jueves, 4 de octubre de 2007

LA IDEOLOGIA REAL

Ideologías de la Realeza en la Época del Imperio

El reinado de Saúl según Alt estaba enraizado en el líder carismático, como era el oficio del juez, y ha de ser diferenciado de la realeza dinástica rutinizada, o dinástica de David y Salomón. El título nagid usado por Saúl en la antigua narrativa acerca de sus comienzos probablemente puede ser traducido como comandante, aplicado originalmente quizá al comandante de la milicia nacional de la liga. En cualquier caso, conlleva la tradición de las instituciones de la liga e implicaba una limitación una limitación de la realeza de Saúl. Alt arguye que esta realeza militar estaba basada en una alianza en el santuario arcaico de Gilgal, aunque el término Alianza no es usado en la narrativa. Esto se ve particularmente en la acción de las tribus al rendir homenaje, no sobre el campo de batalla, sino lejos de este en un lugar sagrado, de manera que todo el procedimiento estaba bajo la garantía y control de Yahvé, lo que era necesario en cada alianza en el sentido de la palabra en Israel. Ciertamente, la exaltación al oficio de nagid o mélek, rey estuvo concebida por las tribus como un nombramiento o alianza condicional, mientras que el Espíritu de Dios estuviese sobre él, y mientras Saúl no violase las tradiciones legales o constitucionales de la liga.

Revelador es el relato de la violación por parte de Saúl de la alianza en lo que se refiere a las leyes de la guerra santa. Todas las fuentes, cualesquiera que sea su actitud hacia la naciente monarquía, están de acuerdo en señalar que Saúl perdió la realeza, para sí mismo y su casa, al romper la antigua ley, o sea, tratando de manipular las formas fijadas de la guerra santa para sus propios intereses. En la forma presente de la tradición, Samuel juega un papel el cual anticipa los papeles proféticos contra el rey que se asocian después con figuras como Elías. Similarmente, los sermones de Samuel, diseñados para limitar el oficio de rey en Israel, están fuertemente en línea con la polémica específica contra la realeza que surgió en tiempos Salómonicos y posteriores. De todas maneras, hay que insistir en que el orden antiguo y sus poderes personificados en Samuel tuvieron éxito al menos en limitar profundamente la monarquía de Saúl. Además, la división de poderes entre rey y profetas que se percibe en el Reino del Norte en el siglo noveno A.C. tuvo un comienzo, al menos, en los designios reaccionarios del Samuel histórico. El reinado militar de Saúl fue con éxito limitado en su condicionalidad demostrada por el fallo de la casa de Saúl en asegurar la sucesión.

La Realeza en el Norte

La realeza condicional (no la carismática), muy en línea con la monarquía de Saúl, se restableció en el Reino del Norte con la revuelta de las tribus Israelitas contra Salomón. Entre las principales instituciones limitando la realeza en Israel estaba la ley tradicional de la liga y el fenómeno de la profecía. La ley Israelita recibió su forma normativa ante del advenimiento del reino, y, como dice M. Noth, nunca fue reformulada en un código de ley estatal. La única excepción es la ley del rey en (Deut. 17:14-20). Sin embargo, esta legislación nunca fue promulgada por el estado, sino que añadió estipulaciones, precisamente limitantes para la realeza, a la constitución de la liga.

La Profecía y la limitación de la Realeza

Es correcto decir que la institución de la profecía apareció simultáneamente con la realeza en Israel y cayó con la realeza. No es coincidencia: los dos oficios pertenecen a la estructura política Israelita que surgió del conflicto entre la liga y el Reino. Mientras que la profecía no era una institución de la liga, el principio carismático de liderazgo que desde la era de los Jueces estaba en función sobrevivió en el oficio de profeta.

La figura de Samuel en la historia Deuteronómica provee un paradigma del lider profético. Aparece al menos en una ocasión presidiendo una escuela de profetas. Si Samuel era o no líder de una escuela de profetas, es cierto que Elías y Eliseo entre otros, fueron profetas jefes, las escuelas se organizaban de una manera más o menos jerárquica.

