INFLUENCIA DEL ZOROASTRIANISMO SOBRE
EL CRISTIANISMO
Los paralelos entre el Cristianismo y el Zoroastrianismo son
mucho más aparentes que los de entre la antigua religión Israelita y el
Zoroastrianismo. Mientras los antiguos Israelitas tomaron unas cuantas palabras
y adoptaron un concepto o dos teológico menor, los autores Cristianos no sólo
copiaron palabras sino que adoptaron temas teológicos importantes como el de
Satán, el archienemigo de Dios; demonios; y un Mesías escatológico; e incluso
la estructura de un importante relato apocalíptico Zoroastriano. Estos
elementos apuntan hacia una fuerte influencia Zoroastriana sobre el
Cristianismo, aunque también dan lugar a preguntas de cómo esta influencia pudo
haber tenido lugar, así como las teorías que tratan de cómo tuvieron lugar
estas influencias.
Igual que la disposición Hebrea para emplear palabras
tomadas del Persa, los autores de los Evangelios no tenían reparo en usar
palabras de otras culturas y religiones para definir lo que veían. La palabra
Daeva, seres sobrenaturales que son la contraparte de los Yazatas, fue
traducida al Siriaco como “daywa”
(diablo) y daywana (demoniaco)(1). Palabras referentes a lo demoniaco son usadas a lo
largo de los Evangelios y otros libros del Nuevo Testamento(2). Estas referencias también no explican qué son
estos demonios, dando a entender que los demonios eran asumidos como parte del
conocimiento cultural así como un hecho dado. Esta evidencia etimológica
muestra que los escritores Cristianos copiaban de la teología y pensamiento Zoroastriano
incluso sin darse cuenta. La teología Cristiana muestra una más profunda
influencia Zoroastriana que la influencia que se encuentra en la Biblia Hebrea.
La referencia de Jesús respecto a los ángeles asignados a los niños en Mateo 18:10(3), comúnmente llamados “ángeles guardianes”, es muy
cercana al concepto de la idea Zoroastriana sea del Yazata o del Fravashi, aspectos
perfectos asignados a todo los grande o pequeó(4).
Esta referencia de Jesús no tiene parecido con ninguna otra idea sobre los
ángeles en la teología Cristiana o Judía, y es muy probable que no surgiera
internamente(5). Semejante comprensión de seres
vivientes espirituales dedicados a cada persona no tiene precedente en las
Escrituras Hebreas, apuntando a una fuente perteneciente a otra cultura(6).
El Satán del Nuevo testamento nos ayuda a entender la
incorporación continua de concepto Zoroastrianos. El Satán/adversario en la
Biblia Hebrea era un agente de Dios, que formaba parte de la corte divina, y
cumplía un papel legal como acusador. Solamente después del exilio, en 1
Crónicas, se convierte Satán en una fuerza mala que trabaja contra Dios. Esta
nueva definición y función se convierte en el papel de facto de Satán en el
Nuevo Testamento. Los escritores del Nuevo Testamento no sintieron la necesidad
de explicar la identidad o papel de Satán; se refieren a él simplemente. A
partir de aquí se convierte en el equivalente de Angra Mainyu, el enemigo
personal de Dios, jefe de los Daeva/demonios, el gran tentador padre de la
mentira. Atrás queda su papel como agente de Dios y su posición en la corte de
Dios. Ahora Satán es el enemigo de Dios y su pueblo, separado de Dios y
oponiéndose a Él(7).
La resurrección también aparece más desarrollada en el
pensamiento Cristiano que en el Judío. Muchas religiones durante los primeros
siglos de nuestra era no le otorgaban mucha importancia a la resurrección, por
lo tanto incluso durante este periodo de tiempo era considerada como algo
extraño(8). De hecho incluso cuando aparece la
doctrina de la resurrección en otras religiones de comienzos de nuestra era
como son la religión Romana y Egipcia, no había acuerdo sobre su significado(9). Aunque la resurrección vino a ser un postulado
central en la fe Cristiana, no era tan importante teológicamente para las otras
religiones de esta época. Habría que examinar el tema de la resurrección a la
luz de la comprensión del concepto de Mesías en el Zoroastrianismo y el
Cristianismo.
