PEDRO EN CORINTO
Especialmente
en las dos Cartas a los Corintios, en los años 55/56
d.C., las ramificaciones de la misión-(rival) Petrina, que ahora incluían tanto
a Judíos como Gentiles sin distinción, puede ser detectada claramente. Un “partido de Cefas” se desarrolló en Corinto, lo que
dio lugar a “escisiones” y “disputas” mencionadas en 1
Cor. 1:11-12(1). Esta comunidad tenía
conocimiento acerca de otros métodos misioneros que eran practicados en
Jerusalem por los apóstoles y los hermanos de Jesús, según 1 Cor. 9:4ff., donde
Cefas es mencionado específicamente por su nombre una vez más, junto con las
numerosas acusaciones contra Pablo, especialmente respecto a la disputa acerca
de su apostolado (1 Cor. 9:1-7). Estos hechos dejan claro que el Hombre de Roca(2) que es mencionado después de Apolo(3), un hombre que se llevaba mucho mejor con Pablo
durante el tiempo que Pablo estuvo en Efeso(4)
durante un periodo de tres años- había visitado la capital Acaya(5), evento que causó problemas al apóstol de los Gentiles,
lo que se puede percibir mucho mejor en su segunda Carta. El sorprendente
énfasis en el valor de Pablo para poder ser un apóstol(6)
y la afirmación(7) que, dado que había sido
perseguidor de la iglesia, no era “digno de ser llamado apóstol”, pero que por
la Gracia de Dios “había hecho más que todos ellos”, es dirigida contra los que
minimizan sus pretensiones apostólicas, como eran los apóstoles (“antes que
yo”) de Jerusalem, cuyo misionero más importante siempre había sido Pedro.
Aquellos que ofrecieron alianza a Cefas “alardeaban” de él debido a su
particular importancia y autoridad(8).
Un
tema importante en esta conexión es que Pablo tuvo como norma ser
autosuficiente en su modo de vida y gastos y no permitió ser mantenido por las
comunidades de la misión, práctica que fue usada contra él para sugerir que no
poseía autoridad apostólica completa(9). El
fabricante de tiendas o el trabajador del cuero se mantenía a sí mismo en tanto
que misionero, lo que no habría sido posible para alguien que hubiese sido
pescador Galileo o campesino, particularmente dado que se
permitían ellos mismos ir acompañados por sus esposas(10). La tensión es claramente aquí evidente, se debe a
la catástrofe de Antioquia y las consiguientes heridas personales en ambos
lados algo suavizadas por la frase final en 1 Cor.
15:11: “Pues bien, tanto ellos(11) como yo predicamos esto;
y esto es lo que habéis creído”. Esto significa que el evangelio acerca
de la muerte salvadora de Jesús y su resurrección, mediante el cual Pablo estableció
la comunidad en Corinto, nos une a “todos”,
a pesar de las serias diferencias, y continúa siendo el objetivo básico para la
fe común(12). Pablo pone toda la tensión, “sin
prejuicio” simplemente en la unidad de la iglesia que es establecida por Cristo.
Para él, esto es necesario para la salvación; sin ello, habría “corrido en vano”(Gál.
2:2).
Esos
conflictos reflejados en las acusaciones que ponen en cuestión el apostolado
Paulino, si estaba al nivel de los otros, continúa desarrollándose en la Segunda Carta a los Corintios esta vez con
representantes de la misión de Pedro o de la misión de Antioquia, con quienes
Pablo había roto, que estaban muy de cerca aliados con Pedro. La situación en
Corinto era bastante diferente de la de la provincia de Galacia, a la que
llegaron Cristianos Judíos radicales desde Jersualem, que ya habían causado
el problema de Antioquia y que, después de cierto tiempo, viajaron más lejos
aún(13) que exigían la circuncisión y obediencia
a la ley de tal manera que iban incluso en contra de la resolución del Concilio Apostólico (Gál.
2:1-10). Difícilmente Pedro podría haber estado de acuerdo con éstos,
incluso si fue demasiado lejos según pensaba Pablo-
cuando actuó como lo hizo con ellos en Antioquia en interés de la unidad en la
iglesia y en beneficio de los Cristianos Judíos que estaban amenazados en la
madre patria. Así pues, el principal punto en disputa es más claramente visible
en Gálatas que en 1
y 2 Corintios. Hay que señalar, respecto a la situación posterior, que
en la misma sección de 2 Corintios en la que
Pablo se defiende a sí mismo más abiertamente como ofendido (se podría decir incluso dudando de sí mismo), en
los capítulos 10 y 11, el perfil de los
oponentes de Pablo y su mensaje permanece más bien mal definido. Esta sección
no describe a algunos “heréticos” cuya
enseñanza errante salta a la vista claramente; ni son los legalistas de
Gálatas, los que piden la circuncisión de los Cristianos
Gentiles, dado que los términos “circuncisión”
y “circunciso” nunca se emplean en la segunda
carta(14). Ni son los “Gnósticos”
o “Docetas” (dado que no existían aún), ni
tampoco los Helenistas “teioi ándres”(hombres divinos), ni los libertinos.
Mas
bien, esos oponentes son Cristianos Judíos de Palestina o Siria que son
como el mismo Pablo- “siervos de Cristo”(15), lo que significa misioneros cuya conducta es
distorsionada(16) de la peor manera posible por
el apóstol, de manera que incluso llega a referirse a ellos como “falsos apóstoles” y dos veces como “super-apóstoles”, sin aclarar específicamente a quién
tiene en mente(17). Según 2 Cor. 3:1-3 aparentemente traen “cartas de recomendación” dirigidas a los Corintios,
que debían venir de autoridades conocidas por los Corintios, dado que no
tendrían valor si fuese de otra manera. Pablo no puede producir ninguna carta
que se pueda equiparar con esas(18). Esos
emisarios son misioneros que alaban sus cualidades carismáticas particulares y
que apuntan a sus poderes de persuasión, poder físico y salud, todo lo que le
faltaba a Pablo, incluso si es superior a ellos respecto a la retórica
literaria de sus cartas(19). Evita mencionar
nombres y no ofrece detalles específicos acerca de los que enviaron a éstos
misioneros, quienes a sus ojos están extraviando a los demás. Los Corintios
saben muy bien lo que está ocurriendo. Sólo es aclarado su lugar de origen. Son
Cristianos Judíos que son Hebreos como el
mismo Pablo (Fil. 3:5)- que aún mantienen
lazos con la madre patria.
