viernes, 17 de julio de 2009

ESCARABAJOS Y SELLOS

ESCARABAJOS Y SELLOS

Otros artefactos también proveen información acerca de la religión Israelita: escarabajos, sellos, y bulas.

Los escarabajos encontrados en contextos de la Edad de Hierro Israelita no funcionaban exclusivamente como signos identificativos como era el caso de Egipto muchos fueron manufacturados localmente copiando motivos Egipcios y hieroglíficos y muchos fueron usados como hechizos, baratijas, y ornamentos además de funcionar como signos identificativos personales. Un análisis de los dioses descritos en estos amuletos y de las leyendas inscritas puede ofrecer una comprensión de lo que era popular en diferentes partes del país durante diferentes periodos. Igual que el “ankh”, símbolo de la vida y prosperidad estuvo combinado con crucifijos en Europa a finales de los años 60 y comienzo de los 70 como símbolo religioso o casi religioso, así los escarabajos y sus inscripciones pueden haber sido símbolos de la religión popular durante la EH.

No hay indicaciones que tuviesen ningún estatus cultual en Israel. No aparecen como votivos o en combinación con otros artefactos cultuales. Sin embargo, su presencia indica que los Israelitas encontraron algo encantador, quizás hasta con significado, y ciertamente benignos en ellos.

Los amuletos Egipcios encontrados en sitios de la EH Israelita revelan un repertorio remarcablemente restringido de dioses e iconos: Isis y el niño Horus (Herrmann, 1993); Sekmet o Bastet (Herrmann 1993); Bes (Herrmann, 1993); Ptah (Herrmann, 1003); y el ojo divino, Udjet (Herrmann, 1993). Aunque Egipcios en el diseño, la popularidad de estas figuras particulares puede ser indicativa acerca de los Israelitas que los compraban.

Los amuletos de Isis y Horus representaban a la esposa fiel y la madre, la protectora de los niños; Sekhmet/Bastet, el amigo del que es fiel a los dioses y el enemigo de sus enemigos; Bes, un protector; Ptah, el creador del mundo mediante la mente expresada en palabras; y Udjet, la presencia que todo lo ve, la fertilidad, y la protección. Esas figuras en la comprensión e interpretación Israelita comprendían un tipo de seguro contra varias enfermedades que podían afectar a la gente.

Los sellos y bulas con inscripciones y/o motivos icónicos grabados ofrecen una comprensión más directa de la religión Israelita. Estos, aparentemente, servían para identificar a sus dueños sea mediante el nombre inscrito, o mediante una combinación de motivos o ambos. No es fácil determinar si los sellos son Israelitas, Moabitas, Amonitas, o Fenicios. Algunas veces, el elemento teofórico en un nombre personal puede proveer cierta información, o el elemento teofórico en combinación con información acerca de donde procede el sello (Lemaire, 1993; Sass, 1993; Avigad y Sass, 1997).

M. Shuval ha catalogado los sellos de la EH de Israel y señalado la discontinuidad con los sellos de la EB tardía en dos niveles. La manufactura de los sellos de la EH es bastante cruda cundo se compara con los de la EB Tardía. Los detalles no están representados sino que son indicados esquemáticamente. Además, en la EH, los sellos cambiaron de forma y diseño. Hubo una reducción en el rango de motivos, símbolos, formas, y figuras. Por ejemplo, las diosas en su trono, héroes desnudos, fuentes fluyendo, escenas de fiestas, y escenas involucrando reyes y dioses, todas estas desaparecieron. Fueron introducidas nuevas escenas y motivos fueron introducidos junto con nueva combinaciones de símbolos. Escenas de carros con su conductor, las riendas alrededor de su cintura conduciendo un carro tirado por un solo caballo mientras lleva en su mano un arco o un palo están atestiguadas desde el siglo XI a.C. hasta comienzos del siglo IX; los arqueros mirando hacia la derecha aparecen durante los siglos X y IX. Ambos desaparecen a partir de la EH II. Figuras tomadas como deidades debido a la representación de atributos Egipcios y otros atributos divinos como alas, sombreros cónicos, cuernos, serpientes, cabeza de falcón (Seth), y barba bien arreglada están atestiguadas en los siglos XI hasta el X a.C.; deidades sobre diferentes cuadrúpedos están atestiguadas desde el siglo XI hasta el VII a.C.; animales siendo amamantados se encuentra a partir del siglo VII a.C. en adelante. En adición, árboles sagrados en varias representaciones y músicos tocando la lira grabados en diferentes estilos aparecen también en unos cuantos sellos (Shuval, 1990).

