lunes, 10 de julio de 2017

MOISÉS, UN PRÍNCIPE NUBIO?
Las inscripciones y documentos que datan de los reinados de Merenptah (1213-1203) y Seti II(1200-1194) dan testimonio del nombre de un príncipe Mss, (o ), medio-hermano de Seti II y virrey de la provincia de Kush. Cuando murió Merenptah, éste tomó aparentemente el poder y reinó algunos años como faraón bajo el nombre de Amenmes, antes de ser expulsado del trono. Existe posiblemente un testimonio de Amenmes en el santuario de Timna, en el sur del Negev, lo que algunos toman como el testimonio de una huida del usurpador a Canaan. Pero los datos son poco seguros. A parte del nombre el único lazo eventual de Messouy con el Moisés bíblico reside en el hecho que éste habría esposado, según el libro de los Números (cap. 12), a una mujer Kusita. Pero este matrimonio es criticado por los cercanos a Moisés puesto que se trata de una mujer extranjera. Los lazos entre el príncipe Nubio y Moisés se mantuvieron desde entonces.

MOISÉS, DIPLOMÁTICO BAJO RAMSÉS?
Bajo Ramsés II, y quizá bajo Ramsés III, un Semita, originario de Bashan en Transjordania, ocupa la importante función de maître real. Su nombre semita es Ben-Ozén (, tiene dos nombres Egipcios: Mery-Ono  (Ra-msés-em-per-Re
(Ramsés en la casa de Re>); en este último nombre aparece el elemento moisés. Encargado por el Faraón de tareas diplomáticas, el nombre de este funcionario aparece en un fresco, en Timna, bajo la imagen de Ramsés III y Hathor: inspecciona las minas de turquesa. Intervino aparentemente como mediador en un conflicto que oponía a los explotados Shasu a los inspectores Egipcios. Esta intervención a favor de los trabajadores maltratados evoca la historia bíblica de Moisés, sin embargo no se menciona nunca una huida, o de una sublevación de estos Shasu bajo su mando. Los paralelos con la tradición bíblica están igualmente limitados.

MOISÉS Y AKHENATON
El rey Akhenaton (Amenophis IV, 1344-1328) es, a menudo, considerado como el fundador del monoteísmo. Y, dado que los textos bíblicos hacen de Moisés el fundador de la religión del Dios único, un acercamiento entre los dos personajes es tentador. Se ha imaginado a Moisés como discípulo de este Faraón o como el mismo Akhenatón. Estos intentos pertenecen más bien a la “ciencia ficción”, no están ni respaldados por los documentos Egipcios, ni por los textos Bíblicos.

Los orígenes y móviles de la revolución monoteísta de Amenophis IV sólo son parcialmente conocidos. Los motivos políticos jugaron, sin duda, un papel importante: el clero de Amón estaba ávido de poder, lo que habría dado al nuevo Faraón la idea de hacer desaparecer el culto de Amon. Por lo tanto, los cambios religiosos que introdujo superaban ampliamente el conflicto con un clérigo en particular. El año sexto de su reinado, abandona la capital de Tebas y se instala en Akhetaton (Tell el-Amarna) que vino a ser una ciudad santa dedicada a la única veneración de Aton, el disco solar. El rey cambia su nombre real por el de Akhenaton y pone en marcha una gran empresa iconoclasta que tiene como meta antes que nada borrar toda huella de Amon y también de los otros dioses. El himno de Aton muestra una especie de monoteísmo cósmico que prefigura el deísmo de algunos representantes del siglo de la luces: Aton-la-luz es el dios único que crea de sí mismo millares e formas (los rayos del sol), permaneciendo en su unidad. La nueva religión estaba fuertemente marcada por la ideología real; Akhenatón es el hijo de Aton, el único que conoce al dios. Otros textos y representaciones dan incluso la impresión que la pareja real formaba con Aton una trinidad divina, a imagen de la que existía en los panteones tradicionales. Además, el supuesto iconoclasma de Akhenaton parece estar más bien limitado.

