lunes, 20 de mayo de 2013

DEUTERONOMIO


DEUTERONOMIO
El libro del Deuteronomio toma su nombre de la traducción Griega de una frase en Deuteronomio 17:18, que prescribe que el rey ha de tener “una copia de la Ley” escrita para él por los sacerdotes Levitas. La expresión Griega, “deutero nomos”, significa más bien “segunda ley”, aunque esta designación del libro no es inapropiada. El Deuteronomio es de hecho una segunda formulación de la Ley, después de la que fue dada en Éxodo. Aunque el nombre más usual Hebreo para el libro es tomado, según la costumbre, de la frase de apertura: “Éstas son las palabras….”

El Deuteronomio es presentado como discurso de despedida de Moisés, antes que los Israelitas cruzasen el Jordán para entrar en la tierra prometida. Moisés recuerda la promulgación de la Ley en la montaña de la revelación, que en Deuteronomio es consistentemente llamada Horeb. Hay dos introducciones, que probablemente reflejan dos etapas en la composición del libro. La primera en 1:1, dice “Éstas son las palabras que dirigió Moisés a todo Israel”. La segunda, en 4:44-49, dice “Ésta es la ley que Moisés expuso a los Israelitas”. La palabra “ley” “torah” también puede significar “instrucción”, aunque la traducción “ley” es justificada en el caso del Deuteronomio. Las dos introducciones capturan bien el compuesto carácter del libro. Es una colección de leyes (primariamente en caps. 12-26), aunque también tiene un fuerte carácter homilítico, especialmente en la larga sección introductoria de los capítulos 1-11. Así, ha sido a menudo caracterizada como la “ley predicada”. Se presta a ser usada en contextos cultuales.

El libro también contiene otras clases de materiales. Los capítulos 27-28 describen una ceremonia en la que la mitad de las tribus de Israel aparecen en el Monte Gerizim y recitan bendiciones, mientras la otra mitad aparece en el Monte Ebal y recita maldiciones. (Las dos montañas miran hacia Siquem. Josué 23 describe una ceremonia de renovación de la alianza en Siquem después que los Israelitas habían ocupado el país). Deuteronomio 29:1/28:69 señala el comienzo de un nuevo discurso de Moisés: “Éstas son las palabras de la alianza que Yahvé mandó a Moisés concluir con los israelitas en el país de Moab, aparte de la alianza  que había concluido con ellos en el Horeb”. Una vez completado el discurso informa a los Israelitas que no cruzará el Jordán con ellos, y señala a Josué, hijo de Nún, como sucesor. Deuteronomio 32 contiene una larga canción de Moisés, la cual resume el punto de vista del Deuteronomio acerca de la historia temprana de Israel. Deuteronomio 33, introducido formalmente como “La bendición con la que Moisés, hombre de Dios, bendijo a los israelitas antes de morir”, es un antiguo poema, acerca de las tribus, comparable con la Bendición de Jacob en Génesis 49. Deuteronomio cierra con un breve relato de la muerte de Moisés en el capítulo 34, el cual es algunas veces atribuido a la fuente Elohista.

La estructura del Deuteronomio como un todo se puede resumir como sigue:

1.    Discursos motivacionales que incluyen algunas memorias de la historia de Israel (1-11).
2.    Las leyes (12-26).
3.    Maldiciones y bendiciones (27-28).
4.    Materiales concluyentes, algunos de los cuales tienen el carácter de apéndices(29-34).

Aparte de los capítulos finales, el libro tiene un estilo mucho más consistente y distintivo que otros libros del Pentateuco. Incluso si fue compuesto en etapas, los escribas que contribuyeron en su crecimiento deben haber formado parte de alguna misma escuela o tradición. El estilo es distintivo en el uso de un discurso directo, y un elevado tono personal. Hay una cierta vacilación entre el uso de la segunda persona singular y la segunda persona plural (ver cap. 12). Esto ha sido tomado algunas veces como signo de una compuesta autoría, aunque no es necesariamente así. Las variaciones pueden ser por razones estilísticas, para resaltar el sentido del discurso personal en algunas secciones.

EL MODELO DE TRATADO
De manera más clara que ningún otro libro bíblico, el Deuteronomio es influenciado por los tratados del antiguo Medio Oriente. Hay que señalar la relevancia de los tratados Hititas del segundo milenio respecto a la idea bíblica de alianza, en conexión con la revelación del Sinaí en el libro del Éxodo. Aunque en el caso del Deuteronomio, sin embargo, hay paralelos mucho más cercanos con los Tratados de Vasallaje de Esarhadon (VTE), rey Asirio que reinó en el siglo séptimo a.C. (681-669), descubiertos en 1965. (Los tratado de Vasallaje son los realizados entre un poder superior y sus sujetos). Asiria era el poder dominante en el Medio Oriente en aquella época. El padre de Esarhaddon, Sanaquerib, había arrasado Judá y se había hecho pagar tributo, y hay evidencia que Judá era vasallo de Asiria en tiempos de Esarhaddon.

Los tratados Asirios eran esencialmente promesas de lealtad impuestas por el rey de Asiria para asegurar sumisión a su sucesor. El Deuteronomio es similar, cuando Moisés transmite la sucesión a Josué, aunque el texto bíblico difiere en que la lealtad le es prometida a su Dios, Yahvé. Otros elementos en el Deuteronomio que recuerdan la forma de tratado incluyen la invocación del cielo y de la tierra como testigos(4:26; 30:19; 31:28; cf. VTE 3 [línea 25]: “está jurado por los dioses del cielo y la tierra”, ANET, 534); la deposición del documento (Deut. 10:1-5; 31:24-26) y la provisión para su lectura periódica (31:9-13) y la realización de copias (17:18-19).

La más sorprendente correspondencia entre Deuteronomio y los tratados está en el vocabulario. En ambos documentos, la palabra “amor” significa lealtad, y se le ordena a los sujetos amar a su señor con todo su corazón y alma (cf. VTE parágrafo 24 [línea 266]: “Si no amáis al príncipe designado por Asurbanipal…… como a vuestras propias vidas…..”). Otros términos estándar para la lealtad, tanto en Deuteronomio como en los tratados, son “seguir”, “temer” y “oír la voz de…….”.

No sería correcto decir que el Deuteronomio está estructurado como el texto un tratado. Más bien, es un discurso, una homilía, compuesta en analogía al tratado y contiene muchos elementos de la forma del tratado. Apela a la historia como factor motivador mucho más a menudo que en los tratados Asirios. La apelación a la historia está tipificada en un pasaje en el capítulo 26 que se había de recitar en conexión con la ofrenda de los primeros frutos: “Mi padre era un Arameo errante, bajó a Egipto y residió allí siendo unos pocos hombres….”
                                                                        
Se ha sugerido que es bastante plausible que el Deuteronomio pretenda ofrecer una alternativa a los juramentos de lealtad Asirios: el pueblo de Judá es instruido para que jure su lealtad y “amor”, no al rey de Asiria sino a Yahvé. De ahí la fórmula en Deut. 6:4-5: “Escucha Israel: Yahvé nuestro Dios es el único Yahvé. Amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. Esta no es una afirmación teórica de monoteísmo, sino el juramento de lealtad de los Israelitas para con Yahvé solamente.

LA FECHA DEL DEUTERONOMIO
Los paralelos con los tratados vasallos Asirios constituyen un poderoso argumento para afirmar que el libro del Deuteronomio no fue formulado en tiempos de Moisés sino en el siglo séptimo a.C. De hecho, la fecha del Deuteronomio se había alargado con anterioridad al descubrimiento de los Tratados Vasallos. En 1805 un joven estudioso Alemán, W.M.L. de Wette, revolucionó a los académicos señalando la correspondencia entre el Deuteronomio y el “libro de la ley” que se alega fue encontrado en el templo en el 621 a.C., en el reinado del Rey Josías de Judá. El incidente es descrito en 2 Reyes 22-23. En el transcurso de unas reparaciones que estaban siendo realizadas en el templo, el sumo sacerdote Jilquías informó: “He hallado en el templo de Yahvé un rollo de la Alianza”. Cuando este libro fue leído al rey, éste rasgó sus vestiduras en señal de aflicción, y mandó buscar a la profetisa Juldá, “porque grande es la ira de Yahvé contra nosotros, porque nuestros padres no obedecieron las palabras de este rollo; no hicieron lo que está escrito para nosotros”. Juldá confirmó la autenticidad del libro, y profetizó, además: “Voy a traer el desastre sobre este lugar y sus habitantes, todo lo dicho en el rollo que ha leído el rey de Judá”. Según esto se puede inferir que el libro contenía maldiciones, o amenazas de destrucción”.

Más indicaciones de los contenidos del “libro de la ley del Señor” se pueden encontrar en las acciones que realizó Josías en 2 Reyes 23. Se nos dice que reunió al pueblo y “leyó ante ellos el texto completo del rollo de la alianza hallado en el templo de Yahvé”. Todo el pueblo se comprometió a la alianza. Entonces procedió a purgar el templo de todos los objetos fabricados para Baal y Aserá, y “destruyó” los altos o santuarios rurales en todo el país, donde los sacerdotes ofrecían tradicionalmente sacrificios. Después el rey celebró la Pascua “según está escrito en este rollo de la Alianza. La Pascua no se había celebrado de este modo en tiempo de los Jueces que habían gobernado Israel ni en el periodo de los reyes de Israel y de los reyes de Judá”. La novedad de esta Pascua es que no fue un ritual familiar en el hogar, sino una fiesta de peregrinaje celebrada en Jerusalem.

La tendencia de las reformas de Josías está clara. No sólo prohibió el culto de cualquier otra deidad que no fuese Yahvé, sino que prohibió el culto sacrificial, incluso los sacrificios ofrecidos a Yahvé, fuera de Jerusalem, derribando los “altares en los altos”. En efecto, centralizó el culto en Jerusalem. Según 2 Reyes 18:4, se intentó sin éxito una reforma similar por el rey Ezequías unos cien años antes de Josías. Ezequías aparentemente no tuvo a su disposición un libro para otorgar autoridad divina a su reforma (2 Cro. 29-31 atribuye una mucho más elaborada reforma a Ezequías, aunque su historicidad es dudosa).

El relato de la reforma de Josías en 2 Reyes es parte de lo que llamamos la Historia Deuteronómica, que circula a lo largo de los libros de Josué, Jueces, Samuel, y Reyes. Según el libro de los Reyes, el primer rey del reino del norte de Israel, Jeroboam, pecó al establecer templos reales en oposición al de Jerusalem, uno en Betel y otro en Dan. Esta acción es llamada “el pecado de Jeroboam”, y es tratada como el pecado original del reino del norte en Israel. En esta Historia Deuteronómica, Josías y Ezequías (en menor medida) son los héroes. Así pues, el relato de la reforma de Josías tiene aspecto de ser harto tendencioso: es relatado en orden a exaltar a Josías, sin considerar otros puntos de vista. Pero la insistencia en este relato de que la ley de centralización no había sido observada antes de la reforma de Josías es altamente significativa. Sugiere fuertemente que la ley Deuteronómica no era para nada una ley antigua que acababa de ser re-descubierta, sino más bien una innovación de a finales del siglo séptimo a.C. Esta sospecha se apoya en la observación de paralelos muy cercanos entre el Deuteronomio y los Tratados Vasallos de Esarhaddon. Es posible, por supuesto, que el Deuteronomio también incluya algunas leyes antiguas, pero si es así estas fueron reformuladas en idioma Deuteronómico. Hay que señalar también que Deut. 29:27: “Yahvé los ha arrancado de su tierra con ira, furor y gran indignación”, presupone el exilio de las tribus del norte a Asiria en el 722 a.C.