La distribución geográfica de los 82 sellos publicados es heterogénea. Algunos fueron encontrados en las montañas centrales y ninguno en Galilea, los principales centros de ocupación Israelita. La mayoría provienen de interior y centro de la llanura costera. Los principales sitios representados son Tel-el Far`ah (Sur), Tel Jemme, Tel Qasile, Acre, Gezer, Tel en-Nasbeh, Beth Shemesh, y Beth Shean. No es posible extrapolar esta dispersión con el significado de estos iconos respecto a las montañas centrales de Israel.

B. Sass ha estudiado cerca de 700 sellos de la EH. Aproximadamente 500 de estos son sin-iconos; unos 370 de los 500 están inscritos epigráficamente mientras 130 están mezclados. Algo menos de 200 sellos de los 700 estudiados son sin-inconos (Sass, 1993). Los iconos de la EH II estaban mejor hechos que los de la EH I, y entre los representados en el inventario de Sass hay plantas, reptiles, pájaros, leones, ibex, ciervos, un caballo; cuerpos celestiales y varios humanos. En esos sellos, la influencia Semítica del Este reemplazó a la Egipcia, prominente en la EH I.

A medida que se avance en estudios monográficos el estudio de la religión vendrá a ser más claro.

CONCLUSIONES
Tres principales tipos de figuras han sido encontradas: diosas, gente, principalmente mujeres, y animales. Los de las diosas indican la existencia de un culto solar, o alguna otra forma de adoración celestial, y sugieren que un número de deidades femeninas eran parte de la religión Israelita. Los referidos a gentes indican que las figuras eran usadas en rituales concernidos con el nacimiento, embarazo, lactancia, y la muerte. Las figuras de animales, como las representadas en la cerámica encontrada en la cueva de Jerusalem (A. Holland, 1977), señalan hacia una reforma del culto solar o celestial; como votivas, algunas pueden representar tipos de animales que fueron sacrificados en ocasiones particulares.

Eran usados en las oraciones, bendiciones, maldiciones, rituales apotropaicos y profilácticos, en la magia simpática, como imágenes de los dioses, iconos para los dioses, votos de los devotos. Si estaban o no ritualmente investidos con poder por los sacerdotes, santos, o individuos no especialistas con el debido conocimiento, esos artefactos atestiguan acerca de una esfera activa del culto restringida a un tiempo no específico, lugar, o persona. Por las figuras involucradas en los sellos que representan un culto que involucraba a las mujeres primariamente, aunque no exclusivamente. Su existencia claramente implica un cuerpo de conocimiento tradicional acerca de cómo y por qué estaban hechos, investidos de poder, y eran usados, e indican su importancia en la vida religiosa de la comunidad dentro de la cual eran estimados.

Los datos acerca de los altares Israelitas, tanto de fuentes arqueológicas como literarias, revelan que un gran número de estos eran usados: los elevados un poco, hechos de tierra y piedras para las ofrendas “`olah” y “zebah” dedicadas a YHWH; altares bajos no dedicados a YHWH para sacrificios similares (la habitación del altar en Dan); altares con y sin base (altares pequeños en la habitación del altar en Dan), con y sin cuernos; con forma redonda y cuadrada (no rectangulares o triangulares); altares grandes y pequeños en yuxtaposición (Arad y Megido).

