viernes, 19 de junio de 2015

AKHENATON Y EL MONOTEÍSMO

EL MONOTEÍSMO DE AKHENATEN Y EL DE LA BIBLIA HEBREA
Monoteísmo, politeísmo y henoteísmo son construcciones de la tradición Judeo-Cristiana. Manifiestan una mentalidad bastante diferente de la del hombre antiguo. Estos conceptos, junto con categorías peyorativas como bárbaros, paganos e idólatras, reflejan una racionalización de la historia que nos parece natural pero que no era característica de las antiguas culturas. El uso de estos términos asume un periodo de ignorancia seguido de un periodo de revelación. La revelación es siempre pensada teniendo lugar en un muy remoto pasado. Cómo lo Sobrenatural opera en el presente, mucho después de la revelación, nunca es tratado verdaderamente.

Para los antiguos, la situación era bastante diferente. Para ellos, lo Sobrenatural nunca deja de interaccionar con la comunidad humana y el cosmos. No había gran revelación. Si alguna vez hubo una ruptura entre el tiempo pasado y el presente, esta estuvo caracterizad por la creación misma: caos primero, orden después.

Nunca se le habría ocurrido a un antiguo Egipcio postular los Sobrenatural como una monada –una emanación unitaria e intelectualmente superior. Mucho menos se le habría ocurrido suponer que su salvación eterna dependía del reconocimiento de semejante monada. Un hombre podía elegir adorar a este dios o al otro; otro podía mantener, por la razón que fuera, que otros dioses no existían. Pero esto no era importante para un antiguo Egipcio.

Un antiguo Egipcio habría objetado solamente cuando algún beligerante proselitista amenazara las vidas del pueblo, quizá destruyendo los templos antiguos y sus tierras, prohibiendo el culto ordinario. Pero incluso entonces, su objeción no tendría nada que ver con cuanto dioses eran adorados.

Esto puede ser ilustrado con el caso del faraón Akhenaton (1352-1336 a.C.), quien, en los tiempos modernos, ha sido llamado el primer monoteísta. Después de la muerte de Akhenaton, los Egipcios volvieron inmediatamente a sus antiguas normas religiosas. Akhenaton fue etiquetado como “rebelde” y “nefasto” por haber arruinado el sistema socioeconómico e interrumpido el gobierno del estado. Pero nadie le llamó monoteísta y ciertamente ningún peyorativo le fue aplicado por seguir a un único dios.

Los Egipcios, como la mayoría de los antiguos, experimentaban lo sobrenatural como pluralidad infinita. Esto influenciaba sus vidas de manera multiforme, desde los beneficioso hasta lo maligno. Consistía de voluntades innumerables y personalidades.

Desde los tiempos prehistóricos tardíos, esta infinita pluralidad, este Sobrenatural, se traducía en una serie de dioses, poderes del cielo y la tierra, y “numina” –todo primeramente organizado a nivel parroquial como una lista de dioses de la ciudad y posteriormente como dioses que operaban en un dominio más amplio. Los listos escritores de sátiras y epigramáticos Romanos como Juvenal y Marcial podían mofarse de la miríada de dioses animales y “huertos” que los “demenciales Egipcios” adoraban, aunque los Egipcios simplemente estaban reconociendo que lo Sobrenatural –comoquiera fuese percibido- intervenía en los asuntos de la humanidad.

Con la llegada del sofisticado estado faraónico en el tercer milenio a.C., el panteón de dioses vino a estar altamente centralizado y estrechamente jerarquizado. Las nociones de jerarquía y subordinación fueron introducidas. Las relaciones familiares y las funciones específicamente asignadas se insinuaban ellas mismas en el mundo de lo divino.

Que un poder pre-eminente debía dominar el mundo de los humanos y convertirse en Rey de los Dioses era algo que se debía esperar. Que podía unirse con el poder solar y el ctónico para convertirse en la trina esencia de todo lo que existe –el sol, el poder latente del mundo subterráneo y la tierra- es de interés considerable en la evolución de la especulación humana acerca de los grandes imponderables. Aunque esto no es monoteísmo!

