sábado, 6 de julio de 2019

IMÁGENES DE LA DIVINIDAD EN EL NEOLÍTICO



LAS PEQUEÑAS FIGURAS FEMENINAS Y SU EVOLUCIÓN EN EL NEOLÍTICO

Miles de estatuillas femeninas de sitios prehistóricos arqueológicos Neolíticos re-presentan a poderosas Diosas del continuum de la vida: nacimiento, muerte, y regeneración. Estas Diosas a menudo conllevan una iconografía de pájaro o serpiente.

Se ha demostrado que muchas culturas Neolíticas –Çatalhöyük, por ejemplo –eran igualitarias y matrilocales. Después de las migraciones de los Proto-Indo-Europeos hacia Europa, Sur de Asia, Anatolia, y otras partes, tanto las culturas como las religiones de los pueblos autóctonos cambiaron. Las culturas vinieron a ser más patriarcales y fusionaron su religión con la de los Indo-Europeos. Las Grandes Diosas del continuum de la vida de los pueblos autóctonos fueron asimiladas en panteones dominados por dioses masculinos. Las estatuillas femeninas sea perdieron parte de sus poderes o vinieron a ser portavoces para las nuevas culturas, como es el caso de la Gran Athena. Incluso así, las Diosas retuvieron su iconografía aviar y serpentina, aunque muchas estatuillas femeninas de la época Clásica -las asociadas con la muerte- se metamorfosearon en brujas y monstruos: Medusa, Erinias (Furias), Harpías, Sirenas, y muchas otras. Cuando las Grandes Diosas disminuyeron en poder, el “grupo” –Diosas, que habían tenido muchos poderes y funciones en la “Antigua Europa”, fuero degradadas a hadas y a menudo brujas. Muchas de estas históricas figuras tenían características aviares: tenían alas y podían volar. Así, continuaron teniendo algunos de los atributos de las estatuillas femeninas Neolíticas. Esos grupos de figuras femeninas pueden haber representado aspectos de lo divino igual que las diosas únicas que tenían múltiples funciones y poderes.

Esos “grupos” de Diosas incluyen grupos de hadas (algunas veces caracterizadas como brujas): la rumana Zine, la Lituana y Letona Laumas (similar a Raganas), las Celto-Germanas Tres Madres, y las Eslavas Vili y Rusalki.

Estas figuras femeninas no son unilateralmente benéficas. Si lo apoyan a uno pueden hacer el trabajo del hogar, la lavandería. Si uno no les gusta, pueden destruir tu hogar o algo peor. Así mismo, la “Gran Diosa” prehistórica del continuum de la vida –nacimiento, muerte, y regeneración- eran invocadas para la fecundidad, la salud, y el amor, pero también podían producir estragos, como en el caso de la Sumeria Inanna.

Una cualidad que muchas de esas divinas colectivas y mágicas figuras femeninas encarnaban es la belleza. También podían afectar a los elementos. Pero otra cualidad era que podían atraer a los hombres, también podían aportar beneficios a todos o también dañarles. Este es un resumen del espectro de amplios poderes que ejercían estas Diosas.

Miles de estatuillas femeninas han sido excavadas de los sitios prehistóricos Neolíticos. Esas Diosas del continuum de la vida: nacimiento, muerte, y regeneración tenían forma de pájaro y serpiente (Gimbutas 1974: 112-151; (Robbins) Dexter 1978; 1990; 1997;2011; 2013).

Hay muchas posibilidades del por qué los pájaros y las serpientes eran considerados divinos en la prehistoria. Los pájaros y serpientes hembras ponen huevos, un símbolo visual poderoso del nacimiento. (En el periodo históricos, las aves como las palomas personificaban el aliento de vida, la pureza, y el alma). Las aves rapaces -como el las águilas, la lechuza, halcones, buitres- han de matar para comer; personificaron la noche, y por extensión la muerte, durante milenios. Los cuervos, al igual que las rapaces, están asociados con el campo de batalla en los mitos.

Las serpientes cambian de piel –una poderosa representación de regeneración- y los pájaros mudan, cambiando sus plumas. Tanto la piel de las serpientes como las plumas de los pájaros rejuvenecen. La venenosas serpientes representan la muerte, aunque su veneno también puede ser usado como antitoxina; representan así la salud y la regeneración. Los pájaros median entre el cielo y la tierra, y las serpientes entre la tierra y el submundo.

Estos atributos quizá llevaron al concepto que los pájaros y las serpientes comparten lo divino. O sea, representan el nacimiento, la muerte, y la regeneración.

CULTURAS PRE-PATRIARCALES
Muchas culturas Neolíticas –la Anatolia Çatalhöyük, por ejemplo- eran igualitarias y matrilocales (Hodder 2004). Después de las migraciones de los Proto-Indo-Europeos hacia Europa, Sur de Asia y Anatolia, y otros sitios (Goldberg et al. 2015), tanto las culturas como las religiones de los pueblos autóctonos cambiaron. Las culturas autóctonas vinieron a ser más patriarcales y sus dioses fueron asimilados por aquellos de los Indo-Europeos. Cuando la “Gran” Diosa del continuum de la vida –adorada por los pueblos Europeos y Medio Oriente del Neolítico- fueron asimiladas en panteones masculinos (Robbins) Dexter 1978; 1990, las diosas femeninas sea perdieron parte de sus poderes o se convirtieron en portavoces para las nuevas culturas, como es el caso de la ciudad Griega –y diosa de la guerra, Athenea. Los primeros Europeos adoraban a diosas poderosas que apoyaban a sus sociedades (Athenea, Demeter, Artemisa, y Afrodita), pero muchas figuras femeninas de la época Clásica –principalmente las asociadas con la muerte, incluyendo a la Medusa, las Erinias (las Furias), Harpías, y Sirenas- se metamorfosearon en brujas y monstruos. Reverenciadas o no, muchas de esas figuras femeninas retuvieron su iconografía aviar y serpentina.