Como en el caso de Ajías y otros en el norte, la conservación de las formas tradicionales del cuto del santuario del Arca parece haber sido una cuestión de intensa preocupación para Natán. Severos problemas históricos se encuentran aquí; la tienda insustancial y la caa segura se yuxtaponen en el oráculo señalando ideologías incongruentes, derivadas por un lado de la liga sagrada y por el otro de la realeza Cananea. Posteriorimente en el reinado de David, David fue amonestado por el profeta por violaciones de la ley contra el adulterio y crimen en la cuestión de Betsabé, y Gad el profeta impuso un duro castigo sobre David por la violación de las reglas de la milicia voluntaria de Israel imponiendo un censo militar de la nación.

La alianza y estipulaciones designadas en el Salmo 132 son condicionales. Se requiere obediencia explícitamente. Semejante concepción de la alianza Davídica está precisamente de acuerdo con el concepto de realeza en la era de Saúl y en el posterior Reino del Norte. Se conforma con el estatus de la realeza de David al comienzo de su reinado. Al mismo tiempo, está en agudo contraste con la ideología estandar de Judá acerca de la realeza con su noción de un decreto incondicional y eterno de la realeza prometida a la casa de David. Ahora bien, no puede haber duda acerca del origen del Salmo 132. Pertenece al culto de Jerusalem y debe ser situado temprano en el desarrollo de este culto. La noción de una alianza condicional de la realeza, en la alianza de Israel con Yahvé, encaja bien la condicional Tienda de David, y su Arca de la antigua alianza. No encaja de ninguna manera con la ideología del templo dinástico, la morada eterna de la deidad, y el símbolo de la casa o dinastía permanente.

Se puede pensar incluso que hay suficiente evidencia indirecta de que la ideología real tardía Judía era parte de un patrón de innovaciones comenzadas por Salomón, Caananizando la ideología real y el culto, y que la realeza de David era más limitada y más de acuerdo con las formas político-religiosas tradicionales de Israel.

El Gobierno Imperial de Salomón

La realeza de Salomón fue consolidada mediante una fuerte supresión de cualquier posible oposición. El rival potencial de Salomón, Adonías, el hijo mayor de David después de Absalón, fue asesinado bajo el pretexto de haber pedido la mano de la esposa de la esposa más joven de David Abisaí. Semejante petición –si es que alguna vez la hizo Adonías- habría sido entendida en Israel como una pretensión abierta al trono de David. Las circunstancias bajo las cuales fue realizada la petición de Adonías son remarcables. La petición fue transmitida por Betsabé, cuyas ambiciosas intrigas en la corte para situar a su amado hijo Salomón en el trono son bien conocidas.

Salomón negó, por así decirlo, la petición de su madre y ejecutó a Adonías con causa suficiente. Uno duda si incluso el más ferviente seguidor de Salomón podría haber relatado este cuento sin ironía. Si Adonías, en realidad, se comportó como se afirma, mereció ser ejecutado –por estupidez. Joab, el general del ejército de David y partidario de Adonías, fue asesinado en el altar supuestamente bajo instrucciones privadas de David en su lecho de muerte. Simeí, el superviviente de la casa de Saúl, fue puesto bajo arresto domiciliario y posteriormente ejecutado.

La ruptura más importante con el pasado estuvo marcada por la eliminación del sacerdocio de Abiatar el sumo sacerdote, también un miembro del partido de Adonías. Con el retiro de Abiatar a Anatot la conexión primaria con las instituciones de la liga, específicamente los sacerdotes levitas Musitas de Silo quedó cortada. Natán, el profeta de David y firme partidario de Salomón, también desapareció de la escena a comienzos del reinado de Salomón.

