lunes, 24 de febrero de 2020

JESÚS BESA A MARÍA MAGDALENA EN EL EVANGELIO DE FELIPE

Mucha gente se pregunta si Jesús y María Magdalena eran tan íntimos como los define el evangelio no canónico de Felipe. Mucha gente, siguiendo a Dan Brown en el Código da Vinci, la fuente que mucha acepta en lo que al Evangelio de Felipe se refiere. Mucha de la gente que habla del relevante pasaje no han leído el libro. 

Algunas de la históricas afirmaciones acerca de los Evangelios no-canónicos en el Código da Vinci han sido consideradas por los estudiosos como indignantes, o al menos sorprendentemente graciosas. El libro afirma, por ejemplo, que algunos de esos Evangelios fueron descubiertos entre los Rollos del Mar Muerto. Lo que es totalmente falso: los Rollos del Mar Muerto no contenían ninguno Evangelio, ni ningún tipo de textos Cristianos. Son textos Judíos que nunca mencionan a Jesús ni a ninguno de sus seguidores. Y las novedosas afirmaciones de que el matrimonio de Jesús con María Magdalena es frecuentemente mencionado en los Evangelios que no entraron en el canon del Nuevo Testamento. Al contrario, no sólo nunca se menciona este matrimonio, sino que no aparece citado en ninguno de los Evangelios canónicos o no-canónicos. Consideremos el Evangelio de Felipe que es el testimonio estrella en el Código da Vinci para el tema de que Jesús y María Magdalena eran marido y esposa. 

El Evangelio de Felipe es uno de los escritos Gnósticos más intrigante y complejo descubierto en Nag Hammadi, Egipto, en 1945. Considera un número de dichos y reflexiones acerca de la naturaleza de la realidad y de las humanas relaciones con ella, todo dentro de un contexto de comprensión del mundo gnóstico. El libro está lleno de con parábolas difíciles de interpretar, dichos metafóricos, afirmaciones teológicas, analogías, exhortaciones etc., en lo que parece ser una secuencia aleatoria. No es un texto fácil de interpretar. Por poner un ejemplo:

“Un gentil no muere, pues nunca ha vivido en orden a que pueda morir. El que ha creído en la verdad ha encontrado la vida, este si que está en peligro de muerte, pues está vivo. Cuando éramos Hebreos éramos huérfanos y sólo teníamos a nuestra madre, pero cuando nos hicimos Cristianos teníamos padre y madre. Los que siembran en invierno cosechan en verano. El invierno es el mundo, el verano es el ámbito eterno”.

A pesar de su opaca calidad hay algunas fascinantes afirmaciones en el Evangelio de Felipe, y do de ellas involucran a María Magdalena. Estas dos son las que están citadas en El Código da Vinci. Desafortunadamente, ambas son problemáticas de maneras que Brown, o al menos sus carácteres ficticios, no se dan cuenta. La primera involucra una de las meteduras de pata históricas de la novela. Se nos dice en el Evangelio de Felipe:

Había tres que siempre caminaban con el señor: María, su madre y su hermana y Magdalena, la que era llamada su compañera. Su hermana, su madre y su compañera era cada una un María.

Uno de los principales carácteres en el Código da Vinci el investigador histórico y experto en el Santo Grial Leigh Teabing, cita este dicho y señala que esto muestra que Jesús y María Magdalena estaban casados, porque, dice, “Como cualquier estudioso Arameo deduciría, la palabra compañero/a en aquellos días, significaba literalmente esposo/a” (El Código da Vinci, p. 246).

El problema (desconocido por Brown?) es que el Evangelio de Felipe no estaba escrito en Arameo. Estaba escrito en Copto, el antiguo idioma Egipcio. Además, cuando se lee el pasaje en Copto, la palabra usada es un término tomado prestado del Griego, la palabra “koinonos”, que no es la palabra Griega para esposo/a. Normalmente significa “asociado/a” o “compañero”. Así, este pasaje del Evangelio de Felipe nos dice solamente que María estaba asociada a Jesús -la misma información que podemos deducir de los Evangelios canónicos. 

Otros relevante pasaje en el Evangelio de Felipe que parece ofrecer una intima relación entre Jesús y María. Según el Código da Vinci (y punto de vista de muchos intérpretes), el pasaje indica que Jesús y María se besaban frecuentemente en la boca. El problema con este pasaje particular es que el manuscrito está desgastado en muchos sitios y tiene agujeros donde estaban estas palabras, lo que hace muy difícil conocer exactamente lo que escribió el autor. El texto dice:

Y el compañero de {lapsus en el manuscrito} María Magdalena {lapsus en el manuscrito} ella más que {lapsus} los discípulos {lapsus} la besó {lapsus} en sus {lapsus en el manuscrito}.

Parece que el pasaje debe haber indicado que Jesús amaba más a María que a los/las otros/as y solía besarla en su —boca? En alguna otra parte de su cuerpo? Probablemente nunca lo sabremos.

De todos modos, este pasaje parece mostrar que este autor recordaba a María como alguien muy cercano e intimo con Jesús. Sería ir demasiado lejos pensar que se los está representando como unidos sexualmente. Sería nuestra respuesta natural, pues, después de todo se están besando. Pero de nuevo es importante situar al texto en su propio contexto. El Evangelio de Felipe y otros textos Gnósticos Cristianos, mencionan la acción de besarse en otras ocasiones. Y está claro según estos otros pasajes que sea lo que sea lo que pasó, no se trata de cierto tipo de preámbulo sexual. Con anterioridad, por ejemplo, el Evangelio de Felipe dice lo siguiente: 

Es cuando el hombre es prometido al lugar celestial que recibe alimento. [Lapsus en el manuscrito] a él desde la boca. Y cuando salga la palabra desde este lugar será alimentado desde la boca y será perfecto. Pues es mediante un beso que el perfecto concibe y da a luz. Por esta razón nos besamos mutuamente. Recibimos la concepción de la gracia que esta cada uno.

Como con otros pasajes en el Evangelio de Felipe, es difícil comprender qué quiere decir todo esto. Lo que sí está razonablemente claro es que una persona alcanza alcanza la perfección mediante lo que sale de la boca -o sea, las palabras de conocimiento pronunciadas por un maestro inspirado. Es esta “perfecta” emisión la que lleva a la gente a experimentar el nuevo nacimiento, en el sentido que llegan a conocer la verdad que otorga la liberación de la prisión aquí como seres materiales. Esta noción fue simbólicamente descrita en el ritual Cristiano del “beso de paz”, practicado en la iglesia temprana, igual que en muchas iglesias hoy día tienen un momento durante el servicio cultual cuando la gente se saluda con un beso o con un apretón de manos. Besarse mutuamente se muestra que es mediante la boca, y las verdades que de ella salen, que uno puede encontrar la vida. Por lo tanto uno “concibe” y “da a luz”.


Cuando Jesús besa a María, no se trata de un preludio a una relación sexual. Es una afirmación simbólica de que ella recibió la revelación de la verdad que él transmitió a sus discípulos. Según el Evangelio de Felipe, ella comprendió esta verdad mucho mejor que los otros. Si esta noción estaba vigente en los círculos gnósticos, no es de extrañar que Pedro y los demás se sintiesen celosos de María. Ella habría usurpado su lugar como los más íntimos de Jesús, no sexualmente sino espiritualmente. 

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