jueves, 25 de diciembre de 2014

OSEAS

OSEAS
Fue Oseas un joven contemporáneo de Amos(La razón por la que su libro está situado el primero entre los Profetas Menores se encuentra en la frase en 1:2: “Comienzo de las palabras de Yahvé, transmitidas por medio de Oseas”(Bibliba de Jerusalem) o “Cuando el Señor habló por primera vez a través de Oseas”(NRSV), lo que según la interpretación de los Rabinos significaría que Oseas fue el primero de los profetas a través del cual Dios habló. Según la introducción del libro(1:1), profetizó en el reinado de Jeroboam de Israel y también durante el reinado de Uzziah, Jotham, Ahaz, y Hezekiah de Judá. Dado que el reinado de Uzziah se extendió hasta después de la muerte de Jeroboam, está claro que el editor tenía una perspectiva centrada en Judá, aunque Oseas fuese un profeta del norte. Es incierto si Hezekiah llegó al trono antes o después de la destrucción de Samaria en el 722. No hay reflejo de este evento en las profecías de Oseas, aunque hay algunas alusiones a la turbulenta historia que llevó a esto. El profeta puede haber fallecido antes del final de la masacre, o puede haber perecido en el curso de esta.

El libro de Oseas se compone de dos secciones principales. Los primeros tres capítulos están compuestos por dos relatos del matrimonio del profeta con una mujer promiscua, que sirve como metáfora de la relación de Yahvé con Israel. Entre los dos hay un largo y poético oráculo que desarrolla la metáfora en una condena contra Israel. Los capítulos 4-14 comentan los asuntos políticos y religiosos en el reino del Norte en las últimas décadas de su existencia. El capítulo de apertura que está en tercera persona, fue posiblemente registrado por uno de los discípulos del profeta. La mano de los editores de Judá que conservaron los oráculos es solamente ocasionalmente visible, en forma de cortas glosas. Ejemplos de redacción en Judea pueden ser vistos en 1:7( El Señor no tendrá compasión de Israel, sí de Judá); 1:10-11, que realiza un llamado para la reunificación de Judá con Israel; y 3:5, donde dice que los Israelitas buscarán al Señor su Dios, y a David su rey.

LA METÁFORA DEL MATRIMONIO
Las palabras de apertura del Señor a Oseas son llamativas: “Toma para ti una mujer dada a la prostitución e hijos de prostitución, porque el país se está prostituyendo completamente, apartándose de Yahvé”. Esta orden ha desconcertado a los comentaristas modernos al igual que, seguramente, desconcertó a Oseas. Algunos comentaristas medievales Judíos pensaban que toda esta experiencia no es sino una visión profética. Algunos comentaristas modernos también han tratado de negar que el episodio tenga valor histórico alguno. Sin embargo, una de las maneras en las cuales comunicaban los profetas con su audiencia era la acción simbólica(ver el ejemplo de esto en el relato de Micaiah ben Imlah en Reyes 22. Un ejemplo memorable lo ofrece Isaías 20, donde el profeta capta la atención de la gente de Jerusalem andando desnudo y descalzo durante tres años). El matrimonio de Oseas ha de ser visto en este contexto. Es excepcional en el grado en que involucra a toda su familia, aunque es bastante típico en cuanto no usa comunicación verbal para trasmitir su mensaje. Algunos estudiosos sugieren que Oseas descubrió la disposición a la promiscuidad de su esposa sólo después de haberse casado con ella, aunque el simbolismo de la acción requiere que se sabía desde el comienzo que era promiscua. Debido a esto, algunos piensan que debe haber sido una prostituta, quizá una prostituta sagrada de las que tomaban parte en el culto al dios Cananeo Baal. Estudios recientes, no obstante, dudan que la prostitución jugase papel alguno en el culto a Baal. En cualquier caso, el libro de Oseas no dice que la mujer en cuestión, Gomer, jugase un papel similar. Puede haber sido una prostituta, o puede haber sido una mujer con reputación de conducta promiscua.

