sábado, 30 de junio de 2007

ANTIGUA GRECIA, MITOS

Mito y ritual

Visto desde un punto de vista radical, el mito es la parte hablada del ritual. …. La definición de los rasgos del mito, como opuesto a la saga, cuentos populares etc. es su conexión con el ritual. Pero en las antiguas y modernas culturas encontramos rituales sin el correspondiente mito explicatorio. Uno puede argüir que los mitos sin ritual derivan de rituales perdidos, pero esta hipótesis no puede ser verificada. El ritual es mucho más antiguo en la historia de la evolución puesto que se puede trazar hacia atrás en los animales.

Según Jenófanes, un mito es un cuento tradicional. No es necesario que le mito forme parte del ritual..las historias continuas aparecen en el ritual solo ocasionalmente.

En los Griegos, la Piedad era una cuestión de ritual, pero el mito es omnipresente. No estoy diciendo que el ritual sea una dramatización teatral del mito. La relación de los dos es clara si tomamos el ritual por lo que es, si aceptamos que su función es dramatizar el orden de la vida. Expresándose en modos básicos de conducta, especialmente agresión. A su manera, también puede explicar el orden de la vida. Como es bien conocido, frecuentemente explica y justifica órdenes sociales, y al hacerlo está relacionado con el ritual, que tiene lugar mediante medios de interacción social. Los temas más excitantes en el mito vienen del ámbito de la sexualidad y la agresión, y esos son prominentes en la comunicación ritual. Las más fascinantes historias conciernen a los peligros de la muerte y la destrucción. Estas tienen su contraparte en la muerte sacrificial.

Los rituales son patrones de conducta redireccionados con un referente desplazado. Cazando y después en el sacrificio, los modos agresivos de conducta entre los hombres se desvían hacia los animales; en el mito, por otro lado, es una víctima humana. Los miedos se despliegan en el ritual preparatorio….

En cierta medida, el mito puede reemplazar al ritual, especialmente en su función de expresar la unidad y organización del grupo. El lenguaje es muy superior al ritual en su precisión y destreza. Una palabra, un grito pueden reemplazar un una danza de guerra complicada. Pero debido a su gran flexibilidad, el lenguaje también es voluble. Se puede abusar de él o usar para engañar. Por lo tanto, la sociedad siempre vuelve al ritual, incluso si es contrario a la racional aceleración de la comunicación. Un acuerdo puede ser expresado rápidamente en palabras, pero sólo se hace efectivo mediante los gestos rituales: abiertas, manos sin armas que se dan unos a otros –en una mutua muestra de agresión—sellando mutuamente lo que antes se había acordado. Similarmente, se puede concebir una religión sin mitos, pero no una religión que usa el mito sin práctica ritual.

LA MATANZA RITUAL

La conducta del cazado quedó establecida y al mismo tiempo devino transferible mediante la ritualización. Esta no puede ser explicada solamente mediante mecanismos psicologicos de imitación o huellas, tradición, mediante el cual las costumbres son heredadas. Esos rituales eran imprescindibles debido a las cosas particulares que realizaban. Los únicos grupos prehistóricos e históricos obviamente capaces de autoafirmarse eran aquellos que se mantenían unidos por el ritual del poder para matar. Las primeras sociedades masculinas vagaban juntas para la caza colectiva. Mediante la solidaridad y la organización cooperativa, y estableciendo un orden inviolable, el ritual del sacrificio le dio a la sociedad su forma.

El sentido de comunidad surge de la agresión colectiva. Por supuesto que una sonrisa puede establecer contacto, y un niño llorando puede enternecer nuestros corazones, pero en todas las sociedades humanas “la seriedad” toma precedencia sobre la amistad y la compasión. Ningún acuerdo, contrato, alianza se realizan sin sacrificio, sea en Israel, Grecia, Roma etc.

Complicadas estructuras encuentran expresión en los diversos papeles que asumen los participantes el curso del ritual. Está el señor del sacrificio, cada participante tiene unas funciones y realiza unos actos de acuerdo con un orden fijado, preciso. Por eso las jerarquías manifiestas en la ceremonia les es dada una gran importancia social y son tomadas muy en serio.