La ley de centralización tiene sentido en el contexto político de finales del siglo séptimo a.C. El reino del norte de Israel había caído en manos Asirias unos cien años antes. En tiempos de Ezequías se trató, con éxito parcial, de unificar al pueblo que adoraba a Yahvé alrededor del Templo en Jerusalem. En los tiempos de Josías el imperio Asirio estaba en declive, y el joven rey se sintió libre para expandir su control. La centralización del culto en Jerusalem era parte de un más amplio esfuerzo para centralizar el control, esto está reflejado en las leyes del Deuteronomio. En un aspecto, la promulgación de la ley del Deuteronomio fue un ejercicio en las políticas de control.

ESTATUTOS Y ORDENANZAS
La reforma de Josías parece haber estado principalmente preocupada con la supresión de los cultos no-Yahvistas y de todo el culto sacrificial fuera de Jerusalem. El libro del Deuteronomio tal y como lo tenemos, sin embargo, tiene otros muchos asuntos de interés. Se puede inferir de esto que Josías también estuvo involucrado en una amplia reforma social, o se puede también suponer que el libro fue expandido subsiguientemente por escribas que tenían intereses mucho más amplios. Un aspecto significativo del Deuteronomio es la revisión del antiguo código de leyes conocido como libro de la Alianza (Éxodo 21-23). Algunos de los distintivos énfasis del Deuteronomio pueden ser apreciados en comparación con el código más antiguo.

Deuteronomio 15:1-11 escoge las leyes de liberación Sabáticas. No menciona el mandamiento que la tierra ha de permanecer sin cultivar cada siete años. La preocupación humanitaria por los pobres que es citada como razón de esta ley en Éxodo 23:10 es tratada en otra parte del Deuteronomio: 24:19-22 ordena que se deje algo para el “forastero, el huérfano, y la viuda” durante la cosecha y la vendimia. Deuteronomio 15 pide que cada siete años se condonen las deudas. Hay precedentes de semejantes amnistías en el antiguo Oriente Medio donde los reyes proclamaban actos de “justicia” o “equidad” (Acadio “misharum”) que involucraban la remisión de deudas y otras obligaciones, especialmente al comienzo de sus reinados (ver Edicto de Ammisaduqa de Babilonia, siglo diecisiete a.C.; ANET, 526-28). Deuteronomio hace de esto una ley, con efectividad en intervalos de siete años, independiente de la política real. La remisión de las deudas no se aplica a los extranjeros. Se trata más que nada de reforzar la cohesión del pueblo de Israel, aunque Deuteronomio insta a una actitud generosa y abierta.

Una comparación más directa con el Libro de la Alianza la ofrece la ley para la liberación de esclavos en Deut. 15:12-18. Éxodo 21 prescribe que los esclavos Hebreos varones han de ser puestos en libertad después de seis años. Deuteronomio aplica esta ley a todos los esclavos, sean varones o hembras. Retiene la provisión que un esclavo pueda elegir permanecer con su amo, “porque le ama a él y familia o porque le va bien con ellos, aunque el esclavo ya no se verá más enfrentado con la elección entre su propia libertad y permanecer con su esposa e hijos, como era el caso en Éxodo. Deuteronomio también va más allá del código antiguo en su exhortación homilética a “ser generoso” con el esclavo liberado, y añade la típica motivación Deuteronómica: “recuerda que también tú fuiste esclavo en la tierra de Egipto”. En fin, algunas de estas preocupaciones se encuentran ya en el Libro de la Alianza en Éxodo, pero están bastante más desarrolladas en Deuteronomio.

El capítulo 20 establece restricciones humanitarias sobre la guerra. La gente puede ser eximida del servicio si están prometidos aunque no casados (o si están recién casados, 24:5), o si han construido una casa nueva, o incluso si tienen miedo. Debe haber algunas razones prácticas para estas exenciones. Los blandos podían minar la moral del ejército. Las leyes también requerían restricciones en la conducta durante la guerra. Cuando se sitie una ciudad no se talarán sus árboles. Pero las leyes respecto al trato de los pueblos conquistados son bárbaramente duras. Aunque en 21:10-14 encontramos un discurso más humano respecto al trato de las mujeres prisioneras. Los antiguos conflictos armados eran salvajes, y pocos miramientos se tenían con los prisioneros. Sin embargo, la insistencia del Deuteronomio en que los Cananeos fuesen eliminados está en claro conflicto con las actitudes generalmente humanas del libro.

EFECTOS DE LA CENTRALIZACIÓN
Algunas de las innovaciones legales del Deuteronomio resultan directamente de la ley de centralización del culto. La prohibición del culto sacrificial fuera de Jerusalem cambió radicalmente la naturaleza de la religión Israelita. Por otro lado, el relato de la reforma de Josías en 2 Reyes 23 deja claro que hasta esta época hubo un amplio culto a Baal y Asherah, y que hubo varias prácticas cultuales que el Deuteronomio ahora considera impropias. Este cuadro está confirmado por la arqueología, que ha aclarado inscripciones que mencionan a Yahvé y Asherah (las cuales son interpretadas de varias maneras sea como diosa o como objeto de culto asociado con la diosa) y unas dos mil estatuillas de terracota que describen la figura de una mujer desnuda (presumiblemente una diosa de la fertilidad). Algunas de las prácticas suprimidas por Josías tenían historias venerables. Los patriarcas en Génesis habían consagrado lugares de culto que no fueron eliminados (ej. Bethel) y habían establecido pilares y plantado árboles en ellos. Objetos consagrados al sol habían sido supuestamente establecidos por “los reyes de Judá” (2 Reyes 23:11). Incluso los sacrificios humanos podían ser justificados apelando a Éxodo 22:28/29 (“Me entregarás el primogénito de tus hijos”) e incluso habían sido practicados por los reyes de Judá.

La reforma Deuteronómica involucró una purga de la religión Judía que la situó más cerca del monoteísmo de lo que había estado anteriormente. Por otro lado, el culto de Yahvé también fue transformado. La gente que vivía distante de Jerusalem podía ahora ofrecer sacrificios sólo en las raras ocasiones que iban en peregrinaje al Templo. Con anterioridad a todo esto, se comía carne sólo cuando esta había sido sacrificada (excepto en el caso de algunos animales). A la luz de las dificultades creadas por la centralización del culto, el Deuteronomio permitía que “Siempre que lo desees, podrás matar animales y comer su carne en cualquiera de tus ciudades”(12:15). Este cambio es a menudo descrito como una “secularización” de la religión Israelita. El término no es apropiado; la sociedad tal como era concebida por la ley Deuteronómica aún quedaba impregnada por la religión. Pero es verdad que algunas actividades que antes habían sido sacras eran ahora tenidas como profanas, y que los rituales cultuales jugarían un papel mucho menor en las vidas de la mayoría de las gentes.

La centralización del culto también llevó a cabo transformaciones de la fiesta de la Pascua. En el Libro de la Alianza, la Pascua no estaba en la lista de las fiesta de peregrinaje, dado que era una fiesta familiar, a ser celebrada en casa. Deuteronomio 16:2, sin embargo, requiere que el cordero Pascual sea sacrificado “En el lugar que elija Yahvé tu Dios para establecer allí la morada de su nombre”, y queda claramente combinada con la Fiesta de los Panes Ácimos. En 2 Reyes 23:21-23 se nos dice que el Rey Josías ordenó al pueblo observar la Pascua de acuerdo con el libro de la alianza (o sea, la ley Deuteronómica, no el Libro de la Alianza en Éxodo) y que lo hicieran en Jerusalem, aunque ninguna Pascua tal había sido observada desde los días de los Jueces.

La situación de los Levitas en la sociedad Israelita también fue afectada por la centralización. Los Levitas en los santuarios rurales fueron prácticamente puestos fuera de escena debido a la centralización del culto. Su situación es tratada en Deut. 18:6-8, donde dice que cualquier Levita que elija ir a Jerusalem podrá ministrar en el Templo y participar en las ofrendas sacerdotales. Esta provisión inevitablemente creó tensiones entre el sacerdocio de Jerusalem y los nuevos incorporados Levitas. Según 2 Reyes 23:9, “Los sacerdotes de los altozanos no podían subir al altar de Yahvé en Jerusalem, si bien comían los panes ázimos junto con sus hermanos”. Se puede ver en Ezequiel 44 que las relaciones entre sacerdotes y Levitas en Jerusalem continuó siendo controversial después del exilio en Babilonia.

CENTRALIZACIÓN Y CONTROL
La centralización del culto es la manera más obvia como el Deuteronomio realiza una concentración de poder en Jerusalem, aunque también tiende hacia una sociedad más centralizada y controlada. El capítulo 13 contiene una advertencia contra profetas y otros adivinadores que ofrezcan teorías rivales acerca de la voluntad de Dios. Deuteronomio 18:15-22 admite que hay profetas legítimos, profetas como Moisés. (La forma en singular, “un profeta como yo”, quiere decir claramente un tipo, aunque posteriormente fue comprendida como refiriéndose a un individuo que vendría al final de los tiempos). Un profeta que hable en nombre de otros dioses que no sean Yahvé es un falso profeta, aunque Deuteronomio también reconoce que un profeta puede hablar falsamente en nombre del Señor. La distinción entre verdadera y falsa profecía vendría a ser un gran problema. Deuteronomio 18 ofrece un criterio simple: una profecía que no se cumpla es sin lugar a duda falsa. Pero los profetas hacían algo más que ofrecer predicciones. La implicación con más alcance de Deuteronomio 18 es que un verdadero profeta es “un profeta como Moisés”. El libro del Deuteronomio fue un intento de expresar la revelación en forma escrita y definitiva, de manera que fuese el estándar contra el cual había de ser medida cualquier otra forma de revelación.

Algunas leyes en Deuteronomio recortan el poder del padre en lo que concierne a los asuntos de su familia. Si un hombre tiene dos esposas, y llega al punto en que no le gusta una de ellas, no es libre de desheredar a sus hijos(21:15-17). Si tenía un hijo rebelde, que no era posible disciplinar, tenía que llevarlo ante los ancianos en la puerta de la ciudad. Podían condenarle a muerte, aunque el padre no tenía el derecho de hacerlo. De manera similar, las disputas acerca de la virginidad de una novia habían de ser esclarecidas en público, por los ancianos. En todo esto Deuteronomio busca limitar la arbitrariedad por parte de los cabeza de familias e imponer procedimiento judiciales modelos en la sociedad.

Quizá la afirmación más remarcable de control en Deuteronomio concierne al rey, en 17:14-20. Deuteronomio deja claro que la dignidad real es algo que se desarrolla del deseo del pueblo de ser igual que sus pueblos vecinos. Sin embargo, es legitimada, dentro de ciertos límites. El rey no debe ser un extranjero. No ha de “adquirir muchos caballos”, con los que poder fundar un ejército, ni adquirir muchas mujeres (como haría Salomón), ni adquirir mucho oro y plata. Más bien, debía tener una copia de este libro de la ley, y leerla todos los días de su vida. Incluso el rey debía estar sujeto a la ley. Aunque Josías era muy joven cuando comenzó a reinar, y estuvo presumiblemente sujeto a sus consejeros durante un tiempo, es difícil creer que hubiese promulgado semejantes leyes restrictivas para con la realeza. Lo más probable es que este pasaje fuese añadido posteriormente al libro, después que la realeza hubo definitivamente fracasado en la crisis Babilonia. No obstante, está de acuerdo con la tendencia general del Deuteronomio de llevarlo todo bajo la influencia de la ley.

LA PUREZA EN DEUTERONOMIO
En contraste con Levítico y el Código Sacerdotal, la preocupación por la pureza no es prominente en el Deuteronomio. Aunque no está del todo ausente tampoco. Deuteronomio 14 ofrece una lista de comidas prohibidas muy similar a la que encontramos en Levítico 11. En el capítulo 22 hay prohibiciones contra la manera de vestir(22:5), y contra arar con un buey y un asno, o combinar la lana con el lino en un vestido(22:10-11).

