jueves, 4 de abril de 2013

CAOS PRIMORDIAL II


CREACIÓN COMO BATALLA CONTRA EL CAOS
Herman Gunkel, en su obra pionera de finales del siglo diecinueve, señaló que el relato de la creación de P tenía cercanas similitudes con el mito Babilonio del “Enuma Elish”(1). Gunkel usó el término “Chaoskampf” o “Batalla contra el caos”, para describir esta mítica tipología hoy día llamada “El Mito del Combate”. Caos es un término tomado de la mitología Griega, aunque encaja bien en la concepción Semítica del estado de existencia de la pre-creación. Alusiones a este Mito del Combate se encuentran en muchas partes de la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. En los días de Gunkel el mejor ejemplar de este mito era el Enuma Elish. Por lo tanto, Gunkel concluyó que el editor Sacerdotal conocía el Enuma Elish y había tomado de este mucha de su cosmología. Una de las evidencias que Gunkel menciona se encuentra en Génesis 1:2 la condición anterior a la creación de “la tierra” es descrita como una tenebrosa masa de agua caótica llamada “tehom”, normalmente traducida como “profundidad”, aunque una mejor traducción es “abismo”. La palabra Hebrea “tehom” es tomada del Acadio “ti´amat”. Ti´amat, que literalmente significa “océano, mar” es el nombre del archienemigo de Marduk en el Enuma Elish. Así, tanto Génesis como Enuma Elish comienzan con un océano primordial desorganizado envuelto en oscuridad. La creación tiene lugar mediante una división de este océano primordial y organización de la masa acuosa de manera que pueda aparecer la tierra seca.

Sin embargo, la dependencia sacerdotal del Enuma Elish en lugar de otra versión del Mito del Combate no es fácilmente refutable. A diferencia de otras situaciones en la Biblia (ej., Los Salmos y Job) donde las alusiones a la batalla de Dios con el mar/dragón parecen depender de la versión Cananea (Ugarítica) del Mito del Combate, la peculiar combinación de los motivos de la creación y el vocabulario que encontramos en Génesis 1:1 – 2:3 están más cerca del Enuma Elish que del mito Ugarítico de Baal(2). Uno encuentra en ambos textos un énfasis en el “poder de la palabra” del dios principal. Marduk controla los destinos, haciendo aparecer y desaparecer las entidades mediante su palabra solamente; en Génesis 1 Dios hace aparecer la creación mediante su palabra. También, ambos textos enfatizan la creación única de la humanidad (aunque por diferentes razones)(3). El mito de Baal no habla de la creación del mundo o de la humanidad. En la mitología Cananea El en lugar de Baal era considerado el creador(4). Además, en el mito de Baal la humanidad ya está creada previamente(5). Tampoco se ha de ignorar la función similar en P y el Enuma Elish del signo del arco en el cielo.

Aunque lo más importante es la relación que hay entre el reposo divino (Gén. 2:1-3) y la creación. El tema del reposo divino es común a todas las versiones del Mito del Combate Semítico. Después de su victoria sobre su enemigo, el monstruo del caos, el creador construye un palacio (o templo) desde donde gobierna el cosmos. (En el Cercano Oriente la palabra “templo” era frecuentemente la misma que la palabra para palacio). En tanto que lugar de residencia de la deidad, este lugar era un sitio de descanso y entretenimiento. Además, la imagen del creador descansando después de su victoria sobre su enemigo es una antigua metáfora del estatus de la deidad como supremo gobernante del cielo y la tierra. En el mito Cananeo de Baal el motivo del descanso es apenas discernible, oscurecido por la construcción del palacio de Baal. En el Enuma Elish, sin embargo, el descanso es un tema prominente. El mismo Marduk descansa después de su victoria sobre Ti´amat. Es más, crea la humanidad para que los demás dioses tengan el descanso apropiado correspondiente a su estatus divino y queden así exentos de las labores para obtener alimento. En gratitud los dioses crean el templo-palacio de Esagila en Babilonia para Marduk, desde donde éste gobernará el cosmos y al resto de seres. Marduk cuelga sus armas. Coloca su arco de guerra en el cielo donde, en tanto que estrella arco (probablemente Sirio), brillará para siempre como señal de la victoria de Marduk y realeza divina. En otro gesto más de realeza Marduk declara el lugar como sitio de reposo no solo para sí mismo sino para los demás dioses igualmente. La prominencia del descanso en la conclusión del relato sacerdotal de la creación tiene su paralelo más cercano en el Enuma Elish(6). (Preserva el arco iris para después del diluvio).