Los hijos de Oseas y Gomer llevan el mensaje del profeta en sus nombres simbólicos. El primero fue llamado Jezreel, el nombre de la residencia de verano de los reyes de Israel. Fue en Jezreel que Jehu asesinó a Jezebel y a toda la familia real(2 Reyes 9). Jeroboam I y su hijo Zachariah fueron los últimos reyes del linaje de Jehu, y este oráculo debe datar de este tiempo. Debe haber habido mucho derramamiento de sangre en Jezreel durante la época de la dinastía de Jehu. El más llamativo fue el golpe sangriento que involucró el asesinato de Jezebel. Según 2 Reyes, Jehu actuó con la aprobación del profeta Elisha, aunque su derramamiento de sangre no obstante justificaba el castigo a los ojos de Oseas.

El segundo hijo es llamado “lo´ruhamah”, que puede traducirse “no amado”(el nombre está relacionado con la palabra Hebrea para vientre, “rehem”). El punto es que Israel no obtendrá más compasión. El tercer hijo recibe un nombre más duro aún, “lo´ammî” “no mi pueblo”. La frase se hace eco de la formula común para el divorcio(ella no es mi esposa) e invierte la fórmula común para el matrimonio. La conclusión optimista del capítulo es seguramente de un editor. Oseas, al contrario de Amos, profetizó la salvación en ocasiones, aunque en este caso la profecía socava el simbolismo de los nombres de los hijos, o más bien los coloca en la perspectiva más amplia del curso de la historia de Judá.

La manera como Oseas usa a su esposa e hijos para apuntalar su mensaje es perturbadora para el lector moderno. Ni su bienestar ni el del mismo profeta tienen para él ninguna importancia. Da la impresión de un profeta obsesionado con su mensaje, que ocupa toda su vida. En general, la Biblia Hebrea se ocupa más del bienestar de la gente como todo que del individuo.

El uso del matrimonio como metáfora para la relación entre Dios e Israel hace surgir de nuevo la cuestión de la alianza. Está claro que Oseas, como Amos, veían esta relación como condicional. Entrañaba ciertos requerimientos éticos y cultuales. Si Israel fallaba en cumplir, la relación podía romperse. Todo esto corresponde a la comprensión de la alianza Mosaica que se puede observar en el libro del Éxodo y del Deuteronomio. Aunque también está claro que la gente a la que se dirigían los profetas no compartían esta comprensión, y surge la cuestión de si los profetas estaban invocando una comprensión tradicional de la alianza que había sido olvidada, o si le estaban dando nueva forma a la idea. Oseas no usa la analogía de los tratados internacionales de la manera tan desarrollada como se puede observar en Deuteronomio, aunque algunas de sus referencias a la alianza pueden haber tenido en mente tratados internacionales. En el capítulo 2 Oseas usa el matrimonio como metáfora principal. Esta manera bastante original de formular la relación entre Dios e Israel vendría a ser uno de los modelos básicos para comprender esta relación en la tradición Bíblica.

La metáfora del matrimonio es desarrollada ampliamente en el capítulo 2. Este largo y poético oráculo es presentado como una imputación legal(en Hebreo “rîb”). A veces es llamado un “pleito de la alianza”, pero la metáfora es la de un divorcio: “ella no es mi esposa y yo no soy su esposo”. La base para el divorcio es el adulterio de la esposa, calificado como “algo inaceptable” en la terminología de Deut. 24:1. En el antiguo Israel solamente el esposo podía iniciar un divorcio, y el adulterio era visto de forma unilateral, un punto señalado posteriormente por Oseas(2:5). El castigo por adulterio es sorprendente: “la desnudaré del todo y la dejaré como el día en que nació”(NRSV). Este castigo no aparece en ninguna otra parte de la Biblia Hebrea, excepto en Ezeq. 16:37-39, que quizá esté influenciado por Oseas(cf. También la historia de Susana Dan. 13:32). Según la Ley Bíblica el castigo por adulterio es la muerte mediante lapidación(Deut. 22:3-24; Tanto Ezequiel como Susana prevén una pena de muerte). En Génesis 38 Judá condena a su nuera Tamar a ser quemada por fornicar siendo viuda de uno de sus hijos y estando prometida a otro. Si alguno de estos castigos era aún practicado en Israel no lo sabemos. El castigo de desnudar permite al profeta en Oseas 2 hablar metafóricamente de la desnudez del país, de convertirlo en desierto y en tierra árida, destruyendo sus árboles y sembrados que eran su vestido. De hecho, Israel quedó desnudo a manos de los Asirios cerca del 730 y más drásticamente en el asalto final a Samaria(722).

