EL GUERRERO DIVINO
El Salmo 24 y el Rey-Guerrero
Von Raad escribe:
“El Día de Yahvé se refiere a un puro evento de guerra, el alzamiento de Yahvé contra sus enemigos, su batalla y su victoria…..” No hay apoyo en esos textos para la suposición que el entronamiento de Yahvé, también, pertenece al concepto del Día de Yahvé…. Todo el material de esta imaginería que rodea el concepto del Día de Yahvé es de antiguo origen Israelita. Deriva de la tradición de las guerras santas de Yahvé en las cuales Yahvé aparecía personalmente para aniquilar a sus enemigos”.
Mowinckel escribe:
“El significado original (del Día de Yahvé) es realmente el día de Su manifestación o epifanía, el día de Su festival, y particularmente el día de fiesta que era también el día de su entronamiento, su día real, el festival de Yahvé, el día que llega como rey y “trae la salvación de su pueblo”.
El Salmo es una liturgia liturgia antifonal usada en el festival de otoño. La parte del salmo en los vv. 7-10 tenía sus orígenes en la procesión del Arca hacia el santuario, a su fundamento, celebrada anualmente en el culto de Salomón y quizá incluso David. Sobre esto hay poco desacuerdo. Pero cómo comprender sus frases arcaicas? La forma en prosa es intrigante, pues cae en una métrica mezclada y paralelismo repetitivo característico de la temprana poesía Israelita.
Se puede ver reflejada en esta liturgia la reconstrucción de la victoria de Yahvé en la batalla primordial y su entronamiento en el concilio divino o, mejor, en su recién construido templo (cósmico).
Esta interpretación asume un patrón de mito y ritual Cananeo detrás del rito Israelita reflejado en el Salmo. Este “patrón” Cananeo puede ser descrito como sigue: Yam, el Mar deificado, reclama la realeza entre los dioses. Al concilio de los dioses reunido le es comunicada la intención de Yam de tomar el reino y tomar a Baal cautivo, no hay protesta alguna. Estaban asustados y en desesperación, sentados con sus cabezas entre las rodillas. Baal se levanta, reprende a la asamblea divina, y va a la guerra. En la batalla (cosmogónica) sale victorioso, y retorna para tomar su reinado. Presumiblemente regresó a la asamblea de los dioses y apareció en plena gloria, y la asamblea divina se alegró. En un texto posterior el templo de Baal, símbolo de su nueva soberanía, queda terminado, y los dioses se sientan para celebrar un banquete. Baal es rey. De manera similar, en la Tablilla VI de la Épica de la Creación Babilonia, Marduk, después de luchar contra el océano primordial, Tiamat, y crear el universo del esqueleto de ésta última, recibe de los dioses un templo nuevo donde los dioses se sientan en un banquete para celebrar su realeza. El relato Babilonio de la creación en el Enuma Elish no es un paralelo demasiado remoto dado que hay cierta evidencia, recogida por Thorkild Jacobsen, de que la batalla con el dragón Océano es de origen Semítico Occidental.
El Salmo 24:7-10 encaja bien en el patrón Cananeo, siempre que asumamos que fue modificado de alguna manera en el contexto Israelita. Se puede observar la llamada “liturgia de la Torah” en los versículos 1-5, la actual introducción a los fragmentos de la liturgia arcaica, comienzan:
“De Yahvé es toda la tierra y cuanto la llena
el orbe de la tierra y cuantos la habitan.
Pues El es quien la fundó sobre los mares
Y sobre los ríos la estableció”.
No se puede dudar que la identidad del que viene. Es el Guerrero Divino. “Yahvé poderoso y valiente, Yahvé el Guerrero, Yahvé Sebaot”. La procesión del Arca señala el avance del Guerrero Divino hacia la batalla y su vuelta a su asiento real. En el Salmo 132, un antiguo himno del culto real, hay una alusión a la procesión del Arca cuando Yahvé instaló por vez primera su residencia en Sión. La segunda estrofa, versículos 6-9, se lee como sigue:
“Sí, oímos de Ella que está en Efratá,
la hemos encontrado en los Campos del Bosque!
Entremos en el lugar donde Él habita,
Postrémonos ante el estrado de sus pies!
Levántate, Yahvé, hacia tu reposo,
Ven con el Arca de tu poder!
Tus sacerdotes se vistan de fiesta,
Griten de alegría tus amigos”.
