EL EVANGELIO SEGÚN MARCOS
Este Evangelio era titulado “Según Marcos” en sus primeros manuscritos aunque los nombres de los evangelios fueron añadidos posteriores en orden a establecer su autoridad. En fin, es posible que el autor sea el mismo que el Juan Marcos en Hechos (12:12; 15:37), y el Marcos mencionado en Colosenses 4:10; Timoteo 4:11; Filemón 24; y 1 Pedro 5:13. Papías, un obispo Cristiano en Asia Menor a comienzos del siglo II d.C. (Eusebio, “Hist. Eccl. 3.39.15-16) creía que Marcos había acompañado a Pedro a Roma y escrito lo que Pedro había predicado, aunque consideraba a Marcos menos confiable en tanto que autor del Evangelio que a Mateo, dado que Mateo, “se creía”, (Mat. 9:9) fue uno de los discípulos originales de Jesús. Este punto de vista tradicional sobre la autoridad relativa del primero de los dos primeros Evangelios continuó siendo mantenido a lo largo de toda la historia Cristiana hasta los siglos XIX y XX, cuando la falta de habilidad literaria del Evangelio vino a ser vista como virtud: los estudiosos teorizaron que Marcos, el Evangelio más temprano de los Evangelios, era por consiguiente el que conservaba con más fidelidad las palabras y acciones de Jesús. Este punto de vista de Marcos como anterior a Mateo hizo más fácil minimizar las prácticas Judías de Jesús, más prominentes en Mateo.
AUTOR Y FECHA
Jesús fue crucificado cerca del 30 d.C., pero el Evangelio de Marcos fue probablemente puesto por escrito entre el 62 y 72 d.C., durante los eventos de la horrorosa Guerra de los Judíos, cuando Jerusalem y toda la región fueron pacificadas por los Romanos, y el Templo Judío destruido. Las referencias a la destrucción del Templo en 13:2 y a las guerras en 13:7, así como la descripción de los refugiados en 13:14-17, se pueden aplicar a los eventos de este periodo, aunque las descripciones son vagas y no necesariamente derivadas de la sublevación y la respuesta Romana.
Marcos probablemente utiliza un número de fuentes para su Evangelio: una tradición de la Pasión (o sea, el relato acerca de los días que llevaron a la crucifixión de Jesús), relatos de curaciones y conflictos, parábolas, y otras enseñanzas. El más corto de todos los Evangelios, el de Marcos, sirvió de fuente para Mateo y Lucas; el Evangelio de Juan puede que refleje conocimiento indirecto del de Marcos, aunque posiblemente es también independiente. Marcos refleja un uso muy amplio de las Escrituras (la Biblia que usaban los Judíos, en traducción Griega, llamada Septuaginta, LXX), aunque algunos textos –Daniel, Isaías, Deuteronomio, Zacarías, y algunos Salmos- son citados muy a menudo y pueden haber sido conocidos de colecciones o mediante tradición oral. Estos textos eran los más populares para varios grupos Judíos de la época, como se puede ver por ejemplo por su presencia (algunas veces en copias múltiples) en los Rollos del Mar Muerto y en las citaciones rabínica posteriores.
En cuanto a la localización de su redacción, se han realizado argumentos convincentes acerca de Roma, donde la tradición temprana (ver Papias) sitúa a Marcos como asistente de Pedro, aunque también se ha sugerido el sur de Galilea, el norte de Galilea, o Antioquia en el Sur de Siria. También es posible que Marcos pasase gran parte de su vida en Jerusalem, aunque no escribiese desde allí. De estas posibilidades, la composición en la región de Antioquia en Siria es quizá la más probable.
ESTILO Y CONTENIDO
Aunque Marcos cita las Escrituras Judías muy a menudo y generalmente sitúa la predicación de Jesús y Juan el Bautista dentro del ámbito de los conceptos religiosos Judíos, igual que algunos grupos dentro del Judaísmo, Marcos expresa ambivalencia o incluso antagonismo contra la religión centrada en el Templo de Jerusalem (11:12-25). Marcos sigue una tradición Judía, centrada en textos apocalípticos, en la cual la elección y el perdón pasan de esta “generación” a la nueva comunidad (9:19). Marcos también sigue la tradición de Amos, Isaías 1, Miqueas 6, y algunos otros profetas presentando una crítica más fuerte aún contra la desigualdad económica que ningún otro Evangelio.