En Génesis 1:1 -2:3, aunque se ha suprimido prácticamente el combate contra el mar primordial de acuerdo con las normas de la religión Israelita en este pasaje bíblico(7), se puede encontrar confirmación en el Salmo 8, generalmente reconocido como afín al relato de la creación de P. Dice en 8:2 del Creador “Cimentas un baluarte/fortaleza frente a tus adversarios, para acabar con enemigos y rebeldes”(8). La fortaleza es el templo-palacio de Yahvé desde donde gobierna. Detrás de Génesis 1:1 – 2:3 está la misma concepción del guerrero divino victorioso que se retira a su lugar de descanso después de subyugar a sus enemigos.

El lugar de reposo de Yahve es su templo en el Monte Sión. Pero igual que con el templo de Marduk en Babilonia y el de Baal en el Monte Zaphon, el templo terrenal de Yahvé era concebido como la manifestación física del templo-palacio celestial mítico de la deidad. Así que a pesar de los problemas teológicos inherentes en la afirmación que Dios habita en una casa construida por manos humanas (ej. Rey. 8:2), la teología real Davídica no duda en afirmar que el templo en Jerusalem era la residencia que Yahvé había elegido, su lugar eterno de descanso (Salm. 132:13-14; ver también el versículo 8).

En Éxodo 15:17 también el tema de la victoria de Yahvé sobre sus enemigos está relacionado con la designación de Sión como lugar de reposo de Yahvé.

Finalmente, tenemos la evidencia de Jeremías 31:35-37. Este oráculo de Jeremías es la doble promesa a una comunidad en exilio desanimada que Yahvé no ha abandonado la alianza con su pueblo Israel.

Así dice Yahvé: Yo he puesto al sol para que luzca de día, las leyes a la luna y a las estrellas para que luzcan de noche; el que conturba el mar y hace bramar sus olas tiene por nombre Yahvé de los ejércitos. Si dejaran de regir estas leyes ante mí –oráculo de Yahvé, también cesará la descendencia de Israel de ser ante mí una nación por siempre. Así dice Yahvé: Si pueden medirse arriba los cielos y descubrirse por abajo los fundamentos de la tierra, entonces repudiaré yo a toda la descendencia de Israel por lo que han hecho, oráculo de Yahvé”.

Esta doble promesa lo más probable es que sea dependiente de la versión del Génesis en lo que la primera promesa parece derivar de Génesis 1:14-17(P) y la segunda de Génesis 8:22(J)(9). Dado que Jeremías 31:35 relaciona la creación con el lenguaje implícito del Mito del Combate referente al sometimiento del mar caótico, está claro que el autor entendía que estos motivos estaban implícitos en su fuente. Claramente, pues, los antiguos lectores entendían el Mito del Combate como parte y parcela del relato de la creación en Génesis 1:1-2:3 del escritor Sacerdotal. Otro tema sería determinar de dónde tomó P esos motivos?

Sin negar la influencia de las tradiciones míticas Cananeas, las consideraciones precedentes sugieren que el Redactor Sacerdotal también conocía y utilizó el mito Babilonio del “Enuma Elish” en escritos de su propia composición. Así, la conclusión que el Redactor Sacerdotal escribió basado en la experiencia del exilio en Babilonia parece inevitable. Como es evidente en mucha de la literatura de la Biblia Hebrea, la catástrofe del exilio Babilonio forzó a los exiliados Judíos a re-examinar sus presuposiciones religiosas y re-escribir, algunas veces radicalmente, su literatura sagrada.

También podría ser, como se ha sugerido a menudo, que el relato de la creación del Redactor Sacerdotal es una implícita polémica contra el mito Babilonio. Como sugiere 2 Reyes 18:28-19:37 (=Isa. 36:13-37:38), estas polémicas y contra-polémicas eran una común estratagema en esa época para luchar contra un enemigo nacional. El Redactor Sacerdotal no sólo tenía que convencer a su audiencia que su alianza con Dios permanecía intacta sino también que Yahvé era verdaderamente el creador y soberano divino de todo el mundo.