La única dificultad en la interpretación se encuentra en la Estrofa II. El versículo 6 habla de la búsqueda de la (antigua) tienda-santuario de Yahvé y su descubrimiento. Poca nota se ha tomado del conflicto entre este relato y las tradiciones de 2 Samuel 6. El Salmo 132:6 implica que el Santuario del Arca, e incluso su localización, ha desaparecido más o menos de la memoria. David la encuentra, y se le invita a entrar en la tienda y obedecer al Arca. A continuación sigue el grito de guerra, “Levántate, Yahvé, hacia tu reposo” (o sea, su antiguo santuario), y finalmente la petición de una celebración (de la victoria) a cargo de los sacerdotes y el pueblo.
La yuxtapuesta estrofa IV (después del juramento de Yahvé) habla de la elección de Sión por Yahvé que ahora se convierte en su eterno lugar de residencia. Al sacerdote y al devoto se les prometen victoria y celebración. Hay paralelos verbales, así como estructurales, entre las estrofas II y IV. Los nombres de los lugares Efrata y Sión están en posiciones paralelas; los vv. 9 y 16 son verbalmente paralelos con sólo un cambio significante, el del verbo de petición de la promesa. En resumen, las estrofas se centran en la transición del antiguo santuario al nuevo.
En 1 Sam. 7:1 y 2 Sam. 6:1-15 se habla del Arca subiendo a Quiriat-Jearim a la casa de Abinadab cuyo hijo Eleazar fue santificado para cuidar el Arca. Ahí permaneció, se nos dice, durante veinte años. Nada se dice de la tienda-santuario, y la historia es narrada como si el lugar donde estaba el Arca fuese bien conocido y el Arca residía ahí mientras esperaba ser trasladada a un santuario nacional genuino. El episodio de la estancia del Arca en casa de Obededom durante tres meses después del abortado intento de David de traerla a Jerusalem no está reflejado en el Salmo 132.
Todos estos datos apuntan fuertemente a la conclusión que las tradiciones del Salmo 132 son completamente independientes de las tradiciones en la historia del Deuteronomio. Se combinan con la teología arcaica real de la Estrofa III (vv. 11-12), como indicadores que el salmo conserva material muy antiguo de los tiempos del culto en tiempos de David, retocado solo ligeramente en el posterior culto real. (1)
Volviendo al Salmo 24, encontramos al Guerrero Divino reconocido como el “rey glorioso”; y la procesión del Rey-Guerrero hacia su templo se puede decir que recrea la fundación del Templo (el Año Nuevo) y la elección de Sión como santuario del Arca.
La más fuerte evidencia para reconocer elementos mitológicos en el Salmo 24, ha pasado desapercibida. Ciertas imágenes en el Salmo 24 son muy extrañas. Se les ordena a las puertas y dinteles “levantarse” (levantar sus cabezas), para recibir al Guerrero en su regreso, el rey glorioso. La metáfora parece extraña. Cómo va a levantar un portal su cabeza?
La figura es la de una completa personificación del círculo de dinteles-torres que como un concilio de ancianos se sientan mientras esperan el regreso del ejército y su Gran Guerrero de la batalla, sentados cabizbajo y ansiosos. Entonces llega el grito,
Levantad, oh puertas, vuestras cabezas! (Traducción Biblia King James).
En los textos Ugaríticos 2.1.19-37, se encuentra el cuadro del concilio de los dioses reunidos en la montaña de ´El. Al aproximarse los emisarios de los archienemigos de Baal, Príncipe del Mar, los dioses están asustados, “dejando caer sus cabezas entre sus rodillas, sentados en sus tronos”, sentados con miedo y desesperación. Baal, el joven rey grita:
“s´u ´ilm r´ashtkm”
Levantad, Oh Dioses, vuestras cabezas!
Baal puede encargarse de sus enemigos. El verso está dirigido al concilio divino y las frases en el Salmo son sorprendentemente semejantes en lo que respecta a la redacción y la forma prosódica. Aunque el versículo Ugarítico aparece en un pasaje que anticipa la marcha de Baal a la batalla contra Yam (Mar), se puede afirmar, en vista del estilo repetitivo de los textos de Ugarit, que el grito era repetido, dirigido al concilio de los dioses, cuando Baal regresa victorioso para recibir el reinado.
