JESÚS Y EL ARREPENTIMIENTO
Uno de los temas de los pasajes de la literatura Hebrea que
apunta hacia la restauración de Israel es la necesidad de arrepentimiento, y el
mismo tema aparece a menudo en conexión con la inclusión de los Gentiles. El
Hebreo Clásico no tiene palabra que pueda ser traducida como “arrepentimiento”, arrepentirse”.
Los profetas frecuentemente llamaron al Israel errante para que “retornara”(shub),
el verbo se da frecuentemente en los grandes textos sobre el arrepentimiento
individual, Ezeq. 33:7-20 (traducido en los
LXX como “apostrepho”). El nombre “teshubah”, “arrepentimiento”,
el cual se convirtió en estándar en el Hebreo Rabínico, al igual que el verbo y
nombre “metanoeo” y “metanoia”, tan comunes en el Nuevo Testamento(1). El concepto de arrepentimiento está frecuentemente
ligado a la restauración de Israel y la entrada de los Gentiles.
En Isa. 44, que concluye
con la predicción de la reconstrucción de Jerusalem y el Templo, Dios le
asegura a Israel que no le olvidará(44:21):
“He disipado como niebla tus rebeldías, como un nublado
tus pecados. Vuélvete a mí, pues te he rescatado” (Isa. 44:22).
También Isa. 55. Después
de la promesa de hacer con Israel “una alianza
eterna”(55:3), se anima a Israel a
que “vuelva/retorne”:
“Que el malvado abandone su
conducta, el hombre inicuo sus pensamientos, y se vuelva a Yahvé, el compasivo,
a nuestro Dios, generoso en perdón”(55:7).
En Baruc 2:32, mirando
hacia la restauración de Israel, el autor predice que “ellos
me alabarán en su destierro, invocarán mi nombre y abandonarán su testarudez y
su conducta perversa”… Los haré volver a la
tierra…..”(2:34). En 4:28 el autor urge a Israel para que “retorne(epistrepho)
y le busque con mucho mayor empeño”. De
manera similar en Tobías 13:6 leemos: “Si os volvéis a él de todo corazón y con toda el alma……
os mirará sin esconder su rostro”. El pasaje concluye con la predicción
de la gloriosa reconstrucción de Jerusalem(13:16).
En Salmos de Salomón 18:4-7 el castigo de
Dios produce el retorno (apostrepho) de
Israel, y Dios los purifica “para el día de la
misericordia y bendición”. En Jubileos la redención de Israel de la
cautividad de los Gentiles debe estar precedida del volverse al Señor:
“Entonces se volverán a mí de
entre los Gentiles con todo su corazón, todo su espíritu y toda su fuerza; los
congregaré de entre los Gentiles……”(1:15).
“Pero luego se volverán a mí con
toda rectitud y todo corazón……, Cortaré el prepucio de sus corazones y los de
su descendencia, y les crearé un espíritu santo, purificándolos para que no se
aparten de mí desde ese día por siempre”(1:23).
El motivo se repite en la sección escatológica, cap. 23:
“En esos días, los niños
comenzarán a examinar las leyes y a estudiar los mandamientos, volviendo al
amino de la justicia”(23:26).
En los Rollos del Mar Muerto, el “volver”
es usado para la conversión a la secta:
El grupo era llamado, entre otras cosas, “aquellos que se
vuelven (arrepienten de) la iniquidad(2), y la
alianza era una “alianza de arrepentimiento”(CD 19:16). Como dice el Salmista, “Hay esperanza para aquellos que se vuelven de la
transgresión y abandonan el pecado”(1QH 6:6)(3).
Finalmente, habría que señalar que en Filón el
arrepentimiento precede inmediatamente a la restauración del disperso Israel.
Aquellos que se extraviaron, escribe Filón, serán castigados. Si aceptan, no
obstante, el castigo como proveniente de Dios, y “se
reprochan ellos mismos por haberse extraviados, y hacen una completa confesión
y reconocen todo su pecado”, serán restaurados.
