La experiencia interior Gnóstica y el pensamiento imaginativo, que encontramos en el Maniqueísmo, fue transmitido a los Cátaros del Sur de Francia mediante los intermediarios Paulicianos Armenios y Mesalianos. Revivió a comienzos del siglo XVII con la experiencia de Jacob Boheme y sobrevive en las ideas de Goethe y Hegel, William Blake y Ralph Waldo Emerson y K. G. Jung.
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