domingo, 21 de febrero de 2010

EL NOMBRE DEL DIOS DE ISRAEL

EL NOMBRE DEL DIOS DE ISRAEL
En la cultura Occidental, los nombres se pueden cambiar y no son sino etiquetas de identificación para diferenciar entre individuos. En al antiguo Medio Oriente, no obstante, el nombre de una persona tenían un significado mucho más profundo, que encarnaba a toda la persona e incluso su poder. El nombre “sem” (nombre) también pude significar “yo” o “esencia”, y algunos pueblos antiguos creían que conocer el nombre de un objeto significaba obtener dominio sobre éste. Un cambio de nombre podía ser otorgado proféticamente en orden a significar una alteración del carácter, destino o estatus, como con los patriarcas: Abram por Abraham (Gén. 17:5) o Jacob por Israel (Gén. 32:28).

Los nombres de los patriarcas tales como los de Isaac, Jacob, y José son típicamente hipocorísticos; o sea, consisten de una forma del imperfecto del verbo y su sujeto pronominal, la tercera persona del masculino singular en el caso de los hombres. El sujeto nominal implicado en cada uno de estos casos es una divinidad, y generalmente hablando el dios al que se refiere es El, el jefe del panteón en la región del Noroeste Semítico. Dependiendo de la forma exacta del nombre, expresa una oración –sea una bendición o un petición- o una acción. Así, los nombres dados pueden ser explicados como sigue:

Yishaq-´el= que El se ríe (por el triunfo o mofándose)
Ya´aqob-´el= que El proteja (¿al niño?)
Yosep-´el= que El lo aumente abundantemente (los frutos del campo)

Vamos a argumentar sobre la palabra Yahvé como verbo con un prefijo-pronominal-singular-masculino-en tercera persona.

Historia del nombre: de Patriarcal a Personal
En lenguaje ortodoxo, “bene-´elohim” (hijos de Dios) es un término descriptivo que se refiere a la función de los ángeles en tanto que mensajeros (mal´akim). En un contexto politeísta Greco-Romano, Indo-Europeo, o Mesopotamico, los “arcángeles” serían llamados “deidades inferiores”. En el clima monoteísta de Israel, deidades inferiores devienen “mensajeros” al servicio de El. Algunos de los ángeles son conocidos por sus propios nombres, tales como los nombres de los arcángeles nombrados en varios pasajes (Miguel, Gabriel, Ariel, Uriel). El predicado “´el” indica que los nombres son arcaicos y predatan la época de Moisés.

Cada uno de los arcángeles, con la inclusión de Yahvé entre ellos, representa un aspecto diferente o atributo de El. Miguel (Michael= mika-´el) “Quien es como El” es un argumento retórico que sugiere que El no tiene comparación, la incontestable deidad suprema. Gabriel (gabri-´el) significa “El es mi guerrero”. Ariel (ari-´el) significa sea “León de El” o “El es mi león”, y Uriel (uri-´el) significa “Dios es mi luz”.

Si este análisis del nombre de Yahvé es correcto, habría que colocarle junto a los otros “mal´akîm”, deidades menores que eran llamadas arcángeles en la tradición monoteísta Hebrea. El antiguo Dios no era eliminado como en la mitología Greco-Romana, aunque resuenan ecos de una batalla primordial cuando Yahvé destruye los monstruos (Is. 27:1; Salm. 74:12-15). Finalmente, se suaviza la eliminación de El, y los dos dioses se funden. La anómala combinación Yahvé-Elohim, comúnmente entendida como una construcción artificial o una mezcla de fuentes, puede ser la supervivencia de la prosa equivalente del poético Yahvé El con el mismo significado original, “Dios crea”.

