lunes, 27 de septiembre de 2010

AJRUD COMO TEXTO Y CONTEXTO

AJRUD COMO TEXTO Y CONTEXTO
La descripción de la ecología “arte-factual” de este sitio indica que mucho tiempo y esfuerzo llevó crear un sitio estético dentro del cual se pudieran llevar a cabo ciertas actividades. La Inscripción del muro que menciona a Baal, El, y YHWH, y Asherat en diferentes secciones de la estructura principal sugiere que el todo era una estructura dedicada, -planificada con anterioridad para un cierto propósito, y que su “raison d´être” (razón de ser) era cultual. La ausencia de algún objeto de culto sin-ambigüedades como sería un altar parece desafiar esta interpretación, pero los contenidos de la inscripción en la pared inclinan la balanza conclusivamente a favor de lo anterior (1).

Se han encontrado en el sitio pesos de telar y fragmentos de textiles que apoyan esta interpretación indirectamente. Aproximadamente 100 fragmentos de textiles, primariamente lino y también algunos de lana, se encontraron en el sitio; las piezas más grandes se encontraron en la habitación-almacén que da al sur. El descubrimiento de los pesos de telar en dos lugares, dos bultos que contenían fibras de lino, hilo para tejer e hilo torcido para coser indica que los textiles eran manufacturados en el sitio para uso local (Sheffer, 1978; Sheffer y Tidhar 1991). La confección de vestidos especiales es referida en 2 Reyes 23:7 como actividad realizada en el templo.

Se encontraron varias piezas de textiles que eran artículos “Shaatnez”, que contenían una mezcla de lino y lana (Sheffer, 1978; Sheffer y Tidhar 1991). Ropa hecha de esta mezcla de tejidos están prohibidos en Lev. 19:19, Deuteronomio 22:11. Esta es una norma para la que había una notable excepción. Consideración de los vestidos prescritos para el sumo sacerdote, Éxod. 28:6, 8, 15; 39:2, 5, 8, 29 indica que los artículos de “Shaatnez” estaban hechos de lino y lana teñida específicamente (los sacerdotes regulares, en contraste, llevaban vestidos de lino puro cuando oficiaban). Esta yuxtaposición de prohibiciones y prescripciones sugiere que los vestidos hechos con “Shaatnez” eran considerados sagrados y estaban restringidos para el uso de algunos sacerdotes. El descubrimiento de textiles “Shaatnez” en “Ajrud”, in combinación con otras evidencias, refuerza su identificación como lugar cultual.


Z. Meshel fecha el sitio sobre la base de la paleografía tipo Fenicia de las inscripciones en la pared, la ortografía Hebrea de otras inscripciones, la arquitectura, y la cerámica cerca del 800 a.C. (Meshel y Meyers, 1976; Meshel 1978; Ayalon, 1995; J. Naveh 1979 y F.M. Cross 1980) fechan las inscripciones paleográficamente en el 800 a.C. mientras que A. Lemaire (1984), argumenta a favor de una fecha cerca del 700 a.C.

En contraste con la paleografía, el inventario de cerámica parece apoyar una fecha en el siglo IX mejor que en el VIII. El Carbono 14 realizado en muestras de productos orgánicos encontrados en Ajrud –trozos de lana, frutas, e incluso cabellos humanos- da un promedio de fechas entre el 830 y el 750 a.C. (D. Segal, 1995).

Para complicar un poco más el tema, hay sugerencia de influencias Fenicias en el sitio dada la atestiguación de algunos motivos artísticos que son bien conocidos en Fenicia: los adornos con la figura de Bes, árboles sagrados, y leones (E. Stern, 1976; P. Beck, 1982). Esto inclinaría la fecha hacia el siglo IX.

Una conclusión histórica derivada de esta lectura de los adornos artísticos, cerámica, y de la paleografía Fenicia-Hebrea es que el sitio religioso representa una mezcla de practicas religiosas del sur y del norte, Judaitas e Israelitas (Dever, 1989; Meshel, 1992). Algo poco probable.