El monoteísmo bíblico se expresa de manera muy diferente. En la Biblia Hebrea, la universalidad de Dios no puede decirse sin la particularidad de su relación con Israel. No existe ninguna relación de causa y efecto ni entre Akhenaton y Moisés, ni entre los dos monoteísmos del que son protagonistas. El de Akhenaton no ha sobrevivido a la duración de su vida, al contrario del monoteísmo bíblico. No existe ningún lazo directo entre el Faraón iconoclasta y Moisés, el acercamiento de estos dos personajes es el resultado antes que nada de la egiptomania de los tiempos modernos. La asociación de las dos figuras tiene no obstante una prehistoria que se remonta al sacerdote e historiador Maneto que vivió durante el siglo III antes de nuestra era. Este relata la historia de un sacerdote de nombre Osarsep. Este último vino a ser en época de Amenofis jefe de una comunidad de leprosos obligados al trabajo. Osarsep le dio a esta comunidad leyes contrarias a las de todas las comunidades de Egipto, prohibiendo sobretodo la adoración de los dioses y autorizando el consumo de animales sagrados. Es posible  que este Osarsep sea una caricatura de Akhenaton, aunque esta teoría no crea en absoluto unanimidad. Maneto dice que este jefe de los impuros “cambió de nombre y tomo el de Moisés”. Con esta observación, prepara el camino a una idea que tiene, entre sus adeptos más conocidos, a Sigmund Freud.

MOISÉS CON LOS MADIANITAS (ÉXODO 2:11 – 2:25)
El Relato bíblico sobre la juventud de Moisés no existe. La historia de Moisés continúa, después de su nacimiento y adopción por la hija del Faraón, con la simple observación que Moisés “había crecido”. Aparentemente los autores quieren pasar sin demora de Egipto hacia el país de los Madianitas, donde Moisés sera destinatario de la primera teofanía.

Éxod. 2:11-12

11. Un día, cuando Moisés ya era mayor, fue donde sus hermanos y vio sus duros trabajos. Vio también cómo un egipcio golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos.

12. Miró a uno y a otro lado y, no viendo a nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena.

13. Cuando salió al día siguiente, estaban riñendo dos hebreos. Dijo entonces al culpable: “Por qué pegas a tu compañero”?

14. Él respondió: “Quién te ha nombrado jefe y juez sobre nosotros? Piensas matarme como mataste al egipcio? Moisés tuvo miedo, pues pensó: “Seguramente la cosa se sabe”.

15. Cuando el faraón se enteró de lo sucedido, buscó a Moisés para matarlo. Moisés huyó del faraón y se dirigió al país de Madián. Una vez allÍ, se sentó junto a un pozo.

16. El sacerdote de Madián tenía siete hijas, que fueron a sacar agua y llenar los abrevaderos para dar de beber al ganado de su padre.

17. Pero vinieron unos pastores y las echaron. Entonces, Moisés se levantó, las defendió y abrevó su ganado.

18. Ellas volvieron a casa de su padre Reuel, que les preguntó: “Por qué habéis vuelto hoy tan pronto?”.

19. Respondieron: “Un egipcio nos ha librado de las manos de los pastores; además nos ha sacado agua y ha abrevado el ganado”.

20. Preguntó entonces a sus hijas: “Dónde está? Cómo habéis dejado solo a ese hombre? Invitadlo a comer”.

21. Moisés aceptó morar con aquel hombre que le dio a su hija Seforá.

22. Ella dio a luz un hijo a Moisés lo llamó Guersón, pues pensó: “Forastero soy en tierra extraña”.

23. Durante este largo período murió el rey de Egipto. Como los Israelitas gemían y se quejaban de su servidumbre, el clamor de su servidumbre subió a Dios.

24. Dios escuchó sus gemidos y se acordó de su alianza pactada con Abraham, Isaac y Jacob.

25. Dios se fijó en los israelitas y reconoció su condición.

Moisés interviene, primero, a favor de un Hebreo en Egipto y debe huir al país de Madian(2:11-15a), después socorre a las hijas Madianitas y vive en Madian (2:15b-23a). Estas dos partes están enlazadas por indicaciones temporales que las encuadran: “En aquel tiempo”(2:11) y “Durante aquel largo periodo”(2:23). Otro tipo de corte temporal los marca la figura del Faraón: en el v. 15, éste busca matar a Moisés que debe abandonar Egipto; a comienzos del v. 23, sabemos que el rey de Egipto está muerto, lo que introduce un nuevo episodio. Hay que señalar también que Moisés es identificado como “hebreo” en la primera parte y como Egipcio por las hijas madianitas en la segunda parte. Un nuevo episodio, que va desde el v. 2:23a al v. 25, poco compatible con el que le precede, menciona por vez primera una reacción de Dios. Hasta ahí, sólo se ha mencionado a Dios en la nota sobre el temor de Dios de las matronas.