Aunque Marcos presenta a un Jesús terrenal, no tanto a un mediador celestial como enfatizan las cartas de Pablo, Marcos y Pablo comparten temas importantes: lo central de la fe, el énfasis en la muerte de Jesús en lugar de en su resurrección, reservas respecto a la importancia de Pedro y su papel, y énfasis en las necesidades de la comunidad presente basado en la esperanza apocalíptica. Ambos contienen pasajes que afirman que toda comida es pura (Marc. 7:19; Rom. 14:20). Aunque el “enfoque Gentil” de Marcos no es tan seguro como se ha mantenido otras veces. En este Evangelio Jesús va a zonas de Gentiles (i.e. Tiro) donde se relaciona con algunos de ellos como es el caso de la mujer Sirofenicia (7:24-30), “purifica” todos los alimentos, y dice que la buena nueva ha de ser anunciada a todas las naciones. Sin embargo, a pesar de todo esto, incluso la purificación apocalíptica de objetos antes impuros, está fundamentada en la tradición Judía, y algunos están enraizados en las Escrituras Judías (limpiar a un leproso 2 Reyes 5:1-14; purificación de utensilios, Zacarías 14:20-21). Además la alegada evidencia de que Marcos era Gentil o defendía una misión sin la ley es ambigua. La aparente inexactitud de Marcos sobre las prácticas Judías y su afirmación que “Jesús purificó todos los alimentos” (7:3-4, 19) no aparece en el relato paralelo de Mateo, y el versículo 19 no se relaciona precisamente con el tema en debate. Estos pasajes pueden haber sido insertados en el texto después de la redacción de Marcos. Además, la manera que tiene Marcos de contar los días a partir de la salida del sol en lugar de la puesta (14: 1, 12) no es usual, aunque no desconocida en al antiguo Judaísmo. Así como no está claro donde se redactó el Evangelio de Marcos, tampoco lo está si Marcos era Judío o Gentil, si la primera audiencia del Evangelio era predominantemente Gentil o Judía, o si Marcos abogaba por la abolición de las leyes de la Torah para facilitar la misión a los Gentiles como hizo Pablo. Lo que sí se sabe es que en algún momento el Evangelio vino a estar asociado con Roma y con los puntos de vista Paulinos sobre la misión a los Gentiles y la abolición de la ley Judía.
ESTRUCTURA Y GÉNERO
El relato de la estancia de Jesús en Jerusalem –el juicio, crucifixión, y entierro- se denominan la narrativa de la Pasión y aunque el Evangelio de Marcos es a menudo caracterizado como una narrativa de la Pasión con una larga introducción, el Evangelio como un todo es mucho más comprensivo en su estructura de lo que lo sería si los diez primeros capítulos fuesen un mero prólogo a la Pasión.
Los estudiosos aún continúan debatiendo la categoría literaria a la que pertenece el Evangelio de Marcos. El “género del Evangelio” no se parece ni a los Rollos del Mar Muerto, literatura rabínica, u otras fuentes Judías. Aunque el contemporáneo filósofo Judío Filón de Alejandría compuso una larga biografía de Moisés (Vida de Moisés), la literatura rabínica mezclaba episodios biográficos de figuras importantes en los largos discursos sobre la ley y la escritura. Varios términos fueron usados por los Cristianos en el siglo II para describir los textos acerca de Jesús –reminiscencias, historias, evangelios- pero ninguno de estos términos se puede encuadrar en el siglo I como referencia a una particular clase de libro (“la buena nueva” o “evangelio” en Marcos 1:1 se refiere al mensaje o predicación, no al libro de Marcos como un todo). Algunos argumenta que los Evangelios eran un nuevo tipo de estilo de escritura inventado por los seguidores de Jesús, aunque otros muchos argumentan que los Evangelios, incluyendo el de Marcos, son similares a los géneros antiguos. Los Evangelios crearon narrativas más largas y conectadas a su argumento de las que se encuentran en los relatos de los rabinos, más en línea con la biografía Greco-Romana. Sin embargo, el ethos usual de las antiguas biografías era presentar un modelo continuo de virtudes. Como resultado, otros escolares clasifican a Marcos no como biografía, sino como historia apocalíptica basada en la historia bíblica.