Un desconocido sacerdote Menfita, en un remoto periodo de la historia, percibió los miles de dioses del panteón Egipcio como avatares inmediatos de un Uno subyacente. Este Uno estaba “en todo cuerpo, de todas las cosas vivientes, animándolas pensando y enunciando (Su) voluntad”. Esta es una ruptura mucho más profunda con el pasado, un verdadero salto cuántico por así decirlo; pero tampoco es monoteísmo.

El monoteísmo no apareció mediante la amalgamación y el sincretismo sino más bien mediante la aniquilación de los otros dioses. Las otras divinas entidades no son simplemente subidas abordo e integradas en el panteón; son tiradas fueraborda y dejadas para que se ahoguen. Si son reconocidas, es sólo mediante una especie de desacralización que las reduce al estatus de demonios insistiendo en que nunca fueron otra cosa. Han de ser destruidas y borradas. Sus devoto son atacados, y si no pueden ser masacrados como los profetas de Ba´al, son ridiculizados y vilipendiados.

Más importante aún, la salvación viene sólo mediante un incondicional sometimiento a lo Sobrenatural, que no necesita explicar sus acciones o revelarse, excepto a un único individuo.

No hay que extrañarse que los tres grandes monoteísmos conocidos se regocijen con himnos cargados con jerga militar. Tampoco hay que sorprenderse que los Egipcios, cuando se vieron enfrentados por el vindicativo, inidentificable Dios Juedeo-Cristiano, lo rechazaran y declararan la religiosidad –o irreligiosidad- de sus fanáticos seguidores como “ateísmo”.

Anterior al periodo Greco-Romano, el único nativo Egipcio que se conoce por haber promocionado un “dios-uno” fue el Faraón Amenophis IV, conocido como Akhenaton. La línea beligerante se muestra en su trato para con Amon, el principal dios del panteón Egipcio. El que Akhenaton no se aventurase en una campaña de proselitismo forzado muestra sólo que no sintió la necesidad: el gran Rebaño le seguiría ciegamente dado que él era su Todo. Y cuando se dieron cuenta de la locura que suponía el programa de Akhenaton, ya estaba muerto.

Akhenaton, segundo hijo de Amenophis III y su esposa real Tiye, nació sea a finales del siglo 15 o a comienzos del 14 a.C. Eran tiempos idílicos para Egipto y su imperio. Amenophis III reinaba en esplendor imperial sobre todas las tierras entre Karoy en Sudán y el Eufrates en Mesopotamia, una zona hoy ocupada toda o en partes por siete estados modernos. La corte de Amenophis era conocida por su lujo; su reinado dio lugar a una élite aristocrática como nunca había visto Egipto. Amenophis III estaba orgulloso de que sus nombramientos para el servicio civil procedían “de la élite principal y de los mejores de todo el país”. Según una inscripción en el Tercer Pilar del Templo de Amon en Karnak, Akhenaton se congratulaba: “No nombré a nadie que no tuviese un respetable linaje desde generaciones”. El arte que favoreció estaba cargado con un simbolismo expresivo de su dios. Se llamaba a sí mismo “el Brillante disco solar” –un verdadero Luís XIV, “el rey sol”. Los ingresos procedentes del imperio hicieron de Egipto la nación más rica de la tierra, un lugar donde “el oro es tan abundante como el polvo”.

Akhenaton sucedió a su padre y gobernó durante 17 pacíficos años. A pesar de la prosperidad de reino, después de su muerte hubo una destrucción general y ocultamiento de sus monumentos a medida que el pueblo volvió a sus antiguas tradiciones. Hasta hace poco ha habido poco material arqueológico o textual que ofreciera información acerca del reinado del faraón o del hombre mismo.

