Geza Vermes demostró cómo el término "hijo De Dios" aplicado a un ser humano (podía asignarse también a los ángeles) no significaba en el judaísmo de tiempos de Jesús que la persona a la que así se calificase fuera un Dios, parte De Dios o consustancial a Dios, como interpretarían posteriormente los cristianos gentiles, sino que la persona en cuestión tenía una especial relación con Dios. Los Santos o "Jasidim", como el Hanina del Talmud, tenían una relación filial con Dios similar a la que se aprecia en los Evangelios con respecto a Jesús. Por ejemplo, a Hanina también lo llama "hijo" la voz celestial.: "Todo el Universo se sostiene por mi hijo Hanina, pero a mi hijo Hanina le basta con un kab de algarrobas de una víspera de sábado a la otra". Otro "Jasidim", Honi el Trazador de Círculo, utilizaba el término "hijo De Dios" en dos sentidos: "Señor del Universo, tus hijos han acudido a mí porque yo soy como un hijo de la casa ante ti". El primer término se refiere al "pueblo de Israel" y el segundo a un israelita con especial relación con Dios. Era una característica particular de los "Jasidim" referirse a Dios como "Abba", Padre. He ahí porqué Jesús lo hacía. Así lo dice la Misná: "el antiguo Jasidim dedicaba una hora a dirigir su corazón hacia su Abba del Cielo". El término "Abba" se utilizaba también para dirigirse a un maestro, como ilustran tanto una anécdota de Hanan, nieto de Honi el Trazador de Círculos, como otra del "Evangelio de Mateo: "Cuando el mundo necesitaba lluvia, los rabinos solían m enviarles escolares que le agarraban de la capa y le decían: ¡Abba, Abba, danos lluvia! Él (Honi) decía a Dios: Señor del Universo, presta un servicio a los que no son capaces de distinguir entre el Abba que da la lluvia y Abba que no la da". "No llames a ningún hombre tu Abba en la Tierra, pues tú tienes un Abba que está en el Cielo" (Mat. 23,9) Esto ha sido interpretado por Vermes como: "No deis a vuestro Abba en la Tierra, vuestro maestro religioso, el amor y respeto que sólo debéis a vuestro Abba del Cielo". Igualmente en la literatura judía de los siglos II y I a.C., hay diversos ejemplos de uso del término para referirse al hombre santo: "Sé padre del huérfano, marido de la viuda, y Dios te llamará hijo, tendrá misericordia de ti y te librará del abismo. Yo seré su Padre y ellos serán mis hijos. Y serán llamados hijos del Dios vivo, y todos los ángeles y todos los espíritus sabrán... que ellos son mis hijos y que yo soy su Padre en integridad y justicia, y que les amo (Jubileos 1, 24-25) (...). Y él reunirá un pueblo santo, al que conducirá en rectitud... Sin permitir que el mal vuelva a habitar entre ellos, ni que habite con ellos hombre alguno que conozca la maldad, pues él los conocerá, sabrá que todos son hijos de su Dios" (Salmos de Salomón 17, 26-27). Filón de Alejandría, contemporáneo de Jesús, tiene su propia interpretación del término, similar a la anterior: "Esta promesa mía la confirma la Ley cuando dice que aquellos que hacen lo que es conforme a la naturaleza y lo que es bueno son Hijos De Dios" (De specialibus legibus I, 318). El significado de "hijos De Dios" como "pueblo de Israel" aparece también en el Talmud y la Misná: "Cuando los Israelitas hacen la voluntad del Santo, loado sea, son llamados hijos; pero cuando no hacen su voluntad no son llamados hijos (Talmud de Palestina: Kiddushim 61c.). Bienaventurados los israelitas, pues son llamados Hijos De Dios. Y por un amor hacia ellos aún mayor se dice que son llamados Hijos De Dios; pues escrito está, vosotros sois los hijos del Señor vuestro Dios"(Misná: Aboth 3, 14.). Está última frase se refiere a la Torá o Pentateuco: "Hijos sois de Yahvé vuestro Dios"(Deuteronomio 14, 1) Un tercer y último significado del término en el Antiguo Testamento es el aplicado a David y a los reyes de la casa de David: "Yo seré para él Padre y él será para mi hijo(2 Samuel 7, 14). Te diré lo que el Señor decreta: Él me dijo: Tú eres mi hijo, hoy yo te he engendrado(Salmos 2, 7). Él me dirá: Tú eres mi padre... Y yo le nombraré mi primogénito, superior a todos los reyes de la tierra (Salmos 89, 26, 27). La traducción de Samuel realizado por Vermes se basa en el texto hebreo de Qumrán y no en el griego de los Setenta, lo cual confirma que se trata de una terminología puramente judía y no helenística. El texto de la "Regla Mesiánica" de Qumrán aplicó este pasaje al Mesías "Este es el orden de la sesión de los hombres de renombre, convocados a la asamblea del consejo común cuando (Dios) "engendre" al Mesías" (Q 1 Serekhª 2: 11-12). Es muy importante que se tenga en cuenta este significado del término a la hora de analizar el origen de la idea del Cristo eterno. Hay una malinterpretación del concepto judío de "Hijo De Dios". Los textos neotestamentarios, cuando fueron escritos tenían la ideología