Habría que aclarar que se entiende por “paleografía Fenicia” en estas inscripciones. Incluso si se admite que hay características Fenicias en algunas letras, para el 800 a.C., esto podría implicar que el escriba había aprendido estas letras en Fenicia, podría ser en Dor en la costa, o en una de las ciudades costeras como Gaza donde los Fenicios comerciaban, o de algún maestro que aprendió estas letras en estos lugares. Hay epígrafes en Filistea fechados en los siglos VIII y VII a.C. que contiene una mezcla similar de Hebreo y Fenicio junto con elementos Filisteos. La dedicatoria Filistea del siglo VII a.C en Ekron integra características tanto Hebreas como Fenicias hasta tal punto que J. Naveh considera este alfabeto como un desarrollo local particular (G.Gitin, Dothan, y Naveh, 1997).

El alfabeto “nacional” Hebreo comenzó a diferenciarse del alfabeto Fenicio internacional cerca del 800 a.C. Aunque la inscripción de Mesha en Moab se considera el primer ejemplo de este alfabeto emergente. De hecho, las inscripciones de Ajrud ofrecen el primer ejemplo del alfabeto Hebreo emergente. La inscripción de Mesha fue, después de todo, escrita bao la instrucción del rey Moabita para celebrar sus hechos en su lenguaje y fue puesta en una de sus ciudades. A pesar de tendencias similares en el desarrollo, la historia paleográfica del alfabeto Moabita y otros como el Amonita y Edomita han de ser evaluados aparte del Hebreo.

Todas las inscripciones en los artefactos ejemplifican al alfabeto “nacional” Hebreo. Los datos de mezcla paleográfica en algunas inscripciones pueden indicar un periodo de transición en las practicas de escritura Israelitas. Los diferentes repertorios paleográficos reflejados en las inscripciones en las paredes y en los diferentes artefactos pueden ser explicados de dos maneras: (1) diacrónicamente –la tradición mezclada de las inscripciones en las paredes es anterior a la tradición homogénea en los artefactos en una o dos décadas; (2) sincrónicamente –diferentes escritores con diferentes estilos representan diferentes etapas de tradición en la escribanía que funcionaba aproximadamente en la misma época que los diferentes elementos del sitio. Para mi, la primera explicación es preferible dado que las inscripciones en la pared pueden haber sido realizadas en cualquier momento en la historia del sitio, pero los artefactos sólo pudieron haber sido puestos donde fueron encontrados después del establecimiento del tercer piso.

La cerámica de Samaria, atractiva y relativamente poca, podría haber sido comercializada en el sur. Al menos teóricamente, los utensilios de Samaria podrían haber sido manufacturados en Judá en imitación del estilo de Samaria o en un estilo poco común conocido por los arqueólogos sólo por descubrimientos en Samaria.

Nada en los contenidos de las inscripciones en Ajrud necesita proponer una influencia sea Fenicia o Israelita(2). La naturaleza de la tarea involucrada en la creación del emplazamiento en Ajrud, así como su localización estratégica cerca de una fuente de agua que sirvió a las rutas comerciales Judías sugiere que fue concebida, mantenida, y defendida por una autoridad poderosa, centralizada e interesada en Jerusalem. Ninguna de esta evidencia, no obstante, rechaza la presencia de los Israelitas. Muchos testimonios de la terminación teofórica “yw” de los antropónimos pueden ser usados para argumentar a favor de que estaba frecuentada primariamente y bajo el control de los Israelitas.

Aunque mayormente visitada por viajeros privados y caravaneros, la inversión en el emplazamiento en construcción, en el extenso enyesado y decoraciones, en las inscripciones en los artefactos, y en el ser aprovisionada desde Jerusalem como indican las pithois en los almacenes, sugieren que era también un lugar de frecuente ritual, quizá incluso más que lo que era practicado estacionalmente en el más temprano Mt. Ebal y el emplazamiento de los dos becerros. Se puede inferir de las inscripciones en las paredes que el sitio era considerado un lugar de teofanía y de bendición, un lugar propicio de poder sagrado.