Actualmente Akhenaton está gradualmente saliendo a la luz gracias a la recuperación de pequeños trozos de evidencia. Tres proyectos en particular. Como resultado de esto se pueden hacer algunas generalizaciones:

Primera, no hay evidencia de ninguna corregencia de Akhenaton y su padre. En el pasado se había promovido dicha corregencia para explicar, más bien de forma simplista, los pocos memoriales dedicados a Amenophis III en Tel el-Amarna.

Segunda, no hay evidencia de influencia extranjera en el programa revolucionario de un-diosismo. Incluso aunque su abuelo era Nubio, Akhenaton fue educado en la capital Egipcia de Tebas. No hay razón para creer que su esposa, Nefertiti, no fuese sino Egipcia. De sus mentores mencionados en los registros, su tío sirvió como sacerdote del dios sol, Aten; el visir de su padre era un aristócrata Egipcio; y su tutor de la infancia fue un lacayo de la corte que vino a ser posteriormente su copero. O sea, todos los ingredientes de su “culto” al disco solar –la exaltación de Aton como supremo y único dios- se pueden encontrar en tierra Egipcia.

Tercero, aunque Akhenaton afirmó que Tebas y su gente no congeniaban con él, celebró, sin embargo, un jubileo alguna vez durante sus cinco años de reinado allí. En Egipto, los festivales de los jubileos, celebrados desde la Primera Dinastía(3100-3000 a.C.), buscaban reafirmar la legitimidad del reino del rey; tanto los dioses como los dignatarios humanos de todas las partes del reino eran invitados al festival y se reunían en un gran complejo de edificios erigidos especialmente para esta ocasión. En conexión con este jubileo, Akhenaton erigió cuatro grandes “templos del sol” en Tebas. La albañilería de los templos Tebanos de Akhenaton fue reciclada por generaciones posteriores; entre el 15 y el 20 por ciento de los relieves decorativos aún existen en uso secundario. En contraste, menos de un uno por ciento del material de inscripciones original ha sobrevivido en Amarna(Akhetaton), que fue la capital de Akhenatón desde su quinto año en adelante. Es por lo tanto el periodo más temprano del reinado de Akhenaton, sus años Tebanos, los que ofrecen la mejor evidencia de las nuevas ideas que rondaban en su cerebro.

Cuarto,  la decisión de Akhenaton de concentrar su culto en el divino disco-Solar(Aton) no puede ser separada, al menos en el tiempo, de su decisión de cambiar el estilo del arte Egipcio. Durante un breve periodo al comienzo de su reinado, tanto Aton y el faraón mismo eran descritos con el atuendo tradicional; incluso Amon pudo retener su lugar tradicional en la divina iconografía. Akhenaton modificó pronto el canon artístico, sin embargo, para acomodar al disco-Solar y su relación con él mismo. Sobretodo, Akhenaton se hizo representar de tal manera que, incluso por los ancianos, no era considerada digna de halago: Su cráneo parecía malformado, chupado de cara y una cabeza pesada sobre un largo cuello; y delgadas piernas soportando su torso curiosamente femenino.

Parece que la llave para abrir los misterios de su reinado está en la capacidad de comprender esta peculiar imagen. Las interpretaciones han sido varias y, a veces, exageradas; algunos le consideran una mujer disfrazada, otros le describen como un eunuco traído de vuelta de Sudán. Otra interpretación es que Akhenaton sufría una enfermedad congénita; el principal candidato ha sido el síndrome de Froehlich- pero esto trae más problemas de los que resuelve. La sugerencia más reciente es que Akhenaton sufría el síndrome de Marfan. Los defectos oculares, cardiovasculares y musculares de este síndrome comparan a Akhenaton con un T. Pero esta sugerencia crea más problemas de los que resuelve. En particular el síndrome de Froehlich resulta invariablemente en temprana esterilidad y reducida inteligencia; Akhenaton no era estéril (sabemos que tuvo al menos seis hijas) ni mentalmente retrasado.

