domingo, 21 de diciembre de 2014

JESÚS Y EL ARREPENTIMIENTO

JESÚS Y EL ARREPENTIMIENTO
Uno de los temas de los pasajes de la literatura Hebrea que apunta hacia la restauración de Israel es la necesidad de arrepentimiento, y el mismo tema aparece a menudo en conexión con la inclusión de los Gentiles. El Hebreo Clásico no tiene palabra que pueda ser traducida como “arrepentimiento”, arrepentirse”. Los profetas frecuentemente llamaron al Israel errante para que “retornara”(shub), el verbo se da frecuentemente en los grandes textos sobre el arrepentimiento individual, Ezeq. 33:7-20 (traducido en los LXX como “apostrepho”). El nombre “teshubah”, “arrepentimiento”, el cual se convirtió en estándar en el Hebreo Rabínico, al igual que el verbo y nombre “metanoeo” y “metanoia”, tan comunes en el Nuevo Testamento(1). El concepto de arrepentimiento está frecuentemente ligado a la restauración de Israel y la entrada de los Gentiles.

En Isa. 44, que concluye con la predicción de la reconstrucción de Jerusalem y el Templo, Dios le asegura a Israel que no le olvidará(44:21):

He disipado como  niebla tus rebeldías, como un nublado tus pecados. Vuélvete a mí, pues te he rescatado” (Isa. 44:22).

También Isa. 55. Después de la promesa de hacer con Israel “una alianza eterna”(55:3), se anima a Israel a que “vuelva/retorne”:

Que el malvado abandone su conducta, el hombre inicuo sus pensamientos, y se vuelva a Yahvé, el compasivo, a nuestro Dios, generoso en perdón”(55:7).

En Baruc 2:32, mirando hacia la restauración de Israel, el autor predice que “ellos me alabarán en su destierro, invocarán mi nombre y abandonarán su testarudez y su conducta perversa”… Los haré volver a la tierra…..”(2:34). En 4:28 el autor urge a Israel para que “retorne(epistrepho) y le busque con mucho mayor empeño”. De manera similar en Tobías 13:6 leemos: “Si os volvéis a él de todo corazón y con toda el alma…… os mirará sin esconder su rostro”. El pasaje concluye con la predicción de la gloriosa reconstrucción de Jerusalem(13:16). En Salmos de Salomón 18:4-7 el castigo de Dios produce el retorno (apostrepho) de Israel, y Dios los purifica “para el día de la misericordia y bendición”. En Jubileos la redención de Israel de la cautividad de los Gentiles debe estar precedida del volverse al Señor:

Entonces se volverán a mí de entre los Gentiles con todo su corazón, todo su espíritu y toda su fuerza; los congregaré de entre los Gentiles……”(1:15).

Pero luego se volverán a mí con toda rectitud y todo corazón……, Cortaré el prepucio de sus corazones y los de su descendencia, y les crearé un espíritu santo, purificándolos para que no se aparten de mí desde ese día por siempre”(1:23).

El motivo se repite en la sección escatológica, cap. 23:

En esos días, los niños comenzarán a examinar las leyes y a estudiar los mandamientos, volviendo al amino de la justicia”(23:26).

En los Rollos del Mar Muerto, el “volver” es usado para la conversión a la secta:

El grupo era llamado, entre otras cosas, “aquellos que se vuelven (arrepienten de) la iniquidad(2), y la alianza era una “alianza de arrepentimiento”(CD 19:16). Como dice el Salmista, “Hay esperanza para aquellos que se vuelven de la transgresión y abandonan el pecado”(1QH 6:6)(3).

Finalmente, habría que señalar que en Filón el arrepentimiento precede inmediatamente a la restauración del disperso Israel. Aquellos que se extraviaron, escribe Filón, serán castigados. Si aceptan, no obstante, el castigo como proveniente de Dios, y “se reprochan ellos mismos por haberse extraviados, y hacen una completa confesión y reconocen todo su pecado”, serán restaurados.

Porque aunque habiten en la más extremas partes de la tierra, esclavos de aquellos que los llevaron cautivos, una señal, por así decirlo, les traerá a todos la libertad. Esta conversión [metabole] en un cuerpo a la virtud asombrará a sus amos que los dejarán libres….”(De Praemiis 162-5).

Terminología que indica arrepentimiento también aparece en conexión con los Gentiles. Según Jer. 3:17f., cuando “Se incorporarán a ella todas las naciones en el nombre de Yahvé, en Jerusalem, sin seguir más la dureza de sus perversos corazones”. “Volveos a mí y os salvaré” dice el segundo Isaías a los Gentiles en nombre de Dios(Isa. 45:22). El autor de los Oráculos Sibilinos describe a los Gentiles llorando, “Vamos, caigamos todos sobre la tierra……….. Hagamos una procesión a Su Templo”(Or Sib. 3:716f.).

