MOISÉS,
UN PRÍNCIPE NUBIO?
Las inscripciones
y documentos que datan de los reinados de Merenptah (1213-1203) y Seti
II(1200-1194) dan testimonio del nombre de un príncipe Mss, (o ), medio-hermano de Seti
II y virrey de la provincia de Kush. Cuando murió Merenptah, éste tomó
aparentemente el poder y reinó algunos años como faraón bajo el nombre de
Amenmes, antes de ser expulsado del trono. Existe posiblemente un testimonio de
Amenmes en el santuario de Timna, en el sur del Negev, lo que algunos toman
como el testimonio de una huida del usurpador a Canaan. Pero los datos son poco
seguros. A parte del nombre el único lazo eventual de Messouy con el Moisés bíblico
reside en el hecho que éste habría esposado, según el libro de los Números
(cap. 12), a una mujer Kusita. Pero este matrimonio es criticado por los
cercanos a Moisés puesto que se trata de una mujer extranjera. Los lazos entre
el príncipe Nubio y Moisés se mantuvieron desde entonces.
MOISÉS,
DIPLOMÁTICO BAJO RAMSÉS?
Bajo Ramsés II, y
quizá bajo Ramsés III, un Semita, originario de Bashan en Transjordania, ocupa
la importante función de maître real. Su nombre semita es Ben-Ozén (, tiene dos
nombres Egipcios: Mery-Ono (Ra-msés-em-per-Re
(Ramsés
en la casa de Re>); en este último nombre aparece el elemento
moisés. Encargado por el Faraón de
tareas diplomáticas, el nombre de este funcionario aparece en un fresco, en
Timna, bajo la imagen de Ramsés III y Hathor: inspecciona las minas de
turquesa. Intervino aparentemente como mediador en un conflicto que oponía a
los explotados
Shasu a los
inspectores Egipcios. Esta intervención a favor de los trabajadores maltratados
evoca la historia bíblica de
Moisés,
sin embargo no se menciona nunca una huida, o de una sublevación de estos
Shasu bajo su mando. Los paralelos con
la tradición bíblica están igualmente limitados.
MOISÉS
Y AKHENATON
El rey Akhenaton
(Amenophis IV, 1344-1328) es, a menudo, considerado como el fundador del
monoteísmo. Y, dado que los textos bíblicos hacen de Moisés el fundador de la
religión del Dios único, un acercamiento entre los dos personajes es tentador.
Se ha imaginado a Moisés como discípulo de este Faraón o como el mismo
Akhenatón. Estos intentos pertenecen más bien a la “ciencia ficción”, no están
ni respaldados por los documentos Egipcios, ni por los textos Bíblicos.
Los orígenes y
móviles de la revolución monoteísta de Amenophis IV sólo son parcialmente
conocidos. Los motivos políticos jugaron, sin duda, un papel importante: el
clero de Amón estaba ávido de poder, lo que habría dado al nuevo Faraón la idea
de hacer desaparecer el culto de Amon. Por lo tanto, los cambios religiosos que
introdujo superaban ampliamente el conflicto con un clérigo en particular. El
año sexto de su reinado, abandona la capital de Tebas y se instala en Akhetaton
(Tell el-Amarna) que vino a ser una ciudad santa dedicada a la única veneración
de Aton, el disco solar. El rey cambia su nombre real por el de Akhenaton y
pone en marcha una gran empresa iconoclasta que tiene como meta antes que nada
borrar toda huella de Amon y también de los otros dioses. El himno de Aton
muestra una especie de monoteísmo cósmico que prefigura el deísmo de algunos
representantes del siglo de la luces: Aton-la-luz es el dios único que crea de
sí mismo millares e formas (los rayos del sol), permaneciendo en su unidad. La
nueva religión estaba fuertemente marcada por la ideología real; Akhenatón es
el hijo de Aton, el único que conoce al dios. Otros textos y representaciones
dan incluso la impresión que la pareja real formaba con Aton una trinidad
divina, a imagen de la que existía en los panteones tradicionales. Además, el
supuesto iconoclasma de Akhenaton parece estar más bien limitado.
