LA ARMADURA DE GOLIAT
La detallada descripción de las armas de Goliat y su armadura en el relato del enfrentamiento de David con el gigante (1 Sam. 17:4-7) ha dado lugar a dos teorías básicas. Una trata la narrativa como factual, o fundamentalmente factual, informe de un evento que tuvo lugar en el siglo XI a.C. La otra trata este evento como ficción, creación de alguno o varios historiadores Hebreos que la pusieron por escrito quinientos años después.
Aquí vamos a seguir el primer punto de vista: Goliat estaba armado como un guerrero Miceno –yelmo de bronce (koba`, no es semítico), cota de malla (siryon, no es semítica), espinilleras de bronce (misha, no es semítica), cimitarra (kidon, espada curva), jabalina de bronce (espada) (hanit) con correa para lanzar (King y Stager 2001). Se trata de seguir el camino aduciendo restos materiales de la Edad de Bronce tardía y comienzos de la Edad de Hierro para componer le cuadro. Por otro lado, le arqueólogo Israel Finkelstein ha seguir un camino distinto, alineándose con la mayoría de los estudiosos del Antiguo Testamento, que datan la composición de los libros de Samuel hacia finales del siglo siete A.C., o más tarde, como parte de la historia Deuteronómista (Finkelstein 2002).
Un Guerrero Miceno?
Hay restos materiales que atestiguan la presencia de gente con fuertes lazos Egeos, pero de fuentes escritas extranjeros solamente, Egipcias y Hebreas, por las que la existencia de los Filisteos y el área de su establecimiento son conocidas, los Filisteos no han dejado documentos escritos. Los relieves Egipcios de los “Pueblos del Mar” en el templo mortuorio de Ramses III en Medinet Habu son bien conocidos, describen guerreros, algunos con plumas en sus peinados, otros con gorros redondos, y otros con yelmos con cuernos, llevaban corazas, espadas y escudos redondos, y, algunos de ellos, una o dos espadas. Los textos Egipcios identifican a aquellos que llevan peinados con plumas como Filisteos, Tjekker, y Danuna; a los que llevan gorros redondos los llaman Tursha; y aquellos con yelmos con cuernos, Sherden (Kitchen 1973). Estos equipamientos son comparados a menudo con las pinturas en el Vaso del Guerrero encontrado en Micenas. En un lado hay una fila de guerreros con espadas que llevan yelmos con cuernos y corazas; del otro, una fila que lleva “yelmos con crestas” (Immerwahr 1990). Los hombres en ambas filas llevan aparentemente espinilleras. Los ejemplos de armamento Miceno en sitios del Egeo pueden ser establecido de acuerdo a estas antiguas ilustraciones.
Nos permiten estos descubrimientos describir a Goliat “armado como un guerrero Micénico”? Su yelmo evidentemente no le cubre la frente, era más parecido a los yelmos cornudos que llevaban los Sherden, o los gorros redondos de los Tursha, en los relieves de Medinet Habu que a los yelmos con cuernos en el Vaso del Guerrero, que tenían forma de nariz. Los peinados emplumados de algunas de los Pueblos del Mar y sus yelmos encrestados del Vaso del Guerrero pueden también ser considerados; no hay indicación del material del que fueron hechos; la aparente banda emplumada puede haber rodeado un casco metálico redondo. La cota de malla está bien atestiguada a lo largo del Cercano Oriente en la Edad de Bronce tardía. Ejemplos de armaduras de bronce han sido recuperados en Nuzi (Starr 1930), entre otros sitios, y están bien descritos en las pinturas Egipcias (ver Yadin 1963) y mencionados en muchos documentos. La información textual y material, preeminentemente de Nuzi, sugiere que las armaduras en el siglo XV a.C. comprendían entre 400 a 500 piezas de bronce, a veces con el mismo número de piezas para las mangas. El peso de las piezas encontradas en Nuzi va de entre los 9,4 g. a 52 g. cada una, las más pesadas son para las armaduras de caballos. Una serie de unas 500 piezas grandes de 31 g. cada una y 500 pequeñas de 12 g. cada una tendrían un peso de unos 22 kg. Las piezas de armaduras no son comunes en las áreas Micénicas, pero se han encontrado ejemplos en ciertos lugares, recientemente una pieza con el nombre de Ramses II inscrito en un palacio Micénico en la isla de Salamis (informe según la Associated Press, 30 de Marzo 2006). La pieza de armadura es muy diferente de las del grupo de bronce que formaban la famosa armadura de Dendra. También es distinta de los corsés de los Pueblos del Mar, en los relieves Egipcios.
