miércoles, 10 de marzo de 2010

ABRAHAM Y DAMASCO

ABRAHAM Y DAMASCO
Según el libro del Génesis, Abraham nació en Ur de los Caldeos (Gén. 11:26-31, 15:7), pero después se movió hacia Harán y después a Canán. En ningún sitio se dice que vivió en Damasco; no obstante, algunos escritores Griegos y Latinos del periodo Heleno ofrecen un relato distinto de los eventos. Un escritor dice que nació en Siria, otra posibilidad implica que nació específicamente en Damasco y que fue rey ahí, y otra que, aunque nació en el este, vino a ser rey en Damasco. Qué hacer con las discrepancias entre estos escritos y el Génesis?

La discrepancia es cuestión de los argumentos usados por Giovanni Garbini en relación a su teoría que la traducción original del Griego de los primeros libros de la Biblia Hebrea no contienen el libro del Génesis, que fue añadido solamente después, cuando la versión de los Setenta fue realizada. La discrepancia ha de ser explicada basándonos en la hipótesis que los escritores relevantes en el periodo Heleno sea que no conocían el libro del Génesis o al menos conservaron una tradición que se originó antes de que se conociera el Génesis en Egipto.

Garbini parece aceptar la fecha para los LXX “entre finales del siglo III y comienzos del II a.C.”. Ve su preparación como parte de un intento de traer la religión Judía a Egipto en línea con al Judaísmo de Jerusalem.

“No se trataba de traducir textos ya conocidos al Griego….. los textos que habían de ser puestos en Griego en Alejandría eran textos nuevos que otorgaban una nueva cara al Judaísmo…. La versión de los Setenta era introducir en Egipto “la edición final” de la ley de Jerusalem. Esta había realizado muchas innovaciones, no sólo sobre los orígenes de los Judíos y sobre Moisés, sino también sobre Abraham”.

Garbini no afirma que la creencia que Abraham nació en Ur de los Caldeos era completamente nueva, porque piensa que se originó en tiempos de Nabónido en el siglo VI. Sin embargo, era nueva en el texto que apareció en Génesis que fue traducido en los LXX, y “el Génesis deliberadamente enfatiza la relación de Abraham y su familia …… con Mesopotamia ”.

Pero no se trata de discutir aquí la teoría de Garbini en detalle. Los pasajes a cerca de Abraham y Siria en ciertos escritos del periodo Heleno ya dan lugar a preguntas por sí mismos. De esta manera, antes de examinar los textos extra-bíblicos, es necesario mencionar dos pasajes del Génesis donde hay referencias a Damasco en el contexto de la narrativa a cerca de Abraham. El primero es Génesis 14:15, donde se dice que Abraham después de derrotar a los reyes del este en una batalla, los persiguió hasta Hoba, que está al norte de Damasco. El pasaje no dice, sin embargo, que Abraham estaba en Damasco.

El segundo pasaje está en Génesis 15. Le dice Dios a Abraham en el versículo 1 que su recompensa sería grande. Abraham pregunta (v 2) que le dará Dios, pues no tiene hijos y está al fin de su vida. El verso continúa con palabras que son difíciles de traducir. Dicen, literalmente, “y el hijo de “meseq” de mi casa, es (o, este es) “Damasco Eliezer” (o, de Eliezer)”. La palabra “meseq” es un “hápax legomenom”, y la frase “Damasco Elieze” o “Damasco (de) Eliezer” es extraña. Algunos estudiosos mantienen que “Damasco” es una glosa errónea de meseq. Si están en lo correcto, entonces Damasco no era una parte original del texto. Pero esto es solamente una hipótesis. Se acepta ampliamente que el versículo está probablemente corrupto, y el problema del texto original y su significado nunca ha sido explicado de manera que pudiera haber sido considerada generalmente convincente. Queda claro que el v. 2 debe decir algo a cerca de la persona que será el heredero de Abraham si nunca tiene un hijo.

Sea lo que sea lo que piensen los estudiosos modernos a cerca de los problemas de Gén. 15:2, la gente en el periodo Heleno trató de encontrarle sentido a un versículo que no parece haber diferido del Texto Masorético (que incluía la palabra Damasco). Diferentes traducciones encontramos en las antiguas versiones. La de los LXX entiende que hay una referencia del Hebreo al “Hijo de Masek, my esclava hembra nacida en mi casa”, Aquila (colaborador de San Pablo) al “hijo del que da de beber a mi casa” (asociando aparentemente meseq con el participio masqeh), Simaco al “familiar de mi casa”.