La pureza también es una consideración en las leyes referentes al casamiento y las relaciones sexuales. El adulterio (sexo con otro hombre) es penalizado con la muerte, para ambos en la pareja. Si esta ley era implementada o no, no los sabemos. El profeta Oseas, un siglo antes del Deuteronomio, describe una manera bastante diferente de tratar a una esposa adúltera, avergonzándola y divorciándose de ella. La discusión acerca del divorcio en Deuteronomio 24 parece estar más preocupada con la pureza. Si un hombre se divorcia de su esposa, y ésta se convierte en esposa de otro y se divorcia por segunda vez, entonces el primer marido no se casará con ella de nuevo. Hay que señalar que no hay legislación referente al divorcio en la Biblia Hebrea. La práctica es simplemente asumida. Los versículos 1-4 son el texto central de la discusiones sobre el divorcio en la tradición tardía. El versículo 1 concibe el caso de un hombre que se divorcia de una mujer “porque encuentra algún defecto en ella”. La tradición posterior infería que el divorcio se podía permitir si un hombre encontraba “algo que le desagradara” de su esposa. (Normalmente a las esposas no se les permitía iniciar el divorcio en el antiguo Judaísmo. Una excepción a esta regla la encontramos entre los Judíos en el sur de Egipto durante el periodo Persa, y posiblemente de nuevo en la región del Mar Muerto a comienzos de nuestra era, aunque este último caso está en discusión). En Deuteronomio “algo objetable” probablemente significaba impureza o mala conducta sexual. Tenemos el famoso debate acerca del significado de la frase entre las escuelas rabínicas de Shammai y Hillel en el siglo primero a.C. Los Shammaitas trataban de restringir el poder del hombre para divorciarse sólo en caso de adulterio, pero la escuela de Hillel defendía que el divorcia había de ser permitido “incluso si ella rompía un plato” (Mishnah “Gittin 9-10”). Rabí Akiba iba más lejos: “Incluso cuando él encontrara una más hermosa que ella”.

LOS AUTORES DEL DEUTERONOMIO
Según el relato en 2 Reyes 22, el libro de la ley promulgado por Josías había sido encontrado en el Templo de Jerusalem y era presumiblemente antiguo. A la luz de la discusión precedente, hay buenas razones para ver el descubrimiento del libro como una mera ficción, diseñada para asegurar su aceptación inmediata por el pueblo. El lenguaje del libro, influenciado por los tratados Asirios no permite una fecha mucho más anterior a la época de Josías. Además, la política de centralización, central en el libro, era la política de Josías, y el libro parece haber sido compuesto o editado para apoyarla. Los elementos que tratan con la centralización, sea del culto o de la autoridad, eran seguramente obra de los escribas de Josías. Otros elementos en el libro, sin embargo, como la discusión del divorcio, no están obviamente relacionados con la centralización. Esos elementos también han sido editados, dado que el libro tiene un estilo uniforme, aunque sugieren que los escribas los tomaron de una tradición legal, que incluía, pero no estaba limitada al, Libro de la Alianza que encontramos en Éxodo 21-23. La descripción de una ceremonia de alianza en Siquem en Deuteronomio 27-28 también es independiente de las políticas de Josías, y puede difícilmente haber sido compuesta por gente que quería centralizar el culto en Jerusalem. La proveniencia de esas pre-Josiánicas tradiciones ha sido sujeto de mucha discusión por parte de los expertos en el tema.

El que la alianza esté localizada en Siquem sugiere fuertemente que alguna de esas tradiciones tuvo su origen en el norte de Israel, más precisamente en los altos centrales de Efraím. A pesar del hecho que el lugar elegido por el Señor para centralizar el culto es ciertamente Jerusalem, no hay alusiones en Deuteronomio al Monte Sión o a tradiciones que puedan ser asociadas con Jerusalem. En muchos aspectos, Deuteronomio recuerda al profeta del siglo octavo del norte Oseas. Oseas también tomó el Éxodo como su punto principal de referencia y se refirió a Moisés como profeta. Rechazó vehemente el culto a las deidades otras que no fueran Yahvé, especialmente Baal. También usó el lenguaje del amor para la relación entre Dios e Israel, aunque habló del amor de Dios por Israel más que de la obligación de Israel de amar a Dios. En contraste, hay pocos puntos de contacto entre Deuteronomio y el profeta de Jerusalem Isaías. Hubo un gran influjo de norteños hacia Jerusalem después de la caída del reino del Norte. (Se sabe por la evidencia arqueológica que el tamaño de la ciudad aumentó más del doble por esa época). No es irrazonable, pues, suponer que algunas de las tradiciones que encontramos en Deuteronomio tuviesen origen en el norte. Además de los círculos proféticos, de los cuales Oseas puede ser representante, los sacerdotes Levíticos han sido sugeridos como portadores de esas tradiciones. Los Levitas figuran prominentemente en la ceremonia de la alianza en capítulos 27-28 y son mencionados frecuentemente a lo largo del libro. No es probable que los Levitas norteños hubieran promovido la idea que el culto sacrificial debía ser restringido a Jerusalem, pero pueden haber conservado tradiciones acerca de una alianza en Siquem, y leyes que habrían circulado en el norte de Israel. Esas tradiciones pueden haber sido llevadas al sur por refugiados después de la caída de Samaria. Es concebible que un libro que contuviese este material estuviese escondido en el templo de Jerusalem y hubiese sido encontrado en tiempos de Josías, aunque esta no es una hipótesis necesaria.

Hay poca duda, sin embargo, que los autores primarios del Deuteronomio eran escribas de Jerusalem, inicialmente al servicio de Josías. La edición del libro presumiblemente continuó durante algún tiempo después del reinado de Josías. Los libros históricos de Josué hasta Reyes fueron también editados desde una perspectiva Deuteronómica, y podemos imaginarnos una escuela Deuteronómica, cuya actividad continuó incluso después del exilio Babilonio. Los escribas de Josías posiblemente estaban familiarizados con los tratados Asirios que les ofrecieron un modelo para el libro en ciertos aspectos.

DEUTERONOMIO Y SABIDURÍA
Otros aspecto del Deuteronomio sugieren un origen escribal. Esta es la afinidad extensiva con la literatura Sapiencial. El ejemplo clásico nos lo ofrece el libro de Proverbios. Sabiduría es esencialmente instructiva, e incorpora proverbios tradicionales y dichos y tiene algunas más largas y didácticas composiciones. Era un género internacional. La literatura Sapiencial Bíblica es muy similar a las instrucciones Egipcias, y hay ejemplos de literatura similar Mesopotamia. Esas instrucciones  están a menudo dirigidas al estudiante en segunda persona. Típicamente no están presentadas como revelación divina sino como síntesis de la experiencia humana. La fórmula típica de la Sabiduría es: “Escucha, hijo mío, la enseñanza de tu padre”. Sabemos que en Egipto esas instrucciones eran usadas para entrenar a los cortesanos y burócratas en la corte real. Probablemente eran usadas en un contexto similar en Israel. El rey Salomón ha sido visto tradicionalmente como el gran patrón y exponente de la sabiduría (ver, 1 Reyes 4:29-34 = 5:9-14 en TM). Una sección del libro de los Proverbios se dice fue copiada por los hombres de Ezequías, que fue rey de Judá unos cien años antes que Josías(Prov. 25:1).

Varias ordenanzas que encontramos en Deuteronomio son paralelas a escritos de Sabiduría. Requerimientos contra la eliminación o desplazamientos de las lindes (Deut. 19:14;27:17) y la falsificación de los pesos y medidas(25:13-16) se encuentran no sólo en Proverbios (20:10,23;22:28;23:10) sino también en la Sabiduría Egipcia de Amenemope. Ambos libros bíblicos declaran semejantes acciones “una abominación del Señor”; Amenemope las declara una abominación para el dios Ra. Deuteronomio 23:21-23 advierte que una persona que hace una promesa no debe retrasarse en su cumplimiento, y añade: “Pero si te abstienes de hacer votos no incurrirás en culpa”. Esta actitud contrasta con la legislación positiva acerca de los votos en Levítico 27. El libro Sapiencial de Qohelet igualmente advierte contra retrasar el cumplimiento de un voto, y dice que “es mejor no realizarlo que realizarlo y no cumplirlo”(Qo. 5:5). Deuteronomio 23:15/16, prohíbe entregar a su amo el esclavo que ha huido de su casa y se corresponde así con Prov. 30:10. En contraste, las Leyes de Hammurabi declaran que dar cobijo a un esclavo que ha huido de su amo es punible con la muerte (Código de Hammurabi 15, ANET, 166-67).

A pesar de estas influencias Sapienciales, Deuteronomio es sin duda un código de leyes, que frecuentemente invoca la pena de muerte como sanción por la violación de sus leyes. También es presentado como Ley revelada en lugar de cómo fruto de la humana experiencia, y apela a la distintiva experiencia Israelita del Éxodo en lugar de la común naturaleza humana, como es costumbre en la literatura Sapiencial más antigua. Sin embargo, es bastante enfático en que la sabiduría que presenta tiene mucho de humana y terrenal (Deut. 30:11-14).

LOS EFECTOS DE LA REFORMA DEUTERONÓMICA
Los efectos a largo plazo fueron más profundos de lo que se podría haber anticipado en el 621 a.C. menos de una generación más tarde, Jerusalem y su Templo fueron destruidos y sus líderes llevados al exilio en Babilonia. Los Babilonios cambiaron la sociedad Judía de una manera tal que Josías nunca pudo llevar a cabo. Los exiliados en Babilonia tuvieron que vivir sin su templo, pero tenían “el libro de la ley”, el cual adquirió nueva importancia en este contexto. A partir de aquí, el Judaísmo se convertiría mayormente en una religión del libro. El estudio de la Ley ocuparía el lugar del sacrificio. La sinagoga emergería gradualmente como el lugar de culto, primero para los Judíos fuera del país de Israel, después incluso dentro del mismo Israel. Esos cambios tuvieron lugar gradualmente, a lo largo de siglos, aunque su origen tiene lugar en la reforma Deuteronómica, que puso un libro en el centro de las prácticas religiosas por vez primera.

El incremento en el énfasis de la ley escrita llevó a los escribas a la primera línea como personal religioso más importante. Éstos eran los que podían copiar el libro de la ley, y editarlo, y realizar inserciones en ocasiones. Eran también los que podían leerlo e interpretarlo. El papel de los escribas aumentaría gradualmente a lo largo de los siglos, pero de nuevo, todo esto tuvo sus orígenes en la importancia acordada al libro de la ley en la reforma del rey Josías.

No sabemos cuando el Deuteronomio fue combinado con el material que encontramos en Génesis hasta Levítico. Los estudiosos generalmente están de acuerdo en que el Deuteronomio fue puesto originalmente junto a los libros históricos, de Josué hasta Reyes. En algún momento después del exilio Babilonio, el libro de la ley fue separado de los libros históricos y unido con otros relatos relacionados con la revelación en el Monte Sinaí y las presentaciones de las Leyes. Algunas frases Deuteronómicas se abrieron paso hasta llegar a libros tempranos, pero la evidencia respecto a la redacción Deuteronómica de esos libros no está clara, y es mucho menos obvia que la evidencia respecto al trabajo editorial sacerdotal. Parece ser que los libros desde Génesis hasta Levítico fueron editados por escritores Sacerdotales. El Deuteronomio fue añadido a este corpus, aunque hubo relativamente poca edición o corrección Deuteronómica en los cuatro primeros libros.
                                                                        
Junto con la edición Sacerdotal de la Torah, la influencia del Deuteronomio fue una de las más importantes en la teología Judía del periodo del Segundo Templo. El principal énfasis de esta teología estaba en el cumplimiento de la ley. Aquellos que la observaran prosperarían y vivirían mucho tiempo en el país. Aquellos que no la observaran sería presa de la aflicción. Esta teología no dejó de ser objeto de dudas en el Judaísmo del Segundo Templo. Encontramos una crítica mayor de ella en el libro de Job. Aunque la teología Deuteronómica no ha de ser tomada como mera religión legalista. En su centro estaba el mandamiento de amar al Señor Dios con todo el corazón y el alma. Las ordenanzas y mandamientos trataban con las relaciones humanas, con fuerte énfasis en la compasión hacia los desvalidos. Los maestros Judíos durante el periodo Heleno enseñaron que toda la ley podía resumirse en dos frases, amar a Dios y amar al prójimo. Estas dos frases atribuidas a Jesús en los Evangeios(Mat. 22:34-40; Marcos 12:28-31; Lucas 10:25-28), sobre los dos grandes mandamientos, resumen al menos una tendencia de la teología del Deuteronomio tal como se desarrolló en el periodo del Segundo Templo.