La culpa es seguida por la reparación, la destrucción por la reconstrucción. Su manifestación más simple está en la costumbre de recolección de huesos, los cuernos etc. estableciendo un orden cuyo poder reside en el contraste con lo que fue antes. En la experiencia de matar uno experiencia lo sacra que es la vida; la cual es alimentada y perpetuada por la muerte. Esta paradoja está encarnada está encarnada, expresada y generalizada en el ritual. Cualquier cosa que pretenda durar y ser efectiva debe pasar mediante un sacrificio el cual abre y resella el abismo de la aniquilación.

Una casa, un puente etc. sólo se mantendrán firmes si algo sacrificado permanece debajo. Un animal sacrificial es matado en un agujero en el suelo y quemado junto con ofrendas de incienso, frutas, miel, y vino. La piedra era entonces situada sobre los resto mientras esto estaba aún calientes. Posteriormente, los vecinos retornarán regularmente cada aniversario del sacrificio para repetirlo. Similarmente, altares y estatuas pueden ser puestos sobre la víctima en el curso de un ritual. Cualquier nueva creación, incluso el nacimiento de la música, requiere muerte ritual. Subyacente al uso práctico de flautas de huesos, liras con caparazones de tortuga, y tímpanos cubiertos con piel de vaca es la idea del sobrecogedor poder la música viene de un transformación y superación de la muerte. Así, un hombre asesinado es fácilmente hecho un héroe o incluso un dios, precisamente por su horrible fin. En cualquier caso, la apoteosis siempre está precedida por la muerte.

El sacrificio nos transforma. Yendo a través del acto irreversible alcanzamos un nuevo plano. Siempre que una nueva etapa es alcanzada conscientemente e irrevocablemente, está inevitablemente conectada con el sacrificio. Es seguido por un determinado Bios, o estilo de vida, el sacrificio deviene una iniciación. Así, el nuevo estilo de vida y el sacrificio en son más bien complementarios: la homofagia es seguida por el vegetarianismo. Matar justifica y afirma la vida; nos hace conscientes del nuevo orden y nos da poder.

Siguiendo a Rudolf Otto, los estudiantes de religión han usado los siguientes conceptos para describir la experiencia de lo Santo: terror, bendición y reconocimiento de una autoridad absoluta, mysterium tremendum, fascinans, and augustum. Esta combinación de elementos ocurre en un sacrificio ritual. Los jóvenes tienen que confrontar lo Santo una y otra vez de manera que la tradición ancestral en orden a poseerla.

El ritual es un patrón de acción redirigido para servir de comunicación, y esto significa que los términos de expresión están abiertos a sustitución –simbolización. La más salvaje forma de destrucción, la de hacer un objeto añicos, puede ser realizada sobre una planta de hiedra, y en lugar de un palo mortal, un tallo de caña flexible puede usarse. Las fuerzas espirituales encuentran así liberación en un juego inofensivo el cual eleva el sentido de orden social mediante la dramatización.

No menos importante fue el extendido simbolismo que trajo las nuevas fuentes de alimentos mediante la agricultura ---cebada, trigo—que fueron añadidas al tema de la matanza ritual. El patrón ritual era tan fuerte e inflexible que una comida celebrando el festival sin el horror previo de la muerte no habría sido tal festival en absoluto.

Como hemos mostrado, en el ritual de caza, la muerte da lugar a un nuevo orden de la vida. En agricultura, la victoria de la vida puede ser sentida con mucha más inmediatez…… Los contratos son sellados con libiaciones de vino, y las bodas se celebran cortando el pastel o el pan; cortar o romper ha de preceder el comer, así como matar precede la comida de carne.

Pero el mito no es bastante. Sacrificio de sangre ha de ser hecho durante el festival de la cosecha y durante las preparaciones de este. Aquí lo salvaje debajo de lo aparentemente civilizado exterior es exorcizado. En Grecia las víctimas eran animales. Pero en los trópicos, las mismas regiones que tenían un clima más favorable, los plantadores regresaron al sacrificio humano, al canibalismo cultual. Sólo de esta manera, se decía, podía crecer la semilla y ser cosechados los frutos. La vida civilizada dura sólo dándole una forma ritual a la fuerza bruta que todavía está dentro de los hombres…..

