lunes, 9 de diciembre de 2024

PSEUDOCLEMENTINAS-RECOGNITIONES-HOMILIAS III

 PSEUDOCLEMENTINAS-RECOGNITIONES-HOMILIAS III

Aunque no es posible que haya contradicción entre Rec. I, 54 y los capítulos siguientes, es interesante llamar la atención sobre la figura de Simón puesto que el interpolador lo relaciona --a través de Dositeo--, con los saduceos, lo que demuestra un desconocimiento total de las sectas judías, así como un alejamiento cronológico considerable con respecto al mundo judío anterior a la Guerra Judaica, en que los Saduceos tenían tanta importancia.
La secuencia de temas con que termina la Historia de la Salvación es la siguiente: muerte y catástrofes (41,3), negación de Judíos (41,4), predicación a los gentiles (42,1), combate dialéctico por la salvación (42,2). Nótese que la predicación a los gentiles (42,1) se produjo al menos unos pocos años después de la muerte de Jesús. La Historia de la Salvación termina así en una situación de debate encarnizado entre judíos y judeocristianos.
Está muy claro que le interpolador eunomiano manipuló los "Periodos de Pedro" para fundamentar en esta obra las teorías arrianas sobre el Unigénito, pero antes tenía que depurarlos de su cristología judeocristiana. por ello, además de introducir Rec. III, 2-12 (extensa exposición sobre el tema que llamaba mucho la atención, motivo por el que Rufino detectó fácilmente su heterodoxia y la eliminó), decidió manipular la Historia de la Salvación presente en Rec. I, 27-42, 2, el más judeocristiano de los pasajes de los "Períodos de Pedro", e introducirun pasaje que sirviera de avance sobre la cristología eunomiana. 
¿Por qué o para qué introdujo la HS en su libro el autor de los "Períodos de Pedro"?  Estoy de acuerdo conRius-Camps sobre la identificación del autor de esta obra con un discípulo de Bardassanes el sirio y con Klijn y Reinink sobre la equivocación de Epifanio al atribuir la obra a los ebionitas. Ahora bien, se perciben en el autor de los "Períodos" influencias judeocristianas e incluso elkasaítas. Lo más probable es que el autor de "Períodos" fuese un judeocristiano de Transjordania o Berea (Alepo) y tuviese contacto con antiguas tradiciones manuscritas de origen judeocristiano, como la HS. La intención del autor de los "Períodos" es dar a conocer al gran público griego estas tradiciones arameas, al igual que los discursos siríacos de su maestro. Para ello recurrió a las figuras de Pedro, reconocido como jefe de la Iglesia en Siria y Roma, y Clemente, obispo romano que estuvo en contacto con la iglesia de Jerusalén y los parientes de Jesús, por lo que tenía ciertas garantías de ortodoxia judeocristiana. Por otra parte, es posible que el autor de los "Períodos" encontrase en la HS la figura del Verdadero Profeta y, tras mezclarla con los conceptos cristológicos de Bardassanes, decidió convertirla en el centro cristológico de su libro. Sin embargo, la cristología de HS difiere de la del resto de las pseudoclementinas en matices importantes, aunque muy difíciles de percibir, dado el grado de manipulación de los textos y las manos por las que ha pasado a través de una y otras reproducciones. 
En Historia de la Salvación no se asume que Jesús fuera el Verdadero Profeta sino simplemente que era el Profeta anunciado por Moisés y, al igual que él, iluminado por el Verdadero Profeta o por la Sabiduría de Dios. El Verdadero Profeta es un ángel que ilumina a los hombres con carisma profético, como Abraham, Moisés o Jesús mismo. Además del Verdadero Profeta, aparece en HS la Sabiduría de Dios como agente que interviene en la Historia de la Humanidad para atraer a los justos hacia la Salvación. Detrás de esta ideología hay una concepción humana de Jesús, propia de los judeocristianos tanto en origen como en sus sectas derivadas: nazarenos, ebionitas, elkasaítas, simmaquianos. Ahora, es necesario realizar una pequeña introducción sobre el concepto de profeta, su relación con la angeología y la pneumatología judía, y sus relaciones o contradicciones con la cristología judía y cristiana. 
La palabra griega "profetas" viene del verbo "profero", llevar delante, ir por delante, proclamar, anunciar. Un profeta es el que anuncia lo que va a ocurrir, que adivina el futuro. Se corresponde con la palabra hebrea "nabi", cuyo significado es ambiguo, porque procede tanto del verbo "llamar, anunciar, como de delirar". En realidad, no debemos ver contradicción entre ambas raíces, porque los llamados por los dioses, que anuncian la palabra de los dioses, en todas las culturas mediterráneas y del Próximo Oriente han utilizado técnicas de tipo delirante para comunicarse con ellos, desde el uso de alucinógenos hasta ayunos, estancias en el desierto o danzas exxtasiantes. Los mensajes divinos también llegan a los profetas mediante visiones, sueños o por una simple inspiración interior. En textos antiguos de la propia Biblia hebrea se aprecia este tipo de profetismo:
A la entrada de la ciudad tropezarás con un grupo de profetas que bajan desde el alto, precedidos del añafil, el adufe, la flauta y la cítara, en trance profético. Te invadirá entonces el espíritu de Yahvé, entrarás en trance con ellos y quedarás cambiado en otro hombre. 