El
principal punto de Pablo es que los Corintios están “oyendo
predicar a un Jesús diferente”, que están adoptando un espíritu
diferente de hecho, que “se han dejado embaucar por
otro evangelio”(20). La naturaleza de
este “otro mensaje” no está clara (en
contraste con Gál. 1:6)(21). Uno se podría preguntar acerca de si esta nueva
enseñanza estaba fundamentada en una forma más marcadamente “Sinóptica” que situaba las enseñanzas y milagros
de Jesús más en primera línea. En 2 Corintios 10-13
uno no encuentra ni la articulación Paulina acerca de la justificación ni,
aparte de 13:4, ninguna referencia a la cruz
de Cristo. Lo único claro es que los oponentes lo acusan de falta de dones
carismáticos y credibilidad. Esto es similar a lo ya mencionado en 1 Cor. 9:1ff., donde su valor para ser considerado
un apóstol es cuestionado además de otras severas acusaciones contra él(22). Esto tiene sentido, dado que tuvo lugar debido a
su apasionado carácter, que lo llevaba algunas veces a involucrarse en duras
polémicas, algo que no hay que pasar por alto(23).
En respuesta a las acusaciones, lo único que puede hacer irónicamente- es
señalar su “sufrimiento apostólico” en
servicio de Cristo y mostrar así que el poder del Señor (Kyrios) queda demostrado para él precisamente en
su agonizante lucha y en su debilidad(24).
Cuando consideramos esas fuertes diferencias de opinión, que tanto chocaron a
la joven congregación Paulina, sólo tenemos la opinión de una de las partes,
disgustada y sorprendida, con su particular reflexión teológica; el otro lado
no puede responder, y, por lo tanto, permanece oculto para nosotros.
Una
posterior reminiscencia de este desacuerdo está incluida en el testamento teológico de Pablo, compuesto poco
tiempo después en Corinto como Carta a los Romanos,
escrito en el invierno del 56/57 d.C., en la
cual el apóstol señala acusaciones contra él realizadas en 3:8, sugiriendo que algunos individuos mantenían
que Pablo enseñaba: “hagamos el mal, para que venga
el bien”(25). Su condena (por Dios) en el
juicio final quedará justificada(26). El juicio
en 2 Cor. 11:15 contra los “diabólicos siervos del bien” también será a ellos
aplicado: “su fin será conforme a sus obras”.
Al mismo tiempo, queda claro en Romanos que Pablo no encuentra falta, en esta
misma parte de la Carta, en Pedro, los otros apóstoles o incluso algunos que le
acompañaron durante un tiempo como compañeros misioneros, como es el caso de
Bernabé. Para él es como si no existieran(27).
Sólo trata con su propio apostolado y el éxito de su misión, que avanzaba
remarcablemente desde Jerusalem(28), incluso
aunque las cartas escritas no hacía mucho tiempo a los Corintios eran muy
explícitas acerca de la actividad de otros misioneros. Tampoco hace comentarios
acerca de la fundación de la comunidad en Roma. Simplemente reitera que hacía
tiempo quería visitarlos pero no había podido, dando a entender que la
comunidad allí ya hacía tiempo que existía(29).
Al mismo tiempo, la unidad de la iglesia la lleva en
su corazón, como se puede observar por el arriesgado viaje que realiza a
Jerusalem para entregar la colecta; sabe que su vida está amenazada y que no ha
de estar muy seguro acerca de si la congregación allí aceptará el servicio de
amor que les trae. A pesar de la tensa situación contra “los santos” en la región metropolitana Judía, no
quiere romper su promesa, típicamente Paulina(30).
Demasiada poca atención se ha prestado al creciente cisma en la posterior
actividad misionera de Pablo aquí evidente. Si uno pone aparte lo dicho en Gálatas 2, donde escribe porque se ve obligado a
ello y ofrece una respuesta a las actividades biográficas personales de los
Gálatas a los que ha de enderezar, Pablo no puede abiertamente adentrarse en
sus propias luchas personales en las comunidades nombrando a aquellos que
instigaron el problema. Lucas también elige no meterse en esos conflictos.
Parece
más bien una sospecha bien fundada que Pedro era el misionero oponente directo
de Pablo en esos años llenos de tensión que afectaron tanto a ambos después de
su enfrentamiento en Antioquia. Como ya se ha mencionado, el llamado Decreto Apostólico(31),
que Lucas presenta como la decisión al final del Concilio
Apostólico en Jerusalem, sería la reminiscencia de una decisión tomada
algunos años después entre la gente de Antioquia y Pedro en su trato con
Santiago y Jerusalem. Ésta da cuenta de una decisión acerca de exigencias
elementales para la pureza necesarias en orden a restablecer el compartir la
mesa, respecto a la Eucaristía, entre los Cristianos Judíos y Gentiles en
Antioquia (y en otras comunidades mixtas en Siria y partes de Asia Menor),
perturbadas por las objeciones de los Cristianos Judíos de Jerusalem. En Gál. 2:10 Pablo sólo menciona la petición de
ayuda, para los “pobres” que allí vivían, de
las autoridades de Jerusalem; según 2:6 no
le habría sido exigido ningún otro requerimiento. El decreto parece haber sido
promulgado un tiempo considerable después del concilio, aproximadamente 52/53 d.C., como resultado del conflicto en
Antioquia, sin la participación directa de Pablo.