“Porque aunque habiten en la más
extremas partes de la tierra, esclavos de aquellos que los llevaron cautivos,
una señal, por así decirlo, les traerá a todos la libertad. Esta conversión [metabole] en un cuerpo
a la virtud asombrará a sus amos que los dejarán libres….”(De Praemiis 162-5).
Terminología que indica arrepentimiento también aparece en
conexión con los Gentiles. Según Jer. 3:17f.,
cuando “Se incorporarán a ella todas las naciones
en el nombre de Yahvé, en Jerusalem, sin seguir más la dureza de sus perversos
corazones”. “Volveos a mí y os salvaré”
dice el segundo Isaías a los Gentiles en nombre de Dios(Isa. 45:22). El autor de los Oráculos Sibilinos describe a los
Gentiles llorando, “Vamos, caigamos todos sobre la
tierra……….. Hagamos una procesión a Su Templo”(Or
Sib. 3:716f.).
No se puede decir que haya una estricta correlación entre el
lenguaje de arrepentimiento y la asamblea de Israel o la entrada de los
Gentiles. No sólo el arrepentimiento tiene una rango mucho más amplio(siendo
usado para la corrección individual de las trasgresiones), aunque también
muchas de las predicciones de salvación en el fin de los tiempos se centran en
la acción de Dios más bien que en la actitud humana que la acompaña. Así en Jer. 33:7, donde Dios predice la restauración de
las fortunas de Judá e Israel, el acento está en “Yo”:
“Yo restauraré… Yo reconstruiré, Yo les limpiaré de
toda la culpa y pecados……”Salm. de Sal. 17
enfatiza la acción del Rey Davídico: “No permitirá
en adelante que la injusticia se asiente entre ellos(17:29)”. No se puede decir del arrepentimiento,
como se dijo de los doce, que el tema en sí mismo señala la redención del fin
de los tiempos. Por otro lado, sería muy sorprendente para un heraldo del
escatón no invocar el poderoso tema de la necesidad que tiene la nación de
volverse a Dios. Si esto fuese combinado con la predicción de la venida de Dios
para limpiar, purificar, y sanar, ambos lados del esquema
arrepentimiento/purificación estarían presentes. Un mensaje individual podría
enfatizar uno más que el otro, aunque también sería justo decir que uno implica
al otro.
Los libros y artículos sobre Jesús o sus enseñanzas exponen
generalmente como aspecto principal y distintivo su mensaje de arrepentimiento
y perdón(4). Una apreciable cantidad de
evidencia viene de su reputación de juntarse con “recaudadores
de impuestos y pecadores”. Habría que señalar que, si el arrepentimiento
caracterizaba el mensaje de Jesús, esto no lo distinguiría de los demás. No hay
tema más común en la literatura Judía, el arrepentimiento es también un tema
principal en algunas presentaciones del mensaje temprano Cristiano(5). Lo interesante es la observación, aunque pueda
sorprender, que hay poca evidencia que conecte a Jesús directamente con el
motivo del arrepentimiento colectivo a nivel nacional con vista al escatón.
Este es, por supuesto, el tema principal en lo que el
Evangelio narra acerca de Juan el Bautista. Mat.
3:2 lo describe diciendo: “Arrepentíos
porque el Reino de los Cielos está cerca”, y en el material que es
aproximadamente paralelo (Marc. 1:4/Luc. 3:3),
se dice que proclamaba un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los
pecados. Aquellos que venían a oírle eran bautizados “confesando
sus pecados”(Mat. 3:6//Marc. 1:5). En
el cuerpo más sustancial de dichos a él atribuidos, se dice que urgió a sus
oyentes para que dieran “frutos dignos de
arrepentimiento”(Mat. 3:8//Luc. 3:8).
Hay una aparente adición editorial en Mat. 3:11
que reitera que su bautismo era uno de “arrepentimiento”.