DIACRONÍA
En el plano de la diacronía se observa fácilmente que esta última parte no tiene enlace original con lo que precede. Se constata una tensión entre la observación del comienzo del v. 23, la muerte del Faraón, y la continuación que relata los gemidos de los Israelitas. Estos gemidos no son provocados por la muerte del Faraón, sino por la opresión que sufren los hijos de Israel. Existe un cierto consenso sobre la atribución de 2:23-ab-25 al escrito sacerdotal P, que se entiende como la continuación de 1:13-14. Se puede reconstruir como sigue:

1:1-5. Estos son los nombres (lista).

1:7.   Los Israelitas eran fecundos y se propagaban; se multiplicaban y hacían muy fuertes, y llenaban el país.

1:13.  Los Egipcios esclavizaron brutalmente a los israelitas.

1:14.  Amargándoles la vida con dura servidumbre, con los trabajos del barro, de los ladrillos, del campo y con toda clase de servidumbre. Los esclavizaron brutalmente.

2:23.  Los Israelitas gemían y se quejaban de su servidumbre, el clamor de su servidumbre subió a Dios desde su servidumbre.

2:24.  Dios escuchó sus lamentos y recordó la promesa que había hecho a Abraham, Isaac y Jacob.

2:25.  Dios se fijó en los Israelitas y se dio a conocer.

6:2.   Dios dijo a Moisés: Yo soy Yahvé.

El hecho que en el relato sacerdotal, Moisés no sea introducido expresamente demuestra que el autor de este relato presupone en sus destinatarios un conocimiento del personaje. Está menos interesado en los orígenes de Moisés que en su papel durante las plagas, la travesía del mar y sobretodo de la construcción del santuario móvil.

En Éxod. 2:15, se constata igualmente una anomalía: “Moisés huyó del Faraón; se estableció (wayyesheb) en el país de Madián y se sentó (wayyesheb) cerca del pozo”. La repetición de dos formas verbales idénticas es extraña; la primera; la primera forma sugiere que Moisés ya se había establecido en Madián(1), mientras que la sentada cerca de un pozo prepara el relato de su instalación y su matrimonio con una mujer madianita. Es pues posible que la escena en el pozo es un motivo folclórico corriente que pertenece a un género literario específico(2), que pone en escena el encuentro entre un hombre y una mujer, que termina a menudo en matrimonio y, además, valoriza la acción de Moisés y contiene elementos de cuentos de hadas(7 muchachas), posteriormente añadido. La versión más antigua de la historia habría narrado la instalación de Moisés en Madián de manera más breve: llegada a Madián, instalación en casa de un sacerdote, matrimonio con una mujer madianita. Este relato antiguo continúa, después de constatar la muerte del Faraón en 2:23, directamente en 4:19 mediante una breve teofanía que exige a Moisés su regreso a Egipto.

La tradición de un vínculo entre Moisés y los Madianitas es sin duda más antigua que la primera puesta por escrito de la historia de Moisés.

MOISÉS EN MADIÁN
La salida de Moisés de Egipto y su recibimiento por semi-nómadas fuera de Egipto posee ciertos paralelos con el relato de Sinué(3). También comienza con la muerte de un faraón que provoca por razones oscuras la huida de este alto funcionario haciéndole pasar la frontera fortificada en dirección de la península del Sinaí. Se escondió de los guardas y llegó a la región de los lagos Amargos:

“Me asfixiaba y mi garganta estaba seca. Me dije: “Es el sabor de la muerte”. Retomé ánimo y me puse de pie después de haber oído los mugidos de las bestias y apercibido a algunos Setyu (semi-nómadas). Su jefe que había estado en Egipto me reconoció; me dio agua y después que fui con él a su tribu, me hizo cocer leche. Me trataron bien”(4).