En contraste, propone para Corinto, y posteriormente para Roma, una solución
muy diferente al problema que no está ligada a una estricta prohibición de toda
comida. A pesar de su libertad respecto a las constricciones legales, los “fuertes”, aliados con Pablo, actuarían
según el amor debido a los escrúpulos “legales”
de los “débiles” y debido a sus “conciencias”. En orden a impedir los peligros que
pudiesen alcanzar a los débiles, los fuertes eran animados a abstenerse
completamente de compartir comida y vino(32). La
afirmación en Romanos 14:17 “Que el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia
y paz y gozo en el Espíritu Santo”- suena a conclusión final de la
batalla acerca de (comer juntos) “sinestíein”
en Antioquia cuatro años antes aproximadamente, suceso acerca del cual los
Cristianos Romanos habrían estado bien informados.
Si
Pablo se presenta a sí mismo como “Apóstol de los
Gentiles” con éxito, que se ofreció a sí mismo a las naciones cuando fue
enviado, Pedro aparecía como el discípulo
autoritativo de Jesús y primer líder de la comunidad original en Jerusalem,
a la cabeza por encima de Pablo respecto a la “plenitud
de sus tradiciones acerca de Jesús”. Como misionero, también habría
considerado, como muy importante, transmitir las “palabras
y acciones” de Jesús, el Mesías e Hijo de
Dios, que él mismo había experimentado, a su audiencia Judía y Gentil.
Es posible que la falta de decisión del apóstol de los Gentiles para usar
explícitamente las tradiciones acerca de Jesús tiene que ver con esta
deficiencia del antes perseguidor. En tanto que enemigo anteriormente de Jesús(33), Pablo lo conoció “sólo
de manera corporal”(o, mejor dicho, lo conoció “equivocadamente”); no
tuvo experiencia personal alguna con él antes de la Pascua, mientras Pedro, en
contraste, le había conocido de muchas maneras. Cuando se refiere a la fundación
de la comunidad, Pablo también hace referencia a los “elementos
fundacionales” de la tradición de Jesús; tuvo que informar “quién era y es éste Jesús crucificado” como muestran
textos como 1 Cor. 15:3ff.; las palabras de
institución en 11:23ff., con una referencia
a “La noche en que el Señor Jesús fue entregado”;
o también Gál. 3:1; 4:4; 1 Cor. 2:2; 2 Cor. 8:9;
Rom. 1:3-4; 9:5; y 15:8(34). Aunque, por
ejemplo, en su parénesis en Romanos 12 y 13,
frecuentemente se refiere indirectamente a tradiciones acerca de Jesús, salvo
en algunas pocas excepciones no cita las palabras del Señor “expressis verbis”(35).
Respecto
a la comunidad en Roma, que quizá fuese un poquito más reciente que la de
Antioquia y, se puede suponer, fue también establecida por aquellos que
llegaron desde Jerusalem(36), aparentemente no
quería traer “las lechuzas a Atenas”. En
este punto, en comparación con Pedro y “los
apóstoles que le precedieron” en Jerusalem (Gál.
1:17), Pablo seguro se sentía en una posición inferior, aunque naturalmente
nunca lo dijo públicamente. En contraste, era en este punto donde estaba la
única fuerza del Hombre Roca, acompañado por
el carisma visible de “acciones de poder”
apostólicas, como las describe Lucas en Hechos y como son descritas en otras
partes de los evangelios sólo cuando se habla de Jesús(37).
Parece ser que ejercieron influencia decisiva entre los oponentes de Pablo en 2 Corintios.
Dicho
de otra manera, no es por casualidad que, en el mismo momento en que Pablo
entra en “rivalidad” con la misión de Pedro,
o con aquellos que éste había enviado, como queda enfatizado en Rom. 15:19 y en 2 Cor.
12:11ff., comienza a realizar “las señales y
prodigios de un apóstol”, de manera tal que aunque es “nada” “no necesita
sentarse en la última fila detrás de los super-apóstoles”, igual que los
Corintios no necesitaban tampoco asumir semejante posición respecto a las “otras
comunidades”(38). Esto habría sido
válido respecto al resto de las comunidades, y no sólo para aquellas que habían
sido fundadas por Pablo. Podría ser que la intrigante frase “super-apóstoles”(39),
después del desastroso conflicto en Antioquia, se refiera primariamente a
Pedro, sus amigos en Antioquia y Jerusalem, y sus mensajeros? Es ciertamente
posible que otros discípulos del círculo de los Doce pueda haber sido incluido
entre los mensajeros enviados por Pedro, posiblemente su hermano Andrés. La era
de los apóstoles en Jerusalem tiene su final para Lucas con el Concilio Apostólico(40).
No es por casualidad que el relato de Lucas en Hechos, salvo en una excepción(41), niegue el título de apóstol a Pablo, en
deferencia a Pedro y el círculo de los Doce, y se refiera a él meramente como
el “decimotercer testigo”(42), haga de estos dos oponentes los más grandes
hacedores de milagros después de la Pascua.
Esta
tendencia de Lucas, “auctor ad Theophilum”
para armonizar y reconciliar también clarifica una de los problemas más
intratables en Hechos, o sea, la repentina división de la narrativa entre las
actividades de Pedro y las de Pablo. Lucas asume una separación rigurosa. Deja
a Pedro cuando éste pronuncia su decisivo discurso pro-Paulino en Hechos 15:7-11 y nunca más lo menciona de nuevo,
ni una sola vez. Aunque Lucas deja que la decisiva sugerencia, que resuelve el
conflicto tan dramáticamente(43) retratado, sea
pronunciada por Santiago(44). Es él quien tiene
la última palabra; por consiguiente, es él quien apoya a Pablo en Gál. 2:9 en tanto que el más importante de los
tres pilares. Aparentemente, cerca del 48/49 a.C.
