domingo, 23 de octubre de 2016

LA RELIGIÓN

El hombre es libre en la medida en que trasciende su condición temporal entrando en una relación con el Dios trascendente. Es en ese acto de trascendencia que el hombre realiza el ideal de libertad. Es posible que Pablo se refiriese a nuestra condición temporal en Gál. 4:3 cuando dijo "..... mientras éramos menores de edad, vivíamos esclavizados a los elementos del mundo".

Así pues, sería mucho más honesto culpar a la religión de sus derrotas. La religión ha decaído no porque ha sido refutada, sino porque ha venido a ser irrelevante, aburrida, opresiva, insípida. Cuando la fe es completamente reemplazada por el credo, la disciplina por el culto, el amor por la costumbre; cuando se ignora la actual crisis dado el esplendor del pasado; cuando la fe se convierte en herencia en lugar de fuente de vida; cuando la religión habla solo en nombre de la autoridad en lugar de hacerlo con la voz de la compasión ---su mensaje carece de sentido.

Para captar la profundidad de la fe religiosa habrá que establecer no tanto lo que una persona es capaz de expresar como lo que no es capaz de expresar. Las percepciones que ningún lenguaje puede declarar. Unos de los principales peligros para la filosofía, aparte de la pereza y vaguedad, es el escolasticismo, la esencia del cual trata lo que es vago como si fuese preciso tratando de hacerlo encajar en una categoría lógica exacta.

La interiorización del hombre que alcanza la luz de Dios difícilmente puede ser transplantada a la superficialidad de la mera reflexión. La religión, pues, es poco más que un remanente disecado de lo que fue una realidad viviente cuando es reducida a términos y definiciones y catecismo. Por lo tanto, hay que distinguir entre principios y opiniones. Es nuestra actitud religiosa una convicción o una mera afirmación? Es la existencia de Dios para nosotros una probabilidad o una certeza? Es Dios una mera palabra, un nombre, una posibilidad, una hipótesis, o Es Él una presencia viviente? Es lo que claman los profetas un tipo de discurso o una convencida creencia?

Podemos asumir que nos preocupamos por Dios, aunque es nuestro ego lo que en realidad nos interesa. Examinar nuestra existencia religiosa es, por lo tanto, una tarea a ser realizada constantemente. Comprender lo que queremos decir es tarea de la filosofía. Pensamos en palabras, pero emplear palabras no es lo mismo que comprender lo que quieren decir. Además, la relación entre palabras y su significado es elástica. Las palabras permanecen, los significados están sujetos a cambios.

Las enseñanzas originales de la religión no están dadas en términos racionales o dogmáticos, sino en expresiones indicativas. Además, al haberse expresado en una lengua antigua, hay que penetrar cuidadosamente la intención genuina de los autores Bíblicos. La tendencia a la superstición, orgullo y posesión de la verdad y la vulgaridad pueden manchar las tradiciones más puras. La fe en su celo tiende a convertirse en fanatismo. La crítica de la razón, el desafío, y las dudas del no-creyente pueden, por lo tanto ser de más ayuda a la integridad de la fe que la "simple" confianza en nuestra propia fe.

La honestidad intelectual es la meta suprema de la filosofía de la religión. El autoengaño es la fuente de corrupción en el pensamiento religioso, peor que el error. La hipocresía más que la herejía es la causa de la decadencia espiritual. La filosofía es el perpetuo rival de la religión. Es un poder que si pudiera crearía su propia religión. Siempre ha fallado a la hora de ofrecer respuestas a las cuestiones últimas. La mente humana es unilateral, no puede nunca captar toda la realidad de una vez.

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