jueves, 11 de junio de 2009

ALTARES

ALTARES

Datos Textuales
Altares de varios tipos son mencionados en los diferentes géneros de la literatura bíblica y son nombrados con el término “mizbeah”. A pesar de su morfología, la cual lo señala como nombre que indica el lugar donde una cierta actividad tiene lugar, y a pesar de su conexión con el verbo “zabah”, “matar”, no designa un “lugar de matanza” en el léxico bíblico, un concepto expresado por “meqom hazzebah” (Gen. 13:4; Lev. 1:16; 14:28 para uso similar). Se refiere, más bien, a la instalación de una base sólida manufacturada o un artefacto sobre el que se quema algo, o se expone, o es presentado ante una deidad.

El contraste terminológico entre “mizbeah” (Exo. 30:1-5) y el “sulhan” sobre el que se ponen rebanadas de pan y sus utensilios (Exod. 25:23-25, 29-30) indica una diferencia estructural entre los dos. El “sulhan” era esencialmente un superficie plana elevada, una mesa, sostenida por cuatro patas donde se colocaba un artefacto para mantener el pan expuesto (Exod. 37:13). No tenía una base sólida y sólo tenía contacto indirecto con el suelo. La diferencia entre los dos también puede haber sido funcional dado que lo que se colocaba sobre el “mizbeah” era usualmente quemado, mientras que los panes sobre el “sulhan” eran reemplazados regularmente y consumidos por los sacerdotes. Según los textos bíblicos, estas distinciones estructurales y funcionales pueden ser aplicadas en tandem sin ningún tipo de contradicción. Hay, no obstante, un problema cuando estos términos son aplicados a artefactos excavados porque los que tienen una estructura con base sólida eran usados para exponer mientras los que no tenían una base sólida eran usados para quemar.

ALTARES DE TIERRA Y DE PIEDRAS DEL CAMPO
El conjunto de leyes para un altar básico en la Biblia es el de Exod. 20:24-26: las leyes en este conjunto no eran primarias en el sentido que eran innovadoras, sino sólo en el sentido que limitaban, restringían, y quien quiera que las pusiese en este contexto literario las veía como fundamentales. Se dirigían a los Israelitas siendo consciente de las numerosas alternativas para construir altares y familiar con el vocabulario técnico del sacrificio.

El texto bíblico
24 Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.
25 Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería;(O) porque si alzares herramienta sobre él, lo profanarás.
26 No subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él.

Comentarios
a. La frase “tus ovejas y tus vacas” podría ser de la versión original de esta prescripción que fue después glosada con “holocaustos y tus ofrendas de paz”. Esta segunda frase, que puede haber sido un doblete variante, clarifica la aplicación específica de esos altares.
b. Una traducción literal de “gazit” es “tallar, labrar”; ej. No hagas de las piedras naturales piedras talladas. La intención de la prohibición es asegurar que los altares de piedra son completamente naturales, o, si son de una cantera, que no estén acabados hasta el punto de ser considerados “gazit”. En Deut. 27:6, esta regla del Éxodo es parafraseada y prescribía para un altar específico.
c. En Hebreo “hereb” puede ser propiamente traducido como “espada”, pero aquí, como sugiere Ibn Ezra, “hereb” es el nombre de una herramienta usada para cortar las piedras. En Deut. “5 y edificarás allí un altar a Jehová tu Dios, altar de piedras; no alzarás sobre ellas instrumento de hierro (barzel)”, barzel no puede referirse al hierro de manera general sino que es más razonable que se esté refiriendo al mismo tipo de herramienta. Aunque la ley de Deut. 27:5-6 ayuda a iluminar la ley del altar básico en Éxodo, los dos no son idénticos respecto a las restricciones. La prohibición del Éxodo es contra el uso de herramientas para cortar la piedra; el del Deuteronomio contra piedras talladas con herramienta de hierro.

El sacrificio (la matanza) en sí mismo no tenía lugar sobre el altar, quizás porque era difícil físicamente subir una animal vivo que no quería subir al altar. Se podía dañar el altar con el forcejeo con el animal. Además limpiarlo sobre el altar lo ensuciaría mucho. Tanto la limpieza como el despellejo se hacían más eficientemente cuando la carcasa estaba colgada verticalmente. Así que, aunque “zabahta `ala(y)w” en Exodo 20:24 puede ser traducido literalmente “sacrificarás sobre él”, la frase intentaba prescribir actividades mejor entendidas como “ofrecerás sobre él”.

