JUAN BAUTISTA
Hay bastante controversia acerca de que la apariencia escatológica del Bautista implique a Jesús en una visión similar. Borg dice que “es posible” que Juan el Bautista no tuviese semejante apariencia: la tradición puede engañarnos en este particular. De todas maneras Borg no está muy convencido y es bastante prudente con esta información.
Borg percibe diferencias significativas entre Juan y Jesús. Por ejemplo, el “fuerte énfasis” de Juan sobre un juicio inminente, la consiguiente necesidad de arrepentimiento en su mensaje, no se da en Jesús(1). Borg cuestiona “la afirmación de continuidad substancial” entre Juan y Jesús.
Qué se puede decir de esto? La tradición de Jesús está llena de temas acerca del juicio inminente y el arrepentimiento. Q, por ejemplo, contiene muchas citas que se refieren a los signos de los tiempos que anuncian implícita o explícitamente el juicio divino: Q 6:37-38; 6:49; 10:12-15; 11:31-32; 11:50; 12:9; 12:46; 13:27; 13:28-29; 13:30, etc. Estas citas reflejan la convicción que el Juicio de Dios está cerca, y que tendrá lugar pronto. Se puede ver que este es un tema importantísimo en la tradición de Jesús, negarlo sería como afirmar que las fuentes están equivocadas, que son falsas.
En cuanto a “arrepentirse” (metanoéo) y “arrepentimiento” (metanoia), ambos términos aparecen en boca de Jesús muy frecuentemente en Q 10:13-15; 11:32; Luc. 13:15; 15:17; 15:10 y 16:30.
Si uno está disuadido que Jesús habló poco de arrepentimiento como requisito para el juicio venidero(2), uno ha de preguntarse adicionalmente cuál es el significado que deduce del bautismo de Jesús. Pues es un signo claro que Jesús caminaba por el mismo sendero que Juan. No se sometió –Jesús- a su bautismo porque creía lo que enseñaba Juan? Así, si el bautismo implicaba que era necesario el arrepentimiento y que el juicio estaba cerca como predicaba Juan, no pensaría Jesús lo mismo? El argumento es aún más fuerte cuando leemos en Juan 3:22 que Jesús también bautizaba. Seguramente Juan era el padre espiritual de Jesús.
Uno se inclina a esta conclusión debido a los dichos acerca del Bautista que la tradición atribuye a Jesús: Q 7:26; Q 7:27; Q 7:28; Q 7:33-34 –en esta parábola de los niños en la plaza, Jesús alinea su misión con la de Juan-; Q 16:16 donde Jesús ve en Juan el cambio de “eón”. Marc. 11:27-33 –la autoridad de Jesús viene del cielo. Muchos piensan que Jesús mismo dijo uno o dos de estos dichos acerca de Juan. En ninguno de ellos hay ningún tipo de distanciamiento de Jesús respecto a la escatología de Juan(3).
Hay que admitir que había diferencias entre Jesús y Juan. Q. 7:31-35 puede implicar que Juan era más ascético que Jesús, algo también reflejado en Marc. 2:18 (los discípulos de Juan ayunan, los de Jesús no). Algunas de las palabras de Jesús han sido interpretadas como dando a entender que el Reino de Dios no estaba por llegar, sino que ya había llegado o comenzado su llegada, una idea que no se encuentra en la proclamación de Juan, en la que el término Reino de Dios no aparece(4). Aunque la “escatología en proceso de cumplimiento” de Jesús podría simplemente indicar que estaba siguiendo la misma línea que Juan. Lo que sí es cierto es que esto no demuestra que Jesús hubiera abandonado el marco escatológico de Juan(5).
Es de interés el que, a pesar del deseo manifiesto de los primeros Cristianos en mantener la superioridad del su maestro sobre Juan Bautista, el Nuevo Testamento asimile a las dos figuras. Mateo, por ejemplo, les hace decir las mismas cosas(6), y Lucas los incluye en la misma natividad(7). Además, la leyenda popular pre-Marcana detrás de Marc. 6:14-29 hace que Herodes interprete a Jesús como Juan el Bautista retornado de entre los muertos; y el mismo Jesús, en Q. 7:31-35, ve a “esta generación” unida en su oposición tanto hacia él como hacia Juan Bautista. Si Juan y Jesús fuesen en realidad tan diferentes como pretenden algunos, y si el discurso de Jesús estuviera tan alejado de la proclamación escatológica de Juan, habrían los primeros Cristianos asociado a los dos en su literatura? No es más natural suponer que le frecuente paralelismo entre Juan y Jesús no es un mero fenómeno literario o teológico sino, también, una remembranza del hecho ampliamente conocido que los dos, a pesar de las diferencias, predicaban mensajes parecidos?