LA RELACIÓN ENTRE DEUTERONOMIO (D) Y EL CÓDIGO SACERDOTAL (P)
D Y P representan obviamente dos tipos de teologías contrarias. La relación entre ellas, específicamente la relación cronológica, ha sido a menudo controversial. Hasta mediados del siglo XIX los estudiosos asumían que P era el “Grundschrift”, o documento básico, el estrato más antiguo del Pentateuco. La obra clásica de Graf y Wellhausen en la segunda mitad del siglo diecinueve invirtió el orden, argumentando que P presupone el Deuteronomio y es la etapa más tardía del desarrollo de la Torah. Este orden fue aceptado como modelo durante la mayor parte del siglo veinte. Desde el punto de vista de Wellhausen, la teología sacerdotal reflejaba el declive de la religión Israelita, desde las alturas de los profetas al legalismo del “Judaísmo tardío”. La datación tardía vino a estar asociada con un valor negativo de juicio. Los estudiosos Judíos comprensiblemente fueron la excepción a este punto de vista. La respuesta clásica Judía al punto de vista de Wellhausen fue la de Yehezkel Kaufmann, quien no sólo defendió le valor espiritual de la fuente Sacerdotal (P) sino también una datación más temprana. La datación sigue siendo controversial, más de un siglo después de Wellhausen.

Desde el momento que la disputa acerca de la datación involucre juicios de valor acerca del valor espiritual de la fuente Sacerdotal o cualquier otro material, está mal enfocada. Lo más temprano no es superior y lo más tardío inferior. Se puede incluso argumentar que el material más tardío representa un más alto nivel de desarrollo, aunque esto tampoco es lógicamente necesario. La cuestión del orden cronológico no tiene nada que ver con la estimación del valor.

A pesar de su prejuicio contra las formas ritualistas de religión (Católica así como Judía), Wellhausen ofreció serios argumentos a favor de una fecha tardía para P.

La centralización del culto fue una innovación en tiempos de Josías. Deuteronomio refleja esta innovación, y trata la cuestión de la centralización directamente. En contraste, la centralización es asumida en P.

Relacionado con esto está la cuestión del sacrificio profano. Deuteronomio permite la matanza de animales como alimento a parte del sacrificio, y esta permisión está claramente relacionada con la restricción del sacrificio a Jerusalem. Los sacrificios profanos son asumidos en P, aunque están explícitamente prohibidos en H (Levítico 17). Wellhausen razonó que la aceptación del sacrificio profano en P presupone una reforma Deuteronómica.

Deuteronomio no distingue claramente entre sacerdotes y Levitas, y a menudo se refiere a los “Sacerdotes Levitas”. En la fuente Sacerdotal, sin embargo, los Levitas están claramente subordinados a los sacerdotes.

Finalmente, el calendario cultual en Levítico está más desarrollado que en Deuteronomio.

Por otro lado del debate, se han ofrecido varios argumentos para tratar con la antigüedad de P. Ha habido un gran aumento en lo que concierne al conocimiento del Oriente Medio desde los tiempos de Wellhausen, y está ahora claro que las leyes que tratan con el ritual y la pureza, el pecado y la sanción, eran parte integral de la religión en el Oriente Medio en el segundo milenio a.C. Consecuentemente, los intereses en estos temas ya no pueden ser relegados a un periodo decadente supuestamente tardío de la religión Israelita o Judía. Se admite hoy día que P es una especie de depósito de antiguas tradiciones. Aunque esto no requiere que el documento en sí mismo sea antiguo.

El argumento primario que ha sido ofrecido respecto a la antigüedad de P está basado en el desarrollo del lenguaje Hebreo. Varios términos clave en P están ya fuera de uso en el periodo pos-exílico o adquieren un significado diferente. Por ejemplo, la palabra Sacerdotal para asamblea es “`edah”. En los libros pos-exílicos(Esdras, Nehemías, Crónicas) el término Deuteronómico “qahal” es usado en lugar del anterior. La palabra “`abodah” significa “trabajo físico” en P; en Crónicas significa “culto”. Algunos han argumentado que el libro de Ezequiel, de tiempos del exilio, es un punto de inflexión a este respecto. Aunque comparte muchas de las preocupaciones de P, usa a menudo diferente terminología. (Para una concisa exposición de la evidencia lingüística, ver Milgrom, “Leviticus 1-16, 3-13”). Todo esto demuestra que el lenguaje de P no fue inventado en el periodo exílico o pos-exílico. Sino que el lenguaje litúrgico Sacerdotal es a menudo arcaico, y la terminología es a menudo conservada en contextos rituales mucho después de haber quedado fuera de uso en el lenguaje popular. (Comparar el uso del Latín en la Misa de la Iglesia Católica Romana hasta el concilio Vaticano Segundo en 1960). Por lo tanto, la retención del lenguaje arcaico en P no demuestra necesariamente que la composición sea antigua. Es más, algunos estudiosos han argumentado que P usa deliberadamente este lenguaje arcaico o arcaizante. Por ejemplo, no hay buena evidencia de que los Israelitas todavía adorasen en el tabernáculo o en la tienda – santuario(mishkan) durante la monarquía, sea cual fuere la época en la que plausiblemente P pudiera haber sido compuesto. También la palabra “nasi”, “príncipe” es usada para evocar un tiempo más temprano, antes de la monarquía. Se puede garantizar que el lenguaje de P es antiguo y no una construcción artificial del periodo pos-exílico, pero esto no establece la fecha en la cual las leyes Sacerdotales tal como las encontramos en el Pentateuco fueron formuladas.

Algunos estudiosos han argumentado que aunque no hay caso claro de influencia Deuteronómica en P, hay varios casos de influencia Sacerdotal en D. Por ejemplo, Deuteronomio algunas veces le dice a los Israelitas que hagan “como yo les he mandado” en los relevantes mandamientos que encontramos en Levítico (ej. Deut. 24:8, en referencia a las enfermedades, que es el tema en Levítico 13-14). También las leyes sobre la dieta en Deuteronomio 14 se dicen son una adaptación de Levítico 11 (estas leyes son típicas del Levítico, aunque excepcionales en Deuteronomio). Aunque este tema no está tan claro como parece. La presencia de algunos elementos de la tradición Sacerdotal, como son las leyes sobre la dieta, en Deuteronomio pueden ser explicadas de varias maneras. Por un lado, es posible que esas leyes fuesen conocidas en Israel aparte del libro del Levítico, incluso antes que las leyes Sacerdotales fuesen puestas por escrito. Por otro lado, se ha sugerido a menudo que esos elementos fueron introducidos en Deuteronomio por editores influenciados por P, aunque no formaran parte del código original Deuteronómico.

Este último punto esclarece una ambigüedad en la discusión. Se acepta generalmente que el libro del Deuteronomio no estaba completado en su forma actual en tiempos de la reforma de Josías, sino que fue editado y expandido por escribas durante muchas décadas después. Parece ser también que el Código Sacerdotal evolucionó a lo largo de un periodo de tiempo. Incluso aunque se pueda demostrar que un libro, o tradición, dependen uno/a del otro en algunos aspectos, esto no significa necesariamente que el todo el libro o tradición sean más tardíos. Wellhausen, de hecho, no estuvo tan interesado en el libro del Deuteronomio como con el subyacente evento histórico de la reforma de Josías y los cambios que llevó a cabo en la religión Israelita.

Incluso si se garantiza que P es una especie de depósito de tradición antigua y usa lenguaje arcaico, y que el libro del Deuteronomio está influenciado por la tradición sacerdotal en algunos aspectos, los argumentos primarios de Wellhausen aún han de ser considerados. El tema central siempre ha sido si P presupone la centralización del culto. Ni P ni H exigen explícitamente que el culto sacrificial sea confinado a un solo lugar, como lo hace Deuteronomio 12. Dado que la legislación Sacerdotal es presentada en el contexto de la estancia de Israel en el desierto, habla del tabernáculo y la tienda del encuentro como lugar central de culto. La cuestión es, implicaban los autores de P que Israel había de tener también un lugar central de culto cuando llegasen a la tierra prometida? H solamente requería que cualquiera que ofreciese un sacrificio lo trajese a la entrada de la tienda de la reunión/encuentro. Se ha sugerido que esto solamente significa que el sacrificio ha de ser ofrecido en un santuario, no necesariamente en un santuario central. Hay pocas otras indicaciones en P o H que condonen sacrificios en múltiples santuarios. Otro caso interesante lo ofrecen las prescripciones para la celebración de la Pascua en Éxodo 12. Aquí se dice que el cordero ha de ser sacrificado por “toda la asamblea de la congregación de Israel” (Éxodo 12:6; las palabras para “asamblea”, “qahal” y “congregación”, “`edah”, son aproximadamente equivalentes; podría ser que las dos formulaciones variantes fueron combinadas en una). El significado aquí es más fácil tomarlo como queriendo significar que el cordero es sacrificado en una asamblea cultual. Aunque ya hemos visto que la Pascua era una fiesta familiar hasta tiempos de la reforma de Josías. Parecería que P presupone la transformación Deuteronómica de la Pascua en una fiesta de peregrinaje. Sin embargo, el texto no es tan explícito como para establecer el tema más allá de la duda. Si P era un copilador posterior a la reforma de Josías, entonces el intento de H de prohibir el sacrifico profano ha de ser visto como un movimiento reaccionario en rechazo de uno de los cambios principales a los que dio lugar el Deuteronomio. El estricto Código de Santidad era idealista, aunque no es probable que fuese obligatorio.

Las cambiantes relaciones entre sacerdotes y Levitas son también más fácilmente explicadas si la legislación Sacerdotal es posterior a la reforma de Josías. Deuteronomio se refiere a los Levitas como “sacerdotes Levíticos”. En Deut. 18:1 se nos dice que la tribu de Levi no tiene dote dentro de Israel, pero que comerán de los sacrificios del Señor. Después de la reforma de Josías no habían (o se supone que no habían) sacrificios de los que comer fuera de Jerusalem. Por consiguiente, Deuteronomio decreta que cualquier Levita podía ir al “lugar que elija Yahvé”, ministrar allí y comer una porción igual a la de los otros sacerdotes (Deut. 18:6-8). Sin duda esta situación hubo de crear tensiones entre los sacerdotes que ya estaban en Jerusalem y los que venían del campo.

Según Deuteronomio, los sacerdotes Levitas podían servir en el santuario central en igualdad de condiciones con los otros sacerdotes. La legislación sacerdotal, sin embargo, en Núm. 3:6-9 y Núm. 18:1-7, es bastante explícita al respecto: la tribu de Levi está para asistir y servir ante Aaron, aunque el sacerdocio pertenece sólo a Aarón y sus descendientes. El papel subordinado de los Levitas también es enfatizado en Ezequiel 44:10-14. Este texto es del periodo exílico o pos-exílico, y acusa a los Levitas de “ir en pos de los ídolos” y, como castigo, los hace talladores de madera y portadores de agua. Ezequiel redefine a los “sacerdotes Levitas” respecto a los Sadoquitas, los sacerdotes tradicionales en Jerusalem. La comprensión de Ezequiel de la relación entre sacerdotes y Levitas está esencialmente de acuerdo con la de P. La relación era aún problemática en tiempos de la restauración de Jerusalem después del exilio. Es aparente que los sacerdotes Sadoquitas no recibieron a los Levitas de los santuarios en el campo como iguales en el ministerio, aunque le hicieron un lugar en Jerusalem, este fue uno subordinado.

