martes, 6 de marzo de 2018

ÁNGELES

LOS ÁNGELES
Los ángeles son esencias anímicas. Esto significa que no son formaciones independientes del poder, sino poderes que se liberan de otro poder y aparecen como figura. Los dioses pueden enviar seres angélicos, pero también hombres. La idea de ángel está en íntima conexión con la de alma externa. Los ángeles son poderes idos hacia fuera.

Ya el nombre mismo (angelos, mal´ak) indica que han sido enviados. Se habla del ángel de la guarda, pero raras veces nos damos cuenta de que lo que cuida no es un ángel enviado por dios, sino el propio poder del niño enviado hacia fuera. De ahí las palabras de Jesús: “Mirad no tengáis en poco a alguno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre la faz de mi Padre que está en los cielos!(1)(Mat. 18:10). Los seres no están encerrados en sí mismos como podría pensar un científico. Cada ser no sólo tiene relaciones con el mundo, sino que un pedazo de sí mismo está en ese mundo. O sea, el medioambiente aún no es tal. Es posible tener la vida no sólo en el cuerpo, o en un alma que se considere inmaterial, sino también afuera. Se podrían recordar ciertos fetiches como el Árbol de la Vida. El poder que ejerce el ser humano en el mundo no se considera una simple acción centrada en el yo, sino que se enfrenta al hombre como figura.

Los himnos babilonios conocen a un dios propio y una diosa propia que no desempeñan papel alguno en el panteón, pero que ruegan por su posesor y que son necesarias para su felicidad(2). Un enfermo padece cuando están ausentes. Aquí, los ángeles son casi dioses. En Egipto, en donde el ka constituye la condición de la vida y la garantía de seguridad, el ángel siguió siendo alma(3). En el Irán, cada cosa tiene su fravashi, concepto que tiene una relación más íntima con el objeto de su protección que la que se expresa en la denominación de espíritu protector. La fravashi es el poder de un muerto o un vivo o el de un ser cualquiera que, empero, hace vida independiente. También los dioses tienen una fravashi. Como parte de su posesor, la fravashi no tiene una existencia independiente(4). Las fravashi son un ejemplo muy ilustrativo de cómo en la región primitiva se entrecruzan las ideas: alma, muertos, ángel, espíritu protector, con estos y otros nombres pueden designarse; no hay mucho que hacer a partir de teorías generales.

En la fe popular judía existe la misma concepción: la doncella Rode cree ver a Pedro, pero los demás no la creen y piensan: es, sin duda, su ángel(5). También el Talmud conoce ángeles de la guarda(6). En la leyenda del emperador Jovianiano, en las Gesta Romanorum, el ángel de la guarda se se presenta como doble del emperador. En las antiguas creencias germánicas la Fylgja es portadora del poder de un hombre a quien se aparece en sueños como animal o bajo figura de mujer y le avisa la muerte(7).

Los ángeles de Dios son las potencias enviadas por éste. En Persia, hogar de los ángeles, los Amesha Spenta son las energías de Ahura-Mazda enviads hacia fuera. Sus nombres designan sus propiedades: Vohu Mana, la buena intención(buen pensamiento), Xathra Vairya, el señorío divino, Ameratat, la inmortalidad, etc. Bajo el influjo del zoroastrismo, fuertemente ético y espiritual, algo de abstracto se adhirió a estos seres angélicos. Pero que aquí no dominó la ideología teórica de la especulación cristiana acerca de las propiedades de dios, se desprende de su antigua descripción como “dominadores que sólo actúan por medio de su mirada, los sublimes superpotentes, los fuertes(8): esto no es abstracción en el sentido que se suele dar al término, sino potencia que no ha llegado plenamente a formarse porque todavía está muy ligada al poder principal. Porque la acción de Mazda se desarrolla en virtud de estas energías separadas de él: reina con el “buen pensamiento”(Vohu Mana), en virtud del “señorío divino” (Xathra Vairya) y en congruencia con “la brillante justicia”(Asha)(9). Empero, más tarde se delinea cada vez con mayor nitidez la figura de estos ángles: Vohu Mana se convierte en el portero del Paraíso; el cielo de Ahura-Mazda en la corte de un príncipe oriental, rodeado por su diván. De esta forma, la angeología pasó al judaísmo y al Islam. Sin embargo, también allí los ángeles siguen siendo propiedades concretas de Dios: Uriel, el brillo de dios, Rafael, la salud de dios, etc.(10). Sin embargo, no puede dudarse que todos estos poderes angélicos fueron originalmente revelaciones independientes de un poder (i.e., dioses) y sólo más tarde fueron unidos como mensajeros a una figura divina. En Persia, esto está muy claro: Asha es el orden universal como poder, que ya hemos conocido. Los ángeles son, realmente, más antiguos que los dioses.

