sábado, 1 de agosto de 2020



EL HOMBRE CELESTIAL EN EL EVANGELIO DE TOMÁS

Asignar una fecha a este temprano documento Cristiano es muy difícil. Algunos estudiosos se inclinan a considerar que es muy temprano. Aunque no hay razón para datar el Evangelio de Tomás como más temprano que otros escritos en Nag Hammadi como sería el Evangelio de Felipe y el Evangelio de la Verdad, i.e. 140-180 a.C. La colección de dichos de Jesús no es obviamente una mera reproducción de una temprana tradición sobre Jesús sino una cuidadosa selección de palabras que ilustran el tema de “búsqueda y encuentro del Reino de Dios”. Esta enseñanza acerca del Reino es “secreta” y para poder entrar en el Reino hay que ser un monachos, o sea alguien que ha unido la naturaleza masculina y femenina, el hombre interior con el hombre exterior, las cosas celestiales con las terrenales, cambiando toda dualidad en unidad mística, obteniendo un ojo nuevo (i.e. una nueva visión), y una nueva mano y un nuevo pie (nueva manera de vivir y actuar) Log. 22. La Salvación es solo para los pocos escogidos: “uno de mil, dos de diez mil, y quedarán como uno solo”, Log. 23 (la misma expresión se encuentra al final del Log. 16: “Estar de pie” como un monachos”. “Estar de pie” es también la palabra mágica en el Log. 17: “Bendito sea quién estará de pie en el origen, conocerá el fin y no conocerá la muerte”. “Estar de pie” es un antiguo término bautismal que se remonta a la iniciación de un sacerdote en el Templo de Jerusalem. El sumo sacerdote es ritualmente una epifanía del rey primordial del paraíso. Adán antes de la caída. Este Adán celestial es también llamado “Hijo del Hombre” y “Hombre de Luz”. En la Logia 4 se habla de un anciano que pregunta a un niño de 7 días sobre “el lugar (topos) de la Vida”. El niño puede ser un símbolo del hombre renacido mediante el bautismo, libre de deseo sexual y vergüenza habiendo ritualmente vuelto a entrar en el Paraíso, el lugar santo de la vida. También la Logia 4 finaliza con: “y se convertirán en uno solo”. Adán antes de la creación de Eva era visto según algunas tradiciones Judías cómo la unidad de masculino y femenino, como “hombre creado como varón y hembra”, Gén. 1. “Antes de Eva, era un cuerpo completo, sin división”, dice Efraín el Sirio. Originalmente Adán era una unidad perfecta de varón y hembra. Adán fue introducido, según Efraín, en el Paraíso como el rey magnificente sobre la montaña del Paraíso descrita como radiante y expandiendo su fragancia y aire sanador hacia abajo en la esfera terrenal. “La entrada de Adán/hombre en el mundo Paradisiaco es considerada como la exaltación formal e instalación en el oficio real y sacerdotal como “imago dei”(log. 2), el hombre que busca y encuentra sera “rey sobre todas las cosas”. Ya en el AT encontramos que Moisés hubo de construir la tienda-santuario según el modelo celestial. Posteriormente la Menorah vino a ser el icono terrenal del Árbol de la Vida y Adán era la imagen de Dios. Esto hace del sacerdocio y del coro y posteriormente la Comunidad de Qumran el icono terrenal de las huestes de los ángeles que sirven ante el trono de Dios.

LA TEOLOGÍA TEMPRANA DEL BAUTISMO
Detrás de la teología temprana Cristiana del bautismo y de su noción de Cristo como “macr´ anthropos” y segundo Adán y la esperanza para un cuerpo escatológico de gloria está el símbolo del hombre primordial como figura llena de luz y gloria con dimensiones macrocósmicas. Este símbolo de hombre primordial es creado por la experiencia mística durante la cual
la mente sale del cuerpo en la típica experiencia fuera del cuerpo
Viene a ser uno con todo el cosmos
Esto es sentido como una regresión a la unidad primordial del universo, la coincidentia oppositorum (unidad de los opuestos)
La mente es llenada y completamente cambiada por el divino fuego de gloria.

Pero en lugar de especular sobre la caída del hombre y su ser encapsulado en un cuerpo mortal, la teología de Pablo se centra en la salvación establecida en Cristo cómo hombre cósmico que simboliza la unidad cósmica, Col. 1:15-20. Esto de acuerdo con el símbolo del macr´anthropos, que es masculino y femenino, era un dogma en las sectas bautismales, y puede ser visto en lo que era enseñado en la secta de los Elkasaitas. Elkasai tenía un libro de Persia (el Oriente sagrado) que pasó a los Sobai (baptistas). Su llamada profética tuvo lugar cuando se encontró con dos Ángeles (Cristo y su contraparte femenina, el Espíritu Santo) ambos de una altura de 154 kilómetros.