Una escuela de pensamiento ha rechazado las causas físicas a favor de una interpretación simbólica: Akhenaton decretó que había de ser así descrito simplemente para transmitir la idea de sí mismo como figura andrógina o hermafrodita de la fertilidad –simbolizando el estatus del faraón como padre y madre de toda la humanidad. De hecho, precisamente esta clase de figura andrógina existe en el arte Egipcio, antes y después de Akhenaton, y para este mismo propósito. Si Akhenaton hubiera querido describirse a sí mismo como padre andrógino de todos, seguramente se habría apropiado de la imaginería tradicional. Pero las imágenes de Akhenaton no se asemejan en nada a esas otras descripciones, sugiriendo que Akhenaton quería decir otra cosa.

Quinto y final, el nuevo programa de Akhenaton involucraba el culto de un dios (el disco-Solar Aton), cuyas expresiones gráficas y verbales eran iconoclastas. O sea, el uso tradicional de un ubicuo, complejo simbolismo y extendida metáfora para describir lo Sobrenatural fue abandonado; incluso en las artes decorativas menores, las imágenes cargadas de simbolismo politeísta fueron abandonadas.

Algunos de los que han negado el un-diosismo de Akhenaton han señalado al uso ocasional en sus inscripciones reales de la palabra “dioses”, así como de los nombres divinos Hathor, Shu, Re, y Horus, junto con Aton. Pero este argumento es engañoso. La mayoría, si no todas, las referencias a estos otros dioses ocurren muy temprano en el reinado de Akheneton, cuando la experimentación era abundante, incluso en el propio pensamiento del rey. En este periodo, los escultores y sacerdotes trataban de entender las directivas del rey, por lo que eran de esperar interpretaciones tangenciales. Las referencias a Hathor y a “los dioses” se encuentran en descripciones preparadas para el jubileo, que Akhenaton celebró en su tercer año y que estuvo centrado clásicamente en un cónclave de todos los dioses de Egipto. Que las referencias son excepcionales se puede ver en el hecho que Akhenaton hizo lo mejor que pudo para eliminar completamente a los dioses del ritual en todas partes: la gran cantidad de santuarios, antes llenos con los “numina” del alto y bajo Egipto, fueron sustituidos por el disco-Solar solamente; el himno a Hathor fue expurgado para eliminar todo el simbolismo de odio de los dioses. Finalmente, los nombres solares Re-harakh Te y Shu aparecen más bien enteramente en el nuevo nombre didáctico que Akenhaton dio a su nuevo dios, y aquí han sido metamorfoseados de nombres a nombres comunes significando “sol” y “luz”: “Larga vida al Sol-Horus del Horizonte, aquel que se regocija en el horizonte en su nombre de “Luz-que-es-en-el-disco-Solar”.

El texto más revelador acerca de la naturaleza del nuevo dios de Akhenaton y su motivación para presentarlo forma parte hoy de la décima columna en Karnak. Aunque esta columna fue erigida por el Faraón Haremhab una generación después de la muerte de Akhenaton, incluye mampostería reciclada de un portal construido por el hereje y desmantelado después. Dónde estuvo situada el portal originalmente no está claro, aunque el estilo de su decoración sugiere que fue puesto al comienzo del reinado de Akhenaton, antes de introducir su revolucionario arte. Dos bloques pertenecen claramente a una larga inscripción escrita en columnas. Aunque 14 columnas se han conservado parcialmente, ni la primera ni la última aparecen en los bloques. Como resultado, no se ha conservado ninguna frase completa sea en la columna o de columna a columna. No obstante, se puede discernir una progresión en pensamiento y contenido.