El horripilante mal que funciona en el ritual cumple una función, ej. Conservar una estructura social a lo largo del curso de las generaciones. De nuevo, la vida se eleva desde los peligros de la muerte. El individuo experiencia en sí mismo como, después que la vida ha sido puesta en peligro, hay una resurrección, un renacimiento.

Pero es precisamente lo irracional, el carácter compulsivo del mecanismo de esta conducta que nos confronta más claramente hoy día. La guerra es ritual, una auto-proyección y auto-afirmación de la sociedad masculina. La sociedad masculina encuentra la estabilidad enfrentando la muerte, desafiándola mediante una muestra de la disposición a morir y en el éxtasis en la supervivencia.

La emancipación de la guerra está todavía muy lejos.

Entre los Griegos, una expedición militar era preparada y terminaba mediante sacrificios rituales. Un sacrificio antes de la partida, después adornos y coronas antes de la batalla, como si fuera un festival.

Cada generación tiene el derecho y la obligación de tener su guerra.

LA SEXUALIZACIÓN DEL RITUAL DE MATAR; SACRIFICIO DE LA DONCELLA, CULTO AL FALO

No hay orden social sin orden sexual. La agresión masculina y la sexualidad masculina están ligadas mutuamente. Las acciones de apuñalar, piercing, empujar etc. son metáforas para el órgano sexual. Sea un palo, una espada, un cañón, una pistola etc. son símbolos masculinos relacionados con el órgano sexual. …….La ambivalencia del guerrero y la virgen. Los griegos tenían prohibido tener relaciones en un santuario.

Precisamente, dado que el ritual de matar está cargado sexualmente, la abstinencia sexual es frecuentemente una parte para prepararse para el sacrificio, para la guerra y para la cacería. Artemisa, es cazadora y virgen; su sirviente Hipolito hace de la castidad el principio guía de su vida. Afrodita triunfa en su caída, y su templo está detrás de su santuario y sepulcro. En el crecimiento del individuo, la necesaria polaridad de la vida, el movimiento zigzagueante entre la renuncia y el cumplimiento, está en constante peligro de devenir unilateral y absoluta. Antes de un agon, que era también un festival de sacrificios, los atletas tenían que seguir una dieta vegetariana y abstenerse del sexo. La victoria y el sacrifico en el altar eran seguidas frecuentemente por un festival de casamientos, de acuerdo con la fantasía mítica. Muchos misterios requerían la abstinencia sexual durante un cierto periodo precedente a la iniciación; algunas formas de sexualidad acompañaban la conclusión de la ceremonia. Así como el ámbito de lo extraordinario es sexualizado, así el orden diario es desexualizado mediante la herramienta de la civilización, o sea, mediante el ritual. En primer lugar la prohibición del incesto es universalmente reconocida y es la base de nuestro concepto de la familia. Por otro lado, la agresión juega un papel prominente a la hora de erigir estas barreras, proveyendo motivación- principalmente los celos- y los métodos para regularlas. Toda la actividad permisible y necesaria está restringida a un área permanente la cual es, a su vez consagrada y Tabú.

Claro, este orden es violado una y otra vez, para volver a ser restituido. El sacrificio ritual es un medio de restablecimiento del orden extraordinario. Hasta el matrimonio es una iniciación es el producto de ritos sacrificiales. … aquí, también, el nuevo orden estaba basado en sacrificios. Los rituales no mitigan la transición; más bien la enfatizan creando inhibiciones y culpa… y el alma human se adecua a tales estructuras debido a su capacidad para la inhibición y la obediencia resignada.

Para tener éxito en la tensión entre los mundos interior y exterior, el hombre ha de practicar la renunciación. Al renuncia al amor, la frustración puede ser transformada en habilidad agresiva. La única actividad que no puede bajo ningunas circunstancias ser renunciada en una sociedad de cazadores es la caza, y la caza no es innata, ha de ser enseñada.

