APUNTES ARQUEOLÓGICOS
Los grupos de cabezas de criaturas esculpidas (pájaros, leones..) a la entrada de la tumba en Tel Eton platean un enigma todavía más intrigante cuya respuesta tiene implicaciones interesantes.
Deut. 32:11
Como el águila que excita su nidada,
Revolotea sobre sus pollos,
Extiende sus alas, los toma,
Los lleva sobre sus plumas,
Se refiere a un “neser” un pájaro que actúa responsablemente respecto a sus polluelos, “revoloteando sobre su nido….” Isaías 40:31 se refiere a una poderosa criatura que puede regenerar un miembro: “pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas (nesariym); correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” El Salmo 103:5: “El que sacia de bien tu boca. De modo que te rejuvenezcas como el águila.” Representa al “neser” como pájaro que se rejuvenece a sí mismo. En la historia Ugarítica de Aqhat, los pájaros son identificados como “nsr”, son asociados con la muerte de Aqhat así como con el traslado de su cuerpo. Además, en la historia, esos pájaros pueden ser matados y vueltos a la vida por Baal. Aparecen como amenazas para los humanos, tanto en la vida como en la muerte.
Combinando las disparatadas metáforas e imágenes sugiere un “neser” compuesto que cuida, protege, y es capaz, como el Fénix, de su propia regeneración (Schroer, 1995). Usando esta imagen como punto de comienzo , se puede especular que los pájaros esculpidos pueden haber representado alguna deidad o quizás pájaros-alma, un cierto equivalente del “ba” Egipcio. Estas esculturas en las tumbas no están completamente aisladas temáticamente. Los Grifos con cabeza de Águila, cuerpo de león stán confirmados al menos en cuatro sellos grabados Hebreos correspondientes al siglo VIII, dos de los cuales también llevan un signo de la “vida” (ankh) Egipcio (Hestrin y Dayagi-Mendels, 1979); se puede, también, considerar a las deidades Egipcias tales como Horus con su cabeza de halcón que era responsable de revivir al alma de su padre muerto Osiris. En algunas mitologías Egipcias, los cuatro hijos de Horus no solo vigilan los cuatro puntos cardinales sino también las entrañas de los muertos. G. Barkay sugiere que momificaciones parciales pueden haber sido realizadas en Israel (1994). Si es así, quizás alguna mitología del Nilo puede haber acompañado esta ciencia, si es que fue aprendida de los Egipcios.
El complejo de ideas implícitas en esta especulación de hechos sugiere que las imágenes esculpidas tienen su origen en mitos Israelitas acerca de la muerte y al vida después de esta. La mitología reflejada, por consiguiente, precedió al diseño de las tumbas y puede ser asignada mínimamente al siglo IX a.C.
ALGUNAS CONCLUSIONES
Los complejos cultuales grandes al aire libre con un “temenos” ejemplificados en el Sitio del Toro y el Monte Ebal son rasgos del panorama israelita correspondiente al siglo XII a.C. Qitmit indica que este tipo de lugares continuó en el siglo sexto, aunque no está atestiguado en los sitios Israelitas. Las Cuevas para el culto aparecen como fenómeno de los siglos VIII y VII a.C.. habitaciones de culto aparecen concentradas en los siglos X y IX a.C., mientras que los templos van de los siglos XI hasta finales del siglo VIII.
Las evidencias de que más de un dios era adorado en un lugar vienen de las habitaciones de culto en Laquis, Megido, y Dan, los reservados cultuales o rincones de culto aparecen en Megido y Dan, y los templos en Hazor y Arad, instituciones que existieron desde mediados del siglo XI hasta mediados del siglo VI. Evidencias interpretadas como relacionadas al culto del mundo subterráneo (ctonico) han sido encontradas en una habitación del siglo IX en Dan y en túmulos cerca de Jerusalem.
Por ejemplo, la posición del templo en el lado norte del sitio en Arad, Hazor, y Dan (y por supuesto el templo de Salomón) no pueden ser casualidad. Dos hipótesis pueden ofrecer una base para investigar la relevancia de las observaciones: (1) Los templos (o cierta clase de templos) eran construidos en el norte de los sitios por razones religiosas y míticas. (2) Los templos eran construidos en suelo público normalmente localizado en el norte del lugar.