En Hechos 13:24 el autor atribuye a Pablo la
afirmación que Juan “predicó un bautismo de
arrepentimiento a todo Israel”, y una afirmación similar es atribuida a
Pablo en Hechos 19:4.
Parece que virtualmente todo lo que la iglesia temprana
recordaba de Juan tenía que ver con el arrepentimiento y el perdón(6). Este cuadro es confirmado por Josefo (AJ. XVIII.116-19). De los Evangelios aprendemos
que el motivo por el que se llamaba al arrepentimiento era porque “el reino estaba cerca” y que “ya el hacha estaba puesta a la raíz del árbol”(Mat. 3:10/Luc. 3:9).
El Material atribuido a Jesús que conecta arrepentimiento
con la cercanía del reino es, relativamente hablando, escaso. Existe, por
supuesto, la declaración resumida en Mat.
4:17/Marc. 1:15 que Jesús predicó el arrepentimiento en vista a la cercanía
del reino. Esto, sin embargo, parece ser engañoso como pista para conocer el
mensaje de Jesús(7). Hay sólo tres pasajes
sustanciales en los cuales Jesús es descrito llamando al arrepentimiento a gran
escala: los “ayes” contra Chorazain, Bethsaida y Cafarnaún (Mat. 11:21/Luc 10:13-15); la comparación de
Nínive, que se arrepintió ante la predicación de Jonás, con “esta generación”, que no se ha arrepentido(Mat. 12:38-42/Luc. 11:29-32); y Luc. 13:1-5(si no
os convertís, todos pereceréis del mismo modo).
Las parábolas acerca de Dios buscando la oveja perdida(Luc. 15:3-6; 15:8), una vez que se eliminan las
conclusiones en Lucas(Luc. 15:7, 10), se las
ve centradas no en el arrepentimiento, sino en la acción de Dios. Otro dicho en
Lucas, que uno ha de perdonar a su hermano si se arrepiente(Luc. 17:3), no es evidencia de una llamada para la
vuelta de Israel. Los otros dichos acerca del arrepentimiento parecen ser sea
editoriales(el resumen en Marcos 6:12; la
adición de Lucas “al arrepentimiento” en 5:32); o parecen ser añadidos tardíos(Luc. 16:30: “si
alguien viene a ellos de entre los muertos se arrepentirán”; Luc. 24:47, atribuido al señor resucitado). Hay
que añadir que los discursos más tempranos en Hechos enfatizan el
arrepentimiento (Hechos 2:38; 3:19). El
segundo pasaje está conectado con la esperada parousia(8).
Habría que señalar que ninguno de estos tres pasajes parece
muy robusto. Bultmann considera juntos Mat.
11:21-24(ayes sobre las ciudades Galileas) y Mat.
12:41(esta generación y la gente de Nínive). Señala que en ambos casos
los Gentiles son contrastados con el impenitente Israel, que ambos tienen la
misma estructura, y que en ambos hay “un tipo de
repetición semejante a un estribillo de reproche”. Su conclusión es: “la impresión que ambos pasajes han sido construidos de
acuerdo con el esquema de polémica Cristiana temprana”(9). Descarta aún más Luc.
13:1-5: muestra dependencia de Josefo, “AJ
XVIII.87”(10). Otros encuentran trozos
auténticos en estos pasajes(11), el dicho sobre
Jonás ha dado lugar a gran debate; aunque la incertidumbre que resulta del
dicho la ha muy bien expresado Perrin:
“Qué significa el dicho de Jonás
en las enseñanzas de Jesús? La respuesta es simplemente
que no lo sabemos, porque no
sabemos lo que Jesús y sus contemporáneos habrían entendido o querido decir con
la frase……”(12).
El resultado de todo esto es que no hay una sólida
información acerca de Jesús que indique que era lo que Mateo y Marcos, al
comienzo de sus Evangelios, decían que era: alguien
que llamaba al “arrepentimiento” general “en vista”
a la venida del Reino”. Incluso Jeremías que
veía los tres pasajes como completamente o en parte auténticos, ve Luc. 13:1-5 como el único pasaje que indica que
Jesús predicaba el mismo mensaje que Juan el Bautista(13).
