jueves, 21 de abril de 2016

EL EVANGELIO DE JUAN, LAS PARÁBOLAS


El teólogo autor de las grandes secciones discursivas no estaba dispuesto a renunciar al conjunto de elementos doctrinales que le suministraban las parábolas. Simplemente las eliminó y las sustituyó con discursos que las reinterpretaban con sentido alegórico. O de otra manera, la conocida fórmula sinóptica “el reino de Dios es como…” quedaba transformada en una nueva fórmula “Yo soy….”. En rigor, con esta transformación estamos asistiendo de alguna manera a un paso de la teología narrativa de los sinópticos a la teología previa a la especulación, que se desarrollará plenamente con Ireneo y, sobre todo, Orígenes. Así, y solo por citar dos ejemplos, es muy verosímil que la parábola-discurso del “buen pastor” esté basada en la parábola de la oveja perdida de Lucas 15:3-6 o que el “discurso de la vid”(Ju. 15:1-8) esté basado en la parábola sinóptica de la siega (Mat. 13:24-30). De ahí que sea muy verosímil que el primer Evangelio de Juan tuviera parábolas como los demás. Simplemente, desaparecieron anegadas por el material exegético de los nuevos discursos.

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