Ciertamente otros escritores bíblicos exílicos usaron motivos del Mito del Combate. En ningún lugar es esto más evidente que en Isaías 51:9-11, la llamada oda al brazo de Yahvé. Aquí un poeta en el exilio –conocido por los estudiosos como “Deutero-Isaías- invoca a Yahvé para que despierte y como en los tiempos primordiales golpee al monstruo del caos de nuevo.

En contexto este poema es parte de un diálogo entre los exiliados y Dios. Los exiliados lamentan que Dios no piensa en su pueblo. Dios responde con una serie de promesas divinas(51:12-16; 51:17-23; 52:1-2) de que no se ha olvidado de su pueblo sino que está en el proceso de hacerlos regresar a la patria.

El recurso en este pasaje a la tradición de los eventos salvíficos de Dios en el pasado como motivo de cómo Dios actuará en la crisis presente es instructivo. El poder salvífico de Dios es presentado como lo más evidente en dos eventos: en su victoria sobre el monstruo del caos en la creación del mundo, y en la división del Mar Rojo cuando liberó a su pueblo de Egipto. Este no es un caso mítico por un lado e histórico por el otro. Más bien, los dos son entendidos esencialmente como uno y mismo acto de salvación. Así como Egipto y otros países enemigos extranjeros podían ser vistos como manifestaciones históricas del poder del caos, así también el éxodo era visto como una extensión del poder creador de Dios. Así como Dios separó el mar primordial para crear tierra firme, así separa el mar de nuevo durante el Éxodo de Egipto para crear un pueblo especial para sí. Pero dadas las profundidades de la crisis en cuestión, los exiliados han de ser perdonados por dudar si todo el despliegue de poder divino era verdaderamente relevante para su situación existencial. Al pedirle a Yahvé que despierte, los exiliados implican que Yahvé se había retirado prematuramente a su lugar de reposo. Lejos de haber acabado, la batalla contra el monstruo del caos continúa en su propia época encarnada en la persona de los merodeadores Babilonios. Con el Templo destruido y Jerusalem en cenizas, era obvio que el monstruo del caos estaba lejos de ser derrotado. Pero lejos de ser un grito de desesperanza, Isaías 51:9-11 es una expresión de la perdurable confianza de Judá en Yahvé “como su hacedor, que extendió los cielos y asentó los cimientos de la tierra” (Isa. 51:13). Heridos por las burlas de sus captores que afirmaban que era su dios Marduk el que había derrotado al monstruo del caos y creado el mundo, Deutero-Isaías no se encoge a la hora de atribuirle esos poderes a Yahvé. El recrudecimiento del caos en forma de los captores Babilonios no tenía por qué ser temido. El divino soberano Yahvé tenía aún las riendas de la situación (Isa. 51:15)(9).

Un cuadro similar emerge del Salmo 74, compuesto también durante el exilio en Babilonia. Con imágenes de los infieles Babilonios destruyendo Jerusalem y profanando el templo de Yahvé. El Salmista le pide a Dios que actúe. Acaso no es el caos Babilonio un desafío a la soberanía de Yahvé y una subversión de la creación como batalla primordial contra el monstruo del caos con siete cabezas? (Salm. 74:10-17).

Parece como si el Mito del Combate tuviese una especial atracción para los exiliados. Les permitía reconocer que su mundo había sido destrozado sin perder su fe en Yahvé. Su propio sufrimiento formaba parte de la lucha cósmica entre la creación y la no-creación, entre Yahvé Dios y el monstruo del caos, entre el bien y el mal. Incluso si no era aparente por las circunstancias históricas de la época, podían tener confianza en que estaban del lado del vencedor.