La “Conquista Ritual”
Central al culto temprano de Israel era la reconstrucción del Éxodo-Conquista, o sea, lo que podemos llamar la “Conquista Ritual”. Mientras que el motivo “creación-reinado” está presente en el Salmo 24 y fue especialmente popular durante la monarquía y en la apocalíptica, no era de ninguna manera central o formativo.
El lenguaje de guerra santa y su simbolismo pude decirse que es el indicio de una interpretación adecuada del Salmo 24 y su lugar en la historia cultual de Israel. El Rey Glorioso es llamado “gibbor milhama” y “Yahvé Seba´ot”. Esos epítetos surgen de la antigua ideología de la liga, de las “Canciones de las Guerras de Yahvé”. (2)
De nuevo, la procesión del Arca, con su fondo inmediato en las procesiones Davídicas y Salomónicas al santuario de Jerusalem, tenían una larga prehistoria en el culto y ritual de guerra del Antiguo Israel. En Números 10:35f., leemos la fórmula arcaica:
“Levántate, Yahvé, que tus enemigos se dispersen,
que huyan delante de ti los que te odian”.
“Vuelve, Yahvé,
a las miríadas de millares de Israel”.
Evidentemente, ésos son fragmentos litúrgicos arraigados en al ideología de la Guerra Santa, usados secundariamente también en la reconstrucción de las guerras de Yahvé.
La “Conquista Ritual” aparece como ingrediente básico de ciertas tradiciones cultuales en el Antiguo Israel. Y a medida que se examinan esas tradiciones, se hace aparente que el locus normal de la guerra santa se descubre en el Éxodo-Conquista, no en la batalla primordial de la creación.
La poesía más antigua de Israel, nuestras fuentes bíblicas más tempranas que sobrevivieron sin ser revisadas, está marcada por un motivo omnipresente: la marcha de Yahvé desde las montañas del sur (o de Egipto) con el ejército celestial. Podemos mencionar para comenzar Jueces 5:4-5 (Comparar Salmo 68:8-9):
“Cuando saliste de Seír, Yahvé,
cuando avanzaste por los campos de Edom,
tembló la tierra, gotearon los cielos,
las nubes en agua se fundieron.
Los montes se licuaron
Delante de Yahvé, el del Sinaí”.
En Deuteronomio 33:2-3, leemos:
“Ha venido Yahvé del Sinaí.
Para ellos desde Seír se ha levantado,
ha brillado desde el monte Parán.
Con él las miríadas de Cades,
Ley de fuego en su diestra para ellos”
Tú que amas a los antepasados,
Todos los santos están en tu mano.
Y ellos, postrados a tus pies”.
Notad que en Deuteronomio 33:2, en Jueces 5:4-5, y en Salmos 68:18, el Sinaí juega un papel en la marcha de la Conquista. Es integral en las tradiciones más tempranas Israelitas del Éxodo-Conquista.
La relación de este motivo, la marcha de la Conquista, con el culto temprano Israelita no ha sido suficientemente estudiada. El himno, en Éxodo 15, está arraigado en la liturgia del festival de primavera (Pascua o Massot), y se puede argumentar que surge originalmente del culto en Gilgal, tan temprano como el siglo XII a.C. Recrea la historia del Éxodo de manera primitiva, la marcha de la Conquista (vv. 13, 17).
Sería útil tomar el culto de Gilgal, en la medida en que podamos reconstruirlo, como ilustración del uso de la “Conquista ritual” como un movimiento en el culto. Se ha reconocido que los capítulos 3-5 de Josué conservan tradiciones derivadas del santuario de Gilgal y, especialmente, tradiciones de su ritual de primavera, utilizado por el historiados Deuteronomista y probablemente por intercambios tempranos para reconstruir la historia de la entrada de Israel en la Tierra Prometida. El festival puede ser reconstruido partiendo de los materiales de Josué: (1) Se le requiere a la gente que se santifique, como para la guerra santa, o como cuando se está cerca de un santuario (Josué 3:5). (2) El Arca de la Alianza, garantía para la batalla, es llevada en procesión solemne, lo que es al mismo tiempo preparativo para la batalla, al santuario de Gilgal. (3) El Jordán, juega el papel del Mar Rojo, se parte para el paso del Arca y el pueblo de Israel. La repetición del Éxodo es el simbolismo transparente en la procesión (Josué 4:21-24; comparar con Salmos 114:1ª, 3-5; 66:6). Al mismo tiempo, “de Sitim a Gilgal” (Miqueas 6:5) representa el movimiento decisivo de la Conquista, y Gilgal era el campo de batalla de la Conquista, “hasta que ellos pasaron” (Jos. 5:1).(4) En el santuario del desierto de Gilgal, se colocaron doce piedras, en memoria de las doce tribus unidas en el festival de la Alianza ahí celebrado; hay que comprender este festival, antiguamente de la primavera, como el del Año Nuevo. Es llamado explícitamente Pascua, y la tradición de comer panes ázimos y espigas tostadas, así como la noticia etiológica de la suspensión del maná, lo confirma (Jos. 5:10-12) (3). El establecimiento de los “doce massebot en Gilgal” es paralelo al establecimiento por Moisés de los “doce massebots para las doce tribus de Israel” en el Sinaí (Éx. 24:4). (5) Hay que señalar también la etiología de la circuncisión (Jos. 5:2-8), y finalmente, (6) la aparición del (ángel) general de las huestes de Yahvé (Jos. 5:13-15; comparar con Éxodo 3:2; 14:19).