Es muy posible que cuando las Diosas Neolíticas disminuyeron en poder, el “grupo” –Diosas, Diosas Múltiples que tuvieron muchos poderes en funciones en la Europa del Neolítico, fueron rebajadas a Hadas y a menudo brujas. Muchas de estas figuras femeninas tenían características de aves: tenían alas y podían volar. Continuaron poseyendo algunos de los atributos de las figuras femeninas del Neolítico. Esos grupos de figuras femeninas pueden haber representado aspectos de lo divino igual que las Diosas únicas que reunían múltiples funciones y poderes.

Esos grupos de figuras femeninas datan de antes del Neolítico. Harald Haarmann y Joan Marler creen que los espíritus guardianes femeninos de la naturaleza predatan a las culturas agrarias a lo largo de Eurasia (Haarmann-Marler 2008, 47). No se puede afirmar con certeza, no obstante, que esas figuras femeninas pan-Eurasiáticas fuesen sólo ayudantes de las diosas en lugar de Diosas en sí mismas, aunque en las históricas culturas Urálicas se manifestasen como tales (Haarmann-Marler 2008, 74-75; 110; 112-113).


GRUPOS DE DIOSAS
En las culturas Indo-Europeas, hay varios tipos de grupos de Diosas, entre las cuales hay Diosas colectivas y deidades plurales. En la deidad plural, la deidad se repite (normalmente se triplifica), para enfatizar su poder y atributos. Estas deidades forman un grupo aunque sólo tienen una identidad, carácter y personalidad. De entre las Diosas poderosas de la temprana historia se puede pensar en las Siete Hator Egipcias (era la diosa del amor, de la música, la poesía, la guerra, y muchas otras funciones) (Dexter 1990) y las posteriores Siete Madres de la India (Sapta-Matrikas – Sapta matrkas). Otro tipo de grupo de Diosas son, las colectivas, que mantienen su propia identidad, incluyendo sus nombres. Normalmente el grupo tiene un nombre, trabajan juntas, y se les rinde culto juntas (Work-MaKinne 2016-2019). Aunque se les rinde culto como grupo, no están fundidas en una única divinidad (Work-MaKinne 2016, 289). Las Diosas Triples –doncella, madre y anciana- forman un grupo que es similar a un colectivo. Pueden conservar sus propios nombres, personalidades, y atributos. “Los cambios de forma de la Diosa Triple, cruzan la frontera entre una única deidad y una deidad colectiva y sigue siendo única”. (Work-MaKinne 2016, 290-291. Ver también Work-MaKinne 2009).

LAS TRES MADRES
Uno de los grupos Indo-Europeo de figuras femeninas es el de las Tres Madres de la Europa Occidental, a menudo mencionadas como las Matronas, un apelativo latino. Hay muchos grupos de triples figurillas femeninas entre los pueblos Celto-Germanos e Itálicos; los Romanos celebraban una fiesta llamada la Matralia (“perteneciente a las Madres”). Esos “grupos”-de-Diosas incluían a grupos de hadas (algunas veces caracterizadas como brujas); la Rumana Zâne, la Lituana Laumas, y la similar REaganas, la Hindú Yaginis, Yaksinis, y Dakinis, la Tirolense Anguane, y la Eslava Vili (Vilas) y Rusalki.

Estas figuras femeninas no son unilateralmente benéficas. Si les caes bien, pueden hacerte la colada. Si no les caes bien, te pueden desarreglar la casa o algo peor. Así mismo, la prehistórica “Gran” Diosa del continuum de la vida –nacimiento, muerte, y regeneración- es invocada para la fecundidad, la salud, y el amor, pero también puede, como la Sumeria Inanna, causar estragos. Inanna era una Diosa del amor y de los Me, poderosos atributos de la cultura. Representa muchos aspectos de la naturaleza; es el trueno en la tormenta y con el tiempo vino a ser una poderosa Diosa del matrimonio que destruía a sus enemigos. Similar a Inanna era la Siria Anat, también una diosa del amor y de la guerra (descrita en un sello cilíndrico con alas). Al igual que la naturaleza misma esas diosas pueden ayudar o ser destructivas.

La iconografía del pájaro y la serpiente estaban relacionadas con muchas Diosas Greco-Romanas que realizaban funciones importantes: por ejemplo Atenea, Afrodita, y Demeter. Esta iconografía también estaba relacionada con Diosas Greco-Romanas cuya principal función era anunciar la muerte, pero en este caso las figuras femeninas se convertían en monstruos; no eran reverenciadas sino rechazadas. Estos “monstruos” incluían a la Medusa, Harpias, Sirenas, y muchas otras.

HADAS Y BRUJAS DE LA ÉPOCA HISTÓRICA POSTERIOR
En la edad histórica tardía los grupos de Diosas arriba citados manifestaban en su iconografía rasgos avícolas y serpentinos, relacionándolas con los pájaros y las serpientes desde el Neolítico

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