judía muy presente, distinguían perfectamente entre la filiación carnal de Jesús, hijo de José y de María, y la adopción filial del mismo por parte De Dios al considerarlo rey de la casa de David. Álvaro Borghini (À. Borghini: Jesús de Nazaret. El hombre hecho Dios, Madrid, 2000) ha analizado el substrato primigenio de los textos neotestamentario en lo que se refiere a la cristología original, demostrando que fueron manipulados por copistas de épocas tardías para adaptarlos al dogma del Hijo de Dios eterno, extraño al judaísmo. Parte de la teoría de la transmisión horizontal de textos, unánimemente aceptada hoy día (Dicha transmisión sería abierta y múltiple, en ella el copista solía colacionar varios manuscritos al elaborar el suyo, e incorporaba correcciones que consideraba adecuadas para la mejor comprensión del texto. A veces, cometía errores al transcribir una palabra o al interpretar una letra del escriba anterior. También algunos escribas manipulaban el texto intencionadamente para evitar lecturas que consideraba heréticas). Siguiendo este método, Borghini llega a unaconclusión difícilmente refutable: en los Evangelios existen dos estratos lingüísticos, uno primigenio (lectio difficilior) que consideraba a Jesús simplemente como un hombre, hijo de María y José, y otro advenedizo (lectio facilior) en el cual Jesús es Hijo de Dios y está en camino de convertirse en Dios. Está doctrina nueva, contagiada de la mentalidad grecorromana, utiliza todas las armas posibles para desplazar a la antigua e imponerse (Argumenta Borghini que, frente a la idea advenediza de la concepción virginal de Jesús, en el estrato primigenio de los Evangellios Jesús nació de una mujer casada, como puede apreciarse por Gálatas 4, 4 y Lucas 2, 5). El origen del término Cristo es imprescindible no sólo para ver el posible origen de la idea del "Verdadero Profeta", presente en HS (historia de la salvación), sino también para comparar la ideología de HS con la del Cristo eterno que encontramos en RC (Recognitiones) I, 43-71. Procede el hebreo "Mesiah" que significa "Ungido", y es el término que se aplicaba a los reyes de Israel. La unción es el ritual necesario para que penetre en el rey el "Ruah" de Dios, de modo similar a como lo hacía en los profetas (1 Sam. 10, 1-6). El ritual de la unción se convierte en una forma de filiación entre el rey y Dios, como se aprecia en la fórmula (Sal. 2, 7-9): "Hijo mío eres tú, yo mismo te he engendrado hoy. Te doy los pueblos en posesión y los confines de la tierra en propiedad". De esta frase, tomada de la fórmula egipcia de entronización de los faraones con el añadido "hoy", procede la consideración de los reyes como "Hijos de Dios". Es la misma que aparecía en el bautismo de Jesús. En lugar de ser ungido con oleo, Jesús lo fue con el agua del bautismo, según los Evangelios. Esta relación entre la penetración del Espíritu de Dios en los profetas y en los reyes viene claramente expresada en "1 Pedro": "Sobre esta salvación indagaron e investigaron los profetas, que profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros, procurando descubrir a qué tiempo y a qué circunstancias se refería el Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, cuando les predecía los sufrimientos destinados a Cristo y las glorias que le seguirían (1 Pe 1, 10). Está carta es casi contemporánea a HS, y fue escrita durante la persecución de Domiciano (año 95) o, más probablemente, durante la de Trajano (98-117). Cristo se identifica aquí con el Espíritu De Dios (Ruah-Hokma) que penetraba en los profetas, del mismo modo que lo hizo en Jesús, aunque éste es superior a ellos, porque en él se han cumplido las profecías. Pero hay que tener en cuenta una diferencia tajante entre la ideología del autor cristiano de esta carta y la ortodoxia judía de los judeocristianos: ha mezclado dos conceptos diferentes del judaísmo, el de Mesías y el de Sabiduría (subordinado el primero al segundo en la tradición judía). La alternativa de HS, que huye del término Cristo y usa el de Verdadero Profeta, es más ortodoxa con la tradición judía. El título de Mesías aplicado a Jesús aparece en dos ocasiones en los sinópticos, pero siempre en boca de otros: en la confesión de fe de Pedro y en el juicio de Jesús ante el Sanedrín (Mc 8, 27-30 y 61b-64). En Juan es una samaritana la que llama Mesías a Jesús. Kessler (op. cit) dice que Jesús no utilizó este título personalmente, y duda de la historicidad de los dos pasajes. Lo que pretende es que no mezclemos el concepto de Mesías con el contenido político que inevitablemente poseía para los judíos de época de Jesús. Pero como dice Sanders (E.P. Sanders: Jesús y el Judaísmo), el título de Mesías no significaba otra cosa que rey, y el término rey, aplicado a Jesús de múltiples formas (mi reino, el reino, "Hijo de David", "Hijo