Finalmente, Wellhausen tenían completamente razón en cuanto a que el calendario Sacerdotal en Levítico 23 es el más desarrollado en la Biblia Hebrea. No solo incluye la Pascua entre las fiestas de Peregrinaje, sino que incluye dos fiestas importantes que no se encuentran ni siquiera en Deuteronomio. “El primer día del séptimo mes será para vosotros de gran descanso, conmemoración al clamor de las trompetas, reunión sagrada”(Lev.23:24). Esta es la fiesta que conoceremos a posteriori como el Rosh Hashanah, la celebración del Año Nuevo, cuando el año comenzaba en otoño. Así, “El día décimo de ese séptimo mes es el día de la Expiación” o Yom Kippur (23:27). Es inconcebible que el Deuteronomio omitiese esas fiestas si eran celebradas cuando fue compuesto. Además, el libro de Nehemías, escrito no antes de finales del siglo quinto a.C., describe el cumplimiento del séptimo mes en tiempos de Esdras (probablemente poco después de mediado del siglo quinto). Según Nehemías, había un día sagrado, marcado por una solemne asamblea, el primer día del mes, pero el siguiente cumplimiento era la Fiesta de las Tiendas o Tabernáculos, que Levítico fecha el quince del mes. No hay mención de Yom Kippur del día décimo del mes, aunque hay un día de ayuno el veinticuatro. A partir de esto parece ser que el calendario cultual de Levítico 23 no había sido acabado aún a mediados del siglo quinto a.C.

Sería muy simple decir que la fuente Sacerdotal es más tardía que el Deuteronomio, sin calificación. Ambas fuentes contienen tradiciones antiguas, y ambas pasaron por una amplia redacción durante un largo periodo de tiempo. Algunas de las tradiciones contenidas en la fuente Sacerdotal pueden ser muy antiguas. Parece, no obstante, que la parte Sacerdotal del Pentateuco fue editada después de la reforma de Josías, y estuvo influenciada por la centralización del culto sacrificial y los cambios que conllevó.

Finalmente, el material Sacerdotal fue integrado con las más antiguas tradiciones pentateucas (tradicionalmente conocidas como J y E) en un aspecto mucho más amplio que el Deuteronomio. Hay pues buenas razones para pensar que los libro de Génesis hasta Números fueron editados por los escritores Sacerdotales. El Deuteronomio, al contrario, estuvo originalmente unido con los libros históricos que seguían. No sabemos cuando fue separado de la historia e integrado en la Torah, como quinto libro de Moisés. Aunque algunas glosas Deuteronómicas pueden ser identificadas en los cuatro primeros libros, esto no parece haber sido una redacción Deuteronómica de la Torah en la misma escala que la Sacerdotal. Sin embargo, la posición climática eventualmente otorgada al Deuteronomio hacía que para mucha gente ofreciese los lentes a través de los cuales el Pentateuco sería interpretado en posteriores tradiciones.
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OTRAS LECTURAS
COMENTARIOS
Clements, Ronald E. “The Book of Deuteronomy”. En NIB 2.268-538. Comentario Teológico.

Mayes, A.D.H. “Deuteronomy”. NCB. Grand Rapids: Eerdmans, 1981. Comentario confiable.

Miller, Patrick D. “Deuteronomy”. IBC. Louisville: Westminster John Knox, 1990. Bien informado.

Rad, Gerhard von. “Deuteronomy”. Trad. D. Barton. OTL. Philadelphia: Westminster, 1966. Influyente, pero actualmente anticuado.

ESTUDIOS
Braulik, Georg. “The Theology of Deuteronomy: Collected Essays of Georg Braulik OSB”. Trad. U. Lindblad. Bibal collected Essays 2.N. Richland Hills, Tex.:  Bibal, 1996. Ensayo sobre el Deuteronomio por uno de los principales intérpretes Europeos.

Brenner, Athalya. “A Feminist Companion to Exodus to Deuteronomy”. FCB 1/6. Sheffield: JSOT Press, 1994. Colección de ensayos desde una perspectiva feminista.

Christensen, Duane L., ed. “A Song of Power and the Power of Song: Essays on the Book of Deuteronomy”. SBTS 3. Winona Lake, Ind.: Eisenbrauns, 1993. Una amplia colección de ensayos sobre el Deuteronomio por autores Americanos y Europeos.

    
    













jueves, 16 de mayo de 2013

BALAAM


BALAAM
El Colorido carácter de la narrativa Yahvista, en contraste con la más seca regulaciones Sacerdotales, es bellamente ilustrada en la historia de Balaam en Números 22-24. Balaam es uno de los pocos ejemplos en la Biblia de un profeta o vidente no Israelita (24:16 sugiere que entra en éxtasis: “de quien, al caer, se le abrieron los ojos”). Balaam también es conocido por una fuente pagana –una inscripción en yeso descubierta en 1967 en Tell Deir `Alla al este del valle del Jordán que data del siglo octavo a.C. La inscripción describe a Balaam como “vidente de los dioses” y le atribuye la predicción que los cielos se oscurecerán y los caminos de los pájaros y animales será trastocados. El contenido de esta profecía no tiene relación con los textos de Balaam en Números, pero contiene similitudes con las profecías del “Día del Señor” que encontramos en los profetas Bíblicos (ej. Amos 5:18).

Los relatos en Números 22-24 cuentan como Balaam fue llamado por el rey de Moab para maldecir a Israel. (El escenario aquí puede arrojar alguna luz sobre los oráculos contra las naciones que aparecen a menudo en los profetas bíblicos, y que pueden también tener su origen como maldiciones). Balaam, sin embargo, no puede realizar la tarea. Primero, Dios le habla durante la noche y le prohíbe la maldición (esta parte del relato se le atribuye a E). Entonces el ángel del Señor le bloquea el camino. El asno de Balaam ve al ángel antes que Balaam. Este episodio pertenece a J (cf. La serpiente que habla en el Jardín del Edén). El resultado de la historia es que el profeta no puede maldecir a Israel porque Yahvé no lo ha maldecido. La bendición de Israel parece es indiscutible puesto que es puesta en labios de un profeta pagano. Balaam es reconocido como hombre de Dios –es más, reconoce a Yahvé como su Dios, aunque no es Israelita. La Biblia Hebrea muy raras veces recurre  al testimonio de Gentiles de esta manera.(otro ejemplo se encuentra en 2 Reyes 5, en la historia de Naaman el Sirio). En el periodo Heleno, sin embargo, los escritores Judíos a menudo atribuyen alabanzas a Israel a cargo de escritores Gentiles. Hay todo un corpus de oráculos Judíos atribuidos a profetisas paganas, la Sibila. Los oráculos de Balaam en el libro de Números ofrecen un precedente para estos posteriores seudo epígrafes (o sea, escritos atribuidos a alguien que no era su verdadero autor).

Uno de los oráculos atribuidos a Balaam tuvo bastante importancia en tiempos posteriores: “De Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel. Aplasta las sienes de Moab, el cráneo de todos los hijos de Set”(Núm. 24:17). En los periodos Heleno y Romano este oráculo fue tomado como predicción mesiánica. En los Rollos del Mar Muerto la estrella es interpretada como un sacerdote, que restaurará le sacerdocio legítimo y el cetro como el rey que derrotará a los enemigos de los Judíos. Otros textos toman la estrella y el cetro como el mismo personaje. El líder de la última revuelta Judía contra Roma, en el 132-135 d.C., Simón Bar Kosiba, fue aclamado por el Rabino Akiba como el Mesías anunciado en este oráculo. Debido a esto, es conocido en la tradición Judía como Bar Kokhba (literalmente “hijo de la estrella”).

FINEAS Y EL IDEAL DE LOS ZELOTES
La otra narrativa JE más antigua puede también haber incluido una breve nota acerca de un incidente en Shitim en Moab donde los Israelitas se dedicaron al culto a Baal(Números 25). Tal como aparece este relato en Números se puede advertir el distintivo sello del escritor Sacerdotal. La fuente del problema es que los Israelitas tienen relaciones sexuales con mujeres extranjeras(Moabitas). En la edición sacerdotal de la historia, el personaje que toma la iniciativa en la eliminación de la apostasía es un sacerdote, Fineas, hijo de Eleazar, hijo de Aaron. Cuando ve a un Israelita introducir a una Madianita en su tienda, Fineas les sigue y los atraviesa a ambos con su espada. Lo hizo porque “sintió celo por el Señor”, y su acción es la que realiza la expiación para parar la plaga entre los Israelitas. Por ello Dios le otorga una alianza de paz y eterno sacerdocio.

Hay que señalar varios puntos en esta historia. La mujer es Madianita, aunque en el contexto habría que esperar que fuese Moabita. El significado de una mujer Madianita está claro: Moisés se casó con una. El autor Sacerdotal quiere dejar claro que el precedente de Moisés no se aplica a nadie más. El celo de Fineas representa una especie particular de ideal religioso que tenía una larga y funesta historia en Israel. Aunque es endorsado por la fuente Sacerdotal, no era ciertamente peculiar de los sacerdotes. Lo encontramos de nuevo en el libro de Josué, en el relato de la masacre de los Cananeos. Mucho más tarde, en el siglo segundo a.C., los Macabeos invocarían el modelo de Fineas como inspiración para su resistencia militar a la persecución del rey Sirio Antíoco Epífanes. Los rebeldes contra Roma en el siglo primero d.C. tomaron el nombre de Zelotes, de la misma fuente. Finalmente, P añade un dato interesante en Núm. 31:8, 16. Las mujeres Moabitas, se nos dice, actuaron siguiendo el consejo nada menos que de Balaam, y los Israelitas en consecuencia matan a Balaam con la espada. Los escritores Sacerdotales evidentemente no se sentían confortables con la idea de un profeta pagano “bueno”, y socavan la antigua historia de Balaam en JE con este relato. También es axiomático para el escritor Sacerdotal que las mujeres que tentaron a los Israelitas no pueden permanecer con vida.

La historia de Fineas subraya algunas de las tensiones fundamentales en la tradición sacerdotal. Por un lado, la tradición estaba caracterizada por el respeto a la vida humana y animal, como lo demuestra la prohibición de comer carne con su sangre. Por otro lado, la violencia de Fineas, como las ejecuciones sumarias de disidentes como Coré, muestra una actitud de intolerancia, donde las demandas de pureza y santidad tienen precedencia sobre la vida humana. Sin duda el escritor Sacerdotal alega que las leyes de pureza y santidad están ellas mismas al servicio de la vida humana, e intentan mejorarla. La intolerancia mostrada en esta historia tiene su raíz en la certeza de Fineas y aquellos que representa de que sus caminos son los caminos de Dios. Cuando la gente está convencida que habla en nombre de Dios, no hay necesidad de compromiso ni de considerar otros puntos de vista. Hay aún mucha gente que encuentra el mundo ordenado del escritor Sacerdotal atractivo, y que también encuentra confort en sus agudas dicotomías entre los sagrado y lo profano, lo puro y lo impuro.
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OTRAS LECTURAS
COMENTARIOS
Budd, Philip J. “Numbers”. WBC 5. Waco, Tex.: Word, 1984. Buena revisión de la historia de interpretación.

Dozeman, Thomas B. “The Book of Numbers”. En NIB 2:3-268. Buen documentado comentario teológico.

Berstenberger, Erhard S. “Leviticus”. Trad. D.W. Scott. OTL. Louisville: Westminster John Knox, 1996. Buen comentario sobre Levítico a cargo de un estudioso Cristiano.

Levine, Baruch A. “Leviticus”. JPSTC. Philadelphia: Jewish Publication Society, 1989. Comentario menos técnico, desde una perspectiva Judía.


