El adulterio de Israel consistía en el culto a Baal, el dios Cananeo, ampliamente reverenciado en el reino del Norte de Israel(ver la historia de Elías en 1 Reyes. Una alta proporción de nombres Israelitas encontrados en ostracas en Samaria incluyen el nombre de Baal). Baal era atractivo porque era un dios de la fertilidad, el “el que cabalga sobre las nubes” y el que trae la lluvia. La gente creía que era el dios que abastecía de “grano, vino, y aceite”, los principales beneficios que la gente esperaba obtener del culto a un dios o diosa. Oseas insiste al contrario que es Yahvé la deidad que ofrece esos bienes (comparar con el relato de Elías y los profetas de Baal, donde el conflicto inicialmente concierne al poder de suministra la lluvia).

Oseas difiere de Amos en dos aspectos cruciales. Primero, el pecado principal del que es acusado Israel no es la injusticia social sino la idolatría. Oseas también se preocupa por la justicia social aunque ésta juega un papel secundario en su profecía. En contraste, no se sabría por el libro de Amos que el culto a Baal era un problema en el Norte de Israel. El segundo aspecto en el que Oseas difiere de Amos es que vacila entre juicio y oráculos de salvación. La profecía en Oseas 2 termina con una visión idílica de restauración. El desierto era, por un lado, tierra árida, un lugar de muerte y por lo tanto de castigo. Aunque era también el lugar donde Israel había encontrado a Yahvé en la tradición del Éxodo. Además, la palabra Hebrea para desierto, “midbar”, también podría referirse a la estepa fuera de la ciudad donde realizaban el cortejo las parejas de jóvenes. Oseas recuerda el periodo del desierto del éxodo como el noviazgo entre Yahvé e Israel. Si Israel es de nuevo rebajado al desierto, esto no sólo sería un castigo; también sería una oportunidad de un nuevo comienzo: “Por eso voy a seducirla: voy a llevarla al desierto y le hablaré al corazón”(2:14). El Valle de Achor, donde Achan fue lapidado en Josué 7, será ahora una puerta de esperanza(Petah Tikvah, el nombre de un suburbio moderno de Jerusalem). Israel ya no se dirigirá más a su dios como “baal”, que significa “señor, esposo”, aunque también era el nombre de dios, sino como “ishi” mi hombre/esposo, con una connotación de compañerismo en lugar de subordinación. En efecto, Yahvé e Israel renovarán su matrimonio. La visión de Oseas, que equilibra juicio con esperanza, puede haber sido influenciada por el hecho que Israel sobrevivió a la invasión inicial Asiria en ele 730, y durante un tiempo tuvo esperanzas de un nuevo comienzo.

Oseas 3 es un breve relato en primera persona de su matrimonio. No está claro si se refiere a su matrimonio inicial con Gomer. La palabra “de nuevo” en v. 1 puede ser una glosa editorial, dado que ya se ha hecho mención al matrimonio. Que pague el precio de una esposa por ella sugiere que es ésta la boda inicial. Es remarcable que se le diga al profeta que ha de “amar” a esta mujer. El verbo puede sólo significar tener una relación con ella(en los textos de tratados, se le ordena a menudo a los vasallos “amar” a sus amos). Aunque esto requiere posiblemente una relación emocional, como la que Oseas imagina en el caso de Israel y Yahvé. Alternativamente este pasaje puede implicar que Gomer no le fue fiel, incluso después de haber tenido hijos juntos. En cualquier caso, él la castiga con un periodo de abstinencia. El simbolismo de este castigo es que Israel tendrá que estar “sin rey o príncipe, sin sacrificio”. Israel buscó repetidas veces la salvación cambiando reyes y ofreciendo sacrificios. Según el juicio de Oseas, ambos cursos de acción fueron fútiles y no fueron sustitutos del culto sincero a Yahvé.