del Hombre"), es incuestionablemente histórico. El motivo de su condena, escrito en la cruz, no es otro que el de haberse proclamado rey. La única crítica que realizo a los planteamientos de Sanders es que concibe a Jesús como un pacifista, anacronismo que no me convence. El episodio de la expulsión de los mercaderes del Templo, que Sanders considera el motivo principal de su ejecución nos muestra a un Jesús violento, sobre todo si contextualizamos sus acciones con frases como: "Yo no he venido a traer la paz, sino la espada, o El que no tenga que venda su manto y compre una espada" (Q = Lc 12, 49-53 = Mt 10, 34-36. Lc 22, 36). Para entender porqué los exégetas creyentes, tanto católicos como protestantes, tienden hoy día a rechazar la proclama de Jesús como Mesías o Rey de los Judíos, hay que explicar la famosa y ciriticada tesis de Brandon sobre Jesús y los zélotes (Brandon: Jesus and the Zealots, 1967 y The Trial of Jesus, 1968). Aunque la tesis de Brandon era radical, y no hay que considerar a Jesús simplemente como un Zélote, siguiendo a Gonzalo Puente Ojea (G. Puente Ojea: El mito de Cristo, 2001) y muchos otros historiadores del cristianismo, que no hay porqué rechazar totalmente la interpretación de Jesús como guerrillero religioso. Dicho muy brevemente, la consideración de Jesús como Mesías era la originaria, en el sentido plenamente político y zelota del término. Los apodos de los apostóles nos indica que se trataba de gente violenta, similar al grupo terrorista de los zelotas: Simón el Zelota, Judas Iscariote (sicario), Pedro Barahona (épiteto originario de los zelotas, según Puente Ojea, que significa "el Forajido") y Santiago y Juan los Boanerges (Hijos del Trueno). El hecho de que en los Evangelios aparezcan críticas a tres de las cinco sectas existentes entonces entre los judíos (a los fariseos, los saduceos, y los herodianos), y en cambio no se critique ni a los zelotas ni a los esenios (estos últimos también en ocasiones violentos y furibundamente anti gentiles, a pesar de su carácter ascético), indica que Jesús probablemente simpatizaba con ellos. Por otra parte, la entrada triunfal en Jerusalén, la expulsión de los mercaderes del Templo, el dictamen sobre los tributos del César, el apresamiento y ajusticiamiento de Jesús, todos estos hechos transcurren en una semana. Se da, además, la circunstancia de que los sacerdotes del Templo temían una rebelión inmediata del pueblo, por ello deciden prenderlo antes de la Pascua: "Durante la fiesta no", no sea que hay insurreccón del pueblo. Insurrección que acabó produciéndose: "Había uno llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato (Mc 14, 2; Mc 15, 7), y que hay que poner en ralación con el hecho de que a Jesús se le crucificase entre dos bandidos, de los cuales al menos uno creía en él. Probablemente, estos bandidos eran rebeldes seguidores de Cristo que habían participado en la expulsión de los mercaderes del Templo, ocurrida el día anterior al prendimiento. La pena de crucifixión se aplicaba a los rebeldes, no a los procesado por delitos de hurto o robo. Es en este contexto de violencia generalizada y rebelión en el que hay que situar el hecho de que el gobernador romano, Poncio Pilato, enviara contra Jesús a cuatrocientos legionarios romanos al mando de un tribuno junto a los guardias del Sumo Sacerdote (Jn 8, 3 y 12). No debe extrañar que uno de los doce le preguntara en Getsemaní, cuando vinieron a apresarlo "Señor, ¿herimos con la espada?, ni que ¿otro? Le cortara la oreja al esclavo del Sumo Sacerdote. El hecho de que Jesús le ordenase que guardase su espada no indica que excluyera la violencia, como indican sus propias palabras: ¿O crees que no puedo rogar a mi Padre, quien pondría a mi disposición al punto más de doce legiones de ángeles? Mas, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?. Si no lo hizo, fue porque las profecías decían que debía ser apresado ---o porque las tropas romanas eran superiores a sus quinientos seguidores---, pero los discípulos, y probablemente él mismo, esperaban que más tarde se produjese el auxilio celestial. Como buen Mesías judío que quería liberar a su pueblo del yugo romano, Jesús estaba en contra del pago del didracma del Templo y de los tributos del César, como dejan ver sutilmente los Evangelios. Respecto al didracma que habái que pagar a los sacerdotes, dijo Jesús: "¿Qué te parece Simón?, los reyes de la tierra de quién cobran tributos, ¿de sus hijos o de los extraños?" A contestar él: de los extraños; Jesús le dijo: "Por tanto, libres están los hijos " (Mt, 17, 25-26). El programa fiscal del Reino que promete a sus seguidores está claro: los Hijos de Israel no debían pagar impuestos, un grograma ciertamente atractivo, pero peligroso tanto para el Templo como para el Imperio. La postura de Jesús respecto a los