Con los jefes partidarios de las tradiciones de la liga fuera de la escena, Salomón se vio libre para dar forma a un nuevo culto apropiado a sus pretensiones de grandeza imperial. Trajo arquitectos y artesanos de su aliado Fenicio Hiram para construir su santuario real según el patrón del templo Cananeo de la dinastía. De todas formas, esta ruptura con las tradiciones cultuales del pasado no fue completa. La procesión del Arca a su lugar en el Templo de Salomón ligaba el culto de la liga con el nuevo y permanente santuario y su culto. Tampoco hay que olvidar los elementos Cananeos ya incorporados en la Tienda de David. De todas formas, Salomón instituyó un culto nuevo que trasladaba el foco de las celebraciones festivas mucho más lejos de las fiestas de renovación de la liga y de las formas de alianza limitadas de la ideología real de David. El festival principal del culto de Salomón era la fiesta del Año Nuevo que celebraba la fundación del Templo y de la casa de David. En otras palabras, la fiesta celebraba la elección de David y Jerusalem como recipientes eternos de la gracia de Yahvé y su promesa. Al mismo tiempo, el culto asimilaba temas mitológicos inherentes en la tipología dualista del templo Cananita: identificación mítica de la creación (o sea, victoria sobre el caos) con la fundación del templo, ambos, el reinado de Yahvé y su tipo terrenal, la realeza de David, el hijo adoptivo de Yahvé. Este es el desarrollo Israelita del tema del Guerrero Divino en su transformación mitológica en el culto real. En su dimensión mítica, el Templo de Sión y el reinado de la casa de David están fijados en las “órdenes de la creación”, y, por consiguiente, otorgada estabilidad eterna. Las formas de la Alianza en su condicionalidad dieron lugar a las formas eternas en el culto real. Esto se aplica tanto a la Alianza de la liga (la llamada Alianza del Sinaí) y a la Alianza de David, la cual a pesar de la continuación del término berit (alianza) fue transformada en un decreto eterno en el nuevo contexto del culto del Templo.

Otro rasgo de la desviación de Salomón de los caminos de su padre y la asimilación de estilos extranjeros de realeza se puede encontrar en su culto a la Sabiduría. Salomón gastó sus energías no en el Yahvismo primitivo exuberante de David sino en la persecución de la tolerante y cosmopolitaza sabiduría a la manera de las cortes extranjeras, especialmente la Fenicia. Su tolerancia también se expandió a los santuarios de cultos extranjeros establecidos en su cosmópolis.

Salomón deseaba transformar Israel en una monarquía al estilo Oriental y estaba preparado para ignorar las antiguas instituciones in su determinación para centralizar el poder y consolidar su ámbito. En su ambición de elevar el pequeño reino a un lugar exaltado entre los sofisticados estados del mundo, tuvo éxito durante su vida, pero se pasó, sembrando las semillas de la guerra civil, acelerando el fin de la breve existencia del Imperio Israelita.

LA TEOLOGÍA REAL JUDÍA

EL llamado oráculo de Natán ha sido el objeto de repetido estudio entre los escolares. Los versículos 1-7 contienen un oráculo en prosa oponiéndose a la construcción del Templo. El tema es sorprendente pues está en contraposición no sólo a los oráculos pro-Templo en versículos 11-16 sino a la ideología real del redactor del Deuteronomio en el siglo VII quien fue el responsable de la presente forma de 2 Samuel 7.

Algunos escolares han sugerido que la Tienda de David era una estructura temporal hasta que el Templo, deseado por ambos, Natán y David, fuese construido. Este punto de vista se basa en las palabras de Natán a David: "Ve a hacer todo lo que tienes pensado, porque el Señor está contigo" (2 Samuel 7:3). Pero la noción de que Natán apoyaba el deseo de David no puede mantenerse. Sus palabras siguen el protocolo familiar apropiado a Natán, el sujeto, hablándole a su rey.