Considerados como grupo, señalan hacia una variedad de rituales, a rituales con diferentes objetivos, y como si algunos tipos de altares específicos estuviesen dedicados a deidades específicas dentro de una región dada, ej., parte superior redonda vs. cuadrada, más pequeños vs. grandes, para el culto a deidades diferentes. Aunque algunas de las diferencias pueden ser explicadas en términos de diversidad regional y cambios estilísticos diacrónicos, la naturaleza conservadora del culto anima al conservadurismo a la hora de blandir estas explicaciones. La variedad señala hacia la existencia de una tradición, desconocida para nosotros, que explicaba el significado de las diferencias, que clarificaba la preferencia de uno en lugar del otro en términos que caen bajo la rúbrica contemporánea de la historia, mito, y teología.

Por ejemplo, la función cultual de los cuernos es un pre-conocimiento comprendido en la literatura bíblica, ninguna etiología ha sido proporcionada en ningún sitio. Consecuentemente, su origen y el pre-conocimiento acerca de estos puede haber surgido en cultos anteriores a la EH en el antiguo Cercano Oriente. Aquí, también, los estudios no han aportado ningún esclarecimiento. S. Diamant y J. Rutter (1969) quisieron explicar el origen conectándolos con los llamados “cuernos de consagración” Minoicos los cuales, dicen, se originaron como soportes de las hoyas sobre el fuego del hogar. La ventaja de esa explicación es que presenta los cuernos del altar con una genealogía práctica, pero, incluso si esto es correcto, falla en clarificar la evolución de su función cultual en sacrificios de sangre.

En el santuario, los cuernos pueden haber sido decorativos, no cultualmente necesarios. Además, los dos cuernos ofrecen un base muy pobre para sostener una hoya. Mínimamente, un tripoide cumple mejor la función. Consecuentemente, incluso una porpuesta práctica acerca del origen de los cuernos en los altares Israelitas carece del apoyo de la evidencia.

El descubrimiento de bases de cerámica a lo largo de los altares o independientemente de estos en lugares de culto, también indica la existencia de rituales con sus correspondiente reglas, interpretaciones, y mitologías desconocidas en los textos existentes. Dado que estos artefactos están cerca del altar, su función – significado ha de haber sido diferente de el del altar (Laqis, Megido). Sin embargo, dado que también aparecen independientemente de los altares (Aí, Azor), no pueden ser considerados meros implementos de arcilla o utensilios que acompañaban al altar.

Obviamente señalan una compleja mitología las decoraciones en los estantes cultuales de Ta`anach, los modelos tan bien elaborados de santuarios de Megido, y los varios iconos relacionados en los sellos. Esos relieves y figuras virtualmente tridimensionales conectan en una dirección con las representaciones en el templo de Salomón, y en otra con los relieves en la cava de enterramientos en Tel Eton, y otras con ciertos tipos de figurillas , y finalmente con varios pasajes bíblicos que contienen alusiones míticas. A través de ellos se hace claro que en ciertas partes de Israel las esfinges de diferentes tipos eran características, que leones, cabras, chivos, bóvidos, y discos del sol alados eran parte de la explicación del cosmos, y que las figuras desnudas de mujeres y hombres agarrando una serpiente eran parte de lo que componía la realidad.

Una deducción secundaria de esos estantes y modelos justifica suponer la existencia de estructuras sagradas, cuya apariencia ni siquiera está sugerida en la Biblia. La falta de referencia no es motivo para romper la inferencia de su existencia. Ninguna cita bíblica, y para este tema, ningún templo del Bronce medio o tardío podría haber preparado a los estudiosos contemporáneos para imaginarse el templo del Hierro II en Dan tal y como vino a la luz mediante las excavaciones. Solo las innovaciones de Ajaz, relatadas en 2 Reyes 16, indican que mucho más fue permitido y tolerado en el culto que muchos estudiosos contemporáneos de la historia bíblica no considerarían razonable.

Alguno de los edificios hipotéticos habrían sido grandes y costosos, intimando un ámbito de pensamiento y especulación no mencionados en la Biblia aunque estuviese bien desarrollado en círculos sacerdotales. El silencio acerca de estas estructuras en los textos proféticos, donde se podría espera alguna mención, puede ser una indicación que, desde dentro de partes de las comunidades Yahvistas, no había nada objecionable en esas estructuras ni en la imaginería cósmica-trascendental que representaban.