Santiago se convirte en el personaje más importante en Jerusalem. Como tantas
otras muchas veces, Lucas está aquí más cerca de la verdad de lo que muchos
están dispuestos a reconocerle. El círculo de los Apóstoles desaparece con
Pedro igualmente, lo que significa “el grupo para
el que funciona como líder”, según Lucas. En el capítulo
15 son mencionados cinco veces más, siempre relacionados a los “ancianos”, y es con este grupo que envían la carta
que contiene el Decreto Apostólico a “los hermanos en Antioquia, Siria, y Cilicia”(45). En contraste a la mención de los apóstoles, los “ancianos” se muestran de nuevo como el círculo que
trabaja con Santiago durante la visita de Pablo a Jerusalem durante la Fiesta
de las Semanas (Pentecostés) en el 57 d.C.(46). Los trece capítulos que siguen al concilio, Hechos 16-28, están dedicados solamente a la
misión a los Gentiles. Pedro y los apóstoles desaparecen por completo.
Con
cierta consciencia de lo que está haciendo, Lucas presenta a Pablo como sucesor de Pedro, aunque el “partido de Cefas” en Corinto y la ulterior expansión
de la autoridad Petrina muestran que su papel fuera de Eretz Israel aumentó, no
decreció. Esto significa que Lucas injustamente en
términos históricos- permite que Pedro sea
puesto detrás de Pablo. Al menos la situación en Antioquia era justo lo
contrario y se puede asumir que lo era igualmente no sólo allí. Pablo ya
encuentra Cristianos en Roma, aunque Lucas no dice
nada acerca de cómo llegaron allí(47).
Según Lucas, Pedro estableció la misión a los Gentiles al borde de la región
Gentil en Cesarea(48), en la casa de Cornelio, aunque Lucas guarda total silencio acerca
de cualquier viaje (misionero) y visitas a las comunidades fuera de Palestina(49). Lucas sabe mucho más
acerca de lo ocurrido de lo que escribe. De esta manera llega a una
clara ruptura geográfica y temporal entre la actividad de Pedro y la de Pablo.
Lucas evita mencionar a Teófilo el difícil desacuerdo en Antioquia y las
tensiones que persistieron durante años después, que acompañaron la misión
Paulina desde ese momento y que pueden ser detectadas en sus cartas, en 1 Corintios, Gálatas, y 2 Corintios, e incluso en
observaciones individuales en Romanos y Filipenses. Esos comentarios son debidos a la
manera como el Hombre Roca se abrió camino en
la misión Cristiano-Gentil territorio de Pablo. Esta profunda ruptura y el
consiguiente silencio de Lucas respecto a ésta, que nos resulta tan irritante,
sirve para realizar una comparación entre los dos misioneros más importantes y
sirve para mantener la paz en la iglesia durante los años más difíciles
posteriores al 70 d.C., un periodo cuando la
iglesia comenzó a expandirse con éxito de nuevo(50)
aunque, al mismo tiempo, era tentada y amenazada de muchas maneras(51).
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1. W.
Schrage, “Der erste Brie an die Korinther”,
EKKNT 7/1 (Zurich, 1991), 144-45, usando la argumentación de M. Karrer, “Petrus im paulinischen Gemeindekreis”, ZNW 80
(1989): 210-31 (211ff.), subestima el papel del “Grupo
de Cefas” y también la importancia de Pedro y los eventos negativos
resultantes del conflicto en Antioquia. Si las divisiones y (peleas; cf. 1 Cor. 11:19: facciones)
eran sin importancia y fácilmente eliminadas “quantité
négligeable”, como asume Karrer, entonces por qué Pablo las menciona
como primer punto de irritación al comienzo de la carta y las relaciona, de
manera similar a Gálatas, con la cuestión básica acerca del significado de la
Cruz de Cristo para la salvación (1 Cor. 1:13)?
Y respecto a 1 Cor. 9:1-5, quién habría sido
lo suficientemente influyente como para cuestionar su apostolado, sino el grupo
de Cefas. El exégeta no ha de caer en el mismo error que Lucas, o sea, el de
minimizar y armonizar este conflicto en el Cristianismo temprano. Entre 1 Cor. 15:5, que se refiere a Pedro como primer
testigo de la resurrección, información que Pablo compartió años antes cuando
estableció la comunidad de Corinto, y 15:11,
con su referencia a la unidad fundacional del kerygma
compartido por todos los que lo proclaman, hay una sorprendente ambivalente auto-alabanza que el apóstol ofrece en 15:9-10. Por qué pensaba Pablo que era necesario
decirle esto a los Corintios? No creo que se tratase meramente de “alguna gente no descrita”, que posiblemente fueron
llevados a Corinto, y fueron identificados con Pedro, sin que él estuviese
involucrado directamente” (Schrage, Brie fan die
Korinther, 145). Schrage olvida la confrontación en Antioquia unos años
antes y su impacto en la misión Paulina. Debido a la sin
igual importancia de Pedro, Pablo no puede polemizar contra él o contra
Jerusalem públicamente. Ni podía ni quería romper completamente con Jerusalem,
dado que el evangelio de ahí salió. Debido a su posición como forastero, “evade”,
en la medida de lo posible, una “polémica directa
contra la gente y regulaciones de la comunidad original”. “La historia de esta crítica contra Pedro en Gál. 2:11-14 es
relatada debido a la urgente necesidad de luchar por el alma de los Gálatas, y
está construida muy cuidadosamente”, según la apta opinión de H. Lietzmann,
Kleine Schriften II, 297. Gálatas,
posiblemente escrita entre 1 Corintios y 2 Corintios, hace evidente que la
herida está aún abierta.
