lunes, 14 de mayo de 2007

LOS PATRIARCAS Y LOS TEXTOS

PATRIARCAS Y DEUTERONOMIO

La narrativa de los Patriarcas: después de más de un siglo de exhaustivas investigaciones arqueológicas, los arqueólogos han abandonado la posibilidad de recuperar cualquier contexto que haga de Abraham, Isaac o Jacob “figuras históricas” creíbles. La investigación de Moisés y el Exodo ha sido descartada por falta algún dato que pruebe su historicidad. Es más, la abrumadora evidencia arqueológica que demuestra los orígenes indígenas del Israel primitivo no deja espacio para un Exodo desde Egipto y 40 años de peregrinaje por el desierto del Sinaí.

Es posible que una figura tipo Moisés pueda haber existido en algún lugar de Transjordania a mediados del siglo XIII A.C., donde muchos escolares piensan que la tradición Bíblica acerca de Yahvé comenzó. Pero arqueológicamente nada se puede hacer para demostrar que Moisés fue una figura histórica, mucho menos para demostrar que fue el fundador de la posterior religión Israelita.

En cuanto al Levítico y los Números, estas son claras adiciones a la “pre-historia” de parte de los Sacerdotes editores, preocupados por las nociones de pureza ritual, temas de “la tierra prometida”, y otros motivos literarios que no tienen historicidad.

Todo lo que se refiere en la Biblia a la poesía, sabiduría y literatura devocional también ha de ser eliminado de la consideración histórica. Esto incluye a los Salmos, himnos para uso litúrgico etc. que vienen de diferentes periodos; Proverbios, Eclesiastés, colección de dichos de la Sabiduría son trabajos tardíos que reflejan mucha influencia no-Israelita; Rut, Ester, Job y Daniel, novela histórica con “aspectos de la vida real” inventados, el último de estos libros está fechado en el siglo II A.C. reflejando la crisis de las guerras de los Asmoneos; el Cantar de los Cantares de Salomón, como un ciclo de eróticas canciones de amor Oriental que vino a entrar en la Biblia gracias a comentaristas tanto Judíos como Cristianos que “espiritualizaron” el texto.

La mayoría de los estudiosos ven “la historia épica” del Israel monárquico y del periodo formativo de los “Jueces” como contenida en lo que es llamado la “historia Deuteronómica”. Se trata de un trabajo compuesto que va desde el Deuteronomio a través de Samuel y Reyes. Incorpora viejas fuentes, pero está mezclado y ensamblado con gran sofistificación literaria en una épica nacional que se propone definir la historia de Israel desde sus comienzos en Canaan hasta la caída de Jerusalem y comienzo del exilio.

DEUTERONOMIO (Segunda Ley)

La historia Deuteronomica en tanto que composición literaria es más que nada “propaganda,” diseñada para darle legitimación teológica a un partido de reformadores nacionalistas ultra-ortodoxos, el partido de sólo Yahvé.

La fecha del la composición del Deuteronomio no puede ser anterior a los tiempos de Josías (600-609), pero los estudiosos Bíblicos están divididos. Algunos piensan que el Deuteronomio es un trabajo unificado del periodo preexílico; otros ven un núcleo pre-exílico del Deuteronomio, editado por escribas del periodo Persa.

McKenzie saca otra cuestión relacionada con la composición del libro de los Reyes, si pudo haber habido adiciones “proféticas” posteriores a esta obra, tales como el ciclo de Elias-Eliseo (que McKenzie define como no-histórico). Pero la mayoría de los escolares están de acuerdo que algunas partes del material profético fue editado o compuesto por escuelas post-exílicas posteriores que llevaban el nombre del profeta, reflejando pues un marco histórico, en algunos casos mucho más temprano, llegando, incluso, hasta la Edad de Hierro. Mucho del material en los libros proféticos refleja la “vida diaria” de los Israelitas, aunque esto fuese no intencional respecto al mensaje teológico. Además, muchos aspectos de este cuadro de la vida diaria no cuadran en el Periodo Persa, mucho menos en el Helenístico-Romano. Cuadran solamente en el Periodo II de la Edad de Hierro, más o menos (1000-600 AC) y deben, por lo tanto, tener su origen en la historia “real” de Israel, no en la ficción. La Biblia no solo piadosa ficción como muchos revisionistas pretenden.

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