No se puede decir que haya una estricta correlación entre el lenguaje de arrepentimiento y la asamblea de Israel o la entrada de los Gentiles. No sólo el arrepentimiento tiene una rango mucho más amplio(siendo usado para la corrección individual de las trasgresiones), aunque también muchas de las predicciones de salvación en el fin de los tiempos se centran en la acción de Dios más bien que en la actitud humana que la acompaña. Así en Jer. 33:7, donde Dios predice la restauración de las fortunas de Judá e Israel, el acento está en “Yo”: “Yo restauraré… Yo reconstruiré, Yo les limpiaré de toda la culpa y pecados……”Salm. de Sal. 17 enfatiza la acción del Rey Davídico: “No permitirá en adelante que la injusticia se asiente entre ellos(17:29)”. No se puede decir del arrepentimiento, como se dijo de los doce, que el tema en sí mismo señala la redención del fin de los tiempos. Por otro lado, sería muy sorprendente para un heraldo del escatón no invocar el poderoso tema de la necesidad que tiene la nación de volverse a Dios. Si esto fuese combinado con la predicción de la venida de Dios para limpiar, purificar, y sanar, ambos lados del esquema arrepentimiento/purificación estarían presentes. Un mensaje individual podría enfatizar uno más que el otro, aunque también sería justo decir que uno implica al otro.

Los libros y artículos sobre Jesús o sus enseñanzas exponen generalmente como aspecto principal y distintivo su mensaje de arrepentimiento y perdón(4). Una apreciable cantidad de evidencia viene de su reputación de juntarse con “recaudadores de impuestos y pecadores”. Habría que señalar que, si el arrepentimiento caracterizaba el mensaje de Jesús, esto no lo distinguiría de los demás. No hay tema más común en la literatura Judía, el arrepentimiento es también un tema principal en algunas presentaciones del mensaje temprano Cristiano(5). Lo interesante es la observación, aunque pueda sorprender, que hay poca evidencia que conecte a Jesús directamente con el motivo del arrepentimiento colectivo a nivel nacional con vista al escatón.

Este es, por supuesto, el tema principal en lo que el Evangelio narra acerca de Juan el Bautista. Mat. 3:2 lo describe diciendo: “Arrepentíos porque el Reino de los Cielos está cerca”, y en el material que es aproximadamente paralelo (Marc. 1:4/Luc. 3:3), se dice que proclamaba un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados. Aquellos que venían a oírle eran bautizados “confesando sus pecados”(Mat. 3:6//Marc. 1:5). En el cuerpo más sustancial de dichos a él atribuidos, se dice que urgió a sus oyentes para que dieran “frutos dignos de arrepentimiento”(Mat. 3:8//Luc. 3:8). Hay una aparente adición editorial en Mat. 3:11 que reitera que su bautismo era uno de “arrepentimiento”. En Hechos 13:24 el autor atribuye a Pablo la afirmación que Juan “predicó un bautismo de arrepentimiento a todo Israel”, y una afirmación similar es atribuida a Pablo en Hechos 19:4.

Parece que virtualmente todo lo que la iglesia temprana recordaba de Juan tenía que ver con el arrepentimiento y el perdón(6). Este cuadro es confirmado por Josefo (AJ. XVIII.116-19). De los Evangelios aprendemos que el motivo por el que se llamaba al arrepentimiento era porque “el reino estaba cerca” y que “ya el hacha estaba puesta a la raíz del árbol”(Mat. 3:10/Luc. 3:9).

El Material atribuido a Jesús que conecta arrepentimiento con la cercanía del reino es, relativamente hablando, escaso. Existe, por supuesto, la declaración resumida en Mat. 4:17/Marc. 1:15 que Jesús predicó el arrepentimiento en vista a la cercanía del reino. Esto, sin embargo, parece ser engañoso como pista para conocer el mensaje de Jesús(7). Hay sólo tres pasajes sustanciales en los cuales Jesús es descrito llamando al arrepentimiento a gran escala: los “ayes” contra Chorazain, Bethsaida y Cafarnaún (Mat. 11:21/Luc 10:13-15); la comparación de Nínive, que se arrepintió ante la predicación de Jonás, con “esta generación”, que no se ha arrepentido(Mat. 12:38-42/Luc. 11:29-32); y Luc. 13:1-5(si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo).