La localización de las dos cocinas, una en el sureste, dentro de un cuarto pequeño adyacente a la escalera, y la otra en el suroeste en una esquina del patio pero también adyacente a la escalera es significativa. aunque se encontraron tres hornos en cada zona, sólo uno por zona estaba en uso en cada uno de los tres pisos enyesados (Meshel, 1993). En conjunción con las dos cocinas, se puede interpretar como indicación que dos deidades diferentes eran adoradas en el emplazamiento. Esto se puede calibrar con la evidencia de dualidad presentada en el análisis de artefactos de otros sitios cultuales como Qasile y Laqis, así como con la evidencia de las inscripciones en Ajrud.

Otras inscripciones de Ajrud fueron descubiertas en artículos portátiles: cerámica, vasijas de piedra, y pithois. Éstos ofrecen comprensión del sistema mediante el cual estos productos eran distribuidos e indica que algunos artículos eran votivos (Meshel y Meyers, 1976). La mayoría de los pithoi, analizados mediante el análisis de la Activación de Neutrones muestran que éstas provenían de la zona de Jerusalem, tenían la letra “Aleph” incisa antes de ser cocidas. Algunas tenían la letra “yod”, y dos, las letras “qof” y “resh”. Pithois similares en Arad y Beer Sheba también se originan en Jerusalem. La detección de pithos en Arad no provenientes del área de Jerusalem es significativa, porque indica que estas vasijas eran manufacturadas en más de un lugar en Judá (Gunneweg, 1985). Estas pithois plantean un interesante problema. Por qué eran enviadas a estos tres sitios desde Jerusalem? Qué contenían?

La fragilidad junto con el peso de su contenido ha de haber hecho difícil su transporte, y bajo circunstancias generales hacían su transporte poco práctico. D.L. Esse, (1992) argumenta que normalmente eran manufacturadas en la zona, igual que Yellin y Gunneweg, (1989). Así que las pithois en Ajrud, Arad, y Beer Sheba deben haber contenido algo considerado particularmente preciosos, no manufacturado o disponible en la zona, que justificaba el costoso y difícil de su transporte. Pueden haber contenido líquido, sea vino o aceite no posible de obtener en la zona de esa región tan árida.

Consecuentemente, estos artículos controlados o supervisados desde Jerusalem en Ajrud, Arad, y Beer Sheba pueden ser explicados desde el punto de vista del hecho que el lugar donde estaban estos recipientes eran todos centros de culto. El vino y el aceite pueden haber sido repartidos bajo el control del Templo en Jerusalem y pueden haber sido de especial pureza o manufacturados bajo una supervisión especial para el uso dentro de recintos sagrados en esos lugares.

Dos tipos de inscripciones apoyan esta explicación:

1. Una licorera con inscripciones del siglo VIII o VII de proveniencia desconocida, aunque puede ser de Judá dice: “lmtnyhw. Yyn. Nsk. Rb´t” “Perteneciente a Mattanyahu, vino de libación, un cuarto (medida)”. Esto indica que el vino dedicado a las libaciones era puesto en recipientes designados y conservado de manera distinta a otros vinos (Deutsch y Heltzer, 1994).
2. Cuatro bulla (sellos) “fiscales” que indican (a) el año de reinado del rey, (b) el lugar desde donde eran enviadas las mercancías, (c) el lugar o partido al cual eran enviadas y algunas veces (d) la naturaleza de las mercancías enviadas son publicadas: “b 26/ shnh/ltld/lmlk”, “en el año/26/(desde el palacio) Eltolad/al rey” (Avigad, 1990; Deutsch, 1997); “b 14/shnh/r´shnh/lksh l/mlk”, “en el año/14/primera (cosecha o producción)/(desde el palacio) Laqis a/el rey” (dos Bulla; Deutsch, 1997); “b 20 shnh/nsb/lmlk”, “en el año 20 (desde el palacio) Nassib (Jos. 15:43)/al rey” (Deutsch, 1997); “bshlsht/lmks”, “en el tercer (año)/ para la recolección de impuestos” (Deutsch, 1997). Dado que todos derivan de Judá entre los siglos VII-VI a.C., pueden ser interpretadas como implicando la existencia de un sistema de transporte interno que se encargaba regularmente de la entrega de algunos productos especiales.