Los Targums, también, representan maneras de interpretar el texto. “Onqelos”, Seudo-Jonatán, y los “Fragmentos de los Targums” entienden que la referencia es a cerca del administrador de la casa de Abraham, mientras que “Neofiti I” dice se refiere “al hijo de mi casa”. “Neofiti I”, Seudo Jonatán, y los “Targums en Fragmentos” toman a Eliezer como sujeto de la cláusula. Onqelos traduce “Damasco Eliezer” como “Eliezer de Damasco” (igual que Peshitta). Neofiti I, Seudo Jonatán, y los Fragmentos de los Targums”, sin embargo, separan las dos palabras y dicen que a manos de Eliezar se realizaron maravillas en Damasco. Esto parece ser una referencia a la victoria de Abraham sobre los reyes del Este en Génesis 14, interpretada en términos de la tradición Midrashica. El valor numérico del nombre de Eliezer es 318, y Gén. 14:14 dice que este era el número de los sirvientes de Abraham en la batalla. Gen. Rab. 43.2 registra el comentario de un rabino sobre la victoria que dice “fue Eliezer solo”.

No se puede asumir que todas las interpretaciones que se encuentran en los Targums eran tan tempranas como el periodo Heleno. Sin embargo, los targums, como las antiguas versiones, ilustran la manera en la que eran ofrecidas las interpretaciones de pasajes bíblicos, incluyendo un texto difícil, que era parte de la Sagrada Escritura y necesitaba ser explicado, pero que los estudiosos modernos consideran corrupto y necesita un trato diferente. Veamos los escritores Griegos que ligan a Abraham con Siria y, en algunos casos, especialmente con Damasco.

El primer escritor a ser considerado es Apolonio Molon quien, de acuerdo con Garbini, escribió en el siglo primero a.C. que Abraham había nacido en una región montañosa y desértica de Siria después que sus antepasados hubieron sido expulsados de Armenia. (p. 140).

La fuente de esta afirmación es Eusebio de Cesarea, “Preparatio Evangelica” 9.9.1-3. (ver también Menahem Stern, pp. 148-56, que hace una introducción a Molon y cita los relevantes pasajes con traducciones y notas).

La descripción de los eventos que van desde “los supervivientes del diluvio” (el nombre de Noé no es mencionado) hasta Moisés es semejante a la del Génesis y comienzos del Éxodo. Comienza con Armenia, y en Gén. 8:4 se dice que el arca se posó sobre el Monte Ararat, aunque el Génesis no dice que Noe y sus hijos fuesen expulsados del país. Se dice que la legítima esposa de Abraham le dio un hijo cuyo nombre significaba “risa” (Isaac=risa); y los LXX usan la misma palabra Griega: “gelos”. Sara dice que “El Señor me ha hecho reir”. Hay, no obstante, discrepancias en adición a la diferencia sobre el lugar de nacimiento de Abraham: se dice que Abraham nació después de tres generaciones, no diez como en Géneis 11; la etimología del nombre de Abraham, aunque posiblemente semita (ver Stern, p. 151; 1974) difiere del Génesis 17:5; doce hijos que se establecieron en Arabia, son atribuidos a Abraham con su concubina Egipcia, en lugar de su hijo Ismael; de manera similar, Gelos, en lugar de su hijo Jacob, se dice fue que fue el padre de los doce hijos incluido José; y Moisés se dice fue el nieto de José, en lugar de un descendiente de Leví como en Éxodo 2:1-10.

El Génesis de los LXX ya existía en tiempos de Molon pero las discrepancias entre este y lo que dice Molonhacen poco probable que lo hubiera utilizado como fuente. Por otro lado, su información debe derivarse de una fuente Judía, anterior al libro del Génesis en Griego, y cuya etimología del nombre de Abraham puede haber sido Semítica. De acuerdo con Josefo (Contra Apion. 2.7- 79-80), Molón era muy anti-Semita, y esto sugiere que sus fuentes no pueden haber sido directamente Judías. Una hipótesis posible es que las fuentes de Molon eran finalmente Judías pero fueron mediadas hacia él a través de otras que eran gentiles. Esta hipótesis hace justicia a ambas similitudes y diferencias respecto al libro del Génesis en la versión de los LXX.

El segundo escritor, Pompeyo Trogo, que escribió en Latín y vivió haca finales del mismo siglo que Molón y comienzos del siguiente, era el autor de la Historia Filípica. A parte del prólogo, la obra ha sobrevivido solo en forma de resumen sumarizado preparada por Justino (M. Iunianus Iustinus) en los siglos tercero o cuarto. En 1.9-3.9 del libro 36 dice que el “origen de los Judíos era Damasco”, que recibió el nombre del Rey Damasco (2.1-2). Los siguientes reyes fueron “Azelos, Adores, Abraham e Israhel”. Israhel tuvo diez hijos y dividió a su pueblo entre ellos en diez reinos, y los “llamó Judíos de Judas”, uno de los hijos (2.3-5). El más joven, José, fue vendido por sus hermanos a mercaderes que lo llevaron a Egipto. Ahí, fue “favorecido por el rey” (2.6-7) a quien advirtió de una hambruna y recomendó almacenar grano (2.8-10). Los Egipcios expulsaron posteriormente de Egipto al hijo de José, Moisés junto con los que sufrían sarna y lepra. Misés lideró los exiliados, llevando consigo los utensilios sagrados de los Egipcios; y los Egipcios, que los querían recuperar por la fuerza, “se vieron obligados a regresar a su país por una tempestad” (2.11-13). Moisés llevó al pueblo a Damasco, “su casa ancestral”, y “tomó posesión del Monte Sinaí”; también estableció el Sábado el séptimo día de cada semana “como día de ayuno”. Recordando que “había sido sacados de Egipto por miedo a extender la infección”, los Judíos “cuidaron …….. no tener comunicación con extranjeros” (2.14-16). El hijo de Moisés era Arruas”, -presumiblemente se refiere a Aaron- que fue nombrado sacerdote……………… y poco después hecho rey; e incluso después fue costumbre Judía tener a la misma persona como sacerdote y rey”, y “era increíble lo poderoso que llegaba a ser” (216).