Los modelos de santuarios, expresión artística de inmanencia divina, también señalan más allá de ellas mismas la existencia de cultos domésticos. Una deducción secundaria para afirmar su existencia es que una variedad de estructuras locales, antiguos equivalentes de capillas rurales, sazonaba las áreas rurales, y que estas pueden haber estado dedicadas a diferentes deidades o a muchas manifestaciones de unas cuantas deidades.

miércoles, 8 de julio de 2009

UN PUNTO DE REFERENCIA PARA LA NAVEGACIÓN

UN PUNTO DE REFERENCIA PARA LA NAVEGACIÓN
La excavación de Askelon por la expedición de Leon Levy reveló la primera evidencia de un sitio substancial de la Edad de Bronce Temprana en la costa sur de Israel. Hasta este tiempo, se había asumido que Askelon fue fundada en la Edad de Bronce Media, como lo fueron otros sitios a lo largo de la costa. Con anterioridad a estas excavaciones, y en los años desde entonces, un escaso rastro de ocupación perteneciente a la EBT (segunda mitad del cuarto milenio a.C.) había sido discernida en una serie de sitios a lo largo de la costa de Israel: Magadim, Atlit, Jafa, Palmachim, Yavneh Yam, Afridar (Askelon), y Tel Sakan (Gophna 1969; 1994; 2002; Gophna y Lipshschitz 1996); Wolff 1998; Braun 2001; Miroschedji 2001; Sharvit 2002). Esos sitios, los cuales han sido solamente parcialmente publicados, atestiguan a cierta clase de actividad marítima a lo largo del llitoral sur de Israel durante la segunda mitad del cuarto milenio a.C.

EL SITIO


FIG. 1 LOCALIZACIÓN DE PALMACHIM EN EL ESTUARIO DE NAHAL SOREQ

El sitio está en el borde noroeste de un acantilado “kurkar” (arenisca local) elevado conocido con el nombre de “Giv at Ha esev” (montaña cubierta de hierba), de unas 0.50 ha. de área, donde se han encontrado en el pasado herramientas de silex pertenecientes al Paleolítico. El acantilado está localizado al norte del Kibutz Palmachim, a unos 30 m. de la costa actual del Mediterráneo y a 100 m del lado sur del Nahal Soreq cerca de su estuario (figuras 1-4). S. Liphschitz, un miembro del Kibutz Palmachim, fue el primero que reconoció el sitio de la EB I en 1966, cuando una excavadora expuso una capa espesa de cenizas oscuras que contenía una serie de dispersos fragmentos pertenecientes al Bronce Temprano, a unos 0.50 m debajo de una delgada capa de una duna de arena con vegetación en la superficie. En 1970, el sitio fue de nuevo dañado por una excavadora, dejando a la vista una sección de 50 m en dirección norte-sur. En la cara sur de la sección dos largas secciones, con forma de lentes, de ceniza eran visibles, con unos 0.50 m de espesor y unos 8.0-9.0 m de largo. En el centro de las lentes había ceniza blanca; a lo largo de los márgenes había tierra ennegrecida. Pequeños guijarros rotos y un número pequeños de trozos de piezas de arcilla pudieron ser discernidos al borde de la mencionada lente y debajo de ésta sobre la duna de arena estabilizada. Debajo de la duna de arena había “hamra” suelo rojo.

En la cara norte de la sección al descubierto por la excavadora, dos hileras de piedras “kurkar” son visibles en lo que puede haber sido una pared. Esas piedras están sobre una capa de ceniza y encima de éstas hay una espesa capa de cenizas negras que contiene algunos trozos de piezas de arcilla de la E. Bronce I (Fig. 3).


Fig. 2. Vista aérea de la colina de Giv at Ha esev en el estuario del Nahal Soreq, dirección norte.