2. También
1 Cor. 3:10ff. y Rom.
15:20: “Para no construir sobre los cimientos
que otros habían puesto”, se refiere indirectamente a esto. Pablo era
consciente de la particular importancia del nombre “Pétros”.
Sobre esto, ver A.M. Schwemer, “Verfolger”,
185-86, y P. Vielhauer, “Paulus und die
Kephaspartei in Korinth”, NTS 21 (1975): 348-49 (=Vielhauer, “Oikodome”, 177-78).
3. Sobre
la visita de Apolo, ver Hechos 18:24. La
secuencia de nombres en 1 Cor. 1:12 y 3:22
puede apuntar al orden de las visitas. Apolo vino a Corinto antes que Pablo
llegara a Éfeso. Estuvo más cerca del apóstol de los Gentiles que de Cefas. Hay
que señalar que el nombre Cefas no aparece en 3:4-9
sino que resurge de nuevo sólo en 3:22; cf.
, también 16:12: Pablo espera que una nueva
visita de Apolo tendrá un efecto positivo sobre las comunidades en Corinto,
aunque no hay posterior mención de Cefas. Pablo lo valora aparentemente mucho
menos, a pesar de (o quizá precisamente por) su gran importancia. Los problemas
en Corinto no son debidos a lo que estaba haciendo Apolo sino mucho más
probablemente debido a los radicales “personajes
antinómicos Paulinos”, por un lado. En contraste, Santiago, que no es un
extraño para los Corintios (15:7; cf. 9:5), ya no juega papel alguno aquí, en contraste
con Galacia, donde es personaje líder.
4. Hechos 20:31 tiene a Pablo hablando de una
estancia de tres años en Éfeso, según Lucas,
y 19:10 informa que esta visita incluía dos
años de enseñanza en la escuela de Tirano, que Pablo había arrendado. Antes de
esto, habría pasado casi tres meses en discusiones en la sinagoga (19:8). Sobre el fundamento de 2 Corintios 1 y Hechos
19:23ff., uno ha de asumir que su actividad en Éfeso terminó
violentamente, y es posible que hubiese sufrido un corto encarcelamiento
durante el cual posiblemente- fue escrita Filipenses. Ver 19:21-22.
5. Una
estancia de Pedro en Corinto es posible según E. Meyer, “Ursprung und Anfänge des Christentums”, vol. 3 (1923; repre., Darmstadt, 1962), 44, n. 1;
H. Lietzmann, “Kleine Schriften II, 289;
C.K. Barrett, “Cephas and Corinth”, en “Abraham unser Vater”, FS O. Michel, ed. O. Betz et
al., AGSU 5(Leiden, 1963), 1-12, y P. Vielhauer, “Kephaspartei”,
341-52 (= Vielhauer, “Oikodome”, 169-82).
Vielhauer enfatiza correctamente que “el partido de
Cefas jugó un papel clave en el conflicto entre los partidos en Corinto”
(341-42/170). Ver “Obispo Dionisio de Corinto”
en Eusebio, Hist.
Eccl. 2.25.8: Pedro y Pablo (como en Roma) también “comenzaron a
sembrar en nuestra ciudad de Corinto”.
6. Primera
Cor. 9:1ff.; cf. 2 Cor. 10:1-6; 11:5;
12:11-12; Gál. 1:1.
7. Primera
Cor. 15:9-10; cf. Rom.
15:17-21.
8. Primera
Cor. 3:21-22; cf. 1:31;
2 Cor. 10:17 = Jer. 9:23-24.
9. Primera
Cor. 9:3-18; 2
Cor. 11:7ff.; 12:13.
10.Primera
Cor. 9:5, 14; referente al deber de tener cuidado de los que allí
estaban, ver también Lucas 10:7 = Mat. 10:10.
Por otro lado, ver Fil. 4:12-18 referente a
Pablo como pionero. Sobre el oficio de Pablo, ver Hechos
18:3.
11.En el punto más alto de esos
(ellos, aquellos) está Cefas, como primer testigo de la resurrección, aunque
los Doce y el hermano del Señor, Santiago también son incluidos. La “verdad” del “evangelio”
que es constitutiva de la comunidad mencionada en 1
Cor. 15:1ff., establece la unidad de la iglesia, a pesar de todos los
cismas y dificultades.
12.Cf. También Fil. 1:14-17 y 1 Cor.
3:21b-23: “Todo es vuestro: ya sea Pablo,
Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro
.., todo es
vuestro. Y vosotros sois de
Cristo, y Cristo, de Dios”. La última frase es decisiva. Las
considerables tensiones entre Pablo y Cefas no afectan a esta afirmación de
ninguna manera.
13.Cf. Gál.
2:12. Pablo continúa hablando en 1 Cor. 16:1
acerca de la colecta en el Sur de Galacia y en 2
Cor. 8 y 9. Es posible que los mensajeros de Jerusalem tomasen el dinero
con ellos.
14.Respecto a 1 Corintios,
encontramos “circunciso” dos veces en 7:18 y “circuncisión”
en 7:19, aunque no dentro de un contexto de
situación de conflicto agudo, sino más bien en un contexto pastoral. En Romanos
“peritomé” (circuncisión) es usada catorce
veces, ocho veces en Gálatas, y “circunciso”
seis veces. El término “nómos” ley, no aparece
en 2 Corintios; en su lugar aparece sólo “carta”, en 3:6-7,
contrastada con “pneúma” espíritu. El no
prestar atención a esta distinción ocasionó el error en la descripción de Pedro
por F.C. Baur, seguido de H. Lietzmann, “Kleine
Schriften II”, 287-91, cuando sugiere que Pedro se mostró “después de una duda inicial como un profundo Judaizante”(287)
y supuestamente buscaba junto a Santiago, usando “emisarios
Judíos, para Judaizar” las comunidades de la misión de Pablo. Santiago era supuestamente “el
líder que dirigió el envío de esta propaganda, mientras Pedro estaba al tanto
en el campo de la misión”(288). Las complicadas relaciones en el
Cristianismo temprano están demasiado simplificadas aquí. En contraste, es
correcta la observación que el conflicto en Antioquia
resultó en “una dura ruptura entre los dos líderes
de la misión Cristiana”(288). El único punto es que el tema
posteriormente ya no era la cuestión acerca de la ley Judía. En un cierto nivel
trataba con profundas heridas personales.