EL BECERRO DE ORO


EL BECERRO DE ORO
La ocasión por la que se hubo de dar una segunda ley en el Sinaí la ofrece el relato del becerro de oro en Éxodo 32. La división de las fuentes en este capítulo es problemática. Se está de acuerdo en que 32:7-14 es una adición del Deuteronomista, aunque este pasaje no concierne a la línea del relato principal. El resto de la narrativa le es atribuido tanto a J como a E de manera variada, y la confusión surge de indicaciones contradictorias en el texto. Por un lado, es extraordinario que Aaron, hermano de Moisés y sumo sacerdote, sea el que tome la iniciativa a la hora de fabricar el ídolo para el pueblo. Aaron era visto en la tradición posterior como el antepasado de la línea sacerdotal que oficiaba en el Templo de Jerusalem. La historia que le implica en la idolatría puede solamente haber sido compuesta como polémica contra el templo de Jerusalem y su sacerdocio. Esto señala a un origen en el norte para esta parte de la historia, y tendría sentido como parte de la narrativa de E. Por otro lado, el becerro de oro recuerda la fundación del reino del norte por Jeroboam, después de la muerte de Salomón. En 1 Reyes 12:28-29 se nos dice que el rey “fabricó dos becerros de oro” y le dijo al pueblo: “Basta ya de subir a Jerusalem. Éste es tu dios, Israel, el que te hizo subir de la tierra de Egipto”. Esto es exactamente igual a cómo el pueblo aclamó al becerro de oro en Éxodo 32:4. (Ninguno de los dos relatos involucra el culto a otro dios que no sea Yahvé. El plural “dioses” refleja la palabra Hebrea “´elohim”, que tiene la forma plural pero es usada también para significar Dios en el singular). Los becerros establecidos por Jeroboam eran probablemente pensados como pedestales, sobre los que estaba la deidad invisible, aunque son ridiculizados como ídolo en Éxodo 32 igualmente, esta historia también arroja una luz negativa sobre el culto establecido por Jeroboam. La polémica contra el culto en el norte apunta a un origen en el reino del sur de Judá. Probablemente la historia fue editada más de una vez. Quizá una historia que originalmente intentaba condenar al becerro de oro fue revisada por un editor del norte para poner la culpa sobre Aarón, que era reverenciado en el Sur. Tal como la tenemos hoy, la historia implica crítica tanto del culto desarrollado en el reino del norte como del sacerdocio Aarónico que floreció en Jerusalem.

La historia es también remarcablemente severa en su tono. La afirmación que “sentóse el pueblo a comer y a beber y se levantó a divertirse” es citada en el Nuevo Testamento (1 Cor. 10:7) como paradigma de disoluta conducta que conduce al juicio. Incluso aunque se dice que la celebración es una “fiesta en honor de Yahvé”(Éxod. 32:5), Moisés “ardió en ira” al ver el espectáculo y el becerro de oro. los Levitas se ponen de su lado, y ponen fin a la celebración “matando cada uno a su hermano, a su amigo y a su pariente”. Los Levitas eran el clero del país, que servían en los santuarios rurales especialmente en el norte de Israel. Fueron posteriormente desplazados cuando fueron suprimidos los santuarios en el país y el culto quedó centralizado en Jerusalem mediante la reforma Deuteronómica, quedando subordinados a los sacerdotes Aarónidas. Éxodo 32 se puede leer en parte como venganza de los Levitas sobre la línea de Aarón. Aquí los Levitas son verdaderos seguidores de Yahvé, y Aarón es el apóstata. Es más, no hay duda que los Levitas fueron tradicionalmente seguidores del culto de Yahvé. El tipo de celo que aquí exhiben es ilustrado en Números 25, donde un sacerdote llamado Phineas lidera la matanza de Israelitas que han participado en el culto a Baal. Yahvé, como se nos dice en Éxodo 20:5, es un Dios celoso. La intolerancia de cualquier conducta desviada está profundamente inserta en la religión del antiguo Israel y en las Escrituras Hebreas que fueron aceptadas como Antiguo Testamento por la Cristiandad.

Aunque también hay un lado diferente de este Dios, enfatizado en Éxodo 34:6-7, cuando Moisés se dirige a Él como: “Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor por mil generaciones y perdona la iniquidad, la rebeldía y el pecado”. Esta fórmula se repite a menudo en la Biblia Hebrea (ej. Núm. 14:18; Salm. 86:15; Neh. 9:17) y es una de las afirmaciones centrales acerca de Dios en la tradición bíblica. No niega el carácter “celoso” de Dios, pero lo califica. Hay que señalar que el retrato bíblico de Dios no es único en el mundo antiguo. Una oración Babilonia a Marduk se dirige a él como “guerrero Marduk, cuya ira es el diluvio, cuya transigencia es la de un padre clemente” (B.R. Foster, “From Distant Days” [Bethesda, Md.: CDL, 1955] 247).

Otro aspecto de la deidad es tratado en Éxodo 33. Se trata de lo evasivo de la divina presencia. En 33:7 se nos dice que Moisés instaló la tienda del encuentro fuera del campamento, y que todo el que quisiera encontrarse con el Señor había de ir allí. Es sorprendente, dado que gran parte de la segunda mitad del libro del Éxodo trata con el establecimiento del “tabernáculo de la tienda del encuentro”, aunque este no es establecido hasta el capítulo 40. El pasaje en capítulo 33 evidentemente refleja una más antigua tradición, que involucra una tienda menos elaborada. Que está desplazada del campamento es significativo, en lo que la narrativa pone cierta distancia entre Dios y los Israelitas. Se les dice que Dios no irá con ellos en su viaje a la tierra prometida (33:1-3), aunque en el versículo 15 esto es matizado, de manera que su presencia irá con ellos. De nuevo se le permite a Moisés ver a Dios de espaldas, no su cara, porque nadie puede ver la cara de Dios y vivir. (Algunos profetas, entre ellos Isaías, afirman valientemente haber visto al Señor). En lenguaje teológico tradicional, la narrativa trata de equilibrar la trascendencia e inmanencia de Dios –cuando afirma que Dios está presente y al mismo tiempo tiene en mente la misteriosa naturaleza de esta presencia. En las narrativas del Sinaí, la presencia de Dios es manifiesta normalmente por una nube.

Las leyes en Éxodo 34 duplican algunos rasgos de Éxodo 20-23, aunque también los modifican en algunos puntos. Los mandamientos están entremezclados con el calendario cultual. La más significativa variante de las leyes tempranas es 34:20 donde se dice explícitamente que “el primero de los nacidos ha de ser rescatado”. Al contrario de 22:29, no deja abierta la cuestión del sacrificio de niños.

OTRAS LECTURAS
Cross, Frank Moore. “Canaanite Myth and Hebrew Epic: Essays in the History of the Religion of Israel”. Cambridge: Harvard Univ. Press, 1973 (145-94). Abundante uso de paralelos Cananeos.

Crüsemann, Frank. “The Torah: Theology and Social History of Old Testament Law”. Trad. A.W. Mahnke. Minneapolis: Fortress Press, 1996 (27-57). Análisis de los estratos literarios en Éxodo 19-24. Propone que su forma última des Deuteronomista.

Dozeman, Thomas B. “God on the Mountain: A Study of Redaction, Theology, and Canon in Exodus 19-24”. SBLMS 37. Atlanta: Scholars, 1989. Cuidados discusión de las varias tradiciones en Éxodo 19-24.

jueves, 9 de mayo de 2013

EL ÉXODO


EL ÉXODO DE EGIPTO
LAS HISTORIAS DEL GÉNESIS SON ESENCIALMENTE LEYENDAS FAMILIARES. En el libro del Éxodo encontramos una historia más amplia que trata con el nacimiento de un pueblo. Esta historia está relacionada con el Génesis mediante la historia de José, aunque trata con tradiciones de clase diferente.

El tema principal de la historia es el éxodo de los Israelitas de Egipto. Es el evento más celebrado en toda la Biblia, y el más importante para la posterior identidad de Israel y el Judaísmo. La historia comprende desde la esclavitud de Egipto a la revelación del Monte Sinaí en el capítulo 19. Siguen unas series de leyes en los capítulos 20-24, comenzando con los Diez Mandamientos y continuando con la colección conocida como el Libro de la Alianza. Continúa con una larga descripción sobre la construcción del Tabernáculo o Santuario del desierto y sus utensilios. Hay después un interludio narrativo en los capítulos 32-34 que incluyen la historia del becerro de oro. A continuación los capítulos finales describen la construcción y erección del tabernáculo.

Es bastante más difícil distinguir las fuentes J y E en el Éxodo que en el Génesis. La mayoría de los analistas adjudican solo dispersos versículos a E. Después de Éxodo 6, todas las fuentes usan el nombre propio divino YHWH para Dios en todos los casos. La tendencia sacerdotal es muy prominente en Éxodo. Incluye la revelación del nombre divino en el capítulo 6, el relato de la Pascua en el capítulo 12, la travesía del mar en el capítulo 14, las instrucciones para el Tabernáculo (caps. 25-31), y el relato de su construcción (caps. 35-40).

EL ÉXODO COMO HISTORIA
La cronología interna de la Biblia sugiere una fecha cercana al 1445 a.C. para el Éxodo. Pero hay poca evidencia que permita corroborar el relato bíblico relacionándolo con otras fuentes. El Éxodo, tal como aparece en la Biblia, no está atestiguado en ninguna fuente antigua no Bíblica. Aunque se podría argumentar que el escape de los Israelitas no tuvo consecuencias para los Egipcios, y no está por lo tanto registrado, de hecho los Egipcios mantenían un estricto control sobre sus frontera oriental y llevaban estrictos registros de la actividad allí. Si un gran grupo de Israelitas hubiese escapado habría que esperar algún tipo de mención de esto. Para un relato Egipcio del origen de Israel  hay que esperar hasta la época Griega, cuando un sacerdote llamado Maneto escribió una historia de Egipto en Griego. Maneto dice que Jerusalem fue construida “en el país ahora llamado Judea" por los Hyksos, después que estos fueron expulsados de Egipto. Continúa relatando una historia más elaborada acerca de un intento de expulsar a los leprosos de Egipto. Unos ocho mil de ellos, dice, incluyendo algunos sacerdotes, fueron reunidos y enviados a trabajar en canteras de piedra. Se rebelaron, no obstante, bajo el liderazgo de un tal Osarseph, también llamado Moisés. El relato es mencionado por el historiador Judío Josefo en “Contra Apion 1.228-52”, Maneto probablemente no inventó esta historia. Otro escritor Helenista bastante temprano, Hecateo de Abdera, también dice que Jerusalem fue construida por un pueblo, liderado por Moisés, quien había sido expulsado de Egipto. Había una fuerte memoria popular de los Hyksos en Egipto en tanto que extranjeros muy odiados de Asia que habían conquistado y gobernado el país. Pero la idea que Jerusalem había sido construida por esta gente es probablemente una especulación tardía: Proporcionaba a los Egipcios una explicación del origen de los pueblos extraños detrás de sus fronteras. No es probable que Maneto tuviese a su disposición ninguna tradición  acerca del origen de Israel.

El relato bíblico en sí mismo ofrece pocos detalles específicos que puedan ser corroborados mediante la experiencia externa. No se da el nombre del faraón: se le llama simplemente “el rey” o “el faraón” como si fuese un personaje de un cuento popular. Las referencias más específicas en el texto bíblico se encuentran en Éxodo 1, donde se nos dice que un faraón “que no conoció a José” estaba preocupado con el tamaño y poder de los Israelitas y los puso a trabajar en la construcción de las ciudades Piton y Ramsés. Ramsés es presumiblemente la ciudad de Pi-Ramsés, construida sobre el lugar de la antigua capital de los Hyksos, Avaris. Fue repoblada en tiempos de Ramsés II (1304-1237) a.C. La localización de Piton (Per-Atum) no es segura. Uno de los posibles lugares fue también reconstruido en tiempos de Ramsés. Todo lo que se puede decir, sin embargo, es que el relato bíblico fue escrito después de la construcción de Pi-Ramsés y Per-Atum, y que posiblemente el autor conocía algunas tradiciones que asociaban a trabajadores semitas con esos sitios. Si la historia del éxodo tiene alguna base histórica, entonces el siglo XIII a.C. ofrece el escenario más probable.