Es interesante la idea de que al profetizar, el espíritu De Dios se introduce en el cuerpo humano. Se puede relacionar este pasaje con otros dos de Números, donde Yahvé dice a Moisés, al instituir el Consejo de los Setenta, "Tomaré parte del espíritu que hay en ti y lo pondré en ellos". Igualmente, cuando Yahvé busca sucesor a Moisés, dice:
Toma a Josué, hijo de Nun, hombre en quien está el Espíritu, impónle tu mano y colócalo delante del sacerdote Eleazar y delante de toda la comunidad para darle órdenes en presencia de ellos y comunicarle parte de tu dignidad. 
Variante interesante del pasaje anterior es la de Deuteronomio: Josué, hijo de Nun, estaba lleno del Espíriut de Sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos. El espíritu de Dios, o lo que es lo mismo, el Epíritu de Sabiduría, tiene mucho que ver con el profetismo hebreo. Espíriut y Sabiduría son dos términos que en hebreo tienen género femenino, Ruah Hokmah, utilizándose a veces como sinónimos. 
Hay básicamente tres tipos de profetas en el Judaísmo: Moisés y el profeta similar a él, los profetas normales (Débora, Isaías, Jeremías, Ezequiel, etc.) y los falsos profetas. 
Ningún otro profeta histórico de Israel es equiparable a Moisés, aunque Yahvé prometió que enviaría uno como él: 
"Yahvé tu Dios suscitará, de entre medio de ti, entre tus hermanos, un profeta como yo, a quien escucharéis. Es exactamente lo que tú pediste a Yahvé tu Dios en el Horeb, el día de la Asamblea, diciendo "Para no morir, no volveré a escuchar la voz de Yahvé  mi dis, ni miraré más a este gran fuego"..... Pero si comparamos este fragmento con el final del libro de Deuteronomio. --no ha vuelto a surgir en Israel un profeta como Moisés, a quien Yahvé trataba cara a cara--, se deduce que los profetas históricos no llegaron a la altura de Moísés, por lo que la promesa de Yahvé quedó como una esperanza mesiánica. Van Voorst dice que Ezequiel parece identificarse con el "Profeta como Moisés" en Ez. 3,19, pero no veo por qué. En cualquier caso, está claro que le final de Deuteronomio se prestaba a la esperanza escatológica.
La figura del "Profeta como Moisés" ha sido estudiada por diferentes autores, destacando a Teeple. Es una figura que tiene continuidad en la literatura rabínica, tanto en el Midrás (Deut. Rab. 3) como en el. Targum de Jerusalén de Éxodo 12, 42. En cuanto al Nuevo Testamento, las alusiones son muchas: además de la equiparación de Mateo del nacimiento de Jesús con el de Moisés mediante el episodio de la matanza de los niños, los evangelios sinópticos tratan el tema en el episodio de la Transfiguración en el Tabor , donde Jesús es comparado con Moisés y Juan el Bautista cojan Elías, que según Malaquías 3, 23-24 debía aparecer como precursor del Día de Yahvé. En Juan hay varias alusiones a esta figura y según Boismard todo el cuarto evangelio tiene como objeto mostrar a Jesús como nuevo Moisés; en Hech. 3, 22 Pedro enlaza la figura del Profeta como Moisés con la del Mesías, al igual que en el discurso de Esteban de Hech. 7, 37; y finalmente, Hebreos 3, 3-6, donde se compara la figura de Jesús con la de Moisés, juzgando a aquél digno de una gloria superior, pues si Moisés fue considerado un fiel siervo De Dios, "Cristo lo fue como hijo". Por último, respecto. A la literatura cristiana antigua hay que decir que, si bien son muchos los que recurren a la figura de Moisés para compararla con Jesús, sólo Clemente de Alejandría alude a su identificación con el profeta prometido por Yahvé, pero su referencia es muy importante para entender el significado del concepto "Verdadero Profeta" de HS.
Este texto merece un análisis detallado --dejando a un lado la figura del Pedagogo, creación propia de Clemente-- porque puede aclarar muchas ideas sobre el pensamiento que hay tras HS (Historia de la Salvación), ya que Clemente conoció en Egipto a un grupo de judeocristianos. Una primera cuestión aparentemente sin importancia es la burda identificación de Jesús con Josué, hijo de Navé, que no tiene nada de alegórica ni de filológica, pero que puede tener cierto sentido teológico, porque como aparece en Núm. 11, 17 Yahvé dice a Moisés que trasladará sobre Josué "parte del Espíritu que hay en ti". Justino, en su "Diálogo con Trifón", menciona este pasaje de Números y añade que lo mismo hizo Dios para "que de Elías pasara el Espíritu sobre Juan" (49, 6). Pero la construcción ideológica más importante que aparece en Clemente Alejandrino ha dado un paso que en la HS no aparece, aunque sí en los "Períodos de Pedro": "la identificación del Verdadero Profeta y Jesús a través del Profeta como Moisés" es similar a la identificación entre el "Logos y Jesús a través del Profeta como Moisés". En HS no se da plenamente, pero se facilita. Precisamente, ese debió ser el motivo por el cual el autor de Períodos de Pedro la conservó y decidió incluirla e su libro. No es imposible que Clemente decidió Alejandría conociera la relación entre Verdadero Profeta --Profeta como Moisés-- Jesús a través de los cristianos hebreos que le dieron a conocer su Evangelio, y que aplicara estos principios al Logos de Juan, que él concebía como el Logos del platonismo medio, el Logos de Filón. Pero en HS el Verdadero Profeta es simplemente un ángel y Jesús simplemente el Profeta como Moisés, por lo que tiene carácter plenamente humano, como es común en la cristología judeocristiana. 

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