Más importante, involucraba la cuestión de quién tenía la autoridad decisiva en
las comunidades misioneras. En mi opinión, esto incluía el significado autoritativo de la tradición ética de Jesús,
contrastada con la teología Paulina de la cruz. Si la disputa hubiera
sido acerca de la validez de la ley Judía como camino de salvación, las Cartas
a los Corintios habrían tenido un aspecto completamente diferente. Según Rom. 3:8, en un pasaje que vino a la existencia en
Corinto poco después de 2 Cor., alguien había acusado a Pablo de abogar a
favor del libertinaje. Los agravios éticos en Corinto, que parecen estar
conectados a una errónea comprensión de lo que quería decir Pablo con estar
libres de la ley (1 Cor. 6:12ff.; 7:19; 10:23; cf.
3:21-23), podrían haber dado lugar a semejantes acusaciones. Parece ser
que éstas también tenían que ver con una interpretación falsa de la enseñanza
de Pablo acerca de la ley; sobre esto, ver las declaraciones correctivas en 1 Cor. 6:9-13; 7:19 y Gál. 5:6,13ff., 25. Las
experiencias de los Corintios pueden estar detrás de todo esto igualmente. Hay
un claro fundamento para la formulación de la nueva ética en Romanos 6 y 12:1ff. Lietzmann considera la
posibilidad que Pedro viajase desde Corinto hasta Roma, y estuviese viviendo en
Roma cuando la carta a los Romanos: “Pedro llegó allí
antes que él llevando consigo su gran autoridad” (Kleine Schriften II, 290). Este tema puede
permanecer abierto.
15.Segunda
Cor. 11:22. Sobre el término “Ebraioi”
(Hebreos), ver M. Hengel “Kleine Schriften III”,
19-22.
16.Segunda
Cor. 11:12-15. Sobre 11:14, cf. Marcos 8:33 y Mat. 16:23.
17.Segunda
Corintios 11:13; 11:5; 12:11; ver el nº 40 más abajo. Apuntando en la
dirección correcta tenemos a M.E. Thrall, “The
Second Epistle to the Corinthians”, vol. 2, ICC (Edinburgh, 2000),
667-76, 926-45: Los mensajeros “forman parte de la
misión Petrina a los Judíos (cf. 1 Cor. 9:5)”. Sobre 11:16, señala: “La
misión Petrina, si quería progresar con éxito hacia el oeste, más allá de
Palestina, hubo de haberse servido de miembros que hablaran Griego”(941).
Thrall podría haberse referido igualmente a Antioquia como estación intermedia
y a la ruptura que tuvo lugar por parte de Pablo con esta comunidad que se puso
del lado de Pedro. Ver también su estudio “Super-Apóstoles,
Siervos de Cristo, y Siervos de Satán”, JSNT 6 (1980): 42-57. Le sigue
T.V. Smith, “Petrine Controversies”, 193-95.
Ver E. Meyer, “Ursprung”, 432-59: “La
Segunda Carta a los Corintios es un ejemplo viviente del conflicto entre la
concepción original del Cristianismo, tal y como fue modelado por Pedro y los
Doce, y la alteración forzada por Pablo. El cuadro de un desarrollo pacífico y
armonioso, que Lucas se ve forzado a describir después de la horrible
catástrofe de la persecución a cargo de Nerón debido a las necesidades
religiosas que se desarrollaron después de este tiempo, no se corresponde con
la realidad de ningún modo. Más bien, ambas partes entraron en conflicto con
tremenda amargura
. El conflicto personal no pudo ser superado; una
reconciliación entre Pablo y Pedro estaba completamente excluida” (459). Aunque
habría llevado años para que las heridas sanasen. M. Karrer, “Petrus im paulinischen Gemeindekreis”, ZNW 80
(1989): 210-31, niega completamente que hubiese ningún conflicto (211, n.6),
pasa por alto el hecho que hay situaciones altamente significativas de
conflicto en el cual los nombres de los oponentes no se mencionan a propósito o
son reducidos a “algunos”(tinés); 2 Cor. 3:1; 10:2, 12; Gál. 1:7; 2:12; Rom. 3:8; cf. Fil.
1:15). Semejante silencio acerca de los nombres de los oponentes se
aplica a Pablo en Gálatas y Filipenses, a 1 y 2
Juan, 1 Clemente, la correspondencia de Ignacio, y los Esenios de Qumran. Es parte de la antigua
polémica. Los peores opositores no son mencionados: esto queda claro en Ign., “Esmirna. 5:3: estos nombres no están escritos; de
hecho, uno no ha de pensar en ellos hasta que se arrepientan; cf. 7:2. Sobre
esto, cf. M. Hengel, “Johanneische Frage”,
141-42. Quién podría haber aparecido con semejante autoridad, ya que el
movimiento de Jesús ya existía desde hacía aproximadamente cinco años en
Corinto, para crear semejantes dificultades a Pablo, sino los emisarios de la
misión Petrina?.
18.Estas cartas de
recomendación podrían venir de Pedro, quien había visitado la comunidad.
19.Segunda
Cor. 10:7-11.
