jueves, 20 de noviembre de 2014

JESÚS, NUEVO TEMPLO Y RESTAURACIÓN

JESÚS, NUEVO TEMPLO Y RESTAURACIÓN
La mejor explicación de la acción demostrativa de Jesús en el Templo y sus dichos contra el templo (si eran una predicción o amenaza) hay que encontrarla en su expectativa escatológica. El reino estaba cerca, y una de las cosas que esto quería decir era que el antiguo templo sería reemplazado por uno nuevo. Esta explicación de la palabra y acciones de Jesús podría ser contra-argumentada si el significado propuesto no tuviese contexto en el Judaísmo contemporáneo; o sea, si no hubiese expectativa de que el eschatón traería un nuevo Templo. Por otro lado, evidencia de que una conexión entre el eschatón y el Templo era algo corriente serviría para apuntalar la posición arriba propuesta.

Las esperanzas expresadas por los profetas antes de la construcción del segundo templo no disputan esto(1). Sería útil, de forma abreviada establecer algunos de los pasajes claves que se consideran ofrecen los términos y el marco de la expectativa escatológica Judía en el siglo primero.

Isa. 49:5: Dios restaurará a Jacob o las “tribus de Jacob” a través de su siervo, y sus salvación alcanzará los confines de la tierra.

Isa. 56:1-8: Dios reunirá a los “dispersos de Israel” y, además, extranjeros que se adhieran a Yahvé y que observen el sabbath y mantienen la alianza. Incluso pueden realizar sacrificios sobre el altar, “porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos(`ammim; ethne).

Isa. 60:3-7: Las naciones caminarán hacia la luz de Israel; sus hijos e hijas vendrán de lejos, igual que “los tesoros de las naciones”. Se realizarán sacrificios, “glorificaré mi gloriosa casa”.

Isa. 60:10-14: Extranjeros construirán los muros de Jerusalem; Israel recibirá “la riqueza de las naciones”; los Gentiles que no se sometan serán destruidos”. El Templo será embellecido.

Isa. 66:18-24: Dios reunirá a “todas las naciones y lenguas”; ellos “anunciarán su gloria a las naciones”; los Judíos dispersos entre las naciones serán traídos “como oblación a Yahvé”, algunos vendrán a ser sacerdotes y Levitas. Dios creará unos cielos y una nueva tierra, que perdurará, como “vuestros descendientes y apellidos”.
                                                                        
Miqueas 4: En días futuros “el monte del Templo de Yahvé” se asentará en la cima de los montes, acudirán a él los pueblos y naciones numerosas para aprender la Ley, la palabra del Señor. Dios recogerá al cojo, que será el remanente. Israel derrotará a las naciones enemigas y consagrará a Yahvé su botín y riqueza al Señor de toda la tierra.

Estos pasajes reflejan la superposición de temas que también están atestiguados separadamente; la reconstrucción del tempo (también Isa. 44:28; Ezeq. 40-43); la restauración del Israel disperso (Ezeq. 34, 37, bajo el liderazgo de David; 47:13 – 48:29, la división del país entre las doce tribus); la sumisión de los Gentiles (cf. Isa. 54:3; 60:16; 61:6). Estos pasajes y otros han sido a menudo reunidos y estudiados(3), y la influencia de varios de ellos sobre los primeros movimientos Cristianos es bien conocida. La cuestión es esta: constituye el complejo de temas representados arriba una unidad conocida e identificable en el periodo pos-bíblico?

Esta cuestión ha sido a menudo respondida afirmativamente. Nickelsburg lo pone de la siguiente manera:

la destrucción de Jerusalem y el Exilio significó la interrupción de la vida y ruptura de las instituciones cuya original forma nunca fue restaurada. Mucha de la teología pos-bíblica Judía y literatura estuvo influenciada y algunas veces gobernada por una esperanza de restauración: una retorno de los dispersos; la aparición de un heredero Davídico para eliminar las cadenas de la dominación extranjera y restaurar la soberanía de Israel; la reunión de un pueblo alrededor de un Templo nuevo y glorificado”(3).