El concepto de Mesías en el Nuevo Testamento aparece mucho
más expandido y desarrollado de lo que lo estaba en la Biblia Hebrea. El Mesías
en la Biblia Hebrea tiene la función de líder político que expulsaría a los
opresores de Israel(10) y restauraría los días
gloriosos del reino Davídico, el papel mesiánico en el Nuevo Testamento es
mucho más escatológico, reflejando el concepto Zoroastriano del Sosyant(11).
Los Sosyants, en el pensamiento
Zoroastriano, son los soldados y mensajeros de Ahura Mazda que le ayudan a
realizar el Gran Juicio, la destrucción del Mal, y la restauración de toda la
creación en el fin de los tiempos. En el desarrollo del Zoroastrianismo, un
último Sosyant realiza las esperanzas
de los Zoroastrianos, de tal manera que su título se convierte en su nombre
propio(12). De manera similar, el concepto Cristiano
de Cristo, que significa “ungido”, es el de mensajero de Dios y el soldado que
trae el gran juicio final y la destrucción del Mal según el Apocalipsis. Es la
esperanzad de toda la creación, y llega a utilizar su título, Cristo, como su
nombre propio. Además de todas estas similitudes, el Sosyant Zoroastriano y el Cristo Cristiano comparten varios rasgos
en común: el Sosyant es descendiente
de Zoroastro, mientras que el Cristo es descendiente de David. Ambos vienen
como representantes del Dios Verdadero, para establecer Su Reino, y ambos son
nacidos de una Virgen(13). Es fácil ver que el
Mesías político de la Biblia Hebrea tiene poco parecido con los conceptos
Cristiano y Zoroastriano de salvador apocalíptico que derrota al Mal y da lugar
a una nueva creación.
Además de estas importantes adopciones teológicas, el autor
del Apocalipsis aparentemente imitó la estructura y temas de uno de los
episodios escatológicos más importante en las escrituras Zoroastrianas.
Mientras que la falta de interés del Judaísmo en el pensamiento Persa es
evidente por su negativa a adoptar la estructura Zoroastriana, la amplia
apertura del Cristianismo es evidente en la adopción en el Apocalipsis de la
estructura y tema(14). En el Avesta, el dragón
Dahaka, una encarnación del Mal, es enfrentado por el Sosyant, aunque no es destruido. Ahura Mazda amarra y encarcela al
dragón, dando lugar a un periodo de mil años antes de su destrucción. Angra Mainyu
libera al dragón, que rápidemente se traga a Angra Mainyu y destruye a un tercio
de la humanidad, el ganado, ovejas, y otras criaturas creadas por Ahura Mazda,
igualmente ataca a las aguas, el fuego, y la vegetación. Otro Sosyant, finalmente, mata al dragón, y
el tercer y último Sosyant, llamado
Sosyans, resucita a los muertos e inaugura una nueva creación. Hintze afirma
que las “similitudes entre estos dos relatos son tan sorprendentes que el mito
aludido en el Libro del Apocalipsis puede haber sido desarrollado basado en el
modelo Iraní”(15). Sanders señala que el atar al
dragón, el periodo de mil años después de atarlo, la derrota del dragón, la
venida del salvador, y el comienzo de la salvación eterna –el formato del
relato en Apocalipsis 20- se encuentra casi exactamente en el Zoroastrianismo y
en ningún otro lugar. En este caso, la influencia Zoroastriana es difiil de
negar(16). Es poco probable que semejante
correlación en los relatos escatológicos se desarrollase independientemente en
las dos tradiciones, especialmente cuando la oportunidad de intercambio era más
probable entre el Zoroastrianismo y el Cristianismo que entre el
Zoroastrianismo y el Judaísmo exílico(17). Esto
hay que probarlo.
