lunes, 2 de febrero de 2009

ISRAEL, TOTEMISMO Y ETNICIDAD

TOTEMISMO Y ETNICIDAD

El Impacto Filisteo en la identidad Israelita

Los Filisteos eran el grupo más avanzado socialmente, políticamente, y económicamente en la Edad de Hierro I. La interacción y competición con ellos obligó a los Israelitas a definirse (o redefinirse) ellos mismos en un esfuerzo por mantener una clara frontera étnica entre ellos. Estos esfuerzos se materializaron en un número de frentes.

La prohibición del puerco puede ser vista como resultado directo de esta interacción, y puede ser datada solamente en la E.H. I. Aunque los cerdos también están ausentes del contexto del siglo doce, es probable que esta conducta pre-existente fuese canonizada debido a la interacción con los filisteos.

La circuncisión también fue probablemente practicada por la población de las tierras altas, así como por otros grupos del Medio Oriente, anterior al contacto con los Filisteos. Está claro, no obstante, que esta conducta fue canonizada como marca étnica sólo en relación a los Filisteos, y sólo en la Edad de Hierro I (los siglos doce u once).

Puesto que los Filisteos usaban cerámica decorada elaboradamente, la cual, basada en otras consideraciones, era significativa étnica y simbólicamente, tanto a los ojos de los Filisteos y de los Cananeos y Egipcios (Bunimovitz y Faust 2001), los Israelitas no solo evitaron este tipo de cerámica, sino que pusieron ellos mismos aparte no decorando ninguna cerámica. Parece que este fenómeno de falta de decoración existió con anterioridad, quizás debido a razones funcionales/técnicas. Pero desde este punto en adelante vino a estar canonizada y era estrictamente obedecida.

La casa de cuatro habitaciones es el resultado de las costumbres Israelitas. Aunque este tipo de casa puede ser encontrado en contextos más tempranos, cristalizó finalmente sólo durante finales del siglo XII a.C. (este proceso continúa en la E. de Hierro II), probablemente como resultado de la formación de la etnicidad Israelita en esta época. Este rasgo específico no puede ser directamente conectado con los Filisteos, pero su fecha en la E.H. I enfatiza la idea que la etno-génesis de Israel ocurrió entonces. La razón exacta detrás de la casa de cuatro habitaciones es menos importante en esta discusión , pero parece que es, al menos parcialmente, un resultado de la ideología igualitaria.

La misma ideología es probablemente también responsable del limitado repertorio de cerámica de los Israelitas, y sus raíces parecen estar en las etapas más tempranas de la E.H I. Así como la ausencia de cerámica importada, puede también haber sido el resultado de la definición étnica Israelita formada en la misma época. Se puede sugerir que los Israelitas evitaron la cerámica Filistea, y como parte de su auto-definición decidieron evitar toda clase de cerámica extranjera así mismo.

Está bastante claro que los Filisteos son directamente responsables al menos e algunas de las marcas y conductas étnicas de los Israelitas, tales como la prohibición del cerdo y la práctica de la circuncisión, y que estas fueron canonizadas como parte de la interacción que tuvo lugar a finales de los siglos XII y XI a.C. Además, es más que probable que los Filisteos tuviesen un impacto en la configuración de marcas adicionales o elementos de conducta, por ejemplo, la falta de decoración y la falta de cerámica importada, aunque esto último es una historia más compleja. Hay que enfatizar el hecho que algunos de esos rasgos/conductas eran practicados con anterioridad a la llegada de los Filisteos, la interacción con los cuales, en muchas ocasiones, causó la canonización de prácticas ya existentes.

Parece, a la luz de todo esto, que la interacción con los filisteos –un proceso que finalizó a finales del siglo XI- fue responsable de muchas facetas de la identidad emergente Israelita.

La Sociedad de las Tierras Altas Prior a la Interacción con los Filisteos
Poco se sabe de la situación precedente a la emergencia de la consciencia étnica. Pero vamos a intentar definir la identidad de los habitantes de los pequeños poblados en las montañas de la E.H. I, antes de ser transformados en una entidad étnica.