Mucho de esto parece ser un confuso relato de la historia en el Génesis y otras partes del Pentateuco, combinadas con una historia que se encontraba en diferentes formas entre los escritores Helenos, de que los Judíos habían sido expulsados de Egipto debido a la lepra u otra clase de enfermedad. Los nombres Azelos y Adores, de quienes se dice fueron reyes de Damasco antes de Abraham, han sido comparados con los mencionados en la Biblia (Stern, p. 339). El nombre Azelo ha sido comparado con Hazael, el general Arameo que, en 2 Reyes 8:7-15, consultó a Eliseo y después asesinó a Ben-hadad “hijo de Ader” (4 Reinos 8:7-9). Las letras Hebreas “dalet” y “rês” son similares en apariencia y se confunden a menudo, incluso en manuscritos de la Biblia Hebrea; por ejemplo, en Gén. 36:39 y 1 Crónicas 1:50, el nombre de la misma persona aparece como “Hadad” y “Harar” en diferentes lecturas. Es posible que Adores en la narrativa de Pompeyo Trogos se refiera finalmente al segundo elemento en el nombre de Ben-hadad. A propósito, aunque Josefo (Antigüedades 9.4.6 87-93) llama al rey a quien Azaelos asesina Adados, ignora el primer elemento del nombre de Ben-hadad. Un Hadad distinto aparece 1 Reyes 11:14-22, donde se relata como un príncipe Edomita con este nombre escapó a la masacre de los varones Edomitas a cargo de Joab y se refugió en Egipto. Cuando murió el Rey David, Hadad obtuvo el permiso del rey de Egipto para regresar a su país natal. Los versículos 23-24 nos cuentan como Rezon (un “adversario” de Salomón, como Hadad en el v. 14) y sus hombres se establecieron en Damasco y vino a ser rey ahí. El final del versículo 25 en el Texto Masoreta dice que Hadad reina en Aram, pero los LXX y la Peshitta dicen que en Edom. Los LXX omiten el relato de Rezon estableciéndose en Damasco, aunque está ampliamente aceptado que el relato de los hechos de Razon fue insertado en la historia de Hadad en el texto Hebreo, y que el v. 25 completa el relato del retorno de Hadad a Edom donde deviene rey. Sin embargo, la inserción de la historia de Rezon y su establecimiento en Damasco llevó al escriba a confundir Edom con Aram, sustituyendo este último por el primero en el texto Hebreo. Pero sea como sea, es fácil ver como en el texto hebreo presente se podía comprender que decía que un hombre llamado Hadad vino a ser rey de Aram en Damasco. A propósito, Josefo (Antig. 8.7.6 199-204) narra como el Edomita Aderos escapó a Egipto pero regresó a Idumea (Edom) después de la muerte de David y Joab. Sin embargo, dado que Idumea estaba ocupada por una guarnición Israelita, Aderos no se demoró ahí sino que se marchó a Siria. Se unió a Razos (Rezon) y su banda de ladrones y devino rey de esta parte de Siria. Josefo comprendió que el texto bíblico decía que Aderos (Hadad) vino a ser rey de Siria (Aram).