tributos que imponían los romanos a los Judíos se aprecia en el pasaje en que los fariseos y herodianos le preguntan: "¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?". Jesús respondió: "Por qué me tentáis? Traedme un denario que lo vea. ¿De quién es esta imagen y la inscripción? Lo del César, devolvérselo al César, y lo De Dios a Dios". Como manifiesta Lucas, la pregunta no es tal pregunta, sino la tentativa de obtener de Jesús una declaración pública en contra de los tributos romanos y de la dominación extranjera, se quedaron al acecho, enviaron espías, que se presentaron como varones justos, para sorprenderle en su doctrina, de manea que pudieran entregarlo a la autoridad y poder del gobernador. Como Jesús responde de forma esquiva, no pudieron sorprenderle en ninguna palabra ante el pueblo (Lc 20, 20-26). En definitiva, los sacerdotes y herodianos, colaboradores y beneficiarios judíos del gobierno romano, sabían que Jesús alentaba el fraude fiscal, y lo que querían era sorprenderlo en una declaración pública sobre este tema. Si Jesús estuviese a favor del Estado romano, hubiera contestado simplemente sí, pagad. La respuesta esquiva le permite quedar bien con sus seguidores (al César lo suyo, Roma, y a Dios lo suyo, Israel), y al mismo , por su ambigüedad, no da a sus enemigos la excusa para que lo procesen de inmediato. Ciertamente, hay pasajes de los Evangelios en los que aparece un Jesús pacifista. Pero no es probable que los evangelistas inventaran los pasajes violentos mencionados, porque ellos escriben en un contecto de posguerra, tras la destrucción de Jerusalén, y tras la expansión del cristianismo a los gentiles. De hecho, eran gentiles los principales destinatarios de los escritos evangélicos, incluso del Mateo final (habría un estrato primitivo de Mateo destinado exclusivamente a hebreos). Lo más razonable es deducir que son los pasajes "pacifistas" que no aparecen en Marcos ni en Juan (ni mucho menos en el antirromano "Apocalipsis"), los que se han interpuesto en las redacciones finales de Lucas y Mateo, autores que escriben para un público grecorromano o filorromano (El caso de Lucas es indiscutible, el de Mateo presenta ciertos problemas, dado que hay un espíritu hebreo claro en su obra. Pero en el Mateo que conocemos hay varias fases de elabora: probablemente hay material de Q que Lucas no transmitió y que fue redactado en Galilea o cualquier otra zona de Israel antes de la Guerra Judaica, pero la redacción definitiva se llevaría a cabo en Cesárea o Antioquía en torno al año 85, limando asperezas con el mundo romano).
jueves, 26 de diciembre de 2024
miércoles, 11 de diciembre de 2024
PSEUDOCLEMENTINAS-RECOGNITIONES-HOMILIAS IV
PSEUDOCLEMENTINAS-RECOGNITIONES-HOMILIAS IV
La Teología de HS (Historia de la Salvación) es plenamente Judía, pero de un judaísmo evolucionado propio de los tiempos helenísticos y del primer siglo de dominación romana. Se trata de un Judaísmo influido por las concepciones filos´foicas griegas de Dios. La figura De Dios se hace más trascendente e inaccesible. No se concibe a Dios apareciéndose en la tierra con apariencia y emociones humanas. Como en el mundo Griego, en el Judaísmo se produjo una crítica dada aquellos episodios de las Escrituras en que Dios se ha humanizado demasiado, por ejemplo, luchando con Jacob cuerpo a cuerpo o compartiendo con Abraham sus alimentos. Es posible que también influyera en le pensamiento Judío la teología persa, con su concepto De Dios y su angelología persa, con su concepto De Dios y su angelología. Para evitar las visiones arcaicas De Dios, se introdujo primero la figura del ángel de Dios, presente en muchos textos del Pentateuco (la Torá) que modifican las visiones más arcaicas propias de las fuentes primitivas del Génesis y el Éxodo. La angeología, que había sido la forma de reducir las tendencias politeístas al monoteísmo yahvista, se convirtió así en un recurso para establecer mediadores entre Dios y los hombres.
Hay que comprender a los dos mediadores entre Dios y los humanos destacados en HS: el Verdadero Profeta y la Sabiduría.
La Sabiduría personificada apareció por primera vez en textos de época helenística. No sólo tiene mucha importancia en HS, sino que es el elemento clave para entender la evolución histórica que se produce desde el monoteísmo del judaísmo hasta el trinitarismo del cristianismo, con la consecuente divinización de Jesús que separó definitiva a los judeocristianos del cristianismo gentil. Para el judeocristianismo, Jeseús era hijo de la Sabiduría-Espíritu Santo, y ésta parece ser la interpretación original de los evangelios sinópticos, proveniente del "Evangelio de los Dichos Q". Para el cristianismo gentil evolucionado, Jesús era hijo directo De Dios, y el Espíritu Santo- Sabiduría provenía también de Dios, pero no era hijo Unigénito.