Es bastante sorprendente, el texto comienza con Akhenaton declamando que todos los demás dioses han fracasado y “cesado” de ser efectivos. Pero las siguientes columnas del texto van más allá, celebrando a otro dios que no ha “cesado”. Este es un dios “que él mismo dio nacimiento a sí mismo, y nadie conoce el misterio de[……]. El va donde le place y no saben [su] i[r]”. Akhenaton describe a su nuevo adoptado dios como absolutamente único, localizado en el cielo. Numerosas viñetas también grabadas en el portal desmantelado de Akhenaton, dejan claro que el dios en cuestión es Ra, el Horizonte-Horus, o el gran dios sol. Este dios es misterioso, celestial y auto-engendrado, y su creación es exaltada.

La inscripción del décimo pilar no sólo demuestra que Akhenaton adoraba a un dios sino que apoyaba la existencia de un solo dios. La columna 13 de la inscripción nos da una nueva versión de una fórmula que le gusta bastante a Akhenaton: “Cuan inigualable es este dios”! Columnas 8-11 enfatizan la nueva inefable cualidad del nuevo dios y sugiere la especial relación de Akhenaton con la deidad –que Akhenaton reiterará una y otra vez en referencias al disco-Solar como “su padre” y a él mismo como el “verdadero hijo del disco-Solar” la intimidad de esta relación es a menudo ilustrada gráficamente: los rayos de luz del disco-Solar terminan en forma de manos humanas que acarician y protegen al hijo amado, Akhenaton, y su esposa, Nefertity.                 


Dada la naturaleza altamente fragmentario del texto, no obstante, varios problemas permanecen. Nos gustaría saber qué implica el uso del verbo 3bw (traducido arriba como “casado”) cuando es aplicado a los dioses en su santuario. Significa esto, por ejemplo, que el disco-Solar ha arrojado fuera a todos los demás dioses del panteón Egipcio? O significa que esos dioses eran creación del disco-Solar en primer lugar? O sugiere Akhenaton que los otros dioses nunca existieron realmente? Otra cuestión: Es sólo coincidencia que el sobrenombre más frecuente de Amenophis III, el padre de Akhenaton, fuese “el brillante disco-Solar”? Quizá haya ahí más de lo que se percibe a primera vista –o sea, quizá Akhenaton combina el disco-Solar con su fallecido padre de manera que aún no entendemos. También, nos gustaría saber si el texto representa una oración privada o un mensaje público a la corte de Akehanton, en el cual el faraón instruye a sus sujetos acerca de la naturaleza y poder del nuevo dios. Los miembros del círculo del rey en Amarna nos dicen en sus biografías cuán maravillosa era la “enseñanza” del rey y como todos se unían a esta. Es la presente inscripción un ejemplo de esta enseñanza?

La exaltación que hace Akhenaton del disco-Solar como supremo, auto-engendrado y omnipotente nos lleva a esperar intolerancia hacia elementos que no encajaran en su pensamiento. De hecho es así. Su intento de destrucción de Amon –borrando el nombre del dios y su imagen- es bien conocido. Menos lo es el hecho que Akhenaton envió al sumo-sacerdote de Amon a trabajar en las canteras. Aunque no hay evidencia de que Akhenaton se movilizó activamente para cerrar los templos de Amon, sí que dirigió los ingresos de esos templos a sus nuevos  santuarios dedicados al disco-Solar. Su tutor de la adolescencia, copero y jefe de la alimentación, Parennefer, amenazó a aquellos que se negaran a cumplir con el programa. Una inscripción en la tumba de Parennefer en Tebas dice: “Ahora el Sol sabe cual es el siervo que es diligente respecto a las ofrendas. El siervo que no es diligente respecto a las ofrendas del disco-Solar se expone a sí mismo a tu (el rey) poder; pues los impuestos de grano de los otros dioses son medidos meramente en pequeñas cantidades, pero par el disco-Solar son medidos en superabundancia”.

Akhenaton era claramente monoteísta. Todos los bien-conocidos ingredientes están presentes: revelación-cum-enseñanza, iconoclasta beligerante, negación de la pluralidad de los Sobrenatural, la anatematización de los otros “dioses”, la purga de las formas de expresión religiosa. Él creía en un solo y universal dios, Aton, que había creado el mundo y que aún afectaba al mundo con Su activa presencia. Pero la religión de Akhanaton no llegó muy lejos; promulgó su creencia en el supremo disco-Solar construyendo templos y componiendo himnos –y desfigurando a los “falsos” dioses- esto fue todo.

