ENCARCELAMIENTO Y MUERTE DE JUAN EL
BAUTISTA
Después que Juan fue arrestado, Jesús vino a Galilea,
predicando el Evangelio de Dios(1:14). Según
Marxsen, Marcos ha creado, donde anteriormente no la había, deliberadamente una
impresión de sucesión de los hechos. Por qué habría de insertar el informe del
arresto de Juan en 1:14 y posponer el relato
de su muerte hasta 6:14ff.? Dado que παραδοθήναι (“ser entregado, arrestado”) es usado
en 1:14 en sentido absoluto, igual que es
usado por Marcos en otras partes solo para Jesús, Marxsen piensa que Marcos
está creando un paralelismo entre los dos. Históricamente, el arresto de Juan
tiene lugar más tarde; teológicamente está bien aquí donde está como anticipo
de la pasión, al igual que los capítulos 1-13
contienen anticipos de la cruz. El complejo que trata con el Bautista está
separado y situado antes del complejo que trata con Jesús. Marcos 1:14 es pues, según Schmidt, una “unchronologische Chronologie” situada en un “heilsgeschichtliche Schematismus”(1).
Las obras de Vincent Taylor(2),
W.L. Knox(3) y M. Albertz(4), a diferencia de Marxsen, tratan de afirmar cuan
restringido era Marcos con sus fuentes, algunas veces incluía bloques enteros
sin cambio substancial (ej. 2:1-3:6). Marcos
realiza sus demostraciones de la misma manera como “usa”
su material al igual que en la manera como lo modifica. Por lo tanto el punto
no carece de importancia: “inventa” Marcos
la impresión de continuidad sucesiva, o la encuentra ya en la tradición? Tiene
él una concepción prior de sucesión que fuerza sobre las tradiciones, o está el
punto de vista de Marcos ya formado por las tradiciones?
Marcos 6:14 muestra concluyentemente
que las actividades de Jesús y Juan estaban ambas cronológicamente y
espacialmente separadas. Jesús es tomado como Juan el Bautista resucitado de
entre los muertos. Aquellos que expresaron esta opinión podrían no haberlos
visto a ambos trabajando juntos, o estado al corriente del bautismo de Jesús a
cargo de Juan o de un periodo como discípulo de Juan. Mientras aún Juan
bautizaba y predicaba, al menos parte de la gente no debe haber notado la
presencia de Jesús. Esto no excluye la posibilidad que Jesús fuese al comienzo
más o menos un discípulo de Juan; significa que la actividad pública que le
llevó a ser conocido por el pueblo solo pudo haber comenzado después que Juan
fue eliminado de la escena, i.e. arrestado (1:14).
La gente tiene la impresión de sucesión, no de contemporaneidad(5).
Juan está muerto. Aparece Jesús, y su conducta asemeja tanto
a la de Juan que la gente llega a la conclusión que es Juan resucitado de entre
los muertos. La creencia expresada aquí no es que Juan ha sido resucitado (άνάστασιζ) sino que ha sido físicamente resucitado
(άγήγερται -6:14):
resucitado del sepulcro, no traído de vuelta desde el cielo(como, i.e., Elías,
que nunca murió)(6). Encontramos aquí no una
confesión de fe en la reivindicación de Dios de Juan mediante su resurrección,
sino más bien una superstición popular, una reacción de esperanza, miedo, o, en
el caso de Herodes, culpa. Esta superstición presupone que Jesús era
desconocido de los oponentes de Juan hasta después de la muerte de Juan(7).
El hecho que esta sucesión sea histórica no significa que Marcos 1:14 o 6:17ff., sean estrictamente
cronológicos. Pero sí significa que Marcos está haciendo lo mejor que puede
para reconstruir la relación cronológica entre Jesús y Juan implícita en la
tradición. El papel de Juan como precursor puede ser enfatizado por Marcos 1:14 precisamente porque de hecho “corrió primero”, y fue encarcelado antes del
comienzo del ministerio público de Jesús.
Lo que es significativo no es la cronología implícita en un
pasaje como 6:14-29, sino el hecho que este
relato no-edificante de la muerte de Juan esté incluido(8). Marcos está fascinado por el sangriento relato. Pero quiere
resaltar un punto. Lo sitúa después del informe del aumento de la popularidad y
éxito de Jesús, y comenta cómo el informe reaccionó en la conciencia culpable
de Herodes por haber matado a Juan. Herodes, más supersticioso que nunca, teme
que Juan haya regresado para darle caza(6:16).