La metáfora del matrimonio para la relación entre Dios e Israel no carece de problemas. El profeta adopta la asunción cultural común acerca de las funciones de marido y esposa como punto de partida. Basado en esas asunciones la esposa adúltera podía ser humillada e incluso condenada a muerte. No es el propósito de Oseas 1-3 decir cómo los esposos han de tratar a sus esposas, fielmente o de otra manera. El interés del profeta es explicar cómo Yahvé reacciona ante la conducta de Israel. El uso de la analogía humana es uno de los aspectos más distintivos e interesantes de la profecía de Oseas, aunque corre el riesgo de tratar de adaptar a Dios a las normas culturales de la época. Debe Dios comportarse como un esposo celoso o traicionado? Oseas no era inconsciente del problema de usar analogías humanas para con Dios, aunque no reflexiona en esto cuando usa la metáfora del matrimonio. Además, existe siempre el peligro que la gente pueda tomar la conducta adscrita a Dios como modelo. Si Dios puede desnudar y exponer a Israel, no puede un esposo humano castigar a una esposa infiel de la misma manera? Oseas no saca esta conclusión. Él, dentro de lo que conocemos por el texto, no humilla a Gomer en público, mucho menos la condena a muerte. Aunque no hay duda que el mismo uso negativo de la imagen de la mujer en los profetas ha contribuido a estereotipos negativos de las mujeres, e incluso al abuso físico, en ocasiones. La imaginería de Oseas no es tan extrema como la de Ezekiel, aunque no obstante apela a la sensibilidad en la interpretación, y no debe ser usada para justificar el abuso de las mujeres en ningún sentido.

CAPÍTULOS 4-14
El principal corpus de oráculos en Oseas comienza con otra acusación: No hay fidelidad o lealtad, ni conocimiento de Dios en el país. Más bien hay “juramentos, mentiras, crimen, robo, y adulterio”. Todos estos pecados son mencionados en el Decálogo. Así, muchos estudiosos ven en esto otro “pleito de la alianza”. Oseas, al menos, mantiene que la relación de Israel con Dios requiere lealtad, y ésta es violada mediante estos pecados. Une Ley y Alianza explícitamente en 8:1: “Han quebrantado mi alianza y han sido rebeldes a mi Ley”(la palabra usada para ley es “torah”, lo que puede también significar instrucción, aunque está claro que la instrucción entraña también prescripciones de conducta). Hay una estrecha relación entre Oseas y el Deuteronomio. Ambos condenan el culto en los altos, con similar lenguaje. Ambos usan el Éxodo como punto principal de referencia. Ambos hablan del peligro de “olvidarse” de Dios (Os. 2:13; 8:14; 13:6; Deut. 6:12, 8:14, 19). Ambos enfatizan el amor de Dios. Aunque difieren en que “amor” en Deuteronomio se refiere a la lealtad de un vasallo, mientras que Oseas lo concibe en la analogía del amor entre marido y esposa o padre e hijo(cap. 11). Oseas se basa en la misma tradición del Deuteronomio y comparte mucho, aunque no todo, de su comprensión de la relación dentro de la alianza.

Como el Deuteronomio, Oseas deja claro que aunque la Alianza requiere la observación de las leyes, requiere de manera más fundamental una actitud subyacente de fidelidad, lealtad, y “conocimiento de Dios”(cf. El énfasis en el amor de Dios en Deut. 6:5). Las leyes a las cuales Oseas se refiere en 4:2 no son distintas. Crimen, robo, y adulterio eran inaceptables en cualquier sociedad. Mucho más lo debían ser en Israel, el pueblo elegido de Yahvé. La idea que la conducta humana afecta la fertilidad de la tierra es muy antigua y fue también incorporada al concepto bíblico de alianza.

Oseas puede haber tenido predecesores en esta tradición. En 6:5 dice que Dios “ha hecho trizas a Israel por medio de los profetas”, y en 12:14 dice que fue por un profeta que Yahvé subió a Israel de Egipto. En 9:7-8 se queja que la gente desprecie al profeta como a un loco, cuando de hecho es el vigilante que avisa del desastre venidero. Puede haberse visto a sí mismo en la tradición de Elías y Eliseo, aunque parece bastante diferente a ellos, e incluso llega a condenar “el derramamiento de sangre de Jezreel” que Eliseo instigó. Puede haber habido muchos profetas cuyas palabras no aparecen en la Biblia. En cualquier caso, Oseas parece ver a los profetas como los verdaderos guardianes de la herencia de Moisés y del Éxodo, incluso aunque los profetas en la corte no realizaban este papel manifiestamente, y el mismo Oseas parece condenar a semejantes profetas y sacerdotes en 4:5.