Antes de que la abundante evidencia arqueológica de Tebas y Tel el-Amarna estuviese disponible, muchas infundadas ideas convirtieron a Akhenaton en un maestro humano del verdadero Dios, mentor de Moisés, un personaje tipo Cristo, un filósofo adelantado a su tiempo. Aunque estas imaginarias criaturas están desapareciendo a medida que la realidad histórica surge gradualmente. Hay poca o ninguna evidencia para apoyar la noción que Akhenatón fuese el progenitor del monoteísmo que encontramos en la Biblia. El monoteísmo de la Biblia Hebrea y del Nuevo Testamento tuvo su propio y separado desarrollo –que comenzó más de medio milenio después de la muerte del faraón.   



martes, 9 de junio de 2015

GNOSIS

LA GNOSIS Y PLATÓN
El mito gnóstico trabaja con la hipóstasis. Las hipóstasis resultan de la “deificación/personalización” de conceptos abastractos, la elaboración de partes divinas o poderes en entidades activas, o la postulación y sistematización de entidades generadoras abstractas que funcionan como “arkhai”, constituyentes, o gobernadores de nuestro cosmos y su ontología consiste en la multiplicación de hipóstasis o eones que forman el llamado Pleroma o Plenitud.

Es característico de algunos sistemas gnósticos, especialmente el de Valentino, operar con una realidad tripartita que es típicamente Platónica. Los gnósticos se refieren a esta como espíritu, alma y materia presente tanto en el universo, tanto el visible como el invisible, y como componente de los seres humanos. Platón se refirió a esto definiendo tres almas en el hombre, racional, irracional (animal), y vegetativa (planta), y acerca del Mundo de las Ideas, Alma del Mundo, y el Mundo mismo, que es una sombra del Mundo de las Ideas. Lo que es absolutamente y eternamente, simple y completo, es el espíritu.

Tertuliano capta bien los elementos esenciales del gnosticismo, para él se trata de un sincretismo declinante como el de la espiritualidad natural popular. Es una sobrestimación espiritual e idealista del ser que confunde los límites fijados que separan a las criaturas de la deidad; y es al mismo tiempo la hostilidad “nihilista” contra el Dios de la realidad que ha creado el mundo y se ha revelado concretamente en la carne.

EONES
Los “Eones” representan tanto implicaciones espaciales como el poder demoniaco del Universo o (como en la Pistis Sofia) el ámbito de la oscuridad/tinieblas en su enormidad.

PECADO ORIGINAL
Una inclinación culpable del Alma (como entidad mítica) hacia los ámbitos más bajos, con varias motivaciones como curiosidad, vanidad, deseo sensual, es el equivalente Gnóstico del Pecado Original. La Caída es pre-cósmica, y una de sus consecuencias es el mundo, otra la condición y destino de las almas individuales en el mundo. El Alma una vez que se volvió hacia la materia se enamoró de esta y arde en deseo de experimentar los placeres del cuerpo. Así nació el mundo. A partir de este momento el Alma se olvidó de sí misma. Olvidó su lugar original, su verdadero centro, su ser eterno.   