Que conclusiones se pueden sacar del relato de Pompeyo Trogos concerniente a Abraham y los eventos de su vida, y a cerca de su probable origen? Primero, las semejanzas entre lo que narra y que encontramos en el Génesis y otras partes del Pentateuco testifica que el origen último era probablemente el Pentateuco, pero las diferencias no demuestran que tuviese acceso directo a este. La información viene finalmente de una fuente Judía, pero quizá hubo otra fuente que sirvió de intermediaria. Segundo, cualquiera que sea su origen, la creencia que los Judíos tienen su origen en Damasco puede ser comparada con la afirmación de Apolonio Molon que Abraham nació en Siria. Es posible que Trogos supuso que el Rey Damasco era el antepasado de los reyes que siguieron después de él en la ciudad que llevaba su nombre, porque es razonable suponer que Israhel era visto como hijo de Abraham. Además, la afirmación que “una progenie de diez hijos hizo a Israhel más famoso que ninguno de sus antepasados” sugiere que los antepasados eran los primeros reyes de Damasco. La narativa puede implicar que Abraham había nacido en Damasco, lo que sería consonante con la afirmación que “el origen de los Judíos era Damasco”. Por otro lado, Nicolás de Damasco dice que Abraham era rey de Damsco, y también que vino de la tierra de los Caldeos. Además, sólo tenemos el “Resumen” de Justino y no todo el relato de Trogos. Como dice Stern, “puede ser que la narrativa completa de Trogos es más similar con la de Nicolás” (p. 339). Es imposible la certeza, pero es posible que Trogos pensara que Abraham había nacido en Damasco. Tercero, la historia de que los Judíos fueron expulsados de Egipto porque eran leprosos es una manera de contar historias a cargo de ciertos escritores Helenos, y la fuente raramente puede haber sido Judía. Cuarto, la referencia a Azelos como rey de Damasco ha sido interpretada como referencia a Hazael (Azaêlos en los LXX), y se ha sugeriod que Adores ha de ser identificado con Ben-hadad, a quien asesinó Hazael y sucedió como rey de Damasco. Puede también haber habido influencia de la historia del Edomita Hadad (Adados en Josefo, pero Aderos en los LXX) quien puede ser comprendido cuando se lee en Hebreo como rey de Aram. Semejante hipótesis puede ser tentativa, pero es plausible. Si todo esto es correcto, Pompeyo Trogos ha hecho contemporáneos de Abraham a dos reyes de Damasco en fechas mucho más posteriores.

El tercer escritor es Nicolás de Damasco, quien “nación en Damasco c.64 a.C.” y “entró al servicio de Herodes en el 14 a.C. lo más tardar” y “parece haber pasado sus últimos años en Roma” (M. Stern, pp. 227-28). Su “Historiae” comienza “con la antigua historia de las monarquías del este” y la obra “se hace más detallada a mediad que se acerca al mismo tiempo del autor” (p.228). el relato de Josefo del origen de Herodes el Grande y de la temprana historia Judía debe mucho a Nicolás (Nicolaus). De acuerdo con Josefo (Antig. 1.7.2 159-60), Nicolás dice que Abraham

“reinó (en Damasco), un invasor que vino con un ejército del país de Babilonia llamado tierra de los Caldeos. Pero, no mucho después, dejó este país junto con su gente y marchó a la tierra entonces llamada de Canán pero ahora Judea, donde se estableció, él y sus numerosos descendientes……. El nombre de Abraham todavía es celebrado en la región de Damasco, y hay un pueblo que se llama “la residencia de Abraham”. (Stern, p. 223, citando la traducción de J.St.J. Thackeray).

Al contrario de Apolonio Molon, Nicolás de Damasco no dice que Abraham nació en Siria. Su narrativa está mucho más cerca de lo relatado en el Génesis que la de Molon y Trogus, aunque Génesis no dice nada de Abraham como rey de Damasco, y la referencia en Gén. 14:14:15 a cerca de la persecución de los reyes del este hasta Joba cerca de Damasco la sitúa después de su asentamiento en Canán. Dado que Nicolás era de Damasco, se puede asumir que su referencia a la celebración del nombre de Abraham en esta ciudad y a cerca del pueblo llamado “la residencia de Abram”, estén basadas en conocimiento local.

Es razonable asumir según esta afirmación que había una comunidad Judía en Damasco en tiempos de Nicolás, y la presencia de Judíos en la ciudad está registrada en el Nuevo Testamento (Hechos 9:1-25, vv. 19-22). También, se puede sospechar que la creencia que Abraham fue una vez rey en Damasco era un tradición extrabíblica entre los Judíos ahí, a los que debe su origen, como afirma Stern (p. 234).

Garbini señala la hipótesis que “una colonia Judía en Damasco durante el periodo Heleno” era “el origen de la leyenda del reinado de Abraham en Damasco” (p. 141). Sin embargo, mantiene que la información de Nicolás “difícilmente puede haber sido el resultado de tradiciones posteriores, especialmente con la mención del topónimo de “domicilio de Abram”. Es, dice,

“bastante difícil suponer que una tradición posterior, conectada con un grupo que ciertamente no puede haber sido el más autoritativo en la ciudad, tuviera éxito en ser introducida en la historiografía Helena y creara un topónimo”.

No se sabe con certeza cuando se originó la tradición, pero el argumento de Garbini contra una fecha más tardía no es convincente. Si había un pueblo conocido por los Judíos como “la residencia de Abraham” (posiblemente un lugar donde vivía un número de Judíos), la relativa falta de importancia de la comunidad Judía en Damasco no es evidencia de que el nombre no hubiese sido también conocido, y posiblemente usado por, gentiles en la región. La “historiografía Helena” a la que se refiere Garbini es presumiblemente la Historiae de Nicolás, quien estaba obviamente interesado en los Judíos y sus orígenes y tenía un conocimiento directo de Damasco y sus alrededores.