Varios años después, una pequeña botella Egipcia en forma de gota y un cuenco hemisférico de la EB I fueron encontrados intactos al pie de la sección expuesta de donde habían caído después de fuertes lluvias (Braun 2001); Gophna 2002).

Durante una reciente visita a este sitio, se pudo delinear la circunferencia aproximada del sitio arqueológico en el lado noroeste de la pequeña colina. El pequeño lugar puede ser estimado que tenía entre unos 100-200 metros cuadrados de área.


Fig. 3. La cara norte de la sección expuesta por la excavadora.

Como he mencionado arriba, sólo un pequeño número de trozos de cerámica fue encontrado en las secciones expuestas (aparte de las dos vasijas intactas ya mencionadas). De todas formas, entre estos había varios tipos de vasijas que pueden ser definidas como “directores fósiles” para la datación en la EB I. Parece que una fecha tardía de la EB I para nuestro sitio corresponde bien con la última historia de la vecina Cantera de Palmachim (estrato I), y era contemporáneo con este sitio.

La botella Egipcia en esta sección encaja bien con las evidencias de conexiones Egipcias discernidas por Braun en sus excavaciones en Palmachim.

La cuestión surge, cuál era la naturaleza de este sitio enigmático? Su localización sobre una pequeña colina con vista a la desembocadura del Nahal Soreq sugiere que esta sitio servía como marca para la navegación. La navegación en este temprano periodo tenía lugar durante el día (Raban 1998), por lo tanto la gran cantidad de ceniza puede ser explicada como remanentes de hogueras usadas para dirigir los barcos a puerto seguro donde refugiarse de las tormentas en el estuario arenoso del Nahal Soreq –las señales de humo durante el día o fuegos durante la noche para ayudar a los marineros en dificultades. El uso de puntos de referencia para la navegación está apoyado por evidencias en la costa del Carmelo durante la E. Bronce Tardía y la Edad de Hierro (Artzy 2003).

Esta señalización desde un montículo cerca de la costa podría haber sido una iniciativa de los habitantes de la EB I en el asentamiento de Palmachim Quarry, dentro del marco de su participación en actividades y comercio marítimos que tenían lugar en la costa sur desde el cuarto milenio a.C. (Prag 1986; Gophna y Liphschitz 1996; Gophna 2002).


Fig. 4, Vista General

En conclusión, el tamaño pequeño de Palmachim-Giv at Ha esev, su corta duración , su localización sobre el arenoso estuario cerca de tanto Palmachim Quarry como de la costa, la evidencia de fuego de materiales orgánicos, y la poca evidencia de cualquier actividad industrial como sería la metalurgia como evidencia en Askelon-Afridar (Golani 2004), nos lleva a sugerir su identificación como señal para la navegación de los antiguos marineros que navegaban por la costa sur en la EB I tardía, a lo largo de las rutas comerciales costeras que iban desde el este del delta del Nilo en el sur hasta la costa Fenicia en el norte (Prag 1986; Marcus 2002).

sábado, 4 de julio de 2009

LA JARRA DEL DELFÍN

LA JARRA DEL DELFÍN

MAPA

En 1921, durante su trabajo en la pirámide de Amenemhat I en Lisht-Norte, A.C. Mace excavó varias tumbas que habían sido robadas en la antigüedad (Mace 1921). Una de estas, tenía tres cámaras horizontales en el fondo, cada un originalmente contenía un solo entierro, aunque sólo dos féretros se encontraron. En los escombros de esta tumba se encontró una jarra relacionada con Tel el-Yehudiyeh.

Desafortunadamente, la exacta localización de la jarra no fue registrada debidamente y los ladrones de la tumba habían movido las ofrendas de manera tal que ha hecho imposible la reconstrucción de su contexto original. Se sugiere, según F. Arnold, 1996, que la tumba pertenece al periodo (1670-1610 a.C.). Arnold también piensa que la Jarra del Delfín puede haber sido tirada como desperdicio en el agujero de la tumba, que puede haber sido robada en esos momentos. Esto no es muy probable porque semejante artículo de luo se encuentra normalmente en tumbas y no en lugares de desperdicios, especialmente dado que la jarra estaba casi completa (Allen, 1994).