Parece que parte del análisis de la etnicidad de Comaroff (1992), y especialmente la distinción entre etnicidad y totemismo, puede dar más luz en este proceso. Afirma que, mientras que grupos en el pasado tenían cierta clase de auto-identificación, no es siempre lo mismo en lo que se refiere identidad etnicidad. Él hace una diferenciación entre consciencia totémica y consciencia étnica (pp. 51-52). El totemismo, de acuerdo con Comaroff, “nace con el establecimiento de relaciones simétricamente estructuradas entre grupos sociales similares –grupos que pueden o no integrarse en una sola comunidad (p. 54). La etnicidad, en contraste, “tiene sus orígenes en la incorporación asimétrica de grupos diferentes estructuralmente en una única política económica”. Continúa:

Más específicamente, la conciencia totémica surge con la interacción de las sociedades que retienen –o aparecen desde dentro para retener- control sobre los medios de su propia producción y reproducción. Es, en resumen, una función de procesos en los cuales grupos autónomos entran en relaciones de equivalencia o interdependencia complementaria y, de esta manera, forman sus identidades colectivas en contraste unos con otros. (pp. 54-55)

De acuerdo con Comaroff, la etnicidad tiene dos cualidades principales: (1) una clasificación sujetiva del mundo en entidades sociales; y (2) una atribución estereotípica de esos grupos, normalmente de una manera jerárquica, en nichos en la división social del trabajo (p. 52). Ninguna de esas cualidades es única de la conciencia étnica. La primera existen en el totemismo, mientras que la última en la clase. Es, pues, en la combinación de las dos donde está la unicidad de la etnicidad. Añade, que para el grupo subordinado, la afiliación étnica le puede ser atribuida por los otros. A veces, la creación de tales identidades no tiene fundamento en una realidad sociológica pre-existente, sino que incluso cuando una identidad social les ha sido asignada, los grupos subordinados normalmente clasifican su “nueva” identidad como de un predicamento e interés común, y “pueden comenzar a afirmar una dedicación compartida respecto a un orden de símbolos y significados y, algunas veces, un código moral” (p. 53). También señala que en muchos casos los diferentes partidos tienden a negar la humanidad del otro grupo, y sumarizan el punto con la afirmación que la identidad étnica lleva a la afirmación del “yo colectivo” y a la negación del “otro colectivo” (p.53).

A pesar de las diferencias la etnicidad y el totemismo comparten muchas cualidades. Ambos son, en palabras de Comaroff, “modos de clasificación social y de conciencia social, marcas de identidad y relaciones colectivas”. Habría que enfatizar que la dicotomía entre totemismo y etnicidad, en tanto que herramienta analítica importante, es algo engañosa. Después de todo, estamos tratando con un continuum, y puede haber casos donde sea difícil adjudicar semejante título a cierto grupo. Además, parece que el proceso de desarrollo de uno a otro no es linear, -no es un proceso unidireccional.

Del Totemismo a la Etnicidad
Cómo contribuye esta información a la comprensión de la etnicidad de Israel? Parece como si los habitantes de los pueblos del siglo XII a.C. no eran miembros de un único grupo, sino que tenían más de una identidad. Esto esta basado en una falta de relaciones jerárquicas entre esos pueblos (Small 1997) y la impresión que uno obtiene de las, problemáticas, fuentes escritas. La mayoría, si no todas, de esas identidades han de ser vistas más como identidades totémicas que como étnicas, o al menos cercanas al polo totémico del continuum, como obvias de la naturaleza de los pueblos pequeños y aislados. La relación entre aldeas o pequeños pueblos parece haber sido simétrica, y no parece que estos pequeños pueblos estuviesen bajo fuerte presión, políticamente o económicamente, por parte de ningún otro grupo “más complejo”, lo cual podría haber sido la razón para desarrollar una identidad étnica. Las ciudades-estado Cananeas estaban en declive; los Egipcios, aunque aún en control de algunas de las partes de las tierras bajas, no estaban en posición de realizar incursiones en las tierras altas; y a los Filisteos, llegados en la primera mitad del siglo XII a.C., les tomó un tiempo romper el “cordón sanitario” y comenzar su expansión (Stager 1995). Todo esto da buena indicación de que la identidad de los habitantes de esos pueblos era relativamente totémica. Está claro que uno de los grupos de las tierras altas era llamado “Israel”, como puede ser visto por la estela de Merenptah.

