miércoles, 19 de junio de 2019

APOCLÍPTICOS ANARQUISTAS PARTE III



FREDERICK II IMPERATOR. PARTE III


Apocalípticos revolucionarios comunistas

El folclore comenzó a acumularse alrededor de la figura del pseudo-Frederick. Treinta y cuatro años después de fallecido, Frederick II sufrió una resurrección similar a la de Balduino, conde de Flandes. El año 1284 Un cronista habla de un heremita cerca de Worms que afirmaba ser el Emperador resucitado, y al mismo tiempo otro menciona a un personaje similar que fue escoltado hasta Lübeck en gran popular entusiasmo. Sería éste el mismo personaje que en el 1284 logró establecerse en el Valle del Rin en estado real? Quizá no, pues este último parece haber sido más bien un megalomaníaco que creía ser Frederick. Afirmaba haber vivido en las profundidades de la tierra y fue recibido con una imponente recepción en Neuss. Afirmaba, igual que Bertrand de Ray, que había pasado muchos años como peregrino, haciendo penitencia por sus pecados. Las noticias de su venida se expandieron a lo largo de Europa creando tal revuelo en Italia que varias ciudades enviaron embajadores a Neuss para investigar el tema.

Las condiciones para este tipo de resurrección eran favorable en Alemania. Desde comienzos del siglo el gobierno central en Alemania se había debilitado y desintegrado en semi-independientes principados. Aunque Frederick no hizo nada para impedir esta desintegración y estuvo siempre mucho más interesado en el sur de Italia y Sicilia que en Alemania, su fuerte y colorida personalidad ofrecía un incentivo para la lealtad Germana. Su muerte fue seguida por el Gran interregnum, un periodo de una generación en el cual ningún rey fue capaz de obtener el reconocimiento general en Alemania. Hubo muchas guerras privadas entre los principados. Esta situación continuó incluso después que Rudolph I, primer monarca Habsburgo fuese elegido como rey Alemán en 1273.

Lo que más contribuyó al éxito del pseudo-Frederick fue sin duda alguna el hecho que los pobres en las urbes aún se inclinaban a las expectativas mesiánicas referentes al emperador Frederick II. El monarca de Neuss aparecía sobretodo como amigo de los pobres; y encontró seguidores entre los prophetae que las crónicas etiquetan como herejes.

Al final, intoxicado por su éxito, el pseudo-Frederick se extralimitó en gran manera. Se desplazó hacia el sur donde anunció su intención de convocar una dieta imperial en Frankfort y convocó al Rey Rudolph I para que se presentase ante él de manera que, como Emperador, le pudiera garantizar el Reino de Alemania. La respuesta de Rudolph fue marchar contra el pretendiente y sitiar la ciudad de Wetzlar donde el pseudo-Frederick se había refugiado. El pueblo común estaba dispuesto a tomar las armas para defender a su emperador. Sin embargo, el hombre fue llevado ante Rudolph, o se entregó él mismo y después de un juicio fue quemando en la hoguera.

Las crónicas afirman que este hombre era un fanático que se veía a sí mismo no sólo como el Frederick verdadero sino como un salvador escatológico enviado por Dios para castigar al clero corrupto y establecer su gobierno sobre todo el mundo. Estaba convencido que resucitaría en un par de días,

El folclore comenzó a acumularse alrededor del pseudo-Frederick igualmente que se había acumulado alrededor del mismo Frederick. La ejecución en Wetzlar solamente sirvió para aumentar la reputación del Emperador como ser superhumano e inmortal. Se decía que entre las cenizas del pseudo-Frederick no se habría encontrado los huesos sino un pequeño grano; y la gente concluyó que esto significaba que el pseudo-Emperador había sido rescatado por la divina providencia, que aún estaba vivo, y que regresaría algún día. Esta convicción persistió durante generaciones. A mediados del siglo XIV aún se decía que Frederick regresaría infaliblemente, aún cuando fue quemado vivo y reducido a cenizas. Se elaboraron todo tipo de extrañas y extravagantes leyendas. El fabuloso monarca oriental, el Preste Juan, había provisto al Emperador con un vestido de asbesto, un anillo mágico que le hacía invisible a voluntad, y un brebaje mágico que lo mantenía eternamente joven. A menudo, el Emperador se le aparecía a los campesinos anunciándoles que el tiempo estaba cerca para su retorno.

MANIFIESTO DE UN FUTURO FREDERICK
Durante el siglo XV y comienzos del XVI el mito del futuro Frederick surgió a plena luz del día. Después de un intervalo de dos o tres siglo, el manifiesto del hermano Arnoldo fue seguido de muchos otros manifiestos.

El más temprano, el tratado latino conocido como el Gamaleon, producido entre el 1409 y el 1439, habla de un futuro Emperador Alemán que expulsará a la monarquía Francesa y al Papa. Cuando haya cumplido su misión Francia desaparecerá del mapa, y los Húngaros y Eslavos sería subyugados y reducidos a una total dependencia, los Judíos serían para siempre suprimidos y los Germanos serían exaltados por encima de todos los pueblos (ver Tercer Reich y UE). La Iglesia de Roma sería expropiada y todo su clero pasado por las armas. En lugar del papa un patriarca Germano presidiría desde Mainz sobre una nueva iglesia, una iglesia subordinada al nuevo Emperador, “el águila de la raza del águila”, un nuevo Frederick cuyas alas se extendería de mar a mar y hasta los mismos límites de la tierra. Estos sería los Últimos Días anteriores a la Segunda Venida de Cristo y el Juicio Final.

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