El monoteísmo
bíblico se expresa de manera muy diferente. En la Biblia Hebrea, la
universalidad de Dios no puede decirse sin la particularidad de su relación con
Israel. No existe ninguna relación de causa y efecto ni entre Akhenaton y
Moisés, ni entre los dos monoteísmos del que son protagonistas. El
de Akhenaton no ha sobrevivido a la duración de su vida, al
contrario del monoteísmo bíblico. No existe ningún lazo directo entre el Faraón
iconoclasta y Moisés, el acercamiento de estos dos personajes es el resultado
antes que nada de la egiptomania de los tiempos modernos. La asociación de las
dos figuras tiene no obstante una prehistoria que se remonta al sacerdote e
historiador Maneto que vivió durante el siglo III antes de nuestra era. Este
relata la historia de un sacerdote de nombre Osarsep. Este último vino a ser en
época de Amenofis jefe de una comunidad de leprosos obligados al trabajo.
Osarsep le dio a esta comunidad leyes contrarias a las de todas las comunidades
de Egipto, prohibiendo sobretodo la adoración de los dioses y autorizando el
consumo de animales sagrados. Es posible
que este Osarsep sea una caricatura de Akhenaton, aunque esta teoría no
crea en absoluto unanimidad. Maneto dice que este jefe de los impuros “cambió
de nombre y tomo el de Moisés”. Con esta observación, prepara el camino a una
idea que tiene, entre sus adeptos más conocidos, a Sigmund Freud.
MOISÉS
CON LOS MADIANITAS (ÉXODO 2:11 – 2:25)
El Relato bíblico
sobre la juventud de Moisés no existe. La historia de Moisés continúa, después
de su nacimiento y adopción por la hija del Faraón, con la simple observación
que Moisés “había crecido”. Aparentemente los autores quieren pasar sin demora
de Egipto hacia el país de los Madianitas, donde Moisés sera destinatario de la
primera teofanía.
Éxod. 2:11-12
11. Un día, cuando Moisés ya era mayor, fue
donde sus hermanos y vio sus duros trabajos. Vio también cómo un egipcio
golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos.
12. Miró a uno y a otro lado y, no viendo a
nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena.
13. Cuando salió al día siguiente, estaban
riñendo dos hebreos. Dijo entonces al culpable: “Por qué pegas a tu compañero”?
14. Él respondió: “Quién te ha nombrado
jefe y juez sobre nosotros? Piensas matarme como mataste al egipcio? Moisés
tuvo miedo, pues pensó: “Seguramente la cosa se sabe”.
15. Cuando el faraón se enteró de lo
sucedido, buscó a Moisés para matarlo. Moisés huyó del faraón y se dirigió al
país de Madián. Una vez allÍ, se sentó junto a un pozo.
16. El sacerdote de Madián tenía siete
hijas, que fueron a sacar agua y llenar los abrevaderos para dar de beber al
ganado de su padre.
17. Pero vinieron unos pastores y las
echaron. Entonces, Moisés se levantó, las defendió y abrevó su ganado.
18. Ellas volvieron a casa de su padre
Reuel, que les preguntó: “Por qué habéis vuelto hoy tan pronto?”.
19. Respondieron: “Un egipcio nos ha librado
de las manos de los pastores; además nos ha sacado agua y ha abrevado el
ganado”.
20. Preguntó entonces a sus hijas: “Dónde
está? Cómo habéis dejado solo a ese hombre? Invitadlo a comer”.
21. Moisés aceptó morar con aquel hombre
que le dio a su hija Seforá.
22. Ella dio a luz un hijo a Moisés lo
llamó Guersón, pues pensó: “Forastero soy en tierra extraña”.
23. Durante este largo período murió el rey
de Egipto. Como los Israelitas gemían y se quejaban de su servidumbre, el
clamor de su servidumbre subió a Dios.
24. Dios escuchó sus gemidos y se acordó de
su alianza pactada con Abraham, Isaac y Jacob.
25. Dios se fijó en los israelitas y
reconoció su condición.
Moisés
interviene, primero, a favor de un Hebreo en Egipto y debe huir al país de Madian(2:11-15a),
después socorre a las hijas Madianitas y vive en Madian (2:15b-23a). Estas dos
partes están enlazadas por indicaciones temporales que las encuadran: “En aquel
tiempo”(2:11) y “Durante aquel largo periodo”(2:23). Otro tipo de corte
temporal los marca la figura del Faraón: en el v. 15, éste busca matar a Moisés
que debe abandonar Egipto; a comienzos del v. 23, sabemos que el rey de Egipto
está muerto, lo que introduce un nuevo episodio. Hay que señalar también que
Moisés es identificado como “hebreo” en la primera parte y como Egipcio por las
hijas madianitas en la segunda parte. Un nuevo episodio, que va desde el v.