Las espinilleras de Goliat merecen más atención porque todas las figuras de guerreros Egipcios o del Medio Oriente de la Edad de Bronce tardía los muestran con las piernas desnudas. Las espinilleras no eran aparentemente usadas entonces, o en la Edad de Hierro. Formaban parte, sin embargo, del equipo de los guerreros Micénicos del siglo XIII a.C. y después. El Vaso del Guerrero describe a un hombre con espada que lleva espinilleras, si de metal o cuero no está claro (Finkelstein 2002 cree que no estaban hechas de metal), pero ejemplares de bronce han sido encontradas en tumbas Grigegas (Dendra, Kalithea, en Acaya) y en Enkomi en Chipre (Verdelis 1977). Consecuentemente, en lugar de considerar la descripción del equipamiento de Goliat “tardía” y anacrónica, una autoridad en de los tiempos Clásicos escribe, “se puede sospechar que en su tiempo y país era (Goliat) una rareza que mantenía un estilo extranjero de una época pasada” (Bowra 1961), puesto que vivía un siglo o más después de la época Micénica. Siguiendo este razonamiento, la descripción bíblica hace de Goliat un anacronismo--- detrás de los tiempos, no por delante de estos!! De hecho, las espinilleras están atestiguadas en Grecia durante el periodo Geométrico, desde el 900 a.C. en adelante, por lo tanto su uso puede haber continuado ininterrumpidamente entre los guerreros de la región del Egeo.
El arma que Goliat llevaba “entre sus hombros” (kidon), está ampliamente aceptado, era la espada curva, “espada-hoz” que aparece en representaciones en el segundo milenio a.C. colgando visiblemente de las espaldas de las deidades descritas en cilindros y sellos del primer milenio (Galling 1965). Pero esto no es seguro porque el “kidon” puede ser la espada corta que llevaban los Pueblos del Mar de acuerdo con los escultores de Ramsés III. La forma precisa de la espada de Goliat con forma de “rodillo de telar” también es incierta. Yigael Yadin propone que la espada era una jabalina con correa para ser lanzada, que el escritor Hebreo compara con un rodillo de telar, aunque esta afirmación necesita mayor evidencia (Yadin 1955).
Tanto Galling como Finkelstein asumen que el equipamiento del campeón Filisteo tiene que conformarse de acuerdo a un patrón estandar. Pero ha de suponer el lector moderno que se sabe lo suficiente a cerca de los antiguos guerreros de todos los tiempos como para afirmar que la aparente colección ecléctica de armas que lleva el gigante es imposible? Nada obliga a esperar que un gigante, que supuestamente había vivido a mediados del siglo XI a.C., hubiera de tener el mismo equipamiento que los Pueblos del Mar representados en los relieves de Ramsés III grabados un siglo antes, o compartir la panoplia usada por los guerreros Micenos. Los Filisteos en los relieves Egipcios llevaban peinados emplumados y los Sherden llevaban cascos con cuernos. Nada implica que los dos grupos estuvieran tan separados el uno del otro como para que un miembro de uno de estos no llevara el peinado del otro. Pero el hecho que Goliat era un campeón indica que podía tener lo mejor que se pudiera obtener, lo que no sería necesariamente lo mismo de lo que un soldado ordinario llevaba. Un campeón seguramente tenía el poder de elegir el equipamiento que quería.