Yahvé es la deidad en quien el aspecto creativo de El es manifiesto. La raíz de YHWH es el verbo “hyh”, que aparece como tercera persona del imperfecto masculino singular, que puede ser traducido “Él causa la existencia; él trae a la existencia; él hace que ocurra; él crea”. En el Éxodo, la forma “´ehyeh” es un desarrollo secundario: el equivalente de la primera persona del Tetragrama, que es vocalizada como forma Qal (simple) en el Texto Masorético: “Yo vendré a ser lo que vendré a ser”. Los Masoretas no reconocían la forma causativa del verbo, que vendría a significar: “Yo traigo a la existencia”, “Yo creo lo que creo”. Así, Yahvé El ejemplifica y expresa el aspecto creativo del Dios jefe. Este aspecto de El es afirmado por Melquisedek, el rey de Salem, en Gén. 14:19, cuando dice, “Bendito sea Abram del Dios Altísimo (El-Elyon), creador de los cielos y de la tierra”. El nombre El figura prominentemente en las historias patriarcales en el libro del Génesis. En Génesis 14, cuando Abraham dice, “El Elyon creador del cielo y de la tierra”, el énfasis está en “Altísimo (el más elevado)”.

Éxodo 3:13-15
Hay varios pasajes en los cuales Dios revela su nombre personal a Moisés, incluyendo Éxo. 3:13-15, el primero registrado en la Biblia Hebrea. Mientras el nombre Yahvé es tratado como nombre propio en prácticamente todos sus ocurrencias, cuando Dios responde a Moisés cuestiones específicas, usa una forma del verbo en primera persona, la cual es presentada como equivalente al Tetragrama.

“13 Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres(B) me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?
14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY.(C) Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.
15 Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová,[a] el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos”.

Lo que se puede decir de esta presentación es que la forma del nombre dada en la primera persona es vista como verbal y es señalada por los Masoretas como un Qal del imperfecto en primera persona del singular. La tradicional traducción, “Soy el que soy”, es simplemente equivocada, pero refleja exactamente la traducción de los Setenta, “ego eimi ho on”, literalmente, “yo soy el que es”. El equivalente Hebreo sería “´ani ´ani hû” “Yo, yo soy”. El pronombre en primera persona se repite y es seguido por el pronombre en tercera persona masculino singular. “Él” sirve aquí como copula, así, la lectura literal sería “Yo, Yo soy él” (´ani hû), pero una traducción mejor del Deut. 32:39 sería “yo soy yo”(Biblia de Cipriano de Valera), la última expresión de la auto-existencia. Antes del Albright, la solución de Paul Haupt era para enmendar el segundo “´ehyeh”, así la expresión sería: “´ahyeh ´aser yihyeh” (yo causo el ser de lo que viene a la existencia).

Al mismo tiempo, esta forma verbal también es tratada como nombre sujeto de otro verbo en la combinación: “´HYH me ha enviado”. La cláusula paralela en el v. 15 tiene a Yahvé como sujeto del mismo verbo, mostrando que Yahvé y ´HYH son equivalentes. Una lectura del nombre más de cerca en su forma restaurada propuesta evita la necesidad de enmienda textual. Sin enmendar, la fórmula en Éxod. 3:14, ´ehyeh ´aser ´ehyeh, cae en la categoría de construcciones “idem per idem” común al Hebreo y al Árabe. Donde no hay posibilidades para ser más explícito, el segundo verbo sirve como predicado y así, como cognado acusativo, enfatiza la acción verbal (ej., Éxod. 16:23, “coced lo que hayáis de cocer y hervir lo que hayáis de hervir”(Nacar-Colunga). En Éxod. 3:14, el nombre personal ocurre tres veces, dos como verbo en primera persona y una como un ´alep protésico, probablemente intenso en fuerza, o sea, elativo.

A pesar de la preeminencia del Dios Creador en Israel desde los tiempos de los patriarcas, en el contexto del Éxodo, el principal énfasis está en la intervención de la Gracia y la acción Salvadora del Dios de los Padres a favor de su pueblo oprimido. Significado le es dado al tema del “sem” (nombre) de Yahvé el cual, como observa William Propp, connota “su fama, posteridad, memoria, concepto de esencia”, la revelación de lo cual precede le gran acto redentor del éxodo (Propp, Éxodo 1: 18-36). La conclusión importante es que el nombre como está aquí descrito es tratado como verbo.