Los Judíos exílicos consideraban a los Persas extranjeros
benéficos, aunque parece ser que tenían poco interés en sus creencias
religiosas. Sin embargo, los Judíos de varios siglos posteriores tenían una
visión aún mejor de los Persas. Después de la caída del imperio Aqueménida, los
herederos de la cultura y religión Zoroastriana eran los Partos, un grupo que
gobernó lo que hoy día es Iran. Los Judíos pos-exílicos no se relacionaban con
los Partos como los cautivos se relacionaban con un opresos, sino como aliados
contra un común enemigo, los Selúcidas. El Imperio Selúcida había conquistado a
los Judíos, y los Partos vinieron en su ayuda en su lucha por su liberación.
Esto dio lugar a varios casos de trabajo conjunto entre las fuerzas Judías y
los Partos durante varios años. Cuando el Imperio Romano entró en escena, los
Partos se las aviaron para evitar ser capturados o derrotados hasta después del
comienzo del siglo primero, lo que quizá fortaleció las esperanzas Judías de
que la ocupación no iba a durar para siempre. Esta colaboración entre aliados
vecinos, incluyendo una disposición favorable Judía respecto a la cultura y el
pueblo Parto, pude haber sido suficiente para estimular un intercambio de
ideas, incluyendo el pensamiento religioso(18).
Es durante este periodo que las ideas Zoroastrianas sobre la resurrección,
seres divinos, y la escatología se expandieron(19).
Además de estos eventos anteriores al Nuevo Testamento, el libro de Hechos en
el Nuevo Testamento menciona a los Partos en Hechos 2:9 como gente que oyó a
los apóstoles hablar en su propia lengua el día de Pentecostés. Los Hechos
también mencionan a los pueblos del Ponto en este mismo pasaje y de nuevo en
Hechos 18:2 y la Primera Carta de Pedro está dirigida a los creyentes en el
Ponto igualmente. El Ponto era una provincia al sur del Mar Negro en Asia Menor
fundada por Mitrídates, un Noble Persa, aproximadamente en el siglo IV a.C.
Estuvo libre del dominio Romano hasta el 63 a.C.(20).
Estas menciones favorables de los Partos y pueblos del Ponto en el Nuevo
Testamento no se dan sin implicaciones. Parece ser que la gente de esas
localidades continuó practicando cierta forma de Zoroastrianismo, incluso hasta
el siglo primero a.C., y que los
Judíos de esa época veía favorablemente a sus vecinos Zoroastrianos, dado que
trabajaron juntos para expulsar a los opresores invasores extranjeros. El
Zoroastrianismo entró en contacto no sólo con Judíos exiliados después de la
caída de Jerusalem, sino también con Judíos pos-exílicos que vivían en aquel
país. Estos Zoroastrianos, como los gobernantes benefactores de varios siglos
anteriores, le ofrecieron ayuda a un pueblo cuyas esperanzas de un salvador
militar no era muy distintas a las suyas propias de un salvador apocalíptico
que un día derrotaría el mal. La cultura Parta impregnó el mundo en el que
nació el Cristianismo y los lugares en los que se movió, ofreciendo muchas
posibilidades para un intercambio e influencia cultural(21). De acuerdo con Mary Boyce, James Barr afirma que va más allá
de lo razonable dudar que el Zoroastrianismo tuvo una influencia importante
sobre el Cristianismo, considerando la influencia que tuvieron los Partos poco
antes de su nacimiento(22). De hecho, es
altamente probable que el Zoroastrianismo transmitió un fuerte sentido de lo
Apocalíptico al Cristianismo sin necesidad de un intermediario Judío(23).
Es la influencia directa la única
explicación?
Al observar estas similitudes entre el Cristianismo y el
Zoroastrianismo, surge una pregunta: es la influencia del Zoroastrianismo sobre
el Cristianismo la única explicación de esta similitudes, o hay otras opciones?
