domingo, 21 de agosto de 2016

EL ÁRBOL DEL CONOCIMIENTO

LOS ÁRBOLES
Qué significado tiene el árbol como símbolo? Aunque sería muy largo entrar en detalles se pueden exponer algunas interpretaciones. Todas las culturas tenían un árbol como símbolo en su tradición. Los Celtas tuvieron el Roble, los Escandinavos el Fresno y el árbol cósmico Yggdrasill, que tiene sus raíces en el centro de la tierra, donde está el infierno (Völuspa, 19; Grimnismal, 31); en la India el Ficus, etc. En las asociaciones mitológicas entre dioses y árboles están las de Attis =Pino; Osiris, el Cedro; Jupiter la Encina….etc. Un árbol, según M. Eliade, representa, en un sentido amplio, la vida en el cosmos, su densidad, crecimiento, generación y re-generación; vida continua como equivalente a la inmortalidad. Según Eliade, este concepto de “vida sin muerte” es traducido ontológicamente como “realidad absoluta”. Por lo tanto el árbol deviene esta realidad como centro del mundo, árbol cósmico, etc. Otro simbolismo, derivado de su verticalidad, es como “axis mundi” que va desde el mundo subterráneo(las raíces) al cielo, y también está relacionado con la escalera y la montaña. En el Cristianismo el árbol está relacionado con la Cruz y algunas veces con el Árbol de la Vida. Hay muchas otras interpretaciones pero sería muy largo entrar en ellas.

En lo que concierne a la historia del Génesis, el autor J (Yahvista), según los indicios en el relato de Adán y Eva, está claro que el autor ha combinado y adaptado tradiciones literarias que existían desde mucho antes de su época. Si uno compara la narrativa del Génesis 2-3 con textos similares en el Cercano Oriente es posible formar una idea general del tipo de fuentes utilizadas por el autor de J y el significado temprano de esos materiales. Aunque no se ha podido encontrar un texto antiguo paralelo con todos los rasgos de Gén. 2-3. Este texto parece más bien reflejar una variedad de temas mitológicos que originalmente pertenecían a diferentes fuentes. En la Épica de Gilgamesh uno encuentra algunos sorprendentes paralelos el relato de Adán y Eva. Tanto Adán y Eva como Enkidu son creados de la arcilla y puestos en una situación de armonía con el mundo natural. Enkidu corre desnudo con las gacelas y no sabe nada de sexo; Adán está desnudo en la presencia de una mujer, aunque, infantil, no experimenta la vergüenza. Ambos, Adán y Enkidu son “iniciados” en una nueva forma de vida por una mujer: Enkidu tiene relaciones con la prostituta del templo; Adán toma y come el fruto que le da Eva. Después de esta iniciación se le dice a Enkidu, “Sabio eres, O Enkidu, como un dios eres”. A Eva se le dice que como resultado de comer el fruto prohibido, “se abrirán tus ojos; serás como los dios(es) conociendo el bien y el mal”. Como resultado tanto Enkidu como Adán experimentan una “caída” de la existencia bendecida de la simplicidad infantil y vienen a formar parte del “mundo real” de los adultos donde la responsabilidad, el dolor, las dificultades han de ser soportadas, y finalmente la realidad de la muerte enfrentada. Finalmente, hay una interesante similitud en que la prostituta viste a Enkidu antes de alejarlo de su hogar en la estepa, y como Yahvé hace vestidos para Adán y Eva cuando los expulsa del Jardín del Edén.

La comparación sugiere que la experiencia sexual puede haber sido más prominente en la forma pre-J de la tradición. En el relato sobre Enkidu, la iniciación es específicamente sexual en naturaleza. Esto da lugar a la posibilidad que el fruto prohibido del árbol del “conocimiento del bien y del mal” simbolizara experiencia sexual. De hecho, el verbo “conocer” usado en este punto tiene lugar muy frecuentemente en la Biblia en referencia a la relación sexual. Antes de la experiencia prohibida, por ejemplo, el hombre y la mujer están desnudos y no sienten vergüenza. O sea, son como niños no conscientes de su sexualidad. El simbolismo sexual puede también estar indicado por la presencia de la serpiente que tiene lugar como símbolo fálico en el antiguo Oriente Medio y en otras partes del mundo. Finalmente, los castigos que caen sobre la mujer están relacionados con su deseo sexual y su papel como madre (Gén. 3:16). Mientras el castigo que cae sobre el hombre no es tan directamente sexual, involucra el papel del varón adulto en ganar el pan, un papel que el hombre joven asume cuando madura sexualmente.

Podría ser que en una forma temprana el relato de Adán y Eva tratara con la transformación por la que todo ser humano pasa cuando experimenta el sexo, dejando atrás la infancia y entrando en la edad adulta. Es muy importante señalar que esta etapa temprana del mito, la experiencia de iniciación no era vista como un pecado. Es cuando el autor J se hace cargo del relato que hace de esto un pecado y sus consecuencias. No esta la única manera como J modificó el relato. Parece que J no entendió el acto simbolizado en el comer del fruto del árbol del conocimiento como iniciación sexual. Se puede observar esto en Gén. 2:23-24 donde la sexualidad es afirmada de manera positiva antes de la escena de la tentación. Así, en la forma que J da al relato el acto involucrado es un pecado que resulta en una “caída”, aunque este acto no es ya identificado con la introducción a la experiencia sexual.

Génesis 2-3 contiene otros temas además de los que encontramos en el relato de Enkidu. Sobretodo el concepto de cierta comida que al comerla da lugar a la inmortalidad. Este tema se encuentra en el mito de Adapa y en la épica de Gilgamesh. Ambos textos están de acuerdo con Gén. 3 en que algo desafortunado ocurrió que hizo imposible que los seres humanos pudiesen comer esta comida maravillosa. Como resultado la muerte es nuestro destino inevitable. Otra idea es que el ser humano está hecho de arcilla aunque contiene un elemento divino. Esta visión se encuentra en la Épica de Atrahasis así como en Génesis 2. En ambos textos el ser humano fue creado en orden a realizar trabajos agrícolas. En Atrahasis este trabajo es para beneficio de los dioses, mientras que el Dios bíblico no es dependiente del trabajo de las criaturas sino que siembra un jardín en beneficio de los seres humanos.


Por lo tanto, el significado que el autor de J intenta transmitir mediante el relato de A y E es que queremos actuar independientemente de Dios, mediante nuestra propia iniciativa, y al actuar así atraemos sobre nosotros todo tipo de problemas que limitan el potencia para una vida completa. La antítesis de A y E es Abraham que “hizo como Dios le había ordenado”. Por lo tanto, mirando este contra-ejemplo de Abraham la naturaleza esencial del pecado de A y E es bastante simple: desobediencia. Tiendo a pensar que las tradiciones Cristianas que han identificado la relación sexual con el “pecado original” confunden aspectos derivados de dos etapas muy distintas cuando tratan con estas tradiciones.     

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