JESÚS EN EL TEMPLO
Aunque uno suponga que era de otra manera para la primera audiencia de Jesús, para nosotros al menos el vuelco de las mesas en el Templo es equívoco(1). Acerca de esto Borg tiene razón. Los comentaristas han ofrecido todo tipo de explicaciones, y, es justo decir, las obras recientes han suscitado dudas sobre la afirmación de Sanders de que Jesús fuese lo que fuese lo que hizo, no estaba con ello protestando contra ninguna práctica en el Templo(2). Por otro lado, incluso si hay, como parece haber razones para creer que esta acción de Jesús fue una protesta contra cierta actividad de la clase sacerdotal, la postura de Sanders no queda por ello invalidada. Porque, aunque algunos estudiosos siguiendo la teoría de Sanders, tienden a suponer que hay que elegir entre dos teorías rivales –sea que Jesús estaba (promulgando/representando/interpretando) una profecía de destrucción o que estaba contra algunos aspectos del funcionamiento del Templo- estas dos teorías no son tan opuestas como parece. “La protesta contra los abusos y la expresión simbólica de juicio podrían muy bien ir juntas”. En Jeremías, Ezequiel, Miqueas 3, y 1 Enoc 83-90, la crítica a la corrupción sacerdotal va junto a la expectativa de la destrucción del Templo y de la esperanza de un nuevo Templo. Es posible, pues, que Jesús indicara el juicio escatológico sobre el Templo, y que se opusiese, no al sistema sacrificial mismo, sino a lo que él percibía como procedimientos de negocios inapropiados que hacían de lo sagrado algo secular(3).
Aunque Sanders prefiere, cuando es posible, fundamentar sus juicios acerca de Jesús en los pocos hechos que acerca de él conocemos en lugar de en los dichos a él atribuidos, los hechos en este caso no nos llevan muy lejos. El volcar las mesas en el Templo es un episodio mucho menos revelador que un episodio que necesita ser revelado. Es, pues, inevitable fijarse en los dichos de Jesús respecto al Templo. Marc. 13:2; Luc. 19:44; Hech. 6:14, y el Evangelio de Tomás 71 le atribuyen una profecía acerca de la destrucción del Templo. Aunque algunos niegan que esté relacionada con Jesús(4), los que argumentan en el otro lado, Borg(5) y Sanders están de acuerdo –dicen que es persuasiva. No solo otros profetas Judíos anunciaron la destrucción del Templo(6) sino que incluso afirman que el Templo fue quemado. Una predicción después de evento puede haber reflejado esta circunstancia(7).
Más controversial es la proposición que Jesús también habló de un templo nuevo a ser reconstruido(8). Pero las fuentes que conservan esta profecía(9) muestran que su interpretación fue objeto de una complicada reflexión. En Juan 2:13-22 el dicho de Jesúses malentendido por su audiencia como refiriéndose al Templo de Jerusalem, más adelante se nos dice que los discípulos comprendieron que la profecía se refería a la resurrección solo “ex eventu”. En Mat. 26:61 y 27:40 (aunque no en los paralelos en Marcos) Jesús es citado diciendo que es “capaz” de destuir el Templo y reconstruirlo, no que lo hará. En Marc. 14:58 y 15:29 falsos testigos y gente de paso hostil, no Jesús, pronuncian estas palabras. Lucas las omite.
La tradición también ofrece una serie de, algunas veces, sutiles aunque detectables re-interpretaciones tendenciosas. En Juan 2:13-22 “Los Judíos” creen que Jesús está hablando acerca del Templo de Jerusalem, pero los evangelistas insisten que las palabras de Jesús se refieren más bien a su propio cuerpo. En Marc. 14:53-65 testigos falsos citan la predicción de Jesús contra él y le dan obviamente una interpretación literal. La obra editorial de Marcos da a entender que, para los evangelistas, el dicho es una predicción de la nueva comunidad que el Jesús resucitado va a construir(10). El evangelista Mateo, omite la antitesis entre un templo hecho a mano y uno no hecho a mano, interpreta el dicho igual que Juan. En su Evangelio, no tiene que ver con el templo (testigos falsos y transeúntes) o con la iglesia (Marcos), sino con la muerte de Jesús y su resurrección. El Evangelio de Tomás 7 ofrece otra lectura basada en una nueva versión: “Destruiré esta casa y nadie podrá destruirla de nuevo”. Esta parece ser una lectura posterior al año 70: Jesús predijo la destrucción del Templo (que tuvo lugar) pero no dijo nada acerca una posible re-construcción (que no tuvo lugar).