Al igual que Sinué, Moisés, que es identificado por las jóvenes madianitas como egipcio (Éxod. 2:19), se encuentra con semi-nómadas más allá de la frontera egipcia. El relato tipo “cuento de hadas” es sin duda el resultado de un trabajo redaccional posterior. Este relato que parte de un encuentro en los pozos le lleva a la casa de un sacerdote madianita. Si se compara esta escena con los dos episodios que provocaron la huida de Moisés, se puede observar que Moisés se comporta de manera diferente. Protege a las hijas de este sacerdote sin matar a los pastores. El texto es poco preciso en lo referente a la manera como Moisés ayudó a las hijas del sacerdote; estas identifican a Moisés como “egipcio”; el autor se imagina que Moisés estaba vestido y peinado a la egipcia. Las hijas presentan Moisés a su padre como el que las ha librado de los pastores, utilizando la palabra (n-s-l) que se encuentra de nuevo en el relato de la vocación de Moisés en Éxodo 3:8 y 22.

Surge una cuestión: en qué pensaban los autores bíblicos cuando se referían a Madián o Madianitas. Se trata simplemente de una especie cifra, de un nombre simbólico que sirve para explorar las diferentes relaciones posibles entre Israel y los pueblos: dependencia, connubium, misión, segregación, hostilidad? Madián era simplemente un nombre simbólico elegido, porque se puede encontrar la raíz d-y-n (juzgar)? Estas hipótesis transforman ya a los autores bíblicos en Padres de la Iglesia u otros intérpretes que favorecen un sentido alegórico. Parece ser que Madián evoca, en el momento de la puesta por escrito, a un territorio situado en el Sur.

Por otro lado la Biblia contiene un texto que demuestra que se tenía cierta idea de la localización de Madián. En 1 Reyes 11:18 se menciona a un país de Madián. Según este texto, el país de Madián se encuentra al sur de Edom, en el camino que lleva de Edom a Egipto. Los geógrafos greco-romanos y árabes conocían una ciudad con el nombre de Midama/Madyan al este del golfo de Aqaba, que está identificada con al-Bad` en el Wadi `Afal. El país de Madián expresa una entidad al sur, ver enlazada con Edom, y es aquí donde ciertos textos bíblicos sitúan la revelación de Yahvé.

En el Pentateuco, las dos teofanías, en las que Moisés juega un papel, están enmarcadas por la aparición de los Madianitas.

La teofanía “privada” cuyo destinatario es Moisés, en Éxodo. 3:1-4,17, está precedida por la instalación de Moisés en Madián, en 2:15-22, y por la partida de Moisés de Madián hacia Egipto, acompañado por su mujer madianita que le salva de un ataque de Yahvé.

La gran teofanía del Sainí, en Éxod. 19 y Núm. 10, tiene igualmente un marco madianita. En el capítulo 18, se relata un sacrificio del suegro madianita de Moisés a Yahvé y, en Números 10:29-32, la partida del Sinaí se acompaña de una invitación de Moisés a Obab para acompañar a los Israelitas –petición que no recibe respuesta.

Exod. 2:15-22
Moisés llega a Madián.
Jethro
Séphora
Exod. 3:1-4,17
Teofanía
Exod. 4:18-26
Moisés parte de Madián
Jethro
Séphora
Circuncisión
Éxod. 18
Jethro llega donde Moisés en la montaña de Dios.
Sacrificio
Éxod. 19:1
Núm. 10:28
Teofanía
Núm. 10:29-32
Partida de los Israelitas.
Invitación de Moisés a Obab.

Si se considera el conjunto de las listas, se puede observar que en las columnas exteriores se propone la cuestión de una “vida en común”, mientras que las columnas interiores se muestra la importancia de los Madianitas para la relación con Yahvé: Séphora consigue “domar” a Yahvé y Jethro ofrece el primer sacrificio a Yahvé, antes de la revelación “oficial” a Israel. Este encuadre, incluso aunque sea reciente guarda sin duda el recuerdo de un lazo entre los Madianitas y Yahvé.

El suegro de Moisés lleva varios nombres en los relatos bíblicos que le mencionan, lo que significa que no tenía un nombre preciso para transmitir. Por otro lado, Éxod. 2:16 habla solamente del sacerdote de Madián y el v. 21, solamente del “hombre”. Este personaje aparece bajo el nombre de Reuel en Éxodo 2:18; de Jethro, sacerdote de Madián en Éxodo 3:1 y 18:1-2, con su variante Jéther en Éxodo 4:18 y, finalmente, de Obab, hijo de Reguel, el Madianita, suegro de Moisés, en Números 10:29. En este último caso, Obab es el hijo de Reuel.