La existencia de esclavos Semitas en Egipto a finales del segundo milenio está bien atestiguada. Hay evidencia de que los Habiru o `Apiru trabajaban en la construcción de la ciudad-capital de Ramsés II. (Papyrus Leiden 348 contiene una orden: “Distribuid las raciones de grano a los soldados y a los `Apiru que transportan las piedras a la gran torre de Rameses”). El Papiro Anastasi demuestra que el acceso a Egipto estaba estrictamente controlado en el siglo XIII a.C. Un pasaje registra la entrada en Egipto de toda una tribu durante una sequía. Otro informa de la persecución de esclavos que habían escapado al desierto. Estos documentos ofrecen apoyo circunstancial a la plausibilidad de una éxodo de esclavos desde Egipto en este periodo, aunque no corroboran para nada la historia específica que encontramos en la Biblia. Se ha sugerido que el relato de las plagas contiene reminiscencias de una epidemia de a mediados del siglo XIV llamada la “enfermedad Asiática” (comparar con la historia de los leprosos de Maneto). No hay duda, las plagas eran familiares en Egipto, y es arbitrario identificar las plagas bíblicas con un incidente específico. Aunque paralelos como este sugieren que hay cierta cantidad de “colorido local” Egipcio en el relato, este se queda demasiado corto a la hora de establecer la historicidad del Éxodo.

Otra consideración contra estos elementos es que según los arqueólogos actuales la cultura material del Israel temprano, en la zona de los altos centrales de Palestina, era esencialmente Cananea. Si hubo un éxodo de Egipto, entonces, debe haber sido a una escala muy pequeña. Es más, la afirmación en Éxodo 12:37 de que unos seiscientos mil hombres, además de niños, salieron de Egipto es hiperbólica en cualquier caso. Algunos estudiosos actuales suponen que el relato bíblico puede transformar varios éxodos pequeños, que tuvieron lugar a lo largo de los siglos, en una dramática narrativa. En cualquier caso, la afirmación que el Israel temprano estaba formado por gente que había escapado de Egipto, y sus descendientes, es problemática a la luz de la evidencia arqueológica.

Además, el género de las historias en Éxodo es legendario y folclórico. La historia está repleta de incidentes milagrosos, desde el rescate de Moisés en el Nilo, hasta la zarza ardiente –que ardía sin consumirse-, y el enfrentamiento con los magos en la corte del Faraón, y la travesía del mar. El relato del niño Moisés (en Egipcio =niño) encontrado en una cesta de junco es un motivo folclórico. Una historia similar se relata acerca del rey Sargón de Akad (ca. 2300 a.C.), cuya madre lo puso en un canasto de cañas en un río. La redacción del libro del Éxodo no es anterior al exilio en Babilonia, unos 700 años después de los eventos que describe. La historia fue narrada por motivos cultuales, para recordar a la gente su obligación de adorar a su Dios. No es un ejercicio de historiografía, ni siquiera según los antiguos estándares, como se puede ver en la diferencias de estilos entre los libros del Éxodo y el de los Reyes.

De todas forma, parece que hay ciertas memorias históricas subyacentes a la tradición del éxodo. El nombre Moisés es de origen Egipcio. La palabra significa “niño” y normalmente ocurre como elemento en un nombre más largo, que suele comenzar con el nombre de un dios, como sería Ptah-moisés-, Ra-moisés, o Thut-moisés. Es difícil imaginar por qué la tradición Israelita habría de otorgar semejante prominente papel a alguien con nombre Egipcio si no hubiese memoria de este personaje. También no parece probable que un pueblo afirmase haber recibido el vergonzoso trato de esclavos si no hubiese una base histórica para ello.

La memoria del Éxodo parece haber sido especialmente importante en la zona montañosa de Efraín. Cuando Jeroboam I condujo la revuelta de las tribus del norte contra Rehoboam, hijo de Salomón, puso dos becerros de oro en Betel y Dan, y le dijo al pueblo: “estos son tus dioses que te sacaron de Egipto” (1 Reyes 12:28). El relato en 1 Reyes lo realiza un redactor del sur y es hostil a Jeroboam, aunque la referencia al Éxodo es de lo más importante por esta razón. También hay un paralelo entre la carrera de Jeroboam y el comienzo del libro del Éxodo. Jeroboam “estuvo al frente de toda la leva de la casa de José bajo el reinado de Salomón”(1 Reyes 11:28). Se rebeló y hubo de huir a Egipto, pero regresó de Egipto una vez fallecido Salomón. Moisés también se encuentra en una situación de trabajos forzados, y ha de huir cuando mata al Egipcio. El motivo de los trabajos forzados tiene especial resonancia en tiempos de Jeroboam. Está claro según los profetas Amos y Oseas que el Éxodo era celebrado en Betel durante el periodo de la monarquía. El éxodo ha sido descrito con buenas razones como el “acta constitutiva del mito” del reino del norte de Israel. En contraste, el éxodo no figura prominentemente en los profetas del sur, como Isaías de Jerusalem. También, hay sorprendentemente pocas referencias al éxodo en los libros de los Jueces y Samuel, aunque esos libros fueron editados por el Deuteronomista quien ciertamente tenía fuerte interés en el Éxodo. Jeroboam no habría tomado el Éxodo como “mito constitutivo” si no hubiera habido una tradición acerca de éste, aunque la historia puede no haber sido tan prominente en la vida de Israel en el periodo de la monarquía como vino a serlo posteriormente.                  


LA LIBERACIÓN DE EGIPTO
El proceso de liberación comienza con el enfrentamiento entre Moisés y el Faraón en Éxodo 7. Los capítulos 7-11 narran la lucha entre Yahvé y Moisés por un lado y el faraón por otro. Yahvé endurece el corazón del Faraón de manera que se niega a dejar partir a Israel. Entonces Yahvé golpea a los Egipcios con una serie de plagas. La narrativa básica pertenece a la fuente J, con adiciones suplementarias de P.

El relato de las plagas muestra que el Éxodo no es sólo la historia de la liberación de Israel, sino también de la derrota y humillación de los Egipcios. El último aspecto de la historia involucra venganza nacionalista y étnica que es menos que edificante. Las plagas afectan no solo al Faraón y sus capataces, sino también, al pueblo común Egipcio, que también laboraba bajo el Faraón. La muerte de los primogénitos denota al Dios enfadado, que ya aparece en Génesis 22. La idea que una fuerza destructiva puede ser evitada mediante una señal en el dintel de la puerta (Éxodo 12:23) es folclórica. Los Musulmanes tienen un ritual similar, llamado “fidya” o “fedu” (redención). Al menos Éxodo aprecia la profundidad del sufrimiento al que da lugar, aunque al final hay poca simpatía hacia los Egipcios. Subyacente a este episodio está la afirmación en Éxodo 4:22-23(J): “Mi hijo primogénito es Israel. Por eso, te digo que dejes salir a mi hijo para que me dé culto. Si te niegas a dejarle salir, yo daré muerte a tu hijo primogénito”. La noción que Israel es el hijo de Dios es muy importante, y la encontraremos de nuevo. En este contexto implica una cruel afirmación de elección divina que hace de los Egipcios víctimas  sacrificables.

La historia de las plagas contiene una interesante noción teológica en el motivo de el endurecimiento del corazón del Faraón. Este motivo está reflejado tanto en las fuentes J(Éxod. 4:21) como P(7:3). Presumiblemente Dios podría haber suavizado el corazón del Faraón y haberle hecho dejar salir a los Israelitas. El endurecimiento sirve para justificar el castigo que sigue. El Faraón es tenido como responsable de este duro corazón, incluso cuando fue el Señor quien lo endureció. En gran parte de la Biblia Hebrea el Señor es responsable de todo, lo bueno y lo malo.

Otro motivo con interesantes implicaciones teológicas lo encontramos en Éxod. 7:1(P), donde Dios le dice a Moisés: “Yo te hago un dios para el faraón”. En el contexto, el punto es que Moisés es el portavoz de Dios en su trato con el Faraón. Tradiciones posteriores especulan que Moisés disfrutaba de un estatus superior al humano. Por ejemplo, el filósofo Judío Filón escribió que Moisés disfrutaba de una relación más intima con Dios que el resto de la gente, “pues fue nombrado Dios y rey de toda la nación” (Filón, Vida de Moisés 1.158). Normalmente la Biblia Hebrea implica una gran diferencia entre la humanidad y la divinidad, aunque no siempre es el caso. La tradición Hebrea permite la posibilidad que una persona excepcional como Moisés pueda en cierto sentido ser un “´elohim” (dios), o “ser divino”.

LA PASCUA
Antes que los Israelitas salieran de Egipto, celebraron la Pascua. Esta celebración sólo la encontramos en la fuente Sacerdotal. Así como P fundamenta el Sabbath en el relato de la creación, igualmente fundamenta la Pascua en la historia del éxodo. Yahvé, se nos dice, pasó de largo por las casas donde era celebrada la Pascua, y estaban marcadas con sangre en el dintel, cuando estaba castigando a los primogénitos Egipcios (Éxod. 12:13); en Hebreo “psh”, se traduce como “pasar de largo, ignorar” y tiene las mismas consonantes que el nombre de la fiesta). La Pascua tiene probablemente su origen en un ritual de primavera, practicado por pastores, aunque vino a estar asociada con el éxodo antes que el relato Sacerdotal fuese compuesto. P ofrece el relato más detallado y explícito en la Biblia del supuesto origen de la Pascua en el contexto del Éxodo.

En el Israel temprano, la Pascua era una fiesta familiar. No está incluida en las fiestas de peregrinaje en los antiguos calendarios, en Éxodo 23 y 34. También es distinta de la fiesta de los Panes Acimos (Massot). La celebración fue cambiada por la reforma del Rey Josías en el 621 a.C. Es entonces cuando se convierte en una fiesta de peregrinaje, a ser celebrada en el santuario central (Jerusalem), y fue combinada con la fiesta de los Panes Acimos. También aparece combinada en Éxodo 12. Si el relato del Éxodo asume que es celebrada en el santuario central es algo más difícil de determinar. La historia ocurre en Egipto, antes que hubiese un templo de Yahvé en Jerusalem. Sería anacrónico hablar de una peregrinación al santuario central. Lo que Éxodo dice es que el cordero ha de ser sacrificado por “toda la congregación de la asamblea de Israel” (Éxod. 12:6). Esta formulación parece implicar que no es solamente una fiesta familiar, aunque cada familia tome su propio cordero, sino una celebración colectiva del conjunto del pueblo. Es probable que los escritores Sacerdotales tuviesen en mente una celebración en un lugar central.

LA TRAVESÍA DEL MAR
El relato del Éxodo alcanza su punto culminante en el episodio de la travesía del mar(Éxod. 13:17-18)(normalmente adjudicado a E). Dios no lleva a los Israelita a través de la tierra de los Filisteos, aunque era el camino más corto, sino que da un rodeo por el desierto, hacia una masa de agua conocida en Hebreo como “Yam sof”. La traducción convencional es “Mar Rojo”, derivada de la traducción Griega de la Biblia Septuaginta, que fue adoptado por la Vulgata Latina. En los tiempos modernos, el Mar Rojo es un cuerpo de agua entre África y la Península Arábiga. La expresión Hebrea “Yam sof/sûp” se da varias veces en la Biblia para referirse al golfo de Aqaba (por ejemplo en 1 Rey. 9:26 se dice que está en la tierra de Edom) y puede referirse al golfo de Suez en otras ocasiones (por ejemplo, en Éxodo 10:19, donde Dios precipita las langostas en el “Yam sof”). La palabra Hebrea “sof/sûp”, sin embargo, no significa literalmente “rojo” sino “junco/caña”, y algunos estudiosos han sugerido que en el relato del Éxodo el “Yam sof” no es un mar grande sino una marisma o lago de cañas. La ruta principal de Egipto a Canán es llamada “el camino por la tierra de los Filisteos” anacrónicamente en Éxodo 13, dado que los Filisteos entraron en la zona casi al mismo tiempo del surgimiento de Israel. Es fácil adivinar por qué los fugitivos evitaban esta ruta, dada la presencia de patrullas Egipcias y guardias fronterizos. Es difícil, no obstante, entender por qué hubieron de ir hasta el Golfo de Suez, menos aún al Golfo de Aqaba. Por esta razón muchos encuentran atractiva la sugerencia del “Mar de las Cañas”. Pero la situación se complica por el hecho que el mar del Éxodo parece ser distinguido del Yan Sof en Núm. 33:8-10 (perteneciente en parte a la fuente P aunque parece estar usando una antigua lista).