La fe Judía en los ángeles, anterior a Persia, ofrece también una demostración heterogénea que se liga con el mal´ak Yahve. No es propiamemnte servidor de Yahvé sino su alma externa, idéntica a él, pero figura pos sí. En el Genesis 48:16, se emplea sencillamente “ángel” como otra expresión para el dios que guió a Jacob(11). No es necesario pensar en el temor a la encarnación de Yahvé que debió haber llevado a la idea de ángel. Tampoco el mal´ak es un “debilitamiento”. Es Yahvé mismo o, más bien, un fragmento de voluntad poderosa que ha recibido figura. Sólo más tarde se transforma en mensajero.

Y mientras más se transforma el ángel en mensajero, tanto más se aparta de la idea de poder y alma. Poder y voluntad se desvanecen, sólo queda –desde luego en forma imponente- la figra. En Grecia, Iris y Hermes son mensajeros semejantes. Hermes como el Angelus bonus del culto a Sebacio (Cumont, Anges) está ligado, muy libremente, con el alma por su carácter de psicopompo. Los cuervos de Odín son también propiedades (Hugin, pensamiento, y Mugin, memoria) y al propio tiempo external souls. Júpiter puede enviar a su águila exactamente en la misma forma en que los magos o las brujas a sus animales anímicos(12).

Así los ángeles se transforman en seres intermedios, en poderes de rango siubordinado. Para los Judíos, según Pablo, son los mediadores de la Ley como ingredientes de la promesa de Dios(13). A María le anuncian que el salvador ha de nacer de ella, a los pastores el “el gran gozo” del milagro ya sucedido y a las mujeres y los discípulos la resurrección. En el Cristianismo, su tarea es alabar a Dios por toda la eternidad(14). En el Islam, su comida es “honor de Alá” y su bebida “Ala es santo”.

En las religiones que conocen a Dios como voluntad personal, los ángeles siguen siendo servidores, su tarea sigue siendo anunciar o realizar la voluntad de Dios. Puede haber ángeles rebeldes caídos e incluso malvados. Pero todos dependen de la voluntad soberana que los determina a fin de cuentas. Sus figuras pueden ser las de la naturaleza, pero es la naturaleza dominada, regida por la voluntad de Dios. Esto se expresa de la más bella manera en San Juan I:51: “Veréis el cielo abierto y los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre”. El poder del ángel tiene siempre alguien que lo lleva.

Pero también puede volver a hacerse “poder”. Así, por ejemplo, en la religión astral de la época helenística, que resuena aún en el Nuevo Testamento. Los “dioses visibles” (Cumont) que intentan obstaculizar la ascensión del alma son poderes que pugnan entre sí y que, frente al hombre, representan una inexorable necesidad. Ángeles y demonios serán invocados como nomina barbara en los encantamientos(15).

Pero el poder no llevado por nadie puede valorarse de otro modo y también en este sentido hay ángeles buenos y malos. Las “fuerzas celestes que suben y descienden” en el monólogo de Fausto con el ejemplo clásico de esto. En las ideas de Fechner, la creencia en los ángeles tuvo una apoteosis tardía teñida de dinamismo. Los poderes –genuinamente goethianos- no están muertos, sino que son seres vivos. La tierra (como en el helenismo) es “un ángel que asciende al cielo rico, fresco y floreciente y, al propio tiempo, firme y dueño de si, volviendo su vívido rostro hacia el cielo y llevándome consigo a este”(16). Ni siquiera falta el psicopompo. Buenos o malos, estos ángeles han perdido su carácter anímico y son poderes sin relación con un portador, es decir, ya no son propiamente ángeles, sino demonios.