Se puede especular que las incisiones con letras grandes en las pithois de Ajrud pueden haber sido etiquetas, significantes para los administradores en Jerusalem. Las pithois sin marcar pueden haber contenido vino genérico o aceite. Este especulación, claro está, tiene poco fundamento.

Un gran barreño de piedra que pesaba 200kg. Fue encontrado en Ajrud cerca de la entrada al cuarto-almacén situado al sur. Tenía una inscripción dedicatoria: “l´bdyw bn ´dnh brk h´lyhw”, “(Perteneciente) a Obadyo hijo de Adnah. Él es Bendecido de YHW” (Meshel y Meyers, 1976; Meshel, 1978). Un segundo barreño tenía la inscripción “shm`yw bn `zr”, “Shemayo hijo de Ezer”, y un tercero llevaba el nombre “hlyw (Meshel, 1978). Estos objetos parecen haber sido regalos de valor. El donante del barreño grande era un devoto de YHWH, y la inscripción en la pared indica sin ambigüedades que YHWH era adorado en este santuario. El segundo y tercer barreño junto con otras vasijas de piedra fueron encontrados en la sala de las estanterías o bancos en el edificio principal (Meshel, 1992). En vista de la concentración da inscripciones en el muro y de artefactos para el culto que llenaban esta sala, quizá debería se la debería describir como la “cámara de presentación”.

El elemento teofórico “yw” (-yhw) en los nombres de aquellos que donaban los barreños de piedra inscritos puede ser interpretado como indicando que eran Israelitas, no Judaitas. El elemento es bien conocido en las ostracas de Samaria, 790-770 a.C. No obstante, un sello del siglo VIII de Elat que llevaba la inscripción “ytm” indica que en algunos dialectos Judaitas, como en Israel, “yahu>yo (Garr, 1985). Además, los sellos Judaitas del siglo VIII a.C. de “mqnyw `bd yhwh y shbnyw `bd `zyw” garantizan la proveniencia Judaita de este elemento (Zadok, 1988; Herr, 1978; Cross, 1984). La impresión de un sello sobre el asa de una jarra del siglo VIII en Jerusalem, “lnry bn shbnyw” aumenta mi sospecha que el elemento puede haber sido juzgado poco común aunque conocido en el sur (Avigad, 1983).



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1. Otra posibilidad expuesta en encuentros entre estudiosos es que el sitio era un caravansaray, y que la interpretación “cultual” se basa en lo que son esencialmente dibujos al azar y graffitis. (1) No hay indicaciones arqueológicas publicadas de que el sitio fuera usado para almacenar grandes cantidades de mercancías, o que fuese posible almacenar forraje para los animales, o que hubiese cuartos para el descanso; (2) su localización habría hecho la ascensión difícil tanto para hombres como animales; (3) el descubrimiento de piedras votivas con inscripciones con pesos de varias toneladas argumenta a favor de que éstas fueron traídas al sitio para cierto propósito especial; (4) las paredes enyesadas decoradas argumentan contra un lugar diseñado para un uso basto; (5) las inscripciones no parecen ser graffitis casuales; (6) tanto el inventario de la cerámica y la distribución de artefactos en el sito no son congruentes con considerar este lugar como habitado por el mismo o similar pueblo durante un largo periodo de tiempo.
2. Esta afirmación no niega la validez de las observaciones de P. Beck referentes a la influencia Siria y Egipcia en los dibujos en el sitio.

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