sábado, 12 de octubre de 2013

EL ESPÍRITU Y LA CARNE


EL ESPÍRITU Y LA CARNE
El antiguo Orfismo tenía estrechos lazos con los misterios (báquicos) de Dionisos y Diodoro asigna los orígenes de los ritos Órficos a los cambios realizados por Orfeo en los ritos iniciáticos Dionisiacos heredados (Diodoro de Sicilia 3:65.6). La legendaria figura de Orfeo aparece relacionada muy de cerca con la esfera de la religión Tracia, con sus intensas corrientes espiritualistas y la característica preocupación Tracia con la vida después de la muerte que llevaba a los Tracios a llorar cuando alguien nacía y festejar cuando moría (Pomponio Mela 2:2.18; Herodoto 5:4). Su creencia en la inmortalidad estaba detrás de su bravura en la batalla dado su “appetitus mortis” (ganas de morir) y en su creencia en la belleza de la muerte (Marciano Capella 6:656). Algunos Tracios eran famosos por sus prácticas ascéticas (Estrabón 7:3.3-6, 11).

El Orfismo que estuvo asociado con los misterios de Dionisos y Eleuisianos y el movimiento de Pitágoras, promovió prácticas ascéticas y catárquicas centradas esencialmente en el más allá y el destino y salvación del alma. En la cosmogonía del Orfismo el mito del desmembramiento de Dionisos, que era representado en los ritos iniciáticos por Orfeo (Diodoro 5:75.4), recuerda el mito de Osiris cuando es desmembrado en Egipto, de hecho Diodoro se refiere a la traducción Griega de Osiris como Dionisos(I:II.3). Zeus venga la horrible muerte de Dionisos destruyendo a los Titanes con su rayo y Dionisos es resucitado posteriormente, fue de las cenizas de los Titanes que el hombre es creado. Así, el hombre heredó elementos tanto de Dionisos como de los Titanes y tiene, por lo tanto, una naturaleza dual, su alma que es divina de descendencia Dionisiaca y su cuerpo hecho de los restos de los Titanes.

El resucitado Dionisos, parece ser, era percibido como dios salvador, liberando a las almas atrapadas de la prisión “Titánica”, y el Orfismo está acreditado de haber introducido en la religiosidad Europea el patrón del dualismo alma-cuerpo. En el Zoroastrismo, aunque creado después del alma el cuerpo era visto como de la misma substancia que esta. Lejos de sufrir ningún tipo de castigo al estar contenida en el cuerpo, en la Buena Religión (Zoroastrismo), el alma se viste con el manto corporal con su libre voluntad como parte del designio inicial para conquistar a Ahriman, su adversario espiritual en el mundo material. El mundo visible “getig” es el campo de batalla de las fuerzas del bien y del mal, y en tanto que “señor de la creación” el hombre está al frente de la lucha entre los poderes de la Verdad y la Mentira. El dualismo cosmológico de los planos de existencia espiritual y material no implica oposición entre alma y cuerpo. Más bien se parecen a un caballo y su jinete: la misión del alma es luchar contra y vencer a las fuerzas de la Mentira como un caballero montado en su caballo golpea a sus enemigos (Denkart 3:218). En la muerte –creada por Ahriman- el alma se separa del cuerpo para enfrentarse al juicio individual; la “forma” humana permanece con Ohrmazd y se reúne con el alma en la resurrección para enfrentarse al Juicio Final.

Además, mientras que Ohrmazd convirtió sus creaciones espirituales en materiales, Ahriman de esencia espiritual oscura y mala, que contiene la “substancia” de la muerte, no puede transmutarle en material. El mal espiritual de Ahriman no tiene un ser material real y solamente puede invadir el mundo físico creado por Ohrmazd, donde solo puede tener una existencia secundaria. Así, lo divino y demoniaco coexisten y luchan por la supremacía en el hombre. Mediante la unión con la Buena Religión, buenas acciones, piedad y justicia, el hombre cultiva el elemento divino en sí mismo y deviene un Buen Hombre, un “amigo” y “ayudante” de los dioses.       







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