En sus comentarios sobre este pasaje, Stern señala que Abraham es llamado “príncipe de Dios” en Gén. 23:6, y se refiere a varias tradiciones Midráshicas a cerca de Abraham como rey” citadas por Ginzberg (L. Ginzber 1925-38). Stern compara a Filón, quien dice que

“entre aquellos en los que se estableció era visto como rey, no debido a su estado externo, que era plebeyo, sino por su grandeza de alma, pues su espíritu era el de un rey (De virtutibus, F.H. Colson).

La afirmación que era visto como un rey está basada en los LXX en el Génesis 23:6, donde se dice que no era meramente un príncipe, sino un “rey (basileus) de Dios”. Estas palabras son citadas por Filón en su relato de lo que ocurrió después de la muerte de Sara. La idea que Abraham era un rey, que encontramos en los textos del periodo Heleno, pueden plausiblemente ser trazadas hacia atrás a la versión de los LXX en Gén. 23:6. No obstante, la misma idea puede ser encontrada en contextos Semíticos de fecha más tardía, como la Midrash. En Midr. Gen. Rab. 42:6 (ver también 58:6), los gentiles le dicen a Abraham, “Tú eres un rey para nosotros; tu eres un príncipe para nosotros; tu eres Dios sobre nosotros”. Aparentemente, tanto “príncipe” como “Dios” son entendidos como epítetos separados refiriéndose a Abraham, más bien que una frase que significase “príncipe de Dios”. Comprensiblemente, Abraham no quiere asociarse con esta manera de llamarlo, porque replica: “El mundo no está falto de reyes, ni le falta Dios”.

EL ANTIGUO TESTAMENTO Y LA REFERENCIA A ABRAHAM Y DAMASCO
No es sólo en los textos del periodo Heleno o posteriores donde se encuentran tradiciones que ligan a Abraham con Damasco. Garbini dice que:

“la antigüedad de la tradición que ligaba a Abraham con Damasco encuentra una interesante confirmación en el mismo A. Testamento. El Génesis tiene un relato del viaje de Abraham a Damasco en la figura de Eliezer de Damasco quien iba a ser el heredero de Abraham si no hubiese nacido Isaac”. (P. 141)

Cree, sin duda correctamente, que el texto en Gén. 15:2 está corrupto, y concluye que “la corrupción es antigua”, y mantiene que

“no podemos excluir la hipótesis que ésta (la presunta corrupción) se llevó a cabo con la intención de oscurecer el pasaje que debería haber aclarado las relaciones entre el patriarca y la ciudad Siria. (p.141)

De todas maneras, decir que la hipótesis no puede ser excluida no es lo mismo que decir que es probable. Además, decir que la intención de la corrupción “era oscurecer” (che essa fosse voluta per rendere oscuro) implica que Garbini tiene en mente cambios editoriales deliberados en lugar de una corrupción accidental del texto por parte del escriba. Si el propósito de la corrupción hubiese sido eliminar una referencia a una conexión entre Abraham y Damasco, uno esperaría que el editor hubiera hecho el nuevo significado completamente claro en lugar de presentar el texto de manera oscura; también, sorprendería que hubiese añadido “Damasco” o que lo hubiese dejado en el texto. Las dificultades de los versículos ya la he tocado al comienzo de este artículo. Las palabras “Damasco Eliezer” no pueden ser traducidas como “Eliezer de Damasco” sin una enmienda del texto, y ya he dicho que algunos estudiosos ven “Damasco” como glosa. Sin embargo, incluso si el texto original dice que el siervo de Abraham era de Damasco, esto nos diría solamente cual es su lugar de origen, no que Abraham viajó a Damasco para comprarlo como esclavo.

El segundo pasaje al que se refiere Garbini es Amos 7:9, en el cual “Isaac” e “Israel” aparecen en paralelo “con una referencia al reino Hebreo del norte (p.141). Según Garbini, dada la cercana conexión entre Isaac y Abraham, aquí tenemos evidencia explícita de la presencia de este ciclo patriarcal en el reino de Israel, o sea, fuera del típico ambiente del sur presentado en el Génesis”. Aquí no hay mención de Damasco, pero Garbini entiende los versículos como asociando a Abramham, mediante implicación a través de Isaac, con el Reino del Norte en lugar de Judá. Esto es apenas sorprendente, si se reconoce la probabilidad que las tradiciones del Norte y del Sur a cerca de los patriarcas habían sido combinadas en tiempos de Amos quien, a propósito, era de Tekoa en el sur, aunque profetizó en el Norte. Es demasiado afirmar que todo esto implica la existencia de una tradición específica en el Norte a cerca de Abraham (de todas maneras, el norte de Israel no es lo mismo que Damasco).