SACERDOCIO Y CULTO
Oseas es apenas menos vehemente que Amos en su crítica de los sacerdotes y su culto. Sus cargos contra los sacerdotes aparecen en 4:4-14(Parece que hay cierta animosidad personal entre el profeta y los sacerdotes que es expresada sobretodo en 4:5: “Haré perecer a tu madre”)! La instrucción sacerdotal (torah) ha de proporcionar conocimiento al pueblo. Para Oseas, “el conocimiento de Dios” significa comprender lo que Dios verdaderamente requiere. Los sacerdotes extraviaban al pueblo promoviendo los sacrificios y ofrendas, que era lo que les alimentaba a ellos. De ahí la acusación que se alimentaban del pecado del pueblo –cuantas más ofrendas de pecado realizaba la gente, mejor era para los sacerdotes. Habían olvidado la “torah” de Dios, no necesariamente en el sentido de no recordar lo que son las leyes sino en el sentido que habían olvidado lo que es importante. Así la crítica de Oseas está en línea con la de Amos: el culto sacrificial distrae a la gente del verdadero servicio a Dios. Oseas, sin embargo, realiza otros cargos también. Rechaza la adivinación mediante varillas, y el culto en los altos. Presumiblemente este culto involucraba el culto de otros dioses, como Baal, de ahí la metáfora de prostitución. Parece ser, no obstante, que cierta prostitución literal también tenía lugar en los altos, no necesariamente como parte del ritual sino como parte de las festividades que formaban parte del culto. En este punto Oseas comenta sobre la desigualdad de las actitudes populares hacia el adulterio. Las mujeres no han de ser castigadas, porque son los hombres también culpables. La crítica del dominio masculino es rara en la Biblia Hebrea, aunque no está ausente(cf. También la historia de Judah y Tamar en Génesis 37).

Oseas regresa a la cuestión del sacrificio en el capítulo 6. En este caso se mofa de la propuesta del pueblo para “regresar al Señor” con la esperanza de ser restaurados(la expresión idiomática en 6:2: “Dentro de dos días nos dará la vida, al tercer día nos hará resurgir”, significa “nos restaurará pronto”. En la tradición Cristiana este verso ha sido leído a menudo como una predicción de la resurrección de Cristo al tercer día). Oseas descarta semejante actitud por voluble y errónea: “Porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios mejor que holocaustos”. Oseas no está interesado en reformar le culto sacrificial, tampoco Amos. Los sacrificios no es lo que el Señor quiere, y aquellos que los ofrecen están equivocados cuando piensan que han cumplido sus obligaciones cuando en realidad no lo han hecho.

LA CRÍTICA DE LAS POLÍTCIAS REALES
A diferencia de Amos, Oseas no entra en el tema de la injusticia social. Comenta repetidas veces las intrigas políticas que devastaban el reino de Israel en las décadas finales de su existencia. La muerte de Jeroboam II fue seguida de un cambio rápido en la monarquía. El hijo de Jeroboam, Zechariah, fue asesinado, y su asesino Shallum fue a su vez asesinado un mes después por Menahem. Al mismo tiempo, Asiria comenzaba a establecer su dominio al oeste del Éufrates bajo Tiglath-pileser III(745-727). En el 738 impuso el tributo a la mayoría de los estados en Siria y norte de Palestina, incluyendo Israel. Menahem de Israel estaba entre los sometidos. El tributo era duro, pero se obtenía paz y cierta estabilidad durante algunos años a cambio. Después de la muerte de Menahem, su hijo Pekahiah fue asesinado, y Pekah ben Remaliah ocupó el trono. Pekah vino a ser líder de una coalición anti-Asiria, e intentó forzar a Judah, bajo el rey Ahaz, a unirse. Esta política llevó a la guerra Sirio-Efraimita(2 Reyes 16; cf. Isaías 7). Judá apeló a Asiria por ayuda. Tiglath-pileser se desplazó a lo largo de la costa y destruyó la coalición. Invadió los territorios Israelitas en Galilea y Transjordania y destruyó Hazor y Megiddo. Deportó parte de la población a Asiria(ver 2 Reyes 15:29-31). Samaria se salvó debido a que Pekah fue asesinado por Hoshea ben Elah(15:30), quien se rindió inmediatamente y pagó el tributo(15:30). Menos de una década después, después de la muerte de Tiglath-pileser, Hoshea también dejó de pagar el tributo(724). Cuando el nuevo rey de Asiria, Shalmaneser, invadió, Hoshea se sometió inmediatamente, pero fue encarcelado por traición, dado que envió mensajeros a Egipto y dejó de pagar tributo(17:4). Shalmaneser asedió Samaria y acabó destruyéndola.