Poco a poco, con la llegada de la E.H. I, tuvieron lugar dos procesos interrelacionados. El desarrollo de la economía de las tierras altas. Excedentes que eran comercializados entre diferentes pueblos y regiones, quizás incluso fuera de las tierras altas (Finkelstein 1989). Esto permitió a los habitantes de diferentes pueblos conocerse mutuamente, algo que hizo posible desarrollar una identidad compartida. Al mismo tiempo, los Filisteos habían consolidado su poder, y comenzado sus incursiones en las tierras altas. Es muy probable que esas incursiones estuviesen motivadas por incentivos económicos, los mismos excedentes (Chaney 1986; Finkelstein 1989). Esto, y la incorporación de la economía local en una red más amplia que incluía las tierras bajas, cambió gradualmente la naturaleza de las relaciones que experimentaron los habitantes de las montañas desde relaciones simétricas (entre ellos mismos) a relaciones asimétricas (con los Filisteos).

Se supone que los Filisteos trataban a los habitantes de las tierras altas como subdesarrollados, atrasados, o primitivos, sin cuidarse de hacer distinciones entre ellos. Las diferencias culturales entre Filisteos y los habitantes de las tierras altas, se reflejan en las costumbres de la circuncisión y prohibición del cerdo, las cuales realzaban dichas distinciones haciéndolas más aparentes. Como dice Wiessner, “las situaciones que activan la identidad del grupo incluyen miedo, competición entre grupos y agresión, necesidad de cooperación para alcanzar ciertas metas, y control político impuesto, que requieren la acción el grupo” (1990). Small también menciona el impacto del estado (1997), y afirma que, en muchos casos, los estados crean etnicidades.

Eligiendo los rasgos: Hábitos y Etnicidad
En el intento por establecer como fueron elegidos los rasgos y conductas Israelitas por la población de las tierras altas, hay que recordar que la mayoría fueron elegidos porque contrastaban con la conducta de otros grupos, especialmente los Filisteos.

Vamos a ver en esta sección los mecanismos mediante los cuales estos rasgos fueron elegidos y transformados. Tema, este, complejo, dado que no ha recibido la suficiente atención en los estudios realizados en el pasado. El concepto clave es el “habitus” de Bourdieu (1977). De acuerdo con Bourdieu,

Las estructuras constitutivas de un tipo particular de medioambiente (condiciones materiales de existencia características de una condición de clase) producen “habitus”, sistemas durables, de disposiciones reversibles, estructuras estructuradas predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes, o sea, como principios de la generación y la estructuración de prácticas y representaciones que pueden ser objetivamente “reguladas” y “regulares” sin que de ninguna manera sean el producto de la obediencia a reglas (1977).

De acuerdo con Jary, el “habitus” se forma con una serie de “esquemas clasificatorios” y “valores últimos”. Estos son los medios mediante los cuales el grupo se las avía, o fracasa, en imponer en sus miembros perspectivas que son ventajosas para ellos (1995). De acuerdo con Shenan, el “habitus” es, inconscientemente, lo que los individuos aprenden a hacer y pensar desde el nacimiento en adelante, meramente por virtud de haber sido criados en un determinado lugar en lugar de otro (1989). Jones entiende el “habitus” de Bourdieu como hecho de “disposiciones durables hacia ciertas percepciones y prácticas, que devienen parte del sentido del yo de un individuo en una edad temprana, y que puede ser traspuesto de un contexto a otro. …. El “habitus” involucra un proceso de socialización donde nuevas experiencias son estructuradas de acuerdo con las estructuras producidas por experiencias pasadas.. (1997).