ELCASAI

ELCASAI

Es un personaje legendario al que se atribuía un libro de revelaciones ampliamente difundido en los medios judeocristianos de Palestina y Mesopotamia al inicio de le Era Cristiana. Hipólito sitúa la revelación de Elcasai tres años después del advenimiento del emperador Trajano. Epifanio precisa que Elcasai “venía del Judaísmo y pensaba al modo Judío”(Panarion XIX 1,5). J. Danielou ve en los Elcasitas a un grupo Judío para los que Jesucristo era, como para los Ebionitas, un profeta que se reencarnaba a lo largo de los Tiempos en diferentes personas humanas. Un ángel inmenso, reminiscente del ángel del Apocalipsis acompañado de un personaje femenino, había entregado al vidente Elcasai el libro de las Revelaciones. El Ángel era el hijo de Dios, y el ser femenino, el Espíritu Santo. El contenido del libro hacía referencia a la remisión de los pecados cometidos tras el bautismo mediante purificaciones con agua y aceite, y otras normas de pureza. Danielou asocia el tipo de visión de Elcasai y algunos puntos de su contenido con el Pastor de Hermes. “Hermes, dice Danielou, parece venir del Esenismo, como Elcasai del Ebionismo. Pero el uno y el otro tienen una teología trinitaria. En este aspecto, Elcasai está más cerca del Judeo-Cristianismo ortodoxo que los Ebionitas. Representa una escisión en el interior de la comunidad Judeo-cristiana ortodoxa.  

miércoles, 3 de junio de 2015

ENOCH

ENOCH
Algunos estudiosos mantienen que Enoch, séptimo hombre después de Adán, es una adaptación Judía de Enmenduranki, el séptimo gobernante en algunas versiones de la lista de Reyes Sumerios anteriores al diluvio, reinó en Sippar, ciudad del dios Sol Shamash. Enmeduranki recibió los secretos de adivinación y matemáticas de los dioses y vino a ser antepasado de los “baru”, adivinos especializados en interpretar las señales del cielo. El “Brontologion” también está compuesto al estilo de los textos de señales Mesopotamios conocidos como “Enuma Anu Enlil”, “Rollos del Mar Muerto” y “Enseñanzas de los Ángeles”. Las enseñanzas del descenso de los ángeles rebeldes (ver Gén. 6) o el conocimiento revelado a Enoch por Uriel, puede ser mitología con propósito educativo. El conocimiento de la astronomía y matemáticas hacía posible que la gente orara en el tiempo correcto con los ángeles, tema que aparece en los Rollos del Mar Muerto. Esto implicaba que el calendario era extremadamente importante en el Judaísmo del Segundo Templo y probablemente en el Cristianismo temprano.


lunes, 1 de junio de 2015

KABBALAH

KABBALAH
La gramática y la numerología son métodos similares a los posteriormente usados en la Kabbalah Hebrea bajo el nombre de Gemmatría, Temurah, y Notarikon. Métodos típicamente gnósticos. Pertenecían a la magia Griega en general y eran practicados desde tiempos inmemoriales. El zahiriólogo Alasdair Livingstone los traza hasta las tablillas Asirio/Babilonias que ya empleaban una filología permutacional y la numerología.

ABULAFIA
El principal representante de la Kabbalah extática fue el místico Sefardita del siglo XIII A. Abulafia, cuya meta era el “devekut” o “unión mística” con Dios. Moshe Idel afirma que la Kabbalah de Abulafia es una síntesis teórica del Aristotelismo de Maimonides y misticismo Sufi basada en la práctica de una serie de métodos de concentración, consistentes en la gramaticología y la pronunciación de los nombres divinos. Como en el Sufismo, para Abulafia la “unión mística” (devekut) es la experiencia de transformación del ser humano en Dios.

La Kabbalah no comparte el dualismo platónico de alma-cuerpo o el rechazo del mundo, al menos no sistemáticamente.

ISAAC LURIA

Isaac Luria y su discípulo Hayyin Vital (1543-1620) son los autores de una síntesis revolucionaria en cuanto conciben la creación como un proceso de “contracción” (Tsimtsum)del mismo Dios, mientras el mal es una presencia activa de rechazo espiritual (qelippot), caídos debido a la rotura de los Vasos(Shevirat ha-Kalim) que debían contener el Sephirot. Luria valoró positivamente la reencarnación del alma, o metensomotosis, que permite al sabio obtener un número adicional de almas o “chispas” del alma pertenecientes a maestros ilustres.