Oseas encuentra poca aprobación en esta trágica historia. Su crítica básica es que Israel buscó repetidamente soluciones políticas en lugar de volver al servicio de Yahvé. Los numerosos asesinatos y golpes de palacio indican sólo inconstancia. “Han entronizado reyes sin contar conmigo; han nombrado príncipes sin mi conocimiento”(8:4). En un intenso pasaje en capítulo 7, compara a los conspiradores con los adúlteros, que “se enferman con los vapores del vino” cuando un nuevo rey es coronado(7:5) y finalmente “devoran a sus propios jueces”(7:7). La repetida violación de los tratados también muestra su falta de fidelidad(6:7; 10:4; 12:1), lo que es sintomático de su infidelidad hacia su Dios. En un intrigante pasaje (12:2-4) sugiere que Israel/Jacob es rebelde desde el principio: “Estando en el seno materno suplantó a su hermano, y de mayor luchó con Dios”. Oseas conocía las tradiciones acerca de Jacob en Génesis 25 y 32, pero no las veía como algo de lo que los descendientes de Jacob debían estar orgullosos.

Oseas es mordaz acerca de los intentos de buscar ayuda en Egipto, y algo menos acerca de los intentos de apaciguar Asiria. “Efraín es como una paloma ingenua, sin cordura llaman a Egipto, acuden a Asiria”(7:11). La queja de que “Efraín entonces ha acudido a Asiria, Judá envía mensajeros al gran rey”(5:13) podría referirse a cualquiera de las veces que Israel se sometió a Asiria. Dado que el pasaje también menciona a Judá, la referencia más probable es la época de la guerra Sirio-Efraimita. La confianza en Egipto es especialmente irónica en vista al origen de Israel. Oseas señala cáusticamente: “Volverán al país de Egipto, y Asur será su rey”(11:5). El regreso a Egipto lleva doble sentido. Regresan a Egipto en busca de ayuda, pero obtienen como resultado la ira de Asiria, y terminan en la servidumbre de nuevo –su condición en Egipto antes del Éxodo.

No está claro cómo Oseas pensaba que Israel debía responder a la amenaza Asiria. Probablemente creía que si Israel se centraba en el servicio a Yahvé, y evitaba las intrigas internacionales, la amenaza no habría tenido lugar. Este juicio puede ser ingenuo desde un punto de vista histórico. Asiria habría exigido tributo en cualquier caso. Aunque el profeta tenía razón en que Israel aseguró su propia destrucción mediante sus repetidos intentos de resistir a Asiria y formar coaliciones contra ella, y los intentos de resolver sus problemas cambiando reyes fue fútil.

LA COMPRENSIÓN DE DIOS
Ningún libro de la Biblia Hebrea es tan rico en expresiones metafóricas como el de Oseas. A menudo las metáforas son aplicadas a Israel, sea para expresar el afecto de Yahvé por ella(“como uvas en el desierto”, 9:10), o su conducta rebelde(“era vid frondosa”, 10:1). Aún más sorprendente es el uso que hace Oseas de la metáfora para representar a Dios. En capítulo 11 Oseas desarrolla la del “Padre de Amor”. Aquí Dios recuerda a Israel cuando era niño, cuando le enseñó a caminar, y le alzaba contra su mejilla. Ahora, a pesar de su desobediencia, no puede dejarse llevar por el deseo de destruirlos. “Cómo voy a entregarte, Efraín? Cómo dejarte a tu suerte, Israel? Voy a entregarte como a Admá, y tratarte como a Seboín? Mi corazón se convulsiona dentro de mi y al mismo tiempo se estremecen mis entrañas. No daré curso al furor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín, porque soy Dios, no un hombre; el Santo en medio de ti, y no es mi deseo aniquilar”(11:8-9)-Admá/Admah y Seboín/Zeboiim fueron ciudades destruidas con Sodoma y Gomorra). Por otro lado, Dios es presentado en términos muy humanos como alguien que puede ser superado por la emoción. Por otro lado, es “Dios, no mortal”(adam, “hombre” en sentido genérico para ser humano). Cuál es la diferencia entre Dios y un ser humano? No es que los humanos estén dirigidos por la emoción, y Dios no lo esté, sino que Dios puede superar las más destructivas emociones y dejarse llevar por las mejores, mientras que los humanos sucumben a menudo a las peores. No hay mejor manera de imaginar a Dios que en la semejanza con los seres humanos, aunque hay que atribuir a Dios lo que es mejor en la naturaleza humana, no la debilidad o malevolencia humana.