Amos 7:9 es uno de los lugares donde el nombre de Isaac está escrito con la letra “Sîn” (como en Jeremías 33:26, Salm. 105:9, y también Amos 7:16) en lugar de la más común escritura con la letra “sadê”. Los verbos cognados, escritos de ambas formas, significan “reir-risa”, así el nombre de Isaac es explicado (Gén. 17:17,19; ver también 18:12-13,15). Se piensa que las dos formas de escribir el nombre Isaac son simples formas; quizá el sibilante enfático ha sido desasimilado hacia un sibilante no-enfático bajo la influencia de consonante enfática “qôp”. Garbini ofrece una explicación distinta:

“se realizó un intento de eliminar el contraste entre la información en Amos y la del Génesis mediante posteriores cambios en el texto, que transformaron el nombre de Isaac cambiando simplemente una consonante, de manera que sonara igual que la palabra que significa “risa”.

De nuevo, Gargini encuentra aquí un intento deliberado de eliminar la conexión entre Isaac (y mediante él Abraham) y el norte. No sólo es esta hipótesis una alternativa innecesaria respecto al punto de vista que mantenemos aquí de formas diferentes del mismo nombre, también es muestra de incompetencia pretender que el cambio de un sibilante tuviese como propósito engañar al lector.

Garbini se refiere a Amos 3:12 donde, después de mencionar a los Israelitas, “se traza un paralelo entre Samaria y Damasco” (p.142).

“como rescata el pastor de las fauces del león un par de patas o la punta de (¿?) una oreja, así escaparán los hijos de Israel, vosotros los que estáis sentados en Samaria en al ángulo de un diván o en Damasco (¿?) un lecho”.

Esta traducción es posible sólo si la puntuación se cambia para leer “Damasco”; la relación de la palabra enmendada “Damasco” con “un diván” es oscura. Además, es raro y poco sabio basar un argumento sobre una enmienda conjetural del texto, especialmente cuando es sólo una de un número de enmiendas que han sido sugeridas.

En Génesis 15:18 se le promete descendencia a Abraham “esta tierra desde el río de Egipto hasta el gran río, el Eúfrates” que como Garbini señala, “incluye no solo toda Palestina sino también Siria” (p. 142). Comenta que el Génesis Apocryphon 21:11-12 “es más bien mucho más completo desde un punto de vista geográfico”, y es “una descripción de toda la región entre Egipto y Mesopotamia”, y que esta amplia zona ….. desde la cima del Monte Azor, justo al norte de Betel…… tiene su centro geográfico en Damasco”. El problema es que Damasco no es mencionada específicamente en el texto. Sin embargo, este punto de vista de la extensión de la tierra prometida –que aparentemente representa, no una realidad histórica realizada, sino las esperanzas Israelitas durante cierto periodo- no se refiere específicamente a Damasco. Esto ofrece poco apoyo como para afirmar que son tradiciones antiguas a cerca del reinado de Abraham en Damasco.

Amos 5:27 se refiere a Dios deportando al pueblo más allá de Damasco. Muchos piensan que hay aquí una alusión referente a aquellos “que entraron en la nueva alianza en Damasco” en el “Documento de Damasco”, CD-A VI 19, VII 21, y CD-B XIX 33-34; y CD-B XX habla aparentemente de miembros de la secta que habían cometido apostasía y debían ser “expulsados de la congregación” y que habían (11-12) “despreciado la alianza”….y el pacto que habían establecido en tierras de Damasco, que es la nueva alianza”. La frase “nueva alianza” refleja la profecía en Jer. 32:31-33. De manera similar, CD-A VII 18-19 se refiere a la “estrella” en Núm. 24:17 que viene de Jacob y dice que “la estrella es el Intérprete de la Ley, que vendrá a Damasco”. Garbini dice que “la nueva alianza hecha en Damasco… era la alianza de Abraham”, a la que se refiere CD-A XII 11 (p. 143). Dice que

“esta concepción, bastante original en lo que se refiere a la identificación del lugar de exilio como el lugar donde se realiza la nueva alianza, es como una síntesis del Génesis, Jeremías, y Amos; no obstante, hubiera sido muy difícil llevar esto a cabo si no hubiera habido una tradición que ligaba a Abraham con Damasco”. (p. 143)