20.Segunda
Cor. 11:4. Es posible que los mensajeros de Pedro conectasen la
comunicación del Espíritu de manera especial con fenómenos extáticos, tal y
como está detallado en Hechos 2; 4:31; 10:44; 11:15; cf. Joel
2:28-32 y Hechos 2:17-21, que los
Corintios tenían en más alta estima.
21.Sobre esto ver M. E. Thrall,
“Second Corinthians”, 667-71. En esta
sección señala, “Los misioneros rivales representaban
una rama de la misión Cristiana cuya política tiene cierta afinidad con el
aspecto de la misión final en el Evangelio de Mateo: Mat. 28:16-20”. A esto pertenece (1) el encargo de
misión mundial, ya no limitada a la misión Judía; (2) Jesús en tanto que “ser de poder y gloria”; (3) obediencia respecto a
los mensajeros de Jesús, fundamentados en la Torah; (4) experiencias especiales
del Espíritu; y (5) acciones demostrables de Justicia. “El principal problema en Corinto era la auto-exaltación de los
oponentes, y la impresión favorable que causaron”. El resultado fue “un efecto en detrimento sobre la propia autoridad de Pablo”
(669-70). Copntra E. Grässer, “Der zweite Brie fan
die Korinther”, Vol. 2, “Kapitel
8,1-13,13, ÖTK 8/2 (Gütersloh, 2005), 128, que llega de nuevo a la cuestionable
hipótesis Gnóstica, la naturaleza exacta de la “enseñanza
errónea” que Pablo rechaza no está clara en 2
Corintios 10 y 11. La enfadada y, hasta cierto punto, polémica
irónicamente amarga, con insuperable agudeza, y forma de “discurso de un loco”, no permite detectar
claramente el contorno de la enseñanza del oponente.
22.Segunda
Corintios 10:2: actuando “según la carne”
o “estrategias carnales”; cf. 1:17; 5:16; extralimitarnos en elogios personales:
10:13, etc.
23.Segunda
Corintios 11:2: “Celoso estoy de vosotros,
pero con celos de Dios”; 29b “Quién desfallece sin que desfallezca yo”, cf. Gál. 5:11; Filp. 3:2; 1 Cor. 16:22; 1 Tes. 2:15, y otras.
24.Sobre esto ver, ver U.
Heckel, “Kraft in Schwachheit. Untersuchungen zu 2
Kor 10-13”, WUNT 2/56 (Tübingen, 1993).
25.Ver particularmente Rom. 3:5-8 y cf. 6:1;
7:7; 11:1. Su mensaje acerca la libertad respecto a la ley, que fue
entendida por algunos radicales “Paulinistas” de manera perjudicial a la ética,
hizo que algunos le acusaran de incitar al libertinaje.
26.240Rom.
3:8: “merecen ser condenados”; 2 Cor. 11:15: “su fin
será conforme a sus obras”. Cf. 1 Cor.
3:12-15, igualmente, para el juicio acerca de aquellos que construyen,
con varios niveles de calidad, sobre el fundamento que Pablo estableció, y cuya
obra no supera la prueba del fuego: “aquel cuyo
edificio sucumba bajo las llamas, sufrirá daño”, v. 15.
27.Dejando aparte Rom. 16:1-23. Si esos versículos están dirigidos a
Roma (y no, como es menos probable, a Éfeso), se aplican especialmente a la
casa de la comunidad de Prisca y Aquila (v.3)
y, en versículo 7, a Andrónico y Junia (un
matrimonio?); la fórmula “mis paisanos y compañeros
de prisión, insignes entre los apóstoles”, es históricamente un
rompecabezas sin resolver. Es la única vez que “apóstoles”
(en plural) se usa en toda la carta; la palabra aparece en otra parte en la
carta sólo en 1:1 y 11:13,
en referencia a Pablo mismo. La conclusión-advertencia en Rom. 16:17-20 menciona a gente que trae
disensiones y ofensas, en referencia a la enseñanza, y a los que extravían a
sus ingenuos oyentes “con palabras lisonjeras y
aduladoras seducen los corazones de los sencillos”. Aquí , igualmente,
Pablo señala tensiones que espera encontrar en Roma, posiblemente en otras
casas-comunidades. Son éstas las razones por las que Lucas nunca informa en Hechos 28 acerca de las otras comunidades
localizadas allí, con la excepción
de v. 15? Excepto para Hechos 21:18-26, Lucas informa que la situación es
similar para Pablo en Jerusalem. Una situación diferente se asume para Hechos 21:10-16 y la breve mención en Cesarea, en 24:23.
28.Rom.
15:19; sobre esto, cf. Hechos 22:17
y, contra esto, Gál. 1:15-23.
29.Rom.
1:13; 15:22.
30.Cf.
Gál. 2:10; 1 Cor. 16:1, 15; 2 Cor. 8:4; 9:1, 12; Rom. 15:25-31.
31.Hechos
15:19-20, 28-29; cf. 16:4; 21:25. El
hecho que, en lugar de Bernabé, Silas/Silvano acompañen a Pablo después del
concilio en Jerusalem hace poco probable que la separación de Antioquia tuviese
lugar antes del segundo viaje misionero (cf. 15:40-41).
Tuvo lugar después de este viaje; ver Hechos
18:22-23, un texto muy corto indescifrable, que se refiere a una muy
breve visita a Jerusalem y a una estancia más larga en Antioquia. Lucas escribe
aquí con una lacónica brevedad sorprendente. Sabía muy bien lo que había
ocurrido allí.
32.Primera
Cor. 8:1-13; cf. Rom. 14:15-23. En 1
Corintios habla de “conciencia”: 1 Cor. 8:7, 10, 12; 10:25-29; en Rom. 14:1, 22-23 habla de “fe”. Sobre esto, ver V. Gäckle, “Die
Starken”.
33.Hechos
9:4; 22:7; 26:14; cf. 2 Cor. 5:16-17.