Hay que argüir que el oráculo de los versículos 5-7 tienen un significado de oposición a la construcción de un templo permanente. A pesar del hecho de que el historiador Deuteronomista veía al Templo como el lugar apropiado para el nombre de Yahvé dado que apoyaba la ideología real, hay citas suficientes en sus fuentes que han sobrevivido. El Arca siempre fue asociada con un santuario tienda, dondequiera que viajara, dondequiera que se estableciera. Si Yahvé hubiese deseado un palacio de Cedro, tiempo haría que lo habría pedido, o, en lenguaje mitológico, construido uno para él mismo. En una palabra, la tradición de la liga respecto al santuario del pueblo de Israel debe ser mantenida. Desafortunadamente, el fallo de los estudiosos en reconocer la prioridad de la poesía temprana Israelita al situar una tienda en Silo y Kiriat Yarim en lugar de ciertas fuentes de prosa popular que se refieren al Santuario de Silo como un templo (hêkal) ha confundido la interpretación de 2 Samuel 7. David aparece en 2 Samuel 7:2 asumiendo que el Arca está en la tienda-santuario de acuerdo con Salmos 132:5; en 2 Samuel 7:6 incrustada en la prosa está la fórmula par ´ohel/miskan, un remanente presumiblemente de una forma poética más temprana del oráculo, designando los antiguos santuarios de la liga de acuerdo con el Salmo 78:60 (miskan/´ohel, en referencia a Silo). Tienda y Arca estaban firmemente unidas en la antigua tradición, y el oráculo de Natán apuntaba a David que no violase esta tradición. Es difícil no creer que la oposición que está detrás de la insistencia en este antiguo simbolismo e iconografía estaba dirigida contra la ideología Cananae de la realeza similar a la que se desarrolló con la construcción del Templo la historicidad de el oráculo de Natán contra la construcción de un templo para el Arca está garantizada por su contexto con el cual está en gran tensión y por la evidencia que David, de hecho, nunca construyó un templo. En efecto, todo esto da testimonio de la aceptación por parte de David de una realeza limitada.

Algunas otras líneas de interpretación han sido desarrolladas partiendo de una interpretación del versículo 5: ¿Eres tú el que me va a edificar una casa para que yo la habite? H. Gese interpreta la frase con énfasis en “tú” como significando “tú, un hombre, planeas construirme una casa para mí, Dios? O sea, el oráculo se dirige no al cuestión de si se ha o no de construir un templo, sino al tema de quien ha de tomar la iniciativa a la hora de construir un Templo. Yahvé podría haber desde hace mucho tenido un templo si lo hubiera querido. Él sólo construiría el templo, no el hombre (David). La promesa a la casa de David es, por consiguiente, pura gracia, sola gratia, y no una respuesta para el establecimiento de un santuario para el Arca en Jerusalem.

El oráculo de Yahvé repudiaba la noción de que David (o cualquiera) era capaz de construir un santuario en el cual Yahvé pudiese habitar. Al contrario, Yahvé siempre ha ido en una tienda. En fin, el texto y el fallo consiguiente de David en construir un Templo dejan claro que Yahvé era entendido como prefiriendo su tienda tradicional.

Por otro lado, 2 Samuel 7 exhibe ciertos elementos de unidad. El tema es la casa de David. La historia comienza (como el juramento de David en el Salmo 132) con la nueva construcción con madera de Cedro de la casa de David que marcaba su reinado después de sus victorias. Propiamente, como entendía David, el palacio real debía ser emparejado con el lugar divino, la bêt (casa) David con la bêt Yahvé, de acuerdo con el patrón de la piedad real. Al contrario de Salomón, quien construyó un nuevo palacio para sí mismo y un templo para Yahvé, David fundó sólo un santuario-tienda para Yahvé.

El mejor caso para la unidad de 2 Samuel 7 ha sido formulado por Dennis McCarthy. Deja de lado las cuestiones de las posibles fuentes literarias señalando “las marcas de la mano del deuteronomista”. Está ansioso por demostrar que la perícopa pertenece a la serie de los principales discursos del Deuteronomista y como pasajes que dan estructura a toda la historia del Deuteronomio. Trata de demostrar que el texto opera con ideas que son importantes y especiales para el trabajo del deuteronómico, que está integrada en su contexto literario inmediato y finalmente que, en parte en virtud de los factores precedentes, tiene una posición clave en el esquema del trabajo masivo que va del Deuteronomio a Reyes. De todas maneras, la unidad de 2 Samuel 7 es una unidad impuesta sobre sus fuentes por el historiador Deuteronomista.