Hay, de hecho, otras dos explicaciones para las similitudes entre estas dos
religiones: 1)las similitudes pueden haber surgido separadamente en diferentes
culturas sin contacto; y 2)la influencia puede haber ido en otra dirección, en
este caso, desde el Judaísmo o el Cristianismo al Zoroastrianismo, en lugar de
la otra dirección(24). En orden a que se diera
la primera opción, no tendría que haber habido contacto entre las religiones,
un punto que se ha demostrado varias veces que es falso. En cuanto a la segunda
opción que afirma que el Judaísmo y o el Cristianismo influenciaron al
Zoroastrianismo, el cambio visible debe haberse dado en el Zoroastrianismo, en
lugar de en el Cristianismo. Habiendo visto los cambios menores en los escritos
canónicos de los Judíos del exilio, el gran debate y discusión durante el
periodo del Judaísmo del Segundo Templo, y viendo la desviación radical entre
el Judaísmo y el Cristianismo hacia el pensamiento Zoroastriano, deja esta
segunda posibilidad con poco mérito. Por lo tanto. Lo que se está proponiendo
no es una total adopción del Zoroastrianismo, transformándolo en Cristianismo(25). Está claro que muchos elementos del Cristianismo
pertenecen exclusivamente a este movimiento, mientras otros son tomados del
pensamiento Israelita y otros son incorporados desde el pensamiento Persa. No
hay por qué sorprenderse que palabras, ideas, e incluso teologías puedan ser
adoptadas o incorporadas en otras religiones, mientras otras prácticas y
creencias sean abandonadas o no adoptadas en el otro sistema.
IMPLICACIONES PARA EL CRISTIANISMO
Todas estas evidencias que muestran el pensamiento
Zoroastriano dentro del Cristianismo quizá puedan sorprender. Sin embargo,
antes de llegar a la conclusión que influencia significa falsedad, habría que
considerar las palabras de Winfried Corduan: “La doctrina evangélica de la
escritura incluye la nación que Dios se revela a sí mismo dentro de la cultura
humana. La Escritura, la Palabra de Dios, es escrita en lenguaje humano con
conceptos humanos, manifestando así la cultura humana. Por lo tanto, la idea que
parte de la cultura humana encarna la revelación divina combine algunos
elementos Persas con los Judíos no hay por qué considerarla más hostil respecto
a la verdad que el hecho que partes del Nuevo Testamento combinan cultura Judía
junto con varios elementos Greco-Romanos(26).
El hecho que haya elementos del pensamiento Zoroastriano
dentro del Cristianismo no tiene por qué ser más chocante que el encontrar el
pensamiento Judío o Greco-Romano en el Cristianismo. De todas maneras el
Cristianismo contiene distinciones e innovaciones propias. Por ejemplo, los
Cristianos y los Zoroastrianos tratan su relación con el Mesías de manera muy
diferente. En el Cristianismo, el Cristo es el salvador que es el primero entre
muchos en resucitar; en el Zoroastrianismo, el Sosyant solamente trae la
resurrección. Esta distinción es nueva e importante, claramente una innovación
sin precedentes(27).
Adicionalmente, los papeles Zoroastrianos de sacerdote
salvador y mensajero de Dios, del Juez Elegido sobre todos los seres, y de
aquél que realiza una nueva creación están, en el Cristianiso, consolidados en
una gran figura Mesiánica sin rival(28). Aunque
pueda ser difícil de aceptar tanta correlación entre el Zoroastrianismo y el
Cristianismo, no hay por qué aceptar que este último sea una copia del primero,
ni que este último no tenga nada que ofrecer. Al contrario, el hecho de la
adaptación que realiza el Cristianismo del pensamiento Greco-Romano y
Zoroastriano puede ser un ejemplo de evolución religiosa y la supervivencia del
más apto(29). Tampoco hay por qué ignorar la
influencia del Zoroastrianismo sobre el Cristianismo por el mero hecho que sea
impopular o controversial.
