UNA CRÍTICA DE LA HIPÓTESIS
DOCUMENTAL
En el último cuarto del siglo veinte, muchas de las certezas
establecidas acerca de la Hipótesis Documental han sido cuestionadas. Por un
lado, John Van Seters cuestionó las fechas
de la fuente Yahvista. Uno de los motivos centrales en esta fuente es la
migración de Abraham desde Mesopotamia a la tierra prometida. Van Seters argumentó que esta historia tiene mejor
sentido si es situada en el periodo después del exilio en Babilonia, cuando los
exiliados Judíos regresaron desde Babilonia a Israel. Abraham no es descrito
como exiliado retornado, y por lo tanto la analogía no es de ninguna manera
perfecta. Sin embargo, los primeros capítulos del Génesis (en las fuentes J y P) muestran bastantes puntos de contacto con
Mesopotamia, y estos contactos pueden ser explicados más fácilmente en el
periodo exílico o posteriormente en lugar de la monarquía temprana. Hay que
señalar que el relato de Adán y Eva nunca es citado en los profeta anteriores
al exilio, convirtiéndose en prominente punto de referencia sólo en el periodo
Heleno. Esto no demuestra que la fuete J fuese escrita posteriormente, aunque
sí crea dudas acerca de la supuesta fecha temprana de J en Génesis. Quizá sea
que la Historia Primordial en Génesis 1-11,
donde se encuentran la mayoría de analogías Babilonias, fuese una adición
posterior a la fuente J.
Una línea crítica diferente fue desarrollada por el
estudioso Alemán Rolf Rendtorff, un alumno de von Rad. Rendtorff señaló que
algunos estudiosos influyentes que continuaron apoyando la hipótesis documental
se basaron en asunciones diferentes. Hermann Gunkel, el fundador de la crítica
de la forma, trató los relatos del Génesis como unidades discretas, de tipo
folclórico, y prestó poca atención a las fuentes principales, aunque no negó su
existencia. Martin Noth, un contemporáneo de
von Rad, analizó el Pentateuco en términos de cinco temas principales: las promesas a los antepasados, la guía fuera de Egipto, la
travesía del desierto, la revelación del Sinaí, y la guía a tierra arable.
Estos eran temas tradicionales que J y E formularon en sus diferentes formas.
Implícito en el análisis de Noth está el punto de vista que los relatos
patriarcales son diferentes en clase del relato del Éxodo, incluso cuando se
reconozcan el estilo de J y E en ambos. Para
la mayoría de los lectores, las diferencias entre estos bloques o temas son más
obvias y más significativas que la diferencia entre J
y E.
Rendtorff fue más lejos
que Noth y cuestionó toda la validez de las
fuentes J y E. Basándose en la obra de Rendtorff, su alumno Erhard Blum ha
propuesto una elaborada alternativa a la Hipótesis Documental. Abandonando las
fuentes tradicionales, J y E, Blum encuentra
dos etapas principales en la composición del Pentateuco. La primera la llama la
“D-Komposition”(KD),
obra de editores de la tradición Deuteronómica. Data esta composición en la
generación posterior al exilio en Babilonia. La segunda etapa es la “P-Komposition” (KP),
la obra de escritores sacerdotales que editaron KD,
que, por necesidad, continuaron posteriormente. Esto no sugiere que todas las
narrativas del Pentateuco son tan tardías como el exilio. Los autores de KD heredaron dos documentos principales. Una era
una edición de Génesis 12-50 perteneciente
al periodo exílico, que era una reelaboración de una composición del periodo
pre-exílico tardío. (Partes del ciclo de Jacob se piensa datan de la formación
del reino del norte de Israel, después de la muerte de Salomón). La segunda era
una “Vida de Moisés”, que habría sido compuesta
en algún momento después de la caída del Reino del Norte, pero que habría
incorporado elementos que databan de la monarquía temprana. KD introduce el tema de la promesa a los
patriarcas como medio para conectar estos dos bloques de narrativa. KD comienza con Gén.
12:1-3 y concluye con una narrativa de travesía del desierto. La Historia Primordial (Gén.
1-11) fue añadida por KP, pero
también incorporaba algunas fuentes antiguas. El material tradicional de P, tal como lo encontramos en Levítico, habría también sido añadido en esta
época. Hubo también otras propuestas en línea con la obra de Blum, aunque
diferentes en detalles.
Quizá el tema principal en Rendtorff y Blum es si la
composición de las narrativas en el Pentateuco pueden ser adjudicadas a editores
Deuteronómicos, no antes del exilio Babilonio. Hay un problema con esta tesis.
El elemento característico del movimiento Deuteronómico era la insistencia que
los sacrificios habían de ser ofrecidos solamente en el santuario central en
Jerusalem. Pero la mayor parte de Génesis consiste de relatos sobre la
fundación de otros lugares de culto, incluyendo el santuario del norte en
Betel, por los patriarcas. Estas historias solo otorgaban legitimidad a los
santuarios que fueron condenados a la destrucción en Deuteronomio. Blum afirma
que la narrativas de Génesis 12-50 ya habían sido puestas juntas antes del
exilio, aunque es difícil ver por qué los editores Deuteronómicos habrían
permitido la publicación de tan gran cantidad de material cuando realizaron tantas
modificaciones en otros respectos. Seguramente es más probable que la narrativa
del Pentateuco ya era oficial y autoritativa antes que el Deuteronomio fuese
añadido. El argumento de Blum no hace justicia a la clara distinción entre los
pasajes en J y E en las historias patriarcales. Es probable que J y E fuesen
compuestos, y probablemente también combinados, antes de la reforma
Deuteronómica, aunque algún material en la Historia Primordial puede haber sido
añadido posteriormente.