Es importante señalar la frase “nunca fue restaurada”. Es verdad dado que las más grandiosas visiones de Isaías, Miqueas, y Ezequiel no fueron realizadas. “Jacob” (las doce tribus) no fue reunido de nuevo. La restauración e Jerusalem no hizo que los muros fuesen reconstruidos con joyas; la riqueza de las naciones y reyes no adornó Jerusalem y el Templo; las fronteras Davídicas no fueron recuperadas hasta los Hasmoneos; y no durante mucho tiempo. Frases como “nuevos cielos y nueva tierra” (Isa. 66:22) emparejadas con el grado en el cual la realidad se quedaba corta respecto a las más modestas predicciones, podía fácilmente llevar al punto de vista que esas profecías eran para un tiempo bastante más distante. Sería comprensible según un punto de vista del siglo primero que el tiempo llegara cuando el disperso Israel fuese restaurado, cuando un rey Davídico surgiese, cuando Jerusalem fuese reconstruida, cuando el templo fuese embellecido, y cuando las naciones se sometieran al Dios de Israel.
                                                                          
Pero lo razonable no es una prueba. Gaston objetó respecto al “nuevo Templo” parte de la descripción de lo que los Judíos podrían haber  razonablemente esperado para tener esperanza en ello, y en cualquier caso la cuestión de si o no un rasgo de la restauración implica otro requiere una consideración cuidadosa. Veamos un repaso de los pasajes relevantes de la literatura Judía durante el periodo del segundo Templo, o sea, excluyendo todo el material posterior al 70 d.C.

 Este complejo temático (excepto para con el rey David) es visible en Tobías. La fecha de la obra no es cierta, pero debe ser posterior a Nehemías y probablemente anterior a la revuelta Macabea. En la oración de regocijo de Tobías al final del relato, predice que aunque Dios afligirá a Israel, “nos reunirá de las naciones en que nos ha dispersado”(Tob. 13:5). “Pueblos numerosos vendrán de lejos…… trayendo ofrendas en sus manos”(13:11[13]). “Jerusalem será reedificada con piedras preciosas y oro puro”(13:16-18; cf. Isa. 54:11). El autor toma nota de la discrepancia entre las predicciones proféticas que él repite y la realidad del segundo Templo:

“........ Edificará la casa , aunque no como la primera, hasta que se cumplan los tiempos del mundo. Después de esto volverán de la cautividad y edificarán a Jerusalem magníficamente, y en ella la casa de Dios, gloriosa, como de ella han dicho los profetas”(14:5).

A esta predicción le sigue la afirmación que “Todas las naciones (Gentiles) del universo se volverán sinceramente a Dios” (14:6). Al menos en este caso las profecías de Isaías, que la reconstrucción del Templo no cumplió, fueron aplicadas al fin de los tiempos.

En el prefacio a su abreviación de la historia de Jasón de Cirene sobre la revuelta Macabea y la purificación del Templo, el compendiador también revela el sentimiento que la restauración no ha sido completa. Jeremías, escribe, escondió la tienda, el arca y el altar del incienso y predijo que “Este lugar quedará desconocido hasta que Dios vuelva a reunir a su pueblo y le sea propicio”(2 Mac. 2:7).

La visión en 1 Enoc 24-25 está principalmente interesada en el árbol de la vida, aunque se dice que el árbol será trasplantado “al lugar santo, al templo del Señor, el Rey Eterno”(1 En. 25:5). El Templo es presumiblemente el trono de Dios, donde se sentará “cuando descienda a visitar la tierra con bondad”(25:3). Charles señala que “no podemos decir si el autor trataba aquí de la Nueva Jerusalem” de 90:29 o no. “Es, de todas maneras, una Jerusalem limpia de toda impureza y quizá sea probablemente lo que el autor quiere decir”(4).

Más respecto a este punto, aunque cuestionado por Gastón, son las citas en 1 Enoc 89-90. Leemos primero que las ofrendas estaban contaminadas:

comenzaron de nuevo a construir, como antes elevaron la torre, que fue llamada torre alta, y comenzaron de nuevo a colocar una mesa ante la torre, pero todo el pan que había estaba contaminado e impuro”.

El resultado es que el Templo fue destruido y reemplazado:

Me levanté para ver como Él desarmó esa vieja casa, se llevó todas sus columnas, vigas y adornos de la casa que fueron retirados al mismo tiempo, y se los llevaron y los pusieron en un lugar al sur de la tierra.
Vi cuando el Señor de las ovejas trajo una nueva casa, más grande y alta que la primera y Él la puso en el sitio de la primera que había sido desarmada. Y todas sus columnas eran nuevas y sus adornos eran nuevos y mayores que los de la primera, la casa vieja que se había llevado. Todas las ovejas estaban adentro(90:28-29).