Éxodo 6:2-3
Dios habló a Moisés y le dijo: “Yo soy Yahvé. Yo me mostré a Abraham, a Isaac y a Jacob como El-Saddai, pero no les manifesté mi nombre de Yahvé”.

De acuerdo con la fuente P, el nombre Yahvé no era conocido ni usado por los Patriarcas, cuya designación preferida para la deidad era “El” junto con diferentes epítetos calificativos. Por lo tanto el Dios de los Padres es “El”, que ha de ser identificado con el gran y elevado dios de la mitología Cananea, a menudo calificado en términos descriptivos que reflejan aspectos y atributos de la deidad:

1. ´el sadday-(del Akadio “saddu”) “El de las montañas”
2. ´el `elyôn- “El, el más alto”, lo que lo coloca a la cabeza del panteón.
3. ´el `Olam- lo que refleja su estatus inmortal.

Sólo más tarde será Yahvé igualado con El y, dado que el trono del cielo no es compartido por dos deidades, la deidad menor, Yahvé, asume la posición preeminente una vez que su nombre deviene intercambiable con el de El.

DEUTERONOMIO 32
En Deut. 32:7-9, “El Cántico de Moisés”, tenemos una colocación clásica de El Altísimo, distribuyendo dioses y países, y Yahvé, cuya responsabilidad particular es Israel. El contexto histórico lingüístico de Deut. 32:7-9 (Nacar-Colunga) ofrece una lectura importante del nombre de Dios. Una lectura razonable de este pasaje indicaría que El Elyon, en su papel de deidad principal del panteón, ha asignado cada nación a uno de los miembros de la corte celestial, y especialmente, que Yahvé (El) tiene a Israel como su pueblo y viceversa.

La cuestión es si El es un nombre propio, el nombre del dios jefe del panteón Semita del Noroeste, o un término genérico para la deidad, seguido de una serie de adjetivos atributivos o epítetos. Pienso que es igualmente justificable leer la lista de calificativos como predicados, y ésta quizá sea una mejor solución respecto a las conexiones gramaticales. El punto es que todos los calificativos son indefinidos (indeterminados), mientras que el sujeto es incuestionablemente definido (determinado), o sea, Yahvé el Dios de Israel.

Hay otros muchos pasajes donde la secuencia Yahvé El tiene lugar.

Salmo 10:12
1.Qûma Yahweh
´el nesa´ yadeka

Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano (Casiodoro de la Reina).

2. Qûma Yahweh-´el
nesá yadeka.

Alzáte, Jehová Dios; alza tu mano.

Por un lado, cada estrofa comienza con un imperativo segunda persona del singular masculino. El sujeto iría con el primer verbo y el objeto con el segundo. Alternativamente, se pude argumentar que la estructura es un quiasmo, con el verbo seguido del verbo y el sujeto seguido por el verbo.

Qûma Yahweh/´el nesa´yadeka.


CONCLUSIÓN
Si el Tetragrama, YHWH, es un verbo en la tradición bíblica más temprana, entonces tiene un sujeto pronominal que es expresado, y detrás de éste un nombre-sujeto. De los pasajes en Éxodo 3:6; 6:2-3, y 34:6-7, parece claro que Yahweh era originalmente un verbo del que el propio sujeto era El. A pesar de sus obvisa asociaciones Cananeas, el nombre El está profundamente enraizado en la tradición Israelita. La combinación anómala Yahvé-Elohim (Génesis 2-3) puede ser la prosa existente equivalente del poético o formulista Yahvé-El, ambos significando “Dios crea”.

Una atenta lectura del Éxodo revela que el nombre original completo del Dios de Israel era Yahvé-El, centrando la atención en el Dios más Alto como creador de todo el universo del tiempo y el espacio, en particular, de su pueblo, Israel.

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