La referencia al “conocimiento personal” de
Cristo puede estar relacionado con un “hipotético”
cargo de sus oponentes.
34.Ver M. Hengel, “Das Mahl in der Nacht”, “in
der Jesus ausgeliefert worde” (1 Cor. 11:23),
en “Le Repas de Dieu/Das Mahl Gottes, ed. C. Grappe, WUNT 169 (Tübingen, 2004),
115-60 (118ff). Segunda Corintios 5:16 no ha
de ser citado contra esta situación.
35.No es por casualidad que
esto se menciona en 1 Corintios, donde
batalla a favor del orden moral en la comunidad: 7:10,
cf.v. 25; 9:14; cf. También 1 Tes. 4:15 y 5:2.
Referente a la tradición de Jesús en la parénesis Paulina, ver la discusión a
cargo de D. Wenham, “Paul: Follower of Jesus or Founder
of Christianity?” (Grand Rapids, 1995).
36.Ver Hengel y Schwemer, “Paul”, 257-60. Lazos muy cercanos existían para el
Judaísmo entre Jerusalem y Roma desde la captura del Templo de Jerusalem por
Pompeyo en el 63 a.C., que trajo a muchos
Judíos a Roma como prisioneros de guerra. La comunidad en Antioquia fue
establecida cerca del 36/37 d.C., la de Roma
en tiempos de Calígula (37-41).
37.Cf. Las historias de
milagros que narra Lucas en Hechos 5:15-16; 9:32-43;
sobre esto ver Marcos 6:7, 12-13.
38.Referente a los “señales apostólicas”, ver E. Grässer, “Der zweite Brie fan die Korinther”, 220 ff.: Pablo
se presenta a sí mismo como “personaje pneumático por
excelencia”(2229. Habría dicho esto en oposición a un “grupo Gnóstico opositor” que no puede ser de otra
manera re-construido? Semejante grupo no existía en este tiempo aún (ver M.
Hengel, “Kleine
Schriften III”, 473-510). No eran los actos de poder y las señales
más comunes en la comunidad original y realizados por aquellos apóstoles que
habían sido enviados por Jesús?
39.Cf. 2
Cor. 11:5: “creo que no soy en nada inferior a
aquellos superapóstoles” y 11:23: “ministros de Cristo? voy a decir una locura- Yo más que
ellos!”. La expresión que se refiere a los superapóstoles recuerda Gál. 2:6: su juicio demuestra que se distancia
claramente (de aquellos que eran reconocidos como
líderes - lo que fuesen no hacía ninguna diferencia para mi), y 2:9: “aquellos que eran
considerados como columnas”.
40.Respecto a Andrés, ver Juan 12:22. Según una historia que circulaba
durante el siglo segundo, el apóstol deja Jerusalem doce años después de la
resurrección de Jesús. Esto puede apuntar hacia la época de persecución a cargo
de Agripa (Hechos 12:1ff); Hengel y
Schwemer, “Paul”, 256-57; cf. R. Riesner, “Die Frühzeit des Apostels Paulus”, WUNT 71
(Tübinben, 1994), 106, de acuerdo con A. v. Harnack.
41.Hechos
14:4, 14. Seguramente Lucas hace esta excepción muy conscientemente.
42.Sobre Pablo como “testigo”, ver Hechos
22:15; 26:16 y el estudio de C.
Burchard, “Der dreizehnte Zeuge”, FRLANT 103
(Göttingen, 1970).
43.Cf. Hechos
15:1, 5, 7.
44.Hechos 15:13-21.
45.Hechos
15:22-23; cf. 16:4. Esta es la última vez
que Lucas usa el colectivo “apóstol”. Esta construcción de Lucas tiene sus
razones.
46.Hechos
21:18.
47.Hechos
28:14-16. Pablo no menciona en la Carta a
los Romanos qué grupo estableció la comunidad y quienes eran los
fundadores. Asume que ya había una larga historia de esta comunidad (Rom. 1:1-15; 15:22) aunque alaba solamente su
propia actividad misionera desde Jerusalem hasta Iliria, y enfatiza que no
quiere entrometerse en territorios misioneros de otros, “de manera a no construir sobre los cimientos que otros
habían puesto”(Rom. 15:10-20; cf. 1 Cor.
3:11). Incluso aquí hay una alusión a la misión Petrina, con la
consiguiente rivalidad ocasionada.; cf. Fil.
1:15-16, y otros pasajes igualmente.
48.La ciudad portuaria era
considerada una polis Helenística desde que fue re-establecida por Herodes,
cundo reemplazó la antigua Torre Fenicia de Estrato,
un lugar donde los intereses Judíos y Gentiles estaban enfrentados. La ciudad
era la puerta de entrada al Oeste; ver E. Schürer et al., “History”, 2:115-18. El conflicto entre Judíos y
Sirios en la ciudad ocasionó el comienzo de la
Guerra Judía en el 66 d.C.
49.Hechos
12:17: “salió y marchó hacia otro lugar”
es expresado conscientemente por él de manera indefinida. Lucas seguramente
estaba bien informado acerca de los elementos básicos del viaje realizado por
Pedro. Cf. Hechos 8:14-25 y 9:32-11: 18, referente a los viajes de Pedro en la
Palestina Judía.
50.Ver la última frase en
Hechos 28:31 y la promesa en 1:8.
51.Cf. Hechos
5:41; 14:19; 20:29-30; cf. Lucas 21:12-19.
Se podría asignar una fecha al evangelio y Hechos entre el 75 y el 85 d.C. Ver M. Hengel, “Der Lukasprolog und Seine Augenzeugen. Die Apostel,
Petrus und die Frauen”, en “Memory in the
Bible and Antiquity”, ed. S.C. Barton, L.T. Stuckenbruck, y B.G. Wold,
WUNT 212 (Tübingen, 2007), 195-242.
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