En esos fragmentos de tradición cultual se puede reconocer el uso de la procesión ritual del Arca como medio de re-creación de la “historia de redención”, del tema Éxodo-Conquista, preparatorio para el festival de la alianza del Año Nuevo en primavera. (4)
Transformaciones de la “Conquista Ritual”
Como se hace evidente, la tesis es que dos puntos de vista aparentemente opuestos de la historia del culto en Israel demuestran ser complementarios. La unión del motivo de la Conquista y la realeza en el culto real queda rápidamente explicada. La ideología de la guerra santa hace posible la transición del culto de la liga al culto del reinado, y finalmente a la ideología de lo apocalíptico.
La ideología de la guerra santa en el Israel temprano y en tiempos pre-Israelitas estuvo caracterizada por un número de elementos cósmicos. Esto se puede ver en la imaginería del concilio celestial de Yahvé, que puede estar basado en las características de una corte o asamblea judicial, una corte real, o un Guerrero Divino que lidera los ejércitos celestiales. “Las huestes celestes” luchan en las guerras de Yahvé (Jue. 5:.20, 23); Jos. 10:12-13, etc.); éstas son guerras de Yahvé Sebaot. “Creador de los ejércitos celestiales”. Los elementos cósmicos dan “profundidad” mítica a los eventos históricos del Éxodo y la Conquista. Además, se puede estar seguro que la institución de la guerra santa, una función primaria de la federación tribal, existió en varias ligas pre-Yahvistas o no-Yahvistas en la Palestina del sur: Moab, Edom, Amon, Madian, y Qedar (5). La terminología de la Guerra Santa aparece en Moab en el periodo real en la inscripción de Mesha. En Núm. 21:27-30, tenemos un fragmento de una antigua canción que reflejaba la ideología-de-la-guerra-santa en círculos no-Yahvistas. En la ideología de esas ligas no-Israelitas, los motivos míticos del guerrero cósmico sin duda estaban presentes. De cualquier modo, los elementos y la supervivencia del mito proveen una matriz para la reintroducción del tema de la realeza y también de los motivos de la creación en la tradición Cananea o Semítica Occidental.
La institución de la realeza y la inauguración de un templo al estilo Cananeo en Israel obviamente ofreció una ocasión para la mitologización radical de los festivales “históricos”, especialmente la “conquista ritual”, y la procesión del “Arca de la Alianza” de “Yahvé seba´ot yosheb kerubim” (“que está entronada sobre el querubim”). A su vez, las instituciones cultuales de la liga tendían a decaer; formas de alianza y festivales languidecieron o fueron suprimidos en interés de los festivales reales, en los que los decretos eternos de Dios, que eligió a la casa de David y Sión, eran celebrados. No obstante, la “conquista ritual” persistió, transformada, en el culto real.
Es sólo mediante semejante análisis histórico del culto que podemos comprender el “camino procesional” en el Segundo Isaías, combinando nociones de guerra cósmica con el tema de la Segunda Conquista o del Éxodo, y con el motivo de lo procesional a Sión.
En Isaías 40:3-6 leemos:
“Una voz clama: “En el desierto
abrid camino a Yahvé,
trazad en la estepa una calzada recta
a nuestro Dios.
Que todo valle sea elevado,
Y todo monte y cerro rebajado……
Se revelará la gloria de Yahvé,
Y toda criatura a una la verá”.