Sin embargo, los recientes debates sobre el Pentateuco
muestran que la reconstrucción de las más tempranas formas del texto bíblico es
una empresa altamente especulativa. Quizá la principal lección a ser tenida en
cuenta es que esos textos son compuestos, capas incorporadas de diferentes
eras. De ahí las diferencias y contradicciones entre diferentes pasajes. Estas
diferencias no fueron eliminadas por el “formato canónico” de los textos. Los
editores finales, Deuteronómicos, sacerdotales o cualesquiera que fuesen, no
revisaron las tradiciones más antiguas sistemáticamente. Más bien, dejaron
estar el material con diferentes puntos de vista, y se contentaron con añadir
sus propios énfasis distintivos a la mezcla. El texto bíblico que resultó de
este proceso no es un tratado sistemático consistente. Es más bien una
colección de materiales tradicionales que ponen en diálogo diferentes puntos de
vista unos con otro y ofrecen al lector un rango de puntos de vista. No se
trata de un texto que lleve a imponer una orto-doxia, ni siquiera una
orto-praxis, a pesar (quizá debido a) la proliferación de leyes. Más bien,
estimula la reflexión y el debate por la diversidad irreconciliable de su
contenido.
Bajo cualquier consideración, el Pentateuco no puede haber
alcanzado su presente forma antes del periodo postéxilico. Hay buena evidencia
que la tendencia Sacerdotal fue añadida como capa editorial. Ofrece el capítulo
de apertura de Génesis y conecta la narrativa con sus genealogías y formulas de
datación. No es aparente que hubiera habido una narrativa Sacerdotal coherente
acerca de los Patriarcas. También, algunos de los elementos de la tendencia
Sacerdotal fueron añadidos bastante tarde, mucho después del exilio Babilonio.
Sin embargo, no está claro si hay que acreditar a los editores Sacerdotales o
Deuteronómicos con el establecimiento de la forma del Pentateuco tal como lo
tenemos hoy. La evidencia respecto a la edición Sacerdotal de Génesis y Éxodo
es mucho más clara que la de la edición Deuteronómica. Esto sugiere que los
primeros cuatro libros del Pentateuco fueron editados por escritores
Sacerdotales antes que fuese añadido el Deuteronomio. El hecho que el
Deuteronomio sea el último libro del Pentateuco da la impresión que fue añadido
el último, y no completamente integrado con otros libros. Aunque mucho depende
en este caso en si uno encuentra persuasivos los argumentos de estudiosos como
Blum respecto a la edición Deuteronómica de los primeros cuatro libros del
Pentateuco. Hubo sin duda algunas adiciones Deuteronómicas en los libros más
tempranos, pero la extensión de la edición Deuteronómica permanece en disputa.
Finalmente, hay mucho que decir respecto al punto de vista que el Pentateuco
tal y como está es un documento de compromiso en el cual las teologías
Sacerdotal y Deuteronómica son presentadas una al lado de otra, sin una clara
indicación que una tiene precedencia sobre la otra.
Hay evidentemente diferentes tendencias en Génesis, y se
puede arrojar luz sobre algunos pasajes señalando sus afinidades con J o E. La
distinción es algunas veces útil en Éxodo, aunque mucho menos frecuente. El
tema no es reconstruir J o E, sino apreciar las narrativas Pentateucamentales
tal como han llegado hasta nosotros. P y D, en contraste, corresponden a
bloques de texto bien definidos y presentan teologías claras y bien definidas.
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REFERENCIAS:
Blenkinsopp, Joseph, “The
Pentateuch: An Introduction to the First Five Books of the Bible”. ABRL.
New York: Doubleday, 1992.
Bloom, Harold, “El Libro de J”.
Inter Zona 1990.
Blum, Erhard, “Die Komposition
der Vätergeschichte”. WMANT 57. Neukirchen-Vluyn: Neukirchener, 1983.
Campbell, Antony F., and Mark A. O´Brien. “Sources of the Pentateuch: Texts, Introductions, and
Annotations”. Minneapolis: Fortress Press, 1993. Identifica las fuentes
en el Pentateuco siguiendo el análisis de Martin Noth.
Carr, David M. “Reading the
Fractures of Genesis: Historical and Literary Approaches”. Louisville:
Westminster John Knox, 1996. Rechaza la hipótesis JE y argumenta a favor de una
adaptación en el sur de fragmentos materiales del norte.
Friedman, Richard Elliott. “Commentary
on the Torah with a New English Translation”. San Francisco:
HarperSanfrancisco, 2001. Defiende la crítica tradicional de las fuentes.
Nicholson, Ernest. “The
Pentateuch in the Twentieth Century: The Legacy of Julius Wellhausen”.
Oxford: Clarendon, 1998. Buen estudio de la historia de la investigación,
incluyendo desarrollos recientes.
Noth Martin, “A History of
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N.J.: Pretice Hall, 1971. Análisis clásico de los temas principales en el
Pentateuco.
Rad, Gerhard von. “The
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McGraw-Hill, 1966; Original en Alemán, 1938. Exposición clásica de la fuente J.
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JSOTSup 89. Sheffield: JSOT Press, 1990. Argumento influencial contra la
hipótesis documental.
Van Seters, John. “Abraham in
History and Tradition”. New Haven: Yale Univ. Press, 1975; “The Life of Moses: The Yahwist as Historian in
Exodus-Numbers”. Louisville: Westminster, 1994. Ve la fuente J como
posterior al Deuteronomio.
undWellhausen, Julius. “Prolegomena
to the History of Ancient Israel”. 1885. Atlanta: Scholars, 1994.
Exposición clásica de la hipótesis documental.
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