Los rituales de castración juegan un papel importante en el sacrificio. Sabemos por Marcial que en el chivo sacrificado a Dionisos era castrado por un asistente en el mismo momento que recibía el golpe mortal. La pseudo explicación para esto es que de esta manera el olor a chivo desaparecería de la carne y haciéndola comestible. Clemente de Alejandría también habla de la castración de un carnero; y la frecuente asociación de un carnero sacrificial con el fálico Hermes no es un accidente. Así, cuando el caballo de Octubre era sacrificado y su cola llevada, aún sangrando, a Regia desde el Campus Martius, sospechamos que la cola representaba el órgano genital; la cola del caballo tenía muy poca sangre para ser usada en la ceremonia. También se sacrificaban burros al dios fálico Priapos, y un mito etiológico afirma claramente que la muerte del burro es debida a su remarcable y proverbial lujuria. Píndaro incorpora tales asociaciones en su descripción del sacrificio del burro Hiperbóreo.

LAS FALORÍAS

El ritual de reparación correspondiente al ritual de castración evidentemente consistía de una especial y sorprendente, costumbre provocativa. Se le rendía culto a un falo y era llevado a través de la ciudad como en triunfo. Su culto implicaba sumisión, el devoto era forzado a asumir un papel y apariencia femeninos, presentando su trasero. Tales prácticas son conocidas en las procesiones de Dionisos. Los estudiosos ofrecen una explicación fácil para esas procesiones fálicas en términos de ritos fertilidad, dejando abierta la cuestión de si esta fertilidad es animal o vegetal, o ambas a la vez. El acto que produce fruto, o sea, la unión de macho y hembra, es precisamente lo que el falo no indica; no permanecen con sus cabezas en la tierra sino erguidos. Están erectos, alzados, impresionantes en lugar reproductivos. Es más, aquellos que llevan el falo no son intifálicos, que Dionisos cabalgando sobre el obsceno asno aparece afeminado y dulce. Esta polaridad es comprensible, hasta necesaria, en vista de las tensiones e inhibiciones contenidas en el ritual del sacrificio. Las calorías presuponen castración sacrificial y asume el carácter de la restauración y reparación consonante con la transición de la seriedad a la fiesta, el periodo de licencia.

El acto del culto comprende disponer del objeto de culto, hay pues un ritual. En la versión mitológica los mismos eventos ocurren: después que las mujeres de Lemnos hubieron exterminado a todos los hombres, Zoas era llevado en un ataúd de madera en procesión Dionosiaca hacia la playa donde se dejaba flotar el ataúd. Hay un ejemplo más temprano de un falo flotando en el mar en la mitología Griega. Cuando Cronos, a instancias de la Tierra, castró a su padre en los cielos, tiró las partes cortadas al mar. Todo un gesto ritual incrustado en un mito especulativo, incluso cuando no somos capaces de localizar el ritual.

Cuanto más grande el falo, más grande el elemento de humor. Para el hombre, inventor de armas muy serias, las pocas serias amenazas de los gestos obscenos son demasiado transparentes. La agresión se disuelve en risas. Es característico que los rituales que requieren seriedad podían sustituir un arma por el falo –el arma de un animal cazado, los cuernos del chivo o del toro. De acuerdo con el mito, Heracles rompió los cuernos de Aquelos en forma de Toro mientras luchaba por su prometida Daianeira. El cuerno roto se convirtió en el cuerno de la abundancia, derramando flores y frutas. Ya en las tempranas representaciones del Paleolítico de la Venus de Laussel, la diosa agarra un cuerno en sus manos. Y quizá es significante que en los vasos Corintios, la danzarinas Dionisiacas llevan a menudo cuernos de los que beben vino.