La teofanía del Guerrero Divino marchando victorioso a través del desierto hacia Sión con sus redimidos aparecen en similar forma en Isaías 35:
Que el desierto y el sequedal se alegren,
Regocíjese la estepa y florezca como flor;
Estalle en flor y se regocije
Hasta lanzar gritos de júbilo.
La gloria del Líbano le ha sido dada,
El esplendor del Carmelo y del Sarón.
Se verá la gloria de Yahvé,
El esplendor de nuestro Dios.
Fortaleced las manos débiles,
Afianzad las rodillas vacilantes.
Decid a los de corazón intranquilo:
Ánimo, no temáis!
Mirad que vuestro Dios
Viene vengador;
Es la recompensa de Dios,
Él vendrá y os salvará.
Entonces se despegarán los ojos de los ciegos,
Y las orejas de los sordos se abrirán.
Entonces saltará el cojo como ciervo,
Y la lengua del mudo lanzará gritos de júbilo.
Pues serán alumbradas en el desierto aguas,
Y torrentes en la estepa,
Se trocará la tierra abrasada en estanque,
Y el país árido en manantial de aguas.
En la guarida donde moran los chacales
Verdeará la caña y el papiro.
Habrá allí una senda y un camino,
Vía sacra se la llamará;
No pasará el impuro por ella,
Ni los necios por ella vagarán.
No habrá león en ella,
Ni por ella subirá bestia salvaje,
No se encontrará en ella;
Los rescatados la recorrerán.
Los redimidos de Yahvé volverán,
Entrarán en Sión entre aclamaciones,
Y habrá alegría eterna sobre sus cabezas.
Regocijo y alegría les acompañarán!
Adiós, penar y suspiros!
En Isaías 51:9-11 leemos:
Despierta, despierta, revístete de poderío,
Oh brazo de Yahvé!....
El Imperativo repetitivo, reminiscente del estilo Cananeo, comienza un apóstrofe al brazo del Guerrero Divino.
“Despierta como en los días de antaño,
en las generaciones pasadas!
No eres tú el que partió a Rahab,
El que atravesó al Dragón?”
La alusión es al mito cosmogónico, la batalla de la creación, en la cual el monstruo del caos es matado por el Dios que de ese modo establece la realeza.
“No eres tú el que secó la Mar,
las aguas del gran Abismo?”
De pronto el mito es penetrado por la memoria histórica; la batalla con el dragón de la Mar deviene la redención de Egipto. Creación y redención cósmica son una misma cosa.
“El que trocó las honduras del mar en camino
para que pasasen los rescatados.
Los redimidos de Yahvé volverán,
Entrarán en Sión entre aclamaciones”.
De nuevo el tiempo se hace fluido, y la Segunda Conquista, la nueva redención, es descrita en términos de la antigua. Pero no con precisión. Como en Isaías 35:8-10; 40:3-5, 51:9-10 citados arriba, en 44:24-28 y especialmente en 62:24-28 (tercer Isaías), la ruta antigua del Éxodo-Conquista, el camino a través del desierto, viene a ser al mismo tiempo el camino de peregrinaje a Sión. La marcha de la Conquista cambia abruptamente hacia la procesión ritual-festiva a Sión. La procesión a Sión y la fiesta en la montaña sagrada (comparar Isaías 25:6-8; 55:1-5) han re-emitido, por así decirlo, o redireccionado la ruta del Éxodo y la Conquista para que lleve a Sión.
Isaías 52:7-12 es otro pasaje muy instructivo. Comienza con un cuadro del heraldo de la victoria y avanza hacia la proclamación de la realeza de Dios y del retorno de Yahvé a Sión.
“Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero
que anuncian la paz,
que traen buenas nuevas,
que anuncia salvación,
que dice a Sión:
Ya reina tu Dios!”
Una voz! Tus vigías alzan la voz,
A una dan gritos de júbilo,
Porque con sus propios ojos ven
El retorno de Yahvé a Sión”.
Continúa (versículos 10-12) con una descripción de la teofanía del Guerrero Divino, la proclamación de la liberación de los cautivos, que han de purificarse ellos mismos para unirse a la procesión que lleva los vasos sagrados, sustitutos del Arca, a Sión. Yahvé marcha con Israel.
“ha desnudado Yahvé
su santo brazo
a los ojos de todas las naciones,
y han visto todos los cabos de la tierra
la salvación de nuestro Dios.