2:23a al v. 25, poco compatible con el que le precede, menciona por vez primera
una reacción de Dios. Hasta ahí, sólo se ha mencionado a Dios en la nota sobre
el temor de Dios de las matronas.
DIACRONÍA
En el plano de la
diacronía se observa fácilmente que esta última parte no tiene enlace original
con lo que precede. Se constata una tensión entre la observación del comienzo
del v. 23, la muerte del Faraón, y la continuación que relata los gemidos de
los Israelitas. Estos gemidos no son provocados por la muerte del Faraón, sino
por la opresión que sufren los hijos de Israel. Existe un cierto consenso sobre
la atribución de 2:23-ab-25 al escrito sacerdotal P, que se entiende como la
continuación de 1:13-14. Se puede reconstruir como sigue:
1:1-5. Estos son los nombres (lista).
1:7. Los Israelitas eran fecundos y se propagaban; se multiplicaban y hacían
muy fuertes, y llenaban el país.
1:13. Los
Egipcios esclavizaron brutalmente a los israelitas.
1:14. Amargándoles
la vida con dura servidumbre, con los trabajos del barro, de los ladrillos, del
campo y con toda clase de servidumbre. Los esclavizaron brutalmente.
2:23. Los
Israelitas gemían y se quejaban de su servidumbre, el clamor de su servidumbre
subió a Dios desde su servidumbre.
2:24. Dios
escuchó sus lamentos y recordó la promesa que había hecho a Abraham, Isaac y
Jacob.
2:25. Dios
se fijó en los Israelitas y se dio a conocer.
6:2. Dios dijo a Moisés: Yo soy Yahvé.
El hecho que en
el relato sacerdotal, Moisés no sea introducido expresamente demuestra que el
autor de este relato presupone en sus destinatarios un conocimiento del
personaje. Está menos interesado en los orígenes de Moisés que en su papel
durante las plagas, la travesía del mar y sobretodo de la construcción del
santuario móvil.
En Éxod. 2:15, se
constata igualmente una anomalía: “Moisés huyó del Faraón; se estableció (wayyesheb) en el país de Madián y se
sentó (wayyesheb) cerca del pozo”. La
repetición de dos formas verbales idénticas es extraña; la primera; la primera
forma sugiere que Moisés ya se había establecido en Madián(1), mientras que la sentada cerca de un pozo prepara
el relato de su instalación y su matrimonio con una mujer madianita. Es pues
posible que la escena en el pozo es un motivo folclórico corriente que
pertenece a un género literario específico(2),
que pone en escena el encuentro entre un hombre y una mujer, que termina a
menudo en matrimonio y, además, valoriza la acción de Moisés y contiene
elementos de cuentos de hadas(7 muchachas), posteriormente añadido. La versión
más antigua de la historia habría narrado la instalación de Moisés en Madián de
manera más breve: llegada a Madián, instalación en casa de un sacerdote,
matrimonio con una mujer madianita. Este relato antiguo continúa, después de
constatar la muerte del Faraón en 2:23, directamente en 4:19 mediante una breve
teofanía que exige a Moisés su regreso a Egipto.
La tradición de
un vínculo entre Moisés y los Madianitas es sin duda más antigua que la primera
puesta por escrito de la historia de Moisés.
MOISÉS
EN MADIÁN
La salida de
Moisés de Egipto y su recibimiento por semi-nómadas fuera de Egipto posee
ciertos paralelos con el relato de Sinué(3).
También comienza con la muerte de un faraón que provoca por razones oscuras la
huida de este alto funcionario haciéndole pasar la frontera fortificada en
dirección de la península del Sinaí. Se escondió de los guardas y llegó a la
región de los lagos Amargos:
“Me asfixiaba y mi garganta estaba seca. Me
dije: “Es el sabor de la muerte”. Retomé ánimo y me puse de pie después de
haber oído los mugidos de las bestias y apercibido a algunos Setyu
(semi-nómadas). Su jefe que había estado en Egipto me reconoció; me dio agua y
después que fui con él a su tribu, me hizo cocer leche. Me trataron bien”(4).
