EVANGELIO DE JUAN: CALENDARIO
LITÚRGICO
El núcleo textual de la primera gran sección del cuarto
evangelio está compuesto por un heterogéneo conjunto de episodios que
pertenecen a cronologías diferentes. Esta sería la sección que, en pos del
modelo marcano, habría sido creada por el primer autor que emprendió la tarea
de redactar una “biografía” de Jesús, dando lugar así al núcleo narrativo del
cuarto evangelio. La primera redacción de la sección biográfica de Juan es posterior a Marcos, por lo que su composición habría de ser situada a fines de
los años 70 como fecha más temprana(1).
Esta primera labor redaccional sería obra del primer –y
auténtico- evangelista joánico: el autor que creó la narración del calendario
litúrgico. De su mano, los materiales de su tradición adquirieron no solo una
indiscutible eficacia teológica, sino también una contextura histórica muy
aceptable al quedar conectados a un espacio (Galilea, Samaria, Judea,
Jerusalem, el Templo) y a un tiempo marcado por la sacralidad de las festividades
Judías. Y lo que es más, su narración constituye el más dramático de los
relatos de Jesús: sus sucesivas visitas a Jerusalem van a ir creando una densa
atmósfera de oscuras premoniciones que culminarán en la última Pascua.
A parte de los sucesivos hitos temporales que jalonan la
misión de Jesús, la más evidente de la intervenciones del primer evangelista
joánico es el desplazamiento del episodio de la expulsión de los mercaderes del
Templo al comienzo de la primera sección. Ubicado, con toda lógica, por los
sinópticos en vísperas de la muerte de Jesús (Mc. 11:15-16), el episodio fue transferido por el autor al inicio
de la predicación Jesús en el Templo. El relato daba cuenta en términos
simbólicos de su misión a través de la purificación del espacio sagrado con que
inaugura su estancia en Jerusalem.
En el desplazamiento el evangelista establecía una clara
frontera entre el auténtico comienzo de su relato (la aparición de Jesús en el
Templo) y la “prehistoria galilea” del Maestro. Dejando a un lado el prólogo o
el milagro de las bodas de Caná que pertenecen a estadios compositivos
posteriores, el núcleo narrativo previo a la primera Pascua(el testimonio de
Juan el Bautista, llamamiento de los primeros discípulos)corresponde al grupo
de tradiciones heredadas, al viejo relato fundacional ya presente en el texto
de Marcos. Nuestro evangelista
decidió marginarlo de su discurso: la gran misión de Jesús no se iba a
desarrollar en los caminos polvorientos, en las sinagogas pueblerinas de
Galilea, sino en el impresionante y sagrado escenario de la ciudad santa. De la
misma manera, los episodios galileos que aparecen en los sinópticos -la multiplicación de los panes y los
peces (Jn. 6:1-13; Mc. 6:32-44), Jesús camina sobre las
aguas (Jn. 6:16-21; Mc. 6:45-52))- son situados en un difuso
tiempo, unos días antes de la Pascua (Jn.
6:4). La idea apunta a que el primer Evangelio
de Juan fue compuesto deliberadamente como una alternativa narrativa y
doctrinalmente diferenciada del modelo marcano. La triple Pascua que vive Jesús
en el Evangelio de Juan no es sino un
artificio literario que le permite al evangelista distribuir el tiempo en dos
períodos bien marcados: el tiempo prepascual de la vieja narración sinóptica y
un tiempo pascual, solo conocido por él, en el que se manifiesta la dóxa de forma más evidente. El recurso
le servía de marco literario para ir graduando a lo largo del tiempo la
progresiva inquina de los judíos contra Jesús.
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1.
Barrett(2003, p. 195), es un hecho que el autor
del cuarto Evangelio conoce a Marcos.
Es como si Juan hubiera sido
construido como alternativa a Marcos.
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