Es cuestionable, no obstante, si “la nueva alianza hecha en Damasco” ha de ser identificada con “la alianza de Abraham”. El contexto de la última frase es una prohibición contra la venta de esclavos, varones o hembras, a extranjeros; y se dice de los esclavos que habían entrado con él en la alianza de Abraham” –y con “él” se está refiriendo presumiblemente al dueño del esclavo. Esta prohibición viene de una serie de leyes, de las cuales algunas parecen ser concernientes solamente a los miembros de la secta, pero las otras pueden ser aplicadas a todos los Judíos. La venta de esclavos Judíos a extranjeros era odiosa para Nehemias (Neh. 5:8), y es vista como “una violación de las leyes del país” por Josefo en Antig. 16.1.1.. Hay dos referencias en el Génesis a Dios realizando una alianza con Abraham. Una en 15:18, donde se les promete la tierra a los descendientes de Abraham; la otra en 17:7-14, 19, 21, donde se realiza una alianza con Abraham y sus descendientes, que les otorga la tierra e involucra la circuncisión de todo niño varón y otros varones (presumiblemente esclavos) sean “nacidos en la casa o comprados con dinero a cualquier extranjero”. Esto seguramente implica que los esclavos femeninos también eran comprados en la alianza de Abraham. No hay nada que sugiera que los esclavos en el “Documento de Damasco” se hubiesen unido a la secta de Qumran. Además, apenas se puede suponer que la referencia es a cerca de esclavos, hembras y varones, que se estaban adhiriendo a la secta. La “alianza de Abraham” es la alianza hecha con los antepasados de los Judíos, no la nueva alianza realizada en la tierra de Damasco.

También se puede cuestionar si habría sido tan difícil hablar de realizar una nueva alianza en la tierra de Damasco si no hubiera habido de antemano una tradición ligando a Abraham con la ciudad. La secta de Qumran buscaba interpretar las Escrituras en términos del pasado y del presente, especialmente en los términos de la propia historia de la secta, e interpretar eventos relevantes para ellos en términos de la Escritura. La realización de una nueva alianza parece haber sido un evento de mayor importancia en la historia de la secta, y haber tenido lugar en lo que podría ser descrito como “la tierra de Damasco”. Si esto es así, y el evento recordaba lo que había sido dicho por Amos, se puede dudar si el hecho que Amos 5:27 hable de la región más allá de Damasco como lugar de exilio les hubiese disuadido de aludir a todo esto, incluso sin una tradición a cerca de Abraham y la ciudad.

La discusión de arriba se centra en los lazos alegados por Garbini entre Abraham y Damasco en la tradición anterior al periodo Heleno, y sus argumentos han sido cuestionados. Se puede decir algo más a cerca de la conexión de Abraham con Siria. El TM (texto de los Masoretas) del Génesis afirma que Abraham nació en Ur de los Caldeos, y, Garbini creía que la teoría de un origen Babilonio parte de los tiempos de Nabónido en el siglo VI a.C.. Ve en algunos textos del periodo Heleno una polémica contra las ideas de los Judíos en Egipto donde, en su opinión, muchos creían que los Judíos se habían originado en Egipto, aunque la polémica también resta importancia a los lazos de Abraham con Siria en general, y Damasco en particular.

Gén.11:28, 31, y 15:7 hablan de Ur de los Caldeos como lugar del que venía la familia de Abraham y en el cual había nacido. Esta creencia se encuentra en pasajes atribuidos por muchos estudiosos a la fuente J, aparentemente incluido Garbini (p.145). No obstante, un número de críticos del Pentateuco argumentan que las referencias en la fuente J a Ur son secundarias y son probablemente asimilaciones de la fuente Sacerdotal. Sugieren que siempre se creyó que Abraham había nacido en Harán, Siria.

De acuerdo con el análisis estándar del Génesis en fuentes, algunos de los pasajes relevantes respecto a la presente discusión se adjudican a J, y algunos otros a P. Los Judíos del periodo Heleno no estaban al tanto de las modernas teorías de las fuentes, para ellos la narrativa era toda una unidad. Cuando Abraham deseó encontrar una esposa no-Cananea para su hijo Isaac, envía a su siervo a “mi tierra a mi parentela” (Gén. 24:4). Esto parece ser una referencia a la ciudad del hermano de Abraham Najor (11:26-27: 24:10, 15, etc.), a la cual se dirige el siervo de Abraham. Se dice estaba en Aramnaharaim (Gén. 24:10). Rebeca, la hija de Najor hijo de Betuel, acepta ir a Canán para casarse con Isaac. Años más tarde, cuando la vida del hijo de Rebeca, Jacob estaba amenazada por Esaú, Rebeca le dice que huya a casa de su hermano Laban, que está en Harán (Gén. 27:43; también 28:10 y 29:4), pero la fuente P dice que está en Padan-aram (Gén. 28:2, 5-7; también 25:20). Laban se dice que es un Arameo (Gén. 25:20; 28:5; 31:20, 24), que en los LXX han traducido como “Siria”. Así (incluso en P) la familia de Najor vive en Siria, aunque Najor no acompañó a Terah, Abraham, y Lot a Harán (Gén.11:26-31), no hay referencias a un viaje posterior.

