viernes, 22 de mayo de 2009

TEMPLOS

TEMPLOS
Los datos de los que se dispone hoy día atestiguan la existencia de templos Israelitas en cinco sitios en adición de los de Jerusalem, Betel, Dan, mencionados específicamente en las fuentes bíblicas. Lo que es remarcable entre los templos de Arad, Dan, y Azor, es cuanto no se parecen unos con otros, un hecho que puede indicar que co-existían diferentes tipos de arquitectura para los templos en el Israel de la Edad de Hierro. La situación es muy diferente de la de la Edad de Bronce Tardía donde las similitudes generales entre templos excavados son obvias, confirmando una tradición arquitectónica histórica aparente (A. Mazar, 1980; Stern 1984). La falta de uniformidad en la arquitectura Israelita sugiere la falta de una uniformidad rígida en algunos rituales y mitos y una falta de un control central amplio sobre este aspecto de la expresión religiosa. También señala una discontinuidad en un aspecto muy significativo de la cultura entre las poblaciones de la Edad de Bronce y la Edad de Hierro.

Un paralelo cronológico inverso a la situación en Palestina se encuentra en la Edad de Bronce Egea. Ahí, la arquitectura del templo en la Edad de Bronce estaba caracterizada por una falta de uniformidad. La uniformidad surge a finales de la Edad de Bronce y en la Edad de Hierro a medida que cierto diseño arquitectónico “canónico” y proporciones fueron aceptadas. La emergente uniformidad de la arquitectura de los templos Egeos puede estar ligada a la emergencia de coaliciones de ciudades estados a menudo en estado de guerra, al control sobre los tesoros que podía desembolsar fondos para estos proyectos, y el desarrollo de un consenso implícito, un habitus, respecto al mito, ritual, y piedad religiosa, a pesar de la muy a menudo competición sangrienta entre coaliciones (Coulton, 1957; Tomlinson, 1976; van Leuven, 1981; Rupp, 1983).

La evidencia de la Edad de Hierro en Israel sugiere la ausencia de este consenso; o si había uno, no era expresado mediante la arquitectura cultual. No obstante, en Israel, es posible que en algunos casos, a pesar de diferencia externas, los rituales centrales y su significado eran compartidos por diferentes fundaciones, como una partitura musical que puede ser interpretada por diferentes artistas en diferentes lugares con diferentes resultados. Esta posibilidad encuentra expresión mediante D y P a la hora de entender el tabernáculo/tienda presentado como precursor cultual del templo de Salomón. Esta es una estructura marcadamente diferente de aquella que la reemplazó de acuerdo con la edición final del Deuteronomio, incluso si los mismos rituales eran realizados en ambos. Lo que es significativo en las varias presentaciones del material ritual es que los escritores a finales del periodo pre-exílico asumían que esto era el caso. Se puede sugerir que esto era posible porque pensaban que el papel de los diferentes accesorios cultuales localizados en cada estructura y el significado de los rituales asociados con estos era idéntico, más o menos, fundando esto en sus propias experiencias.

Hay muy pocos ejemplos de templos Israelitas, incluso cuando la evidencia indirecta y fragmentaria de Beer Sheba, Megido, Qadesh es tenida en cuenta. Los datos literarios sugieren, no obstante, que los templos eran más comunes en Israel de lo que se sospechaba generalmente.

M. Haran propone que ciertos tipos de actos cultuales públicos comos los que se realizaban después de cumplir un voto, o la ceremonia de una alianza comunal eran rituales a ser realizados en un templo, y que la expresión “lipney YHWH, ante YHWH, es usada casi en exclusiva para referirse a ritos realizados en un templo donde se creía que la presencia divina estaba presente. Por lo tanto, dondequiera encontremos actos cultuales públicos “ante YHWH”, tenemos una alusión literaria a un templo. Empleando este criterio, o el uso de un lenguaje más concreto, los templos son representados como existentes en los siguientes sitios: Silo (1Sam. 1:9; 3:3); Gilgal (1Sam. 15:12-21, 33; Amos 4:4; 5:5); Mizpa (Juec. 20:1-3, 8-10; 21:1, 5, 8; 1Sam. 7:5-11; 10:17-24); Mizpa en Gilead (Juec. 11:11, 30-31, 34, 39); Hebron (2Sam. 5:3; 15:7); Belen (Juec. 19:18); Nob (1Sam. 21:1-10; 22:16-19); Guibea Saul (2Sam. 21:9) (Haran, 1978).

Cuando se combina esto con los templos de Jerusalem, Dan, y Betel, los tres templos atestiguados en las excavaciones, y tres más posiblemente adicionales, se puede pensar en la existencia de 17 templos Israelitas. Quizás la evidencia sea incompleta y el número sea más elevado aún.

Haran (1978) también cree que los lugares de culto privado construidos en el Monte Efraim (Juec. 17) y el pequeño santuario de Manases a los que alude Juec. 8:27 eran templos, a pesar de la falta de criterio que apoye esto. Estos dos sitios son similares en lo que fueron establecidos por individuos, Mica y Gedeon respectivamente, las narrativas acerca de ellos es etiológica, y en ambos santuarios figuraban artefactos sarados manufacturados: un “efod” en la narrativa de Juec. 8:27, y unas imágenes de un “efod y terafin”, en Juec. 17:3-5).Quizás en lugar de templos, se puedan entender, no obstante, en ambas narrativas una referencia a habitaciones de culto ya mencionadas anteriormente.

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