Las parábolas acerca de Dios buscando la oveja perdida(Luc. 15:3-6; 15:8), una vez que se eliminan las conclusiones en Lucas(Luc. 15:7, 10), se las ve centradas no en el arrepentimiento, sino en la acción de Dios. Otro dicho en Lucas, que uno ha de perdonar a su hermano si se arrepiente(Luc. 17:3), no es evidencia de una llamada para la vuelta de Israel. Los otros dichos acerca del arrepentimiento parecen ser sea editoriales(el resumen en Marcos 6:12; la adición de Lucas “al arrepentimiento” en 5:32); o parecen ser añadidos tardíos(Luc. 16:30: “si alguien viene a ellos de entre los muertos se arrepentirán”; Luc. 24:47, atribuido al señor resucitado). Hay que añadir que los discursos más tempranos en Hechos enfatizan el arrepentimiento (Hechos 2:38; 3:19). El segundo pasaje está conectado con la esperada parousia(8).

Habría que señalar que ninguno de estos tres pasajes parece muy robusto. Bultmann considera juntos Mat. 11:21-24(ayes sobre las ciudades Galileas) y Mat. 12:41(esta generación y la gente de Nínive). Señala que en ambos casos los Gentiles son contrastados con el impenitente Israel, que ambos tienen la misma estructura, y que en ambos hay “un tipo de repetición semejante a un estribillo de reproche”. Su conclusión es: “la impresión que ambos pasajes han sido construidos de acuerdo con el esquema de polémica Cristiana temprana”(9). Descarta aún más Luc. 13:1-5: muestra dependencia de Josefo, “AJ XVIII.87”(10). Otros encuentran trozos auténticos en estos pasajes(11), el dicho sobre Jonás ha dado lugar a gran debate; aunque la incertidumbre que resulta del dicho la ha muy bien expresado Perrin:

Qué significa el dicho de Jonás en las enseñanzas de Jesús? La respuesta es simplemente
que no lo sabemos, porque no sabemos lo que Jesús y sus contemporáneos habrían entendido o querido decir con la frase……”(12).

El resultado de todo esto es que no hay una sólida información acerca de Jesús que indique que era lo que Mateo y Marcos, al comienzo de sus Evangelios, decían que era: alguien que llamaba alarrepentimientogeneralen vistaa la venida del Reino”. Incluso Jeremías que veía los tres pasajes como completamente o en parte auténticos, ve Luc. 13:1-5 como el único pasaje que indica que Jesús predicaba el mismo mensaje que Juan el Bautista(13). Schlosser, por otro lado, es del punto de vista que sólo Marcos 1:15 conecta explícitamente el arrepentimiento con la venida del Reino(14).  

Los estudiosos afirman a menudo que la llamada al arrepentimiento era central en el mensaje de Jesús.  Riches afirma que “en el centro del ministerio y predicación de Jesús están sus dichos acerca del Reino y el arrepentimiento”. Dice que “este mensaje le sitúa claramente en el rango de aquellos que buscaban una renovación y restauración del Judaísmo”(15). Sin duda está en lo cierto en lo que la expectativa de restauración iría junto a la llamada al arrepentimiento. El problema surge al afirmar que la conexión es realizada en la enseñanza de Jesús. La nota a pié de página en la afirmación sobre el arrepentimiento que realiza Riches indica que es consciente del problema, dado pues sólo puede citar dos declaraciones sobre “la vigilancia”. Además, su posterior sumario de dichos que encaja en “todos los tipos proféticos” no tiene una sección sobre el “arrepentimiento”(16), lo que debería haberle sorprendido como extraño si el mensaje de Jesús de hecho hubiera tenido como centro una llamada al arrepentimiento.

Se puede ver la situación aún con más claridad considerando la lista de pasajes citados por Charlesworth para demostrar la “declaración impregnada de arrepentimiento conservada en muchas de las parábolas de Jesús”. Se refiere a las ovejas y cabritos(Mat. 25:31-46); la Oveja Perdida(Mat. 18:12); el Sembrador(Mat. 13:1-9); El Mayordomo Infiel (Luc. 16:1-3); y el Gran Banquete(Mat. 22:1-14)(17). Ésta es una lista interesante que sirve muy bien para demostrar que el “arrepentimiento”, entendido particularmente como una llamada al arrepentimiento nacional ha de ser leído en el mensaje de Jesús. Mat. 18:12 tiene que ver con el arrepentimiento, aunque, aparentemente, con el arrepentimiento individual. Los otros pasajes no mencionan el tema. Mat. 25:31-46 se centra en la admisión de los Gentiles (ver 25:32) y difícilmente se le podría calificar como auténtico. En cualquier caso, el arrepentimiento no es mencionado, sino más bien las buenas acciones. No hay arrepentimiento en Mat. 13:1-9 o Luc. 16:1-13. Mat. 22:1-14, lejos de llamar al arrepentimiento, amenaza con la destrucción de los malvados. Charlesworth, en el curso de su artículo, argumenta que los apocalípticos amenazaron con la destrucción más que con llamadas al arrepentimiento, y que el tema del arrepentimiento distingue a Jesús de ellos(18). Tenemos aquí, sin embargo, destrucción, no una llamada al arrepentimiento en una parábola atribuida a Jesús.