Schlosser, por otro lado, es del punto de vista que sólo Marcos 1:15 conecta explícitamente el
arrepentimiento con la venida del Reino(14).
Los estudiosos afirman a menudo que la llamada al
arrepentimiento era central en el mensaje de Jesús. Riches afirma que “en el centro
del ministerio y predicación de Jesús están sus dichos acerca del Reino y el
arrepentimiento”. Dice que “este mensaje le
sitúa claramente en el rango de aquellos que buscaban una renovación y
restauración del Judaísmo”(15). Sin duda
está en lo cierto en lo que la expectativa de restauración iría junto a la
llamada al arrepentimiento. El problema surge al afirmar que la conexión es
realizada en la enseñanza de Jesús. La nota a pié de página en la afirmación
sobre el arrepentimiento que realiza Riches indica que es consciente del
problema, dado pues sólo puede citar dos declaraciones sobre “la vigilancia”. Además, su posterior sumario de
dichos que encaja en “todos los tipos proféticos”
no tiene una sección sobre el “arrepentimiento”(16), lo que debería haberle sorprendido como extraño
si el mensaje de Jesús de hecho hubiera tenido como centro una llamada al
arrepentimiento.
Se puede ver la situación aún con más claridad considerando
la lista de pasajes citados por Charlesworth para demostrar la “declaración impregnada de arrepentimiento conservada en
muchas de las parábolas de Jesús”. Se refiere a las ovejas y cabritos(Mat. 25:31-46); la Oveja Perdida(Mat. 18:12); el Sembrador(Mat.
13:1-9); El Mayordomo Infiel (Luc. 16:1-3);
y el Gran Banquete(Mat. 22:1-14)(17). Ésta es una lista interesante que sirve muy bien
para demostrar que el “arrepentimiento”,
entendido particularmente como una llamada al arrepentimiento nacional ha de
ser leído en el mensaje de Jesús. Mat. 18:12
tiene que ver con el arrepentimiento, aunque, aparentemente, con el
arrepentimiento individual. Los otros pasajes no mencionan el tema. Mat. 25:31-46 se centra en la admisión de los
Gentiles (ver 25:32) y difícilmente se le
podría calificar como auténtico. En cualquier caso, el arrepentimiento no es
mencionado, sino más bien las buenas acciones. No hay arrepentimiento en Mat. 13:1-9 o Luc.
16:1-13. Mat. 22:1-14, lejos de
llamar al arrepentimiento, amenaza con la destrucción de los malvados. Charlesworth, en el curso de su artículo, argumenta
que los apocalípticos amenazaron con la destrucción más que con llamadas al
arrepentimiento, y que el tema del arrepentimiento distingue a Jesús de ellos(18). Tenemos aquí, sin embargo, destrucción, no una
llamada al arrepentimiento en una parábola atribuida a Jesús.
Otros estudiosos interpretan el tema de la separación de los
justos de los pecadores en los dichos de Jesús como una llamada al
arrepentimiento. Así Conzelmann interpreta las parábolas de la Cizaña y las
Redes, ambas parábolas de separación, como evidencia que Jesús predicaba el
arrepentimiento(19). Se podría argumentar que la
distinción de los buenos de los malos, junto con la amenaza de destrucción de
los últimos, implica una petición de arrepentimiento, y de hecho podría ser así.
En este caso, sin embargo, la misma implicación habría de encontrarse en los
pasajes apocalípticos a los que se refiere Charlesworth. La situación es que no
hay un cuerpo significante de dichos que atribuyan a Jesús explícitamente una
llamada al arrepentimiento nacional. Si los dichos acerca de la separación de
los buenos de los malos y la destrucción estos últimos implica esta llamada,
deberían servir para situar a Jesús en el marco de los predicadores
escatológicos.
