sábado, 20 de abril de 2019

EL GOLEM DE PRAGA



EL GOLEM DE PRAGA Y EL GOLEM DE REHOVOT

PRIMERA PARTE

Había una vez un gran Rabino en Praga. Su nombre era Rabí Judah Loew ben Bezalel y es conocido en la tradición judía como el Maharal de Praga. Un famoso académico y místico, se le acredita de acuerdo con la tradición popular Judía con la creación de un Golem –una criatura producida por el poder mágico del hombre con forma humana. El robot de Rabbi Loew estaba hecho de arcilla y le fue dada una especie de vida que le fue infundida con el concentrado poder de la mente del Rabino. Este gran poder humano es, no obstante, un reflejo del propio poder creativo de Dios, y por lo tanto, después de haber seguido todos los procedimientos necesarios para construir su Golem, el rabino finalement puso una tira de papel en su boca con el Nombre místico e inefable de Dios escrito en ella. El Golem podía trabajar y hacer el servicio de su maestro realizando todo tipo de tareas para él, ayudándole a él y a los Judíos de Praga en muchas maneras. Pero la pobre criatura no podía hablar. Solamente podía responder a las órdenes y realizarlas, nada más.

El Golem tenía hasta su día de descanso el Sábado. Cada Sábado el Rabino quitaba la tira de papel con el nombre de Dios escrito, y el Golem quedaba inanimado durante el día, reduciéndose a un conglomerado de células de arcilla. Un Viernes a mediodía, el Rabino Loew se olvidó de quita el Nombre de la boca del Golem marchándose a la Gran Sinagoga de Praga para orar con la comunidad y recibir el Sabbat. El Golem entonces comenzó a estar inquieto. Creció en estatura y, como loco, comenzó a romperlo todo en el Gueto, amenazando con destruirlo todo. La gente no sabía como pararlo. Noticias de este pánico llegaron a “Altneuschul” donde el Rabino Loew estaba orando. El Rabino corrió por la calles para encontrar a su propia criatura que había crecido desmesuradamente en tamaño convirtiéndose en un poder destructivo. En un último esfuerzo alzó su mano y quitó el Santo Nombre de la boca del Golem, cayendo este al suelo y convirtiéndose en una masa de arcilla sin vida. En la tradición Judía el Golem aparece como una criatura (creación) humana en un plano sub-humano. Hay que recordar que Rabbi Loew no sólo era el antepasado espiritual, sino el real del gran matemático Theodor von Karman quien estaba muy orgulloso de este antepasado en quien vio el primer genio de las matemáticas aplicadas en su familia. También fue Loew el antepasado espiritual de otros dos Judíos –John von Neumann y Norbert Wiener- quienes contribuyeron más que nadie a lo mágico que ha producido el Golem moderno. Es esta última encarnación de esta magia que podemos hoy dedicar al Golem de Rehovot.

Esta idea del Golem está profundamente enraizada en el pensamiento de los místicos Judíos de la Edad Media; los Kabalistas. Quizá la idea esté bastante alejada de lo que la ingeniería electrónica moderna y las matemáticas aplicadas tienen en mente cuando elaboran sus propios Golems –y sin embargo, a pesar de todas las trampas teológicas, hay una línea recta que une los dos acontecimientos.

De hecho, el Golem -una criatura creada por la inteligencia y concentración humana, que es controlada por su creador y realiza tareas por él establecidas, pero que al mismo tiempo puede tener una peligrosa tendencia a escapar de este control y desarrollar potencialidades destructivas- no es sino una réplica de Adam, el primer Hombre. Dios pudo crear el hombre de la arcilla e investirlo con la chispa de Su fuerza de vida divina e inteligencia(esta, en el análisis final, es la “imagen divina” en la que fue creado el Hombre). Sin esta inteligencia y la creatividad espontánea de la mente humana, Adam no habría sido sino un Golem –como, de hecho, es llamado en algunos antiguos relatos rabínicos que interpretan el relato bíblico. Cuando sólo había la combinación y culminación de fuerzas materiales y naturales, y antes que la importante chispa divina fuese insuflada en él, Adam sólo era un Golem. Sólo cuando una pequeña porción del poder creador de Dios le fue transmitido devino Hombre a la imagen de Dios. Hay, pues, algo extraño en que el Hombre trate de hacer por sí mismo en pequeña forma lo que Dios hizo en el comienzo cuando comenzó a crear?