En "Proverbio 8, 22", la Sabiduría dice:
"El Señor me creó, al inicio de su camino, antes que sus obras más antiguas. Desde la eternidad fui moldeada, desde el principio, antes de la tierra".
El libro de los "Proverbios" está compuesto por siete colecciones de diferentes épocas, precedidas por un prólogo (caapítulos 1-9), probablemente redactado por el compilador en torno al siglo V a.C. Tiene dicho prólogo influencias de las "Instrucciones" egipcias en cuanto al estilo y género literario, pero también en cuanto a la personificación de la Sabiduría, "Hokma" en hebreo, "Sophia" en griego, cuyo origen hay que buscar en la egipcia "Maat" (Justicia, Verdad). Hay incluso dos pasajes (22, 27 y 23, 1) que siguen una obra egipcia concreta, "La Sabiduría de Amenemope". Sin embargo, hay que reconocer al género sapiencial judío sus particularidades. Está personificación de la Sabiduría se aprecia también en los demás libros sapienciales de la Biblia (Job, Sirácida 24, y Sabiduría, 7), pero si en Job (siglo V a.C.) apenas es más que una figura literaria, es en la época helenística cuando se produce su evolución hacia una entidad divina personificada. El "Eclesiastés o Sirácida, escrito por Jesús ben Sirácida en torno al 190 a.C., nos muestra ya una Sabiduría convertida en un ente divino surgido al principio de la Creación:
"Yo salí de la boca del Altísimo, y cubrí como niebla la tierra. Yo levanté mi tienda en las alturas y mi trono era una columna de nube. Sola recorrí la redondez del cielo, y por la hondura de los abismos paseé".
En el "Libro de la Sabiduría" (mediados del s. I a.C.) se define de la siguiente manera:
"Es un hálito del poder De Dios, una emanación pura de la gloria del Omnipotente, por lo que nada manchado llega a alcanzarla. Es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad.
Sería, quizá, preferible llamar "entificación" a este proceso de construcción intelectual de un ente o ser independiente a partir de un concepto abstracto, ya que la palabra "personificación", existente en castellano, tiene un matiz menos real, puesto que se relaciona con personaje, significado latino originario del término persona (equivalente a la "prosopa" griega). Si en Proverbios es válida esta interpretación (la de la personificación de Sabiduría), en "Sabiduría" y en "Sirácida" la palabra adecuada es entificación.
En Proverbios Sabiduría fue creada en el Principio, en Sabiduría aparece como "atmis" (hálito) de Dios, y en Sirácida sale de la boca del Altísimo y recorre los abismos. Todos estos pasajes hacen referencia a Gén. 1, 2: "La tierra era caos y confusión ya oscuridad por encima del abismo, y la Ruah De Dios aleteaba por encima de las aguas. La palabra hebrea "ruah", al igual que la griega "peneuma", significa tanto viento como aliento como espíritu. El "Ruah" de Dios es, por tanto, el Espíritu Santo, por tanto, "Hokma y Ruah", Sabiduría y Espíritu Santo, son lo mismo.
Ambas son de género femenino, de ahí que en el "Evangelio de los Hebreos" Jesús, al comienzo de su predicación, diga: Hace poco me tomó mi madre el Espíritu Santo, por uno de mis cabellos y me llevó al monte sublime del Tabor.
La Trinidad de los judeocristianos sería pues muy diferente a la de los gentiles: Un Padre (Dios), una Madre (Sabiduría = Ruah = Espíritu Santo) y un Hijo (Jesús, el Profeta como Moisés), pero no hay en todo esto ningún tipo de filiación divina. Sabiduría Espíritu es la que inspira a Jesús su vocación, lo cual está en la línea de la ortodoxia judía, ya que vimos que los profetas recibían su don vidente merced a la penetración en ellos del Espíritu. Lo mismo se dice de la Sabiduría:
"Aun siendo una, lo puede todo, sin salir de sí misma remueve el universo. En todas las épocas, entrando en las almas santas, forma en ellas amigos de Dios y profetas".
Sinónimo de profeta y de amigo De Dios es "Hijo De Dios": "el justo es Hijo De Dios, y se llama a sí mismo hijo del Señor". También es la Sabiduría la que interviene en los momentos claves de la Historia, protegiendo a Dándole, salvando a Noé del Diluvio y a Abraham de Sodoma, "entró en el alma de Moisés y abrió paso por el mar Rojo y los condujo a través de las inmensas aguas". Este último capítulo mencionado en que se reinterpreta toda la Historia bíblica es muy importante para entender HS, porque el papel asignado a Sabiduría en él es el mismo que HS asigna al Verdadero Profeta. En ambos casos, de lo que se trata es de sustituir la intervención directa de Dios en el mundo por una intervención indirecta mediante un mediador.
El papel de la Sabiduría en el Nuevo Testamento está en línea judeocristiana y no en la de los gentiles. El "Evangelio Q" fuente común de Mateo y Lucas datada antes del 66, dice claramente:
"Porque vino Juan, que no comía n i bebía, y decís: "Tiene un demonio". Y vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Es un comilón y un borracho, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la Sabiduría se ha acreditado por sus hijos.