Los dichos concernientes al perdón tienen, como se podría
esperar, poco empuje escatológico. Los discípulos han de orar para el perdón(Mat. 6:12, 14/Marc. 11:25/Luc. 11:4). Se enfatiza
que Jesús tiene poder para perdonar los pecados de alguien y sanarle(Mat. 9:2-6/Marc. 2:3-11/Luc. 5:18-24). La
blasfemia contra el espíritu Santo no es perdonada(según Mateo, ni en esta
época ni en la venidera(Mat. 12:31/Marc. 3:28/Luc.
12:10). Mat. 18:21/Luc. 17:3, tienen
que ver con un individuo perdonando a otro. Luc.
7:47-49 concierne al perdón individual de la mujer que unge a Jesús.
Según Lucas 23:34 Jesús ora por el perdón de
sus ejecutores. Marcos 4:12(no sea que se
conviertan y se les perdone) es demasiado enigmático como para ayudar. El
relato del padre con dos hijos(Luc. 15:11-32),
aunque le falta la palabra, es claramente una historia de arrepentimiento y
perdón; y enfatiza el mismo punto que las parábolas en Luc.
15:3-10: hay más alegría por una pecador que
se arrepienta que por los justos que no necesitan arrepentimiento. Lucas
también enfatiza la eficacia del arrepentimiento de los pecadores en la
parábola del Fariseo y el recolector de impuestos(Luc.
18:9-14).
Un dicho que sería muy importante si se pudiera confiar en
su fiabilidad es, Mat. 26:28, “sangre de la alianza derramada por muchos para el perdón
de los pecados”. Si es auténtico, el pasaje podría significar que en la
última cena, después de la cual no volvería a comer ni beber hasta la llegada
del Reino, Jesús esperaba un arrepentimiento y perdón a gran escala. La frase,
“para el perdón de los pecados”, sin
embargo, falta en todos los paralelos (incluyendo I
Cor. 11:23-25), y sería mejor tomarla como una adición editorial.
No se trata de argumentar que Jesús no “creía en” el arrepentimiento y en volver a Dios.
En tanto que buen Judío, sin duda sí que creía. El tema de la inclusión de los
perdidos señala su profunda creencia en la reconciliación entre los pecadores y
Dios. Se trata de considerar a Jesús contra el fondo del estándar de las
expectativas y esperanzas Judías para la restauración. En conexión con esto se
pude argumentar(1) que
no hay tradición firme que demuestre que hizo una llamada para el
arrepentimiento nacional en vista a la llegada del fin, como hizo Juan el
Bautista; (2)que
“perdón” en el mensaje de Jesús no tiene el tono de restauración escatológica;
(3)sino que, si
Jesús hubiera llamado al arrepentimiento nacional, o si hubiese prometido el
perdón nacional, encajaría bastante bien en la categoría de un profeta de la
restauración Judía.
Hay un elemento sorprendente en el material referente a la
reunión de los doce, el comienzo bajo Juan Bautista, la actividad de los
apóstoles después de la resurrección, y la acción dentro y dichos sobre el
Templo señalan claramente hacia la bien conocida expectativa escatológica que
Dios renovaría su culto, salvaría a aquellos que se volvieran a Él, y reuniría
a Israel. Es de esperar que acompañando a estas claras señales, había una
llamada enfática a todo Israel al arrepentimiento en vista de la venida del fin
y la promesa explícita que la gracia y el perdón de Dios se extenderían para
salvar y restaurar a su pueblo. Pero faltan la
llamada enfática y la promesa explícita.
Parece como si los evangelistas hubieran sentido la falta de
énfasis como una deficiencia. Añaden dichos acerca de la necesidad de
arrepentirse(Marc. 6:12; Luc. 5:32; especialmente
Mar. 4:17/Marc. 1:14). Lucas también enlaza la necesidad de
arrepentimiento con la parousia en Hechos 3:19.