Borg recurre a John Dominic Crossan quien “acepta que Juan fue el mentor de Jesús y que Juan tenía una visión escatológica-apocalíptica”, pero también mantiene que Jesús produjo un “mensaje radicalmente diferente”(8). El punto de vista de Crossan está basado en parte en su lectura de Q. 7:28/Evang. De Tomás 46, un dicho que él atribuye a Jesús. Esta unidad dice que “el último en el reino de los cielos es mayor que Juan”, lo que Crossan lee como una especie de crítica. Pero Crossan también acepta la autenticidad de Q. 7:24-26, donde Jesús alaba a Juan, concluyendo que Jesús cambió de opinión acerca de la misión y mensaje de Juan. La visión de Juan de esperar al Dios apocalíptico, “el que viene”, como pecador arrepentido, que Jesús había aceptado originalmente e incluso defendido en la crisis de la muerte de Juan, ya no la consideraba adecuada(9).
El problema es que muchos han atribuido Q. 7:28b no a Jesús sino a la Iglesia temprana(10). Otro problema es que, aunque Jesús pronunciase Q. 7:28b, esto no lo separa de la escatología de Juan. Si Jesús pronunció este dicho antes de la muerte Juan, entonces probablemente significa que le último en el Reino (cuando llegue) será más grande que el que es más grande (Juan Bautista) ahora(11). Si Jesús dijo esto después que Juan falleciera, entonces es probable que significara que los que entonces estaban vivos, que tienen experiencia del Reino de Dios, son más bendecidos y privilegiados, incluso que Juan Bautista, tan reverentemente recordado(12). En ambas instancias la proclamación escatológica de Juan no es rechazada. Al contrario, en ambos casos es la grandeza de Juan la que lo hace apropiado para declararla la superior grandeza del Reino(13). Por lo tanto la cita quehacer Borg de Crossan no es convincente.
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1. Borg, “Jesus and Contemporary Scholarship”, p.77.
2. Ver N.T. Wright, “Jesus and the Victory of God”, Minneapolis: Fortress, 1996, pp. 246-58. Entiende el arrepentimiento en la tradición de Jesús como parte del escenario escatológico.
3. Taum, “John”, p. 155, informa que Jesús identificaba a J. Bautista como un gran personaje.
4. Ver John P. Meier, “A Marginal Jew: Rethinking the Historical Jesus”, 2 Vol. –New York: Doubleday, 1994- vol. 2, pp. 398-506. Pero siendo los datos acerca de Juan tan escasos no sería imprudente argumentar desde el silencio?-.
5. Creer en una redención inminente y en la presencia de la salvación no tienen por que ser convicciones antagonistas sino que pueden ser mu bien los dos lados del mismo entusiasmo escatológico; ver Joel Marcus, “Modern and Ancient Jewish Apocalypticism”. JR 76-1996, pp. 18-23.
6. Comparar 3:2 con 4:17; 3:7 con 12:34 y 23:33; 3:10 con 7:19.
7. Luc. 1:26-38 –acerca de Jesús- se hace eco de 1:5-23 –acerca de Juan.
8. Borg, “Jesus in Contemporary Scholarship”, p.77).
9. John Dominic Crossan, “The Historical Jesus: The Life of a Mediterranean Jewish Peasant” –San Francisco Harper&Row, 1991, p. 238.
10. Martin Dibelius, “Die urchristliche Uberlieferun von Johannes dem Taufer”, FRLANT 15 –Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1911, pp. 12-15, and Luz, Matthäus, vol. 2, p. 176.
11. J.C. O´Neill, “Jesus the Messiah: Six Lectures on the Ministry of Jesus” –London: Cochrane, 1980, pp. 10-11.
12. Jacques Schlosser, “Le Règne de Dieu dans les Dits de Jesus”, 2 vol., EB –Paris: J. Gabalda, 1980, vol. 1, 161-67.
13. E. Taylor, “The Immerser: John the Baptist within Second Temple Judaism” –Grand Rapids: Eerdmans, 1997, pp. 302-304.
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