La importancia de esta jarra fue reconocida por primera vez por Helene Kantor, quien la dató en la Dinastía XIII y la comparó con paralelos de la Edad de Bronce Media en Levante (Kantor 1965). Las figuras en la jarra fueron pintadas con un pigmento de hierro sobre una superficie barnizada en rojo manganesio (Bourriau 1996). El registro inferior contiene tres delfines mostrados en el acto de saltar fuera del agua, con sus secciones medias dobladas hacia arriba y sus cabezas hacia abajo. Las partes bajas de sus cuerpos están llenas con líneas ondulantes paralelas con puntos.

El registro superior consiste de diez pájaros, los pájaros están divididos en tres grupos, cada uno encima de un delfín. Hay dos grupos con tres pájaros y uno con cuatro.. El último pájaro es el más grande. Tienen picos espesos, patas dobladas y cabezas relativamente pequeñas. Los pájaros pueden identificarse con gansos.



FIG. 1. JARRA DEL DELFÍN EN LISHT

La jarra del delfín perteneces a un tipo de cerámica del Levante muy rara. Sólo se conocen tres objetos que pueden ser considerados paralelos:

1. Una jarra-crater grande encontrada en un entierro múltiple en Sidón (Doumet-Serhal 2004). En su parte posterior hay un friso con cinco delfines saltando con sus cabezas hacia abajo mirando hacia la derecha.



FIG. 2. JARRA-CRATER DE LOS DELFINES, SIDON

2. La misma técnica de decoración se encuentra en un cuenco de Tel Akko, el cual también muestra líneas barnizadas negras incisas sobre una superficie barnizada en rojo.
3. El tercer paralelo una pequeña jarra, recientemente publicada por Sarah Ben-Arieh (Ben–Arieh 2004). Fue encontrada en la tumba 510 en Tell Beit Mirsim. Esta cava de enterramientos estuvo ocupada durante la Edad de Bronce Media II o incluso más tarde.


FIG. 3. JARRA DE TEL BEIT MIRSIM

Fragmentos de estas jarras se han encontrado entre otros en Haraga, Touna, Abydos, y Tebas y un fragmento en Kerma (Sudán). Otros ejemplos han sido encontrados en Biblos, Tell el-Ghassil en Libano, y en Chipre. Están muy cercanos en el estilo y tienen los mismos motivos. Hay algunos otros ejemplos en el norte del Líbano y Palestina con diseños muy bastos, lo que puede ser visto como una imitación de las jarras de Egipto, Biblos, y Chipre (Kaplan 1980).

Estos motivos muestran principalmente pájaros y flores de loto, sea solos (Bietak y Hein 1994) o en combinación. Las cabezas de los pájaros muestran similitudes con la jarra de Lhist, aunque con el pico dibujado más hacia arriba, la patas están dibujadas con una sola línea, son más largas, y no están dobladas como las de la jarra de Lisht. No obstante hay una relación entre esto objetos de Tel el-Yehudiyeh con diseños de figuras y la familia de la jarra del Delfín, como lo muestra el ejemplo de Tel Beit Mirsim (fig.5). Hay un lazo de unión entre los dos grupos, se trata de la jarra de Toumba tou Skourou (Fig. 4,3), la cual muestra también una banda de Lotus como el ejemplo de Biblos(fig. 4,1). La jarra de Biblos (en el Louvre) también tiene la fila de abajo de Lotus ligados juntos con guirnaldas, lo que hace sospechar que ambas proceden del mismo fabricante en Biblos, el cual tendría contactos con el fabricante de Sidón (Fig. 2). Lo similar en el estilo en sentido general con otras figuras de Biblos (4:1) y Chipre (4:3), muestra que había un contacto entre los diferentes fabricantes durante la primera mitad del siglo XVI a.C., poco antes del periodo de gobierno Hykso.


FIG. 4. JARRAS CON DECORACIÓN DE FAUNA Y FLORAL DEL
LÍBANO Y CHIPRE.