Apartaos, apartaos,
Salid de allí!
Cosa impura no toquéis!
Salid de en medio de ella, manteneos limpios,
Portadores del ajuar de Yahvé!
Pues sin prisa habréis de salir,
No iréis a la desbandada,
Que va al frente de vosotros Yahvé,
Y os cierra la retaguardia el Dios de Israel”.
En esos y otros pasajes (por ejemplo, Oseas 2:16-17) (6), es necesario reconocer la unión de los dos temas: uno derivado de la conquista ritual, otro de la procesión del Arca hacia Sión y la manifestación de la realeza de Yahvé.
La Profética y escatología proto-apocalíptica tardías nacieron de esta unión de los temas de la realeza y la Conquista en el culto. El Día de Yahvé es el día de victoria en la guerra santa; es también el Día del festival de Yahvé, cuando la conquista ritual era re-creada en la procesión del Arca, la procesión del Rey de la Gloria al Templo, cuando “Sube Dios entre aclamaciones,/Yahvé a toque de trompeta:/….. porque Yahvé es rey de toda la tierra” (Salmos 47:6-8).
En la Apocalíptica, la batalla de los hijos de la luz y las tinieblas –La Segunda Conquista- deviene un rasgo central de los “últimos días”. Al mismo tiempo es el momento de la manifestación del Reino de Dios, cuando los poderes oscuros del caos y el mal son subyugados y el nuevo cielo y tierra creados.
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(1) El patrón del Salmo 132 se encuentra también en un himno temprano, Salmo 89:2-19: vv.2-5. La batalla del Guerrero Divino, y lo procesional (vv. 16-19, v. 16), y en materiales arcaizantes como Isaías 62:6-12 donde hay un claro eco del juramento de David (vv. 6f) seguido del juramento de Yahvé (“democratizado”, vv. 8-9), después de esto encontramos la descripción de la “conquista ritual” una procesión que lleva a Sión (vv. 10-12).
(2) Uno queda sorprendido por los constantes intentos de descubrir la fuente de los motivos de la realeza y la creación en el culto Jebuseo a ´El `Elyon (ver, por ejemplo, Kraus, Salmos I). De hecho, el culto del Rey ´El (´ilu milku) era omnipresente en Canán en la Edad de Bronce Tardía, y el culto al Príncipe Haddu era bien conocido. De los muchos santuarios de ´El, Jerusalem era meramente uno. Ciertamente, el lenguaje de la realeza no era usado frecuentemente en el Israel pre-monárquico cuando las formas de la liga eran ascendentes, pero con la llegada de la monarquía y el templo-palacio Cananeo de Jerusalem, el lenguaje de la realeza se hizo popular. Pero esto fue el resurgir de un lenguaje antiguo, no la introducción de un lenguaje nuevo pagano. Las gentes que dieron lugar a Israel derivan del stock Cananeo y Amorita,, hablaban un dialecto del Sur de Canán, y conservaban tradiciones antiguas del norte de Mesopotamia y tradiciones Cananeas pertenecientes al segundo milenio a.C. No salieron del desierto como recien llegados a la cultura Cananea, ni hablaban la lengua del Norte de Arabia.
(3) O sea, tradiciones tardías han atribuido al festival de primavera los elementos de formas variantes de festivales de tiempos más tardíos, elementos tanto de la Pascua como del Massot. Esto no debe oscurecer los tempranos elementos de este relato (Kutsch).
(4) El principal festival de primavera de Gilgal, posteriormente en Silo (y mucho más tarde en Jerusalem, en tiempos de Josías), y el principal festiva de otoño de Siquem, más tarde en la Jerusalem de Salomón (así como en Betel), son, pues, variantes del festival de la alianza de los antiguos santuarios que en diferentes periodos o en diferentes estaciones jugaron su papel como sitios de festivales de peregrinos de la liga.
(5) Sobre las ligas Madiantias y Qedaritas, ver William J. Dumbrell (1970): “Los Madianitas y sus Sucesores Transjordanos”. La liga Qedarita es llamada “i´lu sha dAttar-samayn (LÚ i´lu shá DINGIR a-tar-sa-ma-a-a-in)” en los registros de Asurbanipal, “la anfictionía de “Attar-de-los-Cielos”.
(6) Tan temprano con en Oseas 2:16-17, se puede detectar el motivo de un segundo Éxodo-Conquista.
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