Jesús y Juan el Bautista son pues "hijos" de la Sabiduría. Es destacable que en este pasaje de Q está ambos equiparados. Otro pasaje de Q en que aparece la Sabiduría personificada es el del Juicio:
"Por eso también la Sabiduría dijo: les enviaré profetas y sabios, y a algunos de los los matarán y los perseguirán. De modo que se pedirá cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas derramada desde el comienzo del mundo.
Además, teniendo en cuenta que "Ruah" y "Hokma" son lo mismo, hay que entender también como alusiones a la Sabiduría-Espíritu otro interesante pasaj:
"A aquel que hable contra el Hijo del Hombre le será perdonado, pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado".
Este pasaje no sólo destaca porque es recogido también por el "Evangelio de los Dichos gnóstico de Tomás", que suprimió los dichos sapienciales, sino porque también "Marcos", igualmente antisapiencial, lo recoge.
Está claro que las fuentes más antiguas admitían la relación de Jesús con la Sabiduría. Ni "Lucas" ni "Mateo" eliminaron esta idea originaria de Q. "Mateo" lo único que hace es añadir una alusión más a la Sabiduría para marcar la diferencia entre la del Antiguo Testamento y la de Jesús diciendo que su Sabiduría es superior a la de Salomón. La teología judeocristiana parte así del hecho de que "Ruah-Hokma", el Espíritu Santo-Sabiduría, se encarna en Jesús y es por tanto su "madre".
¿Cuándo se produjo esa penetración del Espíritu en Jesús? Primero los evangelios crearon el pasaje del bautismo de Jesús, en que "Ruah" aparece con forma de paloma y, según Luc. 3, 22, una voz dijo: "Tú eres mi hijo muy amado, yo te he engendrado hoy". Este pasaje tuvo también mucho importancia en el "Evangelio de los Hebreos":
Y sucedió que cuando hubo subido el Señor del agua, descendió toda la fuente del Espíritu Santo, descansó en él, y le dijo: "Hijo mío, a través de todos los profetas te estaba esperando para que vinieras y pudiera descansar en ti. Pues tu eres mi descanso, mi Hijo primogénito, que reinas por siempre".
Aquí Jesús no es hijo De Dios sino de "Ruah", el Espíritu Santo, que es quien habla. Hay una nueva alusión a la penetración del espíritu en los profetas, que los pone en relación con Jesús aunque él asume una categoría especial de profeta. Posteriormente, se superpuso el pasaje de Mateo de la concepción virginal por medio del Espíritu Santo, probablemente ausente del "Evangelio de los Hebreos", para que no existiese una subordinación de Jesús con respecto al bautismo de Juan. Probablemente, es entonces cuando los copistas de los textos de Marcos y Mateo manipularon la frase original de la escena del bautismo y transformaron el "yo te he engendrado hoy" en un neutral "en ti me complazco" que parece fuera de contexto.
La literatura sapiencial pervivió en el judaísmo del periodo de entreguerras en un libro de la Misná: el "Avot". Sin embargo, el judaísmo comenzó ya por aquel entonces a alejarse de una teología que, más que amenazar el monoteísmo hebreo, se asemejaba demasiado a la teología de los cristianos gentiles, que con su teoría de la Trinidad habían caído en el politeísmo.
Resumiendo: en la HS Jesús es el Profeta como Moisés, un ser humano que recibe a "Ruah-Hokman", Sabiduría-Espíritu Santo, y se convierte así en un interlocutor especial de Dios, como Moisés mismo. El hecho de ser un justo y un profeta y de haber recibido el Espíritu lo convierte en un "Hijo De Dios", pero no en el sentido de filiación divina real. Para los judeocristianos, como para los judíos, Dios es uno y no hay más dioses que Él. Hay que aclarar la cuestión de los términos "Hijo De Dios" y "Cristo", puesto que la malinterpretación de estos términos por parte de los cristianos gentiles daría lugar a una teología diferente, la de Jesús como Unigénito de Dios, que se expresa en Recognitiones I, 43-71.
lunes, 9 de diciembre de 2024
PSEUDOCLEMENTINAS-RECOGNITIONES-HOMILIAS III
PSEUDOCLEMENTINAS-RECOGNITIONES-HOMILIAS III
Aunque no es posible que haya contradicción entre Rec. I, 54 y los capítulos siguientes, es interesante llamar la atención sobre la figura de Simón puesto que el interpolador lo relaciona --a través de Dositeo--, con los saduceos, lo que demuestra un desconocimiento total de las sectas judías, así como un alejamiento cronológico considerable con respecto al mundo judío anterior a la Guerra Judaica, en que los Saduceos tenían tanta importancia.
La secuencia de temas con que termina la Historia de la Salvación es la siguiente: muerte y catástrofes (41,3), negación de Judíos (41,4), predicación a los gentiles (42,1), combate dialéctico por la salvación (42,2). Nótese que la predicación a los gentiles (42,1) se produjo al menos unos pocos años después de la muerte de Jesús. La Historia de la Salvación termina así en una situación de debate encarnizado entre judíos y judeocristianos.