El “habitus” genera respuesta y acción. No estático. Es dependiente de las prácticas de agentes humanos, quienes reproducen y transforman la condición que lo constituye, y así esto acarrea cambios sociales mediante alteraciones continuas en su disposición estructurada (Jones 1997; la “teoría de estructuración” de Giddens (1984).

Jones, refiriéndose al “habitus” de Bourdieu, dice:

La construcción de la etnicidad…. Es un producto de la intersección de las disposiciones habituales de la gente con las condiciones sociales concretas caracterizando cualquier situación histórica dada (1997).

De acuerdo con Shenan (1989), el “habitus” provee las fuentes para la identidad étnica y para el “emblemático” y “afirmativo” uso del estilo. O sea, el “habitus” no es sinónimo de etnicidad, pero es, en cierto sentido, el grupo de herramientas donde la etnicidad elige sus rasgos.

Similarmente, Jones acepta que algunos rasgos de cultura material pueden ser elegidos para transmitir la etnicidad, mientras que otros cruzan las fronteras étnicas. Sin embargo, acepta que los trazos que son elegidos no lo son arbitrariamente, sino que están ligados al “habitus” y en muchos casos a prácticas culturales y diferenciaciones dentro del grupo (1997).

De acuerdo con ella, la etnicidad resulta de la intersección de similitudes y diferencias en los “habitus” de la gente dentro de cualquier contexto dado. Continua diciendo que un examen de los procesos diacrónicos dentro de un contexto histórico particular capacitará a los investigadores para identificar los cambios de aspectos habituales en un simbolismo étnico activo y consciente.

Pero hay que recordar que el “habitus” no es la única fuente de los símbolos étnicos. Estos pueden ser forzados sobre un grupo, y pueden no haber estado conectados con el “habitus”. Los símbolos pueden haber sido elegidos también meramente en contraste respecto a otros grupos. De todas formas, el “habitus” es probablemente el “principal” canal para el desarrollo de rasgos étnicos y conductas.

A esta luz, se puede ver no sólo por qué fueron elegidos los símbolos o conductas arriba mencionados –por estar en contraste con los de los Filisteos- sino también cómo. Es muy probable que la prohibición del cerdo fue establecida con anterioridad a la Edad de Hierro entre algunos grupos. También es probable que la población de la que surgieron los Israelitas practicaba la circuncisión con anterioridad a la llegada de los Filisteos, o que esta sociedad era bastante igualitaria, etc. Los rasgos que más tarde marcarán la frontera étnica con los Filisteos, han de ser entendidos como habiendo sido seleccionados del “habitus” pre-existente de los habitantes de los altos.

Fue el contacto con el “estado” (o “estados”) Filisteo lo que promovió la emergencia de la etnicidad, e hizo algunos rasgos más relevantes que otros.

Sumario
He explicado los procesos mediante los cuales los grupos totémicos de las tierras altas vinieron a ser unificados en un solo grupo étnico, así como el proceso mediante el cual eligieron sus marcas étnicas y conductas. El Israel de Merenptah podría, a esta luz, ser visto como una facción importante entre esos grupos totémicos, el que probablemente dio el nombre, y quizás algo de su historia, al nuevo grupo étnico que evolucionó.

Hay, no obstante, varios rasgos importantes que indican que esto es sólo una parte del cuadro y que habría que estudiar más a fondo la situación en los siglos XIII y XII.

Parece que la prohibición de algunos de los rasgos étnicos de Israel, como la prohibición de cerámica importada, la ausencia de decoración, le limitado repertorio cerámico, e incluso el ethos igualitario –aunque fueron posteriormente usados y transformados en la interacción con los Filisteos- pueden ser mejor explicados como resultando de una interacción más temprana con otros grupos, en contraste con la cultura de a finales de la Edad de Bronce.

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