Los Pueblos del Mar, tal y como los representaban los Egipcios, llevaban escudos pequeños, dado que peleaban desde sus barcos donde y los escudos estorbaban, y nadie era un “campeón”. Goliat avanzó desde la línea de batalla, expuesto al enemigo, por eso llevaba un escudero para protegerle todo lo posible. Evidentemente, esperaba que su oponente le atacara de cerca, así la cobertura del escudero le permitiría tener libertad para lazar su lanza con la consiguiente ventaje de tener mayor alcanza. No hay razón para suponer que el escudo era inusualmente grande, como los que protegían a los arqueros grabados en los relieves Asirios, a los cuales Finkelstein se refiere como posible fuente para el escudo de Goliat y su escudero. De hecho, la famosa daga con incrustaciones y dos sellos de oro procedentes del Sepulcro Circular A en Micenas, fechado a comienzos de la Edad de Bronce tardía, cada uno representa a un guerrero con escudo alargado (rectangular) lo suficiente como para cubrir todo el cuerpo. En adición, una estela en un sepulcro muestra a guerreros con escudos circulares muy grandes. Aunque estas ilustraciones pertenezcan a comienzos de la Edad de Bronce Tardía y los guerreros del periodo más tardío llevan pequeños escudos redondos, no hay razón para que los escudos más grandes no hubieran seguido siendo utilizados en un solo combate (ver Hiller 1999). El conocimiento del armamento y armaduras corrientes en la Edad de Bronce Tardía y Edad de Hierro es azaroso, dependiente de varios textos que han sobrevivido y algunos objetos de metal. Nadie ha mantenido que exista un inventario completo del equipamiento en uso a lo largo de esta área, aunque el fallo de cada intento de situar a Goliat en una categoría u otra no es razón para dudar de su existencia.
Un Único Combate: Un Prototipo Griego o del Medio Oriente?
El enfrentamiento entre David y Goliat ha sido comparado a menudo con las luchas heroicas en la Iliada y Finkelstein (2002) adopta la comparación, y el estudio posterior de A. Yadin (2004) toma el mismo camino. Ambos afirman que hay una similitud más grande entre los relatos Hebreo y Griego que entre el Hebreo y otros antiguos textos del Medio Oriente, notablemente en la enumeración de las armas y armadura. Sin embargo, las similitudes con relatos del antiguo M. Oriente no han de ser minimizadas. El Egipcio Sinué, cuando se enfrenta al campeón de una tribu hostil, relata como se preparó a sí mismo, enumerando sus armas: “Por la noche monté mi arco, organicé mis flechas, practiqué con mi daga, pulí mis armas”; y, en la lucha: “Cuando cargó sobre mí, le disparé mis flechas alcanzándole en el cuello. Él gritó; cayó sobre su nariz; lo maté con su hacha” (líneas 137-40 en Lichtheim 1996). Otro relato poético, de un solo combate tiene lugar en la Épica de la Creación Babilonia, el “Enuma elish”. Ahí el campeón de los dioses, Marduk, preparándose para enfrentar al monstruo del océano Tiamat, dispone sus armas: “Hizo un arco, que marcó como arma suya, añadió además la flecha, fijó la cuerda. Alzó la maza, la empuñó con su diestra. Arco y carcaj fijó a su costado. Ante sí envió el relámpago, de llama abrasadora llenó su cuerpo. Hizo luego una red para envolver en ella a Tiamat…..” (Enuma Elish, Líneas 35-40 en Foster 1993). La mayoría de las narrativas antiguas del M. Oriente, sean en poesía o prosa, narran las hazañas de dioses y reyes en las que raramente tiene lugar un solo combate, reduciendo así la cantidad de comparación posible con David y Goliat. El hecho que haya un mayor número de casos en la Ilíada no significa que el texto Hebreo haya de ser relacionado al Griego.
Un rasgo a señalar en 1 Samuel 17 es la lista prosaica de los pesos de la cota de malla y el peso de su lanza. Esto significa que la descripción no está hecha sólo para mostrar como el adversario apareció ante los asustados soldados Israelitas en el Valle de Ela, sino que ofrece fundamento para su miedo anticipando la victoria cuando el gigante fue despojado y sus pertrechos evaluados. Los versículos 5-7 caen, por lo tanto, en la misma clase de las descripciones enumerativas como la lista de provisiones que Abigail llevó a David en el desierto de Maon (1 Sam. 25:18), o la corona de un talento de peso capturada en Rabat Amon (2 Sam. 12:30). Pueden ser comparadas con las listas frecuentes de botín en las inscripciones reales Egipcias y Asirias de todos los periodos. Así, R. Alter (1999) comenta que la “enumeración Homérica de armaduras y armamentos no es típica de la Biblia Hebrea” (citado por A. Yadin 2004) está mal fundamentada.