Se hace necesario, pues, en este punto narrar la muerte de Juan, incluso cuando
los vv. 14-16 asumen que Juan ya estaba
muerto desde hacía algún tiempo. Marcos intenta aparentemente trazar un
paralelo entre Juan y Jesús e indicar que Jesús en este punto estaba ante el
mismo peligro que fue fatal para Juan(9). Pero
Marcos falla en desarrollar esta línea; en lugar de presentar el retiro de
Jesús después de la muerte de Juan como una huida ante Herodes(como lo hace Mat. 14:13), Marcos lo presenta como una
retirada-descanso(6:31). Aparentemente
interviene la necesidad de rechazar cargos de sedición política, de manera que
ofrece la mínima sugerencia que a Jesús le esperaba el mismo destino de Juan.
Igualmente no hay indicación de que el relato de la muerte
de Juan intente servir un propósito polémico. Dibelius concluye de la creencia
que Juan había resucitado (6:14-16; 8:28)
que el pueblo se negó a creer en la muerte de su héroe. El informe de Marcos
sobre la muerte de Juan es tan escueto en los detalles, y la noticia que los
discípulos de Juan habían enterrado su cuerpo está tan al final, que uno podría
concluir que Marcos buscaba contrarrestar esta creencia(10). Pero si éste fuera el caso, no obstante, Marcos seguramente
habría suprimido 6:14-16 y 8:28, dado que
otorgan credibilidad a la creencia en la resurrección de Juan. Aunque la única
fuente para la creencia que Juan había resucitado son esos versículos en
Marcos. Se puede concluir, pues, que no hay polémica.
Tampoco hay evidencia de polémica contra los discípulos de
Juan en otras partes del Evangelio de Marcos. Marcos
1:7 lee “inclinarse y desatar”, una
frase no pareja en ningún otro de los Evangelistas. Aunque no hay certeza sobre
si Marcos la ha añadido o si es uno de los vívidos detalles irrelevantes
aportado por sus fuentes. En cualquier caso su presencia indica que no hay un
deseo especial en subordinar a Juan dado que el acto de desatar sandalias
necesariamente involucra inclinarse(11). De
nuevo, en Marcos 2:18-19 Jesús es criticado
porque sus discípulos (muchos de los cuales con toda probabilidad habían sido
discípulos de Juan) no ayunan como lo hacen los discípulos de Juan. La
implicación es que hasta ahora Jesús y sus discípulos han sido considerados
parte del movimiento de Juan; ahora las divergencias comienzan a aparecer(cf. Mat. 11:16-19). Pero en el curso de la transmisión,
dos adiciones al pasaje han transformado completamente su significado. Primero, 2:20 fue añadido, indicando que la iglesia veía
el ínterin hasta el retorno de Cristo como tiempo de ayuno, y buscaba mediante
esta interpolación justificar la práctica corriente. Mediante este cambio se
pierde, sin embargo, la diferencia radical entre el trabajo pre-mesiánico de
Juan y el banquete mesiánico de Jesús, y la distinción entre sus movimientos se
disuelve. Segundo, la frase, “y los Fariseos”
fue añadida en orden a transformar el dicho en un contraste entre Judaísmo y
Cristianismo; para esto se adjuntó el logion sobre remiendo y vino nuevo(12). Aparentemente el contexto original ya no era
relevante. Se puede concluir de esto que no había ningún tipo de conciencia en
el curso del desarrollo posterior de 2:18-20
de conflicto con el movimiento Bautista.
Tampoco refleja Marcos conflictos con Bautistas en otro
sitio. Si hubiera tenido noticias de conflicto de algún tipo seguramente no
habría subordinado Jesús a Juan en el bautismo(1:9-11),
ni descrito a Jesús como el sucesor de Juan(1:14),
ni deja caer de los labios de Herodes la opinión que Jesús es el retorno de
Juan para darle caza a él(6:16). Ni habría
hablado Marcos de los “poderes” de Juan(6:14), ni permitido que Jesús reivindicara su
autoridad basándose en la de Juan(11:30-32).
No es con propósito polémico, pues, que Marcos ha incluido el relato de la
muerte de Juan.
En el centro de 6:14-29,
por lo tanto, no hay una advertencia a Jesús ni polémica anti-Bautista, sino
simplemente el sufrimiento de Juan. Aunque no es retratado como mártir. Nada se
dice de su coraje frente al sufrimiento o de su inquebrantable fe en el triunfo
final de su causa. De hecho apenas aparece en la escena de su muerte. El
énfasis está más bien en lo que le hicieron(13).
Aparentemente el sufrimiento de Juan es de tal importancia para Marcos que
incluye todo este episodio para enfatizar este único punto. Lo que Marcos
entiende por esta enigmática escena de sufrimiento está en 9:9-13.