Está muy claro que le interpolador eunomiano manipuló los "Periodos de Pedro" para fundamentar en esta obra las teorías arrianas sobre el Unigénito, pero antes tenía que depurarlos de su cristología judeocristiana. por ello, además de introducir Rec. III, 2-12 (extensa exposición sobre el tema que llamaba mucho la atención, motivo por el que Rufino detectó fácilmente su heterodoxia y la eliminó), decidió manipular la Historia de la Salvación presente en Rec. I, 27-42, 2, el más judeocristiano de los pasajes de los "Períodos de Pedro", e introducirun pasaje que sirviera de avance sobre la cristología eunomiana.
¿Por qué o para qué introdujo la HS en su libro el autor de los "Períodos de Pedro"? Estoy de acuerdo conRius-Camps sobre la identificación del autor de esta obra con un discípulo de Bardassanes el sirio y con Klijn y Reinink sobre la equivocación de Epifanio al atribuir la obra a los ebionitas. Ahora bien, se perciben en el autor de los "Períodos" influencias judeocristianas e incluso elkasaítas. Lo más probable es que el autor de "Períodos" fuese un judeocristiano de Transjordania o Berea (Alepo) y tuviese contacto con antiguas tradiciones manuscritas de origen judeocristiano, como la HS. La intención del autor de los "Períodos" es dar a conocer al gran público griego estas tradiciones arameas, al igual que los discursos siríacos de su maestro. Para ello recurrió a las figuras de Pedro, reconocido como jefe de la Iglesia en Siria y Roma, y Clemente, obispo romano que estuvo en contacto con la iglesia de Jerusalén y los parientes de Jesús, por lo que tenía ciertas garantías de ortodoxia judeocristiana. Por otra parte, es posible que el autor de los "Períodos" encontrase en la HS la figura del Verdadero Profeta y, tras mezclarla con los conceptos cristológicos de Bardassanes, decidió convertirla en el centro cristológico de su libro. Sin embargo, la cristología de HS difiere de la del resto de las pseudoclementinas en matices importantes, aunque muy difíciles de percibir, dado el grado de manipulación de los textos y las manos por las que ha pasado a través de una y otras reproducciones.
En Historia de la Salvación no se asume que Jesús fuera el Verdadero Profeta sino simplemente que era el Profeta anunciado por Moisés y, al igual que él, iluminado por el Verdadero Profeta o por la Sabiduría de Dios. El Verdadero Profeta es un ángel que ilumina a los hombres con carisma profético, como Abraham, Moisés o Jesús mismo. Además del Verdadero Profeta, aparece en HS la Sabiduría de Dios como agente que interviene en la Historia de la Humanidad para atraer a los justos hacia la Salvación. Detrás de esta ideología hay una concepción humana de Jesús, propia de los judeocristianos tanto en origen como en sus sectas derivadas: nazarenos, ebionitas, elkasaítas, simmaquianos. Ahora, es necesario realizar una pequeña introducción sobre el concepto de profeta, su relación con la angeología y la pneumatología judía, y sus relaciones o contradicciones con la cristología judía y cristiana.
La palabra griega "profetas" viene del verbo "profero", llevar delante, ir por delante, proclamar, anunciar. Un profeta es el que anuncia lo que va a ocurrir, que adivina el futuro. Se corresponde con la palabra hebrea "nabi", cuyo significado es ambiguo, porque procede tanto del verbo "llamar, anunciar, como de delirar". En realidad, no debemos ver contradicción entre ambas raíces, porque los llamados por los dioses, que anuncian la palabra de los dioses, en todas las culturas mediterráneas y del Próximo Oriente han utilizado técnicas de tipo delirante para comunicarse con ellos, desde el uso de alucinógenos hasta ayunos, estancias en el desierto o danzas exxtasiantes. Los mensajes divinos también llegan a los profetas mediante visiones, sueños o por una simple inspiración interior. En textos antiguos de la propia Biblia hebrea se aprecia este tipo de profetismo:
A la entrada de la ciudad tropezarás con un grupo de profetas que bajan desde el alto, precedidos del añafil, el adufe, la flauta y la cítara, en trance profético. Te invadirá entonces el espíritu de Yahvé, entrarás en trance con ellos y quedarás cambiado en otro hombre.
Es interesante la idea de que al profetizar, el espíritu De Dios se introduce en el cuerpo humano. Se puede relacionar este pasaje con otros dos de Números, donde Yahvé dice a Moisés, al instituir el Consejo de los Setenta, "Tomaré parte del espíritu que hay en ti y lo pondré en ellos". Igualmente, cuando Yahvé busca sucesor a Moisés, dice:
Toma a Josué, hijo de Nun, hombre en quien está el Espíritu, impónle tu mano y colócalo delante del sacerdote Eleazar y delante de toda la comunidad para darle órdenes en presencia de ellos y comunicarle parte de tu dignidad.