Escritos Hebreos Tempranos
Un fundamento importante para la disputa de Finkelstein es la negación de la posibilidad que los escribas Hebreos estuviesen escribiendo literatura e historia en Jerusalem antes de los tiempos de Ezequías. El pequeño tamaño de la ciudad, como está atestiguado por las excavaciones, y la convicción que “Judá no llegó a ser un estado completo con una administración avanzada antes de este tiempo” (Finkelstein 2002) son los fundamentos de esta negación. Es verdad que el número de inscripciones Hebreas, fragmentos de cerámica, sellos, y grafitis que han sido descubiertos y que pueden ser fechados antes de la conquista Asiria de Samaria es mucho menor que el número de las del periodo posterior (ver Renz y Röllig 1995-2003). Pero la creación en el siglo IX a.C. de la narrativa histórica conocida como la Inscripción de Mesa (la Piedra Moabita) en el igualmente pequeño y subdesarrollado Moab, y la creación del texto de la narrativa Aramea en la estela sobre Tel Dan, y del relato profético presentado en el texto sobre escayola de Deir ´Alla, contradicen claramente todo esto. No es probable que las dos primeras fuesen compuestas oralmente y grabadas inmediatamente sobre las piedras, y la tercera es lo más probable una reproducción de una columna de un rollo de pergamino. Ninguna era Judía, pero cada una atestigua actividad de escritura a nivel de textos bíblicos en el siglo IX a.C.; estos son más cortos debido a su propósito y materiales de escritura (Millard). Los grafitos escritos en las paredes y jarras, al sur, en el remoto caravansarai de Kuntillet ´Ajrud a comienzos del siglo VIII a.C. demuestran que alguna gente era capaz de escribir Hebreo en esos tiempos, lejos de las grandes ciudades (ver Renz 1995). Definir Judá como un “estado” –un término sin equivalente en el antiguo Semítico- involucra imponer teorías modernas a cerca de la formación del estado en las sociedades antiguas, lo cual también puede dar una impresión errónea. Esas teorías exigen requerimientos que no encajan con la situación que presentan los antiguos reinos, mientras que los datos arqueológicos introducidos para apoyarlas son demasiado escasos o incompletos para cargar con el peso puesto sobre ellas.
La Posibilidad de Memoria Histórica
Que el episodio de Goliat forme parte de la historia del Deuteronomista no implica que era una invención del siglo VII, de manera que “deba ser leída contra el fondo del tiempo en el que la historia fue puesta por escrito” y comprendida como una reflección de ese tiempo (Finkelstein 2002). Hasta que no haya prueba indudable que el autor(es) no tuvo medios de acceso a la información a cerca de tiempos más tempranos, la posibilidad de que sí la tuvieran, como afirman en muchos pasajes(por ejemplo, “el libro de Yasar” -“ Sam. 1:18-, “los libros de las Crónicas de los reyes de Israel” y “de Judá” -1 Reyes 14:19,29, etc.-, o “el libro de las crónicas de Salomón” -1 Reyes 11:14-), no puede ser descartada. Cuan exacta era la información, o cuan exactamente el Deuteronimista(s) la transmite, ha de ser examinado en cada caso. Ahora, es un hecho bien establecido que dondequiera, en la Historia Deuteronomista, un hecho puede ser verificado contra fuentes externas adecuadas, las dos demuestran ser remarcablemente armoniosas, como queda mostrado por las referencias extrabíblicas a reyes como Ahab o Ezequías, Mesa de Moab, o Hazael de Damasco, o Tiglat-pileser o Sanaquerib de Asiria. La descripción de las diferentes situaciones políticas desde el tiempo de David hasta la caída de Jerusalem también encajan con el testimonio de las fuentes extrabíblicas.
En la literatura de otras sociedades antiguas del M. Oriente, hay textos que describen de forma similar eventos que supuestamente ocurrieron mucho antes que las obras fuesen compuestas. De nuevo, donde hay información adecuada para verificarlos, esos textos aparecen a menudo reflejando los más remotos tiempos bien, como queda demostrado en los cuentos Babilonios a cerca de Sargon de Akad y su nieto Naram-Sin, que sobrevivieron en copias hechas cinco siglos antes (ver Millard 2002 y comparar el estudio de Hallo 2001). La historia reciente del estudio de esos cuentos es instructiva. Un historiador ha establecido argumentos para mostrar como las historias reflejaban realmente el periodo cuando las copias disponibles fueron escritas, el antiguo periodo Babilonio (2000-1600 a.C.), siendo su propósito justificar las acciones políticas de los gobernantes de ese tiempo emulando los éxitos de los famoso reyes antiguos. Señala en particular la ausencia en las inscripciones históricas de esos reyes de varios eventos y títulos reflejados en los cuentos. Pero la publicación de nuevos textos a cerca de los reyes de Akad, copias fidedignas de sus propias inscripciones, han socavado este caso, porque han revelado que los eventos y títulos que pensaba pertenecían a tiempos más tardíos tenían su lugar en la época temprana (explicado por T. Potts (2001).