FIG. 5. DELFINES Y PECES EN VASIJAS MINOICAS

EL ORIGEN DEL MOTIVO DEL DELFIN EN EL LEVANTE
Los delfines son inusuales como motivo decorativo en el Levante. El tener un friso similar de Sidón es una coincidencia afortunada (Doumet-Serhal 2004). Las líneas blancas y el patrón ondulado en la parte baja del cuerpo de los delfines en la Jarra del Delfín de Lisht, así como la posición no natural de sus aletas traseras, han sido comparadas correctamente con las pinturas de delfines en los pithoi Minoicos, especialmente Pithos XIIb de Pakyammos con decoración típica del Minoico Medio III (Fig. 5:1). Hay una diferencia, no obstante, en el ángulo de la aleta trasera: en la jarra de Lisht iguala el ángulo de la cabeza, mientras que está más claramente definido en la pithoi (tinaja) Minoica.

No se puede ignorar la combinación de al menos dos rasgos iconográficos distintivos en el dibujo de los delfines de la jarra de Lisht y de la pithoi Minoica (Allen 1994). No hay importaciones o evidencias de contactos entre Egipto y Creta en este periodo, así que surge la cuestión de cómo pudo haber sido trasmitido este motivo (Kemp y Merrillees 1980).

Es una coincidencia que tanto en Creta como en Levante al motivo del pez del Minoico Medio II (figura 5:2) le siga el motivo del delfín del Minoico Medio III? En Levante, el motivo del pez aparece en la jarras del registro más bajo en Tel el-Yehudiyeh de la Edad de Bronce II tardía. De particular importancia es la gran jarra barnizada en naranja/rojo de la Colección Tabet en el Louvre, (Fig. 6:1) el color de su superficie es muy similar al de la Jarra del Delfín. Tiene tres zonas de decoración geométrica incisa blanca, rellena con impresiones puntuadas incisas. En la parte más baja hay un pez estilizado (Nigro 2003).




Fig. 6 Tel el-Yehudiyeh jarras con peces.

También encontradas en Egipto hay dos jarras de Tel el-Yehudiyeh negras pulidas con incisiones hechas de arcilla levantina. Una fue encontrada en Tel el-Daba (Fig. 6:2). Tiene cinco zonas de decoración geométrica, la más baja consiste de peces saltando (Bietak 1991). El asa es una curva tripartita separada del cuello. Fue encontrada en un estrato perteneciente a una capa de la Tardía Edad de Bronce Mediana II (ca. Segunda mitad el siglo XVIII a.C.).

Otro ejemplo es un fragmento (Fig. 6:3) encontrado en las excavaciones del Instituto Arqueológico Alemán. Aunque sólo una fragmento, expone un friso con un pez sobre una decoración de espirales cerca de la base de la jarra (Arnold y Stadelmann 1977). Esta combinación indica inspiración Minoica.

La transmisión del motivo del pez hacia Levante puede ser explicada por los contactos que llevaron a la diseminación de la cerámica de Kamares en el Minoico Medio II. La cerámica de Kamares aparece en Tel el-Daba (Walberg 1991; MacGillivray 1995) y al mismo tiempo en Askelón (Stager 2003; Bietak en la prensa), donde la cerámica de Kamares fue encontrada junto con sellos de la Dinastía XII y XIII, entre las fases 14 y 13 de Askelón, en un contexto que data de la temprana Dinastía XIII. La cerámica de Kamares también aparece en este periodo en Beirut y en las tumbas de Kharji (Saidah 1993).

Parece posible que durante el Minoico Medio II/III hubo suficientes contactos con el Levante para transmitir la idea del friso del delfín a la costa del Líbano. No es coincidencia que fuese una crátera local hecha en Sidón la que llevaba el motivo puesto que en Pakiammos los delfines aparecen en vasijas similares. A pesar de todos los análisis de la Jarra de Lisht, que sugieren arcilla del sur de Levante (Allen 1994), hay razones para creer que la Jarra del Delfín también producida en el Líbano, quizás en el mismo taller que la crátera de Sidón.