Así la relativa falta de material no puede ser atribuida a la reticencia de los
evangelistas a la hora de incluirlo. Al contrario, sintieron que era necesario
remediar la escasez de dichos. Jesús “debe”
haber llamado a Israel al arrepentimiento(Marc.
1:14), y debe haberle dicho a sus
discípulos que predicasen el mismo evangelio(Marc.
6:12), así se añaden los dichos. Habría que tomar, pues, como hecho que
una llamada al arrepentimiento a todo Israel no figura prominentemente en el
mensaje de Jesús.
------------------------
1.
Uno puede ver los comienzos de la terminología
posterior comparando el Hebreo y el Griego en Jer.
8:6 y Ben Sira 48:15. Hay más
información sobre la historia de los términos en J. Behm, “metanoeo, metanoia in Hellenistic Jewish Literature”
y “Conversion in Rabbinic Literature”, TDNT
IV, PP. 989-99. El tratamiento clásico de arrepentimiento en la literatura
Rabínica, no obstante, sigue siendo el de G.F. Moore, “Judaism
in the Frist Centuries fo the Cristian Era: The Age of the Tannaim”, 3
vols., 1927-30; ver el índice Repentance. Una colección de pasajes de un rango
más amplio de materiales puede ser encontrado bajo el mismo índice en “Paul and Palestinian Judaism”. Ver también los
pasajes del periodo pos-bíblico citados por Jacques Schlosser, “Le règne de Dieu dans les dits de Jésus”, 1980, I,
pp. 101-3.
2.
Ver CD 4:2; 6:4;
8:16; 20:17; 1QS 10:20; 1QH 2:9; 14:24; cf. 4QpPs37
3:1.
3.
E.P. Sanders, ”Paul
and Palestinian Judaism”, p. 270.
4.
Ver, por ejemplo, Perrin, “Rediscovering”, pp. 90-102; H. Braun, “Jesus of Nazareth: The Man and his Time”, ET 1973,
pp. 44-52; Jeremias, “New Testament Theology I”,
pp. 152-58; Hans Conzelmann, “Jesus”, ET
1973, pp. 19, 78; James Charlesworth, “The
Historical Jesus in Light of Writings Contemporaneous with Him”, ANRW
II.25.1, 1982, PP. 451-76.
5.
Es principal en Lucas-Hechos, substancial en
Hebreos, periférica en Pablo y ausente en Juan.
6.
Dejando aparte estudios que tratan de distinguir
el material original en Juan de adiciones posteriores, ver, por ejemplo,
Bultmann, “History”, pp. 245-47(sospecha un
añadido Cristiano en la referencia a Is. 40).
7.
Bultmann, (History,
p. 341). Consideró este resumen para mostrar “la influencia de la terminología
usada en la predicación de los misioneros Cristianos”.
8.
De momento no es necesario debatir la
autenticidad, excepto señalar que las conclusiones de Lucas
en 15:7, 10.
9.
Bultmann, “History”,
pp. 112, citando a A. Fridrichsen, “Le Problème du
Miracle”, 1935, p. 49. Aunque el argumento no es muy persuasivo, la
polémica antijudía está clara.
10.
Bultmann, “History”,
pp. 54.
11.
Ver por ejemplo, Jeremias, “New Testament Theology I”, pp. 135, 136.
12.
Perrin, “Rediscovering”,
p. 194. Ve la negación de un signo y la referencia a “la
señal de Jonás” como auténtica, aunque problemática en cuanto al
significado.
13.
Jeremias, “Proclamation”,
pp. 156.
14.
Schlosser, “Règne I”,
p. 103. Piensa que esos dos puntos son fragmentos auténticos(p. 105).
15.
John Riches, “Jesus
and the Transformation of Judaism”, 1980, p. 87.
16.
Idem., pp. 87-90.
17.
Charlesworth, “The
Historical Jesus”, p. 472.
18.
Idem.
19.
Conzelmann, “Jesus”,
p. 78.
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