Al igual que
Sinué, Moisés, que es identificado por las jóvenes madianitas como egipcio
(Éxod. 2:19), se encuentra con semi-nómadas más allá de la frontera egipcia. El
relato tipo “cuento de hadas” es sin duda el resultado de un trabajo
redaccional posterior. Este relato que parte de un encuentro en los pozos le
lleva a la casa de un sacerdote madianita. Si se compara esta escena con los
dos episodios que provocaron la huida de Moisés, se puede observar que Moisés
se comporta de manera diferente. Protege a las hijas de este sacerdote sin
matar a los pastores. El texto es poco preciso en lo referente a la manera como
Moisés ayudó a las hijas del sacerdote; estas identifican a Moisés como
“egipcio”; el autor se imagina que Moisés estaba vestido y peinado a la
egipcia. Las hijas presentan Moisés a su padre como el que las ha librado de
los pastores, utilizando la palabra (n-s-l)
que se encuentra de nuevo en el relato de la vocación de Moisés en Éxodo 3:8 y
22.
Surge una
cuestión: en qué pensaban los autores bíblicos cuando se referían a Madián o
Madianitas. Se trata simplemente de una especie cifra, de un nombre simbólico
que sirve para explorar las diferentes relaciones posibles entre Israel y los
pueblos: dependencia, connubium, misión,
segregación, hostilidad? Madián era simplemente un nombre simbólico elegido,
porque se puede encontrar la raíz d-y-n (juzgar)?
Estas hipótesis transforman ya a los autores bíblicos en Padres de la Iglesia u
otros intérpretes que favorecen un sentido alegórico. Parece ser que Madián
evoca, en el momento de la puesta por escrito, a un territorio situado en el
Sur.
Por otro lado la
Biblia contiene un texto que demuestra que se tenía cierta idea de la
localización de Madián. En 1 Reyes 11:18 se menciona a un país de Madián. Según
este texto, el país de Madián se encuentra al sur de Edom, en el camino que
lleva de Edom a Egipto. Los geógrafos greco-romanos y árabes conocían una
ciudad con el nombre de Midama/Madyan al este del golfo de Aqaba, que está
identificada con al-Bad` en el Wadi `Afal. El país de Madián expresa una
entidad al sur, ver enlazada con Edom, y es aquí donde ciertos textos bíblicos
sitúan la revelación de Yahvé.
En el Pentateuco,
las dos teofanías, en las que Moisés juega un papel, están enmarcadas por la
aparición de los Madianitas.
La teofanía
“privada” cuyo destinatario es Moisés, en Éxodo. 3:1-4,17, está precedida por
la instalación de Moisés en Madián, en 2:15-22, y por la partida de Moisés de
Madián hacia Egipto, acompañado por su mujer madianita que le salva de un
ataque de Yahvé.
La gran teofanía
del Sainí, en Éxod. 19 y Núm. 10, tiene igualmente un marco madianita. En el
capítulo 18, se relata un sacrificio del suegro madianita de Moisés a Yahvé y,
en Números 10:29-32, la partida del Sinaí se acompaña de una invitación de Moisés
a Obab para acompañar a los Israelitas –petición que no recibe respuesta.
Exod.
2:15-22
Moisés
llega a Madián.
Jethro
Séphora
|
Exod.
3:1-4,17
Teofanía
|
Exod.
4:18-26
Moisés
parte de Madián
Jethro
Séphora
Circuncisión
|
Éxod. 18
Jethro
llega donde Moisés en la montaña de Dios.
Sacrificio
|
Éxod.
19:1
Núm.
10:28
Teofanía
|
Núm.
10:29-32
Partida
de los Israelitas.
Invitación
de Moisés a Obab.
|
Si se considera
el conjunto de las listas, se puede observar que en las columnas exteriores se
propone la cuestión de una “vida en común”, mientras que las columnas
interiores se muestra la importancia de los Madianitas para la relación con
Yahvé: Séphora consigue “domar” a Yahvé y Jethro ofrece el primer sacrificio a
Yahvé, antes de la revelación “oficial” a Israel. Este encuadre, incluso aunque
sea reciente guarda sin duda el recuerdo de un lazo entre los Madianitas y
Yahvé.
El suegro de
Moisés lleva varios nombres en los relatos bíblicos que le mencionan, lo que
significa que no tenía un nombre preciso para transmitir. Por otro lado, Éxod.