COMPLEJOS CULTUALES
La categoría de “complejo de culto” puede ser subdividida en “aislado/no aislado” y “urbano/rural”. Esto marca los Sitios de Ebal y del Toro como pertenecientes a una sub-categoría, la de complejo cultual “aislado, rural”. Esta categoría particular es bien conocida en la arqueología Egea como “santuarios en las cumbres”. La principal evidencia concerniente a estos sitios viene de unos 20 o 25 sitios Minoicos identificados (Rutkowski, 1986; Peatfield, 1990).
Atestiguados por primera vez a finales del periodo Minoico temprano, 1900 a.C., los santuarios en las cimas de los montes eran el principal tipo de lugar cultual durante el periodo Medio Minoico, 1900-1600 a.C., declinando en número durante el periodo Minoico tardío I y II, 1600-1480 a.C. Mientras que en su florecimiento los santuarios en las cimas de las montañas parecen haber sido establecidos y mantenidos por los habitantes locales, en los últimos siglos de su existencia pasaron a esta bajo el patronazgo y control de palacio, viniendo a ser mucho más elaborados que anteriormente (Peatfield, 1983). Posteriormente, su número disminuye porque estos lugares sin la amplitud de palacio ya no eran frecuentados. Su declive general, c. 1480 a.C., es paralelo al declive de las clases de la élite que los había patrocinado. Sin embargo, en la Grecia continental, los santuarios en las cimas continuaron hasta el siglo VIII (Hagg, 1993).
Una de las características de este tipo de santuarios eran las figurillas votivas de animales, objetos, humanos, y, únicamente durante este periodo, de miembros humanos, han sido interpretadas como indicaciones de que esos sitios fueron iniciados por pastores y posteriormente adoptados por agricultores, que eran consideradas lugares propicios para dirigirse e invocar a las deidades sanadoras (Rutkowski, 1986; Peatfield, 1990). Entre los rituales que pueden haber tenido lugar en esos sitios estaba el sacrificio de animales y festivales del fuego (Burkert, 1985).
Las similitudes físicas entre los santuarios de las cimas Minoicos durante sus primeros trescientos años y los dos complejos cultuales rurales aislados Israelitas son obvias. Como los sitios Minoicos, los Israelitas estaban localizados a unas cuantas horas de camino de loas asentamientos; ambos grupos ofrecían vistas de los valles y asentamientos debajo; ambos eran accesibles y no ofrecían dificultades en su escalada; ambos se encuentran en áreas donde se practicaba tanto el pastoreo como la agricultura; ambos son considerados como representando sitios de culto regional compartidos en común en un tiempo en el que no había una autoridad política centralizada; o, si dicha autoridad existía, esta no se involucraba en cuestiones del culto local.
Esta comparación general “asume” que condiciones sociológicas similares bajo circunstancias físicas y tecnológicas similares resulta en el desarrollo de lugares cultuales similares. Un paralelo a esto se puede observar en las innovaciones sociales y económicas similares en varios códigos de leyes en el este del Mediterráneo, incluyendo el de Israel, durante la Edad de Hierro II (Mark Smith 1978). Todo esto queda en el ámbito de lo probable. Otros no especulan acerca de ningún desarrollo común partiendo de los sitios de culto de la Edad de Bronce aunque semejante origen está dentro del ámbito de lo probable. De todas maneras, lo que estos lugares significan para cualquier grupo específico en su propio contexto social, histórico, y religioso no puede ser inferido de lo que significa para un grupo diferente o para un grupo similar cronológicamente distantes.
Sitios similares a estos existían en Judá a finales del periodo pre-exílico: Ezequiel se refiere al hombre justo como aquel que no viola ciertos preceptos, uno de los cuales es “no comer en la montaña”. Para Ezequiel, esta acto cultual es distinto a la idolatría, un error cultual identificado por su propia frase “ni alza sus ojos a las basuras (literal: bolas de boñiga) de la casa de Israel (Ezequiel 18:6,11,15,; 22:9). En otro lugar, Ezequiel identifica sitios donde se llevaban a cabo estos rituales conteniendo altares y quizás imágenes y los conecta con lo que tenía lugar en los sitios de culto bajo los árboles (Ezequiel 6:13).