CONCLUSIÓN
La religión Persa del Zoroastrianismo tuvo profunda
influencia sobre muchos conceptos importantes Cristianos. Uno de las
influencias doctrinales más importantes fue el concepto de resurrección,
particularmente de su importancia e influencia escatológica. Además, la persona
y el papel del Mesías cambió bajo al influencia Persa, cambiando de la esperanza
Israelita de un salvador político a una que incorporaba varios papeles
mesiánicos que se encontraban en el pensamiento Zoroastriano. Además de todo
esto, la adopción de una gran batalla-cataclismo entre el Bien y el Mal es
resaltada repetidamente en las escrituras Cristianas, mientras que las
escrituras Hebreas parecen indicar que tanto el bien como el mal tienen su
fuente en Dios solamente. Este concepto es enfatizado por la pronunciada
separación de la representación personal del Mal, Satán, de la identificación
con Dios. Mientras que en la Biblia Hebrea Satán trabaja para Dios en un papel
de acusador, el papel y personificación en la época en que se escribió el Nuevo
Testamento quedó firmemente establecido y no necesita explicación. Además de
estas profundas ideas teológicas fundacionales, el autor del Apocalipsis opta,
casi exactamente, por un relato apocalíptico importante Zoroastriano como base
para el triunfo final de su obra. Finalmente, varios autores del Nuevo
Testamento hacen referencia a interacciones positivas con personas cuyo origen
está en lugares de conocida fundación Persa, con una fe Zoroastriana que parece
era practicada en la época en que escribieron.
Como ya se ha comentado, mientras el Cristianismo fue un
importante recipiente del pensamiento Zoroastriano e incorporó ampliamente sus
ideas, los Judíos del exilio tuvieron una experiencia bastante diferente. Al
vivir durante cerca de 200 años bajo el gobierno Persa, estos no fueron
receptivos en adoptar ideas Zoroastrianas en su religión, idea apoyada por la
evidencia arqueológica. La Biblia Hebrea en sí misma parece no estar muy tocada
por al influencia Persa, con la excepción de algunos libros que mencionan a
Persia o a la administración Persa más algunas palabras prestadas y el cambio
menor aunque importante en el papel/persona de satán/Satán entre 2 Samuel y 1
Crónicas. Aunque estos ejemplos muestran ciertamente que los antiguos Judíos
estuvieron en contacto con Persia, una completa acomodación e incorporación del
pensamiento teológico-escatológico Zoroastriano y de las expectativas
mesiánicas, y del dualismo sistemáticos no están reflejados en la Biblia.
Como bien dice Corduan, “una leve y accidental semejanza no
es fundamento para la noción de que idas doctrinales fundamentales del Judaísmo
canónico fuesen derivadas de la influencia del Zoroastrianismo”(30). Durante el periodo del Judaísmo del Segundo
Templo, no obstante, ideas clave acerca del mesías, los ángeles, y la
escatología estuvieron abierta a debate, y es durante esta época de debate que
nació el Cristianismo. Mientras que el Judaísmo había establecido ya un canon
sobre el cual fundamentar una estabilidad, el Cristianismo no tenía semejante
fundamento aún, siendo más bien influenciado por el espíritu de la época. Temas
principales en el Cristianismo muestran innegables paralelos con la teología
Zoroastriana, indicando que durante el periodo del Segundo Templo, la
diversidad cultural en Israel afectó en sus fundamentos a la teología
Cristiana.
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1.
Barr, 212.
2.
Mateo 8:28; 9:43-34; 12:22; Marc. 1:23-26;
5:1-20; y Luc. 8:1-3; 9:37-43.
3.
Ver Hechos 12:15.
4.