Hay un pequeño obstáculo: el Hombre puede ensamblar las fuerzas de la naturaleza –por él identificadas como las fuerzas básicas de la creación material- y combinarlas en una similitud del patrón humano. Pero hay algo que no puede otorgar a su producto: el lenguaje, que para la mente bíblica es idéntico con la razón y la intuición. El Talmud relata una pequeña historia: “Rabha creó un hombre y lo envió al Rabbi Zera. El rabbi le habló pero este no podía responderle…..El Hombre sólo puede repetir a escala muy pequeña la obra de la creación.

Pero hay un lado más siniestro aún a todo esto. Según uno de los primeros textos que se conocen sobre el Golem, el profeta Jeremías estaba atareado con el estudio del Sefer Yetzirah (El Libro de la Creación) cuando una voz desde el cielo le dijo: “Toma un compañero”. Jeremías, obedeciendo, eligió a su hijo Sira, y estudiaron el libro juntos durante tres años. Después, se pusieron a combinar el alfabeto de acuerdo con los principios Kabalísticos de combinación, agrupamiento, y formación de palabra, y un hombre fue creado por ellos, en su frente estaban las letras, YHWH Elohim Emet: Dios el Señor es Verdad. Pero este nuevo hombre creado tenía una navaja en su mano, con ella borró la letra alef de la palabra emet (verdad); quedó la palabra met (muerte). Entonces Jeremías rasgó sus ropas (por la blasfemia, “Dios está muerto”, que implicaba la inscripción) y dijo: “Por qué has borrado el alef de emet?” Este replicó: “Te contaré una parábola. Un arquitecto construyó muchas casas, ciudades, y plazas, pero nadie podía copiar su arte y competir con él en conocimiento y arte hasta que dos hombres le persuadieron para que les enseñaran el secreto de su arte. Cuando lo aprendieron, comenzaron a molestarle con palabras. Finalmente, rompieron con él y se convirtieron en arquitectos, y por lo que el arquitecto cobraba una guineas ellos lo hacían por diez chelines. Cuando la gente se dio cuenta de esto, dejaron de honrar al artista otorgando sus comisiones a sus renegados pupilos. Así, dios te ha hecho a Su imagen y a su forma. Pero ahora que has creado un hombre como Él, la gente dirá: No hay Dios en el mundo excepto estos dos! Entonces Jeremías dijo: “Qué solución hay para esto”? Él le dijo: “Escribe el alfabeto hacia atrás con intensa concentración sobre la tierra. No medites en el sentido de construir, como hiciste antes, sino al revés. Así lo hicieron y el hombre se convirtió en polvo.

Significativo es que la famosa frase de Nietzsche, “Dios ha muerto”, debería haber precedido a un texto Kabalista advirtiendo contra hacer un Golem y relacionando la muerte de Dios con la realización de la idea del Golem.

En el desarrollo de esta concepción el Golem siempre ha existido en dos planos separados. Uno ha sido el plano de la experiencia extática donde la figura de arcilla, infundida con todas esas radiaciones de la mente humana que son las combinaciones del alfabeto, cobran vida durante el pequeño momento del éxtasis, pero no más allá de este. El otro es el legendario plano donde la tradición popular Judía, habiendo oído acerca de las especulaciones Kabalistas en el plano espiritual, las tradujeron en relatos terrenales y tradiciones. El Golem, en lugar de ser una experiencia espiritual del hombre, vino a ser un sirviente técnico de las necesidades del hombre, controlado por éste último en un difícil y precario equilibrio.

































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