En 90:30 las ovejas no habían sido tomadas, así como las bestias y los pájaros, hacen homenaje a “esas ovejas”; i.e., los Gentiles obedecen a los fieles de Israel. Aquí Gastón argumenta que, dado que la “nueva casa” es los suficientemente grande para contener a todas las ovejas, debe ser Jerusalem, no sólo el Templo(5). Esto es plausible. La visión de hecho no distingue ciudad de Templo, aunque parece referirse a ambos. Los pilares y ornamentos se refieren más naturalmente al Templo que a la ciudad. Además, la mención más temprana de polución de los sacrificios (89:73) indica que las preocupaciones por el Templo están presentes. Esto lleva a la inferencia que el nuevo Templo sería incluido en la nueva ciudad.

En el Apocalipsis de las Semanas hay una diferencia directa a un Templo eterno: “Será construido el templo de la realeza de El Grande, en su esplendor eterno, para todas las generaciones” (1 Enoch 91:13). La octava semana pertenece al fin de los tiempos. Así tenemos aquí una referencia clara a la construcción de un Templo escatológico.

Jub. 1:15-17 predice que Israel se volverá hacia Dios con corazón, alma y fuerza. Los reunirá de entre los Gentiles. “Construiré mi Templo y moraré entre ellos….” A continuación, en el mismo capítulo Dios instruye al ángel de la presencia: “Escribe a Moisés (lo ocurrido) desde el principio de la creación hasta que me construyan mi templo entre ellos por los siglos de los siglos”. Dios demostrará que es el padre de todos los hijos de Jacob (implicando al restauración de las doce tribus)1:28, y habitará con Israel “toda la eternidad”(1:26).

Los Testamentos de los Doce Patriarcas pueden ser usados con menos confianza que las otras obras Seudoepígrafas(6), pero en beneficio de una visión completa hay que citar este pasaje, Testamento de Benjamín, 9:2. Según esto, a pesar del pecado

El templo de Dios se ubicará en vuestra heredad [y este último será más glorioso que el primero]; allí se congregarán las doce tribus y todos los pueblos, [hasta que el Altísimo envíe su salvación por medio de la visita del profeta unigénito]”.

En el Salmo de Salomón 17 varios temas proféticos aparecen. El rey, el hijo de David (17:23) purgará Jerusalem de los Gentiles (17:25). “Reunirá (el Rey) un pueblo santo al que conducirá con justicia; gobernará las tribus del pueblo santificado por el Señor su Dios” (17:26[28]). Esto aparentemente se refiere a la reunión de un Israel purificado, refinado. Los Gentiles le servirán, y “glorificará al Señor a la vista de toda la tierra”(17:32[30]). Esto se refiere aparentemente a un exaltado Monte Sión y al Templo. Los Gentiles vendrán “a contemplar su gloria, trayendo como dones a sus hijos, privados de su fuerza”(17:34[31]). Aquí se está refiriendo claramente a la reunión de los dispersos.

El Rollo del Templo añade una evidencia importante que indica que al menos algunos esperaban un nuevo Templo que sería construido por Dios en el eschaton. El Rollo del Templo trata en gran detalle con la conducción del Culto en un Templo idealizado, el Templo que debe existir en Jerusalem. El punto sorprendente es que este Templo idealizado, dirigido de la manera que Dios siempre había ordenado, no es el Templo final. Dios es descrito hablando en primera persona:

Santificaré mi Templo con mi gloria, pues haré morar sobre él mi gloria hasta el Día(7) de la Creación(Bendición), cuando cree [´ebra] mi Templo estableciéndolo para mí por siempre, según la alianza que hice con Jacob en Beth-El”(11QRollo del Templo 29:8-10)(8).

Este pasaje ayuda a demostrar lo natural de la conexión entre esperar un nuevo Templo y la suposición que el antiguo sería destruido. El pasaje del Rollo del Templo no contiene la palabra “destrucción”, aunque al limitar el periodo de tiempo durante el cual la gloria de Dios habitará en el Templo –hasta el Día de la Bendición-, la implica claramente. La conexión entre el “Templo nuevo” y la “destrucción del antiguo”, igual que la conexión entre la “nueva Jerusalem” y el “Templo nuevo (o renovado)”, era quizá demasiado obvia como para requerir una declaración explícita.