Porque la creencia en los ángeles se remonta a la doble vivencia de la figura, unas veces in actu, como poder informe propio o extraño, y otras idealiter como poder suelto, formado. Así como el hombre se experimenta dos veces a sí mismo, una como sí mismo –y no puede imaginarse nada con ello- y otra como doble-alma-ángel, así también experimenta dos veces a Dios: una, como poder y voluntad irrepresentables, otra, como presencia formada(17). La creencia en los ángeles es igualmente importante en la idea de la revelación que en la modalidad de la concepción de Dios.

No es un azar que algo de la idea del ángel se haya adherido al pensamiento central cristiano: Cristo se llamó un ángel; en El Pastor de Hermes se usan, unas tras otras, de manera inextricable, las expresiones “hijo de Dios”, “espíritu santo”, “arcángel Miguel” y “ángel soberbio” o “sacratísimo”. Justino llama al Cristo celeste unas veces “ángel del gran consejo”, “hijo de Dios”, ángel mensajero de Dios, “señor de las fuerzas” ( o sea, de los ángeles) y “sabiduría”(también una idea del ángel). La Ascensión de Isaías habla del “ángel del espíritu santo”(Van der Leeuw, Zielen en Engelen, 228). El espíritu santo tiene la figura de una paloma, de una verdadera alma externa. El Logos encuentra su prototipo en “Ossa Dios Aggelos”(18), pero el verbo era la finalidad de la misión. Todo esto no puede sorprender por cuanto la esencia de la anunciación cristiana es una comunicación de Dios mediante una figura que es de la misma esencia que Él, o sea, una doble-vivencia de Dios. Y tampoco es casual que en la cumbre del culto Cristiano se cante la gran loa eucarística de los hombres y los ángeles; los poderes tienen ahora la tarea única de alabar a Dios, que ha tomado forma.     

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1.      Mat. 18:10
2.      A. H. Edelkoort, Het zondebesef in de babylonische boetepsalmen, 1918, 138. A. M. Blackman, Journal of Egypt. Arch. III, 1916, 239.
3.      G, van der Leeuw, “External soul, Schutzgeist und der ägyptische Ka”, Zeitschr, 1018, 56. También G. Van der Leeuw, Deus et homo, 1953, 14.
4.      N. Söderblom, Les Fravashis, 1899, 32. H. Lommel, Zarathustra, 1930, acuña la hermosa expresión Heilküre (salvadoras) para las fravashis.
5.      Hechos de los Apóstoles 12:15.
6.      A. Kohut, Über die jüdische Angelologie und Dämonologie, 1866, 19.
7.      Cf. Hugo Gering, Vollständiges Wörterbuch zu den Liedern der Edda, 1903, 300. En Islandia se creía, en el tiempo de transición anterior a la introducción del Cristianismo, en una especie de forma intermedia entre la valquiria Fylgia y los cinco ángeles de dios que protegen a todo hombre, ver A. Otrik, Nordisches Geistesleben, 1925, 97.
8.      E. Lehmann, Zarathustra, en bogo m Perserne gamle Tro, 1989-1902, 138.
9.      Ibid., 67.
10.   Kohut, 25.
11.   Cf. Exódo 23:21, en donde el nombre, es decir, la esencia de Yahvé está en el ángel que camina delante de los Israelitas.
12.   H. Hubert y M. Mauss, “Esquisse d´une théorie générale de la magie”, Anne sociologique, 7, 78.
13.   Gálatas 3:19.
14.   Apocalipsis 7:11.
15.   E. Peterson, Rh Museum, N. F., 75, “Engel und Dämonennamen”.
16.   G. Th. Fechner, Über die Seelenfrage, 1861, 170.
17.   Van der Leeuw, Psychologie und Religionsgeschichte, 11.
18.   Iliada, II, 93.


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