David B. Capes, Rodney Reeves, y E. Randolph
Richards, en “Rediscovering Paul: An
Introduction to His World, Letters, and Theology (Downers Grove: IVP
Academic, 2007) discute “espíritus elementales del mundo” como están descritos
en Gálatas 4:3 como “poderes espirituales o dioses tribales que la gente
pensaba gobernaban a razas o territorios específicos” (118). Es contra estos
poderes, que se dice, que Pablo exclama la libertad que uno encuentra en
Cristo.
5.
Barr, 222. Craig Keener niega que este concepto
está fuera de los ordinario para los lectores Judíos, diciendo que “se creía
normalmente” que cada uno tenemos un ángel de la guarda. No obstante, no ofrece
referencia de material similar en la Biblia Hebrea, así que la fuente no está
clara. Ver Craig S. Keener, “The IVP Bible Background Commentary: New
Testament” (Downers Grove: InterVaristy Press, 1993), 93. Su nota sobre Hechos
12:15 pasa por alto el tema en su totalidad.
6.
Darrell D. Hannah, “Guardian Angels and Angelic
National Patrons in Second Temple Judaism and Early Christianity” en Angels:
The Concept of Celestial Beings – Origins, Developments and Reception,
Friedrich V. Reiterer, Tobias Nicklas, y Karin Schopflin, eds. (Berlin: Walter
de Gruyter, 2007), 423-435. Hannah señala que conceptos similares a los del
ángel de la guarda, para el individuo o para naciones, existían en varias
sociedades, pero no en el antiguo Israel.
7.
Tremmel, 7-8. Para un ejemplo de la eliminación
de Satán de la presencia de Dios, ver Lucas 10:18.
8.
Barr, 224.
9.
Hinnells, 176.
10. Hinnells,
174. Ver Isaías 11:11-12; Jeremías 23:8; 30:3; Oseas 3:4-5.
11. Tremper
Longman III. En “The Messiah: Explorations in the Law and Writings”, Stanley E.
Porter, ed., “The Messiah in the Old and New TEStaments (Grand Rapids: William
B. Eerdmans, 2007), 12-34, señala que a comienzos de nuestra Era, había un
amplio rango de ideas Judís acerca del Mesías: algunos pensaban que no habría Mesías
alguno, otros que sería un sacerdote, otros que sería un rey, y otros que
habría dos Mesías, uno sacerdote y el otro rey (28-29). Para nada lo concebían
como un liberador escatológico.
12. Hintze,
76-77.
13. Hinnells,
163, 166-169.
14. Barr,
217-219.
15. Hintze,
82-83.
16. Sanders,
455. Charles H. Talbert, “The Apocalypse: A Redding of the Revelation of
John”(Louisvilla: Westminster John Knox, 1994), 90-94, aunque señala la
importancia e influencia de la escatología Judís, no expone la comparación con
el relato Zoroastriano que refleja. Ben Witherington III, “Revelation”
(Cambridge: Cambridge University Press, 2003), 241-246, también señala la
importancia del pensamiento apocalíptico Judía de la época.
17. Hintze,
86-87.
18. Hinnells,
181-183, 185. G. Bampfylde subraya la importancia de los Partos en eventos que
involucraban al pueblo Judío en “The Similitudes of Enoch: Historical Allusions”
Journal for the Study of Judaism 15 (1984), 9-31, particularmente pág. 17-18.
19. Barr,
218-219.
20. Trent
C. Butler, ed. “Pontus”, Holman Bible Dictionary (Nashville: Holman Bible
Publishers, 1991), 1123.
21. Hinnells,
184-185.
22. Barr,
204.
23. Hinnells,
185.
24. Corduan,
26-27.
25. Sanders,
453, dice lo dice bien: “cierta influencia de la cultura Persa que no conlleva
en sí misma toda la cultura.
26. Corduan,
25.
27. Rennie,
5.
28. Hinnells,
179.
29. Jack
T. Sanders, “Schismatics, Sectarians, Dissidents, Deviants: The First One
Hundred Years of Jewish-Christian Relations” (Valley Forge: Trinity Press
International, 1993), 246.
30. Corduan,
42.
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