Otros estudiosos interpretan el tema de la separación de los justos de los pecadores en los dichos de Jesús como una llamada al arrepentimiento. Así Conzelmann interpreta las parábolas de la Cizaña y las Redes, ambas parábolas de separación, como evidencia que Jesús predicaba el arrepentimiento(19). Se podría argumentar que la distinción de los buenos de los malos, junto con la amenaza de destrucción de los últimos, implica una petición de arrepentimiento, y de hecho podría ser así. En este caso, sin embargo, la misma implicación habría de encontrarse en los pasajes apocalípticos a los que se refiere Charlesworth. La situación es que no hay un cuerpo significante de dichos que atribuyan a Jesús explícitamente una llamada al arrepentimiento nacional. Si los dichos acerca de la separación de los buenos de los malos y la destrucción estos últimos implica esta llamada, deberían servir para situar a Jesús en el marco de los predicadores escatológicos.

Los dichos concernientes al perdón tienen, como se podría esperar, poco empuje escatológico. Los discípulos han de orar para el perdón(Mat. 6:12, 14/Marc. 11:25/Luc. 11:4). Se enfatiza que Jesús tiene poder para perdonar los pecados de alguien y sanarle(Mat. 9:2-6/Marc. 2:3-11/Luc. 5:18-24). La blasfemia contra el espíritu Santo no es perdonada(según Mateo, ni en esta época ni en la venidera(Mat. 12:31/Marc. 3:28/Luc. 12:10). Mat. 18:21/Luc. 17:3, tienen que ver con un individuo perdonando a otro. Luc. 7:47-49 concierne al perdón individual de la mujer que unge a Jesús. Según Lucas 23:34 Jesús ora por el perdón de sus ejecutores. Marcos 4:12(no sea que se conviertan y se les perdone) es demasiado enigmático como para ayudar. El relato del padre con dos hijos(Luc. 15:11-32), aunque le falta la palabra, es claramente una historia de arrepentimiento y perdón; y enfatiza el mismo punto que las parábolas en Luc. 15:3-10: hay más alegría por una pecador que se arrepienta que por los justos que no necesitan arrepentimiento. Lucas también enfatiza la eficacia del arrepentimiento de los pecadores en la parábola del Fariseo y el recolector de impuestos(Luc. 18:9-14).

Un dicho que sería muy importante si se pudiera confiar en su fiabilidad es, Mat. 26:28, “sangre de la alianza derramada por muchos para el perdón de los pecados”. Si es auténtico, el pasaje podría significar que en la última cena, después de la cual no volvería a comer ni beber hasta la llegada del Reino, Jesús esperaba un arrepentimiento y perdón a gran escala. La frase, “para el perdón de los pecados”, sin embargo, falta en todos los paralelos (incluyendo I Cor. 11:23-25), y sería mejor tomarla como una adición editorial.

No se trata de argumentar que Jesús no “creía en” el arrepentimiento y en volver a Dios. En tanto que buen Judío, sin duda sí que creía. El tema de la inclusión de los perdidos señala su profunda creencia en la reconciliación entre los pecadores y Dios. Se trata de considerar a Jesús contra el fondo del estándar de las expectativas y esperanzas Judías para la restauración. En conexión con esto se pude argumentar(1) que no hay tradición firme que demuestre que hizo una llamada para el arrepentimiento nacional en vista a la llegada del fin, como hizo Juan el Bautista; (2)que “perdón” en el mensaje de Jesús no tiene el tono de restauración escatológica; (3)sino que, si Jesús hubiera llamado al arrepentimiento nacional, o si hubiese prometido el perdón nacional, encajaría bastante bien en la categoría de un profeta de la restauración Judía.