Aunque se dice en el TM que Abraham había nacido en Ur de los Caldeos, tenía lazos con Siria. Los LXX no traducen Ur como el nombre de un lugar, sino como “el país de (chôra) de los Caldeos”. La razón de esto no se sabe con seguridad. Quizá Ur en tanto que nombre de un lugar era desconocido al traductor. De acuerdo con Gadd, 1976, la vida en la ciudad de Ur “finalizó en una época de gradual aunque finalmente completa desaparición en algún momento del periodo comprendido entre el siglo IV y comienzos de nuestra era. En contraste, Josefo (Antiguedades 1.6.4-151) estaba mejor informado a cerca del nombre de la ciudad, que llama “Ourê”. Aunque el traductor de los LXX no reconoce Ur como nombre de un lugar, el hecho que se diga que es “de los Caldeos” testifica que se reconocía que estaba en Babilonia. Es sorprendente que en Gén. 24:4 donde, en el TM, Abraham da instrucciones a su siervo para ir “a mi tierra y parentela”, los LXX traducen “a mi país, donde nací”, pero va en Gén.24:10 a Aram-najaraim, que para los LXX está en “Mesopotamia”, pero en Gén. 25:20 la “Mesopotamia Siria”. Además, en el TM de Gén. 24:7, Abraham relata como “el Señor me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela”, presumiblemente refiriéndose a la orden en Gén.12:1 después de la muerte del padre de Abraham en Harán (Gén. 11:31-32). En los LXX Gén.24:7, sin embargo, Abraham habla de haber sido sacado “fuera de la casa de mi padre y del país donde nací”. Los LXX implican pues que Abraham nació en Harán, a pesar del hecho que en otras citas se afirma que nació en el país de los Caldeos.

La existencia de esta anomalía en el Génesis en los LXX no encaja bien con la teoría de Garbini de que la preparación y publicación de los LXX era parte de un intento de imponer sobre los Judíos Egipcios la ideología del Judaísmo de Jerusalem, incluyendo la creencia que Abraham nació en Ur de los Caldeos y la tendencia a minimizar los lazos entre Abraham con Siria, especialmente con Damasco. De cualquier manera, los LXX pueden ser parte, al menos, del origen de la opinión que Abraham nació en Siria, así como Gén. 23:6 de los LXX ayuda a explicar la tradición que era rey. Además, gran parte del TM de la historia de Abraham muestra signos de una etapa probablemente temprana según la cual Abraham habría nacido en Haran, antes de ser modificada para encajar con el punto de vista de P de que su lugar de nacimiento era Ur de los Caldeos. Es más, uno se siente tentado a pensar si los traductores de los LXX, e incluso algunos de los escritores del texto en Hebreo, no sabían o no conocían a cerca de la geografía de esta región. Está claro que no tenían acceso a ningún Atlas bíblico moderno; quizá no estaban tan bien informados a cerca de este tema como sí lo estaban algunos escritores gentiles del mismo periodo.

CONCLUSIÓN
Primero, Apolonio Molon y Pompeyo Trogus vivieron después de la publicación del Pentateuco de los LXX, y sus relatos de la historia temprana de los antepasados de los Judíos tienen una gran semejanza con la narrativa en el Génesis. Sin embargo, las diferencias respecto al Génesis son tales que ninguno de los dos autores parece haber usado los libros de los LXX. Las tradiciones basadas en el Génesis les llegaron a través de intermediarios, algunos de los cuales, no todos, eran Judíos.

Segundo, la creencia que Abraham era un rey quizá pueda ser trazada hacia atrás a los LXX en Gén. 23:6; y Pompeyo Trogus puede haber leído los nombres de los últimos reyes de Damasco que se encuentra en el libro de los Reyes y haber pensado que existieron en tiempos de Abraham.

Tercero, el relato de los eventos a cargo de Nicolás de Damasco es más cercano al del Génesis, que puede haber leído, y relata que Abraham vino a Damasco procedente del Este, no que había nacido en Damasco. la afirmación que era rey de Damasco puede, como en el caso de Trogus, ser dependiente del Gén. 23:6 de los LXX. Su referencia al “domicilio de Abraham” en o cerca de Damasco se deriva probablemente de Judíos que ahí vivían, y es plausible la hipótesis que fue entre ellos que surgió la creencia que Abraham había vivido ahí, y que era rey de Damasco.

Cuarto, aunque los argumentos de Garbini referentes a un lazo temprano en la Biblia Hebrea entre Abraham, Siria y Damasco no son convincentes, hay una conexión más antigua entre Abraham y Haran en Siria. Parece como si el documento de J localizara originalmente el lugar de nacimiento de Abraham en Haran, pero el texto fue modificado para encajar con la creencia del escritor Sacerdotal P de que había nacido en Ur de los Caldeos. La evidencia permanece en el TM que asocia Abraham muy de cerca con Haran. Los LXX van más lejos y afirman que Haran era el lugar de nacimiento de Abraham. Este desacuerdo entre el texto Hebreo del Génesis y los LXX está contra la teoría de Garbini de que el Pentateuco de los LXX era un intento de poner al Judaísmo Egipcio en línea con el de Jerusalem, promoviendo la creencia que Abraham había nacido en Ur de los Caldeos.



Referencias: M. Stern.

No hay comentarios:

Publicar un comentario