El único contexto en el que la expresión “sacrificarás sobre él” puede ser aplicada implica a seres humanos, víctimas humanas (¡ Rey. 13:2; 2 Rey. 23:20). En el “sacrifico de Isaac”, Abraham construye un altar, amontona la leña, ata a Isaac y lo pone sobre la leña donde intenta sacrificarlo (Gen. 22:0-10). Presuponiendo esta historia tan particular, es muy posible que este procedimiento tenía ya precedentes, se debe haber permitido que se diera muerte al sacrificio sobre el altar, o sea, que esta práctica se consideraba como aceptable en cierto tipo de altares y cierto tipo de sacrificios. De todas maneras los sacrificios humanos son prohibidos por la legislación del Éxodo.

Los altares para holocaustos “`Olot” y (“zebah”) selamim” podían estar hechos sea de tierra amontonada o piedras sin tallar, dependiendo de lo que había a la mano y la preferencia del individuo (Exod. 20:24-25). Estos dos tipos de sacrificios eran lo menos pesado de las ofrendas, tanto con respecto al tipo de animales como de rituales a realizar. Eran a menudo opcionales y no estaban ligados a otros requerimientos cultuales específicamente prescritos en P, estaban motivados primariamente por el deseo del individuo de saber que estaba bajo supervisión divina y en cierta manera comunión con al deidad (Lev. 22:17-14; Num. 15:1-8; Levine 1974; Milgrom, 1977). En tanto que categoría, estos serían el tipo de sacrifico más común, realizables en un sitio sancionado por la ley, oráculo, o tradición.

No hay forma especificada por la ley del altar. Sin embargo, el deposito de tierra hasta un mínimo de altura tendía a producir una estructura más redonda u oval que cuadrada. Las piedras podrían haber sido manipuladas para producir una estructura cuadrada con esquinas redondeadas. Incluso si era construido primariamente de piedras, la tierra amontonada habría sido usada para llenar los espacios entre piedras, eliminando así el movimiento de estas, para componer una estructura junta, y proveer una superficie plana en la parte de arriba.

Control del culto y sacrificios a los muertos

La insistencia de que el altar sea una plataforma elevada sobre el suelo tiene que ver mayormente con el hecho que YHWH era percibido esencialmente como una deidad celestial, dirigiendo al mundo desde lo alto. Ninguna imaginería lo presenta residiendo en el mundo subterráneo. Esta hipótesis es apoyada por las palabras iniciales que introducen la leyes acerca del altar: “Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros” (Exod. 20:22). Las ofrendas sobre el suelo o cerca de este se consideraban dedicadas a deidades del mundo subterráneo. Algunas consideraciones:

1. Animales dedicados a los Olímpicos era sacrificados boca arriba; los sacrificados a las deidades del mundo subterráneo, boca abajo.
2. Los animales eran sacrificados a los Olímpicos, sobre un altar de piedras (bomos); a las deidades del mundo subterráneo, sobre el suelo o sobre pequeños montículo de tierra (eschara) en el cual era excavado un pequeño pozo (bothros) que drenaba en el suelo.
3. Los Olímpicos eran adorados en templos construidos en sitios elevados o sobre una base triple (con tres escalones); los dioses del mundo Subterráneo eran adorados a veces en cuevas o lugares oscuros.
4. Los sacrificios Olímpicos se realizaban a la luz del día y la carne era consumida antes de la puesta de sol; los sacrificios a las deidades subterráneas se realizaban de noche, y, si se consumía la carne, había de serlo antes de la salida del sol (Grintz, 1972; Jayne, 1962; Yavis, 1949; Burkert, 1985). Se sacrificaba a las deidades subterráneas en el mundo clásico no tanto como culto como para aplacarlas, la aversión del mal, y para obtener sueños u otros signos con fines adivinatorios (Grintz, 1972).

Un ejemplo de este tipo de sacrificio es descrito teniendo lugar después de un ayuno compulsivo y un largo día de batalla victoriosa en 1 Samuel 14:32. Los cansados guerreros tomaron ganado del botín, “y sacrificaron sobre el suelo (o en dirección del suelo), y el pueblo los comió con sangre”. Esto es representado como ocurriendo durante la noche (1 Sam. 14:24, 34,36) y corregido por Saúl quien, él mismo, sacrificó el resto de los animales sobre una gran piedra (1 Sam. 14:33). Además, parece que el sacrificio descrito en este relato estaba asociado con la adivinación, dado que Saúl, después de establecer las cosas correctamente, construye un altar y busca un oráculo de un sacerdote referente una planeada campaña militar (1 Sam. 14:35-37). Esta práctica era bien conocida en Israel, como puede ser comprobado mediante una consideración de algunas leyes conservadas en Levítico.