2:16 habla solamente del sacerdote de Madián y el v. 21, solamente del
“hombre”. Este personaje aparece bajo el nombre de Reuel en Éxodo 2:18; de
Jethro, sacerdote de Madián en Éxodo 3:1 y 18:1-2, con su variante Jéther en
Éxodo 4:18 y, finalmente, de Obab, hijo de Reguel, el Madianita, suegro de
Moisés, en Números 10:29. En este último caso, Obab es el hijo de Reuel.
Esta diversidad
muestra que se ha tratado de identificar a este Madianita de maneras
diferentes.
Ninguno de estos
dos o tres (si se añada a Obab) nombres no es típicamente “Madianita”; estos
nombres parecen estar relacionados con los Edomitas, ver tribus Árabes; estos
nos conducen al Sur.
La instalación de
Moisés en casa de un sacerdote hay que subrayarla. El destinatario del relato
es así advertido que este personaje debe estar ligado a cierta divinidad. La
estancia de Moisés termina con un matrimonio, con una de las siete jóvenes,
llamada Séphora, cuyo nombre viene de la raíz ampliamente atestiguada en
semítico del Oeste y del Sur: s-p-r, “pequeño
pájaro”. Este matrimonio no suscita ningún comentario hostil.
Séphora concibe a
un hijo para Moisés que llama “Guerson” que explica con la raíz g-w-r, de donde deriva el sustantivo guer: “Inmigrante”, calificando así su
nuevo estatus. La “verdadera” etimología del nombre es incierta. El nombre
Guerson reaparece en Jueces 18:30: “Los danitas instalaron para sí la imagen.
Jonatán, hijo de Guerson, hijo de Moisés(5), y
después sus hijos, fueron sacerdotes de la tribu de Dan hasta el día de la
deportación del país”. Este texto hace Guerson un sacerdote, sin duda un
Levita. Quizá sea esta tradición más antigua la que se refleja detrás del
nombre dado en 2:22. Este texto retoma aparentemente una información que
consideraba a Moisés como perteneciente a una casta de sacerdotes. Hay que
señalar que, según 2:22, la madre de Guerson es igualmente hija de un
sacerdote.
Surge una
cuestión al final del v. 22: Va a instalarse Moisés junto a su familia en
Madián o regresará a Egipto? Un primer elemento de respuesta se encuentra en la
información sobre la muerte del Faraón, al comienzo del v. 23, que aún forma
parte del antiguo relato.
Pero la
continuación original de la narración es interrumpida por el pasaje 2:23a-25,
que forma parte de los textos sacerdotales. En el texto actual, esta escena
funciona como un interludio, aunque probablemente era, originalmente, la
continuación de un documento sacerdotal independiente.
El pasaje
contiene un número importante de temas y expresiones típicas del escrito
sacerdotal. El v. 23 insiste en los lamentos de los Israelitas, aunque no
precisa el destinatario de estos lamentos, como si los Israelitas no supieran a
quien dirigir sus quejas. Esta idea es reforzada por el hecho que estos
lamentos suben hacia “el dios”, expresión que designa a menudo a un dios
misterioso, desconocido.
El v. 24 ofrece
la razón de la intervención divina: Dios se acordó de su alianza con Abraham,
Isaac y Jacob. La expresión “acordarse de la alianza” es típicamente del medio
sacerdotal(6). Aunque es sobretodo la alianza
con los patriarcas la que aparece aquí como el motor de la intervención divina
(idea repetida en Éxod. 6). Este escrito crea así un lazo muy fuerte entre
patriarcas y Éxodo, preparando la revelación sacerdotal en Éxod. 6.
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1.
Esta
dificultad fue percibida por el texto siriaco y la versión Griega que
remplazaron el verbo “instalarse” por “ir en dirección de”.
2.
Cf. Gén.
16:7; 24:11; 29:1; Juan 4.
3.
El relato
sobre Sinué fue compuesto ca. 1900 antes de nuestra era. Se conocen una
treintena de manuscritos, el más antiguo data de cerca del 1890. Esta historia
fue transmitida y leída durante un largo periodo.
4.
Ver J.
Briend y M. J. Seux, Textes du
Proche-Orient ancien et histoire d´Israel, Paris, 1977, p. 17).
5.
Texto
Masoretico nombra a Manasés; algunos manuscritos Hebreos, LXX, Vulgata: Moisés.
La sustitución de Moisés por Manasés es una corrección dogmática.
6. Cf. Gén. 9:15-16; Éxod. 6:5; Lev. 26:42;
Ezeq. 16:60; Salm. 105:8 y 106:45.