La profecía no sólo ofrece interpretaciones en conflicto, sino que en dos fuentes es puesta en boca de gente de poca confianza (Mateo-Marcos), en otra está re-escrita (Evangelio de Tomás), en otra es malentendida (Juan), y en otra es omitida (Lucas). Que era un dicho problemático es algo manifiesto. Cuando la tradición lucha tanto con un dicho uno se inclina a pensar que este está relacionado con algo que Jesús dijo –algo que, aunque bien conocido, es rechazado generalmente incluso aunque Lucas lo omitiese(11). Marc. 14:58 parece ser un ejemplo de lo que encontramos tan a menudo en los movimientos milenaristas, o sea, una predicción modificada –en este caso en varias direcciones diferentes- a la luz de la aparente discrepancia en la confirmación de los eventos.
Si Jesús profetizó la destrucción y sustitución del Templo, uno no puede sino estar de acuerdo con Sanders. Aquellos que encuentran auténtica esta profecía tras de la predicción dual en Marc. 14:58 han de interpretar la acción de Jesús en el Templo como lo hace Sanders, lo que a su vez indica que Jesús era un profeta escatológico.
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1. Esta discusión asume un evento histórico en Marc. 11:15-18. Para la duda ver George Wesley Buchanan, “Symbolic Money-Changers in the Temple”. NTS 37, 1991, pp. 280-89.
2. Carig Evans, “Jesus´s Action in the Temple”, CBQ 51-1989-, pp. 237-70.
3. Aunque esto no podría haber sido ni el cambio de dinero en sí mismo (una necesidad) ni la venta de animales (legislada por la Biblia).
4. Ver Jürgen Becker, “Jesus von Nazaret” –Berlin: Walter de Gruyter, 1996, pp. 403-407.
5. Ver también Gerd Theissen, “Die Tempel weissagung Jesus”, TZ 32, 1976, pp. 144-58.
6. Completa documentación en C.A. Evans, “Predictions of the Destruction of the Herodian Temple in the Pseudepigrapha, Qumran Scrolls and Related Texts”, JSP 10, 1992, pp. 89-147.
7. Ver Mat. 22:6-7; Testamento de Moisés 6:9; Testamento de Judas 23:3; 2 Bar. 7:1; 80:3; Oráculos de la Sibilina 4:126; 5:399; Apoc. Abraham 27:3; Crisostomos Hom. Mat. 75:3.
8. “Doubts”, J. Schlosser, “La parole de Jésus sur la fin du Temple”, NTS 36, 1990, pp. 398-414.
9. Marc. 14:58; 15:29; Juan 2:19; Evang. De Tomás 71.
10. Donald Juel, “Messiah and Temple”, SBLDS 31-Missoula: Scholars Press, 1977, pp. 143-57. Para el argumento que Pablo también conocía el dicho y lo interpretó de manera similar ver J.P: Sweet, “A House Not Made with Hands”, en “Templum Amicitiae: Essays on the Second Temple Presented to Ernst Bammel”, ed. William Horbury, JSNT 48 - Sheffield: JSOT, 1991, pp.368-90.
11. Quizá Marcos y Mateo están en lo cierto cuando relacionan la condena de Jesús con sus palabras acerca del Templo. Si es así, es muy probable que esas palabras eran ampliamente conocidas, y quizá el hecho que gente de fuera las conociese en Mateo, Marcos, y Juan es un signo de que los no Cristianos hicieran uso de ellas posteriormente como polémica contra los Cristianos, para demostrar que Jesús era un falso profeta. Se como fuese, aunque (con la posible excepción de Marcos) todas las fuentes que atestigua el dicho fueron compuestas después del año 70, la profecía puede haber sido conocida con anterioridad. Pues la predicción de la reconstrucción, problemática después del 70, no pudo haber sido inventada después de esta fecha; y dado que esta profecía presupone la profecía de la destrucción, ambas deben haber estado en circulación juntas antes del 70.
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