La reproducción sexual y la muerte son los hechos básicos de la vida. Mutualmente determinantes y ligados, ambos son actualizados en el ritual del sacrificio, en la tensión entre renuncia y cumplimiento, destrucción y reparación. La estela construida en un sepulcro puede tomar la forma de un falo. Las orgías y la muerte son vecinas cercanas. El ritual sirve en el proceso mediante el cual el grupo perpetúa su existencia mediante la muerte.

sábado, 2 de junio de 2007

MITOS DE LOS ORIGENES

LOS MITOS DE LOS ORÍGENES/MUERTE Y RESURRECCION

La mayoría de los mitos de los orígenes ha sido recogida entre poblaciones muy primitivas que practicaban el cultivo de los tubérculos o el de los cereales. En las culturas más evolucionadas, esos mitos resultan mucho más raros y con frecuencia han sufrido reinterpretaciones. Un tema muy difundido explica que los tubérculos y los árboles de frutos comestibles (cocotero, platanero) habrían nacido de una divinidad inmolada. El ejemplo más famoso procede de Ceram, una isla de Nueva Guinea: del cuerpo descuartizado y enterrado de una doncella semidivina, Hainuwele, brotaron plantas hasta entonces desconocidas, y en primer lugar los tubérculos. Este asesinato primordial cambió por completo la condición humana, pues en virtud del mismo se introdujeron la sexualidad y la muerte, las instituciones religiosas y sociales que aún permanecen en vigor. La muerte violenta de Hainuwele no es tan sólo una muerte creadora, sino que además permite a la diosa estar siempre presente en la vida de los hombres y también en su muerte. Los hombres, al nutrirse de las plantas brotadas del cuerpo de la diosa, se nutren en realidad de la sustancia misma de la divinidad.

Todas las actividades responsables (ceremonias de la pubertad sacrificios de animales o sacrificios humanos, canibalismo, ceremonias funerarias, etc.) constituyen propiamente hablando una rememoración del asesinato primordial es significativo que el cultivador relaciones con un asesinato el trabajo, actividad pacífica por excelencia, que le asegura el subsistir; en las sociedades de cazadores, por el contrario, la responsabilidad de la matanza de animales se atribuye a otro, a un extranjero. Se comprende la actitud del cazador: teme la venganza del animal abatido (más exactamente de su alma) o trata de justificarse ante el Señor de los animales. En cuanto a los paleocultivadores, el mito del asesinato primordial justifica con seguridad los ritos cruentos como el sacrificio humano y el canibalismo, pero resulta difícil precisar su contexto religioso inicial.

Un tema mítico análogo explica el origen de las plantas nutritivas como excrecencias de la divinidad o de un antepasado mítico. Cuando los beneficiarios descubren la fuente, siempre renovada, de los alimentos, le dan muerte; pero, siguiendo sus propios consejos, despedazan el cuerpo y entierran los fragmentos, de los que más tarde brotan plantas nutritivas y otros elementos necesarios para la agricultura, como aperos agrícolas, gusanos de seda etc.

La significación de estos mitos es evidente: las plantas nutritivas son sagradas, puesto que proceden del cuerpo de una divinidad. Al alimentarse, el hombre come, en última instancia, el cuerpo de un ser divino. La planta nutritiva no está dada en el mundo, como el animal. Es el resultado de un dramático acontecimiento primitivo, en este caso del resultado de un asesinato.

A. E. Jensen estimaba que el mito de Hainuwele pertenece específicamente a los cultivadores de tubérculos. En cuanto a los mitos relativos al cultivo de los cereales, ponen en escena un robo primordial: los cereales existen, pero en el cielo, celosamente guardados por los dioses; un héroe civilizador sube al cielo, se apodera de algunos granos y los regala a los hombres. Jensen clasifica estas dos series de mitos como de tipo Hainuwele y de tipo Prometeo, relacionándolos respectivamente con las civilizaciones de los paleocultivadores de tubérculos y de los agricultores propiamente dichos, que serían los cultivadores de cereales. La distinción es ciertamente real. Sin embargo, por lo que se refiere a los dos tipos de mitos de los orígenes, es menos rígida de lo que pensaba Jensen, pues hay bastantes mitos que explican la aparición de los cereales a partir de un ser primordial inmolado. Añadamos a esto que en las religiones de los agricultores también se considera divino el origen de los cereales; el regalo de los cereales a los hombres se relaciona a menudo con una hierogamia entre el dios del cielo (o de la atmósfera) y la Tierra Madre, o con un drama mítico que implica la unión sexual, la muerte y la resurrección.