Otra evidencia, aunque pequeña, es importante. Los Oráculos Sibilinos contienen referencias a un Templo nuevo y otros aspectos de la restauración de Israel. En 3.294(3.360) el vidente dice que “el Templo ha de ser de nuevo como era antes”(9). En la sección escatológica leemos que “todos los hijos del gran Dios vivirán tranquilos alrededor del Templo”, lo que llevará a los Gentiles a adorar a Dios (3.702-20/”o” 3:878-95). En 3.772-4 “o” 3.960-4 son descritas las ofrendas de los Gentiles. En 5.414-33 “o” 5.555-74 un “hombre bendecido descendido del cielo destruye a los malos, reconstruye Jerusalem de manera que es más brillante que las estrellas, el sol y la luna”, y construye un Templo muchos más grande con una torre gigante “que alcanza las mismas nubes y es vista por todos”(10). Entonces el “este y oeste” cantarán la Gloria de Dios.

Filón, a pesar de sus alegorizaciones, mantuvo la esperanza tradicional para la restauración de Israel, como queda claro en el “De praemiis et poenis94-7; 162-72. Describe el regreso de los Israelitas cautivos en la dispersión(164), una vez que, instruidos por el castigo, se arrepienten y regresan a la virtud(163). Predice que “las ciudades que en el momento están en ruinas serán ciudades una vez más” y que “toda la prosperidad de sus padres y antepasados parecerá nada, tal será la abundancia”(168). No hay mención del Templo, aunque no parece descabellado pensar que la reconstrucción de las ciudades incluirán Jerusalem y que Jerusalem incluye el Templo.

Sería oportuno seguir la proposición de McKelvey cuando propone que la expectativa de una nueva Jerusalem implica un nuevo Templo. Otra evidencia se podría citar. Hay una detallada descripción de la nueva Jerusalem en Apoc. 21:9-22:5. La más importante para el tema del Templo es 21:22: “Pero no vi Templo alguno en ella, porque su Templo es el Señor, el Dios Todopoderoso, y el Cordero”. Esto es claramente una polémica contra la expectativa normal del Judaísmo. Así como la gente en Asia Menor que se llaman ellos mismos Judíos y asisten a la sinagoga no son, según el punto de vista del autor del Apocalipsis, verdaderos Judíos(2:9), así la nueva Jerusalem real –al contrario de la que esperan los Judíos- no tendrá Templo. Esta sección del Apocalipsis contiene una expectativa del fin de los tiempos bastante tradicional. Los reyes gentiles harán peregrinaje a Jerusalem(Apoc. 21:24). En este contexto la afirmación del autor acerca del Templo parece indicar un deseo de contradecir la asunción natural que la “nueva Jerusalem” significa “nuevo Templo”, basándose en la teología Cristiana: el lugar de expiación para los pecados de Israel no es necesario.

Esto no lleva a la conclusión que todos los Judíos en todas partes, cuando pensaban en la esperanza futura de Israel, le daban más importancia a la construcción de un nuevo Templo(11). Además, cuando el Templo es explícitamente mencionado, no es descrito de manera uniforme. Algunas veces no es descrito en absoluto(2 Mac. 2:7; Jub. 1:17.27; 2QTemplo 29:8-10), y algunas veces parece que tienen en mente el segundo Templo(1 En. 25:5; 2Mac. 2:7). Algunas veces se espera modestamente que el nuevo Templo sea solamente más grande que el presente(Tob. 14:5, “más glorioso que el primero”), en cuyo caso sería construido por manos humanas(ver. Tob. 14:5); aunque algunas veces el lenguaje extravagante de Miqueas 4 e Isaías 2 es recordado en(Salm. Sal. 17:32; Or. Sib. 5:425). En algunos casos se dice definitivamente o está implícito que Dios construirá o proveerá un nuevo Templo(I En. 90:28; Jub. 1:17; 2QTemplo 29.8-18), y en Or. Sib. 5.425 el constructor es un “hombre bendecido del cielo”. No se puede pues hablar sea de una expectativa universal ni de una claramente consistente(12).