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1.
(1)Marxsen, “Der
Evangelist Markus”, pp. 22-4.
2.
(2)The Gospel
According to St. Mark(1952).
3.
(3)The Sources of
the Synoptic Gospels, vol. I(1953).
4.
(4)Die Synoptischen
Streitgesprache (1921).
5.
(5)Cullmann, “The
Cristology of the New Testament”, tr. Por S.C. Guthrie y C.A.M. Hall
(1959), pp. 31; Bultmann, “The History of the
Synoptic Tradition”, p. 302 n. I: “…. La conclusión que sigue es que en
contraste con la presentación en Juan, el ministerio de Jesús no comenzó hasta
después de la muerte de Juan el Bautista”.
6.
Cullmann, “Christology”,
p. 33.
7.
Mat. 11:2-6
se basa en la memoria que el ministerio público de Jesús surgió solamente
después que Juan fue encarcelado –si no, por qué necesitaría Jesús decirle a Juan
lo que ha hecho? Hechos 13:24f. deja claro
que Jesús solo comenzó a llamar a sus discípulos poco antes del arresto de
Juan: “… al final de la carrera de Juan….” Y en Marcos
8:28 Jesús es de nuevo tomado como Juan resucitado, una opinión que sólo
podía surgir si Jesús era comparativamente desconocido durante el ministerio de
Juan. Por otro lado, Juan 3:22ff. Puede indicar que hubo un periodo durante el
cual Jesús bautizó al mismo tiempo que Juan(cf. C.H. Dodd, “Historical Tradition in the Fourth Gospel”, 1963,
pp. 285-301). Si fue este el caso, el periodo de su actividad conjunta fue tan
breve(Juan. 4:1-3) que incluso en el Cuarto Evangelio la impresión de sucesión
prevalece(cf. Juan 1:15, 30; 10:40ff.).
8.
Hay que señalar cuan drásticamente Mateo y Lucas
condensan esto. W.L. Knowx, “The sources of the
Synoptic Gospels”, I, 50, demuestra el carácter popular de 6:17-29. Llama esto, siguiendo a Rawlison, un “rumor en el Bazar”, y añade: “ni siquiera afirma que venga de los discípulos de Juan”.
Las inexactitudes en la narrativa son patentes(Maurice Goguel, “Jean-Baptiste”,
p. 53 n.3).
9.
T.W. Manson, “The
Servant Messiah”(1956), pp. 40 f. Cf. También Ernest Best, “The Temptation and the Passion: The Markan Soteriology”(1965),
p. 135: …….. La Pasión de Juan es una indicación de la Pasión de Jesús”.
10.
Martin Dibelius, “Johannes
der Täufer”, pp. 85 f.
11.
No hay justificación para la afirmación de
Bultmann (“The History of the Synoptic Tradition”,
p.246) que el dicho acerca del “más poderoso”
en Marcos 1:7 es una adición Cristiana que
refleja la rivalidad entre la iglesia y los discípulos de Juan.
12.
V. Taylor, “The
Gospel According to St Mark”(1952), pp. 208-12. Bultmann ve 19a como una mashal (alegoría) secular usada por
la iglesia en unos momentos cuando el conflicto con la secta del Bautista era
agudo. Dado que es la conducta de los discípulos la que es cuestionada, y que
Jesús defiende su acción, no la suya propia, Bultmann siente que la iglesia
está apelando a Jesús en defensa de su práctica (The
History of the Synoptic Tradition”, pp. 18 f.). Pero qué autoridad
tendría una apelación a Jesús contra los Bautistas? Y por qué habría la iglesia
de deberle a los Bautistas cualquier tipo de defensa de sus acciones? Si la
iglesia hubiera inventado la escena, habría que esperar una constitución
similar a Mat. 3:14 o Luc. 3:15, con una apelación a Juan contra las
prácticas de sus discípulos, como: “y Juan dijo a
sus discípulos”, “Pueden los invitados a la
fiesta ayunar…..? Cf. También Juan 3:28.
En p. 105, no obstante, Bultmann considera la posibilidad que el “mashal” en Marcos 2:19a fue originalmente aplicado a sí mismo
por Jesús. E. Percy, “Die Botschaft Jesu”(1953),
p. 234, mantiene que 2:18 es esencialmente
auténtico, dado que la iglesia veía la fiesta de las bodas mesiánicas como
esperanza futura(Apoc. 19:7ff; Mat. 25:1-13),
y el pasaje desalentadoramente anticipa una época de tristeza sin referencia a
la resurrección.
13.
Es posible que Herodes y Herodia traten de
evocar el cuadro de Ajab y Jezebel unidos contra Elías.
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