Cualquiera que sea la fuente específica de la imaginería del Mito del Combate, el Escritor Sacerdotal le dio  forma al mito de acuerdo a su propia comprensión teológica. Rebajó el motivo de la batalla real, probablemente por la misma razón que se negó a llamar al sol y la luna y las estrellas por su nombre. Su audiencia estaba aún tan cerca del politeísmo de sus vecinos del antiguo Cercano Oriente que el mero hecho de nombrar las cosas que muchos consideraban eran dioses podía llevar a la creencia en su divinidad. En 2 Reyes 23:5, por ejemplo, los sacerdotes idólatras ofrecen incienso al sol y la luna (ver también Deut. 4:19 y Ezeq. 8:16). Consiguientemente P reduce el “Abismo” (Gén. 1:2) a la materia bruta de la creación; y “al gran dragón-del-mar” (v.21), igual que a “las dos grandes luminarias” que gobiernan el día y la noche, a meras criaturas. El motivo del descanso del creador, sin embargo, constituye el punto culminante de su relato de la creación. Despojada de su patente politeísmo, el motivo del reposo evocaba precisamente el mensaje teológico correcto. Con sus antiguas connotaciones del Cercano Oriente de todas las cosas bajo el estricto control del creador divino, el motivo servía de garantía que nada ocurre fuera de la voluntad divina. La deidad que en el tiempo primordial transforma las desorganizadas aguas del caos en un universo ordenado mediante el poder de su palabra es la misma deidad que jura un pacto eterno con Noe (Gén. 9:8-17), con Abraham (Gén. 17), y finalmente, con los Israelitas en el Sinaí (Éxod. 31:16-18). En tanto que remanente de Israel, por lo tanto, los exiliados Judíos no dudan que tienen futuro, dado que por la llamada divina Israel tiene una misión que cumplir en este mundo.                  
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1.    (8)Herman Gunkel, “Schöpfung und Chaos in Urzeit und Endzeit: Eine religionsgeschichtliche Untersuchung über Gen 1 und AP Job 12”(Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1895), 3-120.
2.    (13)Jon D. Levenson (“Creation and the Persistence of Evil: The Jewish Drama of Divine Omnipotence”, San Francisco: Harper & Row, 1988). Sugiere que el autor bíblico tenía aunque fuese indirectamente del Enuma Elish polemizando a veces contra sus puntos de vista. Day (“God´s Conflict with the Dragon and the Sea”, 49-57) niega cualquier conexión entre Génesis y Enuma Elish, aunque su análisis considera solamente versículos seleccionados en lugar de usar una tipología comparativa de Gén. 1:1 – 2:3 como un todo.
3.    (14)El Enuma Elish sigue a Atrahasis postulando que la humanidad fue creada de la arcilla y la sangre de un dios rebelde divino, de manera que todos los dioses pudieran descansar. Gén. 1:26-28 postula que la humanidad fue creada a la semejanza de Dios aunque parece revisar deliberadamente el propósito de la humanidad y el modo de su creación.
4.    (15)El título de El “bny bnwt” “creador de criaturas” (CTA 6.iii.5, 11, et passim).
5.    (16)En una tablilla aparece Anat realizando una devastación sangrienta, “aniquilando a los pueblos del Oeste, aniquilando los pueblos del Este” (CTA  3.ii.6-8). El episodio concluye con Baal y Anat reconciliados con la humanidad y la paz en la tierra. Ball crea el rayo como símbolo de su reconciliación.
6.    (19)Levenson, “Creation and the Persistence of Evil”, 54-56. Dice que el monstruo del mar ha sido desmitificado. Es cierto que “los grandes monstruos marinos” (hattanninim haggedolim”, Gén.1:21), incluyendo al Leviatan, “no son ni primordiales ni un impedimento al dominio de Dios” en el relato de P. Aunque aquí se falla en considerar  “el Abismo” (tehom) en sí mismo como símbolo primario del primordial enemigo del Creador en Génesis 1.
7.    (20)M. Dahood, “Psalms I, AB 16 (Garden City, N.Y.: Doubleday & Co., 1965, 48-51.
8.    (22)W.L. Holladay, “Jeremiah 2”, Minneapolis: Augsburg Fortress, 1969, 166.
9.    (24)En Duetero-Isaías, Chaoskampf es frecuentemente relacionado con la creación y el Éxodo en oráculos de promesa divina sobre la pronta actuación de Yahvé para sacar a su pueblo del exilio. C. Stuhlmueller, “Creative Redemption in Deutero-Isaiah”, AnBib 43 (Roma: Instituto Bíblico, 1970); B. Anderson, “Exodus Typology in Second Isaiah”, en Israel´s Prophetic Heritage: Essays in Honor of James Muilengurg”, ed. B.W. Anderson and W. Harrelson (New York: Harper & Row, 1962, 177-195.








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