Surgen dos cuestiones: (1) si continuó o no en el periodo pos-bíblico un complejo de temas proféticos(la reunión del Israel en la diáspora, la reconstrucción del Templo, y la entrada de los Gentiles); (2)si o no una palabra y gesto indicando la destrucción del Templo implicaría la expectativa de renovación. En cuanto a la primera cuestión sería muy largo entrar en detalles, aunque todos los temas principales de expectativa profética continuaron, aunque no constituían un complejo fijo e invariable. La expectativa escatológica no es generalmente clara y consistente y no hay ninguna combinación de varias esperanzas que constituya una teología establecida. La esperanza que parece haber sido mayormente repetida era la de la restauración del pueblo de Israel. Aún así no hay uniformidad. Algunos tenían explícitamente en mente a las doce tribus, mientras que otros hablaban de manera más general. No obstante, la restauración de Israel es un tema principal. En el otro extremo el rey Davídico es mencionado con poca frecuencia. El Templo (sea nuevo, mejorado, o sólo restaurado “como estaba antes”; fuese construido por Dios o por manos humanas)es, en la literatura existente, algo menos prominente que el Israel restaurado, y apreciablemente más prominente que el rey Davídico.
                                                                            
En cuanto a la segunda cuestión hay suficiente evidencia de expectativa de un Templo nuevo (o renovado) para hacer tal predicción –o sea, una que incluya la reconstrucción- completamente comprensible. Es difícil saber el múltiplo que ha de ser aplicado a las referencias sobrevivientes de un tema o idea dado, aunque habría que asumir que cada expresión representa a numerosa gente que la mantenía(13). Más importante es el hecho que el tema de un Templo nuevo aparece en varios lugares diferentes. Tobias muestra que, antes de la conquista Hasmonea, había una comprensión que las predicciones de los profetas no se habían cumplido mediante la construcción de un segundo Templo. Jubileos, Enoch, y los Rollos del Mar Muerto muestran que los escritores apocalípticos o escatológicos podían pensar a Dios construyendo un nuevo Templo en el “fin de los días”. Es importante observar que esta expectativa no era una de las ideas peculiares de la comunidad de Qumran, más bien, es una que compartieron con otros círculos. Es interesante señalar que el Rollo de la Guerra tenía forma pre-sectaria(14). Los Oráculos Sibilinos(y posiblemente Filón)muestran que la esperanza de un nuevo Templo existía en la Diáspora Griega. La idea de una nueva Jerusalem con un Templo nuevo descendiendo del Cielo era lo suficientemente común como para requerir que el autor del Apocalipsis la negara(15). Habría que asumir que una declaración explícita acerca del Templo habría sido comprendida muy bien.

Al menos esto es verdad si la declaración se refería tanto a la destrucción como a la reconstrucción. La amenaza(o predicción) de destrucción seguramente se remonta a Jesús. La predicción de reconstrucción está sujeta ciertas dudas porque puede ser entendida como Juan la interpretaba, refiriéndose a la resurrección. La conexión con la resurrección no es siempre explícita, sin embargo, e iría más allá de la evidencia el atribuir la afirmación “reconstruiré” a la Iglesia posterior a la Pascua.

Jesús estableció un contexto en  el cual la destrucción del Templo puede ser entendida como parte importante de la acción redentora de Dios. Pero incluso en la más astringente visión de la evidencia, aceptando la mera declaración de destrucción, se puede pensar con alguna confianza que Jesús habría sido entendido anunciando que la hora final había llegado.

Pero qué hay de la acción profética de tumbar las mesas? Cómo habría sido entendido esto? Dado que la interpretación como “limpieza” de la acción ha sido tan predominante –llega hasta los sinópticos, donde “cueva de ladrones”, etc. es añadido como comentario interpretativo. Si las acciones de Jesús fueron entendidas como símbolo de limpieza, probablemente habrían sido vistas como favoreciendo una reforma del sacerdocio. Gaston ha señalado correctamente que en la literatura Judía el tema de la limpieza del Templo no es escatológico, sino que se refiere a las profanaciones históricas reales(16). Éstas han de ser corregidas cambiando o reformando el sacerdocio, no esperando hasta el fin. Incluso en Qumran, donde el fin era esperado y el sacerdocio estaba acusado de inmoralidad e impureza, los dos temas no están conectados. No se nombra la polución del Santuario como señal del fin. En el Testamento de Moisés hay numerosas quejas acerca de la iniquidad de los sacerdotes. En este caso la resolución de iniquidad no es ni castigo mediante los enemigos ni la separación de los piadosos. Al final de la obra, al menos en su forma presente, Israel es exaltado al cielo(17). Pero aunque los sacrificios impuros eran parte del problema que requería una solución radical(la dispersión de las doce tribus fue otro problema importante), no se dice que son una señal escatológica. Gaston está en lo cierto cuando objeta a una conexión causal entre la impureza del Templo, la necesidad de limpiarlo, y el eschaton.