Esta diversidad muestra que se ha tratado de identificar a este Madianita de maneras diferentes.

Ninguno de estos dos o tres (si se añada a Obab) nombres no es típicamente “Madianita”; estos nombres parecen estar relacionados con los Edomitas, ver tribus Árabes; estos nos conducen al Sur.

La instalación de Moisés en casa de un sacerdote hay que subrayarla. El destinatario del relato es así advertido que este personaje debe estar ligado a cierta divinidad. La estancia de Moisés termina con un matrimonio, con una de las siete jóvenes, llamada Séphora, cuyo nombre viene de la raíz ampliamente atestiguada en semítico del Oeste y del Sur: s-p-r, “pequeño pájaro”. Este matrimonio no suscita ningún comentario hostil.

Séphora concibe a un hijo para Moisés que llama “Guerson” que explica con la raíz g-w-r, de donde deriva el sustantivo guer: “Inmigrante”, calificando así su nuevo estatus. La “verdadera” etimología del nombre es incierta. El nombre Guerson reaparece en Jueces 18:30: “Los danitas instalaron para sí la imagen. Jonatán, hijo de Guerson, hijo de Moisés(5), y después sus hijos, fueron sacerdotes de la tribu de Dan hasta el día de la deportación del país”. Este texto hace Guerson un sacerdote, sin duda un Levita. Quizá sea esta tradición más antigua la que se refleja detrás del nombre dado en 2:22. Este texto retoma aparentemente una información que consideraba a Moisés como perteneciente a una casta de sacerdotes. Hay que señalar que, según 2:22, la madre de Guerson es igualmente hija de un sacerdote.

Surge una cuestión al final del v. 22: Va a instalarse Moisés junto a su familia en Madián o regresará a Egipto? Un primer elemento de respuesta se encuentra en la información sobre la muerte del Faraón, al comienzo del v. 23, que aún forma parte del antiguo relato.

Pero la continuación original de la narración es interrumpida por el pasaje 2:23a-25, que forma parte de los textos sacerdotales. En el texto actual, esta escena funciona como un interludio, aunque probablemente era, originalmente, la continuación de un documento sacerdotal independiente.

El pasaje contiene un número importante de temas y expresiones típicas del escrito sacerdotal. El v. 23 insiste en los lamentos de los Israelitas, aunque no precisa el destinatario de estos lamentos, como si los Israelitas no supieran a quien dirigir sus quejas. Esta idea es reforzada por el hecho que estos lamentos suben hacia “el dios”, expresión que designa a menudo a un dios misterioso, desconocido.

El v. 24 ofrece la razón de la intervención divina: Dios se acordó de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob. La expresión “acordarse de la alianza” es típicamente del medio sacerdotal(6). Aunque es sobretodo la alianza con los patriarcas la que aparece aquí como el motor de la intervención divina (idea repetida en Éxod. 6). Este escrito crea así un lazo muy fuerte entre patriarcas y Éxodo, preparando la revelación sacerdotal en Éxod. 6.                    
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1.     Esta dificultad fue percibida por el texto siriaco y la versión Griega que remplazaron el verbo “instalarse” por “ir en dirección de”.
2.     Cf. Gén. 16:7; 24:11; 29:1; Juan 4.
3.     El relato sobre Sinué fue compuesto ca. 1900 antes de nuestra era. Se conocen una treintena de manuscritos, el más antiguo data de cerca del 1890. Esta historia fue transmitida y leída durante un largo periodo.
4.     Ver J. Briend y M. J. Seux, Textes du Proche-Orient ancien et histoire d´Israel, Paris, 1977, p. 17).
5.     Texto Masoretico nombra a Manasés; algunos manuscritos Hebreos, LXX, Vulgata: Moisés. La sustitución de Moisés por Manasés es una corrección dogmática.

6.     Cf. Gén. 9:15-16; Éxod. 6:5; Lev. 26:42; Ezeq. 16:60; Salm. 105:8 y 106:45.

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