Desafortunadamente, la generosa promesa “No volveré a destruir a Efraín”, hecha quizá cuando Samaria sobrevivió a la invasión de Tiglath-pileser, no fue cumplida. Es contradicha categóricamente en 13:9: “Cuando te destruya, Israel, quién te ayudará? Dios no la rescatará de los poderes del Sheol: “Dónde están, muerte, tus pestes, dónde tu contagio, Sheol? La compasión se esconde a mis ojos”(13:14; este versículo es citado en 1 Cor. 15:55, en un sentido muy diferente). Al final, la ira de Dios parece prevalecer. Las contradicciones en la profecía de Oseas surgen del cambio de fortunas en Israel en sus años finales. También ilustran uno de los problemas fundamentales de todo discurso humano a cerca de Dios. Por un lado, está la convicción, elocuentemente expresada por Oseas, de que Dios es bueno y ha de ser imaginado de acuerdo con los ideales más elevados de la humanidad. Por el otro, está la creencia que Dios es revelado en la historia, y específicamente en la historia de Israel. La primera convicción lleva a la afirmación que Dios es compasivo, aunque esta convicción es a menudo difícil de reconciliar con la muerte y destrucción a la que están sujetos los seres humanos lo que fue muy a menudo el destino de Israel.

LA EDICIÓN DE OSEAS EN JUDÁ
Como el libro de Amos, Oseas fue conservado y editado en el sur, después de la caída de Samaria. Sus profecías de destrucción se cumplieron y se mantuvieron como advertencia a Judá. Oseas mismo comentó sobre Judá e Israel en ocasiones, aunque se preocupó más del reino del Norte, especialmente de Efraim. Así, por ejemplo, comenta sobre la enfermedad tanto de Israel como Judá en el contexto de la guerra Sirio-Efraimita (5:13). Un número de pasajes, sin embargo, contrasta Judá con Israel, parece que estos vienen de un editor en Judá. Oseas 1:7 asegura al lector que Dios tendrá piedad de la casa de Judá. Oseas 3:5 inserta una referencia a “David su rey”, que es inconsistente con la actitud de Oseas hacia reyes de cualquier tipo. Oseas 4:15 advierte a Judá de hacerse culpable adorando en Gilgal o Bethel, reflejando probablemente la condena Deuteronómica del culto fuera de Jerusalem. Quizá la contribución editorial más obvia en el libro es el final positivo que promete restauración sólo si el pueblo se vuelve al Señor. El dicho final (“sólo los más sabios entienden estas cosas”) es típico de la literatura Sapiencial y muestra la mano de los escribas que fueron finalmente responsables de la edición del libro. Desde el punto de vista de esos escribas, los oráculos ofrecen una lección moral sobre las consecuencias de seguir “los caminos del SEÑOR”. Esta lección podía ser aplicada tanto a individuos como a los reinos.
------------------------                                                                    
REFERENCIAS:
Davies, G.I. “Hosea”, Grand Rapids: Eerdmans, 1992. Buen comentario exegético.

Seow, C.L., “Hosea”. En ABD 3:291-99. Claro y conciso comentario.

Sherwood, Y. “The Prostitute and the Prophet: Hosea´s Marriage in Literary-Theoretical Perspective”. JSOTSup 212.

Sweeney, Marvin A., “The Twuelve Prophets”. BerO. Collegeville, Minn.: Liturgical, 2000 (1.1-144). Comentario Exegético.



No hay comentarios:

Publicar un comentario