El relato en prosa del cruce del mar en Éxodo 14 no identifica el mar en cuestión. En 15:4, sin embargo, se nos dice que los soldados del Faraón se hundieron en Yam sof. Éxodo 15:1-18 es un himno, del cual se cree contiene unas de las poesías más antiguas de la Biblia, más antigua que las fuentes J y E. (El argumento está basado en el uso de expresiones arcaicas y similitudes con la poesía Ugarítica) Una parte del himno es atribuido a la hermana de Moisés Miriam en 15:21. El himno era evidentemente conocido en más de una forma.

El himno básico se encuentra en 15:1-2,18. Versículos 13-17 son una expansión posterior, probablemente de un editor Deuteronómico, y un cambio de enfoque de himno de victoria sobre el Faraón a marcha triunfal de Israel hacia la tierra prometida. El himno no menciona a ningún pueblo cruzando el mar, y no menciona la tierra seca. El tema central es cómo Yahvé, el Señor, echa al Faraón y su ejército en las profundidades del mar. Es importante recordar que este himno es un himno, no una balada, y que su propósito es alabar a Dios, no describir un evento histórico. La imaginería de hundir en el agua es usada en otros poemas Hebreos como metáfora de situación de aflicción. En el Salmo 69 ora el Salmista:

Sálvame, oh Dios,
que estoy con el agua al cuello!
Me hundo en el cieno del abismo
Y no puedo hacer pie;
Me he metido en aguas profundas
Y me arrastra el oleaje

A medida que el Salmo sigue queda claro que el problema no es en absoluto ahogarse. Más bien:

Más que los pelos de mi cabeza
son los que me odian sin motivo
son poderosos los que me destruyen,
los que me hostigan sin razón

De igual manera un Salmo en Jonás 2 dice: “las aguas me asfixiaban el aliento, el abismo me envolvía, las algas enredaban mi cabeza. Bajé hasta los cimientos de los montes”(Jonás se encuentra supuestamente en el vientre del pez, pero el salmo no fue compuesto para este contexto). En estos casos, hundirse en las profundidades no es una descripción de ninguna condición física, sino simplemente una metáfora de angustia. Por analogía, se puede suponer que el himno en Éxodo 15 simplemente celebra la derrota del Faraón. Cuando dice que él y su ejército se hundieron en las profundidades como una piedra es una forma metafórica de decir que fueron completamente derrotados y destruidos. No conocemos en realidad de qué derrota del Faraón se trata, o si el himno fue compuesto para celebrar el éxodo. Puede haber sido una celebración de la huida de Egipto a Canán, o puede haber tenido en mente una batalla específica. Su lenguaje es poético, y no se deja reconstruir en eventos históricos.

Los escritores en prosa bíblicos, sin embargo, querían describir la expulsión del Faraón en términos más concretos y específicos. El relato en Éxodo 14 pertenece principalmente a la fuente Sacerdotal, pero se puede reconstruir un relato de J (sólo unos cuantos versículos son atribuidos a E). El relato de J dice:

14:5b. El faraón y sus cortesanos cambiaron de parecer sobre el pueblo y se dijeron: Qué hemos hecho? Hemos dejado marchar a Israel de nuestra servidumbre6. El faraón hizo enganchar su carro y tomó consigo sus tropas. 9. Los egipcios los persiguieron con los caballos, los carros del faraón, sus jinetes y su ejército. 9. Los Egipcios los persiguieron. 10. Al acercarse el faraón, los israelitas alzaron la vista y, al comprobar que los egipcios marchaban tras ellos, se llenaron de temor y clamaron a Yahvé. 13. Moisés respondió al pueblo: “No temáis; estad firmes, y veréis la salvación que Yahvé os otorgará en este día, pues los egipcios que ahora veis, no los volveréis a ver nunca jamás. 14. Yahvé peleará de vuestro lado; vosotros no os preocupéis…… etc.

Aquí de nuevo no se nos dice que los Israelitas cruzasen el mar. Se da la impresión de una ola de marea, que retorna y se traga a los Egipcios. Uno se puede imaginar como puede haber sido inferido este relato según la poesía de Éxodo 15. El Yahvista añade unos cuantos retoques distintivos, como el papel de la columna de nube.

El relato sacerdotal añade más embellecimiento a la historia. A Moisés (el niño) se le dice que extienda sus manos sobre el mar para que las aguas se separen (Gén. 1:6-10, donde Dios separa las aguas, y reúne las aguas bajo el cielo en un solo lugar, de manera que pueda aparecer la tierra seca). Los Israelitas pasan a través, pero Moisés otra vez extiende de nuevo sus manos y hace que las aguas vuelvan a su lugar tragándose a los Egipcios que vienen tras ellos. Este vívido relato es la culminación de un largo proceso. No ha de ser visto como memoria histórica sino como uno de una serie de intentos imaginativos para darle expresión concreta a la creencia que Yahvé rescató a su pueblo y derrotó a los Egipcios.

La imaginería del mar continúa ejerciendo un efecto poderoso sobre la imaginación religiosa del antiguo Israel. Otros pueblos del Medio Oriente tenían historias del combate entre un dios y el mar, o el monstruo marino. El mito Ugarítico de Baal y Yamm es el más cercano al contexto de Israel. La batalla entre Marduk y Tiamat en el Enuma Elish es también relevante. En los salmos bíblicos, también, se relata como Yahvé batalla con el mar. En el Salmo 114 se nos cuenta como el mar huye ante el Señor. En Salmo 77 también se nos relata como el mar tiembla ante Dios. Uno de los pasajes más vívidos es el de Isaías 51:9-11, donde el profeta pregunta: “No eres tú el que partió a Ráhab, el que atravesó al Dragón? No eres tú el que secó la Mar, las aguas del gran Océano, que trocó en camino el lecho del mar para que pasasen los rescatados?”. Ráhab y el dragón eran monstruos marinos, supuestamente derrotados por Yahvé en el proceso de la creación (aunque esta historia nunca es narrada en la Biblia). El éxodo, según la visión de los profetas, fue un evento del mismo tipo. No sería exagerado decir que el Éxodo fue el mito de la creación de Israel, y que la imaginería del mar ofrecía una poderosa manera para dar expresión a su mítico carácter. Igual que los antiguos mitos del Medio Oriente ofrecían paradigmas mediante los cuales varios eventos podían ser vistos y dotados de sentido, el Éxodo se convierte en el paradigma para la comprensión de eventos posteriores en la historia de Israel. Los profetas imaginaron un nuevo éxodo, como la manera en la cual Israel pudo empezar de nuevo, y renovar su relación con Dios. Este motivo es especialmente importante después del exilio en Babilonia, sea en la forma del retorno del exilio o la de una liberación final escatológica.

Otro tema del relato del episodio en el mar requiere ser comentado. El himno en Éxodo 15 declara: “Yahvé es un guerrero, Yahvé es su nombre”! La idea que los dioses son guerreros es común en el antiguo Medio Oriente. Una razón mayor por la que los Israelitas adoraban a Yahvé era porque creían que era un poderoso guerrero, que podía ayudarles a derrotar a sus enemigos (o simplemente derrotarlos en beneficio de ellos). Implícitamente en esta imagen de Dios hay una pesimista visión de la vida, como un ruedo de conflicto constante entre fuerzas competidoras. El libro del Éxodo para nada nos da a entender que hemos de amar a nuestros enemigos. Esta visión de Dios y la vida fue restringida considerablemente en tradiciones posteriores, aunque nunca fue completamente rechazada. Persiste en el último libro de la Biblia Cristiana, el libro del Apocalipsis, donde Jesús aparece como guerrero desde el cielo para matar a los malos con la espada de su boca (Apoc. 19). Alguna gente en el mundo moderno puede encontrar la violencia de esta imaginería repelente, pero su poder no puede ser negado. En el contexto del Éxodo, es el poder de Dios como guerrero lo que le da al pueblo esperanza en la esclavitud, y ha continuado dando esperanza a la gente que ha sufrido opresión a lo largo de los siglos. Los dioses-Guerreros eran también vistos actuando a favor de los poderosos, y en este caso la imaginería puede apoyar una visión opresiva del mundo. En Éxodo, sin embargo, el Dios guerrero está de lado de los débiles, y esta imaginería ha inspirado y apoyado movimientos de liberación en los tiempos modernos.

CONCLUSIÓN
Al final, poco se puede decir acerca del éxodo como historia. Es como si alguna memoria histórica estuviera subyacente en el relato, aunque la narrativa tal y como la tenemos está plagada de detalles legendarios y le falta evidencia de fuentes arqueológicas o de otras fuentes no-bíblicas que la apoye. El relato de la travesía del mar parece haber surgido de intentos para completar las alusiones en el himno conservado en Éxodo 15. Este himno celebra una derrota de algún tipo de un faraón, aunque las referencias al ahogamiento son poéticas, y no pueden ser utilizadas para obtener información histórica.

Sean cuales sean sus orígenes históricos el relato del Éxodo se convirtió en el mito fundacional de Israel (especialmente del Reino del Norte) y del Judaísmo tardío. Es más importante que cualquier otro relato bíblico para establecer la identidad Israelita y Judía. Es repetidamente invocado como punto de referencia en los Profetas, en los Escritos posteriores, y en el Nuevo Testamento. Ha servido de paradigma de liberación de numerosos movimientos a lo largo de la historia de Occidente, desde los Puritanos hasta Latino América. Puede ser visto con justicia como uno de las historias más grande e influyente en la literatura mundial.
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OTRAS LECTURAS
COMENTARIOS
Childs, Brevard S. “The Book of Exodus”. OTL. Philadelphia: Westminster, 1974. Contiene extensas discusiones de la historia de la interpretación y significado teológico.

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Greenberg, Moshe. “Understandign Exodus”. New York: Behrman, 1969. Comentario sensitivo desde una perspectiva Judía.

Noth, Martin. “Exodus”. OTL. Philadelphia: Westminster, 1962. Comentario clásico sobre la historia y tradiciones.

Propp, William H.C. “Exodus 1-18”. AB 2. New York: Doubleday, 1998. Philological commentary. Excepcional, pues asigna la mayor parte del Éxodo a la fuente E.

A NIVEL DE HOMILÍA
Brueggemann, Walter. “The Book of Exodus”. En NIB 1.677-981.

Fretheim, Terence E. “Exodus”. IBC. Louisville: Westminster, 1991.

TEMAS HISTÓRICOS
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Shanks, Hershel, William G. Dever, Baruch Halpern, and P. Kyle McCarter. “The Rise of Ancient Israel”. Washington, D.C.: Biblical Archaeolgoy Society, 1992. Útil presentación de los temas históricos.

TEMAS RELIGIOSOS Y LITERARIOS
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Cross, Frank Moore, “Canaanite Myth and Hebrew Epic: Essays in the History of the Religion of Israel”. Cambridge: Harvard Univ. Press, 1973 (112-44). Discusión clásica de la Canción del Mar a la luz del mito Cananeo.

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INFLUENCIA DEL ÉXODO SOBRE LOS PURITANOS Y OTROS
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