El dicho acerca del Templo y la acción han de ser tomados juntos, ambos señalan hacia el “eschaton”, no la “pureza”. No hay indicio de que la acción simbólica en el Templo deba ser emplazada en el marco de la crítica a los sacerdotes y Levitas, o de su conducta en el Templo. El trabajo de Jesús encaja en la expectativa escatológica, no en la de la reforma. No hay contexto para comprender la acción simbólica como una de “limpieza/purificación”. La predicción de destrucción está bien situada en la expectativa de la escatología contemporánea Judía. Lo mejor es entender tanto el dicho como la acción en este contexto.                                                        
------------------------

1.     Claus Westermann(Isaiah 40-66, ET 1969, p. 296) data el Trito-Isaiah(cap. 56-66) cerca del 530 a.C.. el Templo fue dedicado en el 515.
2.     Ver McKelvey, “New Temple”, pp. 12-17. Joachim Jeremias resaltó pasajes similares en estudios sobre el Nuevo Testamento(Jesus´Promise to the Nations, ET 1958).
3.     George Nickelsburg, “Jewish Literature Between the Bible and the Mishnah”, 1981, p. 18.
4.     Charles, “I Enoch”, p. 53.
5.     Gaston, “No Stone on Another”, p. 114.
6.     M. de Jonge, “Studies on the TEstaments of the Twelve Patriarchs”, 1975, p. 189: El hecho que las tradiciones Judías fuesen tomadas por grupos Cristianos con o sin alteraciones, y que documentos Judíos fuesen usados y adaptados para propósitos Cristianos hace casi imposible distinguir exactamente entre elementos Cristianos y Judíos en los Testamentos.
7.     La palabra (`ad), “hasta”, está algo borrosa en los fragmentos, pero Yadin parece estar los suficientemente seguro de la lectura como para no ponerla entre paréntesis.
8.     Yigael Yadin, “Megillat ha-Miqdash II”, 1977, pp. 91.
9.     En el resumen de la historia del mundo que contiene este oráculo, la referencia en los Orac. Sib. 3.294 es a la construcción de un segundo Templo después del Exilio. Se puede ver cuan natural era la conexión entre restauración y nuevo Templo. Ver Sibylline Oracles, John Collins, “Between Athens and Jerusalem”, 1983, pp. 66-8.
10.   Para “vista por todos” o “a la vista de todos”, cf. Is. 2:2; Mi. 4:1.
11.   Ver Testamento(Asunción) de Moisés.
12.   Juel, “Messiah and Temple”, cap. 9. Dieter Lührmann, “Markus 14.55-64, p. 465.
13.   Ramsay McMullen, “Paganism in the Roman Empire”, 1981, p. 14.
14.   Claus-Hunno Hunzinger, “Fragmente einer älteren Fassung des Buches Milhama aus Höhle 4 von Qumran”, AZW 69, 1957, pp. 131-51.
15.   Muchos de los Apocalipsis posteriores a los años 70 no mencionan explícitamente el Templo (4 Esdras; Apocalipsis de Abraham), y no es irrazonable ver el Apocalipsis contrarrestando una expectativa general y continua de un nuevo Templo en lugar de las esperanzas posteriores a los años 70.
16.   Gaston, “No Stone on Another”, p. 119.

17.   Para la iniquidad de los sacerdotes ver Testamento de Moisés, 5.3. Esta referencia tiene que ver aparentemente con los sacerdotes pre-Macabeos. Los sacerdotes Hasmoneos son nombrados en 6.1(también obran iniquidad). La exaltación de Israel está en 10.9. Nickelsburg(Jewish Literature, pp. 18, 213) señala que los cap. 6 y 7 han sido añadidos a una obra más temprana.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario