jueves, 18 de noviembre de 2021

RENACIMIENTO Y MEMORIA EN LA ANTIGÜEDAD

RENACIMIENTO Y MEMORIA EN LA ANTIGÜEDAD

Un Re-nacimiento o Re-forma siempre estará moldeado mediante un recurso al pasado (memoria). Las culturas redescubren este pasado mediante el desarrollo, la producción, y la construcción de un futuro. Se puede ilustrar esto mediante el Renacimiento más temprano del que tenemos conocimiento histórico: El Renacimiento - resurgimiento Neo-Sumerio de las tradiciones Sumerioas durante el periodo Ur III, (finales del tercer milenio) después del interludio de la dinastía Sargónida. Para con Egipto, un ejemplo aún más obvio es el Reino Medio (comienzos del segundo milenio), el cual es significativo porque también se vio como un Re-nacimiento. El nombre del fundador de la XII dinastía, Amenemhet I era “whm mswt” (Repetidor de nacimientos), lo que es otra manera de decir “Re-nacimiento”: Establecieron cultos para con sus predecesores reales (igual que hoy con Hitler, Franco, Stalin, ....etc.), clasificaron las tradiciones literarias del pasado, tomaron a la persona de Snofru -Rey de la IV dinastía- como modelo y así “crearon” el “Reino Antiguo en el sentido de un pasado, cuya memoria usaron para establecer un sentido de continuidad, legitimidad, autoridad, y autoconfianza. En sus inscripciones estos reyes exhibieron este “pathos” de eternalización -“estableciendo el mañana ante sus ojos”.

 Hay que considerar la ruptura entre ayer y hoy en la cual se elige “olvidar” o “conservar” que es experimentada en su más básica y, en cierto sentido, forma primordial en la muerte. La vida solo asume la forma del pasado sobre el que una cultura de la memoria puede ser construida a través de su fin, a través de su discontinuidad irremediable. Se podría llamar esto la escena primaria o primordial de la cultura de la memoria. Hay una diferencia entre la memoria autobiográfica del individuo mirando hacia atrás desde cierto punto de vista sobre su vida, y la conmemoración póstuma de él por la posteridad, y es esta distinción la que da lugar al elemento específicamente cultural de la memoria colectiva. Decimos que los muertos viven en la memoria de los otros, como si esto fuese parte de una cierta prolongación natural de sus vidas. Pero, en realidad esto es un acto de resurrección llevado a cabo por el deseo del grupo de no permitir que el fallecido desaparezca, con ayuda de la memoria, para mantenerlos como miembros de su comunidad y traerlos con ellos a su progresivo presente. Los Re-cuerdos son un tema de lazos emocionales, modelación cultural y una referencia consciente al pasado d que supera (vence) la ruptura entre vida y muerte. Esos son los elementos que caracterizan la memoria cultural llevándola mucho más lejos del alcance de la tradición. 

 “Ninguna memoria es posible fuera del marco (estructura) usado por la gente (los pueblos) que viven en sociedad para determinar y recuperar sus re-cuerdos”. Esto significa que una persona que haya crecido en total aislamiento no tendría memoria, dado que la memoria solo puede ser formada durante el proceso de socialización. A pesar del hecho que es siempre el individuo quien “tiene” memoria, esta es creada colectivamente. Incluso los más personales re-cuerdos solo se dan mediante la comunicación y la interacción social. Nos acordamos no solo de lo que hemos aprendido y oído de los demás uno, también de como los demás responden a lo que consideramos relevante. Todas estas experiencias dependen de Inter relaciones, dentro del contexto de un marco social existente de referencia y valor. No hay memoria sin percepción la cual ya está condicionada por marcos (estructuras) sociales de atención e interpretación. 

El sujeto de la memoria es y siempre lo ha sido el individuo que, no obstante depende del “marco-estructura” para organizar esta memoria. Esto explica simultáneamente tanto el “recordar” como el “olvidar”. Si las personas -y las sociedades- solo fueran capaces de recordar lo que pueda ser reconstruido como un pasado dentro del marco referencial de su propio presente, olvidarían su propio presente, olvidarían entonces cosas que ya no tienen más semejante marco referencial (el olvido sería visto mediante los cambios en el marco-estructura. 