El misticismo puede ser definido como la experiencia de la unidad de todo. Por lo tanto la prueba más importante de un misticismo temprano Cristiano es esta noción del hombre primordial que es el gran hombre cósmico (en Griego: macr´anthropos), una noción que ya se daba en el Judaísmo y de ahí fue tomada por los bautizados Cristianos. La experiencia mística es interpretada como el regreso de la mente al estado primordial, a una unidad primordial brillante antes que todo fuese disuelto en la dualidad. Es por esto que tenemosEL HOMBRE CELESTIAL EN EL EVANGELIO DE TOMÁS

Asignar una fecha a este temprano documento Cristiano es muy difícil. Algunos estudiosos se inclinan a considerar que es muy temprano. Aunque no hay razón para datar el Evangelio de Tomás como más temprano que otros escritos en Nag Hammadi como sería el Evangelio de Felipe y el Evangelio de la Verdad, i.e. 140-180 a.C. La colección de dichos de Jesús no es obviamente una mera reproducción de una temprana tradición sobre Jesús sino una cuidadosa selección de palabras que ilustran el tema de “búsqueda y encuentro del Reino de Dios”. Esta enseñanza acerca del Reino es “secreta” y para poder entrar en el Reino hay que ser un monachos, o sea alguien que ha unido la naturaleza masculina y femenina, el hombre interior con el hombre exterior, las cosas celestiales con las terrenales, cambiando toda dualidad en unidad mística, obteniendo un ojo nuevo (i.e. una nueva visión), y una nueva mano y un nuevo pie (nueva manera de vivir y actuar) Log. 22. La Salvación es solo para los pocos escogidos: “uno de mil, dos de diez mil, y quedarán como uno solo”, Log. 23 (la misma expresión se encuentra al final del Log. 16: “Estar de pie” como un monachos”. “Estar de pie” es también la palabra mágica en el Log. 17: “Bendito sea quién estará de pie en el origen, conocerá el fin y no conocerá la muerte”. “Estar de pie” es un antiguo término bautismal que se remonta a la iniciación de un sacerdote en el Templo de Jerusalem. El sumo sacerdote es ritualmente una epifanía del rey primordial del paraíso. Adán antes de la caída. Este Adán celestial es también llamado “Hijo del Hombre” y “Hombre de Luz”. En la Logia 4 se habla de un anciano que pregunta a un niño de 7 días sobre “el lugar (topos) de la Vida”. El niño puede ser un símbolo del hombre renacido mediante el bautismo, libre de deseo sexual y vergüenza habiendo ritualmente vuelto a entrar en el Paraíso, el lugar santo de la vida. También la Logia 4 finaliza con: “y se convertirán en uno solo”. Adán antes de la creación de Eva era visto según algunas tradiciones Judías cómo la unidad de masculino y femenino, como “hombre creado como varón y hembra”, Gén. 1. “Antes de Eva, era un cuerpo completo, sin división”, dice Efraín el Sirio. Originalmente Adán era una unidad perfecta de varón y hembra. Adán fue introducido, según Efraín, en el Paraíso como el rey magnificente sobre la montaña del Paraíso descrita como radiante y expandiendo su fragancia y aire sanador hacia abajo en la esfera terrenal. “La entrada de Adán/hombre en el mundo Paradisiaco es considerada como la exaltación formal e instalación en el oficio real y sacerdotal como “imago dei”(log. 2), el hombre que busca y encuentra sera “rey sobre todas las cosas”. Ya en el AT encontramos que Moisés hubo de construir la tienda-santuario según el modelo celestial. Posteriormente la Menorah vino a ser el icono terrenal del Árbol de la Vida y Adán era la imagen de Dios. Esto hace del sacerdocio y del coro y posteriormente la Comunidad de Qumran el icono terrenal de las huestes de los ángeles que sirven ante el trono de Dios.

LA TEOLOGÍA TEMPRANA DEL BAUTISMO
Detrás de la teología temprana Cristiana del bautismo y de su noción de Cristo como “macr´ anthropos” y segundo Adán y la esperanza para un cuerpo escatológico de gloria está el símbolo del hombre primordial como figura llena de luz y gloria con dimensiones macrocósmicas. Este símbolo de hombre primordial es creado por la experiencia mística durante la cual
la mente sale del cuerpo en la típica experiencia fuera del cuerpo
Viene a ser uno con todo el cosmos
Esto es sentido como una regresión a la unidad primordial del universo, la coincidentia oppositorum (unidad de los opuestos)
La mente es llenada y completamente cambiada por el divino fuego de gloria.