La introducción del Deuteronomista al libro del Deuteronomio (Deuteronomio 1:6-3: 29) el discurso de Moisés centra su atención en una nueva partida. Moisés y su generación han violado la alianza y fueron condenados a morir en el desierto antes que Israel entrase en la tierra prometida en la promesa de Yahvé a los Patriarcas. La promesa era incondicional, pero, Yahvé daría la tierra prometida a los padres de la siguiente generación de Israelitas liderados por Josué. En los discursos de Josué 1:10-15 y 23:2-10, 14, la comisión de Josué comenzó y terminó cumpliendo el juramento a los padres, estableciendo a Israel en la tierra. El patrón de violación de la alianza seguido del castigo (maldición de la alianza) y después por el surgir de nueva esperanza, una nueva partida iniciada por la llamada por parte de Yahvé de un nuevo líder, era repetido después de la muerte de Josué. Este patrón o movimiento devino la verdadera dialéctica de la historia en la obra del Deuteronomio. El don de la tierra estuvo cualificado por la apostasía de Israel de acuerdo con Jueces 2. Remanentes de las naciones quedaron en el país; Yahvé se negó a expulsarlos. Serían como trampas o piedras de tropiezo probando la fidelidad de Israel. Ahora, Yahvé (o su angel) afirma rotundamente en 2:1 "Yo los hice subir de Egipto y los introduje en la tierra que prometí a sus padres con un juramento. También dije: ‘Jamás quebrantaré mi alianza con ustedes.” Yahvé en su fidelidad hacia Israel siempre crea un nuevo comienzo.

En su forma presente el oráculo refleja meramente la visión normativa del Deuteronomista. El oráculo se divide en tres partes: material basado en (1) el antiguo oráculo de Ntán 7:1-7; (2) el oráculo del decreto divino eterno en 7:11b-16; y (3) la conexión de Deuteronomista (entre las dos partes de arriba) en 7:8-11a. La tercera parte, 7:8-11ª, parece reflejar un material más antiguo, pero no es una parte integral del oráculo (1) o (2).

El antiguo oráculo de Natán en su forma presente es prosa Deuteronomica. Sin embargo, contiene material oracular el cual en su forma original estaba dirigido contra la construcción del Templo como santuario central de Israel sobre el fundamento de la tradición del santuario-tienda de Yahvé de la época de la liga. El deuteronomista ha comprendido la prescripción del Templo como temporal, aplicable sólo a David, y, de acuerdo con su lenguaje en 1 Reyes 8:15-19, continuó atribuyendo al menos los planes para el templo a David. Cita el oráculo por dos razones, para explicar el hecho histórico de que David no construyó el templo y porque en su forma original el oráculo probablemente contenía una promesa de Yahvé concerniente a la semilla de David, ahora reemplazada por el decreto eterno de los versículos 7:11b-16. El contenido de esta porción reemplazada o revisada del oráculo que trata con la dinastía de David debe haber tenido el mismo contenido que el Salmo 132:11f., el cual refleja el concepto actual de la Alianza de David mantenido en la Jerusalem pre-salomónica.

No hay razón para dudar en vista del sentimiento anti-Templo de los oráculos antiguos de que su forma poética se relaciona con la época de David. El nivel más antiguo del segundo oráculo se encuentra en 2 Samuel 7:14:

4 Seré un padre para él,

y él será para mí un hijo.

Si comete una falta,

lo corregiré con varas y golpes,

como lo hacen los hombres.

Los versos siguientes son más prosaicos.

15 Pero mi fidelidad no se retirará de él..

Evidentemente refleja una columna litúrgica arcaica a juzgar por la variante oral en el Salmo 89:34:

34 Pero a él no le retiraré mi amor
ni desmentiré mi fidelidad…

Con manipulación, quizá excesiva manipulación, se puede reconstruir la segunda columna:

16 Tu casa y tu reino durarán eternamente delante de mí, y tu trono será estable para siempre".

Central a esos fragmentos litúrgicos es la fórmula Cananea del Rey como Hijo Divino que marca la alta teología de la corte de Jerusalem. La fórmula aparece específicamente en 2 Samuel 7:14ª; Salmo 89:27f.; Isaías 9:5; y en el Salmo 2:7 (siempre en forma métrica). En 2 Samuel 7:14ª esta fórmula parece estar en lugar de la fórmula de la Alianza. La realeza estaba ligada muy de cerca de la alianza en la cual persistían patrones patriarcales. La relación de la alianza es propiamente descrita como una relación sustituta de la Realeza. Conceptualmente, difieren en que la relación Padre-hijo era inherentemente permanente, “eterna”, mientras que la relación de la alianza era condicional en el tiempo y alcance, cualificada por estipulaciones.