Expresándolo de manera diferente: la memoria de una persona se forma mediante su participación en procesos comunicativos. Se trata de una, función de su involucración en diferentes grupos sociales -que van desde la familia a la religión y la nación. La memoria vive y sobrevive mediante la comunicación, y si esta se rompe, o si los marcos referenciales de la realidad comunicada desparecen o cambian, entonces el resultado es el olvido. Solo nos acordamos de lo que comunicamos y de lo que podemos localizar en el marco de la memoria colectiva. Desde el punto de vista individual, la memoria es una conglomeración que emerge de la participación diferentes grupos de memoria.


LOS VIGILANTES Y BABILONIA

La ideología de estar relacionado con tiempos anteriores al diluvio era usada deliberadamente en las agendas reales y de otros poderes en Mesopotamia. Los reyes Asirios eran igualados con Adapa en sabiduría, conocimiento, y acciones. Adapa también era concebido como el antepasado físico dee Asurbanipal, quien se enorgullecía de su gran educación a la hora de trabajar con textos difíciles, incluyendo las “inscripciones anteriores al diluvio”, así como de sus destrezas militares y cazadoras(25). No era este un concepto particularmente Neo-Asirio en Mesopotamia. En una de sus inscripciones, el rey Babilonio Nabucodonosor I apeló a su pedigrí antediluviano, refiriéndose a Enmeduranki como antecesor suyo:

“[Nabucodonosor], rey de Babilonia….. vástago lejano de la realeza, semilla preservada desde antes del diluvio, descendiente de Enmeduranki, rey de Sippar, que estableció el cuenco puro y sostuvo la madera-de-cedro (cetro), sentándose en presencia de Shamash y Adad, los divinos adjudicadores” (Lambert 1974: 432).

La afirmación que tanto los ancestros físicos y la igualdad respecto a los personajes antediluvianos eran importantes para los reyes y sabios de Mesopotamia. Es posible demostrar, como la ideología Judía ha demonizado este concepto. Según la visión del mundo representada en I Enoch, ser un “preservador de la simiente anterior al diluvio” denotaría a un descendiente de los Vigilantes. Estas personas eran, según una tradición conservada en el Talmud Babilonio (Niddah 61a), los reyes Amorreos Og y Sihon, ejemplares enemigos de Israel. En Números 13:33, muchos Cananeos eran llamados Nephilim, hijos de Anak, quien a su vez era identificado con Rephaim en Deuteronomio 2:11. Según Números 21:!4 las batallas entre Og y Sihon eran los suficientemente significativas como para ser incorporadas en un libro perdido, “Libro de las Guerras de Yahvé” (Noegel 1998: 415). Niddah 61 dice “Shion y Og eran los hijos de Ahyah, hijo de Shemhazai” (Reeves 1992: 156). Shemhazai era el jefe de los Vigilantes, y Ahyah probablemente es Ohyah, un gigante que aparece en el Libro de los Gigantes. Og de Basán (Deut. 3:11), estaba relacionado con con la antediluviana generación de los Gigantes, según el Targum Pseudo-Jonathan del Deuteronomio 3:11.(2)

Al identificar a ciertos archienemigos tradicionales como descendientes de los Vigilantes, los autores Judíos una vez más dieron un impulso polémico al concepto Mesopotamio del gobernante como “preservador de la simiente anterior al Diluvio”. Esta inversión de actitudes también se puede percibir en las transgresiones sexuales adscritas a los Vigilantes. Los encuentros sexuales entre humanos y divinidades tenía un claro referente en el ritual real del matrimonio sagrado en la cultura Mesopotamia. En I Enoch, esta transgresión de las fronteras entre humano y divinidad es descrita como sacrílega, y fuente de irreversible corrupción en el mundo de los humanos.