La mención mas temprana de estos sitios se da en Hoseas 4:13, a mediados del siglo VIII a.C. Hoseas los asocia con actos cultuales que tenían lugar bajo árboles verdes, porque el culto en ambos tipos de lugares, el cual podría haber involucrado relaciones sexuales, era similar. Ver también Isaías 57:7; 65:7. Si la conexión entre los sitios arqueológicamente atestiguados y esas referencias bíblicas están garantizada, la evidencia literaria sugiere su continuidad a lo largo de la Edad de Hierro en Israel.
En vista del desarrollo de los santuarios Minoicos durante el periodo de los Palacios del Minoico Nuevo Tardío, se pueden realizar algunas sugerencias acerca del sitio en el monte Ebal. La discusión de arriba se centra en el nivel I el cual era significativamente diferente del aún no excavado y más temprano nivel II. El nivel II consistía mínimamente de una instalación para quemar ofrendas (que estaba sobre-construido por el altar del nivel I), un lugar donde se guardaban las cenizas, y algunas adyacentes estructuras. Durante el nivel I el “temenos” fue deslindado y subdividido y la instalación más grande construida. La naturaleza de esta posterior tarea, así como las diferencias implícitas en el ritual y creencia que refleja la nueva instalación de cara a la antigua son profundas. Considerado esto a la luz del hecho de que no hubo cambio en la composición de la población local, el sitio del nivel I podría ser entendido como resultante de la imposición de alguna autoridad coercitiva de afuera sobre las prácticas locales. La única posibilidad sugerida por las tradiciones históricas disponibles es asociar la elaboración del sitio con el corto reinado de Abimelec en el área de Siquem (Jueces 9).
HABITACIONES DE CULTO/RINCONES DE CULTO
La categoría habitación/rincón de culto puede ser subdividida según el despliegue de los artefactos cultuales “frontal/no-frontal. Esto señala hacia la habitación de culto en Laquis y al rincón de culto en Megido. Lo que estos dos sitios comparten es un espacio limitado en el que una verdadera colección de artefactos ha sido situada para crear un medio ambiente. No estaba n construidas o arregladas para concentrar la atención en un punto principal, tal como los altares pequeños contra el muro sur en la habitación de culto en Dan, y el estrado en la habitación de culto en Ai. Fueron arreglados para distraer la atención, para mantener al ojo fijado de artefacto en artefacto y de combinación en combinación.
Un modelo de bronce del siglo XII a.C. encontrado en Susa ilustra a dos hombres de rodillas realizando purificadoras lustraciones al amanecer. Los hombres están completamente rodeados por artefactos, dos altares, uno enfrente del otro, dos “massebot”, y otros artefactos simétricamente dispuestos. Aunque la escena en el modelo no esté representada teniendo lugar en una habitación , sí ilustra gráficamente que los rituales tenían lugar en espacios abarrotados. Los devotos actuaban dentro de un teatro alrededor.
Igualmente útil para comparaciones tipológicas es la habitación para el culto de Gazi en Creta fechada en el periodo del Minoico III tardío, correspondiente al periodo del Bronce Tardío en Palestina. La habitación contiene lo que parece ser un arreglo concienzudo de diosas y artefactos cerca de las cuatro paredes así como en el centro de la habitación. En el centro de la habitación hay una diosa y vasijas cilíndricas hechas de arcilla roja. Cerca de la pared que da al este, una diosa y un lugar para ofrendas hechos de la misma arcilla fueron encontrados. Una diosa y un cuenco , ambos de arcilla roja, y dos “Kalykes” aparecen situados en cerca de la pared norte, mientras una tinaja y una jarrita están en el rincón que da al noroeste. Hay, también, un tubo con forma de serpiente y una diosa, ambos cubiertos con pintura roja, y un objeto de piedra no identificado situado al suroeste del cuarto.
En los recintos sagrados tanto en Susa como en Gazi y Chipre la naturaleza de la disposición interna de los artefactos no permitía más que unas cuantas personas para andar de puntillas con mucho cuidado entre tantos objetos. Tanto los muy cargados arreglos como la tendencia a crear pares o tríos de artefactos indican que lo que se encontró en Laquis y Megido era la particular expresión de la Edad de Hierro de un amplio patrón de la arquitectura cultual Egeo-Mediterránea atestiguada en la Edad de Bronce Tardía.
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