Lev. 19:26 prohíbe “comer carne con su sangre”, listando esto con dos formas de adivinación, sugiriendo que esto también era una práctica cultual asociada con predecir el futuro. La proposición “`al”, en la expresión “lo´to´klu `al haddam”, significa “junto con, en adición a, cerca de” (Exod. 12:8, 9 [con el verbo “´-k-l”, “comer”]; Lev. 2:2; 3:4; Num. 9:11; Deut. 16:3). Dado que no hay prohibición de comer carne per se en la legislación bíblica, el elemento operativo descalificativo en esta ley es la sangre. Así, esta norma subyace a la práctica en la narrativa de Samuel.

Lev. 17:1-9 prescribe que todos los animales sacrificados por los israelitas y residentes extranjeros sea traído, primero presentado a YHWH en el santuario de YHWH. La prescripción central, afirmada en los versículos 3-4, es repetida parafrásticamente en los versículos 8-9 lo cual funciona como una repetición para volver a comenzar.

Hay evidencia que estos rituales eran conocidos en el Israel de la Edad de Hierro? La respuesta es “sí”. La historia de 1 Samuel 14, presupone el conocimiento de estos rituales aunque la narrativa no los presenta involucrando a deidades extranjeras.

La primera presentación de la ley central en Lev. 17:3 está realizada en términos de los animales que van a ser presentados, “buey, cordero, o cabra”, mientras que en la parafrástica de Lev. 17:8, la ley es puesta en términos del tipo de sacrificio, “olah y zebah” (holocausto u ofrenda). Aunque la ley del altar en Exod. 20:24 no usa un vocabulario idéntico, se refiere al mismo sacrificio y a los mismos animales. Leída en el contexto del complejo de los rituales que subyacen a Levítico 17 y 1 Samuel 14, la ley del Éxodo ofrece una solución al problema distinta de la propuesta en Levítico. En Éxodo, la solución era usar un altar elevado; en Levítico, realizar el sacrificio en un santuario con altar propio todo supervisado por sacerdotes cualificados.

Ezeq. 33:25 acusa a los Israelitas de “comer con sangre”, elevar sus ojos a los “gillulim” y “rociar sangre (sobre el suelo?)”. Dado que el discurso de Ezequiel trata de incorrecciones contra YHWH, esta interpretación de rociar con sangre como acto cultual se adapta bien al contexto. Este pasaje ofrece una indicación adicional de que esta triada de actividades cultuales prohibidas era bien conocida y practicada en siglo VI a.C.

Altares similares a los prescritos en Éxodo 20 son presupuestos en Deut. 27:5-7; Josu. 22:10 (un altar grande!); Jue. 6:26-28 (construido por once hombres trabajando durante parte de la noche); 1 Rey. 18:30-31 (un antiguo altar de piedra en el Mt. Carmelo lo suficientemente grande como para acomodar un buey es reparado usando doce piedras); y 2 Rey. 5:17 (un altar de tierra). Dado que las descripciones no mencionan específicamente sea escaleras o rampas para acceder a la cima, se podría argüir que todos estos altares eran tan bajos que no necesitaban ninguna escalera para subir a ellos o que el subir se suponía. Las narrativas indican que estos altares eran conocidos y usados en Israel al menos desde el periodo de Elías y Eliseo en el siglo IX a.C., y que algunos estaban localizados en lugares fuera de ruta siendo visitados ocasionalmente.

1 Samuel 14:33-35, mencionado arriba, también es instructivo respecto a este último punto. Las tropas de Saúl sacrifican un animal en una roca (lit. piedra grande), pero no la declaró “mizbeah” (altar). La narrativa indica que sólo después que el sacrificio hubo terminado comenzó a construir un altar, quizás incorporando la piedra grande sobre la que se habían previamente sacrificado los animales. Esto es consistente con la observación arriba de que el sacrificio mismo no tenía lugar sobre el altar.

Otras piezas de la legislación bíblica que puede tener altares como los mencionados en Éxodo 20 son Lev. 17:1-9, especialmente el versículo 5; Deut. 12:13; 16:21. Ambos contienen legislación referente a la centralización del altar iniciando códigos legales, el Código de Santidad en Lev. 26:46 y el Código Deuteronómico en Deut. 30:10.

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