El contenido del libro y su estilo sugiere similitudes respecto a otros géneros. Para Marcos es central la posición de Juan Bautista y Jesús, y su similitud con los profetas bíblicos es prominente. Otros aspectos de la narrativa de Marcos han sido comparados con las antiguas novelas y épicas de Homero. El centro de la narrativa de Marcos es, sin embargo, la descripción del trágico fin de un personaje favorecido por la divinidad –un mesías, Hijo de Dios, Hijo del Hombre- que es también muy humano. Esta descripción está influenciada por tradiciones Judías acerca del Siervo sufriente (Is. 52-53), Salmos de lamentos (Sal. 22), y el justo perseguido (Sabiduría 2-5). Relacionada con estos textos, Marcos narra una historia en la que Jesús sufre la experiencia de ser abandonado por los que le siguen. Jesús tiene una relación conflictiva con los Fariseos, Herodianos, y escribas, aunque muchos asumen que es aceptado por los demás. Jesús es eventualmente rechazado por toda “su gente” –no importa de la manera como esto se entienda. Fue rechazado por los Judíos y Gentiles: familia (3:19b-21), la gente de su pueblo, Gentiles testigos de sus curaciones (5:17), Pedro (8:32; 14:71), discípulos (14:50), Sumo Sacerdote y Sanedrín, y la “multitud” influenciada por éstos (cap. 14; 15:8, 11, 15), los que “pasaban por allí” (15:29), los dos hombres con él crucificados (15:32), e incluso Dios (15:34).
ALGUNOS TEMAS IMPORTANTES: IRONÍA Y EL “SECRETO MESIÁNICO”
Marcos, de acuerdo con muchos de los autores de las Escrituras Judías, es un maestro de la ironía. La ironía dramática es la experiencia de una lectura potencialmente profunda que tiene lugar cuando la audiencia sabe cosas acerca de los caracteres que éstos mismos no perciben. La ironía sugiere que hay una verdad real detrás de las apariencias: el lector que comprende la ironía comprende el propósito ultimo de Dios. A menudo es asumido, por ejemplo, que el Evangelio de Marcos presenta a un Jesús muy humano (una Cristología de bajo perfil) dado que es el más temprano de los Evangelios y la idea de un Cristo divino aún no había sido articulada. Pero “las Cristologías” de un Cristo divino pre-existente existían ya antes en (Filip. 2:6-11), así que Marcos puede muy bien haber deliberadamente tratado de minimizar las pretensiones divinas o celestiales acerca de Jesús (16:5). A veces incluso dice que a Jesús le faltaba poder (6:5) o fe (14:36; 15:34), aunque la audiencia ya conoce el fin de la historia: Jesús es el verdadero Mesías y será resucitado y vindicado por Dios. Hay, pues, una distancia irónica entre la expectativa de un triunfante Jesús y la descripción de un mesías en lucha. Es probablemente por esta razón que una conclusión triunfalista del relato no está incluida (16:8) –una ironía final.
Uno de los ejemplos más importantes de ironía en Marcos es el secreto mesiánico: Jesús pide varias veces que no le digan a nadie lo que han visto. En más, en algunos textos Judíos de la época se afirma que la identidad del mesías, o el tiempo de su venida, está oculto hasta el final definitivo (2 Esd. [4 Ezra] 7:28; 1 En. 62:7; b Pesahim 54b; b. Sanhedrin 97a). Pero en 1910, el alemán William Wrede atribuyó la razón de estas peticiones de secreto no a Jesús sino a la intención de Marcos de darle sentido al por qué mucha gente no aceptó a Jesús como mesías durante su vida. A pesar del poder del tema del secreto mesiánico (también expresado en Mateo y Lucas, aunque no en Juan), no está claro qué es lo que quería comunicar a las primeras audiencias. El secreto mesiánico podría ser una técnica narrativa, el uso de la ironía para infundir temor de Jesús (o sea, que la audiencia conoce el verdadero significado del secreto). Puede sugerirle a la audiencia que un perfil bajo es la mejor respuesta a la persecución. También puede reflejar la tendencia de Marcos en contrastar las expectativas del triunfo de Jesús con las dificultades que Jesús encuentra, incluyendo la crucifixión. Marcos lleva el secreto mesiánico hasta el final minimizando las expectativas apocalípticas de vindicación (cap. 13) y la aparición triunfante del Cristo resucitado (cap. 16). El Evangelio transmite la idea que la identidad mesiánica de Jesús irónicamente incluye sufrimiento y la muerte, y no puede ser completamente comprendida hasta después de su resurrección; así, la audiencia del Evangelio comprende completamente el significado de Jesús, aunque los Discípulos son presentados como no entendiendo completamente todo esto. Marcos describe a un Jesús más humano y vulnerable del que es presentado en el Evangelio de Juan, por ejemplo.
La aparente simplicidad de Marcos vino a ser apreciada a finales del siglo veinte, a medida que los estudiosos literarios y teólogos tomaron nota del realismo de la narrativa de su arresto; si el relato ocurrió realmente o no, está narrado de manera realista y con detalles evocadores de la vida diaria. Marcos, más que ningún otro de los Evangelios, nunca pierde de vista la vida real de la gente común y corriente –lo económico y lo social, lo terrenal sobre lo cósmico, el presente sobre el futuro.
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