Por otro lado, el tema de las violaciones sexuales realizadas por personas importantes del pasado distante era también conocido en la literatura Mesopotamia. Un precursor de la mala conducta sexual de los Vigilantes ocurre en la Épica de Gilgamesh, donde el héroe al comienzo de la épica oprime a los jóvenes y a las jóvenes de Uruk. La naturaleza precisa del acoso sexual realizado por Gilgamesh es bastante vago en el texto (I 73-78), pero la queja de las hijas y esposas de Uruk en reacción a la conducta de Gilgamesh es lo suficientemente intensa como para ser oída por la diosa (ver Davenport 2007:4-5). Esto está en paralelo con el Libro de los Vigilantes 7:6, donde el ámbito terrestre implora una intervención divina: “Entonces la tierra presentó acusación contra los inicuos” (Nickelsburg 1991: 182).

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1. Ver P. Villard, “L´education d´Assurbanipal”, Ktema 22 (1997): 137-139. 

2. Según la tradición Midrashica, Og sobrevivió al Dilivio sentado en el techo del Arca de Noé (ver Noegel 1998: 414). Los mitos que se refieren a Og de Basán están combinados con los de Ogygos de Beocia, lo que señala a un origen común. Ambos son sobrevivientes del Diluvio y gobernantes legendarios de sus tierras. Og de Basán aparece en Jos. 12:4 como último de los Rephaim. Ogygos es a menudo asociado con los Gigantes (Noegel 1998: 415), algunas veces se dice de él que fue rey de los Titanes (Annus 1999: 22-23). Goliat, de enorme altura (1 Sam. 17:4), era ocasionalmente asociado con los Rephaim igualmente (Annus 1999: 20). Dos palabras relacionadas con la mitología de los Gigantes en Griego, titanes y meropes, parecen derivar de las raíces Semitas dtn y rp´ con sus variantes (Annus 1999).

miércoles, 17 de noviembre de 2021

SUMERIA, RENACIMIENTO

SUMERIOS

Los SUMERIOS observaban el cielo en su fiesta de fin de año la llamaban a ki til , que significa “poder que hace renacer el mundo”. Creían que el mundo llegaba agotado al final del año y que para revivir debía curarse de sus males. Para renacer, necesitaba atravesar el mundo del mal. En Mari, a partir del reino de Hammurabi, se celebraba de esa manera el ritual de Ishtar, nombre que se dio en Babilonia a la Inanna de los Sumerios, diosa del amor y la guerra. El aparente descenso de los astros dioses bajo la línea del horizonte que observaron los magos de Mesopotamia fueron las primeras bajadas al reino de los muertos (mundo inferior). Estas siempre acabaron en retornos triunfales, renovaciones y renacimientos de los dioses astros.

Los hititas celebraban la victoria del Ungido sobre el dragón, que es sin duda una variante del mito de Marduk enfrentado a Tiamat. Esta o este, la bestia sobre la cual triunfa la joven divinidad, es un dragón hambriento que devora cuanto muere en el mundo y que simboliza el infierno. Es una de las formas del infierno animado, provisto de voluntad y personalidad (ver Leviatán). En los frisos y los relieves más antiguos, tanto mesopotámicos como egipcios, suele representarse con forma de enorme serpiente, cocodrilo, hipopótamo o pez descomunal.

En Babilonia, esas celebraciones anuales de renovación o renacimiento consiguieron un éxito excepcional. Durante diez días se representaba la comedia de un rey humillado a quien ponían de rodillas y abofeteaban. Luego, lo devolvían al poder tras ejecutar una serie de ritos de purificación. Las procesiones de imágenes reunían a toda la ciudad en las calles. Participaban en ellas numerosas cofradías, casi siempre formadas por devotos de los diversos gremios y oficios. El momento más emocionante, el rito más importante de la ceremonia, llegaba en el cuarto día con la declaración por parte del numeroso coro de una epopeya en siete cantos. Dicha pieza poética es el Enuma Elish.