan una compleja mitología las decoraciones en los estantes cultuales de Ta`anach, los modelos tan bien elaborados de santuarios de Megido, y los varios iconos relacionados en los sellos. Esos relieves y figuras virtualmente tridimensionales conectan en una dirección con las representaciones en el templo de Salomón, y en otra con los relieves en la cava de enterramientos en Tel Eton, y otras con ciertos tipos de figurillas , y finalmente con varios pasajes bíblicos que contienen alusiones míticas. A través de ellos se hace claro que en ciertas partes de Israel las esfinges de diferentes tipos eran características, que leones, cabras, chivos, bóvidos, y discos del sol alados eran parte de la explicación del cosmos, y que las figuras desnudas de mujeres y hombres agarrando una serpiente eran parte de lo que componía la realidad.

Una deducción secundaria de esos estantes y modelos justifica suponer la existencia de estructuras sagradas, cuya apariencia ni siquiera está sugerida en la Biblia. La falta de referencia no es motivo para romper la inferencia de su existencia. Ninguna cita bíblica, y para este tema, ningún templo del Bronce medio o tardío podría haber preparado a los estudiosos contemporáneos para imaginarse el templo del Hierro II en Dan tal y como vino a la luz mediante las excavaciones. Solo las innovaciones de Ajaz, relatadas en 2 Reyes 16, indican que mucho más fue permitido y tolerado en el culto que muchos estudiosos contemporáneos de la historia bíblica no considerarían razonable.

Alguno de los edificios hipotéticos habrían sido grandes y costosos, intimando un ámbito de pensamiento y especulación no mencionados en la Biblia aunque estuviese bien desarrollado en círculos sacerdotales. El silencio acerca de estas estructuras en los textos proféticos, donde se podría espera alguna mención, puede ser una indicación que, desde dentro de partes de las comunidades Yahvistas, no había nada objecionable en esas estructuras ni en la imaginería cósmica-trascendental que representaban.

Los modelos de santuarios, expresión artística de inmanencia divina, también señalan más allá de ellas mismas la existencia de cultos domésticos. Una deducción secundaria para afirmar su existencia es que una variedad de estructuras locales, antiguos equivalentes de capillas rurales, sazonaba las áreas rurales, y que estas pueden haber estado dedicadas a diferentes deidades o a muchas manifestaciones de unas cuantas deidades.

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