Pero en lugar de especular sobre la caída del hombre y su ser encapsulado en un cuerpo mortal, la teología de Pablo se centra en la salvación establecida en Cristo cómo hombre cósmico que simboliza la unidad cósmica, Col. 1:15-20. Esto de acuerdo con el símbolo del macr´anthropos, que es masculino y femenino, era un dogma en las sectas bautismales, y puede ser visto en lo que era enseñado en la secta de los Elkasaitas. Elkasai tenía un libro de Persia (el Oriente sagrado) que pasó a los Sobai (baptistas). Su llamada profética tuvo lugar cuando se encontró con dos Ángeles (Cristo y su contraparte femenina, el Espíritu Santo) ambos de una altura de 154 kilómetros.

El misticismo puede ser definido como la experiencia de la unidad de todo. Por lo tanto la prueba más importante de un misticismo temprano Cristiano es esta noción del hombre primordial que es el gran hombre cósmico (en Griego: macr´anthropos), una noción que ya se daba en el Judaísmo y de ahí fue tomada por los bautizados Cristianos. La experiencia mística es interpretada como el regreso de la mente al estado primordial, a una unidad primordial brillante antes que todo fuese disuelto en la dualidad. Es por esto que tenemos la noción de Adán antes de la caída como luz y como la unidad de los opuestos, primero y principalmente la dualidad entre varón y hembra. Adán antes de caer en pecado es descrito como andrógino o trascendiendo el sexo o como la unidad de los cuatro elementos. Y Cristo en tanto que segundo Adán puede ser descrito como aquel que lleva a todo el cosmos hacia la unidad, Efes. 1:10, y como el que en sí mismo une hombre y mujer, esclavo y libre, Judío y Griego.

Según Gén. 1:26 Adán era una imagen y semejanza de Dios y puede ser identificado con la apariencia de un hombre con dimensiones cósmicas-astronómicas. Viniendo a ser uno con esta figura también llamada “Hijo del Hombre” como aparece en 1 Enoch 71, en Pablo, Gál. 3:27; 1 Cor. 12:12, en 3 Enoch, Enoch se convierte en Metatron y es presentado tan grande como todo el universo, y en el trato del Corpus Hermeticum, donde hay huellas de motivos Judeo-Cristianos (Judeo-Cristiano es aquí usado en el sentido dado a la palabra por Jean Daniélou acerca de algunos motivos característicos del Cristianismo Cristiano, pero perdidos o predefinidos posteriormente redefinidos como Cristianismo sacado fuera de su medio-ambiente original. Por ejemplo, la noción de Hijo del Hombre y los motivos místicos con todo esto relacionados). El misticismo es la mejor explicación para los motivos arriba mencionados conectados con el hombre primordial y la mente primordial. Un antiguo bautismo y ritual de apoteosis que se remonta a los rituales de la realeza sagrada viene a estar bajo la influencia de la mística visión del mundo. El dogma de la realeza sagrada que afirma que el rey es uno con el primer hombre (o el querub, Ezeq. 28) en el jardín del Edén, se funde con el motivo místico del hombre primordial luz-anthropos. La noción de Adán antes de la caída como luz y como la unidad de los opuestos, primero y principalmente la dualidad entre varón y hembra. Adán antes de caer en pecado es descrito como andrógino o trascendiendo el sexo o como la unidad de los cuatro elementos. Y Cristo en tanto que segundo Adán puede ser descrito como aquel que lleva a todo el cosmos hacia la unidad, Efes. 1:10, y como el que en sí mismo une hombre y mujer, esclavo y libre, Judío y Griego.

Según Gén. 1:26 Adán era una imagen y semejanza de Dios y puede ser identificado con la apariencia de un hombre con dimensiones cósmicas-astronómicas. Viniendo a ser uno con esta figura también llamada “Hijo del Hombre” como aparece en 1 Enoch 71, en Pablo, Gál. 3:27; 1 Cor. 12:12, en 3 Enoch, Enoch se convierte en Metatron y es presentado tan grande como todo el universo, y en el trato del Corpus Hermeticum, donde hay huellas de motivos Judeo-Cristianos (Judeo-Cristiano es aquí usado en el sentido dado a la palabra por Jean Daniélou acerca de algunos motivos característicos del Cristianismo Cristiano, pero perdidos o predefinidos posteriormente redefinidos como Cristianismo sacado fuera de su medio-ambiente original. Por ejemplo, la noción de Hijo del Hombre y los motivos místicos con todo esto relacionados). El misticismo es la mejor explicación para los motivos arriba mencionados conectados con el hombre primordial y la mente primordial. Un antiguo bautismo y ritual de apoteosis que se remonta a los rituales de la realeza sagrada viene a estar bajo la influencia de la mística visión del mundo. El dogma de la realeza sagrada que afirma que el rey es uno con el primer hombre (o el querub, Ezeq. 28) en el jardín del Edén, se funde con el motivo místico del hombre primordial luz-anthropos.

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