Por otro lado, mientras que los textos con la fórmula filial –del hijo- mantienen que el decreto dinástico es perpetuo e implícitamente o explícitamente incondicional, los textos que usan la fórmula de la Alianza pueden ser explícitamente condicionales.

Esto sugiere que dos fuentes de ideología real surgieron en el temprano Israel. Una es la teología de la Alianza de la liga, la realeza de Saúl y David, que sobrevivió en el Reino del Norte, al menos en círculos proféticos. La segunda es la teología del hijo divino o el decreto de eterna adopción. La mezcla de las dos corrientes es evidente en Salmo 89:20-38, la única fuente litúrgica que usa los dos lenguajes explícitamente dio lugar a la ideología real estandar en Judá, la cual, no importa cual de los dos lenguajes use, concibe la elección de la casa de David y el santuario de Sión eternos por decreto. El impacto de esta ideología fue profundo, dando forma a la comprensión del convenio o alianza real, y mediante retrospección, a la comprensión de la alianza de los Patriarcas.

El término Berit (alianza) desarrolló un sentido nuevo que vino a significar promesa o juramento incondicional, o, simplemente, decreto divino eterno. Los materiales en la Alianza eterna 2 Samuel 7:11-16 no son anteriores a Salomón. El Salmo 89:20-38 es muy arcaico en lenguaje y comparte fórmulas con el oráculo de Natán. Aparecen en el Yahvista, un texto épico datado en la época de Salomón y propiamente llamado una obra propagandística del Imperio Israelita. El Yahvista tomó las tradiciones épicas de los santuarios de la antigua liga. Con el surgir de la realeza y el culto real en Jerusalem, los antiguos festivales de la Alianza cayeron en desuso, liberando los temas épicos y las formas poéticas y litúrgicas donde estaban contenidos de su función cultual concreta, la re-petición de la historia común de Israel que encontraba su desenlace en la renovación de la Alianza de la liga. El patrón épico, las Alianzas con los Padres alumbrando la Alianza del Sinaí y el regalo la tierra prometida a los Padres en las guerras de Yahvé, fue remodelado en un patrón nuevo, ligando las promesas hechas a los padres con su cumplimiento final en el Imperio.

La Alianza de los Padres, sobretodo la alianza con Abraham, permanecen en la Alianza yahvista como berit, sólo en el nombre. Su contenido es re-interpretado en el patrón de su cumplimiento en la Alianza, llamada, de David, o sea, en el decreto eterno, o juramento incondicional. Así, la teología real del tipo encontrado en 2 Samuel 7 y Salmo 89:20-38, está detrás de la reformulación yahvista de las alianzas de los Patriarcas. La alianza de los Patriarcas fue mitologizada en la teología real. La realeza en Israel vino a estar enraizada en la creación y fijada en la eternidad. Estos nuevos rasgos no pueden ser separados en su origen del mito de la realeza de Baal (Sal. 89:26, 37).

El yahvista transforma la Alianza de los Patriarcas, liberada de su contexto en el culto de la liga, en el arquetipo del decreto de realeza eterna promulgado en la corte imperial. Un tema principal del yahvista es la fórmula de bendición repetida tres veces a Abraham y a Isaac y Jacob: “Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan, y todas las naciones de la tierra serán en ti benditas”. El nuevo elemento es la expansión y destino de Israel como fuente de bendición para las naciones. Aquí vemos el universalismo del reinado mítico. Las reverberaciones, por así decirlo, de la victoria universal del guerrero-rey divino transformando la Alianza Patriarcal en la imagen del decreto divino con su significado eterno y universal. De estos elementos míticos surge una incipiente escatología en Israel, que se puede encontrar en Is. 9:1-6, desarrollándose por un lado en formas democratizantes o democratizadas de la Ideología Real, por ejemplo, Is. 55:1-5, por otro lado en sueños de un Mesías a venir en la apocalíptica posterior.

El yahvista revela un espíritu cosmopolita en la colección del saber antiguo y en su inclusión de disparatados materiales traiciona un ampliamente aplastante y rico interés en la cultura humana. No tiene miedo al sincretismo, tan robusto y agresivo es el humor del yahvista. No hay polémica sostenida contra Baal en su épica, una preocupación fundamental del profetismo del siglo noveno A.C.