sábado, 19 de junio de 2021

ENTRE SHANKARA Y ECKHART: CONTEMPLACIÓN DE SÍ



CONTEMPLACIÓN DE SÍ

En cualquier caso, lo fundamental es que, desde su punto de vista el conocimiento procedente de la Escritura es solo un indicador que apunta al objeto, y que desaparece tan pronto se produce la contemplación de este. Porque el conocimiento propiamente dicho es aquel que denomina “la contemplación auténtica”, el “darshanam”. Y esta contemplación, lo mismo que el conocimiento en Eckhart, no tiene nada de “visionario”. Se trata, antes bien, de “una interiorización del propio ser del Brhaman/Dios”, y se presenta como intuitus, como irrupción de una evidencia, como realización propia, evidente, de aquello sobre lo que nos ha instruido la Escritura. Esta “interiorización” no puede “producirse” activamente, no puede alcanzarse mediante razonamientos. No es una “obra”. Simplemente, acaece o no acaece, al margen de nuestra voluntad. Tiene que ser “vista”. Su desencadenante es la palabra de las Escrituras sagradas y la meditación continua en torno a la misma (pratyaya/pensamiento). Peros se trata de una contemplación propia. Surge como una especie de aperçu (en el sentido de Goethe). Entonces, todas las palabras de las Escrituras se tornan superfluas, y cesa el estudio y la meditación de las mismas.
O, como lee el comentario a la Gita 11, 54:

“No solo es capaz de comprenderme por medio de la Escritura, sino también de contemplarme verdaderamente de forma inmediata”.

Lo mismo se plantea en Eckhart. Y no sería posible describir con más exactitud el modo de “conocimiento” al que también él se refiere. Solo que, en su caso, esa contemplación tiene, por así decir, un carácter mucho más sosegado. No es algo que surja o irrumpa en un acto particular, no se da a conocer y apenas sabe de sí misma. Se trata más bien de una función durativa y total, de un elemento presente en la totalidad de la vida anímica minuciosamente distribuido en toda ella. Y por ella, en su obra, no encontramos en parte alguna una teoría al respecto tan precisa como la que ofrece Shankara. Sin embargo, Eckhart conoce lo que de “aperçu” tiene este conocimiento profundo, emergente, que se realiza en el acto particular de la conciencia empírica. Y para caracterizarlo acude a una cita de Agustín de Hipona:


“Permanece, si puedes, en ese primer instante, cuando al decir ¡verdad! Parece como si experimentaras un estallido”.


Se refiere aquí Agustín al hecho de que el sentido del concepto de “verdad” se capta de manera instantánea, como un relámpago. Y Eckhart lo aplica al conocimiento De Dios como su propio ser. Su carácter de auto-contemplación pura, incomparable con cualquier tipo de reflexión y de pensamiento acerca de uno mismo, queda caracterizado de la siguiente manera:

“Quien no comprenda tales palabras, que no abrume con ellas su corazón. Pues si un hombre no se ha hecho igual a esta verdad, no entenderá estas palabras. Ya que se trata de una verdad “no pensada” que procede inmediatamente del corazón De Dios (I.. 184)

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