Variante interesante del pasaje anterior es la de Deuteronomio: Josué, hijo de Nun, estaba lleno del Espíriut de Sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos. El espíritu de Dios, o lo que es lo mismo, el Epíritu de Sabiduría, tiene mucho que ver con el profetismo hebreo. Espíriut y Sabiduría son dos términos que en hebreo tienen género femenino, Ruah y Hokmah, utilizándose a veces como sinónimos.
Hay básicamente tres tipos de profetas en el Judaísmo: Moisés y el profeta similar a él, los profetas normales (Débora, Isaías, Jeremías, Ezequiel, etc.) y los falsos profetas.
Ningún otro profeta histórico de Israel es equiparable a Moisés, aunque Yahvé prometió que enviaría uno como él:
"Yahvé tu Dios suscitará, de entre medio de ti, entre tus hermanos, un profeta como yo, a quien escucharéis. Es exactamente lo que tú pediste a Yahvé tu Dios en el Horeb, el día de la Asamblea, diciendo "Para no morir, no volveré a escuchar la voz de Yahvé mi dis, ni miraré más a este gran fuego"..... Pero si comparamos este fragmento con el final del libro de Deuteronomio. --no ha vuelto a surgir en Israel un profeta como Moisés, a quien Yahvé trataba cara a cara--, se deduce que los profetas históricos no llegaron a la altura de Moísés, por lo que la promesa de Yahvé quedó como una esperanza mesiánica. Van Voorst dice que Ezequiel parece identificarse con el "Profeta como Moisés" en Ez. 3,19, pero no veo por qué. En cualquier caso, está claro que le final de Deuteronomio se prestaba a la esperanza escatológica.
La figura del "Profeta como Moisés" ha sido estudiada por diferentes autores, destacando a Teeple. Es una figura que tiene continuidad en la literatura rabínica, tanto en el Midrás (Deut. Rab. 3) como en el. Targum de Jerusalén de Éxodo 12, 42. En cuanto al Nuevo Testamento, las alusiones son muchas: además de la equiparación de Mateo del nacimiento de Jesús con el de Moisés mediante el episodio de la matanza de los niños, los evangelios sinópticos tratan el tema en el episodio de la Transfiguración en el Tabor , donde Jesús es comparado con Moisés y Juan el Bautista cojan Elías, que según Malaquías 3, 23-24 debía aparecer como precursor del Día de Yahvé. En Juan hay varias alusiones a esta figura y según Boismard todo el cuarto evangelio tiene como objeto mostrar a Jesús como nuevo Moisés; en Hech. 3, 22 Pedro enlaza la figura del Profeta como Moisés con la del Mesías, al igual que en el discurso de Esteban de Hech. 7, 37; y finalmente, Hebreos 3, 3-6, donde se compara la figura de Jesús con la de Moisés, juzgando a aquél digno de una gloria superior, pues si Moisés fue considerado un fiel siervo De Dios, "Cristo lo fue como hijo". Por último, respecto. A la literatura cristiana antigua hay que decir que, si bien son muchos los que recurren a la figura de Moisés para compararla con Jesús, sólo Clemente de Alejandría alude a su identificación con el profeta prometido por Yahvé, pero su referencia es muy importante para entender el significado del concepto "Verdadero Profeta" de HS.
Este texto merece un análisis detallado --dejando a un lado la figura del Pedagogo, creación propia de Clemente-- porque puede aclarar muchas ideas sobre el pensamiento que hay tras HS (Historia de la Salvación), ya que Clemente conoció en Egipto a un grupo de judeocristianos. Una primera cuestión aparentemente sin importancia es la burda identificación de Jesús con Josué, hijo de Navé, que no tiene nada de alegórica ni de filológica, pero que puede tener cierto sentido teológico, porque como aparece en Núm. 11, 17 Yahvé dice a Moisés que trasladará sobre Josué "parte del Espíritu que hay en ti". Justino, en su "Diálogo con Trifón", menciona este pasaje de Números y añade que lo mismo hizo Dios para "que de Elías pasara el Espíritu sobre Juan" (49, 6). Pero la construcción ideológica más importante que aparece en Clemente Alejandrino ha dado un paso que en la HS no aparece, aunque sí en los "Períodos de Pedro": "la identificación del Verdadero Profeta y Jesús a través del Profeta como Moisés" es similar a la identificación entre el "Logos y Jesús a través del Profeta como Moisés". En HS no se da plenamente, pero se facilita. Precisamente, ese debió ser el motivo por el cual el autor de Períodos de Pedro la conservó y decidió incluirla e su libro. No es imposible que Clemente decidió Alejandría conociera la relación entre Verdadero Profeta --Profeta como Moisés-- Jesús a través de los cristianos hebreos que le dieron a conocer su Evangelio, y que aplicara estos principios al Logos de Juan, que él concebía como el Logos del platonismo medio, el Logos de Filón. Pero en HS el Verdadero Profeta es simplemente un ángel y Jesús simplemente el Profeta como Moisés, por lo que tiene carácter plenamente humano, como es común en la cristología judeocristiana.
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