Esto sirve como aviso en el caso de la armadura de Goliat. Finkelstein afirma que la descripción de la panoplia de Goliat “como ensamblaje……. perfectamente encaja con el armamento de los hoplitas Griegos de los siglos VII al V a.C. Su equipamiento incluido el yelmo de metal, espinilleras, dos jabalinas, una espada…. y un amplio escudo.” Aunque cada una de esas piezas puede ser encontrada en tiempos más tempranos, no eran “lo más común” de su especie (Finkelstein 2002). Pero, como se ha mostrado arriba, el encaje entre ellas no es perfecto, ni hay buenas razones para insistir que Goliat estaba armado al estilo “más común”. “No hay razón para negar la posibilidad que hubiese un cuento antiguo de un duelo entre David y un guerrero Filisteo,” Finkelstein (2002) escribe, procediendo a erigir su caso sobre que el Deuteronomista se basa en la armadura de los hoplitas Griegos como parte de su descripción de “una edad de oro de la Monarquía (de Israel) unida”. Pero la posibilidad de una memoria histórica pude también implicar que el relato del equipamiento del guerrero había sido correctamente transmitido durante varios siglos.
Contraste del Bronce y el Hierro
Muy significativamente, el material de la armadura de Goliat –yelmo, espinilleras, malla de cota- y de su espada (kidon), a saber, bronce, es embarazosa para aquellos que relacionan el pasaje a una fecha más tardía, porque, como admite Finkelstein, “en el siglo VII a.C. las piezas de la armadura, la jabalina, y la espada…….. estaban hechas, en la mayoría de los casos, de hierro” (Finkelstein 2002)-(P.K. McCarter 1980, observa que el bronce “continuó siendo utilizado cuando no se requería una extrema dureza en tiempos de los Romanos). “La apariencia de Bronce, dice, es para impresionar y resaltar la figura de Goliat”. Pero el contraste entre las dos palabras “bronce” – “hierro” en 1 Sam. 17:5-7 parece señalar hacia un origen más temprano del pasaje bíblico, a pesar que Gallin (1966) desestimó su valor. Todo el armamento de Goliat –yelmo, cota, espinilleras- y su jabalina (o espada) eran de bronce (Hebreo “nhst” se refiere a cobre y bronce), pero el la punta de su lanza era de hierro (Traducción Biblia Nacar-Colunga). La diferencia de metales es notable, pues de un campeón nacional se espera llevase lo mejor en armamento, y, si el relato hubiese sido escrito tarde en la Edad de Hierro, en el siglo VII o después, ésta habría sido de hierro, como dice Finkelstein. Descubrimientos de armaduras de hierro, yelmos y armamentos en Asiria ilustran esto, aunque muchos otros ejemplos muestran que el bronce todavía era corriente. Sólo la punta de la jabalina de Goliat era de hierro, lo que, de nuevo, es apropiado para el periodo en que el hierro comenzó a estar disponible, aunque era costoso y estaba siendo gradualmente puesto en uso (Millard 1988). Es pertinente señalar que las raras referencias al hierro en los siglos XIV al XII a.C. se refieren particularmente a armas, dagas, y puntas de flechas (Moorey 1995).
Es justificable, por lo tanto, permitir la posibilidad que el relato de la panoplia de Goliat en 1 Sam. 17:5-7 conserve muchos detalles más antiguos, más tempranos, de hecho, del siglo XI a.C. Con respecto a los libros de Samuel y Reyes, dondequiera antiguos documentos se refieren a los mismos eventos, se muestran en armonía con los textos bíblicos Hebreos, un hecho que pesa a favor de leer otros pasajes en esos libros positivamente, asesorando sus testimonios contra las situaciones que implican, y solamente descartarlos si el caso en contra de ellos es convincente e indisputable.
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