Hay un elemento sorprendente en el material referente a la reunión de los doce, el comienzo bajo Juan Bautista, la actividad de los apóstoles después de la resurrección, y la acción dentro y dichos sobre el Templo señalan claramente hacia la bien conocida expectativa escatológica que Dios renovaría su culto, salvaría a aquellos que se volvieran a Él, y reuniría a Israel. Es de esperar que acompañando a estas claras señales, había una llamada enfática a todo Israel al arrepentimiento en vista de la venida del fin y la promesa explícita que la gracia y el perdón de Dios se extenderían para salvar y restaurar a su pueblo. Pero faltan la llamada enfática y la promesa explícita.

Parece como si los evangelistas hubieran sentido la falta de énfasis como una deficiencia. Añaden dichos acerca de la necesidad de arrepentirse(Marc. 6:12; Luc. 5:32; especialmente Mar. 4:17/Marc. 1:14). Lucas también enlaza la necesidad de arrepentimiento con la parousia en Hechos 3:19. Así la relativa falta de material no puede ser atribuida a la reticencia de los evangelistas a la hora de incluirlo. Al contrario, sintieron que era necesario remediar la escasez de dichos. Jesús “debe” haber llamado a Israel al arrepentimiento(Marc. 1:14), y debe haberle dicho a sus discípulos que predicasen el mismo evangelio(Marc. 6:12), así se añaden los dichos. Habría que tomar, pues, como hecho que una llamada al arrepentimiento a todo Israel no figura prominentemente en el mensaje de Jesús.                                                           
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1.     Uno puede ver los comienzos de la terminología posterior comparando el Hebreo y el Griego en Jer. 8:6 y Ben Sira 48:15. Hay más información sobre la historia de los términos en J. Behm, “metanoeo, metanoia in Hellenistic Jewish Literature” y “Conversion in Rabbinic Literature”, TDNT IV, PP. 989-99. El tratamiento clásico de arrepentimiento en la literatura Rabínica, no obstante, sigue siendo el de G.F. Moore, “Judaism in the Frist Centuries fo the Cristian Era: The Age of the Tannaim”, 3 vols., 1927-30; ver el índice Repentance. Una colección de pasajes de un rango más amplio de materiales puede ser encontrado bajo el mismo índice en “Paul and Palestinian Judaism”. Ver también los pasajes del periodo pos-bíblico citados por Jacques Schlosser, “Le règne de Dieu dans les dits de Jésus”, 1980, I, pp. 101-3.
2.     Ver CD 4:2; 6:4; 8:16; 20:17; 1QS 10:20; 1QH 2:9; 14:24; cf. 4QpPs37 3:1.
3.     E.P. Sanders, ”Paul and Palestinian Judaism”, p. 270.
4.     Ver, por ejemplo, Perrin, “Rediscovering”, pp. 90-102; H. Braun, “Jesus of Nazareth: The Man and his Time”, ET 1973, pp. 44-52; Jeremias, “New Testament Theology I”, pp. 152-58; Hans Conzelmann, “Jesus”, ET 1973, pp. 19, 78; James Charlesworth, “The Historical Jesus in Light of Writings Contemporaneous with Him”, ANRW II.25.1, 1982, PP. 451-76.
5.     Es principal en Lucas-Hechos, substancial en Hebreos, periférica en Pablo y ausente en Juan.
6.     Dejando aparte estudios que tratan de distinguir el material original en Juan de adiciones posteriores, ver, por ejemplo, Bultmann, “History”, pp. 245-47(sospecha un añadido Cristiano en la referencia a Is. 40).
7.     Bultmann, (History, p. 341). Consideró este resumen para mostrar “la influencia de la terminología usada en la predicación de los misioneros Cristianos”.
8.     De momento no es necesario debatir la autenticidad, excepto señalar que las conclusiones de Lucas en 15:7, 10.
9.     Bultmann, “History”, pp. 112, citando a A. Fridrichsen, “Le Problème du Miracle”, 1935, p. 49. Aunque el argumento no es muy persuasivo, la polémica antijudía está clara.
10.   Bultmann, “History”, pp. 54.
11.   Ver por ejemplo, Jeremias, “New Testament Theology I”, pp. 135, 136.
12.   Perrin, “Rediscovering”, p. 194. Ve la negación de un signo y la referencia a “la señal de Jonás” como auténtica, aunque problemática en cuanto al significado.
13.   Jeremias, “Proclamation”, pp. 156.
14.   Schlosser, “Règne I”, p. 103. Piensa que esos dos puntos son fragmentos auténticos(p. 105).
15.   John Riches, “Jesus and the Transformation of Judaism”, 1980, p. 87.
16.   Idem., pp. 87-90.
17.   Charlesworth, “The Historical Jesus”, p. 472.
18.   Idem.

19.   Conzelmann, “Jesus”, p. 78.

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